Una Promesa Rota

Una promesa rota Jacqueline Baird

Una promesa rota (1996)

Título Original: Nothing changes love (1994) Editorial: Harlequin Ibérica Sello / Colección: Julia 754 Género: Contemporáneo Protagonistas: Jake Taylor y Lexi

Argumento: Le había dicho que no le importaba que rompiera su promesa, que prefería el dinero. Aunque aquello era mentira, Lexi debía salvar su orgullo: hacía apenas un año que estaban casados, y su marido ya la engañaba. Por eso, Lexi escapó a Italia para comenzar una nueva vida, pero con el tiempo, Jake la encontró. Quizá él todavía pensaba que ella era una cazafortunas sin escrúpulos y que podía chantajearla para hacerla regresar a su lado... pero Lexi estaba decidida a no volver a ocupar su lugar en el lecho conyugal.

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Capítulo 1 LEXI abrió los ojos y por un momento se quedó completamente desorientada.

Paredes blancas, una cama estrecha, sábanas blancas y un olor a antisépticos.

Se movió para sentarse y recordó el horror de lo sucedido la noche anterior. Su hijo, aquella criatura pequeñita que hacía sólo veinticuatro horas crecía dentro de ella, ya no existía. Había sufrido un aborto. A pesar de todos los cuidados y del reposo, nada había podido salvarlo. Las lágrimas inundaron sus ojos.

—Vamos, vamos, Lexi, tranquilízate.

Lexi levantó la mirada y vio la figura familiar del doctor Bell, un hombre alto y medio calvo. Había sido su médico durante sus veinte años de vida, pero incluso él no había podido evitar que perdiera su primer hijo, un niño... Lexi trató de sonreír, pero el esfuerzo no resultó.

—Algunas cosas en la vida no pueden corregirse.

El médico tomó una de las pequeñas manos de Lexi entre las suyas y recorrió con la mirada aquella figura pequeña y muy hermosa que descansaba sobre el lecho.

Podía recordar el día en que ella nació. Con el tiempo se había convertido en una joven brillante e increíblemente bella y no se merecía los sufrimientos que había padecido durante los últimos años. El doctor Bell había esperado que, con su reciente matrimonio, la suerte de Lexi hubiera cambiado por fin, pero al parecer se había equivocado. Su marido ni siquiera se había tomado la molestia de visitarla en el hospital la noche anterior, aunque estaba avisado de la posible pérdida del bebé.

—Pero yo deseaba mucho tener un bebé —gimió Lexi.

—Es muy triste perder un bebé tan pronto, pero siempre existe una razón; es la manera en que la naturaleza nos indica que algo no está bien. Pero tú eres joven y perfectamente apta. Tendrás muchos más. Lo más importante es no preocuparte por eso.

—Si usted lo dice...

—Además, tu marido llegará pronto. Ya hablé personalmente con él.

—¿Jake lo sabe? —preguntó Lexi.

—Sí, y pronto los dos veréis todo esto nada más que como un recuerdo triste, una vez que llenéis Forest Manor con muchos hijos sanos —sonrió, se irguió y le soltó la mano—. Créeme. Después de todo, yo soy el experto.

Un ruido al otro lado de la pequeña habitación evitó que Lexi pudiera responder. La puerta se abrió de golpe y un nombre alto y moreno entró corriendo.

Hizo al doctor Bell a un lado, se sentó en el borde de la cama y tomó las pequeñas manos de Lexi entre las suyas, mucho más grandes.

—¡Lexi! ¡No sabes cómo lo siento! Sé lo mucho que el bebé significaba para ti.

No puedo creer que sea verdad.

—Jake —Lexi murmuró su nombre—: No fue culpa mía.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Quería explicarse pero no encontraba las palabras. Sus ojos azules recorrieron el hermoso rostro de Jake, con su cabello despeinado, negro como el azabache. Los ojos que a primera impresión parecían de color castaño en realidad eran casi azul marino, y estaban fijos sobre el rostro de la joven con innegable preocupación. Era Jake, su marido, que parecía tan dinámico, tan lleno de vida mientras Lexi se sentía muerta por dentro, con un vacío doloroso donde debería estar su hijo.

—Shh, querida, no trates de hablar. Ya estoy aquí y te voy a cuidar. ¿Pero lo haría? La pregunta apareció en la mente de Lexi sin saber por qué. La noche anterior lo necesitó, lo llamó en su agonía, pero ¿dónde estaba él? Ofreciendo una cena para sus clientes...

—¿Cómo te fue en tu reunión con los americanos... los Stewarts? —preguntó Lexi con voz baja.

Jake se irguió y le soltó las manos.

—Más o menos.

—¿Por qué? —preguntó Lexi, dándose cuenta de que su marido no solamente estaba preocupado por ella.

Jake le apretó la mano y forzó una sonrisa cuando respondió: —Hay algunos problemas, pero nada que no pueda controlar. No te preocupes por eso, Lexi. Deja que yo roe preocupe de mis negocios. Lo importante es que te mejores y que salgas de este pequeño hospital lo antes posible.

—¿Qué clase de problemas? —preguntó Lexi sin poder evitarlo.

Jake se volvió hacia el doctor Bell y cambió de tema de conversación.

—Yo quería que Lexi fuera a Harley Street, pero ella insistió en que usted la atendiera. Quiero una explicación y la quiero ahora. ¿Por qué no me avisaron anoche cuando esto ocurrió?

—Según nuestros registros, la hermana que se encontraba de guardia anoche lo llamó a su casa a las nueve. Usted no estaba presente, pero a la hermana le aseguraron que le pasarían el recado.

—No lo creo. Exijo ver al administrador y puede estar seguro de que los culpables serán castigados.

Lexi cerró los ojos y trató de borrar la imagen de Jake furioso, pero le resultó imposible. Llevaba puesta una camisa de manga corta de color azul pálido, que se ajustaba a su torso musculoso y unos vaqueros. La joven se dijo que él era el padre de su hijo; sin embargo, cuando llegó, Jake le comentó que sabía lo mucho que aquel niño significaba para ella. ¡Cómo deseaba que hubiera dicho «para nosotros», y que la hubiera tomado en sus brazos! Deseaba apoyar la cabeza sobre su pecho y olvidarse de lo ocurrido.

Lexi volvió a prestar atención a la conversación a tiempo de oír al doctor Bell preguntar:

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿De verdad piensa que este es el lugar y el momento apropiados para esta discusión, señor Taylor?

La mirada sorprendida de Lexi pasó de un hombre a otro, sin saber a quién creer. Deseaba creer a Jake.

—Tiene usted razón, doctor Bell —estuvo de acuerdo Jake—. Pero no crea que este va a ser el final del asunto.

—Por favor, Jake. Nada de recriminaciones. No podría soportarlo —exclamó Lexi y extendió hacia él una mano temblorosa.

—¡Dios mío! Lo siento, Lexi —por fin Jake se inclinó y la tomó en sus brazos—.

Perdóname, amor mío, pero estoy muy contrariado por no haber estado aquí, anoche, cuando me necesitabas. Ningún negocio vale ni una fracción de lo que tú significas para mí — la miró a los ojos—. ¿Lo sabes, verdad? —con un dedo le acarició la mejilla y la besó levemente en los labios.

—Sí, Jake, por supuesto —murmuró ella con voz ahogada por las lágrimas. ¿Pero realmente lo sabía? La pregunta le pasó por la cabeza. Lo miró y se sorprendió al ver que tenía húmedas las pestañas.

—Llame a casa después de la medianoche y me dijeron que estabas dormida. Si yo lo hubiera sabido... —le tembló la voz por la emoción.

—Está bien —pero de inmediato Lexi se dijo que Jake pudo haber preguntado por el bebé. Si no fuera un fanático del trabajo, quizá lo habría hecho. De inmediato apartó aquel pensamiento desleal—. Ya estás aquí y eso es lo que importa.

Por un momento sus miradas se encontraron. Se transmitieron un mensaje de dolor y pena demasiado internos como para que pudiera expresarse con palabras.

—Ya vendrán otros niños, amor mío —Jake le hizo apoyar la cabeza sobre su hombro y con delicadeza le apartó los mechones de cabello rojizo.

Para Lexi aquello era lo que más necesitaba y lloró Como si el corazón le fuera a estallar. Después levantó hacia Jake sus ojos enrojecidos. —Ya estoy bien.

—Los dos lo estaremos. Juntos podemos afrontar cualquier cosa que el mundo nos depare —inclinó la cabeza y la besó en los labios con ternura.

Lexi le echó los brazos al cuello, pues lo necesitaba más que nunca. Los labios de Jake se movieron de manera seductora sobre los de ella e introdujo la lengua en su boca de manera erótica. La joven se sor—prendió ante aquel cambio del beso. Jake gruñó al sentir que una llamarada de deseo le inundaba el cuerpo, pero se apartó y miró a su mujer.

—¡Dios mío! ¿Qué estoy haciendo? Estás enferma, necesitas descansar —la acomodó sobre las almohadas—. Pero nunca falla. Desde el primer día que te vi, con sólo mirarte ya te deseo. Voy a tener que aprender a controlar mis impulsos sexuales cuando esté junto a ti, al menos por un tiempo.

Lexi trató de sonreír, pero muchas preguntas inquietantes se presentaban en su mente. ¿Era eso todo lo que quería Jake de ella? ¿Un cuerpo cálido en su cama? ¿Era eso lo único que había querido siempre? ¡Lo del bebé sería un error!

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https://www.facebook.com/novelasgratis Media hora más tarde, cuando Jake se marchó prometiendo regresar aquella misma noche, el doctor Bell le comunicó a Lexi que podía irse al día siguiente. Se dijo que aquello debería agradarle, pero lo único que sintió fue un cansancio y una debilidad tan intensos, que la idea de abandonar el hospital le resultó aterradora.

Todo aquello era tan injusto... pensaba Lexi. Recordaba que había pasado la tarde del viernes casi saltando de alegría. Se fue a York a las cuatro para su cita habitual con el doctor Bell, pero antes fue a comprarse un elegante vestido para la fiesta que su marido y ella ofrecían en Forest Manor. La casa señorial que antaño fuera su hogar había sido recientemente convertida por su marido en un lujoso hotel, y, ellos actualmente sólo ocupaban el ala oeste.

Desafortunadamente comenzó a llover y, al apresurarse, Lexi resbaló y cayó al suelo. De inmediato se puso de pie y siguió corriendo. Cuando la examinó el doctor Bell, le dijo que sangraba un poquito y que era mejor que se quedara en el hospital de la localidad por un par de días, como medida de precaución.

Lexi tuvo miedo de decírselo a su marido. Sabía que Jake deseaba cerrar un trato con el señor Stewart, un empresario norteamericano propietario de una línea aérea y de una agencia de turismo que llevaba regularmente grupos a Inglaterra. Jake le había explicado que si el señor Stewart aceptaba utilizar Forest Manor como hotel oficial para sus clientes, entonces el hotel estaría lleno en un cincuenta por ciento durante todo el año aunque no llegara ni un solo cliente más. Sería un gran negocio.

Pero Jake llegó de Londres el viernes por la noche y le dijo que no se preocupara. Su socia Lorraine podía ser la anfitriona de la fiesta y todo lo que Lexi tenía que hacer era cuidar de sí misma y del bebé.

Lexi se movió en la pequeña cama. ¿Cómo podía la vida cambiar de aquella manera del viernes al domingo? Todos sus sueños se desvanecían. Aquello no tenía sentido...

—Vamos, señora Taylor, alégrese —en ese momento entró la hermana que la había atendido la noche anterior—. Usted es joven y el tiempo cura todas las heridas.

Sé que en estos momentos no lo cree, pero es verdad. Y también es verdad que yo llamé a su casa anoche. Respondió una mujer que me prometió que le pasaría el recado a su marido.

Lexi miró a la hermana y comprendió que Jake tenía algo que ver con aquella afirmación no solicitada.

—La joven parecía muy eficiente. Ni por un instante dudé que le entregaría el mensaje.

«Solo pudo haber sido Lorraine», pensó Lexi con resignación.

Esté bien, hermana. La creo. Mi marido ya ha venido esta mañana. Todo está bien. —Ojalá usted se lo dijera.

Lexi escuchó cómo la hermana murmuraba algo cuando salía de la habitación y sintió pena por aquella mujer Sabía perfectamente lo intimidante que podía resultar Jake si pensaba que lo engañaban de alguna manera. Era un hombre con quien no

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https://www.facebook.com/novelasgratis podía discutir. Lexi jamás lo había intentado. Estaba demasiado enamorada de él y haría cualquier cosa por complacerlo. ¿Y por qué aquella idea la deprimía todavía más? Quizá perder el bebé la había hecho comprender lo frágil que era la vida y también dudar acerca de su aceptación incondicional de todo cuanto Jake hacía o deshacía. En ese momento la puerta de la habitación se abrió para dejar paso a lo que parecía ser una cesta de flores andante.

La hermana la dejó caer sobre el suelo con un suspiro de alivio y una gran sonrisa.

—Hay alguien quien la quiere mucho —comentó.

Lexi observó sorprendida la enorme cesta. Docenas de rosas arregladas con mucho gusto. El mensaje de la tarjeta era breve: Te amaré siempre, Jake. Una leve sonrisa apareció en los labios de la joven. Aquello era típico de él.

Sólo una vez más, Lexi se volvió de lado con la mirada fija en las flores. La dolorosa sensación de pérdida todavía seguía allí, pero de alguna manera ya no le parecía tan devastadora mientras tuviera a Jake. Sonrió y recordó la primera vez que se conocieron. Ella tenía diecinueve años y acababa de terminar sus exámenes de primer curso de idiomas en la universidad de St. Mary, en Londres, cuando la llamaron para que volviera a su casa de Forest Manor debido a la súbita muerte de su padre. Su madre había muerto tres años antes, sólo tres semanas después de que su padre se retirara del servicio diplomático. Los Laughton siempre habían pertenecido al servicio diplomático y vivían en Yorkshire.

La casa era un hermoso edificio de piedra, situado a unos diez kilómetros de la ciudad de York, a mitad de camino entre el pequeño pueblo de Sand Hulton y Stockton—on the— Forest.

Pero a la muerte de su padre, Lexi fue informada por el abogado de la familia de que sus deudas personales eran bastante grandes. A la joven no le quedó otra opción que poner en venta la casa y la gran propiedad adyacente.

En ese momento, Lexi se recostó sobre las almohadas y miró al techo. Le parecía increíble que conociera a Jake hacía menos de un año. Tenía la impresión de que lo conocía de toda la vida; tantas cosas habían ocurrido desde entonces.

Era un hermoso día de julio. Lexi, que esperaba en el portal de su casa, vio llegar a un lujoso coche ne—gro, del que salió un hombre muy alto, de aspecto elefante.

—¿El señor Taylor? —preguntó Lexi cuando el hombre subió los escalones y se detuvo frente a ella.

—Sí, y usted debe de ser Alexandra Laughton. Su abogado me dijo que usted era joven, pero se olvidó de añadir que también es usted muy bella.

—Llámeme Lexi, por favor. Nadie me llama Alexandra— respondió ella, nerviosa y se ruborizó ante aquel piropo tan directo y también por el efecto abrumador que aquel hombre tenía sobre ella. Debía de tener unos treinta años y Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis vestía un inmaculado traje de tres piezas. Tenía el cabello negro y espeso, frente amplia, ojos profundos y de un tono azul oscuro, pómulos salientes, una nariz recta sobre una boca de labios firmes y tez bronceada.

—Me temo que tengo un poco de prisa, así que si no le Importa, vayamos al grano—comentó él.

—SI... sí. Sí, por supuesto —tartamudeó ella y lo condujo al vestíbulo—. ¿Es usted inglés? —Lexi no solía hacer comentarios personales, por lo que se ruborizó de vergüenza—. Perdóneme...

Para su sorpresa el hombre comenzó a reír y, tomándole una mano, dijo: —Jake Taylor, querida... Soy cockney, un hombre de los barrios pobres de Londres, aunque creo que mi padre era extranjero —arrastró las últimas palabras de manera burlona.

Sabía que él se estaba riendo de ella, pero no podía culparlo. Hasta ahora ella no se había mostrado muy lúcida. Lexi sacudió la cabeza y su larga melena rojiza ondeó como una nube brillante antes de caer una vez más sobre los hombros. Se había puesto un vestido veraniego de color crema, de falda recta. Había añadido un mínimo de maquillaje a su tez levemente bronceada. Pensaba que proyectaba una imagen muy adulta hasta que aquel hombre la miró.

—Lo siento. Eso no tenía sentido. Sígame, por favor, y le mostraré la casa.

Sus ojos azules se encontraron con los de él una vez más y Lexi sintió la intensidad de su mirada, mostrándose aún más confundida. Pasó la siguiente hora enseñándole los diversos salones de recepción, la gran escalera y todo el piso superior hasta que de nuevo llegaron al vestíbulo, todavía sumida en un estado de aturdimiento.

—¿Está libre el resto del día?

—¿Qué? Oh, sí —contestó Lexi cuando de nuevo se hallaba en el portal—. ¿Por qué? —preguntó—. El sentido común le indicaba que debía marcharse: aquel hombre era demasiado dinámico, demasiado masculino y sin lugar a dudas demasiado sofisticado para ella. Se sentía amenazada por él, pero su estúpido corazón deseaba que se quedara.

—Muy bien. Yo ya había reservado una hora de mi tiempo para nuestra reunión, pero creo que ahora le daré todo el día para que me pueda mostrar los alrededores. Así podré sentir mejor el lugar. ¿Me entiende?

Ella no le entendía en lo más mínimo, pero el corazón le saltó en el pecho ante la idea de pasar todo el día con aquel hombre. Antes de que Lexi pudiera decir sí o no, Jake ya había subido a su coche y la estaba esperando. Por el teléfono móvil llamó a alguien llamada Lorraine, que no pareció muy contenta por aquella prolongación de la visita.

—Ahora me tiene a su disposición hasta esta tarde o si lo prefiere hasta mañana por la mañana —comentó Jake sonriendo—. ¿Por dónde se va a Castle Howard? Me han dicho que vale la pena verlo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Por alguna razón, Jake la atraía como ningún otro hombre lo había hecho antes.

Lexi no era totalmente inocente. En la universidad había llevado una vida social activa con una buena cantidad de citas, pero Jake Taylor era algo muy diferente.

Veinte minutos más tarde entraron por una impresionante avenida hasta llegar al gran aparcamiento de Castle Howard.

—Qué bien. Está cerca de su casa —murmuró Jake mientras ayudaba a Lexi a bajar del coche. Luego, le rodeó los hombros con un brazo casi de manera casual—.

Creo que éste podría ser el gancho —opinó y condujo a Lexi hasta la mansión mientras ella todavía trataba de comprender lo que le estaba diciendo. Durante las siguientes horas, casi se sintió como si estuviera soñando. Jake recorrió la elegante mansión sin quitarle en ningún momento el brazo de los hombros mientras le hablaba sin parar, mostrándole las cosas que le llamaban más la atención, desde el maravilloso techo abovedado del gran salón hasta las sillas altas para los niños, Castle Howard era magnífico: los muebles, la restauración, las obras de arte... todo en aquel lugar era exquisito. Era un maravilloso ejemplo de la arquitectura del siglo XVIII y había sido construido por el tercer conde de Carliste. Actualmente seguía perteneciendo a la misma familia Howard, Lexi había estado allí muchas veces antes, pero ahora la grandiosidad del lugar quedaba opacada por la presencia de su acompañante.

Jake parecía muy impresionado por la gran variedad de turistas que visitaban la mansión; los japonenes se codeaban con los europeos. Cuando por fin salieron de nuevo al exterior y recorrieron el gran parque, a Jake no le costó ningún trabajo entablar conversación con varias personas mientras Lexi contemplaba el maravilloso paisaje, los lagos, la casa de verano y el mausoleo de la familia en lo alto de una colina. No le resultaba difícil comprender por qué habían escogido aquel lugar para una famosa serie de televisión. Era una de las mejores casas señoriales de Inglaterra.

—Te doy un céntimo por tus pensamientos.

Lexi levantó la cara y miró sonriendo a Jake.

—No valen mucho, pero tengo hambre —señaló ella—. El paseo me ha abierto el apetito.

—Tú me abres el apetito —exclamó Jake y, antes de que ella pudiera adivinar sus intenciones, la abrazó y le acarició tiernamente los labios con los suyos.

Fue como si Lexi hubiera sido alcanzada por un rayo; un estremecimiento le recorrió todo el cuerpo y sus labios se abrieron indefensos bajo los de Jake.

—¡Dios! —exclamó él cuando interrumpió el beso. La apartó y estudió su rostro ruborizado—. He deseado hacer esto desde el momento en que te vi. Ejerces un efecto muy desconcertante en mi, pequeñita. Pero éste no es el lugar adecuado.

Consciente de la manera en que sus palabras la afectaban, la tomó del brazo y la llevó hacia el coche.

Lexi no estaba acostumbrada a que un hombre tan elegante y bien parecido como Jake coqueteara con ella, por lo que durante el trayecto a la ciudad de York, que él insistió en visitar, ella no supo qué decir. Pero de alguna manera el ambiente Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis entre ellos era relajado y para cuando llegaron a York y encontraron aparcamiento, Lexi ya había recuperado cierta seguridad.

Le pareció algo muy natural pasear con Jake de la mano, visitando la impresionante catedral y el casco antiguo de la ciudad. Por fin entraron en un pequeño restaurante francés, y mientras saboreaban una deliciosa comida, Jake le explicó los planes que tenía para Forest Manor. Quería comprarla para convertirla en un hotel, por lo que le pidió a Lexi que la retirara del mercado durante una o dos semanas mientras llevaba a cabo un estudio de posibilidades.

A Lexi no le importaba aunque la demoliese. Por primera vez en su vida, estaba enamorada. De manera total y desesperada. Su mirada permaneció fija en sus impresionantes facciones mientras él le explicaba sus planes para la adaptación. Jake añadió entonces con una sonrisa picara: —Lo siento. Puedo ser muy aburrido cuando hablo de negocios.

—No, eres fascinante —respondió Lexi y el brillo que vio en los ojos de Jake le incendió el corazón.

Jake era su hombre soñado y lo mejor de todo era que él parecía sentir lo mismo; así parecía indicarlo el beso de buenas noches que él le dio cuando se despidieron, así como la promesa de volver al día siguiente.

El unico obstáculo en su camino hacia el amor era su abogado. El lunes por la mañana Lexi le contó, lo sucedido y le explicó que no deseaba que nadie más visitara la casa por algún tiempo. El señor Travis no pareció convencido de que aquello fuera lo correcto y a la vez ordenó algunas investigaciones discretas. Él no conocía la compañía Taylor Holdings ni sabía mucho acerca de Jake Taylor. Lo más sensato era investigar la situación económica de aquel hombre; después de todo, en el negocio inmobiliario se producían muchos engaños. De mala gana Lexi accedió ante aquello, pero ni por un momento dudó de Jake. ¿Cómo iba a hacerlo si acababa de pasar un domingo maravilloso en su compañía y esperaba volver a verlo el lunes?

Cuando oyó que un coche se acercaba, Lexi salió corriendo por la puerta principal para darle la bienvenida a Jake. Pero se detuvo al ver que no estaba solo; una morena despampanante lo acompañaba. Le fue presentada como Lorraine, su mano derecha, pero Lexi decubrió un brillo posesivo en los ojos de aquella mujer y el corazón se le encogió en el pecho. A pesar de todo, se dijo que no tenía por qué preocuparse...

Jake le leyó el pensamiento y dando un paso hacia adelante, abrazó a Lexi, para besarla con cariño y pasión. Entonces le susurró al oído: —Sólo es una empleada, pequeña. Tú eres la única mujer que existe para mí. ¿Entiendes?

Lexi dirigió una sonrisa cálida a la otra mujer y aceptó con gusto la sugerencia de Jake de que le enseñara la propiedad a Lorraine mientras él hacía un par de llamadas por teléfono. Quedó en reunirse con ellas en pocos minutos.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ya libre de sus celos, Lexi llevó a Lorraine de una habitación a otra, conversando libremente, casi contándole la historia de su vida y enterándose de que ella conocía a Jake desde la escuela y que llevaba trabajando con él casi seis años.

