
Realización: Instituto Cultural Teatral y Social - ICTYS
Luego de varios años de planificación, coordinaciones y trabajo en equipo en torno a la construcción y ornamentación de la nueva capilla del Parque del Recuerdo de Lurín queremos hoy compartir con ustedes el resultado. Desde el inicio, la idea que nos motivó fue la de erigir una edificación que fuera al mismo tiempo un lugar de oración y de encuentro con el Señor, como también un espacio de alto valor artístico que, por medio de la belleza del conjunto y de cada uno de sus detalles, propiciara el recogimiento y elevara nuestros corazones a la presencia de Dios. En cuanto a lo artístico, nuestra intención era brindar una propuesta que guardara sintonía con la iconografía clásica del catolicismo, pero que planteara al mismo tiempo un nuevo lenguaje estético, moderno y actual, evidenciando así que la espiritualidad cristiana responde también a la sensibilidad del hombre contemporáneo. Todo debía estar orientado, por supuesto, a acompañar a los visitantes en su experiencia de fe frente a la
Dirección editorial: Javier Leturia Aranda Redacción: Klaus Berckholtz, sobre la base de las entrevistas a Marcello Berolatti, Javier Aldana y Claudia Talavera Fotografía: Daniel Giannoni Súccar Diseño y diagramación: Anderson Aranda
3 pérdida de un ser querido, recordándoles que Cristo Resucitado nos espera en la Casa del Padre, y que el Espíritu Consolador arropa sus corazones con el bálsamo de su gracia. Con ese propósito se convocó a un distinguido grupo de profesionales. El diseño arquitectónico de todo el proyecto fue desarrollado por el estudio Berolatti Arquitectos. Las piezas interiores —nos referimos al altar, el sagrario, el ambón de la Palabra, la talla del Crucifijo, el vía crucis y la custodia del oratorio— estuvieron en manos del reconocido escultor Javier Aldana Rivera. Y las imágenes que visten el columbario son obra de la artista plástica Claudia Talavera Ponce. Cada uno de ellos ha puesto sumo cuidado en la elaboración de los componentes del proyecto, aportando no sólo con la belleza de sus obras, sino con una experiencia de la propia fe, logrando un conjunto realmente notable. Acorde con la calidad artística del proyecto, las fotografías que acompañan los textos explicativos © Parque del Recuerdo Camposanto PanamericanaLurínSur Km. 26.5, (1)(1)informes@parquedelrecuerdo.orgwww.parquedelrecuerdo.orgMamacona618-7130CentralTelefónica618-7070Emergencias24horas
PRESENTACIÓN

4 fueron encargadas al reconocido fotógrafo Daniel Giannoni PresentamosSúccar.acontinuación el resultado de este gran esfuerzo. Esperamos contribuir así de alguna manera al fortalecimiento de nuestra esperanza en la Resurrección y a que el arte sea un aliado en nuestro diálogo de amor con Dios. Carlos DirectorGuillénGerente - Parque del Recuerdo

INTRODUCCIÓN
7 y al final de nuestro recorrido, recordándonos así la certeza de la vida eterna. Por otro lado, ha sido diseñada para que sea no sólo un espacio silente y recogido que favorezca la oración y el encuentro con Dios, sino también un ambiente en el que la belleza de cada una de sus figuras nos hable al corazón y nos acompañe en nuestra experiencia de fe. Qué duda cabe de que, a través de su lenguaje simbólico y figurativo, el arte tiene una gran fuerza comunicativa. No por nada desde los primeros tiempos de la cristiandad se buscó adornar las iglesias con obras de arte —pinturas, esculturas, tallas, mosaicos—, las mismas que cumplen también con una función catequética y evangelizadora. Es ése, precisamente, el sentido que tienen cada una de estas piezas: adornar, acompañar, enseñar… y elevar nuestro espíritu. Un camposanto es un lugar donde no sólo damos sepultura a nuestros seres queridos, sino donde, siguiendo lo que nos enseña uno de los puntos centrales de la fe, celebramos la Resurrección de Jesús y su victoria definitiva sobre la muerte. Por ello en medio del Parque del Recuerdo se alza nuestra capilla. En ella evocamos con esperanza el triunfo de la vida sobre la muerte y damos gracias a Dios por el don de haber tenido junto a nosotros a aquellos seres queridos que ya han partido, que se nos han adelantado en ese viaje hacia el encuentro definitivo con el Señor. Y es que, como sabemos, nuestra existencia comienza aquí en la tierra, pero después de un tiempo —que puede ser más o menos prolongado— se transforma y se proyecta en la eternidad, en aquella estancia que Jesús nos tiene preparada en la Casa del Padre. Rodeada por un hermoso entorno natural, la capilla de nuestro camposanto ha sido ubicada en un lugar estratégico, de modo que cada vez que venimos a visitar a un ser querido, nos topamos con ella al inicio

