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Gobierno y deterioro de los servicios públicos

El gobierno del Presidente Luis Abinader, en casi tres años de su administración desde que asumieron en agosto del 2020, ha logrado mantener la estabilidad macroeconómica y ha estado haciendo ingentes esfuerzos por controlar los altos niveles inflacionarios, que afectan a la sociedad dominicana en los últimos meses. Sin embargo, ese gran esfuerzo por mantener estable la economía, no se percibe con los mismos niveles de eficacia en cuanto a algunos de los servicios públicos.

En los últimos meses se está produciendo un sistemático deterioro en una apreciable cantidad de servicios que el Gobierno debe garantizar para el bienestar de la población. Uno de los que más ha llamado la atención y donde se muestra una total ineficacia del gobierno, ha sido lo que concierne a la emisión de nuevos pasaportes. Es increíble constatar que no hay libretas para la renovación de los pasaportes, lo que evidencia una falta de planificación sin precedentes.

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El sistema 9-11 es otra muestra de la falta de planificación y de la ineficacia de algunos ministros de este Gobierno. Este sistema de ayuda a la población que logró excelentes resultados en la administración anterior, hoy está en una situación crítica. El 9-11 está en emergencia. No funciona, no resuelve y prácticamente ha desaparecido. Los apagones, que ya no eran parte de la cotidianidad de la ciudadanía, han vuelto por sus fueros y están creando serios trastornos a la población. El sector eléctrico del gobierno ha mostrado una falta de eficacia y de planificación que lo tienen en un punto de descalabro e inoperancia que preocupa.

El Metro de Santo Domingo, que había sido un modelo de manejo desde su fundación, hoy está atravesando por graves problemas de funcionamiento y por serios conflictos laborales que ponen en riesgo hasta su accionar diario. A todo eso se une los problemas de escasez de agua, el desorden en el tránsito, la falta de políticas eficaces para enfrentar los altos niveles de delincuencia y violencia, las limitaciones y fraudes en los programas de ayuda, la falta de una política eficaz para enfrentar los feminicidios, en fin, son muchas las áreas del Gobierno donde se destacan la ineficacia y la falta de planificación.

El Gobierno debe emplearse a fondo para enfrentar todas estas situaciones que afectan de forma directa a toda la población y les rebaja su calidad de vida. El Presidente Luis Abinader dijo hace poco en una entrevista televisiva que él no es Dios para resolver todos los problemas de una vez. Eso es cierto, pero también es cierto que muchos servicios que antes funcionaban con eficacia hoy se han deteriorado porque el Gobierno no le pone la atención ni los correctivos de lugar.

El Gobierno debe cumplir con eficacia el papel para el que fue elegido. No es posible que tres años después, tantos servicios públicos estén funcionando con muchas deficiencias sin que se vea un esfuerzo real y decidido para enfrentar esa situación. Un buen gobierno tiene como meta principal hacer que los servicios que brinda el Estado sean los más efectivos, los más eficaces y los de mejor funcionamiento, para bien de la población y de toda la sociedad. De no ser así, hay que cambiar el rumbo.

Presos preventivos y subdesarrollo

Una característica relevante del subdesarrollo, lo es «la mala» justicia o justicia incompleta.

Al respecto, de República Dominicana se afirma que tiene un exceso de presos preventivos, es decir, personas en las cárceles esperando que se conozca el llamado «juicio de fondo».

Según la Oficina de Defensoría Pública, el 70% de los más de 25 mil presos son preventivos y aproximadamente el 50 por ciento de los presos preventivos ya cumplió su tiempo de prisión y siguen encarcelados por asuntos meramente burocráticos.

¿Es así que se hace justicia?

En modo alguno. Si se compara nuestra realidad con la realidad de los países desarrollados en esos asuntos, veremos «la gran» diferencia.

Muchos preventivos y pocos sentenciados, significa que la justicia está estancada. Por lo pronto,, los países «en vías» de desarrollo expresan desajustes por todas partes.

Por ejemplo, en Europa la media de presos preventivos es de un 21%, y España tiene la tasa más baja con menos de un 16%.

Así las cosas, la falta de Institucionalidad o las deficiencias en las instituciones, sobresalen en países como el nuestro. No obstante, queremos ser una na- ción donde prima el Estado de derecho.

Pero, ¿puede ser considerado un país con tantos presos preventivos un Estado de Derecho? Son muchos los juristas que critican las decisiones judiciales donde se imponen «medidas de coerción» abusivamente.

