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EL DÍA QUE MIGUEL VARGAS DERROTÓ A LUIS ABINADER
JUAN CARLOS GUERRA @JuanCaGuerra
Abinader estrenó el año electoral, este 21 de mayo, con una clara, abrumadora y contundente derrota política. Sus planes de comprar al PRD con recursos del Estado para atraerlo a su fallido proyecto reeleccionista fracasaron rotundamente en la convención perredeísta. Apenas un puñado de los votantes se dejó seducir por la inmensa cantidad de dinero dispuesta por Abinader, a través de sus funcionarios, para imponerse en el proceso convencional del Partido Revolucionario Dominicano.
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Sabedor de que la integración del PRD en un frente opositor, junto al PLD y la Fuerza del Pueblo, haría añicos su repostulación, Abinader y sus componentes dentro del partido dispusieron de una ofensiva nunca antes vista en una competencia interna de un partido político en la República Dominicana, para tomar el control de la organización con el señuelo de la «reconciliación de la familia peñagomista».
A pesar de esa embestida gubernamental y del discurso de odio que diseminaron los componentes de Abinader a lo interno del PRD (por ahora), el 76% de los electores respaldaron a Miguel Vargas nuevamente como presidente del partido, avalando su liderazgo y, sobretodo, dándole la espalda a sus competidores que, abiertamente, promueven una alianza con Abinader y el PRM.
El apabullante triunfo de Miguel Vargas en la convención del pasado domingo sobre los componentes de Abinader, además de desmontar las manipulaciones sobre el peso y la legitimidad de su liderazgo en el PRD, resulta un claro mandato de los perredeístas para que el partido mantenga su línea de oposición responsable, presente candidaturas propias en todos los niveles en 2024 y abra las puertas del partido a nuevos liderazgos.
A partir de su demoledora victoria sobre Abinader y sus componentes, Miguel Vargas tiene ante sí el desafío de construir una época de conciliación, unidad y trabajo en el PRD, sin dejarse arrastrar al terreno de quienes procuran entorpecer la marcha hacia el poder del partido de Peña. Debe tener claro que ahora, los enemigos del país insertos aun en el PRD, travestidos en ovejitas y parapetados en el manido discurso de una unidad mal concebida, buscaran todos los medios de sabotear el crecimiento del partido y su proyecto alternativo al gobierno, porque su único interés es consumir las migajas del presupuesto nacional que les deje caer Abinader, así sea a costa del deterioro del pueblo dominicano.
Los perredeístas auténticos, quienes queremos un partido con vocación de poder y, sobre todo alejado de la incompetencia e incapacidad que caracterizan al gobierno Abinader, tenemos la obligación de trabajar sin descanso tras un objetivo común: conquistar el favor de la mayoría de los ciudadanos, llevar al poder al partido, para encabezar un gobierno distinto que saque al pueblo dominicano del estado de desesperanza, inseguridad y miseria en que le ha sumido la actual administración.
Si los componentes de Abinader, insisten en negarse a acatar el claro mandato de la militancia perredeista en la convención de este do- mingo para que el PRD lidere e integre un bloque opositor para expulsar del poder al PRM, tenemos la obligación de aislarlos y facilitarles el camino para que se vayan en paz al lado incorrecto de la historia.
La vida de Peña Gómez es fuente de inspiración para cada perredeísta, no solamente por su lucha, trabajo y aportes a la democracia, sino por su dedicación a su partido, el Partido Revolucionario Dominicano, la cual, a pesar de las grandes dificultades y obstáculos, se traducía en los grandes esfuerzos que hacía para mantenerlo fuerte.

El autor es abogado, analista político, y es dirigente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
La victoria arrolladora de Miguel Vargas en la convención del domingo, además de un claro aval a su liderazgo y a la línea opositora del partido, fue un homenaje de cada votante perredeísta a la memoria de Peña Gómez y a su entrega por la democracia.
La vida de Peña es fuente de inspiración para cada perredeísta, no solamente por su lucha, trabajo y aportes a la democracia, sino por su máxima dedicación a su partido, el Partido Revolucionario Dominicano, la cual, a pesar de las grandes dificultades y obstáculos, se traducía en los grandes esfuerzos que hacía para mantener que nuestra organización se mantuviera fuerte y unida a través de sus ideales que son y deben ser siempre el mejor punto de encuentro de quienes le hemos asumido como guía y modelo a seguir.
Peña Gomez trabajó con entusiasmo hasta el último día de su vida terrenal para que la familia perredeísta conviva de manera armónica y, sobre todo, para que el PRD sea un sólido instrumento al servicio de los mejores intereses del pueblo dominicano, en una búsqueda permanente de garantizar a la ciudadanía salud, educación, vivienda, empleo, progreso y bienestar para cada dominicano.
Jose Francisco Peña Gómez nos enseñó a vivir con principios, valores y dignidad, ahora que el país padece su época de mayor decadencia en este siglo luego del gobierno de Hipólito Mejía, cualquier confrontación estéril o cesión ante quienes prefieren el caos antes que flojear la ubre estatal, solo benéfica a quienes no saben gobernar al país y lo llevan por el camino del caos y la improvisación.
El país siempre ha esperado mucho del PRD, durante una gran parte de la era democrática fue el partido que concentraba todas las esperanzas de bienestar y prosperidad del pueblo dominicano, hoy que somos un partido en pleno crecimiento, que apuesta por conquistar el favor mayoritario de las nuevas generaciones nos toca construir una unidad monolítica en torno al propósito de brindarle a los dominicanos una vida mejor, una vida distinta. Para lograr ese objetivo es necesario, obligatorio, urgente abrir las puertas del partido para que entre todo el que quiera aportar a ese propósito y también para que aquellos que no lo compartan se marchen, se vayan en paz.

EURI CABRAL
@Euri_cabral
ESPECIAL PARA PAÍS POLÍTICO
Los acontecimientos históricos casi siempre tienen una serie de aristas interesantes que, al analizarlas en detalle, nos llevan a sorprendernos e incluso nos pueden sembrar la duda de si realmente sucedieron de esa manera. Es el caso de las razones que llevaron al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó a asumir el liderazgo de los militares en la guerra de abril de 1965. Veamos cómo sucedieron los acontecimientos.
El estallido de la Revolución de Abril
El 24 de abril de 1965, luego de un llamado del doctor Peña Gómez por «Tribuna democrática» para que el pueblo apoyara a los militares que querían reponer el gobierno de Juan Bosch, se inicia la llamada Revolución de Abril.
Ese movimiento cual surge como respuesta al golpe militar del 25 de septiembre de 1963. Se venía gestando durante más de un año atrás, teniendo al frente al coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, quien convence al coronel Caamaño a integrarse al movimiento conspirativo para derrocar el triunvirato que había usurpado el poder, y así luchar juntos para reponer el Gobierno constitucional de Juan Bosch.
Los días 24, 25 y 26 de abril de 1965, los militares constitucionalistas, encabezados en un primer momento por el coronel Hernando Ramírez, lograron hacer tambalear al gobierno de facto de Donald Reid Cabral y ponen en una situación difícil a las tropas del general Elías Wessin y Wessin, quien desde San Isidro pretendía que Donald Reid se mantuviera gobernando.
Ante el avance de los constitucionalistas y la debilidad de las fuerzas de San Isidro, el embajador de Estados Unidos, William Tapley Bennet, decide convocar a los militares constitucionalistas a una reunión en la propia sede de la embajada.
Un embajador engreído y una reunión que marca el rumbo Fue ese encuentro de militares y políticos dominicanos