9 en su austeridad y sencillez, nos recuerda que no somos más que peregrinos en este mundo, en el que sólo estamos de paso. Contemplado la puerta principal del templo desde el atrio, a mano izquierda nos topamos con una imagen del Señor de la Divina Misericordia, que nos acoge con ternura y nos invita a caminar a su encuentro. A mano derecha se presenta una columna alta de color blanco que, al tiempo que evoca a los campanarios de las iglesias, nos induce a elevar nuestra mirada y nuestros corazones al Cielo. Inmediatamente después se abre paso el acceso al oratorio, un pequeño espacio adosado al templo principal para el resguardo y la adoración del Santísimo Sacramento. Completan el complejo arquitectónico la Puerta de la Misericordia —ubicada en uno de los bordes laterales del atrio—, la sacristía —situada junto al presbiterio—, y un pequeño columbario —con *#* urnas para acoger las cenizas de los difuntos y al que se accede desde el interior del templo—. Quienes ingresan a la capilla en un cementerio buscan consuelo, esperanza y el abrazo amoroso del Creador. Si ya resulta difícil construir un recinto donde sea propicia una relación espiritual entre las personas que se acercan y el Padre bueno que las espera, lo es más en un contexto en que los visitantes casi siempre están atravesando una experiencia dolorosa. Cuando acudimos a Dios, por otro lado, somos conscientes de nuestra fragilidad y de nuestras limitaciones; sabemos que no podemos solos. Por ello la propuesta arquitectónica busca ser sumamente austera, procurando manifestar esa limitación humana con el uso de materiales en su expresión más dura y natural, de manera que el envolvente espacial sea muy ligero y humilde, casi una insinuación, respetando la comunicación espiritual que el espacio intenta propiciar. Así pues, el diseño general del edificio pretende ser una oración, un reconocimiento de las limitaciones humanas expresadas en la pesadez de los muros laterales, cuyos volúmenes pétreos y pesados simbolizan cómo la propia naturaleza humana y su mundanidad se aferran a lo terrenal. Todo el conjunto, ARQUITECTURA

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El “muro de pies”, que se encuentra al ingreso de la capilla, está formado por la puerta principal (al medio), el muro del Evangelio (al costado izquierdo) y el muro de la Epístola (al lado derecho). Con él se señala el límite entre el atrio y el templo propiamente dicho, pero límite entendido no como separación, sino más bien como el lugar donde comienza una nueva presencia. Este muro está dedicado a la Virgen María, quien ruega por nosotros “ahora y en la hora de nuestra muerte”. Por ello su color es azul, como desde siempre se ha representado a la Inmaculada. Se presenta, además, con una forma curva, simbolizando que nuestra Madre nos recibe con los brazos abiertos y que, gracias a su intercesión, se nos hace más fácil el camino hacia el Padre y más llevadera nuestra pena. En el muro de la Epístola aparece un pequeño hito blanco que alude a la pureza de la Virgen y a su rol de mediadora, como también lo indica la “cruz ancla” en bajo relieve.

