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El Rey Lear Pág
G A C E T A P A R N A S U S J U L I O 2 0 2 1 | V O L . 0 7
Libros de arena
El Rey Lear es una tragedia escrita por William Shakespeare entre 1605 y 1606. Fue publicada bajo el nombre de “Historia del Rey Lear” en el cuarto de 1608 y con el título de la “Tragedia del Rey Lear” en el Folio de 1623. El Rey Lear retrata la ceguera del poder, la autoridad patriarcal, la vejez, el retiro, la injusticia, la crueldad, la traición, el sufrimiento y la locura. Los dos símbolos principales de la obra son las tormentas externas e internas que sufre Lear tras ser ignorado por sus hijas mayores; así como la ceguera real y mental de Gloucester que cae en las mentiras de su hijo ilegítimo. La obra está ambientada en Britania, antes de la llegada del cristianismo. El tono de esta pieza es por demás amargo y desesperanzador.
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Para comprender mejor la coyuntura de la obra debemos entender la realidad política de Inglaterra en ese periodo. El rey Jacobo I accedió al trono de Inglaterra unos 3 años atrás y buscaba la unión de Inglaterra y Escocia, propuesta rechazada por los súbditos de los dos países. William Shakespeare indirectamente aborda la situación demostrando los conflictos que pueden estallar con la división de Britania y apoya al rey Jacobo I en su política. En la trama el Rey Lear, ya entrado en años, decide dividir su reino entre sus tres hijas Goneril, Regan y Cordelia. Lear les pide a sus hijas que le digan cuanto lo aman para realizar las divisiones en una escena Shakesperiana por excelencia: Goneril y Regan lo halagan con una sorprendente retórica; en cambio, Cordelia, se niega a seguir el juego y el Rey Lear se vuelve furioso y le quita su parte del reino. La historia relata el descenso del Rey Lear, de ser el hombre más poderoso de Britania, a convertirse en un intruso en el reino de Goneril y Regan. Shakespeare duplica el drama con la historia paralela de Gloucester, leal al Rey Lear, y el drama con sus hijos Edgar y Edmund. Al igual que el rey Lear a Gloucester le cuesta determinar en cuál de sus hijos debe confiar.
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Para comprender mejor la coyuntura de la obra debemos entender la realidad política de Inglaterra en ese periodo. El rey Jacobo I accedió al trono de Inglaterra unos 3 años atrás y buscaba la unión de Inglaterra y Escocia, propuesta rechazada por los súbditos de los dos países. William Shakespeare indirectamente aborda la situación demostrando los conflictos que pueden estallar con la división de Britania y apoya al rey Jacobo I en su política. En la trama el Rey Lear, ya entrado en años, decide dividir su reino entre sus tres hijas Goneril, Regan y Cordelia. Lear les pide a sus hijas que le digan cuanto lo aman para realizar las divisiones en una escena Shakesperiana por excelencia: Goneril y Regan lo halagan con una sorprendente retórica; en cambio, Cordelia, se niega a seguir el juego y el Rey Lear se vuelve furioso y le quita su parte del reino. La historia relata el descenso del Rey Lear, de ser el hombre más poderoso de Britania, a convertirse en un intruso en el reino de Goneril y Regan. Shakespeare duplica el drama con la historia paralela de Gloucester, leal al Rey Lear, y el drama con sus hijos Edgar y Edmund. Al igual que el rey Lear a Gloucester le cuesta determinar en cuál de sus hijos debe confiar.

