R E L A T O S Óscar Perdomo León
UNA CASA EN NOVIEMBRE
Entre agosto y septiembre de este año, establecí una relación bastante extraña con una señorita doctora y colega mía del hospital. Es decir, no somos novios; pero hemos abierto una conexión más o menos intensa de amistad y aventuras sexuales. Esta muchacha de 26 años de edad está llena de juventud, de cierta inmadurez que le da un toque único e interesante. Señales especiales: ansiedad en la mirada, que le da una apariencia de falsa inocencia y, además, una cicatriz operatoria en el abdomen. Es de mente vivaz y rápida; a veces es recatada y tradicional en ciertas cosas y otras veces es abiertamente vulgar (en el buen sentido de la palabra). Puede ser petulante y burlona. Otras veces, cuando está de mal humor, puede ser sarcástica. Hay en ella ciertas negligencias sociales, verdaderas intransigencias contra el status quo, verdaderas perversidades intolerables. Debo agregar que me gusta mucho su cuerpo y que me desagrada que fume. Su nombre es Lorena. Lorena tiene unos antecedentes familiares muy interesantes. Su abuelo materno, Fermín, era un tipo irresponsable y mujeriego. Su abuela materna, Hortensia, había sido violada impunemente, quedando embarazada, y sus padres, al
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