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Instituciones sin institucionalidad

Alguien dijo que no puede haber democracia «sin demócratas», y ello es muy válido también cuando tratamos la cuestión de «la institucionalidad» en República Dominicana.

Por lo pronto, no pueden funcionar correctamente las instituciones públicas, si sus incumbentes no creen en la finalidad y valores de las instituciones. Definitivamente, los problemas de la Cámara de Cuentas es como «el cuento de nunca acabar». ¿Cuántos juicios políticos tendrán qué hacerse para que haya una institución que funcione según su naturaleza?

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Es conocido que en nuestro sufrido país se importan leyes y modelos institucionales, que verdaderamente funcionan en esos países más desarrollados. Se comprendería, en este sen- tido, que en dichos países tales instituciones logran sus objetivos siendo transparentes, pero en República Dominicana ello no se consigue debido a que quienes las dirigen no creen en «la institucionalidad».

Así pues, cuando las entidades públicas se conciben «para resolver», como piensan muchos que las menejan, entonces instituciones como la Cámara de Cuentas serán, lamentablemente, impotentes o innecesarias.

Por tanto, la llamada falta de institucionalidad o la precaria institucionalidad, es una caracteristica del subdesarrollo dominicano.

Es que la resistencia para que las institiciones funcionen con apego a las leyes y la Constitución es muy grande, en virtud de los intereses políticos que impiden tal cosa.

¡Esa vuelta no!

Hace varias semanas en los Estados Unidos finalizó el Título 42, una norma sanitaria que el ex presidente Donald Trump desempolvó de una ley de los años cuarenta y permitía la devolución en caliente de los migrantes que llegaban a la frontera en busca de asilo con el pretexto de detener el avance de la pandemia. Dicho título estuvo en vigor durante 40 meses y se ha traducido en 2.6 millones de expulsiones. Al este tratado expirar, entra en vigor el viejo Título 8, que permitió a la Administración de Barack Obama deportar a más de tres millones de migrantes en ocho años. Lo hará con novedades: a aquellos que quieran solicitar asilo se les obliga a pedirlo a través de una aplicación para celulares/móviles desde cualquiera de los países de su travesía. Si llegan a Estados Unidos sin haber cumplido con ese requisito, serán deportados. Esa deportación conlleva la prohibición de volver a intentarlo durante al menos cinco años. Si los descubren tratando de cruzar de nuevo en ese tiempo, se exponen a penas de prisión en Estados Unidos.

La situación actual de los miles y miles de inmigrantes que quieren cruzar la frontera con México o que ya están en terreno norteamericano es realmente compleja y difícil marcando obviamente una guerra verbal entre demócratas y republicanos en un Congreso totalmente polarizado que alejado de esa lejana frontera polvorienta, trata de buscar solución a la situación convirtiendo el tema migratorio en decisivo para este tiempo preelectoral. Y obviamente, incidirá en las próximas elecciones. La sociedad norteamericana siente preocupación y ansiedad con todo lo que está ocurriendo con este tema.

En días pasados conversé para el podcast «Cuarto de ensayo» con la abogada experta en asuntos migratorios Lupe La Font, quien tiene su despacho en la ciudad de Miami, y me comentó: «El departamento de Estado quitó la medida 42 y estamos bajo el título 8, que básicamente dice que cualquier persona con intención de emigrar en USA debe hacerlo por vías legales y tendrán que demostrar aplicación de uno de los procesos legales establecidos para llegar al país. Este asunto aplica para todos, la norma es mixta, habla también de las personas que entren sin inspección, sin entrevistas y que pasen desapercibidas y serán expulsadas con una pena de cinco años. Esta medida no incluye a los menores de edad, hay un proceso aparte para este tipo de casos. Hay muchas interrogantes en cuanto a los menores de edad, son considerados ‘special inmigrant juvenale’ (menores inmigrantes especiales) tienen un proceso diferente».

De manera que «las turbulencias» en la Cámara de Cuentas (ya hasta juicio político hubo), son consecuencias de lo anteriormente aseverado.

Juan Bosch, en este tenor, estudió las clases sociales en nuestro sufrido país, y al respecto identificó a la pobre y baja pobre pequeña burguesía, como responsables de muchas inconductas en República Dominicana.

¿Es lo anterior la causa «del tigueraje» abundante que tanto se denuncia en las instituciones públicas? Si aplicamos la sociología boschista, ello sería la causa indiscutible de muchos problemas en la sociedad dominicana.

Finalmente, con una Cámara de Cuentas inoperante, adocenada, manipulada o atemorizada, la lucha contra la corrupción será, verdaderamente, algo igual a «un sainete».

Además, hay ciertos países en el que no serán «devueltos» sus ciudadanos, como son: Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití. ¿Estas personas podrán quedarse? según la abogada La Font, «dependerá del beneficio migratorio que buscan. Por cierto, aquellos que lleguen de la República Dominicana por fronteras sí serán expulsados.

En ese sentido, el gobernador de la Florida Ron de Santis, del Partido Republicano, firmó un decreto recientemente que inicia el 1 de junio, que dice: «Cualquier persona que esté transportando inmigrantes al estado de la Florida y se han detenidos por la policía tendrán cargos criminales». Este proyecto de Ley tiene varias reglas. Muchas personas están preocupadas por esta ley, y han abandonado la Florida, confirmó la abogada La Font. También sacaron la «reunificación familiar» a ciertos países centroamericanos.

Para nadie es un secreto que este tema marca la actual campaña política estadounidense, a pesar de que todos los gobiernos pasados expulsaron a miles de inmigrantes llegados de manera irregular, sin distinción. Por demás, el gobierno de Joe Biden ha pactado con Cánada y España la repartición de una cierta cantidad de estos inmigrantes sin documentos.

Una locura populista de ambos países. Mientras, la frontera mexicana arde entre el polvo y las atrocidades por las que atraviesan miles de inmigrantes cada día con el deseo de entrar a los Estados Unidos, en las poderosas alfombras de Washington se debate este crucial tema para todos.

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