Adelanto la efeba salvaje

Page 1

MUCHACHA NAZI

Conocí a la Nazi en un antro dark. Yo había leído Dos o tres cosas que sé de Gala, de Gustavo Escanlar. Y fantaseaba con un romance ario. No era asiduo al Under. Uno que otro viernes de ochentas me paseaba por el primer piso por no sé qué pinche tara. Esa noche estaba ahí en busca de mi nenita punk. Pero igual y no, eh. A lo mejor era el pretexto mandado a hacer para darle mate al gramo y tontipopear hasta que se me bajara la soda. Mi otra alternativa era largarme pal depa y tumbarme tan trabado aferrado al celular por si tenía que llamar a la Cruz Roja. Estoy mejor aquí, me decía, con los putos de Human League. Pero no todo era aburrimiento. Me prendía cuando sonaban The Cure o Depeche Mode. Hasta bailaba. Con alguna que otra amante de lo retro. Con la poca gracia que me extendía el andar hasta el culo de cocaína. Como un guardameta atento al balón. Aguardando por mi punk. Que nunca caía. La Nazi apareció en su lugar. La anodina blusa amarilla le restaba justicia a su pedigrí. La prenda más pitera que he visto en mi vida. No encajaba con su linaje. Más adelante me confesaría que sólo usaba ropa gringa. Descarado, exhibicionista, llámenme como les plazca, pero me provoca una tremenda güeva escurrirme al baño para sonarme un pase. Como todo cocainómano, un tiempo le oculté al mundo que era un adicto. A mi familia, a unos cuantos amigos (los que no eran drogos) y a algunas ex. Un poco por pudor y un poco por reputación. Hasta que vi Killing Zoe. En una escena una banda de ladrones entra a un bar en un sótano y se pone a consumir sus provisiones. No soy Eric Stoltz, pero al terminar la peli me dije, basta. No me volveré a esconder.

2017_246_LaEfebaSalvaje.indd 13

23/08/17 4:00 p.m.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.