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INTERIOR DEL TEMPLO
La configuración espacial de un templo católico tiene una distribución más o menos establecida: de una parte está el presbiterio, que es el espacio más importante del recinto; y, de la otra, se encuentra la nave, donde se ubican los feligreses. Si observamos la capilla desde la puerta de ingreso, veremos que la nave, amplia y rectangular, tiene bancas de madera ordenadas en dos filas y con una capacidad para 400 personas. Al medio se descubre un camino central que llega hasta el altar. Recorriéndolo, nos acercamos gradualmente al Señor Jesús. Cada paso es un crecimiento. Como un simbolismo de ello, la cobertura del templo está configurada por un plano seriado que va ascendiendo hasta encontrar el presbiterio. Nuestros pasos son torpes y toscos, como la textura del material, que no se ha querido revestir. El fin del recorrido procesional —de ese ir peregrinando paso a paso hacia el Señor— sólo es posible con la oración, con la vista puesta en Dios y con el deseo encendido de encontrarse con Jesús. En el presbiterio es donde se celebran los sacramentos. Allí se da ese encuentro cariñoso de Jesús con
Sabiendo que Cristo nos dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12), se ha buscado que sea la iluminación natural la que protagonice el espacio. Por un lado, está la luz que viene de arriba, la luz cenital, la que baja del cielo, que también es la más fuerte. Y, por otro, está la luz lateral, la que ingresa por los paramentos verticales, que es la que refleja la Iglesia, esa Iglesia santa y pecadora, por lo que su luz es filtrada por esa piedra que el Señor hace translúcida.
14 nosotros, sus hermanos. Allí es donde el Señor se nos manifiesta a través de la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística. Y allí se ubican el altar, el ambón —desde donde se proclama la Palabra de Dios—, el sagrario —en el que se conserva el Santísimo— y la sede —donde se sienta el celebrante como representante de Cristo en la tierra—. El conjunto remata en el muro testero, otra vez humano, otra vez rugoso, fabricación nuestra, imperfecta, que cobra sentido sólo gracias a la misericordia del Señor.

Considerando el lugar donde está situado nuestro camposanto, muy próximo a la huaca de Pachacamac, las piezas interiores han sido diseñadas teniendo como referencia las apachetas, aquellos cúmulos de piedras colocadas en forma de cono que en la mentalidad precolombina delimitaban un lugar sagrado. El altar es el centro espiritual de todo templo, pues en él se celebra el sacrificio de Cristo en la Cruz y se nos ofrece el banquete eucarístico.
ALTAR
En este caso consiste en una estructura de acero soldada que sirve de soporte a una gran pieza de mármol. El cúmulo de fierro representa una apacheta, mientras que el bloque de mármol nos habla de Cristo Jesús, la Piedra viva (1Pe 2,4; Ef 2,20).
El acero tiene un ritmo y una ubicación que nos pega a la tierra, con una transparencia que le da levedad al conjunto. El mármol, por su parte, le proporciona una horizontalidad que alivia visualmente al espectador, al tiempo que simboliza la solidez de la fe.
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En el sagrario o tabernáculo se custodia la presencia real de Jesús sacramentado. Se ha buscado por ello darle una ubicación prominente, permitiendo con su posición central y ligeramente elevada que sea visible desde todo lugar, incluso desde afuera, desde la plazuela de entrada al camposanto. El conjunto es nuevamente de acero soldado como soporte de un bloque de mármol, esta vez de color gris para que se diferencie del altar y del ambón. Los detalles de la puerta han sido terminados en acero inoxidable pulido para lograr el contraste necesario. Se trata, en opinión del autor, del logro más importante del conjunto escultórico de la capilla.
SAGRARIO CRUCIFIJO
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La madera escogida es el tornillo, y el escultor ha querido dejarle las marcas del golpe de la herramienta para poner en evidencia el martirio de su Pasión y agregarle el dramatismo que debió de haber tenido el cuerpo de Jesús al ser crucificado.
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El hecho de tener cuatro clavos lo enlaza con el “Cristo de San Plácido” de Diego Velázquez o con el “Cristo de los Cálices” del reconocido imaginero barroco Juan Martínez Montañés. El suspenderlo de cadenas lo emparenta con el Crucifijo de la iglesia “Nuestra Señora de la Reconciliación”, en Lima, donde se ha utilizado el mismo sistema. A los pies de Cristo se ubica una media luna como metáfora de que Él se encuentra por encima de las realidades terrenas. En la iconografía católica ese símbolo hace referencia también a la Virgen María, aludida en aquella mujer que tiene “la luna bajo sus pies” (Ap 12,1).
Vinculándose con las tallas históricas de nuestra tradición escultórica, el Cristo Crucificado que se yergue sobre el altar ha sido tallado en madera. Su gran tamaño permite verlo desde las diferentes partes de la capilla.