En tanto, el problema va creciendo igual que una «bola de nieve», y no se sabe cuando la solución llegará. En ese orden, las autoridades judiciales se declaran impotentes.

Es que, finalmente, la justicia dominicana no califica para que nuestra nación sea verdaderamente reconocida como un Estado democrático de derecho.

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Hormonas y poder; genes y liderazgo

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El palacio evoca grandeza, como lo hacen la madera y el cuero del hemiciclo. Emociona el sonido del himno y suscita empatía con alguno de los contendientes un debate electoral. Todo eso empieza en la química. Existe una compleja combinación de unas cuantas hormonas identificadas desde finales del siglo XIX: la adrenalina y la noradrenalina, la dopamina, la serotonina, el cortisol y la testosterona. Los elementos que circulan por el cuerpo recompensando al placer, activando el miedo, motivando a luchar o a rendirse, promoviendo el cuidado de los nuestros, también tratando de imponerse sobre ellos, generando la sospecha sobre el distinto… todo hace suponer que la política, y por lo tanto su representación, tiene una fuerte base bioquímica, como sucede en el resto de los comportamientos humanos. Ahí tenemos los diferentes estudios que se han realizado con pájaros, hienas, chimpancés, entre otros animales, en los que se destacan factores como la competición, comportamiento asertivo, estatus y poder político. Está estudiado igualmente que los niveles de testosterona de quienes votan por el candidato ganador en unas elecciones son superiores a los de quienes votaron por el perdedor. Del mismo modo, la relación entre el sexo y la actitud dominante de los hombres ha sido comprobada reiteradamente. Por ejemplo, si excitas la mirada de los machos con fotografías de mujeres bellas u otros estímulos sexuales, los hombres se muestran más temerosos jugando al blackjack o más confiados con respecto a riesgos futuros, o más generosos al donar dinero o al gastarlo, o más agresivos en su conducta combativa.

Los hombres, ante la mirada de las mujeres, se muestran más valientes al cruzar una calle con semáforo en rojo, o al tomar un autobús en el último segundo. Después de las batallas, las guerras y los conflictos aumenta la tensión sexual de los machos (animales y humanos). Se ha demostrado en varias investigaciones con militares y también con gánsteres.

Entonces, por su origen animal, la relación entre la dominación, el ímpetu guerrero y el sexo es muy cercana: en todas las especies animales y asimismo entre los humanos, un guerrero es más atractivo sexualmente que un debilucho. Y los guerreros lo saben y lo potencian.

Sexo, guerra y política tienen un origen común no exclusivo, pero sí relevante, en ese instinto de dominación tan animal y de igual forma tan humano.

Hay quien ha buscado en otra hormona, la dopamina, una posible explicación de la personalidad de algunos líderes: impulsivos, acelerados, megalómanos, orientados a un objetivo concreto: Alejandro Magno, Napoleón, Colón, entre otros.

Arnold Ludwing realizó un análisis minucioso a unos 1,491 gobernantes de 199 países en el siglo XX y llegó a la conclusión de que entre los distintos tipos de gobernantes parece haber una relación entre el nivel relativo de su autoridad y el grado de su promiscuidad sexual, que en consecuencia tiene un efecto sobre su prole. Los monarcas y los tiranos, por ejemplo, que parecen considerar que la fertilización de mujeres vírgenes es una obligación sagrada son mucho más fecundos que los líderes de las democracias emergentes o establecidas que ejercitan un menor poder.

Sin embargo los guerreros (y guerreras) se ablandan cuando nacen sus crías, cuando las oyen llorar o cuando las acunan, de manera que cuentan los endocrinólogos que el subidón hormonal de las competiciones y las victorias se convierte en una suave relajación cuando se trata de padres y madres al cuidado de sus hijos recién llegados: la testosterona baja entre las madres y los padres que acaban de tener un bebé o cuando se preocupan por él. Así ocurre también con los animales. Hay no menos de 20 estudios que vinculan la personalidad hace asertiva, la fuerza y el poder individualista a una determinada combinación hormonal, y se ha descubierto en particular que quienes tienen más elevada la testosterona se muestran más resistentes cuando alguien frente a ellos trata de romper algún estereotipo o desafía de esa manera status quo.

NUESTRO TIEMPO NURYS PAULINO » @NURYSPAULINO

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