Soñar en tener la capacidad de escribir palabras que llenaran esa zona indeterminada e intangible entre el lector y el poema, buscando su conjunción y su más plena comunión con la delicadeza y la emotividad. Y como si las palabras escritas y leídas se pudieran levantar de la página para penetrar en la mente, y si habiendo podido conseguir ese fin no tienen la capacidad de decir nada, no permanecer ni un momento y regresar al libro, para ahí envejecer en lo infinito del silencio hasta ser borradas por el paso del tiempo.
marcelino menéndez gonzález (Lugo de Llanera, 1938)
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