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experiencia de desolación de una madre que ve morir a su hijo, pero que sabe sobrellevarlo con valentía y sin perder nunca la esperanza en las promesas de Dios. A Ella se suman el Cireneo, las mujeres piadosas y la Verónica como expresión de la caridad solidaria ante el que sufre. La rotura y el pegado de cada una de las piezas de cerámica que conforman el vía Crucis —realizado deliberadamente por el escultor—, quieren poner en evidencia tanto las heridas y la muerte de Jesús, como su posterior resurrección, hecho que no borra las marcas de su sufrimiento. II. Jesús cargado con la Cruz I. Jesús sentenciado a muerte
III. Jesús cae por primera vez IV. El encuentro con la Virgen V. El cireneo VÍA CRUCIS El vía Crucis —o “camino de la Cruz”— es una representación gráfica de los pasos que siguió Jesús en su recorrido hacia el Calvario. Tradicionalmente está compuesto por 14 imágenes o estaciones, desde su condena a muerte hasta su sepultura, pero en algunas ocasiones se completa con una última estampa: la resurrección del Señor Jesús, testimonio de su triunfo definitivo sobre la muerte. Al dolor de Cristo, el artista ha querido agregar un elemento que considera intrínseco: el sufrimiento de la Virgen María, quien lo acompañó y consoló en todo momento. De ese modo destaca la
El ambón de la Palabra es asimismo una pieza importante dentro del conjunto, pues —como su mismo nombre lo indica— es el lugar desde donde se proclama la Palabra de ConservandoDios.
una unidad de estilo con el altar, en este caso el ambón está formado igualmente por dos elementos: la parte inferior, elaborada con acero soldado, soportando en la parte superior el atril: una pieza de mármol. La combinación de sus materiales —uno tosco y retorcido, el otro sólido y liso— expresa esa alianza humana y divina de cómo la presencia de Dios se apoya en la presencia humana, elevándola a su verdadera dignidad.
AMBÓN








XII. Muerte de JesúsXI. Jesús es clavado en la Cruz.
IX. Jesús cae por tercera vez. X. Despojado de sus vestiduras
XIII. Jesús en brazos de su Madre XV. La resurrección del Señor JesúsXIV. La sepultura
24 25 VI. La Verónica VII. Segunda caída VIII. Jesús consuela a las mujeres
















27 CAPILLA DEL SANTÍSIMO
Para ofrecer a los visitantes un espacio más íntimo y cálido de oración, a mano derecha del presbiterio se ha construido un pequeño oratorio adosado al templo y al que se accede por un ingreso independiente. Allí está expuesto de forma permanente el Santísimo
LaSacramento.custodia—también llamada ostensorio— es el recipiente sagrado en el que se exhibe la hostia consagrada para poner de manifiesto la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Esa pieza debe reunir dos condiciones: ser muy potente en su expresividad y ofrecer la seguridad necesaria para evitar cualquier acto de vandalismo. En su diseño se ha utilizado como base una escultura pensada desde lo incásico como vínculo con nuestro pasado precolombino, recordando el inicio de la evangelización en el territorio peruano. A ella se le ha superpuesto el ostensorio propiamente dicho, en el que se conserva a Jesús sacramentado. El conjunto está inspirado en la iglesia de la Compañía del Cuzco —la custodia—, construida sobre el antiguo palacio Amaru Cancha —la base—. La pieza ha sido elaborada en acero inoxidable con un motivo pensado en el Gólgota, en la que se entrelazan múltiples pequeñas cruces, pero predominando en la parte central la Cruz de Cristo. Tiene una altura destacada para evidenciar su jerarquía y para que pueda ser contemplada sin dificultad por todos los visitantes.