Cuando llegaron a los dormitorios, Lexi ya se sentía bastante relajada ante Lorraine.

—Es una casa preciosa y comprendo por qué Jake está tan interesado. Pero me sorprende que usted quiera verla —comentó Lorraine.

—En realidad no lo deseo —respondió Lexi con una sonrisa—, pero no tengo otra alternativa a menos que me case con un millonario muy pronto —comentó en tono de broma mientras volvían al vestíbulo.

—Evidentemente jamás se le ha ocurrido ponerse a trabajar. Pero claro, era de esperar que alguien de su clase...

Lexi volvió la cabeza sorprendida al detectar aquel tono de resentimiento en la voz de Lorraine, pero antes de que pudiera responder, Jake se unió a ellas. La conversación giró en torno a temas generales y Lexi apartó de su mente aquel comentario molesto.

Una semana más tarde se lo recordaron de manera brusca. El fin de semana siguiente Jake le pidió que se Basara con él y ella aceptó, fascinada. Lorraine la llamo por teléfono el lunes en cuanto se enteró.

—Usted se cree muy lista, señorita Laughton. Deseaba casarse con un millonario muy pronto, según me dijo usted misma. Pero ya me he enterado de las pesquisas de su abogado y a Jake no le va a gustar cuando se lo diga. Jamás nadie ha dudado de la capacidad financiera de Jake Taylor. Lo último que necesita es que su banco comience a hacer preguntas porque una mujer materialista y sin escrúpulos, anda en busca de un marido rico. Yo no estaría muy deseosa de casarme con él si fuera usted.

Lexi no supo qué fue lo que le respondió... estaba demasiado sorprendida por las palabras de aquella mujer. Pero no podía negar que sí había hablado en broma acerca de casarse con un millonario. Más tarde, cuando Lexi le repitió la conversación a Jake y le mencionó aquel comentario, él ahuyentó sus temores y le dijo que comprendía a Lorraine. Ella tenía un problema debido a su infancia, así como una naturaleza sospechosa, pero de ninguna manera lo iba a convencer a él de que Lexi fuera otra cosa que una chica pura y hermosa que había aceptado ser su mujer.

Después de apoyar su opinión con un beso muy largo y dulce, añadió que Lorraine era una excelente colaboradora, muy leal, pero un tanto quisquillosa y demasiado protectora en lo referente al negocio. En cuanto a que el señor Travis investigara su reputación, eso era algo normal en todo abogado eficiente, por lo que no debía preocuparse. Nada ni nadie iba a evitar que se casaran.

Se casaron en una ceremonia civil en el registro de York, tres semanas después de haberse conocido, y volaron a París para pasar allí una breve luna de miel.

Lexi se movió en la pequeña cama del hospital. Todo había sido tan hermoso.

París en agosto... cielos azules y por las noches cenas en Maxim's, y para después volver a un exquisito y pequeño hotel con vistas al Sena y a Notre Dame.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Jake la levantó en brazos cuando entraron en la suite y después la colocó en el suelo con cuidado.

—¿Lista para nuestro fin de semana de pasión, señorita Laughton? —le preguntó Jake riendo y cerró la puerta con el pie. Lexi rió junto con él.

Cuando llegaron al aeropuerto de Heathrow en Londres, Jake presentó los billetes al empleado de la línea aérea y éste les informó que el pasaporte de Lexi estaba a nombre de la señorita Laughton, mientras que los billetes lo estaban a nombre del señor y de la señora Taylor. Para que Lexi pudiera abordar el avión, Jake tuvo que cambiar su billete a su nombre de soltera. A él aquello le pareció muy gracioso, pero la joven se moría de vergüenza y fue peor cuando Jake presentó los pasaportes al encargado del hotel y recibió la llave de la suite nupcial. Estaba segura que todo el mundo pensaba que ella era una mujer fácil. Jake se desternilló de risa y la llamó anticuada.

—Cuando vuelva, lo primero que voy a hacer es cambiar mi pasaporte — comentó Lexi, riendo. Más tarde se alegraría de no haberlo hecho...

Jake la abrazó y repuso: —Por fin eres mía y solamente mía para siempre. Lexi pensó que ningún documento podía unirla más a su marido que el amor que él sentía por ella. Con dedelicadeza, Jake le quitó el vestido de seda y lo dejó caer al suelo mientras la besaba en los ojos, en la cara y en el cuello.

Lexi suspiró de deseo. Él era su marido, su amor, y ella lo deseaba con todo su ser. Con ternura Jake la levantó en brazos y la llevó del salón al dormitorio donde, con mucho cuidado, la acostó en una antigua cama con dosel. Ella lo miró y el amor y el deseo acentuaron la belleza pura de sus facciones.

Jake, se inclinó sobre ella y con reverencia la despojó de su ropa interior; de pronto Lexi sintió una vergüenza virginal.

—Eres mi esposa, amor mío. Jamás te haría daño, te lo prometo —dijo Jake mientras se despojaba también de su ropa.

Una exclamación de admiración escapó de los labios de Lexi. Jake era magnífico y no pudo evitar observarlo con detenimiento. Sus amplios hombros brillaron como madera pulida de caoba a la luz suave de la lámpara de noche; la musculatura de su pecho aparecía resaltada por el vello oscuro que lo cubría. La vergüenza de Lexi aumentó cuando vio su erección. Cerró los ojos y sintió como él le rozaba los labios con los suyos.

—No tengas miedo —la besó larga y lentamente—. Confía en mí, amor mío.

Y Lexi lo hizo cuando Jake cubrió su cuerpo con el suyo.

Cuando él por fin la poseyó, el leve dolor desapareció de inmediato bajo una sensación de éxtasis.

—Jake —le gritó su nombre cuando los dos alcanzaron el climax juntos.

Lentamente, Lexi abrió los ojos y una leve sonrisa le apareció en sus labios. Sus ojos azules se posaron en el rostro bronceado que se inclinaba hacia ella. Extendió Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis una mano hacia Jake y después parpadeó. Él llevaba puesto un suéter... Lexi cerró los ojos por segunda vez y todo se aclaró en su cabeza. Jake estaba sentado a un lado de su cama. Ella se encontraba en un hospital. La sonrisa desapareció de su rostro. Su bebé ya no vivía...

—¿Te encuentras bien, Lexi? —Sí, sí, estoy bien. Estaba dormida —murmuró y se sentó en la cama.

—Lorraine te envía sus disculpas —dijo Jake de pronto—. Aparentemente ella recibió el mensaje anoche cuando Stewart y yo estábamos en el estudio. Después se olvidó de decírmelo con la urgencia de discutir acerca de algunas... —dudó un momento e hizo una mueca—... pequeñas alteraciones que sugirió el señor Stewart.

Sé que debería despedirla por eso y lo haré si tú me lo pides. Pero creo que en parte fue culpa mía. La discusión se volvió acalorada y Lorraine no es como las demás mujeres. A ella jamás se le olvida un mensaje de negocios, pero todo lo demás le parece que no tiene importancia.

—Por mí no la despidas, Jake —respondió Lexi con calma. Sabía que no le caía bien a Lorraine; así había sido desde el principio, cuando trató de convencer a Jake de que ella sólo lo quería por su dinero y que estaba cometiendo un error al casarse— . Dile que acepto sus disculpas —vio que Jake la miraba por encima del hombro, con una expresión evasiva y se preguntó qué clase de relación tendría él con su empleada.

—Eres muy generosa, Lexi. Hoy he hecho algunas investigaciones y anoche debí haber preguntado por el bebé cuando llamé, pero supuse que estaba bien, mientras que la enfermera con quien hablé supuso que yo ya sabía que el niño se había perdido.

Lexi creyó detectar un tono despreciativo en la ma—nera en que Jake se refería al bebé.

—Nada importa siempre y cuando tu negocio haya sido un éxito —repuso ella con un tono de sarcasmo que se perdió, ya que Jake bajó la cabeza y se inclinó para besarla levemente en los labios.

—Gracias, Lexi, eres muy generosa. Quiero que te pongas bien para que vuelvas a casa. Te echo de menos. Todo va a salir bien. Te lo prometo —le acarició una mejilla—. ¿Qué tal una sonrisa, eh?

—Vuelvo a casa mañana —respondió ella con un pobre intento de sonrisa.

—Muy bien, y quizá ahora puedas regresar a Londres y a la universidad, si lo deseas.

Lexi sintió ganas de gritar. Cuando se casaron, ellos habían estado viviendo en Londres y Jake le había sugerido que se quedara en casa, diciéndole que no necesitaba un título en idiomas pues él le iba a dar un diploma en amor a cambio.

Muchas veces llegaba corriendo a la hora de la comida y pasaban mucho tiempo en la cama. O viajaban a Yorkshire para su—pervisar la restauración de la casa. Cuando el hotel estuvo terminado se fueron a vivir de manera permanente a Yorkshire, pues Jake, le dijo que perfectamente podía trabajar desde su estudio en la mansión.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lorraime podría encargarse de la oficina en Londres. Lexi pasó los últimos meses ayudando con mucho gusto en la recepción del hotel. ¿Pero había sido feliz, o había comenzado la sensación de resentimiento contra Jake mucho antes de perder al bebé?, se preguntaba Lexi. Pero cuando a ella le confirmaron el embarazo, «por presiones de trabajo» Jake comenzó a pasar toda la semana en Londres, regresando a Yorkshire sólo los sábados y domingos. A pesar de ello, insistió en que Lexi permaneciera allí porque era mejor para ella.

Y ahora Jake le sugería que volviera a Londres y a la universidad, como si nada hubiera ocurrido.

Lexi ocultó su disgusto y su resentimiento cuando él le dijo que pasaría a buscarla al día siguiente y le dio un beso de despedida. Pero cuando él se marchó se dio cuenta de algo. Jake había evitado mencionar si el negocio de la noche anterior había tenido éxito o no. Y durante las últimas semanas se había mostrado muy evasivo acerca de sus negocios. Sin lugar a dudas, Lorraine lo sabía.

Una vez más, Lexi se preguntó cuál sería el grado de intimidad de la relación que su marido mantenía con Lorraine. Durante la luna de miel, ella le había preguntado si alguna vez había tenido algo que ver con su empleada y Jake le respondió: —¡Por Dios, no!

Y se echó a reír, pero Lexi jamás comprendió el lado cómico de aquella pregunta.

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Capítulo 2 VESTIDA con los mismos pantalones vaqueros y la camiseta que había llevado el viernes antes del accidente, Lexi esperaba a su marido sentada en el borde de la cama del hospital. Los papeles del alta ya estaban firmados desde hacía una hora.

Miró por la ventana por enésima vez. El sol ya se elevaba muy alto en el cielo, pero su calor no podía llegar hasta el corazón de Lexi.

Jake entró corriendo en la habitación y se disculpó de inmediato por el retraso.

—Lo siento, querida. Lorraine y yo estábamos atrapados en una llamada de negocios. No puedes imaginarte lo ineficiente que es el sistema de comunicaciones de aquí. La comunicación se cortó por lo menos una media docena de veces —frunció el ceño—. En la actual etapa de recesión, la velocidad y la eficiencia son esenciales para el éxito. «¡Pero qué puede importar eso!», pensó Lexi. Cinco minutos después ya estaba cómodamente sentada en el coche de Jake y se disponían a salir del hospital.

—Lorraine se ha encargado de que Meg venga durante las dos próximas semanas. No quiero que hagas nada hasta que estés completamente recuperada.

Parecía como si últimamente Lorraine estuviera encargándose de muchas cosas en relación con su vida, pensó Lexi con amargura y respondió: —No tenía por qué molestarse. No tengo necesidad de recuperarme. He tenido un aborto, no he perdido un brazo. Es más, cuanto antes pueda volver a trabajar en la recepción del hotel, mejor —Lexi sabía que se estaba mostrando agresiva a propósito, pero no podía evitarlo. O se enfadaba o se echaba a llorar, y ya había llorado bastante.

—Lexi, por favor. Lorraine sólo trata de ayudarte para compensar su olvido de la otra noche. Tú estás en proceso de recuperación, necesitas...

—Jake —lo interrumpió ella—. Sé lo que necesito, y es volver a la normalidad lo antes posible. Así que, por favor, déjame sola —y deseó que Lorraine se evaporara para siempre...

El coche se detuvo ante la entrada del ala privada de Forest Manor. Cuando bajaron, Jake se volvió hacia ella y la miró con los ojos entrecerrados.

—Necesitas un descanso —indicó y antes de que ella pudiera protestar, la levantó en sus brazos, la subió al dormitorio y la colocó suavemente sobre la cama—.

El médico me dijo que esperara cambios de carácter inesperados, querida, así que puedes quejarte todo cuanto quieras, pero harás lo que yo te diga — después se inclinó y le dio un beso en la frente—. ¿Deseas algo?

«Recuperar mi bebé», pensó, pero jamás llegó a pronunciar las palabras y, sintiéndose muy desgraciada, se dejó caer sobre las almohadas como un cuerpo sin vida. Un leve suspiro escapó de sus labios.

—No, estoy bien. Te veré abajo más tarde.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Buena chica —Jake se incorporó y le sonrió—. Ya tendremos otros hijos, Lexi.

Tenemos mucho tiempo.

Lexi le sonrió levemente pero, por primera vez desde que lo conoció, se alegró de ver a Jake salir de la habitación.

Meg se mostró muy solícita con Lexi cuando la despertó con una taza de té y la información de que la cena estaba casi lista. Lexi sonrió a aquella mujer pequeña y de pelo cano que llevaba trabajando en Forest Manor desde antes de que ella naciera.

—Parece que no me trae suerte vivir en esta casa, ¿verdad, Meg? Aquí murió mi madre, después mi padre y ahora el bebé. Quizá si me hubiera quedado en Londres, no lo habría perdido.

—No seas ridicula —dijo Meg—. Perder a un bebé no tiene nada que ver con el lugar donde se vive. Estás imaginando cosas. Ahora levántate, vístete y atiende a tu marido. No queremos que esa bruja de ojos oscuros se aficione demasiado a él, ¿verdad?

Lexi rió. La opinión de Meg acerca de la empleada de lake era equivalente a la suya. Aunque Jake negara cualquier relación sentimental con ella, Lexi sospechaba que no era por falta de interés por parte de Lorraine...

Sentarse a la mesa media hora más tarde en compañía de Jake y de Lorraine no le resultó una experiencia muy relajante. Jake hizo un gran esfuerzo por llevar el peso de la conversación pero a Lexi le resultó dificíl responder algo más que monosílabos, hasta que los oíros dos comenzaron a tratar acerca de un negocio determinado. Lorraine pareció olvidarse de la presencia de Lexi y se volvió muy explícita.

—De verdad, Jake. Tienes que decidir si quieres hacer ese negocio y salir a buscarlo. Una llamada por teléfono no lo va a resolver. Tienes que estar en Londres mañana.

—Ahora no, Lorraine —repuso Jake con tono cortante lanzando a la mujer una mirada de advertencia. Entonces se volvió hacia Lexi y añadió—: No te preocupes, querida. Me quedaré aquí.

—Por favor, Jake —suplicó Lexi—. Yo estaré bien aquí, con Meg. Es más, creo que me gustaría estar sola por un tiempo. Si te necesitan en Londres, entonces realmente pienso que debes ir.

—De ninguna manera —le tomó una mano por encima de la mesa—. Tú me necesitas.

La ternura de la mirada de Jake casi desarmó a Lexi, pero haciendo un gran esfuerzo liberó su mano.

—De verdad, preferiría que fueras, Jake.

—Entonces todo arreglado —comentó Lorraine—. Estás asumiendo una actitud demasiado protectora, Jake. Yo me iré a Londres después de la cena y concertaré una reunión para mañana.

Jake miró a Lexi directamente a los ojos.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Acabas de vivir una experiencia muy traumática; necesitas mi apoyo.

Pero el apoyo de Jake llegaba un poco tarde, pensó Lexi con amargura. Casi no había mencionado al niño. Era un varón. ¿Lo sabía, Jake? Ella no tenía la menor idea.

Al igual que tampoco sabía qué perverso sentido de la justicia motivaba su propio resentimiento.

Lexi miró a su marido a los ojos y deseó suplicarle que se quedara, que la abrazara, que la reconfortara, pero en su interior sentía una culpa dolorosa. Por su culpa había perdido al bebé; no se merecía el cariño y la ternura que podía ver en los ojos de Jake. Le había fallado en la cosa más importante que una mujer debía darle a su marido y por eso lo menos que podía hacer era no molestarlo en sus negocios.

Miró a Lorraine y descubrió la impaciencia en sus ojos.

—De verdad, Jake. Lexi sólo ha tenido un aborto. Eso les sucede a las mujeres todos los días y se sobreponen. Es más, quizá haya sido algo positivo, a fin de cuentas. Vamos a estar muy ocupados durante los próximos meses. No tendrías mucho tiempo para un niño ahora. El año que viene sería mucho mejor.

Lexi no podía creer en la falta de sensibilidad en Lorraine. Creyó ver algo en la mirada de su marido, algo que le pareció un gesto de alivio, justo antes de que explotara.

—Por el amor de Dios, Lorraine. Guárdate tus malditas opiniones —gritó Jake con violencia—. Tú quizá seas una brillante mujer de negocios, pero en el aspecto personal los dos sabemos que distas mucho de serlo. ¿No te das cuenta de que estás molestando a Lexi? ¿Cómo puedes ser tan calculadora? También era mi hijo.

—Lo... lo siento —respondió Lorraine y se levantó de la mesa—. Esta noche me vuelvo a Londres. Sera mejor que me vaya preparando. Llámame más tarde a casa y dime qué es lo que has decidido —y salió de la habitación.

Lexi estaba demasiado asustada como para poder hablar. Sintió una mano en un hombro y levantó la mirada; Jake estaba detrás de ella.

—Lo siento, Lexi. No hagas caso a Lorraine. Es una gran mujer de negocios, pero para ella el hogar y la familia no tienen la menor importancia. Ella no desea ser dura, simplemente no sabe pensar en otra cosa que sean los negocios... Vamos, te llevaré arriba.

—Puedo hacerlo sola.

—Lo sé, querida, pero compláceme, por favor —la hizo ponerse de pie y después la levantó en sus brazos, con sus ojos azules fijos en los de ella—. No me gusta sentirme indefenso, Lexi, y la pérdida del bebé me ha dejado así.

Lexi sintió que los ojos se le inundaban de lágrimas. Jake sufría tanto como ella.

No se opuso cuando él la llevó en brazos al dormitorio.

Con mucho cuidado la dejó en el suelo y la abrazó. Lexi apoyó la cabeza en su pecho; al sentir los latidos de su corazón bajo la mejilla, se sintió reconfortada.

—Siempre estaré aquí para ti, Lexi. ¿Lo sabes, verdad?

Lexi levantó el rostro hacia él.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Sí, sí, lo sé, pero Lorraine tiene razón. Yo estaré bien; tu negocio es importante. Ve, por favor —se esforzó por sonreír—. Después de todo, podrás llamarme por teléfono.

—Shhh, querida, no voy a ninguna parte —la besó con ternura—. Todo va a salir bien. Pero ahora métete en la cama y descansa. Me reuniré contigo más tarde.

Lexi se dio la vuelta, se quitó la ropa y se dirigió al baño. Todo iba a salir bien; Jake así lo había dicho... pero de alguna manera, por primera vez desde su matrimonio, no estaba tan segura.

Un par de horas más tarde Lexi despertó de un sueño ligero y vio a Jake que salía del baño completamente desnudo. Sus ojos azules le recorrieron su cuerpo musculoso casi con disgusto. Él era perfecto, tan lleno de vida, todo masculinidad... pero su hijo estaba muerto y ella se sentía fracasada.

Jake se metió en la cama junto a ella, la abrazó y Lexi no ofreció ninguna resistencia hasta que, con disgusto, sintió su excitación. Él estaba excitado sexualmente. Lo apartó de un empujón.

—¡Por Dios, Jake! ¿Cómo puedes?

—Shhh, Lexi. No quiero hacer nada. Sólo abrazarte, pero ya sabes que siempre provocas esto en mí. No tienes que hacer nada. Una mirada, una sonrisa, con sólo estar ahí mi cuerpo responde... y ya van varias noches sin ti. Simplemente quédate quieta y pronto me relajaré.

Lexi echó la cabeza hacia atrás y contempló sus facciones, casi invisibles bajo la luz de la luna que en—traba por la ventana.

—A menos que tú quieras ayudarme a relajarme murmuró él y besó sus labios entreabiertos. Lexi sabía perfectamente lo que él quería decir. Hasta que se quedó embarazada, los dos habían disfrutado de una relación sexual plena y satisfactoria.

Jake le había enseñado todo cuanto ella sabía acerca del sexo y también cómo complacerlo, pero en esas circunstancias aquello le parecía de mal gusto, por lo que se apartó y se fue al otro extremo de la cama.

—Sólo estaba bromeando, Lexi. Trataba de animarte. Esto es tan duro para mí como lo es para ti, amor mío, y estoy algo confundido.

—Prueba a utilizar la otra habitación —replicó Lexi de manera cortante—.

Necesito dormir.

—¿Lo dices en serio? —después de sentarse en la cama Jake tomó a Lexi por los hombros—. ¿De ver—dad es eso lo que deseas? Sabes que haría cualquier cosa para ayudarte.

Pero aquello no era lo que ella quería. Ella quería que Jake la abrazara para dormirse con la cabeza apoyada sobre su pecho. Que él le dijera cuánto la amaba, y que no era por su culpa que había perdido al bebé, pero no podía decirle nada de eso. Entonces, con voz temblorosa, le dijo: —Si, prefiero estar sola, si no te importa —y advirtio la expresión de dolor que apareció en su rostro.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —E1 doctor Bell me dijo que te consintiera, así que está bien —bajó la cabeza y Lexi comprendió que iba a besarla, por lo que de manera deliberada se volvió para recibir el beso en la mejilla—. Buenas noches, amor mío.

LEXI sintió cómo abandonaba la cama y, después de unos segundos, escuchó el ruido de la puerta al cerrarse con suavidad. ¿Qué había dicho? ¿Y por qué? Se sentía muy sola sin Jake y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. No podía reconocer a la persona en la que ella misma se había convertido y, cuando cayó en un sueño de agotamiento, su mente cansada dejó de buscar una respuesta.

Durante las siguientes semanas pareció como si Lexi viviera en un mundo aparte. Funcionaba muy bien a nivel práctico, pero a nivel emocional estaba como insensible, acosada por la culpa de haber perdido al niño. Ni siquiera Jake podía acercarse a ella.

La primera mañana en Forest Manor, Jake se mostró muy preocupado y se negó a viajar a Londres. El miércoles por la noche insistió en llevarla a cenar fuera para distraerla. Cenaron en un restaurante de York, el primer lugar en donde compartieron una comida, pero Lexi no tenía apetito. Suspiró de alivio cuando por fin Jake sugirió regresar a la casa.

Jake entró en la habitación cuando ella se estaba poniendo su camisón de satén; Lexi levantó la mirada y lo vio desde el otro lado de la cama. Jake acababa de salir del baño; estaba desnudo, a excepción de la toalla blanca que se había atado a la cintura. Parecía el sueño de cualquier mujer, pero para Lexi era una amenaza a su estado de insensibilidad. Lo miró con cautela cuando él rodeó la cama para detenerse frente a ella.

Jake la agarró de los brazos y la atrajo hacia sí.

—Tenemos que hablar, Lexi. Ya has dormido sola durante demasiado tiempo.

Esto se está convirtiendo en una costumbre.

Lexi se puso tensa.

—No me malinterpretes, querida. Sé que es demasiado pronto para hacer el amor.

—Qué considerado —replicó ella con agresividad. —Confía algo en mí, Lexi.

Tienes que comprender que las camas separadas no son la respuesta a tus problemas.

Tú necesitas cariño y atención.

—No en este momento —respondió ella en tono seco y vio cómo Jake levantaba la barbilla con expresión orgullosa.

