Boletín Pastoral N. 52 Semana del 26 noviembre al 2 de diciembre del 2018
Solemnidad de Cristo Rey del Universo “¡Su Reino no acabará!”
Hermanos, el profeta Daniel, primera lectura de este domingo, ha visto triunfar y fracasar a grandes imperios porque Israel ha estado siempre a merced de ellos. Es el turno en su tiempo de Grecia. Todos intentan reunir a los pueblos en un solo imperio y degeneran en tiranía, provocan destrucción y muerte. Daniel percibe la llegada de un reino distinto, el Reino de Dios. No viene con fuerzas humanas sino con un enviado de Dios, un Hijo de Hombre, rodeado de signos divinos. No viene a destruir, sino tan sólo el pecado, auténtico enemigo del hombre. Es un Reinado solidario con aquellos que gobierna. Un Reino eterno al que no podrán vencer los imperios del mundo (Daniel 7,13-14). La misma experiencia tienen los judíos repatriados de Babilonia que, ya reconstruyendo Jerusalén, proclaman la permanencia indestructible del Reino de Yahvé (Salmo 92). Juan, en el Evangelio, presenta a Jesús como Rey de los judíos utilizando la ironía tan característica: el que ha sido rechazado por el pueblo es, paradójicamente, su Rey, sobre todo en el momento de su muerte, que será su exaltación al cielo. Claramente, su Reino no es de este mundo, no utiliza fines ni medios humanos, sino que es expresión del designio salvífico de Dios, asumido por Cristo como misión, y que se realiza en su vida y según sus opciones concretas. El Reino no es exclusivo, sino, para todos los que le escuchan y son de la verdad (Juan 18,33-37). En el amor de Cristo, que se ha entregado para liberarnos del pecado, ha triunfado el Reino de Dios, al que estamos unidos por la fe en Él. Este Reino, humildemente y en sencillez, debe crecer en medio de los grandes poderes terrestres hasta que la Gloria de Dios se manifieste. Estamos llamados a reconocer su Señorío, a aceptar ser convertidos a su Reino. Él es el origen y el fin, todo procede de Él y todo hacia Él camina, en Él podemos confiar (Apocalipsis 1,5-8). El Reinado de Dios avanza misteriosamente entre nosotros, aun Tiempo Ordinario Ciclo Bhoy entre tantas potencias que lo desconocen y lo enfrentan. También 1 cedemos a la tentación de ponernos en un pedestal y considerarnos la última