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La fuente del poeta inglés para escribir esta tragedia son las Crónicas de Holinshed. A diferencia de la obra teatral, Holinshed nos cuenta que el Rey Lear (rey de Britania durante el siglo VIII a.c.) dividió la mitad de su reino entre los maridos de sus hijas mayores, Goneril y Regan. Lear aseguró a sus yernos que la otra mitad del reino sería asignada a ellos tras su muerte. Los Duques no satisfechos levantan armas contra el Rey y toman el control de toda Britania. Lear huye a Francia en donde Cordelia, su hija menor, lo recibe con los honores de rey. Cordelia es nombrada como la única heredera del rey Lear. Acto seguido, Cordelia y su esposo, Aganippus se unen a Lear, vencen a los Duques y recuperan el control de Britania. Lear vuelve a reinar hasta su muerte dos años más tarde y el trono es heredado por Cordelia. Shakespeare magnifica el drama representando a Lear obnubilado por el poder y confiado en el amor absoluto de sus hijas. En el primer acto que es nuestro favorito dice: Mientras, voy a revelar mi propósito secreto dadme ese mapa. Sabed que he dividido en tres mi reino y que es mi firme decisión liberar mi vejez de tareas y cuidados, asignándolos a sangre más joven, mientras yo, liberado, me arrastro hacia la muerte. En tanto el Lear de Holinshed mantiene el sentido común y preserva la mitad de su reino, el rey Lear de Shakespeare enceguecido por el poder divide la totalidad de su reino e inmediatamente comienza a sufrir su decisión. Mientras el Lear histórico recupera el poder de Britania con la ayuda de Cordelia, el Lear Shakespeariano cae en la locura y muere junto a Cordelia en uno final tristísimo.
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Tan triste que un dramaturgo posterior llamado Nahum Tate (1692-1715) creó una versión alternativa en donde Cordelia y Lear sobreviven. Entre las principales adaptaciones de los últimos años recomendamos El Rey Lear (1971) de Peter Brook, Ran (1985) de Akira Kurosawa y las últimas versiones interpretadas por Ian Mckellen en 2008 y Anthony Hopkins en 2018. Estos últimos han compartido sus reflexiones relacionadas con los desafíos de interpretar a Lear. En la interpretación de Anthony Hopkins, el actor cree que la esposa de Lear falleció dando a luz a Cordelia y la crio de cerca y por eso es su favorita. Ian McKellen; en cambio, piensa que Lear tuvo dos esposas y de ahí la diferencia entre Goneril y Regan por un lado y Cordelia por el otro. Es interesante ver como dos actores de su calibre logran representar al mismo personaje creando historias de trasfondo que divergen. Las últimas palabras del rey Lear son escalofriantes: Y mi pobrecilla, ahorcada. ¿No, no, no tiene vida? ¿Por qué ha de vivir un perro, un caballo, una rata y en ti no hay aliento? ––Tú ya no volverás; nunca, nunca, nunca, nunca, nunca. –– Desabrochad este botón. Gracias. ¿Veis esto? ¡Miradla! ¡Mirad, los labios! ¡Mirad, mirad!
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A primera vista parece que Lear indica que miren a su hija; sin embargo, el simbolismo es más profundo. Lear pide a la audiencia que se miren mejor así mismos, y mejor a las personas que los rodean y al mundo en el que viven. El final que Shakespeare elige para esta tragedia denota el nihilismo que el poeta inglés mantiene en esta época cuando su fama y prestigio están en lo más alto. Para muchos especialistas el rey Lear es la obra teatral mejor lograda de Shakespeare. Lear que aparece en la obra repartiendo la totalidad de su reino (a diferencia del Lear histórico que no sufre de tanta ligereza), y que a la vez busca retenerlo ingresa en una tormenta que lo lleva a la locura. Si hubiese sido más sagaz hubiera evitado los conflictos desatados por la ambición de sus hijas y yernos. De igual manera la obra nos enseña a no abandonarlo todo en la vejez; si no, ¿qué diablos vamos a hacer? Tal vez es mejor seguir nuestro camino hasta el final, incluso Shakespeare cayó enfermo y murió poco después de abandonar el teatro. ¿Si hubiera continuado trabajando con la misma intensidad qué hubiese sucedido? No podemos asegurarlo, pero quizás sea mejor continuar con el pedal a fondo hasta el último día.
Manuel Vegega
Abogado, Diplomático y escritor. manuelvegega