—¿Entonces cuándo, Lexi? Ya casi no hablas.

—Sí lo hago. Hoy estuve trabajando en la recepción durante un par de horas y me sentí muy bien.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Y así había sido. Jake estuvo trabajando en su estudio y ella fue al hotel justo en el momento en que llegó un grupo de turistas franceses. Se sintió bastante mimada durante un rato.

—¿Puedes hablar con desconocidos, pero no con tu propio marido? —preguntó Jake con voz suave, pero expresando a la vez su frustración—. Por Dios, Lexi, ¡tienes que reaccionar —clavó los dedos en sus brazos y ella se quejó y levantó la cabeza a tiempo de ver un brillo de furia en sus ojos—. Sé que es duro, Lexi pero tenemos que tratar de olvidar. Cuando te conocí, lo primero que llamó mi atención, aparte de tu belleza y de tu pequeño cuerpo voluptuoso —la recorrió con la mirada de la cabeza a los pies— fue tu gran deseo de vivir. No dejes que esta mala experiencia te quite toda la energía. Quiero a mi esposa tal como era. Quiero que volvamos a la normalidad lo antes posible —declaró Jake, frustrado.

—Si lo que dices es verdad —opinó ella con fingida calma, teniendo en cuenta que el pecho desnudo de Jake rozaba la delicada tela de su camisón—, entonces creo que deberías regresar a Londres mañana. Después de todo, durante los dos últimos meses has estado trabajando en la ciudad durante toda la semana y venías a casa sólo los sábados y domingos. Eso es lo normal entre nosotros —le sostuvo la mirada a Jake y vio cómo sus ojos se oscurecían. Le pareció oír que él murmuraba «te necesito», pero debió de equivocarse porque, con un leve suspiro, Jake le acarició una mejilla y dijo: —Sí, lo que tú digas —la besó con pasión, para luego añadir—: Y Dios sabe que el negocio me necesita, aunque tú no —y se alejó con gesto abatido.

Después de esa noche, Jake volvió al apartamento de Londres y a su oficina y Lexi adoptó una rutina regular: trabajaba algunas horas todos los días en la recepción del hotel. Los fines de semana, Jake regresaba a casa. Él la sacaba a cenar y también veían obras de teatro en York; incluso insistió en que pasaran el día en Castle Howard, pero nada podía sacarla de su letargo y las habitaciones separadas continuaron... Meg lo intentó también, advirtiéndole que era una tonta al dejar a su marido solo con Lorraine durante toda la semana, y que se estaba buscando problemas. Pero Lexi se negaba a escuchar. Si Jake dormía con Lorraine, aquello no era más que lo que siempre había sospechado, y se negaba a admitir que algo estuviera mal.

Había vuelto al trabajo. Entonces, ¿qué podía importar que estuviera un tanto callada? Seguro que eso le estaba permitido después de todo lo que había sufrido. Y se envolvió en su pena como si fuera una mortaja.

Lexi abrió los ojos lentamente y por un instante sintió pena de que Jake no estuviera allí, acostado a su lado. Suspiró profundamente, se apartó el cabello del rostro y se incorporó. Miró a su alrededor. Hacía pocos meses, cuando concluyó la remodelación, aquella habitación había constituido un motivo de orgullo y de alegría; ella había escogido la decoración en tonos crema y amarillo. Era una maravillosa mañana de verano y entonces Lexi recordó la fecha... era miércoles, el día de su visita al doctor Bell para que le hiciera una revisión, pero también era la víspera de su primer aniversario de bodas.

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https://www.facebook.com/novelasgratis En cuanto el doctor Bell la vio, exigió saber qué era lo que andaba mal. Lexi flaqueó y se lo dijo: su sentido de culpa por haber perdido el bebé, su disgusto por el sexo, incluso su sospecha de que Jake mantenía relaciones con Lorraine. Tres horas más tarde y despues de muchos buenos consejos, Lexi se encontró a bordo del tren de la tarde, de camino hacia Londres y dispuesta a ver a Jake.

Mientras contemplaba el paisaje por la ventana, se sentia como si hubiera despertado de un largo sueño. «Más bien una pesadilla», admitió de mala gana. El amable doctor Bell se lo había explicado todo: había estado padeciendo una depresión hormonal y el hecho de haber perdido al bebé y de sentirse culpable había empeorado su estado. Una vez que el médico la convenció de que aquello era una reacción normal después de un aborto, de pronto se sintió rejuvenecida.

Por primera vez en varias semanas, Lexi había dedicado mucho tiempo a su aspecto. Su cabello rojo brillaba intensamente y le caía sobre la espalda como una cascada. El sencillo vestido verde de seda que llevaba se ajustaba a su cuerpo de manera provocativa y terminaba justo encima de las rodillas, revelando sus piernas bien torneadas. Calzaba unos zapatos blancos de tacón alto y en una mano sostenía un pequeño bolso también blanco, en el que había guardado su pasaporte. Una maleta hecha a toda prisa se encontraba en la repisa encima de ella. Iba a sorprender a Jake y a convencerlo de que dejara su negocio en manos de Lorraine, para que la acompañara en un viaje a París el resto de la semana, como una repetición de la luna de miel de un año antes. Se decía que eso sería perfecto.

Pero la primera señal de que el plan de Lexi no iba a funcionar apareció cuando el tren se detuvo en seco, media hora antes de llegar a la estación de King's Cross.

Lexi se enteró de que el tren se había retrasado por una amenaza de bomba en la estación y, para empeorar las cosas, se desató una fuerte tormenta. Consultó su reloj y suspiró. No iba a poder encontrar a Jake en la oficina, pero entonces se dijo a sí misma que eso no importaba. Lo encontraría en su apartamento. Allí habían pasado muchos momentos felices de recién casados.

Lexi recordó la primera semana, cuando estuvieron tan unidos. Jake le había contado todo acerca de él. Era un hombre que se había hecho a sí mismo, y cuyos orígenes eran oscuros. Aparentemente su madre se enamoró de un hombre casado cuando se encontraba de vacaciones en el continente y Jake fue el resultado de aquella aventura. Aquel hombre se ocupó de la madre y de la criatura. Les consiguió una casa en Londres y todos los meses les hacía llegar un cheque con una respetable cantidad, aunque jamás se presentó. Cuando Jake cumplió dieciséis años, el dinero dejó de llegar, por lo que su madre y él supusieron que el hombre en cuestión había muerto. Jake dejó la escuela y comenzó a trabajar en la construcción. Después de la muerte de su madre, cuatro años más tarde, dio su primer paso en los negocios al invertir en un edificio de apartamentos.

Lexi sonrió mientras recordaba cuando, desnudos en la cama del hotel de París, ella se burló de él y le dijo que era un buen partido: millonario con treinta años.

Entonces Jake se rió y le respondió: —Si te has casado conmigo por dinero como Lorraine trató de hacerme creer, entonces te vas a llevar una buena sorpresa. Yo reinvierto cada céntimo que gano. Un Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis millonario como yo no necesariamente tiene que tener dinero en efectivo en el bolsillo. Pero no te preocupes. No dejaré que pases hambre —se inclinó sobre su cuerpo desnudo—. Puedes morderme a mí cuando se antoje, querida.

El tren se puso en marcha bruscamente, sacando a Lexi de su ensimismamiento.

Se sorprendió al darse cuenta de que llevaba más de una hora de retraso. Pero aun así, no tardaría en ver a su marido.

Antes de tomar un taxi entró en una boutique para comprar un frasco de la loción favorita de Jake. El empleado se lo envolvió en papel de regalo. Sabía que no era un regalo muy emocionante para un aniversario de bodas, pero era lo mejor que podía hacer con tan poco tiempo. Diez minutos más tarde recorría Londres sentada en el asiento trasero de un taxi.

Con paso ligero entró en el portal del edificio de apartamentos, tratando de protegerse de la lluvia. El precioso día de verano se había convertido en una noche húmeda e inhóspita. Pero nada podía malograr su ánimo y con la maleta en una mano y su bolso y el regulo en la otra, subió corriendo las escaleras hasta llegar al apartamento del primer piso.

Dejó la maleta en el suelo, sacó su llave y entró.

Avanzó en silencio por el vestíbulo, dejó allí la maleta después dio un paso más hacia la puerta de la sala.

No huvo que abrirla, pues estaba entornada, así que bastó con empujarla un poco. Entonces Lexi se quedó helada.

Jake ya estaba en casa, pero no se encontraba solo.

Un pequeño mueble de libro, escondía a medias la puerta de las dos personas que estaban sentadas en el sofá de color negro. Pero Lexi podía ver con toda claridad a Jake y a Lorraine, con una botella de vino y dos copas sobre la mesa junto a ellos.

Pero lo peor era que los dos vestían solamente unas batas de baño.

Lexi permaneció inmóvil por la sorpresa, mientras el agua de la lluvia le chorreaba por el cabello y la espalda; la tormenta la había dejado empapada. Pero la tormenta que estaba estallando dentro de su corazón era mucho peor. Se daba cuenta de que su vida se estaba desbaratando ante sus ojos.

—No insistas, Lorraine. Simplemente no puedo decírselo a Lexi. Por lo menos todavía no. ¡Ella acaba de perder a su hijo, por el amor de Dios! Se va a sentir muy herida... —la voz grave de Jake resonaba en el silencio de la habitación.

—Te estás comportando de manera ridicula, Jake. Tiene que saberlo en algún momento y si tú no se lo dices lo va a saber de todas maneras y eso le va a doler mucho más. Es imposible mantener algo así en secreto.

Tomó a Jake del brazo y, en su puesto de observación, Lexi se contrajo como si la hubieran herido.

—Ya te he dicho, Jake, que proteges demasiado a Lexi. Ella tiene veinte años; ha perdido a un hijo, sabe que el mundo no es todo dulzura y bondad. Estas cosas

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https://www.facebook.com/novelasgratis ocurren y nadie puede hacer nada al respecto. Dejas a un lado todo eso y lo intentas de nuevo.

—Tú no comprendes, Lorraine. Yo le hice una promesa a Lexi cuando nos casamos. ¿Qué se supone que debo decirle? Lo siento, querida, pero las circunstancias han cambiado y el mundo es muy duro. Siento tener que romper mi palabra, pero estoy seguro de que comprenderás... —dijo Jake con sarcasmo.

—Ella lo comprenderá, Jake, y no es como si la dejaras sin nada; ella es una asociada en la empresa... la mitad de lo que tú ganas es de ella. Personalmente, siempre creí que ella era una cazafortunas. Ya te lo dije cuando insististe en casarte con ella. Quizá se alegre ante la oportunidad de llegar a ser rica por sí sola... si yo estuviera en su lugar, así lo haría.

—Lexi ha vivido protegida durante toda su vida; ella no es como tú —repuso Jake—. Por eso tú eres tan buena colaboradora; eres tan dura como cualquier hombre, y muy materialista. Afortunadamente Lexi no lo es .

Lexi había visto y escuchado suficiente. «No es tomo si la dejara sin nada», aquellas palabras resonaban en su cerebro. ¿Cómo pudo haber sido tan tonta? Su marido y Lorraine eran amantes. Jake estaba meditando en cómo se iba a divorciar de ella. Seguramente aquello ya existía mucho antes de que ella conociera a Jake. De pronto todo resultó muy claro. Se dio cuenta de que él se había casado con ella sólo por Forest Manor.

Recordó el día de la boda, cuando ella misma mencionó la posibilidad de algún día ir a vivir a Forest Manor y le extrañó la mirada de sorpresa que Jake le lanzó. De manera inocente ella había supuesto que, una vez casados y con la promesa de Jake de que pagaría las deudas de su padre, conservaría la casa. Pero él de inmediato la corrigió. Era esencial que el lugar se convirtiera en un hotel, aunque sí le prometió que conservarían un ala para ellos. Lexi estaba muy enamorada y, evidentemente, aceptó.

De pronto muchas cosas cobraban sentido. Al principio, cuando el hotel quedó terminado, Jake le dijo que podría trabajar tan bien en Yorkshire como en Londres.

Pero casi en cuanto se confirmó el embarazo de Lexi, de pronto los negocios se complicaron y Jake necesitaba quedarse en Londres casi toda la semana. Ahora Lexi se daba cuenta de que seguramente Jake había deseado librarse de aquel matrimonio en cuanto el hotel comenzó a funcionar y a darle dinero.

Por fin tomó un taxi y se desplomó en el asiento trasero.

—Sólo siga avanzando, por favor —murmuró.

—Usted manda —respondió el taxista.

Las lágrimas se le secaron en el rostro. Recordó entonces que Jake la había llamado «infantil», por no querer aceptar el hecho de que quería divorciarse de ella sin montar una escena.

«Depresión hormonal», pensó ella con ironía. En lo más profundo de su subconsciente ella siempre había pensado que su relación con Jake estaba destinada Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis al fracaso. ¿Por qué se iba a casar un hombre tan rico como él con una ignorante jovencita de Yorkshire? Siempre había sospechado que tenía un carácter despiadado, pero jamás había pensado que un día se volvería contra ella. Jake la había fascinado, utilizado su cuerpo en la pasión, pero ni siquiera aquello lo había satisfecho por mucho tiempo.

Lexi gimió. Todas sus sospechas acerca de Jake y Lorraine habían quedado confirmadas. Lo más probable era que Jake le hubiera hecho el amor a su amante cada vez que se quedaba en Londres, mientras que Lexi había representado el papel de esposa feliz e ignorante, que trabajaba en el hotel a muchos kilómetros de distancia. Cerró los ojos por un momento para borrar el dolor; se juró que no cedería ante él.

Mientras ella perdía a su bebé, lo más probable era que Jake y Lorraine hubieran estado haciendo el amor en ese preciso momento... No podía soportar pensar en ello y entonces se hizo una promesa a sí misma. Jake la había herido por última vez...

Estaba decidida. Antes había utilizado el nombre de su antigua compañera de escuela sin darse cuenta, pero en realidad era una buena idea. El recuerdo de Cathy le resultaba reconfortante. Las dos eran hijas de diplomáticos y habían pasado cinco años estudiando juntas en la misma escuela de monjas de Sussex. Después habían compartido un apartamento en Londres durante un año, pero no habían vuelto a verse desde que Lexi salió de la universidad. A pesar de ello, Lexi estaba segura de que Cathy todavía seguía en el mismo apartamento. Le dio al taxista la dirección de su amiga y media hora más tarde era recibida con cariño por una chica con el pelo teñido de verde, en un apartamento de Éarl's Court en el que parecía que acababa de caer una bomba.

—Oye, no pareces una mamá muy feliz. ¿Qué ha sucedido?

Lexi se dejó caer sobre el sofá desvencijado y entre zollozos se lo contó todo a Cathy.

Al día siguiente habló largamente con su abogado de York y le explicó que no tardaría en recibir los papeles de divorcio de parte de su marido. Le pidió que la representara y que aceptara lo que Jake le pidiera, pero que por ningún motivo le facilitara a su marido la dilección que ella le enviaría tan pronto como se hubiera instalado.

Con las condolencias del anciano todavía resonando en sus oídos, Lexi colgó el teléfono y con una sonrisa triste le dijo a Cathy: —Me gustaría alejarme todo lo posible de Inglaterra. Y por si casualidad, te encuentras con Jake Travis, tú no me has visto ni tienes idea de dónde estoy. Pro— métemelo...

Y Cathy lo hizo.

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Capítulo 3 LEXI bajó del ascensor en la planta baja y contempló el elegante vestíbulo de mármol. Se asomó por las puertas del comedor; todo estaba tranquilo. Los pocos clientes que habían optado por comer en el edificio eran atendidos con la eficiencia que se esperaba del personal del hotel Le Piccolo Paradiso.

Como administradora de aquel pequeño hotel, el trabajo de Lexi consistía en asegurarse de que todo funcionara bien. Aún en ese momento, cuando estaba fuera de servicio y de camino hacia Sorrento, no pudo evitar revisar que todo estuviera en orden.

«Hoy todo va estupendamente», se dijo con una sonrisa. Se iba a encontrar con Dante para la comida y éste esperaba noticias acerca de si ella iba a seguir adelante con el divorcio. Para Lexi seguía siendo un enigma el motivo por el que cinco años después, Jake Taylor todavía no había llevado a cabo los trámites de la separación.

Aquello no tenía sentido. La última noche que pasó en Londres ella pudo escuchar cómo Lorraine y él discutían acerca de la manera de darle a ella la noticia acerca de su relación, e incluso habían hablado acerca de las contraprestaciones económicas, preguntándose si Lexi las aceptaría. Cuando ella se enfrentó con Jake, él no hizo ningún intento por negarlo; incluso se mostró encantado de que ella los hubiera oído y se comportara de forma sensata. Además, le sugirió que se reuniera con ellos para tomar una copa.

Durante años, Lexi había esperado recibir noticias del señor Travis, su abogado, acerca de Jake y de los tramites de divorcio, pero aquello jamás ocurrió. Cuando Dante la invitó a salir unos meses antes, Lexi decidió que ya era hora de volver a relacionarse con los hombres, y para hacerlo tenía que ser libre. Por fin, una semana antes telefoneó al señor Travis en Inglaterra.

Después de mantener una larga conversación con él, ella le confirmó por escrito su deseo de comenzar los trámites de divorcio sobre las bases de una separación de cinco años. Y aquella mañana había recibido una caria de su abogado en la que le informaba que el proceso avanzaba en su favor.

Lex i se olvidó de ese problema, se acercó a la re—cepción y en un fluido italiano le preguntó a Franco, su asistente, si todo estaba en orden. —Sí. Lexi.

Sus ojos de color castaño recorrieron su figura de manera apreciativa, observando la melena rojiza que le caía por la espalda y su seductora figura destacada por un ajustado vestido azul. Cinco años en Sorrento y lexi había madurado para convertirse en una mujer de impresionante belleza. Franco suspiró de manera melodramática.

—¿Va a verse con el señor Dante? Me parece que es un hombre muy afortunado.

Lexi sonrió y aceptó el piropo.

—Siempre tan galante, Franco. Ciao —y salió a la calle.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Se detuvo un momento junto a su pequeño coche. Realmente pertenecía a la compañía, pero Lexi lo consideraba como suyo. Contempló por encima del techo del vehículo la vista que se extendía delante de ella. Aquella vista nunca dejaba de levantarle el ánimo. El hotel estaba situado en lo alto de una colina que daba a la bahía de Nápoles. La isla de Capri era visible a la izquierda, como una exquisita joya en medio del mar azul. Con un suspiro de satisfacción, Lexi abrió la puerta del coche y se sentó al volante.

—¿Para qué preocuparse? —se dijo a sí misma. Según su abogado, dentro de un mes y medio podría divorciarse de Jake amparada en el hecho de que habían estado separados durante cinco años. Ni siquiera necesitaba el consentimiento de un marido. Dante debería sentirse satisfecho con aquello. Muy pronto sería oficialmente una mujer soltera.

Puso en marcha su pequeño coche y avanzó por la elegante avenida bordeada de naranjos y limoneros. Al cruzar la verja de entrada, giró hacia la derecha en dirección a Sorrento. Cantaba suavemente cuando, mientras bajaba por la carretera de la colina, un deportivo negro la adelantó a toda velocidad pasando muy cerca de ella. «¡El mismo maldito coche otra vez! Maldito machista acomplejado», pensó Lexi cuando alcanzó a ver la silueta del hombre de tez bronceada que iba al volante del coche negro. Una vez más, pensó que había algo familiar en el conductor del deportivo. Lo había visto varias veces durante los últimos meses. Era difícil no hacerlo. Al principio había pensado que podría ser un cliente del hotel, pero éste era pequeño, sólo tenía doce suites lujosas, y ya conocía prácticamente a todos los clientes.

Nunca había podido ver bien al conductor, pero de alguna manera tenía la sensación de que conocía a aquel hombre de una manera más personal. Aunque aquello era ridículo. La gente que podía tener un deportivo tan caro no pertenecía a su mundo social. Dante, su pretendiente, disfrutaba de una posición económica holgada, pero no hasta ese punto. Era dueño de dos joyerías, una en Sorrento y otra en Amalfi. Era un hombre bueno, trabajador y serio que sería un excelente marido y padre de sus hijos.

Una sombra oscureció su expresión cuando se dio cuenta de que aquella noche se cumplían exactamente cinco años del día en que perdió a su hijo. Jamás se había olvidado por completo de aquel aborto y algunas veces, en sus momentos más pesimistas, no podía evitar preguntarse si había solicitado el divorcio con la idea de casarse con Dante más por el deseo de tener Un hijo que por casarse con el hombre en sí.

Lexi desechó aquella idea. De todas maneras, Dante todavía no se le había declarado. De nuevo se estaba adelantando a los acontecimientos. Esa era una mala política, pensó mientras avanzaba entre el tráfico de Sorrento de camino a Marina Piccola. Había quedado con Dante en el restaurante Dolphin. Aparcó el coche en una callejuela y llegó al viejo puerto.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Una sonrisa apareció en sus labios al ver algunos niños jugando en el mar.

Algunos se lanzaban al agua desde los barcos que se encontraban amarrados en la orilla.

Pensó que Sorrento era una ciudad sorprendente, construida sobre una planicie que parecía surgir bruscamente del mar. Consultó su reloj. ¡Iba a llegar tarde!

Recorrió los cien últimos metros a la carrera y entró jadeando en el restaurante, para salir a una terraza.

Miro a su alrededor y sonrió al ver a Dante. Él no la vio y por un momento Lexi lo contempló a sus anchas. Era un hombre muy agradable. Con cuarenta y dos años su cabello comenzaba a encanecer un poco, la joven pensó que nada podría quitarle méritos a su rostro atractivo cuando lo vio levantar la cabeza y mirarla sonriente. De mediana estatura, tenía el cabello negro y rizado, propio de un verdadero napolitano.

Dante se levantó cuando Lexi se acercó.

—Tarde otra vez, querida —la besó en las mejillas—. Pero ha valido la pena esperar.

Hacía una semana que Lexi no lo veía y su piropo obró maravillas en su estado de ánimo. Ella se sentó con un suspiro de satisfacción y contempló el mar. Se dijo que había tomado la decisión adecuada; Inglaterra ya no la atraía. Ahora su vida estaba en Italia, con Dante, y dentro de pocas semanas ya estaría libre para casarse con él.

Volvió la mirada hacia su acompañante y le sonrió.

—¿Alguna vez te he dicho que eres un hombre verdaderamente encantador, Dante?—En ese caso, comamos pronto y vayamos a mi casa para dormir una siesta —sonrió.

—Jamás pierdes una oportunidad.

Dante de pronto se puso serio y le tomó la mano.

—No pienso hacerlo. Te he esperado durante meses. ¿Has sabido algo de Inglaterra?

Lexi retiró la mano cuando el camarero llegó con dos platos de marisco.

—Sí, sí. Mi abogado me ha dicho que, como la separación ha durado ya cinco años, dentro de pocas semanas podré conseguir el divorcio con o sin el consentimiento de mi marido. Esta semana recibí una carta y el trámite ya está en marcha. No hay problema.

—¿Estás segura? —preguntó Dante con escepticismo.

—Absolutamente —confirmó ella.

—¿En ese caso, que tal una boda en noviembre?

Para entonces la mayoría de los turistas ya se habrán manchado y podremos tener una larga luna de miel.

Aquella no era la proposición de matrimonio más romántica del mundo, pensó Lexi, pero durante los últimos meses, Dante le había hecho saber de muchas maneras que deseaba casarse. Y esa era la razón por la cual ella por fin había tenido el valor de Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis solicitar el divorcio. Después de todo, cinco años sin noticias de su marido eran suficiente prueba para cualquier jurado de que su matrimonio había terminado. Pero hasta que conoció a Dante, Lexi se había negado a hacer algo al respecto. Quizá en lo más profundo de su ser temía tener que enfrentarse a su marido una vez más.

Dante la observaba expectante. Ella sabía que él era completamente sincero. De pronto, Lexi se estremeció. De alguna manera la mención de la luna de miel y la idea del paso irrevocable que estaba a punto de dar la hizo dudar.

