Revista Papis / Edición Nro. 40

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momentos de almorzar o cenar son fundamentales en las relaciones familiares. Cuando comemos, introducimos trozos de alimentos en la boca, los mordemos, los masticamos, los tragamos. La comida entra en nosotros mientras conversamos, convivimos e incluso resolvemos problemas de la vida diaria. Los alimentos llegan al intestino y se liberan hormonas para su digestión. El cerebro recibe mensajes de saciedad, por lo que nos sentimos serenos luego de la ingesta. Así, el comer con nuestros hijos favorece y refuerza nuestros vínculos. El momento de la comida es una gran oportunidad de interactuar con ellos, y de crear un entorno positivo para su salud y crecimiento. Los trastornos en la alimentación se dan cuando deseamos aliviar la sensación de ansiedad, malestar existencial y la soledad. La comida sustituye el contacto y el amor cuando estos faltan.

Impacto en la nutrición Se ha visto que los niños que cursan sus estudios con una mala nutrición (desnutrición o sobrepeso) tienen diversos factores de riesgos, siendo uno de los más importantes la atención que reciben de los padres y cuán integrado continúe su vinculo afectivo. Por ejemplo, en la desnutrición, además de ser importante la alimentación en sí, también influye la cantidad de horas dedicadas por los padres a la crianza y cuidados. Aquellos niños que reciben una atención menor a 10 horas por semana son considerados de alto riesgo en cuanto a desnutrición. La familia es el núcleo de la sociedad y para entender qué elementos interfieren en una buena salud integral de los niños debemos tomar en cuenta: • Edad y sexo • Calidad y balance en la alimentación • Cantidad y calidad del cuidado que la familia proporcione • Características de la familia (escolaridad e ingresos) • Medio ambiente Los padres no solo deben recomendar a los niños una alimentación específica, sino dar el ejemplo con el tipo de comida que ellos mismos consumen delante de sus hijos. Los niños aprenden más con sus ojos que con sus oídos.

Un nuevo enemigo: el sobrepeso La obesidad cada vez resulta más común en México. Los padres deben tener en cuenta si algo está fallando en el funcionamiento de la familia (falta de atención, discusiones frecuentes, divorcio) porque todo lo emocional influye en esta problemática. Los factores que ponen en un mayor riesgo a los niños de sufrir problemas de mala nutrición, además de los comentados anteriormente, son: vivir en áreas urbanas (más frecuente en niñas), madres con escolaridad alta y niveles socioeconómicos altos. El desarrollo de mayor adiposidad, que se traducirá en sobrepeso y obesidad, comienza en la etapa escolar y explotará en la adolescencia, siendo más frecuente en mujeres, y se exacerba debido a hábitos sedentarios. Los hombres practican deportes de manera más frecuente que las mujeres y esto impacta en su estado nutricional. Otro aspecto a tomar en cuenta es que los niños van aumentando el tiempo dedicado las tareas. Un niño de 5-6 años dedica 58 minutos al día. Entre los 7 y los 8, 75 minutos. A los 9 años, ya son 103 minutos por día. Los padres se ven en dificultades para lograr un balance adecuado entre tareas escolares y el fomentar una actividad deportiva. CLÍNICA PEDIÁTRICA PIGÜI

CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA Dr. Horacio Reyes Vázquez


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