Noslaterales.dala bienvenida, a la entrada, una pintura de grandes dimensiones con una imagen de la Virgen María y el Niño sobre un fondo azul. Nadie mejor que Ella para acompañar con delicadeza y cercanía a quienes han perdido a un ser querido. Su expresión serena y tranquila, acompañada de la dulce mirada de Jesús, transmiten esperanza y confianza en Dios. Ambos, además, nos testimonian la
28 29 COLUMBARIO
A mano derecha, muy cerca de la puerta principal de la capilla, se encuentra el columbario, un espacio sagrado especialmente diseñado para acoger urnas cinerarias. Se trata de un ambiente paralelo a la nave del templo compuesto por un corredor central y 11 pasillos


30 31 La Resurrección de Cristo. La Ascensión del Señor a los Cielos. La venida del Espíritu Santo en Pentecostés. comunión espiritual que existe entre quienes ya partieron al encuentro del Padre y quienes aún peregrinamos por este mundo. A continuación, en cinco hornacinas a manera de ventanales que decoran el corredor central, encontramos representada una secuencia de los misterios gloriosos del Rosario: la Resurrección de Jesucristo, la Ascensión del Señor a los Cielos, la venida del Espíritu Santo sobre Santa María y los Apóstoles en Pentecostés, la Asunción de la Virgen a los Cielos y la coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado. Con ello la artista ha querido ofrecer una lectura global del espacio con la mirada puesta en el triunfo de Cristo sobre la muerte y en nuestro destino definitivo, al que nos enrumbamos con la protección y el auxilio de nuestra Madre. En cuanto a la técnica artística de estas seis obras, se trata de pintura con técnica mixta



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La Asunción de la Virgen a los Cielos. La coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado. sobre lienzo. La utilización abundante de colores vivos, las múltiples capas superpuestas y los trazos dinámicos del conjunto —sello del estilo de su autora— quieren generar un entorno luminoso marcado por la esperanza y la alegría, transmitiendo la certeza de que esta vida no termina con la muerte, sino que se prolonga y alcanza su plenitud en el Cielo. Frente a estas pinturas, en el flanco izquierdo del corredor, cada una de las columnas que separan los pasillos está presidida por un bajorrelieve en madera. Se trata de diez pequeñas piezas rectangulares de cedro cuyos diseños, bastante sencillos en su concepción y de fácil comprensión, presentan una síntesis de algunos símbolos cristianos que acompañan al visitante en su experiencia de dolor, abriéndole la mirada interior a un horizonte de esperanza. Un ángel orando, la Virgen con el Niño en brazos, Jesús en el pesebre, la Cruz adornada con el sudario del Resucitado, la multiplicación de los panes y de los peces, la Eucaristía, Cristo coronado de espinas, el Sagrado Corazón de Jesús, la Ascensión del Señor y la paloma del Espíritu Santo nos transmiten plásticamente esa compañía de Dios en cada uno de los pasos de nuestra existencia, especialmente en los momentos de sufrimiento y dificultad. Estas diez piezas son una fusión entre grabado y pintura: al trabajo de calado se le ha completado con la aplicación de tintas en el fondo a fin de generar mayor contraste.