—Díme algo, querida.

—Sí, sí, está bien. En noviembre —pronunció las palabras y sonrió cuando él volvió a tomarle la mano. —Gracias, querida. Te prometo que jamás te arrepentiras de casarte conmigo —sonrió—. El señor Monichelli estará encantado de ser tu padrino; me tomé la libertad de preguntárselo la semana pasada —entonces le soltó la mano, tomó su tenedor y continuó comiendo Lexi sacudió la cabeza y después siguió su ejemplo, pero su mente no estaba en la comida, por muy deliciosa que estuviera. El nombre del señor Monicelli la hizo recordar cuando llegó a Sorrento por primera vez. Se había quedado una noche en casa de su amiga Cathy en Londres, después de la dolorosa traición de Jake. Al día siguiente, Cathy la envió a la casa de sus padres, en Surrey, y dos días más tarde, Lexi se encontró viajando con ellos hacia Italia, donde el padre de su amiga iba a ocupar el puesto de cónsul británico en Nápoles. El señor Clarke—Smythe la presentó al señor Monicelli, el dueño de Piccolo Paradiso y, una vez que comprobó la facilidad que tenía para los idiomas, así como su experiencia en el hotel Forest Manor, el italiano le dio trabajo como empleada de recepción.

Tuvo suerte. Como su pasasporte todavía llevaba su apellido de soltera, nadie sabía que había estado casada, a excepción de Dante y del señor Moicelli, pues le pareció correcto mencionárselo.

Dante era un buen amigo de Marco, el hijo del señor Monicelli, y fue así como Lexi llegó a conocerlo. Hasta el año anterior Marco había llevado la administración del hotel hasta que un horrible accidente de ' coche lo dejó paralizado de cintura para abajo. Ahora vivía en la paradisíaca isla de Ischia, con sus padres, y i Lexi lo suplantó como gerente del hotel.

Pero ella sabía que el señor Monicelli pensaba vender el hotel. Con el dinero que obtuviera por la venta, pretendía llevar a su hijo a América para que allí recibiera un tratamiento adecuado y, tal vez, pudiera volver a caminar. Sin embargo, y repentinamente, la posibilidad de perder su trabajo ya no le parecía a Lexi tan terrible, después de la propuesta de matrimonio de Dante.

Más tarde, cuando ya caía la tarde, Lexi conducía de regreso a su casa. Si no se sentía completamente fascinada, por lo menos sí se sentía contenta con el futuro que la aguardaba. Dante la adoraba. Era cierto que sus besos no la encendían, pero era un hombre cariñoso y agradable. Por mucho que le gastase bromas acerca de ir a la cama, Dante no tenía ningún problema en esperar hasta que estuvieran casados. Otro punto a su favor.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Bajó del coche frente al hotel, y subió corriendo la escalerá hasta llegar al vestíbulo. Pensó que era una pena que Dante hubiera tenido que malgastar aquel dia libre, pero el administrador de su tienda en Amalfi había caído enfermo de pronto y él había tenido que retirarse para ir a atender el negocio.

En realidad, Lexi se sentía aliviada en cierta manera pues pensaba que durante aquella velada no habría sido una buena compañera ahora que los recuerdos del pasado acudían a su mente. Se detuvo ante el mostrador de recepción con una sonrisa para Franco y le preguntó de manera automática: —¿Algún mensaje?

Franco le comentó que el señor Monicelli deseaba que lo llamara con urgencia.

Lexi descolgó el teléfono de la recepción y marcó el número de su jefe. Cinco minutos más tarde, colgó el auricular con el rostro iluminado por una sonrisa. Aparentemente la venta del hotel se había llevado a cabo y la buena noticia era que todo el personal, incluyéndola a ella, permaneceria en sus puestos.

—¿Todo lo demás está bien? ¡Espero que ya no haya más problemas con las reservas! —dijo en broma.

Una semana antes el pobre Franco había descubierto que Anna, una asistente, había reservado para una pareja de recién casados una suite que ya estaba ocupada por un importante magnate árabe.

Afortunadamente Lexi pudo resolver el problema, pero tuvo que ofrecerle su propia suite a la pareja y pasar varios días compartiendo una habitación con Anna.

—No exactamente —respondió Franco muy serio.

—¿Qué? ¿Otra vez? —No, no —respondió Franco, pero Lexi se dio cuenta ele que evitaba mirarla a los ojos—. Pero un caballero ha insistido en verla a usted...

—Me negué a aceptar una negativa —dijo una voz] grave detrás de Lexi.

La joven se dio la vuelta y se quedó sin aliento. Pálida, tuvo que apoyarse en el mostrador de la recepción para no caer mientras abría los ojos al máximo. Por supuesto que debió de haberlo adivinado. Era el hombre del deportivo negro. Era Jake... su marido.

—¿Por qué te sorprendes tanto, Lexi? Seguro que me estabas esperando — opinó él con tono duro, mirándola con frialdad—. La breve nota que envió tu abogado al mío en la que le informaba que ibas a divorciarte de mí tenía que provocar una respuesta. Esa era tu intención, ¿verdad?

—No —Lexi levantó el mentón de manera desafiante y le sostuvo la mirada—.

Es más, me sorprende que supieras algo acerca del divorcio.

—Mi abogado recibió la nota del tuyo ayer y de inmediato me envió un fax. ¿Qué esperabas? —su sonrisa era fría—. ¿Qué te lo iba a permitir? —exclamó con calma.

—Yo no esperaba volver a verte —Lexi bajó los ojos y lo observó. De alguna manera Jake ofrecía una imagen todavía más impresionante que antes. Sus negros cabellos ahora estaban salpicados de hebras de plata, aquello no disminuía en lo más Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis mínimo su sensualidad. Llevaba unos pantalones vaqueros muy ajustados, y una camisa de algodón que sólo servía para reforzar su atracción letal.

Lexi se estremeció violentamente. Se sintió como si tuviera diecinueve años, apabullada por su propia reacción ante aquel hombre. Horrorizada, pudo comprobar que él todavía tenía la capacidad de despertar un fuerte deseo sexual en su cuerpo de mujer. Se dijo que había sido una tonta. Jamás se le ocurrió pensar que Jake respondiera en persona a la notificación de su abogado. Se preguntó por qué habría querido hacerlo. En cinco años no habían tenido ningún contacto. Seguramente, Jake estaría tan deseoso como ella de dar por terminado aquel matrimonio.

—Será mejor que busquemos un lugar donde poder hablar —dijo Jake, acercándose a ella y acorralándola contra el mostrador de la recepción.

—Eso no será necesario —logró responder Lexi—. No tenemos nada que decirnos —una vez más su mi—rada se encontró con la de Jake y sintió miedo ante la amenaza que vio en sus ojos.

—Quizá mi presencia te parezca aborrecible, Lexi, pero yo todavía no he terminado contigo —le comentó Jake—. Las próximas semanas van a resultar muy entretenidas.

—Si piensas alojarte aquí, el hotel está lleno —repuso con voz temblorosa.

—Eso dices, pero tú eres...

—La gerente, lo sé. Creo que deberías marcharte —señaló la puerta pero entonces Jake la agarró por la muñeca—. Déjame —gruñó ella con los ojos brillan— tes de ira mientras trataba de soltarse.

—Nadie me despide así y menos una perra merce—naria como tú... — respondió él con expresión dura—. Ahora, si deseas discutir acerca de nuestro matrimonio en el vestíbulo del hotel, a mí no me importa. Es—toy seguro de que a los clientes les va a gustar.

Lexi sintió que un estremecimiento le recorría la espalda cuando Jake le soltó la muñeca.

Ella jamás había recibido un solo céntimo de Jake desde que lo dejó.

—¿Todo bien, señorita Lexi? —intervino Franco.

—Sí, sí —confirmó Lexi y miró a su alrededor. Los clientes del hotel se dirigían a cenar y allí estaba ella, discutiendo en medio de la recepción.

—¿Señorita Lexi...? ¡Qué extraño! Yo habría jurado que eras mi esposa — comentó Jake con sarcasmo—. Claro que supongo que debería sentirme agradecido por el hecho de que estés trabajando para ganarte la vida. Esperaba encontrarme con que algún amante rico te mantuviera...

Lexi volvió la cabeza para mirar boquiabierta al Jake.

—Oye, tu... —se quedó sin palabras. —¿Ó quizá tienes varios amantes? Lexi vio entonces la expresión de sorpresa de Franco detrás del mostrador.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿Usted está casada con este hombre? —exclamó Franco y después comenzó a decir un montón de cosas en italiano acerca de lo que iba a decir Dante.

Lexi trató de calmar a su asistente. Pero por fin no tuvo más remedio que admitir que Jake era su marido.

—Cuando termine de discutir —intervino Jake con tono autoritario, mirando directamente a Franco—, entonces quizá sea usted tan amable de hacer que lleven mi equipaje a la suite de mi mujer.

Para Lexi aquello fue el colmo. Quería gritarle a Jake que se callara, pero sabía que tenía que sacarlo de la recepción cuanto antes.

—Sígueme —exclamó con los dientes apretados.

—Sabía que lo verías desde mi punto de vista, Lexi. Eres muy sensata.

Subieron al tercer piso en el ascensor y llegaron al final del pasillo. Lexi metió la llave en la cerradura y abrió la puerta. No se molestó en comprobar si Jake la seguía; entró furiosa en la habitación, arrojó su bolso sobre el sofá y se volvió de espaldas a la i ventana.

—¿A qué crees que estás jugando, Jake? ¿Cómo te atreves a venir aquí a hablar de mi moral o de la falta de ésta delante de mis empleados y clientes? ¡Y después a anunciarle al mundo que estamos casados!

—¿Te parece extraño que me sorprenda al oír llamar «señorita» a mi esposa? — preguntó Jake con cinismo.

—¡Por Dios! Estás loco. Llevamos separados cinco unos, Jake... cinco años. Es más, no comprendo por qué no te divorciaste de mí hace tiempo, o por qué estás aquí en lugar de andar paseando por Londres con tu fiel Lorraine.

—Entonces déjame que te informe, querida —gruñó Jake con tono frío—. He venido a reclamar a mi esposa.

Lexi se quedó sin aliento ante la arrogancia de Jake. Todo el cuerpo le temblaba de furia cuando gritó: —No seas ridículo —había olvidado a Jake durante años. Él había destrozado sus sueños juveniles de amor. Pero ahora ella era una mujer madura y trabajadora, y de ninguna manera iba a retornar a aquella posición servil como esposa de Jake—. ¡No lo voy a tolerar!

Con la mirada fija en Lexi, Jake atravesó la habitación y se acercó a ella.

—Como tampoco voy yo a tolerar una nota escueta de un abogado en la que me dice que te vas a divorciar —el tono suave de su voz resultó más aterrador que si hubiera gritado—. Tú eres mi mujer, Lexi, y el divorcio no es una opción, ni ahora ni nunca. ¿Está claro?

Lexi había soportado todo cuanto podía soportar. Jake estaba demasiado cerca de ella. Sin previo aviso,, la joven se dispuso a darle una bofetada, pero Jake fue más rápido y le sujetó la mano. La agarró de la muñeca con fuerza, le bajó la mano y se la dobló detrás de la espalda. Cuando la tuvo inmovilizada, inclinó la cabeza hacia ella.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lexi trató de luchar, pero los brazos de Jake eran como un cinturón de hierro alrededor de su cintura.

De repente un calor totalmente inesperado invadió su cuerpo ante aquel contacto íntimo y no pudo hacer nada para evitar que Jake utilizara su mano libre para levantarle el rostro hacia él.

—No tolero la violencia, ni siquiera de ti, Lexi —y entonces la besó.

Lexi apretó los labios con fuerza, pero fue en vano. Jake le mordió levemente el labio inferior y entonces ella abrió la boca debido al dolor. En ese instante él deslizó la lengua dentro de su boca, con un erotismo; que la dejó sin aliento.

Jake retiró la mano de su barbilla para acariciarle el cuello; el beso se suavizó y se convirtió en una caricia. Lexi sintió que algo dentro de ella cobraba vida cuando echó la cabeza hacia atrás, aparentemente, para evitar el beso. En realidad pretendía facilitarle un mejor acceso a la suave piel de su cuello. Su pulso aumentó de manera alarmante cuando su cuerpo respondió con la pasión durante tanto tiempo aletargada. Jake bajó su mano libre y la deslizó dentro del cuello de su vestido para acariciarle los senos. Ella no llevaba sostén, y cuando sus pezones se excitaron de deseo, quedó indefensa y se ahogó en un mar de sensaciones que había creído perdidas para siempre. Sintió la fuerza de la erección de Jake contra su vientre y un quejido escapó de sus labios.

—Eso es, Lexi, adelante —murmuró Jake antes de que sus labios buscaran los de ella una vez más.

El fuego corría por las venas de Lexi, encendiendo cada nervio hasta que se movió en un intento por cal—mar el deseo desesperado que la consumía. Estaba tan perdida en su descenso a la pasión que no era conscíente de que sus manos ya estaban libres ni de que el vestido se le había caído de los hombros. Gritó cuando la boca de Jake se cerró sobre uno de sus senos para jugar con el pezón erecto. Enterró las manos en su cabello y lo acercó más hacia sí.

Entonces, de repente él se apartó.

—¿Jake...? —preguntó ella, aturdida.

Jake se irguió y con firmeza le subió el vestido hasta los hombros. La miró con expresión triunfante.

—Más tarde, Lexi. Creo que hay alguien en la puerta. Supongo que debe de ser mi equipaje.

Sólo entonces oyó ella los golpes en la puerta. El rostro le ardió de vergüenza.

Se preguntó qué había hecho. Jake sólo había tenido que tocarla para que ella estallara en llamas.

Estaba temblando, las piernas casi no la sostenían y después de dar un par de pasos inseguros, se desplomo sobre el sofá. Entonces vio cómo Jake abría la puerta para dejar pasar al joven que llevaba su equípaje.

—Déjalo en el dormitorio, por favor —ordenó él y ni un destello de emoción hizo variar el tono firme de su voz.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lexi tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no estallar en sollozos. Era una doble perdedora, pensó con amargura. Odiaba a Jake con una pasión que no había disminuido durante los cinco últimos años. Sin embargo, su cuerpo traicionero todavía lo deseaba, Lexi maldijo en silencio. ¿Cómo había permitido que aquel cerdo arrogante entrara y la pisoteara una vez más? ¿Acaso nunca iba a aprender?

Pero aún para ella su trabajo era muy importante, pero ahora ¿cómo iba a poder conservar el respeto de su equipo después de aquello? Aun cuando pudiera deshacerse de Jake de inmediato, el rumor correría. La gerente encerrada en su habitación con un marido al que nadie conocía. Aquello era un lío, un total y completo desastre. Sintió una mano que le rozaba la frente y saltó en su asiento.

—Calma, Lexi. Hablaremos más tarde. Antes necesito ducharme y cambiarme.

Lexi no respondió; no podía hacerlo. Se limitó a observar a Jake con una especie de fascinación cuando Jake pasó frente a ella y entró en el dormitorio. Se quedó mirando la puerta mucho después de que él la cerrara, escuchó el raido del agua al correr y su mente reprodujo la imagen de Jake y de ella misma duchandose juntos.

Entonces parpadeó con fuerza para disipar aquella imagen y miró a su alrededor.

Aquel era su santuario; el agradable salón decorado con buen gusto en tonos azul y oro con muebles italianos antiguos. Allí se sentía feliz y, en menos de una hora, Jake había destruido su paz, su seguridad, su vida. Aquello era injusto y lo único que deseaba era librarse de él.

Entonces reflexionó y se dijo que no tenía por qué preocuparse. El consentimiento de Jake no era necesario. En unas pocas semanas ella podría divorciarse, lo quisiera él o no. Escucharía lo que Jake tuviera que decirle y después lo echaría tranquilamente. Quizá sexualmente él todavía tenía cierto poder sobre ella. ¿A quién trataba de engañar? Sus senos todavía estaban sensibles por sus caricias. Se pasó la lengua por los labios hinchados; aún tenía su sabor en la boca. Ella era como una mariposa ante la llama de Jake y siempre lo había sido...

Pero ahora tenía veinticinco años y era una mujer adulta. ¿Acaso no podría resistirse durante el breve tiempo que él estuviera allí? O quizá la encantadora Lorraine apareciera en escena y entonces sus problemas desaparecerían. Suspiró. Por qué Jake no se había casado con Lorraine. Cuando se instaló en Italia y le envió su dirección a su abogado, todos los días esperaba recibir en la correspondencia una carta de Jake solicitando el divorcio. Pero nunca llegó y conforme los meses se fueron convirtiendo en años, poco a poco Lexi fue olvidándose de ello.

De pronto lo comprendió. Jake era un insensible hombre de negocios. Se había casado con ella para apoderarse de la casa y convertirla en un negocio lucrativo, pero Lorraine no tenía dinero y lo único que él deseaba era su cuerpo. Y no iba a celebrar un matrimonio simplemente por eso.

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Capítulo 4 TU turno para usar el baño. Lexi se levantó de un salto cuando Jake volvió al dormitorio y tuvo que reprimir una exclamación al verlo aparecer. Su cabello negro todavía estaba mojado y lo llevaba peinado hacia atrás, lo que daba a sus facciones una definición más despiadada. Iba vestido con un traje negro de corte convencional que enfatizaba la anchura de sus hombros, y la camisa blanca destacaba contra su piel bronceada por el sol. Atravesó la habitación y se sentó en el sofá.

—He estado viajando toda la noche y la mitad del día. Tengo hambre, así que no tardes mucho —ordenó—. Y déjate el cabello suelto. Me gusta así.

—Espera un momento.

—De verdad, Lexi, antes no solías discutir tanto. Ve a arreglarte, a menos que prefieras que comamos aquí —se llevó una mano a la corbata—. Eso podría resultar más íntimo.

Furiosa, Lexi tomó su bolso y corrió a refugiarse en la seguridad del baño. Pero antes de entrar se detuvo, con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

Deliberadámente, Jake había extendido un par de pijamas negros de seda sobre la cama; una evidente y descarada declaración de sus intenciones. Pues ella le demostraría que estaba equivocado, se juró mientras se dirigía al cuarto de baño, al tiempo que se quitaba el vestido. Quizá Jake pensara que había ganado, pero le esperaba una sorpresa. Cenaría con él, pero si se negaba a admitir la realidad del divorcio y no se marchaba pronto, entonces le dejaría la suite y se marcharía una vez más. Se metió en la ducha y abrió el grifo del agua mientras se decía a sí misma que de ninguna manera iba a echar a perder sus posibilidades de divorcio.

Bajó el chorro del agua percibió el olor de la colonia de Jake; su vital aroma masculino todavía tenía el poder de obligarla a ceder y ella no podía ceder, al menos no ahora. No cuando estaba tan cerca de su meta.

Lexi tomó una toalla grande y se secó con energía. Entró en el dormitorio y sacó de un cajón un sostén de encaje de color crema y unas bragas a juego. Después se puso unos pantalones del mismo color y una blusa de seda sin mangas. En pocos segundos estuvo vestida y se juró en silencio que de ninguna manera Jake compartiría su cama, ni ahora ni nunca. Lo odiaba con una fuerza que no sabía que era capaz de sentir.

Se cepilló el cabello y sé lo recogió en un moño sobre la cabeza. Después de maquillarse se calzó unos zapatos dorados de tacón alto, metió algunas cosas en su bolso dorado, respiró profundamente y entró una vez más en el salón.

El sofá estaba vacío. Lexi miró a su alrededor. Jake estaba de pie delante de la ventana y su silueta se recortaba contra el cielo nocturno. Por un momento, Lexi se permitió observarlo. ¿Era tensión lo que percibía en su cuerpo? No, no podía ser.

Entonces él se volvio y su mirada se encontró con la de ella. Su expresión era imposible de descifrar.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Jake rompió el contacto cuando bajó la mirada y recorrió su cuerpo antes de volver de nuevo a su rostro. Lexi captó un destello de desaprobación, pero no tenía idea del motivo. Aquel vestido era un modelo muy elegante que había comprado en una tienda de Capri.

—Sin lugar a dudas, caro y elegante —comentó Jake con desgana y en su rostro apareció una expresión de disgusto cuando se acercó a ella—. Pero te dije que te dejaras suelto el cabello —y antes de que ella pudiera oponerse, le soltó el pelo.

—Ya no tienes derecho a decirme lo que tengo que hacer —gritó Lexi con resentimiento.

—Ya veremos —declaró él con arrogancia. . Jake estaba muy cerca de ella y Lexi casi podía sentir el calor de su cuerpo. El simple magnetismo animal de aquel hombre tenía el poder de desequilibrar sus sentidos. Molesta, no hizo ningún otro comentario y se dirigió hacia la puerta. Replegarse era la única opción que podía intentar.

El comedor del hotel era muy lujoso y ofrecía un ambiente íntimo. Cuando Lexi atravesó el salón con Jake a su lado sujetándola por el codo, cualquiera que los hubiera visto habría pensado que se trataba de una perfecta pareja de amantes. Sólo un observador muy cercano se habría dado cuenta de que era rabia lo que ponía fuego en los ojos y color en el rostro de Lexi.

Cuando por fin se sentaron ante una mesa, Lexi estaba tan furiosa que deseaba golpear a Jake. Cuando saludaron a varios clientes del hotel, Jake se presentó a sí mismo como su marido, ignorando por completo la vergüenza que sentía.

—¿A qué crees que estás jugando? —susurró ella, mirándolo con furia—.

Supongo que te habrá parecido una broma divertida decirle a la señora Davenport que eres mi marido. La semana pasada ella conoció a mi pretendiente. ¿Qué va a pensar? Ella es una de nuestras mejores dientas.

—Eso no es culpa mía, Lexi, querida. Debiste pen—sarlo mejor antes de buscarte un novio cuando todavía tenías un marido.

—Yo no tengo un marido. Yo no...

—Hace años que no me ves. Lo sé, pero esta no— che pienso corregir eso — comentó Jake y sus ojos se dirigieron hacia el escote de su blusa.

—Eso no es lo que yo quería decir y tú lo sabes... degenerado —exclamó ruborizada.

La expresión de Jake se endureció.

—No voy a tolerar oposición alguna, Lexi. Te he dejado libre durante demasiado tiempo, pero ya no más. Lucha contra mí y yo lucharé también. Te aseguro que yo siempre gano.

Lexi lo miró directamente. Aquella era una lucha que ella tenía que ganar para poder conservar el respeto por sí misma, su orgullo, su vida. En ese momento llegó el camarero.

—¿El señor y la señora desean pedir ahora?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Pasta a.la genovesa, seguida de un bistec para mí. ¿Quieres que decida por ti, querida? Conozco muy bien tus gustos...

—No tengo hambre —intervino bruscamente Lexi, ruborizada—. Simplemente una ternera a la marsala... o lo que sea.

Jake se apoyó en el respaldo de su silla y posó la mirada en su rostro encendido.

—¿Es esa la manera en que una gerente debe tratar a sus empleados? El pobre hombre sólo estaba cumpliendo su trabajo.

—Yo nunca pierdo el control con mis empleados—logró decir Lexi en voz baja—. Eres tú y tu presencia aquí lo que me hace ponerme así.

—Qué gracia. Cuando nos conocimos jamás discutías conmigo. En un principio yo me preguntaba cuándo iba a aparecer el temperamento de esta pelirroja, hasta que me casé contigo y descubrí que guardabas todo tu fuego y tu pasión para cuando hacías el amor.

De pronto las imágenes de Jake y de ella en la cama acudieron a la mente de Lexi con tremenda claridad. Cerró los ojos para borrar aquellas imágenes y cuando los abrió otra vez, se encontró con que Jake estaba observando cada uno de los detalles de su rostro ruborizado. Tuvo que hacer un esfuerzo para no temblar.

