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Igualdad Salarial: otra deuda histórica con las mujeres

Hablar de igualdad salarial, para muchos puede parecer trillado, pero para nosotras las mujeres representa una lucha continua y de divulgación masiva para crear conciencia acerca de esta problemática que en México, desafortunadamente, aún se vive.

El 18 de septiembre de 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que a partir de esta fecha todos los años se haría una revisión exhaustiva para medir los avances relacionados a la brecha salarial, pues el derecho a la igualdad de pago entre hombres y mujeres por un trabajo del mismo valor, es una cuestión de justicia remunerativa.

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Si enfocamos la mirada a México únicamente, podremos darnos cuenta que, aunque sí ha disminuído en los últimos años la famosa brecha, todavía nos enfrentamos a que en promedio, a las mujeres en nuestro país, sea cual sea su sector o profesión, se nos paga un 12.2 por ciento menos que a los hombres, esto de acuerdo con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.

No siendo esto suficiente, hay realidades que se interseccionan conforme pasa el tiempo, pues aunque la desigualdad salarial se ve reflejada en cualquier edad laboral, de acuerdo con EAE Business School, la brecha toma más fuerza una vez que se cruzan los 30 años. Si a esto le sumamos la discriminación en el trabajo por ser mujer, por ser mujer embarazada o por estár en “edad reproductiva”, resulta sumamente insultante.

Si bien nos queda mucho trabajo por delante, debemos reconocer que diariamente hay mujeres que luchamos por la igualdad en todos los sentidos, sabemos muy bien que a nosotras nos puede llegar a costar el triple tener un buen empleo y un buen salario, y es que el panorama se complica más de acuerdo a la edad y vida personal, aunque esto no se le cuestione a los hombres.

Es una lucha diaria para que no se dé ni un solo paso atrás en los derechos que se nos han reconocido, por eso mismo, las invito a continuar con esta pugna que poco a poco va dejando resultados inmensos para muchas mujeres, como las trabajadoras del hogar, las cuidadoras, las madres autónomas, las mujeres indígenas y muchas otras que a parte de ser mujeres las lastiman distintos indicadores, como etnia, religión y orientación sexual, entre otros.

Luchemos por crear espacios para darle a las mujeres las herramientas necesarias para negociar, para escalar sus negocios, para cumplir sus sueños, para crear redes que las acompañen a todas, sin pensar que eso nos puede llegar a impedir conquistar nuestras propias metas, hay espacio para todas.

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