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Esperamos que todos los elementos que componen nuestra capilla y las diferentes piezas de arte que acompañan su diseño cumplan con el cometido que nos propusimos al iniciar este proyecto: brindar un espacio de oración y de encuentro con el Señor, acercarnos al corazón bueno y misericordioso de Dios, infundirnos esperanza en la resurrección de Cristo y elevar nuestros espíritus a la contemplación de las realidades eternas. Que Nuestra Señora de la Reconciliación y San José intercedan por todos nosotros y por quienes descansan en nuestro camposanto, para que juntos podamos gozar un día de las alegrías del cielo.
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Carlos Marcello Berolatti de la Cuba (Arequipa, 1960). Arquitecto por la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa.
Ha recibido el Premio Adolfo Winternits (2003 y 2004) en la especialidad de grabado por haber obtenido el primer puesto de la promoción en la PUCP.
Comenzó su formación en el Museo de Arte de Lima, en el Instituto de Artes Visuales Edith Sachs, en la Escuela Superior de Arte y Diseño Orval y en los talleres del profesor Federico Esquerre Zambrano. Después de graduarse ha llevado cursos de especialización con el maestro grabador estadounidense Dan Welden y en la Texas Christian University (Fort Worth, Estados Unidos). Su trabajo artístico lo complementa con la fotografía. También realiza asesorías y capacitaciones a docentes y directores de diferentes centros educativos en la creación de cursos con relación al arte en la escuela, el poder del ambiente y el uso de lenguajes simbólicos.
Javier Enrique Aldana Rivera (Lima, 1960). Artista plástico de la Pontificia Universidad Católica del Perú especializado en escultura. Ha sido profesor en el Instituto Toulouse Lautrec, en la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina - UCAL y en la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú.
Sus proyectos arquitectónicos han aparecido en publicaciones como “Arkinka”, “Sustainable Building”, “Arq”, el “Anuario de la Arquitectura Peruana”, la revista institucional del Colegio de Arquitectos del Perú o el suplemento “Construcción” del diario El Comercio. Es además autor del Manual para la construcción de albergues para turismo rural (2005). Ha recibido el primer premio en la XV Bienal de Arquitectura Regional del Sur, en la categoría Educación y Salud, por el proyecto “Universidad Católica San Pablo”, y el Reconocimiento del Colegio de Arquitectos del Perú a la labor profesional, docente y gremial (2016).
Claudia Talavera Ponce (Lima, 1980). Artista plástica de la Pontificia Universidad Católica del Perú especializada en grabado y pintura.
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Ha participado en diversas exposiciones colectivas, dentro de las que se pueden destacar las llevadas a cabo en la Galería Luis Bouroncle de la Alianza Francesa de Arequipa (2001-2004), en la Sala de Exposiciones Luis Miró Quesada Garland (2002), en el Pratt Institute de Nueva York (2003), en el Centro Cultural Ricardo Palma (2003), en el Centro Cultural de la Universidad Católica (20032005), en la Galería de Arte de la Unifé (2004), en la Galería de Arte del ICPNA (I Bienal Internacional de Grabado, 2005), en el Museo de la Nación (2005) y en Yana Quncha (2019).
También ha participado en diferentes eventos colectivos, como el Primer y el Segundo Salón de Jóvenes Artistas en el Museo de Arte del Banco Central de Reserva del Perú (1987 y 1989), la Tercera Bienal de Arte de Trujillo (1987), The Fourth International Shoebox Sculpture Exhibition en la University of Hawaii Art Gallery (Estados Unidos, 1991), la exposición “Acero” en el Museo de Arte Contemporáneo de Lima (2013) o las muestras “Madre Tierra” organizadas por Petroperú (2012 y 2019).
Entre sus obras más destacadas se encuentran: “A Pachacútek”, en el atrio del Museo de la Nación (1990), la escultura en el Edificio Targa de San Isidro (1999), “Personaje” en la esquina de la Av. República de Panamá y la Av. Canaval y Moreyra en San Isidro (2005) o la escultura en la Clínica Sacro Cuore de Miraflores (2006).
Cuenta con cursos de especialización en “Arquitectura antroposófica”, “Planificación y control de proyectos de construcción” y “Acústica arquitectónica”, así como con una Maestría en “Desarrollo Sustentable” y otra en “Proyectación, Construcción y Gestión de Vivienda Colectiva”, en la que ocupó el primer lugar en el cuadro de méritos. Actualmente enseña en la Universidad Católica de Santa María y en la Universidad Católica San Pablo en Arequipa. Ha sido profesor en la Universidad Nacional de San Agustín de la misma ciudad. Ha participado como expositor en diferentes eventos académicos, como el “Primer Encuentro de Arquitectura Peruana” (2000), el conversatorio sobre “Intervenciones en centros históricos” (2004), el panel sobre “Arquitectura religiosa contemporánea” (2004), el “6º Curso Superior de Arquitectura del Ambiente – Arquiam” (Argentina, 2006), la conferencia “Arquitectura trascendental” (2008), el X Taller Social Latinoamericano “Wawa Pukllay” (2013), el XIV Encuentro Nacional de Estudiantes de Arquitectura (Bolivia, 2015) y el Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Arquitectura (2015).
Ha realizado diversas exposiciones individuales, dentro de las que se pueden mencionar: “Apacheta” en el Centro Colich (2013), “El indio en el Perú” en la Sala de Exposiciones de Petroperú, (2014), “Incas” en el Centro Colich (2014), o las llevadas a cabo en el Museo de la Nación (1994), la Galería Obsidiana (1995 y 2004), el Museo de Arte del Banco Central de Reserva del Perú (1997) y el Instituto Cultural Peruano Británico (1997).