Afortunadamente el camarero volvió a presentarse y Jake se entretuvo unos momentos escogiendo lo que iba a beber, un Baróla, mientras que Lexi aprovechó para controlarse un poco. Poco después él le preguntó: —Tu amante actual se llama Dante..., ¿verdad? — su sonrisa no llegó hasta sus ojos—. Al parecer no hace honor a su nombre. El infierno de Dante. Es ob vio que él no enciende ese fuego dentro de ti, Lexi. Si lo hiciera ya no seguirías derritiéndote en mis brazos, como lo hiciste hace un rato en la habitación.

—¿Te quieres callar...? La gente puede oírte — Lexi miró desesperada a su alrededor—. Este es un hotel selecto y yo soy la principal responsable —se refugiaba en su profesionalidad porque no deseaba examinar sus propias emociones con demasiado detenimiento.

—Evidentemente tienes razón. Me disgustaría mucho que el hotel perdiese algunos clientes porque la gerente se volvió loca en el comedor. Eso sena muy malo para el negocio, sobre todo ahora.

—Asqueroso —murmuró ella en voz casi inaudible, luchando contra el deseo de golpearlo: Dejó escapar un suspiro de alivio cuando el camarero volvió con la botella solicitada y, después de dejar que Jake lo probara, procedió a servir las dos copas.

Jake levantó su copa.

—¿No te parece maravilloso? Como en los viejos tiempos, Lexi. Tú y yo compartiendo una cena íntima —se llevó la copa a los labios. El brillo burlón que apareció en sus ojos traicionó su comentario inocente.

Por un momento Lexi sintió nostalgia del pasado. Cuando estaban recién casados y vivían en Londres solían comer fuera a menudo. Estaba tan enamorada y Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis tan llena de esperanzas para el futuro... Se apresuró a levantar su copa y bebió un gran trago de vino en un intento por tranquilizar sus nervios y hacer a un lado aquellos recuerdos dolorosos. Ignoró a Jake cuando el camarero colocó un plato de pasta frente a él. «Eso lo va a mantener callado», pensó Lexi. ¿Pero qué quería decir él con aquello de «sobre todo ahora»? Hizo a un lado aquella idea molesta y puso su mente a funcionar. ¿Corno conocía Jake la existencia de Dante? Ella nunca le había contado a su abogado por qué quería divorciarse. Incluso le había dado instrucciones muy precisas acerca de que no debía facilitarle su dirección a nadie, y menos a Jake.

—¿Cómo me has encontrado? —pronunció la pregunta de manera involuntaria.

—Hace años que sabía dónde estabas.

—¿Pero cómo? —preguntó ella, sorprendida por aquella revelación.

—Tenemos un amigo en común. El señor Cari Bradshaw.

Lexi frunció el ceño mientras rebuscaba en su memoria. Aquel nombre le resultaba conocido.

—El era un cliente habitual de este hotel antes de casarte. Aparentemente estaba alojado aquí la primavera siguiente a cuando tú llegaste. Por pura casualidad hice algún negocio con ese hombre. Estábamos comiendo cuando él me mostró una foto tuya que tomó junto a la piscina de aquí. Se quejaba de haber conocido a una fabulosa chica que le dijo que no. Te reconocí de inmediato, pero no le dije que eras mi mujer. Ahí fallaste, Lexi. Carl Bradshaw es uno de los hombres más ricos de Europa.

Lexi recordaba a aquel hombre que la invitó a salir; entonces ella todavía estaba muy deprimida por la traición de Jake. ¿Pero qué quería decir Jake con eso de que «había fallado»? Aquellas palabras no parecían tener sentido. Durante todo el tiempo Jake había sabido dónde encontrarla, pero sólo en ese momento se había tomado la molestia. Los nervios de Lexi llegaron a un punto intolerable; bajó la cabeza para evitar su mirada y bebió un sorbo de vino para calmarse.

Con cuidado colocó la copa sobre la mesa, recobró la compostura y levantó la mirada.

—¿Y por qué apareces ahora? —preguntó Lexi con frialdad.

—No me gusta que mi mujer tenga un amante y que quiera divorciarse de mí.

He decidido terminar con eso —declaró Jake con arrogancia.

—Es inútil. Estamos comprometidos.

—No, ya no lo estáis —miró a Lexi a los ojos—. Dime, Lexi, ¿por qué crees tú que a tu supuesto pretendiente lo han llamado esta tarde?

—¿Tú... tú has hecho eso? —lo miró horrorizada—. ¿Pero cómo? ¿Es más, cómo sabías que Dante...?

—Me encargué de que te investigaran hace muchos meses.

«Hace meses», repitió Lexi en silencio. Entonces él no podía saber que ella iba a pedir el divorcio, pues ni siquiera ella lo sabía.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —En cuanto a tu amigo, como tú sabes mejor que nadie, la gente hace cualquier cosa por el precio adecuado. Por lo tanto el administrador de tu amigo se puso enfermo y yo no he tenido que perder el tiempo esperándote. fin.

—Pero... pero... pero... —Lexi explotó de ira—. ¿Como te atreves? —gritó por

—Yo me atrevo a cualquier cosa para conseguir lo que deseo, Lexi, y no te equivoques, te quiero a ti — su mirada de acero pareció traspasarle el alma—. Y ahora ya puedo pagarte.

—¿Pagarme...? —explotó ella. No bastaba con que él se hubiera casado con ella para quedarse con la mansión familiar, sino que además tenía la audacia de insinuar que ella era una mujer que se vendía por dinero. Levantó su cuchillo y deseó clavárselo en el corazón.

—Ni se te ocurra, Lexi. Además, te sugiero que te calles a menos que desees que todo el restaurante se entere de este asunto.

Antes de que Lexi pudiera pensar en una respuesta, el camarero le sirvió el plato principal. «¿Qué sentido tiene?», se preguntó ella. Lo mejor que podía hacer era ignorarlo durante el resto de la cena y tratar de poner orden en sus pensamientos.

Bebió un sorbo de vino y eso la ayudó a recobrar la confianza en sí misma, pero era una ilusión y ella lo sabía. Miró a Jake, que comía su bistec con evidente gusto. Él se dio cuenta y esbozó una leve sonrisa.

—La comida es excelente. Debo felicitar al chef —comentó Jake.

—Hazlo —gruñó Lexi.

—¿Pasamos al salón para tomar el café? —pregunto Jake con cortesía.

Sin dignarse a mirarlo, Lexi echó su silla hacia atrás y se levantó.

—No, podemos tomarlo en mi suite. Ya hemos pasado demasiado tiempo esta noche eludiendo el verdadero problema. ¿Nos vamos?

Sin esperar su respuesta, Lexi tomó su bolso y atravesó el comedor con una sonrisa en los labios para beneficio de los pocos clientes que le dieron las buenas noches, para dirigirse luego al ascensor.

—Ahora dime, lo que tengas que decir y vete — exigió Lexi, de pie en medio de la habitación.

Jake estaba de espaldas a la puerta y la recorrió de arriba a abajo con la mirada.

—Siéntate, Lexi.

—Eso no será necesario. No creo que estés aquí tanto rato. Yo trabajo, y mañana tengo un día muy ajetreado, por lo que quiero irme a la cama.

—Pues claro que sí, Lexi. Podemos hablar en la cama si eso es lo que deseas.

—Sólo en tus sueños, querido —explotó ella—. No tienes derecho a venir a meterte de nuevo en mi vida, diciéndole a todo el mundo que eres mi marido y Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis destruyendo por completo mi reputación entre el personal. ¿A dónde crees qué vas?

Ya estoy harta de ti y si no te vas ahora mismo voy a llamar al portero para que te eche. Es más, no comprendo por qué no lo hice desde un principio.

En dos pasos, Jake llegó junto a ella, y la agarró de los hombros.

—Basta, Lexi. Gritar como una verdulera no te va a llevar a ninguna parte.

Lexi pensó que Jake tenía razón, por lo que respiró profundamente y dio un paso hacia atrás. El la soltó entonces.

—¿Ya has terminado de gritar? —preguntó con calma mientras la miraba de una manera que la desconcertó.

—Sí —respondió ella. Hacía mucho tiempo que había terminado con Jake, y gritarle ahora no iba a resolver nada—. Por favor, dime a qué has venido y vete.

—Siéntate, Lexi.

Ella se dejó caer en la silla más cercana y vio que Jake hacía lo mismo en el sofá, estirando cómodamente las piernas.

—¿No te parece que esto es mucho más civilizado, querida? —comentó Jake con calma.

—Dilo de una vez, Jake.

—Es muy sencillo, Lexi. Como te he dicho antes, no quiero de nuevo como mi esposa, reinstalada en mi cama.

A Lexi le costó un enorme esfuerzo controlarse, pero lo consiguió.

—¿Eso es todo? —preguntó mientras su mente daba vueltas. Él pretendía algo, ¿pero qué? Él no la amaba, nunca la había amado. ¿Entonces qué otra razón podía tener para pretender que volviera?

—¡Entiendo! —exclamó Lexi. ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Se apoyó en el respaldo de su silla y un suspiro de alivio escapó de sus labios. Era tan obvio...

Jake era un hombre muy rico y ella sabía que haría cualquier cosa por dinero. El divorcio debía de preocuparlo, porque según la ley su esposa podía quedarse con la mitad de su dinero y de su negocio. Por eso había viajado a Italia.

—Qué bien, me alegro. Entonces vamos a la cama, ha ido un día muy largo — exclamó Jake.

—No, ya comprendo, Jake —Lexi se inclinó hacia adelante con los codos sobre las rodillas y la mirada fija en su rostro—. Pero no tienes por qué preocuparte. Ya le he dicho a mi abogado que no deseo ni un céntimo; tus negocios, tus inversiones, todo está a salvo. Yo no los quiero. Firmaré un contrato ahora, si así lo deseas —y por primera vez esbozó una sincera sonrisa Pero Jake no correspondió a su sonrisa. Más bien su expresión se oscureció.

—Un buen intento, Lexi, pero no va a funcionar.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Pero... —Lexi lo miró confundida—... seguro que... —pensó que quizá él no había comprendido.

—Una vez me tomaste por tonto, pero nunca más —la tomó de los hombros y la levantó. Entonces la obligó a echar la cabeza hacia atrás y la miró directa— mente a los ojos—. Que tú regales una fortuna es tan fácil como que los cerdos vuelen, y olvídate de esa idea de renunciar por escrito.

—Desgraciado...

Antes de que Lexi pudiera terminar la frase, Jake inclinó la cabeza y la besó. Ella movió la cabeza en un esfuerzo por apartarse mientras le clavaba las uñas en los hombros, pero con gran facilidad él la obligó a abrir los labios.

Lexi no pudo hacer nada para evitar aquella invasión y, horrorizada, sintió cómo la llama del deseo se encendía en su interior. Desesperada, le arañó la cara.

Jake se apartó bruscamente, con los ojos ardiendo de furia.

—No has debido hacer esto —exclamó él con tono de amenaza.

Entonces cambió de posición y la atrapó con el cuerpo; ella trató de golpearlo pero, con mucha facilidad, Jake le sujetó ambas manos con una de las suyas.

—¡No, Jake! —estaba indefensa. Podía sentir el calor del cuerpo de Jake a través de la fina tela de su ropa y, para colmo, sintió su erección. Pero entonces ya no tuvo más oportunidad de pensar cuando él la besó una vez más. Quería gritar «basta» por la vergüenza y el disgusto, pero en lugar de eso su cuerpo pareció moverse por voluntad propia para adaptarse al de Jake.

Lexi tembló de manera incontrolable cuando él deslizó una mano por el cuello abierto de su blusa. Con un tirón salvaje la blusa quedó abierta hasta la cintura y él le acarició los senos. En cuestión de segundos el sostén desapareció y sus largos dedos le rozaron un pezón mientras deslizaba los labios por su cuello. Cuando la mordió, ella chilló; un placer sálvaje, casi doloroso, le recorrió todo el cuerpo. Una necesidad primaria hizo que la sangre corriera por sus venas como fuego líquido.

Increíblemente todo terminó. Con un empujón viólenlo Jake la apartó de sí y Lexi cayó sobre el sofá. Por un momento no sabía qué era lo que había ocurrido. No se atrevía a mirarlo. La traidora respuesta de su cuerpo le provocaba un sentimiento de humillación. Lo odiaba, pero a la vez deseaba su contacto. Pero lo peor era que seguramente Jake sabía que su cuerpo la había traicionado.

—Cúbrete, mujer —gruñó Jake—. Me repugnas y Dios sabe que me repugno a mí mismo.

Aquellas palabras mataron cualquier resto de deseo en el cuerpo de Lexi.

Temblando, se arregló la ropa. Así que ella le disgustaba... ¿pero por qué le dolían aquellas palabras?, se preguntaba.

—No te voy a tomar esta noche —se encontraba Como a medio metro de ella.

Sus ojos oscuros brillaban con una luz extraña y su rostro estaba pálido de rabia. En la mandíbula podían verse las marcas de las uñas de Lexi. Tenía los puños cerrados, como si fuera la única manera de que pudiera evitar golpearla.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Qué casualidad —trató de decir ella en broma. Sabía que él la odiaba; el odio estaba presente en todos sus gestos.

—La casualidad no tiene nada que ver con esto. Tal como me siento ahora, sería más una agresión que hacer el amor —su comentario la dejó helada—. A eso es a lo que me llevas, bruja.

Lexi se llevó las manos al pecho, asustada. Jake la miró y sonrió con cinismo.

—No te preocupes, Lexi. No tienes nada que temer. No voy a manchar el aniversario de la muerte de nuestro hijo tomándote a la fuerza.

—Te has acordado... —murmuró ella, sorprendida de que él recordara aquella fecha.

—Por supuesto, esa es la razón principal por la que estoy aquí.

Lexi no comprendió nada.

—Pero... —comenzó a decir, pero se detuvo cuan—do Jake continuó: mío.

—Yo quiero al hijo que me debes, pero también quiero estar seguro de que es

No podía haberla herido más si lo hubiera querido. Antes ella habría dado cualquier cosa por tener un hijo suyo, pero ahora.

—¡No... nunca! —murmuró dirigiéndose más a si misma que a él. Le resultaba imposible creer que Jake fuera tan arrogante y tan falto de moral.

—Sí, mi querida Lexi, aunque dadas las circuns—tancias, voy a tener que esperar varias semanas para estar seguro de la paternidad. No tengo la menor intención de quedarme con el fruto de tu amigo...

—Tú... tú... —Lexi se puso de pie cuando com— prendió el significado de sus palabras—. Yo...

—Otra vez no, Lexi —la abrazó con fuerza—. Mañana vendrás conmigo y pienso vigilarte cada minuto del día hasta que llegue el momento adecuado. Enton— ees tú y yo reanudaremos nuestro matrimonio por completo. ¿Entendido?

—No puedes obligarme —pero envuelta en sus brazos, tuvo la horrible sensación de que probablemente sí podía hacerlo.

—¿Si te suelto, me prometes comportarte como una dama y escucharme?

—Sí —logró responder ella con los dientes apretados. Haría cualquier cosa para escapar de aquel abrazo —De acuerdo.

Entonces la hizo sentarse en el sofá y se sentó junto a ella. Lexi se apartó un poco de él. Jake la miró con cinismo y se dispuso a explicarse: —En realidad es muy sencillo, mi querida Lexi. Yo he comprado este hotel, por lo que ahora trabajas para mí.

Lexi no podía creerlo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿Tú eres el dueño...? Entonces renuncio... Jake ignoró su comentario y continuó con un tono desprovisto de toda emoción: —A menos que hagas lo que yo te digo, cancelaré la compra y el señor Monicelli no recibirá el dinero, por lo que su hijo no se recuperará.

Lexi volvió la cabeza cuando comprendió lo que Implicaban aquellas palabras.

En ese instante lo odió más de lo que jamás lo había odiado durante todos los años que habían permanecido separados.

—Hay otras personas que pueden comprar el hotel — respondió ella—. Tú no eres el único hombre de negocios del planeta, aunque creas que así es.

—Cierto —convino él—. ¿Pero no te olvidas de algo muy importante? El tiempo es básico para el Joven Marco. Este lugar ha ganado muy poco durante los dos últimos años y yo puedo correr la voz de que no es una buena compra. Si el viaje del joven Marco a América se retrasa o se cancela, entonces quién sabe... será una lástima que se vea condenado a una silla de ruedas para el resto de su vida simplemente porque no hay dinero para su tratamiento.

Lexi miró horrorizada a Jake. No había el menor destello de compasión en sus ojos azules. «¡No!», gri tó su mente en silencio. No podía volver a atarse a aquel hombre sabiendo que sólo había odio entre, ellos.

—¿Por qué? ¿Por qué yo? —preguntó sorprendida. Aquello no tenía sentido...

—Tú eres mi esposa. Yo soy un hombre muy rico necesito un heredero y no creo en el divorcio. Ni tampoco me gusta saber que mi mujer está pensando en casarse con otro hombre.

Lexi se dijo que seguramente había sido un golpe muy duro para su orgullo descubrir que ella tenía! pretendiente. «¡Qué machista!», exclamó para sus adentros.

Estaba bien que Jake tuviera una aventura con su colaboradora, pero ante el menor rumor de que su extraviada esposa pudiera hacer lo mismo, de inmediato volaba a Italia para evitarlo. De todas formas se dijo que no tenía por qué sorprenderse. Aquel era el mismo hombre que rompió sus votos matrimoniales y que después quiso que ella brindara con él y con su amante con champán.

Lexi se puso de pie y atravesó la habitación para dirigirse a la ventana. ¿Cómo iba ella a ser la responsable de que el señor Monicelli perdiera la venta del hotel? ¿Y de que Marco pasara el resto de sus días en una silla de ruedas? Se dio la vuelta. Jake la había seguido y estaba a sólo un paso de distancia de ella. Lexi lo miró y volvió a preguntarse si sería capaz de cumplir su amenaza.

—Créeme que sí —exclamó Jake como si le leyera el pensamiento—.

Técnicamente eres tú quien puede condenar a ese joven a la silla de ruedas y no yo, Lexi —comentó sin emoción—. ¿Sí o no?

«No es justo», se dijo Lexi. Jake sabía que de ninguna manera ella le fallaría a los Monicelli. Hacía cinco años fueron ellos quienes la salvaron de la locura. ¿Pero por qué ahora, cuando yo había puesto su vida en orden? Pensó en Dante. Ese mismo día le había prometido que se casaría con él.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Dante..., ¿qué le puedo decir? —preguntó Lexi y de manera inconsciente, dio a Jake la respuesta que esperaba.

Ella no vio el brillo de triunfo que apareció en los ojos de Jake antes de que endureciera su expresión. —Puedes llamarlo antes de que nos marchemos mañana por la mañana, pero no te permitiré que lo Veas —le advirtió Jake.

—¿Irnos? Yo no puedo irme. Tengo mi trabajo... —Ya no —respondió Jake; después se dirigió al telefono y marcó un número—. Lorraine, ven al Piccolo Paradiso mañana a primera hora. Quiero que te hagas cargo hasta que encontremos a un administrador nuevo. De acuerdo... Buenas noches —colgó el teléfono y se volvió con una sonrisa de triunfo hacia Lexi—. Tu sustituía llegará por la mañana.

Lexi se quedó petrificada ante la mención del nombre de la otra mujer. Jake lo tenía todo planeado desde tiempo atrás. El hecho de que ella hubiera iniciado los tramites de su divorcio no tenía nada que ver con todo aquello.

—¿El divorcio no importaba? —preguntó.

—No, en realidad no. Yo tenía intención de obligarte a volver. El fax de mi abogado sólo sirvió para que me apresurara.

—¿Lorraine? —casi se ahogó al pronunciar ese nombre—. ¿Por qué no te divorciaste de mí y te casas—te con ella hace años? —inquirió. Después de todo, eso era lo que él quería; ella misma lo escuchó cuando lo comentaban—. Ella todavía está contigo. Deja que Lonaine te dé el heredero que deseas.

—Lorraine es mucho más valiosa para mi negocio de lo que podría serlo como esposa y madre.

—¿Y eso es todo? —Lexi lo miró directamente a los ojos, incrédula—. ¿Esperas que yo vuelva arrastrándome a tu cama y te dé un hijo? Y al mismo tiempo tu amante...

—¿Por qué tan sorprendida? —la interrumpió Jake—. Tú has vivido en Italia durante todos estos años y planeabas casarte con un italiano. En esta parte del mundo es muy común que la esposa y madre sean veneradas mientras que la amante proporcione la diversión.

Lo decía en serio. Realmente lo decía en serio, se dijo Lexi.

—De ninguna manera yo aceptaría a un marido in—fiel. Tú deberías saberlo muy bien, Jake —se recordó que lo había abandonado, precisamente por su infide— lidad.

—¿De verdad? —preguntó Jake y frunció el ceño.

Lexi respondió con un resoplido de disgusto. ¿A quién pretendía engañar fingiendo inocencia? Desde luego, no a ella.

—Bueno, supongo que puedo vivir con eso — añadió Jake—. Nada de Lorraine en mi cama y nada de Dante cerca de ti —sonrió—. De acuerdo —y le tendió la mano—. Sellémoslo con un apretón de manos.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lexi se la estrechó casi sin darse cuenta de lo que hacía. Lorraine la amante, o su ex amante, si se le podía creer a Jake, estaba lista para ocupar su puesto de trabajo de la misma manera en que le había quitado el marido años antes. Todo aquello era tan vil que su mente no podía asimilarlo. Ella ni siquiera le gustaba a él y sin embargo...

—Pareces cansada, Lexi. Vete a la cama. Tengo todavía un par de llamadas por hacer.

Jake no podía disimular la satisfacción que brillaba en sus ojos.

—Sí, me voy a la cama. Pero antes quiero que sepas que me pareces un ser despreciable, un hombre sin conciencia ni moral, totalmente perverso. Te odio y siempre te odiaré —y el tono suave de su voz resultó más convincente que cualquier estallido de ira.

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Capítulo 5 CON la cabeza bien alta, Lexi entró en el dormitorio. No quería darle a Jake la satisfacción de saber que la había asustado. ¿Pero no había dicho él que tocarla aquella noche le resultaba desagradable?, se preguntó mientras se desvestía. Horas más tarde por fin se quedó dormida.

Lexi abrió los ojos cuando un timbre lejano resonó en su cabeza. «¡El despertador! ¿Ya son las siete?». se preguntó medio dormida y de manera automática extendió el brazo para desconectarlo. De pronto se quedó petrificada al sentir algo pesado sobre su cintura y la presión de unas manos fuertes bajo su pecho. El horror de la noche anterior invadió su mente adormilada. Jake había vuelto y, lo que era peor aún, estaba en su cama.

Lexi movió la cabeza lentamente. Jake estaba acostado boca abajo con un brazo encima de la cintura de ella y el otro colgando a un lado de la cama. No podia verle el rostro, sólo la parte de atrás de la cabeza toda despeinada. Lexi contuvo la respiración mientras el calor de los dedos de Jake sobre su piel le provocaba una reacción demasiado familiar. Se mordió el labio para luchar contra el deseo y, después de asegurarse de que estaba bien dormido, con mucho cuidado se deslizó de la cama hasta que sus pies encontraron el suelo. Los ojos de Jake seguían cerrados.

Lexi se levantó y después observó al hombre que dormía. Completamente relajado, Jake parecía mucho más joven. La chica tuvo que hacer un esfuerzo para no inclinarse y apartarle un mechón de la frente. Su pecho musculoso cubierto de vello subía y bajaba con regularidad; la sábana de algodón apenas cubría su masculinidad.

Ofrecía una imagen devastadoramente masculina. «¡Dios! ¿En qué estoy pensando?», se preguntó Lexi. Sacudió la cabeza con expresión de disgusto y atravesó la habitación. En el ambiente había un fuerte olor a alcohol. Lanzó una última mirada a Jake antes de entrar en el cuarto de baño y se preguntó si se habría convertido en un alcohólico.

Diez minutos más tarde, vestida con su uniforme de falda oscura y blusa blanca, Lexi lanzó una última mirada a Jake, que todavía dormía, y sonrió. Iba a tener un horrible dolor de cabeza cuando por fin despertara. «Se lo merece», se dijo cuando entró en la sala. Una botella de whisky vacía y un vaso sobre una de las mesas laterales llamó su atención. No cabía duda de que Jake había bebido bastante y Lexi se preguntó por el motivo.

