PRINCIPIOS Y CONCEPTOS BÁSICOS DEL PARTIDO LIBERAL En la convicción de que el goce efectivo de los consensos civilizatorios mínimos alcanzados a nivel mundial son posibles en la medida en que se equilibren los principios de libertad e igualdad, el Partido Liberal se construye sobre el principio que reconoce que: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Este principio encuentra su antecedente en Declaraciones Liberales tales como la Declaración de independencia de los Estados Unidos (Revolución Norteamericana), la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano Francés (Revolución Francesa) y también en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Los principios y conceptos básicos sobre los cuales construimos nuestro Liberalismo. LA PERSONA HUMANA. Nuestro punto de partida La persona humana es el punto de partida de nuestro análisis y el centro de nuestras preocupaciones. La forma de concebir al ser humano resulta crucial, ya que dependiendo de esta se construirán los principios de justicia sobre los cuales las personas se relacionan. Reconocemos a la persona humana como un ser integral. La racionalidad, afectividad, empatía y la sociabilidad entre otras muchas dimensiones del ser humano, le permiten dise ñar proyectos de vida individuales pero no necesariamente aislados. En efecto, es común observar que la vida se desarrolla a través de redes, grupos y relaciones sociales que libremente elegimos formar o poner término. Así dadas las cosas, las relaciones interpersonales no se estructuran únicamente en virtud de relaciones de competencia, sino que también de colaboración. Hacemos nuestra aquella declaración que cambió para siempre la historia de la humanidad: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. En esta línea, el principio de la libertad supone reconocer a todas las personas el mismo derecho de los demás para imaginar y ejecutar el proyecto de vida que mejor estimen adecuados para alcanzar su mayor realización integral posible, siempre que con este no se dañe a otros. Este principio también supone reconocer que los efectos de las decisiones y acciones ejecutadas en la persecución del proyecto de vida deseado, son de responsabilidad personal.