La noche anterior ella se había ido a la cama consciente de que Jake había ganado la batalla, pero negándose a ceder por completo y tratando de encontrar una escapatoria. Una opción que ella jamás había tomado en cuenta era que Jake se emborrachara. Aquello no era muy halagador para ella. Jake era un hombre poderoso y dinámico y los años no habían aminorado su atractivo. Dudaba que alguna mujer hubiera salido insatisfecha de su cama, hasta el momento...

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https://www.facebook.com/novelasgratis Molesta consigo misma, detuvo sus pensamientos antes de que cayeran en el erotismo. Estaba atrapada y se suponía que debería de estar buscando una salida de aquel lío, y no soñando con Jake.

Cerró la puerta de la suite con cuidado, y se dirigió al ascensor. Momentos más tarde entró en la recepción del hotel y se detuvo en seco ante lo que vio. Allí estaba Franco con la boca abierta, mientras una mujer alta y elegante le decía exactamente lo que tenía que hacer. Era Lorraine.

—Perdóname —dijo Lexi con firmeza cuando se acercó al mostrador—. ¿Hay algún problema?

Lorraine se dio la vuelta para mirarla de frente. Presentaba su habitual imagen impresionante, quizá con algunas arrugas alrededor de los ojos perfectamente maquillados.

—Ya no, Lexi —dijo Lorraine—. A partir de ahora yo soy la gerente por órdenes del nuevo dueño, como tú ya sabes. ¿Ahora, dónde está Jake? Necesito hablar con él.

—Y buenos días a ti también, Lorraine —murmuró Lexi con sarcasmo—. Veo que sigues siendo tan eficiente como siempre —le dolía ver a la amante de su marido; se odiaba a sí misma por aquella debilidad y trataba de ocultarlo detrás de una seguridad que estaba muy lejos de sentir.

—Si este hombre es una muestra de cómo están las cosas, entonces hace falta bastante eficencia aquí. Durante los diez últimos minutos he estado tratando de descubrir cuál es la habitación de Jake.

Lexi se sintió muy satisfecha de poder decir: —Franco probablemente no sabe que Jake comparte mi suite. Lo he dejado dormido, pues está agotado. Pobre hombre —bajó el tono a propósito de manera insinuante—. Pero si insistes en molestarlo...

Le mostró la llave y Lorraine se la arrebató de la mano y se alejó sin decir una palabra.

—¿Es verdad que se va usted, Lexi? —preguntó franco y comenzó a hablar sin parar.

Lexi tardó cinco minutos en calmarlo con una explicación que resultó inadecuada. Por fin, fastidiada con todo aquello, hizo lo que debió de haber hecho la noche anterior. Salió del hotel, subió a su coche y se alejó. Se dijo a sí misma que no huía, pero necesitaba tiempo, tiempo para pensar, para hacer planes y tenía que ver a Dante para contarle lo sucedido.

Se dirigió a Sorrento mirando por el espejo retrovisor cada poco tiempo por temor a que Jake la siguiera, aunque sabía que eso era poco probable. Aunque estuviera despierto, Jake no estaba en condiciones de conducir y además Lorraine estaba con él... La noche anterior Jake había estado de acuerdo en garantizarle una fidelidad total si ellos reanudaban su matrimonio, pero técnicamente todavía no habían consumado la reunificación. ¿Querría decir eso que en esos momentos Lorraine ocupaba el lugar que Lexi acababa de dejar vacío en la cama junto a Jake...?

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lexi detuvo el coche bruscamente frente a un pequeño café que abría temprano por las mañanas. El apartamento de Dante estaba muy cerca. Se sentó ante la barra y pidió un capuchino. Se bebió la primera taza en cuestión de segundos sintiendo cómo aquella bebida la revivía y después pidió otro.

De nuevo se sintió bien por lo que tomó el teléfono y marcó el número del señor Monicelli. Necesitaba confirmar si la historia de Jake era cierta. Cinco minutos más tarde ya tenía la respuesta. El señor Monicelli le confirmó sus peores temores: no había la menor posibilidad de que él quisiera o pudiera retrasar la venta del hotel. El cheque le iba a ser pagado en su banco aquella misma mañana y al día siguiente salía con Marco para América.

—Eso es magnífico —murmuró estremecida.

—Sí, sí. Estoy rezando para que todo salga bien y dependo de usted, Lexi, para que trabaje tan bien con el nuevo propietario como lo ha hecho conmigo. Sería desastroso que él cambiara de opinión, aprovechara su opción de retirarse al cabo de un año y yo no recibiese el pago final.

—¿El pago final? —preguntó Lexi.

—Sí, el pago se pactó en tres partes. Yo recibiré el último dentro de año y medio. Así que muéstrese amable con ese hombre.

Al escuchar aquello, el plan de Lexi de desaparecer en cuanto tuviera la menor oportunidad se deshizo en pedazos.

Lexi colgó el teléfono mientras el último comentario del señor Monicelli resonaba dentro de su cabeza: «Avíseme cuando se vaya a casar con Dante y volveré para la ceremonia». Pero se dijo que eso resolvería un problema. El señor Monicelli no la había traicionado. Era obvio que él no sabía que Jake era su marido.

De mala gana, Lexi levantó el auricular otra vez y, llamó a Dante, pero éste ya se había marchado a trabajar. Se miró la muñeca. Desafortunadamente, se había olvidado el reloj. Miró el reloj que estaba detrás del mostrador y se sorprendió al ver que eran las nueve. Terminó de beber la segunda taza de café y llamó a la tienda de Dante. No quería pasar a verlo pues sabía que allí era el primer lugar donde Jake iría a buscarla. Cuando colgó el teléfono por última vez tuvo que en jugarse las lágrimas.

Todo aquello era tan injusto... Dante era un hombre bueno y bondadoso y no se merecía lo que ella le iba a hacer.

Salió del café. Hacía una mañana soleada. Caminó lentamente hacia su coche y se sentó al volante. Iba a encontrarse con Dante a las nueve y media y necesitaba preparar lo que le iba a decir.

Lexi cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre sus brazos cruzados sobre el volante. No tenía a dónde huir. Su vida y todas sus posesiones estaban en el hotel.

Una lágrima le corrió por la mejilla. Pensó en Marco y en su padre; no podía hacerles daño. Jake había hecho bien su trabajo, ella se encontraba atrapada y a su merced.

Era un desalmado que no se detenía ante nada para conseguir lo que deseaba. Lexi recordó la semana anterior a su matrimonio.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Como Jake le pidió que se casara con él y se ofreció a pagar la deuda de su padre, ella supuso que ellos se quedarían con Forest Manor y él le comentó que nada había cambiado al respecto. La casa sería convertida en un hotel, pero Jake le prometió que una parte sería destinada a una zona privada para ellos, así que ella no iba a perder su hogar. En aquel entonces Lexi debió suponer que Jake jamás titubeaba cuando decidía conseguir algo. Pero le costó casi un año y un aborto descubrir la clase de miserable que era.

Levantó la cabeza y dejó escapar un profundo suspiro. No tenía idea de lo que le iba a decir a Dante, pero lo que sí sabía era que no podía contarle la verdad. Sabía que él insistiría en apoyarla, pero Jake era un enemigo peligroso y Lexi también sabía que Dante no era un contrincante para él.

Lexi entró caminando en la Piazza Tasso, la plaza principal de Sorrento en el centro de la ciudad. Sabía une ya debían de ser las nueve y media, y después de dejar el coche en el aparcamiento de otro hotel de cuyo gerente era amigo, llegó al Café Fauno, un famoso lugar de reunión. Miró por encima de las mesas y vio a Dante; éste también la vio, sonrió y se puso de pie. Lexi se dirigió apresurada hacia él.

—No tan rápido, Lexi —dijo una voz junto a su oído mientras una mano fuerte se cerraba alrededor de su brazo.

—¿Qué? ¡Jake! —exclamó.

Aquella mañana, Jake vestía unos pantalones de color crema y una camisa azul de manga corta.

—Suelta a mi prometida —Dante se interpuso entre ellos y miró furioso a Jake antes de volverse hacia Lexi—. ¿Te encuentras bien, querida? —preguntó e intentó darle un beso en la mejilla.

Entonces Jake la apartó de manera brutal. Los ojos le brillaban de furia.

—Manténgase alejado de mi mujer —gritó.

—¿Su mujer? —Dante levantó las cejas sorprendido y miró a uno y a otro—. No por mucho más tiempo —añadió al comprender la situación mientras tomaba a Lexi del otro brazo—. Es por esto por lo que querías verme con tanta urgencia, ¿no? ¿Te está causando problemas?

Lexi se sentía como una muñeca de trapo, pero antes de que pudiera abrir la boca, Jake respondió por ella: —Yo le voy a causar problemas si no le quita las manos de encima a mi esposa.

Ya todo ha terminado y si le vuelvo a ver cerca de Lexi, le romperé todos los huesos del cuerpo. ¿Me entiende?

Dante retiró la mano del brazo de Lexi.

—¿Qué ha ocurrido, Lexi? Ayer me dijiste que el divorcio estaba a punto de concretarse. Aceptaste casarte conmigo.

Jake.

Lexi sentía ganas de llorar. Dante no se merecía ser humillado en público por

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Sí, díselo, Lexi. Dile cómo has pasado esta noche en mis brazos.

—¡No lo creo! —gritó Dante con el dolor reflejado en sus ojos y exigió saber si aquello era verdad.

Lexí trató de explicárselo, pero vio que Dante no la creía cuando, hablando en italiano, le preguntó cómo era posible que se acostara con tanta facilidad con un hombre a quien hacía años que no veía, cuando rechazaba sistemáticamente sus propias demandas.

Lexi vio el dolor y la furia reflejados en los ojos de Dante y trató de abrir la boca para explicárselo, pero la cerró de nuevo. No podía darle ninguna explicacion. Era mejor que Dante pensara lo peor de ella; así la olvidaría más pronto. Con tristeza se dio cuenta de que jamás lo había amado y que él se merecía algo mejor.

—Jake tiene razón, Dante. Lo siento —dijo ella—. Jake y yo nos hemos reconciliado... eso es lo que tú deseas, ¿no es así, cariño...? —se dirigió a su marido sin molestarse en ocultar el disgusto que sentía por él.

Con un orgullo que le enaltecía, Dante dijo: —Felicidades. Espero que sean felices, pero lo dudo —y girando sobre sus talones, se alejó.

Lexi lo observó mientras se alejaba. De nuevo es—taba a punto de llorar.

—Ño merece la pena que te preocupes por él. Ese hombre es mayor que yo.

Jamás te habría podido satisfacer.

—¿Por qué has sido tan violento? Yo quería decírselo a Dante personalmente. ¿Y cómo supiste dónde encontrarnos?

—Simplemente fui a la tienda de ese hombre y lo Seguí cuando salió. Supongo que iba a correr a buscarte. Pero pierdes el tiempo, Lexi. Monicelli me dijo que hablaste con él esta mañana; no tienes escapatoria. Así que, a menos que quieras tomar un café, nos vamos de aquí.

—Me sorprende que tú no necesites un café, dadas las condiciones en que te pusiste anoche. La habitación apestaba a whisky esta mañana —comentó Lexi con sarcasmo e inclinó la cabeza para mirarlo mejor—. ¿El alcohol es otro de tus vicios?

Lexi pensó que aquello no era normal. Jake presentaba una imagen saludable, llena de vida.

—Siento desilusionarte, querida, pero mi cabeza está en perfectas condiciones y estoy en completo dominio de mis facultades. Anoche no me bebí el whisky; más bien se me cayó en los pantalones. El agotamiento del viaje fue lo que me hizo dormir demasiado. Ayer mismo por la mañana llegué de América. Siento que te sintieras frustrada anoche, Lexi, pero no temas, te voy a recompensar, ahora que te he privado de tu amante.

—Él no era...

—Este no es el lugar adecuado para hablar acerca de tu vida sexual —comentó Jake con tono burlón—. Vamos, tengo el coche aparcado a la vuelta.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿Vamos? ¿A dónde? —a Lexi no le quedó más remedio que seguirlo pues él le sostenía con fuera por la cintura cuando abandonaron el café y caminaron por la Vía Cesáreo—. ¿Y mi coche? Lo he dejado en el aparcamiento del hotel Continental.

—Alguien se encargará de eso... Sube.

Sentada en el elegante deportivo, Lexi se estremeció cuando Jake le rozó los senos con los nudillos al extender el brazo para ajustarle el cinturón de seguridad.

Sus ojos azules se encontraron con los de ella y parecio sorprendido por su reacción. Deslizó luego una mano hasta cubrirle un pecho.

—Tan sensible... —comentó Jake—. Te he hecho un favor al eliminar a Dante. El no era el hombre adecuado para tu pasión.

Lexi buscó una respuesta, pero Jake se limitó a poner el coche en marcha mientras ella todavía ardía de furia. Miró hacia afuera. No iba a discutir con él, no le iba a dar esa satisfacción.

—Si tomas la siguiente curva a la izquierda —sugirió—, ése es el camino más corto para volver al hotel.

—No vamos al hotel sino a mi villa de Positano.

—Pero no puedo... Toda mi ropa, todo lo que poseo está en el hotel.

—De eso ya me he encargado. No me voy a arriesgar a que intentes escapar otra vez —le suplicó Jake—. Te quiero donde no puedas escapar.

Lexi se preguntó si realmente era posible escapar del pasado por el simple hecho de huir. Ahora comprendía que su mayor error había sido huir de Jake y de su amante. Si se hubiera quedado y solicitado de inmediato el divorcio basándose en el adulterio de Jake con Lorraine, seguramente lo habría conseguido, sobre todo cuando acababa de sufrir la pérdida de un lujo. Su abogado se lo había dicho un par de días antes. Ahora, después de vivir separados durante tanto tiempo, el argumento del adulterio ya no tenía fuerza. Tan cerca y a la vez tan lejos, pensó Lexi mientras observaba el duro perfil de Jake. Casi había ganado.

Cinco minutos más tarde el poderoso coche aumentó la velocidad y voló a lo largo de la carretera de Amalfi. Lexi miró por la ventana y contuvo la respiración: a un lado había unos acantilados muy altos y al otro caía un precipicio hasta el mar.

Era una de las vistas más espectaculares del Mediterráneo. Pero era necesaria mucha habilidad para conducir por aquellas curvas y túneles. Lexi no habló; no se atrevía.

Más bien se quedó extasiada ante la vista de Capri y del resto de las islas.

Pensó que Jake debía de haber reunido una enorme fortuna para poder hacerse con una villa en Positano. Lexi había visitado aquel pueblo en una ocasión. Era un lugar muy soleado donde las boutiques pertenecían a las grandes empresas de la moda. Los clientes eran gente muy rica que veraneaban en las villas situadas en las colinas.

Lexi se quedó con la boca abierta cuando Jake giró hacia la derecha y enfiló por un camino estrecho. Cuando ella pensó que se iban a estrellar contra unas verjas de

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https://www.facebook.com/novelasgratis hierro, Jake apretó algo en el tablero del coche y las puertas se abrieron. El camino empinado terminaba ante un enorme arco de piedra y una gran mansión.

—Esta es mi casa. ¿Te gusta? —Jake ya estaba fuera del coche y le abría la puerta.

Lexi estaba impresionada y se bajó con los ojos abiertos al máximo. Miró a su alrededor con incredulidad. La villa era una auténtica obra de arte. Estaba construida sobre la ladera y tenía terrazas en los tres pisos, llenas de macetas con todas las flores imaginables. Pero Lexi no dijo nada cuando Jake la tomó del brazo y la condujo por una escalera de piedra hacia la enorme puerta de entrada. La puerta se abrió y una mujer pequeña, vestida completamente de negro, salió a darle la bienvenida en italiano.

Lexi se detuvo sorprendida al oír que Jake respondía al saludo en el mismo idioma.

—No sabía que hablabas italiano —miró a Jake a la cara y vio que se mostraba muy contento de ver a la mujer.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí. Nunca estuviste muy interesada —se encogió de hombros.

Lexi pensó que tenía razón. Cuando se casaron, ella era demasiado joven y estaba demasiado impresionada con él como para hacerle preguntas y, además, cuando estaban solos, pasaban la mayor parte del tiempo en la cama.

—Lexi, esta es mi ama de llaves, María.

Lexi se dio cuenta de que Jake le estaba hablando y estrechó la mano de la señora por un momento, pero con la impresión de que María se mostraba un tanto renuente a aceptarla. Luego Jake dio las instrucciones para que la comida fuera servida de inmediato y se dirigió hacia una gran escalera de mármol blanco.

—Ven, Lexi. Estoy seguro de que quieres quitarte la ropa —recorrió su cuerpo con la mirada por un momento.

Lexi se sintió como si él pudiera verla a través de la ropa y se estremeció.

—Aquí tu uniforme no es necesario, Lexi —añadió él, acercándosele—. Estamos aquí para descansar — explicó y con el dedo pulgar le acarició el labio inferior—.

Voy a hacer que te olvides de todos los hornbres que has conocido, excepto yo.

Lexi vio que no había ningún calor en los ojos de Jake. Era como si estuviera ante un desconocido. Sintió la presión de sus dedos y el calor de su cuerpo.

Luego avanzó hacia la gran escalera. Subieron y caminaron por un pasillo muy amplio. Jake se detuvo ante una puerta, la abrió y la hizo entrar. La habitación era luminosa y bien ventilada, llena de la luz del sol de la mañana. Una gran cama se hallaba en el centro.

—La habitación principal —explicó Jake mientras se dirigía a unas puertas que abrió de par en par—. Aquí está el baño. El resto del piso lo ocupan otros dormitorios y el cuarto de los niños. El piso de arriba tiene otros tres dormitorios y las habitaciones de servicío. El piso de abajo lo podrás ver tú misma más tarde Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Es muy bonito —comentó ella con amabilidad. Se acercó a la ventana y se quedó con la boca abierta. La vista era indescriptiblemente hermosa. Los árboles de la entrada habían ocultado el jardín en terrazas que bajaban hasta el borde de un acantilado; más allá se destacaba el mar azul y el contorno de Capri resultaba visible en la distancia. A la derecha podía verse el pequeño puerto de Positano, lleno de yates de lujo. Lex se estremeció cuando sintió la presencia de Jake detras de ella.

Podía sentir el flujo de corriente creado por la tensión sexual. Un dormitorio era un lugar demasiado íntimo como para estar a solas con él.

—¿Cuánto tiempo hace que tienes esta casa? — preguntó Lexi esperando romper la tensión.

—Un año, más o menos —respondió, mirándola fijamente.

—¿Por qué la compraste? —por un momento se preguntó si acaso Jake habría querido estar cerca de ella.

—Me la dejó mi padre.

—¿Tu padre? Creí que había muerto hacía años.

—Pues creíste mal —por un momento evitó su mirada y añadió—: Y no tengo ganas de comentarlo contigo.

—Sí, bueno... si me disculpas —Lexi intentó pasar junto a él, pero Jake se lo impidió y la acercó hacia sí.

—No tan de prisa, Lexi. Me debes lo de esta mañana. Ninguna mujer se baja de mi cama sin mi permiso. Y menos para ir corriendo a buscar a otro hombre.

Lexi lo miró y tragó saliva, nerviosa. Los ojos azules de Jake la habían cautivado. —Yo no estaba escapando.

—¿No...? —inquirió él—. Entonces convénceme de ello...

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Capítulo 6 NO. Lexi levantó las manos para apartarlo, pero él se lo impidió.

—Tú lo quieres, sabes que así es, Lexi. Lo vi anoche en tus enormes ojos cuando te bese. Pude haberte tomado en ese mismo momento —indicó Jake—. ¿Por qué te niegas a darte ese placer?

La terrible verdad era que ella sí lo deseaba. Pero la mención de la noche anterior le recordó su humillacion. Ella se había derretido en sus brazos sólo para oírlo decir después que le desagradaba. Entonces echó la cabeza hacia atrás para mirarlo.

—Yo te desagrado. Tú mismo me lo dijiste. ¿A qué viene este cambio? —le preguntó —No te he dicho toda la verdad. Puedo vivir muy bien sin tu mente materialista, pero sí deseo tu cuerpo.

—Pero yo no te deseo a ti —mintió.

—Mentirosa, eso no es verdad —y sosteniéndola con firmeza comenzó a desabrocharle la blusa lentamente—. Pero quizá necesites que yo te convenza...

Los ojos de Lexi quedaron cautivados por el brillo de los de Jake. Sabía que debía detenerlo, pero estaba paralizada.

Los dedos de Jake rápidamente se encargaron del cierre delantero del sostén y los senos quedaron libres.

—Te has convertido en una mujer muy atractiva, Lexi.

La joven respiró con dificultad y trató de apartarlo.

—¿No te bastó con Lorraine esta maña...? —trató de decir ella, pero la mano de Jake se cerró sobre un seno desnudo y las palabras le fallaron.

—Olvídate de Lorraine. Tú y yo tenemos un acuerdo: fidelidad. Y eso no va a ser difícil para ninguno de los dos, si esto es una muestra, mi querida esposa.

Lexi se estremeció. Jake la estaba seduciendo con palabras y con acciones y ella no tenía ninguna defensa.

—Mira, Lexi, tú sí me deseas. Mira cómo ese pezón rosado desea que lo toque —murmuró Jake mientras sus dedos se encargaban de que la punta de su seno se endureciera.

Lexi cerró los ojos de la vergüenza que sentía al ver que no tenía control sobre su propio cuerpo. Sabía que debía protestar, pero sólo dejó escapar un suave gemido.

—No cierres los ojos, Lexi. Mírame —le ordenó Jake mientras seguía acariciándole el pezón.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lexi cerró los ojos cuando un fuego líquido la inundó y miró abajo. Vio los largos dedos de Jake acariciando y jugueteando con su seno. Aquello era la locura.

Lo odiaba por lo que le había hecho, pero era una locura que no podía resistir. Había pasado demasiado tiempo.

—Dime qué es lo que deseas, Lexi —deslizó la mano por el otro seno, pero se mantuvo lejos del pezon. ¿Este se siente abandonado? —bromeó Jake y en ose momento la besó suavemente en los labios—. Pídemelo de buena manera, Lexi, y yo te aliviaré de tu dolor... —murmuró y sonrió con malicia cuando vio cómo el cuerpo de Lexi se arqueaba hacia él inmediatamente.

Entonces la boca de Jake se cerró una vez más sobre la de Lexi y su lengua penetró entre sus labios entreabiertos. Y la lengua de la joven respondió a sus demandas. Entonces él levantó la cabeza y la miró con expresión de triunfo.

—Tú me deseas —exclamó—. Tu cuerpo no miente —inclinó la cabeza sobre su seno y mientras lo acariciaba con una mano, comenzó a besarle y chuparle el pezón hasta que Lexi pensó que iba a volverse loca de placer.

—Debemos tratarlos a los dos por igual —bromeó Jake cuando deslizó los labios de un seno al otro.

Sin casi darse cuenta de lo que hacía, Lexi deslizó las dos manos a lo largo de la espalda de Jake hasta que las enterró en su cabello. Mientras la besaba, él la levantó en brazos y la llevó hasta la cama.

Lexi sintió el colchón debajo de ella cuando Jake se apartó, se acostó a su lado y le quitó la blusa y el sostén para acariciarle de nuevo los senos. —Jake —murmuró Lexi.

—Sí, Lexi... —respondió él y con una mano le bajó la falda—. Voy a darte mucho placer.

Jake deslizó los labios por su cuello hasta llegar al valle que se abría entre sus senos. Entonces levantó la cabeza y contempló su rostro y su cabello rojizo esparcido sobre la almohada. La mirada sensual de Jake siguió entonces la forma de sus senos desnudos, la nave curva de su cintura y caderas. Deslizó las manos debajo de la braga y acarició las bien torneadas piernas.

Lexi tembló fuera de control, deseando acariciarlo, Comenzó a desabrocharle la camisa.

—Déjame a mí —exclamó Jake y no tardó en desa hacerse de su ropa.

Los ojos de Lexi recorrieron el cuerpo bronceado de Jake, desnudo a su lado.

Pensó que los cinco años transcurridos sólo habían conseguido aumentar su perfección masculina. Deslizó las manos por su pecho buscando sus tetillas.

Jake gimió y la apartó las manos una vez más. Se inclinó sobre ella, le levantó los brazos a ambos lados de la cabeza y clavó los ojos en los de Lexi. Ella pudo ver en ellas la pasión, además de otra cosa que la estremeció.

—Ha esperado durante cinco largos años este momento —exclamó Jake.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lexi pensó que mentía. Cinco años antes no la deseaba y no encontraba la manera de deshacerse de ella.

—Soñaba con tener tu cuerpo excitado debajo del mío, con hacerte gritar mi nombre una vez más, suplicándome que te ame, pero no me voy a apresurar, mi querida Lexi.

Aquellas frases debieron fascinarla, pero en lugar de ello un estremecimiento de miedo la recorrió. Jake se colocó encima de ella y la inmovilizó, apretando su erección contra sus caderas, por lo que Lexi cerró los ojos y se olvidó del miedo ante el deseo que volvía a sentir.

—Te voy a hacer el amor —susurró Jake y la besó—, hasta que todos los demás hombres que hayas tenido se borren de tu mente. Hasta que el único nombre que grites sea el mío. Mi maravillosa y materialista esposa.

—¿Materialista...? —murmuró Lexi. Recordaba que ya la había llamado ese antes...

—Eso y más, pero puedo olvidarlo todo cuando me haya saciado de ti.

Lexi abrió los ojos al máximo cuando vio las facciones tensas de Jake y se echó a temblar. No había amor en sus ojos, ni pasión, sino algo más siniestro...

«Materialista», repitió en silencio. Jake seguía insistiendo en aquello y sin embargo ella jamás había querido un céntimo de él. Entonces recordó su separación en Londres. Para salvar su orgullo ante su manifiesta infidelidad, ella fingió preferir la mitad de su fortuna que seguir con él. Lexi sonrió y se dispuso a tranquilizarlo.

—Jake... —pero se detuvo justo a tiempo. Si le explicaba por qué había actuado de aquella manera, Jake se iba a dar cuenta del gran daño que le había hecho, de cuánto lo había amado ella. Ese fue el último pensamiento coherente que tuvo en mucho tiempo.

—Sí, Lexi, lo sé —le soltó las manos y le acarició los brazos, los senos y el vientre. Sus fuertes manos le rodearon las caderas y sus dedos se dirigieron hacia la parte interior de sus muslos, pero continuaron hasta llegar a los pies y volvieron de nuevo.

A Lexi el corazón se le aceleró como un cohete. Arqueó el cuerpo hacia él como invitándolo.

—Calma —exclamó Jake y la miró a la cara—. Yo te voy a dar lo que tú quieres —bajó la cabeza y la besó una y otra vez en la boca, en los ojos y en el cuello—. Me alegro de que no hayas perdido toda tu modestia —murmuró Jake levantando la cabeza. Luego se inclinó y deslizó la lengua por sus senos.

Lexi estaba en llamas, cada lugar donde él la acariciaba se convertía en un estallido de placer. Gimiendo, gritó su nombre.

Jake la miró directamente a los ojos mientras le abría las piernas, preparándose para la posesión final. Lexi vio cómo sus ojos se oscurecían con el mismo deseo que la consumía a ella.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Era como si su cuerpo hubiera estado encarcelado durante cinco años y de pronto le hubieran dado la libertad. Estaba preparada para experimentar, para disfrutar del hecho de que Jake la reclamara. De repente, Lexi se estremeció de pies a cabeza cuando Jake acarició con la lengua su zona más íntima.

—Dime qué es lo quieres, Lexi —dijo él—. Dilo, Lexi —añadió mientras se colocaba entre sus muslos.

Jake lo quería todo, quería que ella le suplicara. Lexi lo odiaba pero el deseo la dominaba.

—Te deseo, Jake —la voz se le quebró y su cuerpo se dobló como un arco hacia él, rodeándole la cintura con las piernas—. Por favor, Jake.

Jake se movió sobre ella una vez más, pero se de— tuvo justo en el momento de poseerla.

—Hazlo, Lexi. Convénceme.

A Jake le brillaban los ojos mientras luchaba por contener su propia necesidad.

Se movió sobre ella una vez más, casi penetrando y, con un suspiro de rendición, ella le dio lo que él le demandaba. Jake se hizo entonces para atrás y no necesitó ser guiado cuando entró en lo más profundo de su ser. Lexi creyó morir de placer.

Sollozó su nombre y entonces, con un último movimiento de su cuerpo, Jake pasó al infinito con ella.

—Peso demasiado para ti —declaró él y se rodó hacia un lado para quedar tumbado de espaldas.

Lexi lo miró. El espacio que él había interpuesto entre los dos era más elocuente que las palabras.

—¿Jake?

—Sin preguntas, Lexi. Tú lo has disfrutado tanto como yo —replicó Jake sin molestarse en mirarla.

Lexi cerró los ojos por un momento y admitió que Jake tenía razón, como de costumbre. En el pasado habían hecho el amor infinidad de veces, pero jamás se había sentido tan completamente poseída.

Jake se sentó y por fin la miró a la cara.

—Tú me deseabas, Lexi. ¡Gracias! Me has convencido muy bien. Creo que nos vamos a llevar muy bien —y entonces se bajó de la cama y procedió a recoger su ropa.

Lexi, incapaz de responder, se retrajo como si la hubieran golpeado. Los cinco años de abstinencia habían terminado con el sofisticado arte de hacer el amor de Jake. Deliberadamente él la había convertido en una mujer llena de deseo y sin voluntad propia. Antes ella había creído que la manera de hacer el amor de Jake era la máxima expresión de sus sentimientos, hasta que lo sorprendió con Lorraine...

Ahora el le había demostrado que su pasión en el amor no tenía nada que ver con el amor en sí, sino con el puro placer y el sentido de la posesión y la propiedad. Jake

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https://www.facebook.com/novelasgratis habia decidido que quería volver con ella por alguna extraña razón y había hecho a un lado los últimos cinco años de su vida, como si nunca hubieran existido.

—Necesito ducharme. Después tengo trabajo esperandome en el despacho — Jake se detuvo ante la puerta del cuarto de baño y miró hacia la cama.

Lexi lo miró a los ojos.

—Te odio —dijo, pero al mismo tiempo reconoció que se odiaba a sí misma.

Apenas era mediodía y ella había... ¡no podía soportar pensar en eso! Agarró el borde de la sábana y se cubrió con ella.

—Un poco tarde para eso, querida. Ya lo he visto todo —su risa aumentó su humillación—. Después de lo de esta mañana, sé que puedo tenerte cuando quiera Y los dos lo sabemos.

La arrogancia de Jake encendió la ira de Lexi, que se levantó de la cama envuelta en la sábana y le recordó sus palabras de la noche anterior: —Así que ibas a esperar para asegurarte de que tus hijos fueran verdaderamente tuyos.

—No necesito hacerlo, Lexi. Tu amigo fue muy revelador esta mañana, cuando discutió contigo en italiano. Te habló en ese idioma.

Lexi se enfureció al darse cuenta de que Jake debió haber entendido cada palabra del furioso discurso de Dante. Jake sabía que Dante jamás había sido su amante, pero ella todavía respondió: —Tú no lo sabes todo.

—No me hace falta. Tu cuerpo en mi cama cuando yo lo diga es suficiente — entonces abrió la puerta del cuarto de baño y añadió—: Tu equipaje ya ha llegado al hotel. María lo puso en la habitación contigua. No te olvides de que la comida se sirve a la una en el patio. A María no le gusta esperar.

Lexi inclinó la cabeza y cerró los puños. Se clavó las uñas en las palmas pero aquel dolor no era nada comparado con el que sentía en su interior. En silencio pensó en Jake, en las circunstancias que la habían llevado a su cama y sobre todo en sí misma.

—Eres una tonta y una hambrienta sexual —se dijo a sí misma con amargura.

Buscó su ropa y se puso la braga y el sostén. Se dijo que Jake no había podido ser más claro. La iba a utilizar donde y cuando él quisiera y ella tenía que obedecer.

Trató de decirse a sí misma de que por lo menos se alegraba de que Jake le permitiera tener su propia habitación, pero cuando acabó de vestirse se dio cuenta de que aquello le dolía todavía más...

Lexi caminó por el pasillo y se detuvo ante la puerta de la habitación contigua que le había señalado Jake; vio allí sus maletas y entró.

Lexi se encontró dentro de una pequeña alcoba. Por primera vez en mucho tiempo esbozó una sonrisa cuando miró a su alrededor. La habitación era una delicia, y su decoración, exquisita. A la izquierda destacaba una cama con dosel. Las dos ventanas ofrecían una increíble vista, y entre ellas colgaba un espejo impresionante.

A la derecha había un tocador y, al lado, se abría otra puerta.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Era la habitación más femenina que Lexi jamás había visto. De repente descubrió su bolso, sobre la mesa del tocador. No se había dado cuenta de que se lo dejó en el coche. Junto a él vio una cajita; era su joyero. LO abrió, sacó su reloj de pulsera y se lo puso, También se lo había dejado olvidado cuando huyó de Jake.

Aquello no había servido de nada, pensó con cansancio. También se lo había dejado olvidado. Buscó luego en la cajita y sacó un sencillo anillo de oro. Hacia años que no lo sacaba, pero jamás se había decidido a tirarlo.

Lexi levantó el anillo y lo sostuvo en la mano. Aquella sencilla pieza de joyería en alguna ocasión había significado todo para ella. En su imaginación volvió a verse como una jovencita entrando en la oficina de registro civil del brazo de Tom, el marido de Meg. Se había puesto muy nerviosa, debido a la emoción. Su vestido de novia era de encaje inglés. Jake había insistido en que se vistiera de blanco.

En ese momento se daba cuenta de que simplemente fue una acción muy inteligente por parte de Jake para adquirir Forest Manor y convertirlo en un hotel.

Aunque también era cierto que él pagó las deudas de su padre y la asoció a ella en el negocio. Lexi sonrió. Quizá en esos momentos fuera una mujer muy rica. Desde el día en que Jake la acompañó al banco en Londres para abrirle la cuenta, ella no había tenido ningún contacto posterior con esa institución.

—Lo has conservado. Eso me sorprende.

Lexi dio un respingo y al darse la vuelta se encontró con la mirada de Jake.

—¿Es necesario que aparezcas siempre por detrás y a escondidas?

—Yo no he venido a escondidas. Estabas tan ensimismada en tus pensamientos que no me has oído llegar. ¿Estabas recordando algo agradable? —pregunto él obligándola a abrir la mano.

El contacto de su mano le aceleró el corazón y la joven no pudo por menos que recordar lo ocurrido en el dormitorio contiguo.

—Demasiado sencillo para tus gustos. Supuse que lo habías tirado a la basura hacia ya mucho tiempo.

—¿Qué...? —Lexi se le quedó mirando con los ojos muy abiertos, confundida.

Jake sonrió al ver su confusión.

—No te preocupes. Servirá hasta que te compre uno de diamantes.

Tomó el anillo y se lo puso en el dedo anular. Sorprendida, ella lo dejó hacer.

—Encaja perfectamente. Como tú y yo, Lexi.

—Eso dices tú —trató de decir ella en broma, pero realmente él se lo había demostrado hacía menos de media hora. Bajó la mirada para no ver la expresión de Jake.

—No te muestres tan sorprendida —dijo riendo mientras le levantaba el rostro—. Estamos casados. Esta vez no vas a escapar. Eso me recuerda la razón por la que estoy aquí.

—Creía que tenías trabajo —comentó Lexi.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Cierto, pero antes tu pasaporte.

—Mi pasaporte...

—Sí. No estaba en el hotel y lo quiero.

Lexi miró hacia donde estaba su bolso y Jake de inmediato lo tomó y lo abrió.

—Deja eso, maldito seas —gritó—. No tienes ningún derecho a registrar mis cosas personales.

Trató de arrebatarle el bolso, pero lo único que logró fue resbalar y caer sobre el ancho pecho de Jake. El la acercó hacia sí mientras el bolso caía al suelo; tenía el pasaporte en la mano, fuera del alcance de Lexi.

—Vamos, vamos, no te pongas así.

—Dame eso.

—¿Así fue como lo conseguiste? Debí adivinarlo —exclamó él con dureza—.

Señorita Alexandra Laughton —leyó el nombre con desprecio—. Nunca llegaste a cambiar esto.

Lexi lo miró furiosa. Pero la expresión que vio en él hizo que se tragara su furia.

Jake parecía dispuesto a recurrir a la violencia y ella no comprendía por qué.

Acercándose a Lexi, la agarró con fuerza de los hombros.

—Por Dios, que lo tenías planeado desde el principio —rugió él y la observó con detenimiento—. Un rostro tan bello e inocente que esconde una mente tan degenerada —sacudió la cabeza y dejó caer las manos.

—Eso es... —Lexi se interrumpió al ver su expresión; la sangre se le congeló en las venas.

—Tienes motivos para tener miedo, Lexi, pero en este momento creo que no soportaría tocarte, porque si lo hago, te estrangulo —entonces Jake se volvió y salió de la habitación.

Un buen rato después de que Jake se marchara, Lexi seguía apoyada contra la pared. No confiaba en que sus piernas pudieran sostenerla. Jamás había visto a Jake tan furioso, ni tanto odio en el rostro de una persona. Cuando se recuperó, se apartó de la pared y se desplomó sobre la cama.

Se preguntó qué había querido decir Jake con eso de que ella lo había planeado todo desde el principio, En lugar de protestar porque ella nunca hubiese cambiado el nombre de su pasaporte, debería de estarle agradecido. Cinco años antes eso le había permitido a ella alejarse, dejando a Jake y a su amante en posesión de su antigua casa y el campo despejado... Era obvio que él no estaba bien de la cabeza...

Y en cuanto a lo de un plan premeditado, eso era cómico. Lexi jamás había planeado nada en su vida. Ese era uno de sus fallos. Tendía a ser una persona impulsiva; por eso se había casado con Jake. Por eso había abandonado Inglaterra en lugar de quedarse a luchar. Ahora estaba atrapada en un matrimonio de pesadilla.

Jake la había acusado de ser retorcida. «Vaya chiste», pensó. Si alguien era retorcido, ese era Jake. Se casó con ella por la casa; era cierto que pagó las deudas de Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis su padre, pero Lexi estaba segura de que era mucho el dinero que Jake pensaba ganar con el hotel. La dejó embarazada por error; él no quería un hijo. Una lágrima le corrió por la mejilla. Un día como aquel, cinco años atrás, se encontraba en el hospital perdiendo a su hijo y Jake se presentó tardíamente con un pretexto bastante débil.

Ahora se presentaba una vez más, exigiéndole un hijo y con Lorraine, su aman— te, para ocupar el puesto de Lexi. Había demasiada ironía en aquella situación como para poder soportarla.

Tumbada en la cama, Lexi dio rienda suelta a sus emociones y las lágrimas le corrieron por las mejillas.

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Capítulo 7 LEXI rodó sobre su propio cuerpo y cayó de golpe al suelo. Abrió los ojos y por un momento se preguntó dónde estaba. Luchando por librarse de lo que le parecía una camisa de fuerza pero que en realidad era una sábana, se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y miró a su alrededor, mientras recordaba lo sucedido aquella mañana. Entonces se dio cuenta de que alguien debió de entrar en la habitación para cubrirla con una sábana. Necesitaba ducharse. Miró su reloj y se levantó sorprendida.

Ya eran casi las cuatro. Jake había dicho que la comida era a la una.

Caminó hacia la puerta que se encontraba junto al tocador. Se había perdido la comida, se dijo que no le importaba. Jake no la iba a matar por eso y necesitaba encontrar el cuarto de baño con urgencia. Cuando abrió la puerta y vio el excelente baño esbozó una sonrisa de placer. Pero su sonrisa desapareció cuando se vio a sí misma en uno de los espejos de cuerpo entero. Ofrecía una imagen desastrosa: tenía el cabello enredado, los ojos enrojecidos y la ropa arrugada más allá de lo imaginable.

Cinco minutos más tarde se encontraba bajo la ducha. Le dolían los músculos y tenía algunos moretones, pero bajo la acción relajante del agua caliente sintió cómo el dolor y la tensión cedían.

Salió de la ducha y se secó con una toalla; después se la enrolló en la cabeza.

Cuando se irguió se quedó petrificada.

Jake estaba de pie frente a ella; sus ojos azules brillaban mientras observaba su expresión de sorpresa. —Muy bonito.

Deslizó la mirada por su cuerpo desnudo deteniéndose en los senos y, antes de que Lexi se diera cuenta de lo que sucedía, Jake se inclinó y con la boca atrapó un pezón. Ella lo empujó y trató de ignorar la sensación que le recorría todo el cuerpo.

—Fuera —gritó y dándose la vuelta tomó una gran toalla de baño y se envolvió en ella.

—No tienes por qué montar un escándalo. Lexi estaba furiosa y lo último que deseaba era la presencia intimidante de Jake. Lo miró. Llevaba unos pantalones cortos de color blanco y una camiseta sin mangas, también blanca. La vista de sus musculosos y bronceados brazos era suficiente como para hacer que el corazón le latiera con fuerza.

—Yo espero tener algo de intimidad en el baño. No creo que sea demasiado pedir —exigió Lexi, furiosa.

—Es obvio que ya te sientes mejor. Ya has recuperado tu genio.

—No me sentía mal. Me quedé dormida —comentó Lexi para tratar de explicar su ausencia a la hora de la comida, antes de que él pudiera preguntar.

—Lo sé. Vine antes y dormías tan plácidamente que te eché una sábana encima y me fui. ¿Ves lo bueno que puedo ser cuando me complaces?

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https://www.facebook.com/novelasgratis «¡Así que fue Jake!», exclamó para sí Lexi. De alguna manera aquello no concordaba con su imagen de hombre frío y sin sentimientos.

—Gracias... —murmuró ella de mala gana— pero si no te importa, me gustaría vestirme.

—No dejes que te entretenga —y con un gesto exagerado abrió la puerta del baño—. Después de ti.

Lexi pasó a su lado con la cabeza bien alta, lo más digna posible.

—Pensé que tendrías hambre, así que le pedí a María que preparara una bandeja con algunos sandwiches y una jarra de café.

Lexi no quería agradecérselo.

—No tenías por qué haberte molestado. No tengo hambre — comentó y se sentó sobre una silla observando de reojo la comida que tenía delante, sobre una mesa—. Tú te bastas y te sobras para hacerle perder el apetito a cualquier mujer — añadió, pero justo en aquel momento su estómago rugió con fuerza.

Jake echó hacia atrás la cabeza y estalló en carcajadas. Antes de que pudiera evitarlo, Lexi también dejó escapar una risita. De repente sus miradas se encontraron; durante algunos segundos algo pareció vibrar en el aire entre ellos.

Jake fue el primero en apartar la mirada.

—Come, Lexi, y reúnete conmigo abajo dentro de media hora —ordenó.

Después giró sobre sus talones y salió.

Veinte minutos más tarde, satisfecho su apetito, Lexi se miró en el espejo. Pensó que presentaba un mejor aspecto. Escogió una blusa verde sin mangas de entre su muy clásico pero limitado vestuario y se sorprendió al ver que toda la ropa estaba guardada, incluyendo sus zapatos. En una cajonera cercana encontró su ropa interior.

Se recogió el cabello en una clásica cola de caballo y se dio cuenta de que no podría retrasar mucho más el momento de bajar para encontrarse con Jake.

Lexi bajó con la bandeja de la comida y, pensando que la cocina estaba en la parte de atrás de la casa, atravesó el vestíbulo en dirección a la puerta que pudo distinguir al fondo. La abrió y entró en la habitación muy bien iluminada. Le llamó la atención una estantería antigua llena de piezas de porcelana. En el centro había una mesa de pino rodeada de sillas y detrás un banco que dividía la cocina en dos partes.

María oyó entrar a Lexi y corrió hacia ella para quitarle la bandeja de las manos.

—No ha debido molestarse, señora. ¿Qué dirá el señor Taylor?

Lexi sonrió al ver el gesto de preocupación de la mujer.

—No se preocupe, María. Puedo cuidar de mí misma muy bien.

—Pero ese es mi trabajo —exclamó María mientras dejaba la bandeja sobre la mesa.

—Lo siento —se disculpó Lexi—. ¿Sabe usted dónde puedo encontrar al señor Taylor?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —El señor Taylor se ha marchado hace quince minutos. Volverá para la cena, a las ocho. ¿Desea usted cenar en el comedor o fuera, señora?

«Adiós a las instrucciones de encontrarme con él en media hora», se dijo Lexi.

Era obvio que algo más importante se había presentado... «Probablemente Lorraine», pensó suspirando y miró por la ventana.

—Afuera, María, gracias —y salió de la cocina.

Pasó la siguiente media hora explorando su nuevo hogar. En otras circunstancias hubiera encontrado en— cantadora aquella casa. Un comedor muy elegante comunicaba con un amplio patio, y lo que supuso era el despacho de Jake con la terraza de la parte delantera de la casa, al igual que un salón amueblado de manera extremadamente lujosa. El salón daba a dos terrazas. Al salir, Lexi se encontró al otro lado de la casa. Se dirigió a la barandilla de la terraza y cuando miró ha—cia abajo se quedó con la boca abierta. En un nivel interior había una piscina de forma irregular. Pensó en nadar un rato, pero no deseaba que Jake la sorprendiera en la piscina, con su bikini. Era demasiado vulnerable a sus encantos, aunque le disgustaba tener que admitirlo.

Bajó los escalones de piedra hasta llegar a la piscina. Detrás podía distinguir el maravilloso paisaje del mar y de las islas. Era un pedazo del paraíso. Pero para ella aquello era una prisión. Se preguntó cuánto tiempo pensaría Jake retenerla allí. Su exigencia de que volviera con él y su deseo de tener un hijo era algo que no podía comprender. Jake no se mostró muy entusiasmado cuando ella se quedó embarazada por primera vez. Poco después de que se confirmara su embarazo, él tuvo que volver a Londres precipitadamente por asuntos de trabajo. En realidad lo reclamaba su amante, como Lexi tuvo oportunidad de descubrir después.

Jamás olvidaría la primera comida que compartió con Jake y con Lorraine después de perder a su bebé, así como el ofensivo comentario de aquella mujer: «No tendrás mucho tiempo para un bebé ahora». En ese momento Lexi se daba cuenta de lo que Lorraine había querido decir. Seguramente Jake ya había decidido poner fin a su matrimonio y sólo estaba esperando el momento adecuado para decírselo a su pobre esposa. Un hijo era una complicación que Jake no necesitaba. A Lexi le hirvió la sangre al pensar que ahora, casi cinco años más tarde, los dos seguían juntos y una vez más él le estaba destrozando la vida.

Cuando llegó al borde de la piscina, Lexi se detuvo, cerró los ojos y juntó las manos. Se preguntó por qué Jake no había seguido adelante con el divorcio' que Lorraine y él estaban planeando cuando ella oyó su conversación. Abrió los ojos y contempló el agua azul, como si ésta le pudiera dar la respuesta... Se dijo que sólo podía ser por dinero.

Hasta donde Lexi sabía, ella todavía era socia de Jake. Quizá él tuviera miedo de perder la mitad del negocio si se divorciaba, aunque ella misma había tratado de asegurarle lo contrario la noche anterior. Pero Jake insistía en creer que ella era una mujer materialista e interesada. Antes de su matrimonio, en una ocasión, Lorraine había tratado de convencerlo de que ella era una cazafortunas, y era obvio que Jake la creía. Aparentemente la misma razón que adujo Lorraine para convencer a Jake de que no se casara con ella era ahora lo que evitaba que él se divorciara de Lexi... ¿No Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis era suficiente el hecho de haber perdido a su bebé, dejando así el camino despejado para Jake y Lorraine? ¿Qué había hecho ella para merecer aquella persecución constante?

Lexi se inclinó sobre el borde de la piscina, metió la mano en el agua fresca y se la pasó por la frente. Se dijo que debía tratarse de un motivo económico; era lo único que tenía sentido. Pero Lexi estaba segura de que había algo más; tal vez, orgullo y vanidad masculina. A Jake no le gustaba la idea de que ella se relacionara con otro hombre. ¿Pero realmente era tan sencillo? Lexi no lo sabía. El Jake que había vuelto de pronto a su vida era muy diferente del hombre con el que se casó.

Desafortunadamente para ella, la pasión ardía entre ellos con una fuerza igual, si no mayor; y para su vergüenza, era incapaz de dominar su deseo, su lujuria.

Lexi observó el anillo que llevaba en el dedo y que una vez significó amor eterno, o por lo menos eso creyó ella, y que ahora no era nada más que un símbolo de posesión. Caminó de vuelta a la casa, entró en el salón, se dejó caer sobre un sofá y miró a su alrededor. El mobiliario era muy elegante. Había una enorme chimenea de mármol con un maravilloso espejo, todo del mejor gusto. Lexi suspiró. Su trabajo había constituido su Vida durante años; no estaba acostumbrada a no hacer nada.

Estudió en la universidad con la idea de conseguí un trabajo como traductora en alguna oficina diplomática. La boda con Jake y su embarazo cambió todo aquello. En cierta manera tenía que agradecerle a Jake el hecho de haberse forjado una carrera en el sector de la hostelería. Inquieta en aquel salón dirigió su mirada al teléfono que estaba sobre una mesita, junto a la chimenea. Lo levantó y marcó el número del Piccolo Paradiso. Se dijo que tenía todo el derecho del mundo a vigilar su trabajo, a pesara de que Lorraine estuviera ahora a cargo de él. Además, se sentía culpable por haber desaparecido de la manera en que lo hizo, aunque no fuera culpa suya.

Oyó entonces la voz de Anna al otro extremo de la línea: —Pronto, Piccolo Paradiso. —Anna, soy yo, Lexi... yo... —pero antes de que pudiera terminar la frase, Anna la interrumpió muy emocionada: —¡Qué mentirosa eres! Nos ocultaste durante todo el tiempo que tenías un marido... ¡Es fabuloso! ¡Y qué marido! No me imagino por qué lo dejaste. Fue tan romántico que él te encontrara de nuevo... —¿Ya conoces a Jake? —la interrumpió Lexi. —Por supuesto. Ha estado aquí esta tarde para una reunión con el personal. Se van a producir algunos cambios, pero nos ha felicitado a todos por nuestro trabajo con el señor Monicelli y nos ha pedido que trabajemos igual de bien para él. Y además... yo soy la nueva jefa de recepción, y después de dos semanas de entrenamiento con el ordenador, Franco será el nuevo administrador cuando la señorita Lorraine se vaya. ¿Quieres que te ponga con ella?

—No —exclamó Lexi—. No tiene importancia. Seguiré en contacto —y colgó.

Deseó entonces no haber telefoneado. Le irritaban la forma en que Jake había organizado su vida, entrometiéndose en su trabajo y en sus amistades con una eficiencia cruel. Se levantó y salió una vez más a la terraza. Se puso a caminar, ensimismada. Jake estaba jugando con su vida y con sus sentimientos y ella no veía Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis la manera de evitarlo. En vano trató de ignorar el hecho de que Jake había corrido de inmediato junto a Lorraine. Tal vez en ese mismo momento se estaba acostando con su amante.

De pronto un rayo de luz la sorprendió. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que había llegado al otro lado de la casa y que estaba oscuro. Las luces exteriores estaban encendidas. Por un momento miró a su al rededor. Se volvió para mirar hacia la casa; frente a la cocina, en la terraza, había una mesa blanca de hierro forjado rodeada de una media docena de sillas. Entonces María salió a la terraza con una bandeja en las manos.

—¿Puedo ayudar? —le preguntó Lexi.

—No, señora —respondió María y entró de nuevo en la cocina.

Lexi suspiró y se sentó en la silla más cercana; observó el cielo nocturno. Se respiraba tranquilidad, pero el alboroto que bullía dentro de su corazón no se podía apaciguar.

—¿Me has echado de menos? —una voz conocida a su espalda la sorprendió.

—Jake.

—¿Y bien, me has echado de menos? —volvió a preguntar él mientras le acariciaba el cabello y el lóbulo de la oreja.

Todavía llevaba puestos los pantalones cortos y la camisa; un principio de barba oscurecía su mandíbula. Presentaba una imagen increíblemente sensual y su sonrisa lo prometía todo. Lexi apartó la cabeza evitando su contacto. Estaba confundida y molesta.

—Vaya una media hora —exclamó, molesta por la despreocupación que él demostraba por sus sentimientos.

—Sí que me has echado de menos, Lexi, aunque conseguir que lo admitas quizá sea imposible. Lo siento, pero recibí una llamada urgente y tuve que salir.

—Eso dices tú —se burló ella, pues sabía perfectamente dónde había estado.

—Por lo menos yo sólo me he ausentado un par de lunas, querida Lexi — respondió Jake—, a diferencia de ti, que desapareciste durante años sin decir una palabra.

Lexi sintió que hervía por dentro y se puso de pie para mirarlo directamente a la cara.

—¡Y ahora me dirás que también me echaste de menos! —comentó en tono de burla.

—Sí. Sí te eché de menos.

La inesperada confesión de Jake hizo que Lexi abriera mucho los ojos.

—Dile eso a tu abuela —respondió y trató de alejarse, pero él la detuvo del brazo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Esa es tu respuesta a todo, Lexi: Escapar. Esperaba que hubieras madurado durante los últimos años, pero al parecer me equivoqué. Sigues siendo la misma niña egoísta de siempre —le clavó los dedos en el brazo y Lexi se contrajo por el dolor—.

A ti no te importa a quién puedas hacer daño... tu marido, tus amigos, Meg y Tom. Siempre y cuando tú consigas lo que deseas.

La mención de Meg afectó mucho a Lexi.

—Yo le escribí a Meg —protestó, ignorando la manera en que el corazón se le aceleraba al estar cerca de Jake.

—Una carta, y la enviaste desde Bahrain. La pobre mujer pensó que los tratantes de blancas te habían capturado. Quizá pagaran bien por ti.

Jake la recorrió con la mirada de manera insolente. Lexi se dijo que, conociendo a Meg, debió haber supuesto que la pobre anciana pensaría algo por el estilo. Lexi le dio la carta a un cliente árabe del Piccolo Paradiso para que la echara al correo cuando llegara a su casa, pues no quería revelar su lugar de residencia. Le dolía no haberse mantenido en contacto con la pareja de ancianos, pero no quería recordar su vida en Forest Manor. Era demasiado doloroso.

—¿Así que te parece divertido? —la sonrisa di Jake era fría—. ¿No se te ocurrió pensar que podríamos preocuparnos por tu seguridad? Yo era y todavía soy tu marido.

—Estoy segura de que tú tranquilizaste a Meg —respondió Lexi y trató de apartarse de Jake cuando captó el significado completo de aquellas palabras Tenía el valor de insinuar que ella era la culpable de su separación—. Tú siempre tuviste mucha facilidad con las palabras y con las mujeres —exclamó cuando él se le acercó una vez más.

—¡Eres una perra! —rugió Jake y Lexi sintió que el corazón se le salía del pecho—. Realmente no te importa nadie más excepto tú.

—¡Mira quién ha hablado!

—Una cosa sí sé —repuso Jake, amenazador— Tú entraste en nuestro apartamento de Londres, estuviste de acuerdo con nuestro trato y, antes de que yo pudiera descorchar el champán, te marchaste mientras me decías tranquilamente que te ibas de viaje y que no deseabas verme nunca más —la agarró del cabello—. Tú eres una mujer muy bella, pero sabes muy bien como clavar un puñal, Lexi. Fue un toque maestro el dejar tu pequeño regalo de aniversario sobre la mesa del vestíbulo.

—Siento no haberte regalado algo mejor —respondió Lexi—, pero no tenía mucho dinero en esos momentos —le sorprendía que Jake se hubiera fijado en el regalo, ocupado como estaba en su amante.

—Recibí un mensaje muy claro: «Déjale al pobre estupido un regalo y él no se preocupará». Después de todo, tú te estabas recuperando de la pérdida de nuestro hijo; por supuesto que iba a dejarte que te fueras de vacaciones. Hable con tu querido doctor Bell y él se mostró completamente de acuerdo: unas vacaciones eran la mejor cura. Él mismo te las había sugerido. En cuanto a que no quisieras verme, me aseguró que no lo decías en serio... eso formaba parte de tu depresión, etcétera — Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis comentó Jake con cinismo—. Una se—mana más tarde, cuando comencé a buscarte, ya era demasiado tarde. Habías desaparecido.

—Me sorprende que te tomaras la molestia dadas las circunstancias —exclamó Lexi mientras su mente asimilaba la idea de que Jake la había estado buscan—do Se preguntó por qué. No era posible que ella se hubiera equivocado acerca de lo que había escuchado y visto en el apartamento aquel día. —Estúpidamente, yo actuaba bajo la impresión de que todavía estabas deprimida y que me necesitabas. Nunca más volverás a burlarte ni a escapar de mí, eso te lo prometo.

Me pongo a temblar —replicó Lexi de manera desafiante—. Según recuerdo, jamás fuiste muy bueno para cumplir una promesa —pensó en la promesa ma trimonial rota y sintió deseos de herirlo como la había herido él y añadió—: Con tu historial, volveré a casa libre y rica dentro de pocas semanas.

El contacto de Jake y el calor de su cuerpo encendieron una sensación temblorosa dentro de ella. Él le tiró entonces del cabello, obligándola a echar la cabeza hacia atrás.

—No podías resistir la tentación de recordármelo. Pero esta vez va a ser diferente. Tengo suficiente dinero como para que me dure toda la vida, suficiente como para satisfacerte incluso a ti, y por Dios que pienso asegurarme de que tú me satisfagas a mí, Lexi Y después de esta mañana, no creo que nuestra reconciliación te parezca algo tan difícil.

Lexi lo miró. Tenía la extraña sensación de que ig noraba un detalle esencial, pero entonces sus mirada se encontraron y ella se derritió al ver su expresión.

—No —le dolió el cuello cuando Jake volvió a ti rarle del cabello, echándole la cabeza hacia atrás—. No puedes hacerme esto —gritó desesperada.

—Sí —respondió Jake. La acercó hacia sí y ella se resistió, pegándole con los puños—. Puedo hacer lo que quiera contigo, mi amante esposa.

—Te odio.

—Entonces será mejor que te dé razones —gruñó Jake y la besó.

A Lexi le dio vueltas la cabeza y cedió ante aquel salvaje ataque. Jake levantó la cabeza y ella recuperó entonces la respiración. Se dejó caer en una silla y se pasó los dedos por los labios hinchados. Él la miró y frunció el ceño al ver su gesto.

—Ahora no me vas a borrar de tu vida con tanta facilidad; no te olvides de ello —le indicó furioso y se dirigió hacia donde María estaba poniendo la mesa.

Lexi escuchó las instrucciones que él le daba al ama de llaves.

—Retrase la cena quince minutos, María.

Con expresión dolida, la joven observó cómo Jake entraba en la casa.

La cena transcurrió en silencio. Lexi trató de evitar mirar a Jake. Cinco minutos antes, él había regresado a la terraza y, después de pedir a María que sirviera la cena, con la misma parquedad le había ordenado a Lexi: —Siéntate y come.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Obediente, Lexi se había sentado en la silla que él le ofrecía. Probó el vino, pero no hizo intento alguno por comer la pasta.

—¿Más vino? —la voz fría de Jake rompió el silencio.

—No, gracias.

Lexi le lanzó una mirada de odio. Lo maldijo en silencio; se preguntó si no habría nada que hiciera flaquear la arrogancia de aquel hombre. Bebió otro sorbo de vino.

—Dime, Jake. ¿Cuánto tiempo va a durar tu estancia en Italia? Según recuerdo, eras un fanático del trabajo.

—Una semana, quizá dos —respondió—. No creo que tengas tanta prisa por regresar a Inglaterra como para que me niegues mis primeras vacaciones en varios años. O una segunda luna de miel, si así lo prefieres.

—No lo prefiero —gritó Lexi y apuró su copa.

—Vamos, Lexi. Déjate de tonterías. Los dos estamos atrapados en la misma trampa. Una pasión salvaje que los dos odiamos, pero que no podemos negar. ¿De qué sirve mentirse, Lexi? Tú eres mi mujer. Estamos aquí, juntos, en uno de los lugares más bellos del mundo —miró el paisaje y de nuevo a Lexi—. Olvídate de tus estúpidos resentimientos y diviértete.

—¿Estúpidos resentimientos? —casi se ahogó con las palabra—. ¿Es así como llamas a verme chantajeada y privada del trabajo y de la vida que he llevado durante todos estos años?

—Soy tu marido —repuso Jake con calma—. Aparte del chantaje, yo tengo derecho a mantenerte y, en cuanto a tu trabajo, yo controlo tu proceso de aprendizaje. Ahora estás capacitada para encargarte de mis numerosas casas y representar el papel de anfitriona ante mis variadas amistades de negocios, que me veo obligado a recibir de vez en cuando. suya.

«¡Numerosas casas!», repitió Lexi en silencio. Seguramente que no se refería a la —¿No sería eso meterme en los asuntos de tu fiel Lorraine?

—¿Celosa, Lexi?

—Ni en sueños.

—Lorraine es una brillante mujer de negocios, pero tiene poca paciencia. Es demasiado bronca y sincera para los asuntos sociales y definitivamente no es nada hogareña. Mientras que tú eres perfecta para ese papel. Tu infancia como hija de un diplomático te enseñó a tratar con todo el mundo. Tu facilidad para los idiomas, tu experiencia con los clientes ricos del Piccolo Paradiso, todo eso te convierte en la esposa ideal para un hombre de mi posición.

—Yo no sabía que los chantajistas necesitaran una secretaria social —lo miró con odio. Lo que él acababa de decir tenía sentido para ella, desgraciadamente. Le

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https://www.facebook.com/novelasgratis dolía muchísimo escuchar por fin la verdad. Jake seguiría con Lorraine mientras que Lexi no sería mucho más que un ama de llaves de lujo y madre de sus hijos.

—¡Basta! —Jake lanzó una servilleta sobre la mesa y tomó la mano de Lexi, que sostenía la copa de vino—. Basta de recriminaciones, Lexi. Acepta de una vez que eres mi esposa.

—¿Acaso tengo alternativa? —preguntó ella.

—No. —Eso creía —exclamó Lexi con amargura.

—Deja que sea yo quien piense por los dos y la vida será mucho más fácil.

El contacto de la mano de Jake y la intensidad de su mirada detuvieron las palabras hirientes que Lexi estuvo a punto de pronunciar. Entonces él le levantó la mano y se la llevó a los labios antes de entrelazar los dedos con los suyos.

—Mañana comenzamos nuestras vacaciones —se puso de pie y la obligó a hacer lo mismo. Tomándola de los hombros, la miró a los ojos y le dijo: —Olvida el pasado.

—¿Y que disfrute de las vacaciones? —añadió Lexi—. No soy tan buena actriz.

—Eso no tiene importancia. No tienes necesidad de fingir en la cama —comentó Jake—. Te puedo seducir con mucha facilidad y los dos lo sabemos.

Aquella aseveración era cierta y Lexi lo odió todavía más por ello.

—No... —murmuró.

—Sí... —aseguró él cuando retiró una mano del hombro y fue a acariciarle los labios—. Siento haberte hecho daño —murmuró con una sonrisa.

Lexi respiró profundamente cuando el pulgar de Jake le acarició el labio, enviando ondas de placer por toda su espalda. Sabía que debía detenerlo, separarse, pero aquella voz grave y lo romántico de aquel lugar conspiraban contra su sentido común.

—Tienes unos labios preciosos. Déjame besarlos mejor —murmuró Jake.

Lexi se estremeció y ya no pudo rechazarlo. Estaba atrapada, al igual que Jake, por el deseo físico que flotaba entre ellos.

—Tengo hambre de ti —exclamó Jake y sin decir nada más, la tomó en sus brazos y la llevó hacia la casa.

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Capítulo 8 POR el amor de Dios, Lexi! ¿Te quieres dar prisa? Lexi oyó gritar a Jake y, mirándose por última vez en el espejo, se echó el bolso al hombro y salió corriendo de su habitación. Ese día iban a Pompeya y, al parecer, Jake tenía mucha prisa por salir. De todas formas, Lexi se dijo que su retraso no era culpa suya. Aquella mañana fue Jake y no María quien le llevó el café, y antes de que ella pudiera evitarlo, se metió en su cama. Todavía tenía los labios hinchados por los besos y el resto de su cuerpo todavía reverberaba por el amor de Jake, aunque a ella le doliera tener que admitirlo.

Lexi suspiró mientras bajaba las escaleras. Jake era un enigma. Ella había estado tratando de descifrarlo desde la primera noche en la villa, cuando él la llevó a la cama, le hizo el amor de manera apasionada y después volvió a su propia habitación.

Pero sin mucho éxito. A pesar de todo, ella no tenía mucho de qué quejarse si hacía a un lado el hecho de que había perdido su trabajo y de que la estaban chantajeando.

Cuando Lexi conoció a Jake, ella era joven e inocente. Ahora se felicitaba a sí misma por ser lo suficiente madura y sofisticada como para enfrentársele en sus propios términos. No tenía sentido negar la química sexual que existía entre ellos. El odio que sentía el uno por el otro sólo añadía a aquella pasión un deseo oscuro, una batalla de cuerpos y de voluntades.

Hacer el amor no era un término adecuado para ellos, pensó Lexi. El amor no formaba parte de su relación. Una amarga sonrisa apareció en sus labios cuando llegó al final de la escalera. Sí existía pasión entre ellos, una indefinible atracción animal; pero el nombre realmente no importaba. Por lo menos ella tenía la suficiente madurez para aceptarlo simplemente como era, aunque algunas veces sí echaba de menos la falta de amor por parte del hombre con el que se había casado.

—Lexi.

La joven volvió a escuchar el grito y atravesó corriendo el vestíbulo para salir por la puerta principal. Jake estaba junto al deportivo negro, sosteniendo abierta la puerta con el ceño fruncido. Llevaba unos elegantes pantalones cortos de color azul marino y una camiseta de un tono más claro.

—Por fin. ¿Quién me dijo que teníamos que visitar Pompeya por la mañana temprano? —preguntó con tono de burla y después hizo una mueca.

—¿Y quién me entretuvo en la cama mientras me hacía cosas perversas? — bromeó ella.

Una sonrisa divertida apareció en los labios de Jake.

—De acuerdo. Ahora sube al coche.

Aquel día Jake se relajó por completo y se convirtió en un turista típico. Lexi no le preguntó nada al respecto. Tenía los nervios destrozados, por lo que se alegró de aquel descanso de la tensión constante que había entre ellos. Con un suspiro de alivio se acomodó en el asiento del deportivo y decidió pasárselo bien.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Después de aparcar el coche, Jake la sorprendió cuando la tomó de la mano para caminar hacia la entrada de la antigua ciudad romana, entre cientos de turistas.

Un napolitano de edad avanzada y pequeña estatura agarró a Jake del brazo.

—¿Guía, señor? Yo, Luigi, soy el mejor.

Jake miró al viejo.

—Yo no...

—Sí, contrátale —intervino Lexi—. Es un lugar enorme y aunque ya he estado aquí antes, debo admitir que no lo conozco bien.

Fue una buena decisión. En pocos minutos Luigi guió a la pareja por entre la multitud y la llevó a la Porta Marina, una antigua entrada de la ciudad.

Jake le apretó la mano a Lexi y ella lo miró a la cara.

—Tenías razón, Lexi. Contratar a Luigi ha valido la pena.

—Alto —Luigi se detuvo bruscamente—. Primero les doy una serie de datos y después seguimos adelante —dijo Luigi con autoridad—. Pompeya era una colonia y recibió su nombre en el siglo VIII a.c. Estaba situada en la falda del Vesubio, en la desembocadura del río Sarno. Durante siglos fue un gran centro comercial de intercambio entre los estados del norte y del sur de Italia. Tenía una población de veinticinco mil habitantes. El 24 de agosto del año 79 a.c, poco después del mediodía, se produjo una violenta erupción del volcán. La materia volcánica al rojo vivo cayó sobre todo el mundo y después las cenizas acabaron con toda forma de vida...

—No cabe duda de que puede hablar —le susurró Jake a Lexi al oído.

Entonces siguiendo a Luigi subieron por la rampa que conducía hasta los dos arcos de entrada. El de la izquierda era para los peatones y el de la derecha para los carruajes.

—¡Es verdaderamente increíble! —exclamó Jake mientras observaba las calles y las casas—. Han pasudo dos mil años, pero podemos ver exactamente cómo vivía aquella gente.

Lexi estuvo de acuerdo y mientras caminaba a su lado recordó que Jake había mostrado el mismo entusiasmo años antes, cuando visitaron el castillo Howard por primera vez.

Visitaron el templo de Venus, el foso y las ruinas de la basílica. Los arcos del templo de Júpiter y del templo de Apolo hicieron exclamar a Jake: —Sin lugar a dudas se esmeraban en todo lo relacionado con sus dioses.

—Pero no les sirvió de nada —intervino Luigi—. La naturaleza es todopoderosa y siempre lo será.

—Creo que tenemos a un filósofo por guía —comentó Jake al oído de Lexi y ella lo miró sonriendo.

—Creo que tienes razón —respondió ella cuando Luigi los guió hacia los baños del foro.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Miren, baños fríos y calientes; calefacción central, drenaje; todo lo que se puede encontrar en una ciudad moderna. Nada cambia —declaró Luigi.

Más adelante observaron con asombro los frescos de la Villa de los Misterios.

En el museo contemplaron, dentro de una vitrina de cristal, el cadáver petrificado de una mujer joven y embarazada. Lexi se estremeció, le soltó la mano a Jake y se alejó.

Se le llenaron los ojos de lágrimas. Sintió entonces un brazo rodeándole los hombros.

—¿Te sientes bien, Lexi? ¿Te afecta el calor? —le preguntó Jake.

Lexi vio la preocupación en sus ojos.

—Sí, no. No lo sé.

—¿La mujer embarazada te lo ha recordado, verdad?

Lexi abrió mucho los ojos. ¿Realmente era aquel Jake, el despiadado hombre de negocios? ¿Desde cuándo se había vuelto tan sensible?

—Sí, quizá. Yo perdí a un niño, pero esa mujer lo perdió todo y de pronto lo comprendí, aún con toda esa gente alrededor —señaló los turistas—. Hay algo triste en este lugar, un aura de fatalidad —sacudió la cabeza para sobreponerse a aquella sensación de melancolía.

—No fui de mucha ayuda cuando perdiste el bebé, ¿verdad, Lexi?

Sus palabras la sorprendieron y no pudo pensar en nada que responder. La tomó de los hombros y la obligó a que se volviera hacia él. Con una mano le levantó el rostro.

—De verdad que lo siento, Lexi. Te fallé en el momento en que más me necesitabas.

La sinceridad del tono de voz de Jake y el arrepentimiento que reflejaban sus ojos azules convenció a Lexi de que le decía la verdad.

—Bueno, yo no diría eso —respondió ella y bajó la mirada, confundida por la confesión de Jake—. Yo estaba deprimida y no me daba cuenta de muchas cosas — pensó que debió haberse dado cuenta de la aventura que él tenía con Lorraine—.

Estoy segura de que hiciste todo lo que pudiste —y se alejó.

—¡No! —Jake la agarró de un brazo—. No lo hice. Estaba tan concentrado en mis problemas de negocios que no te presté la atención que merecías.

Lexi lo miró. «Problemas de negocios», repitió en silencio. Ahora que lo pensaba, recordó que él lo había mencionado entonces, pero estaba demasiado ensimismada en su propia tristeza como para darse cuenta de ello. ¿Le estaría diciendo la verdad? La expresión de Jake era seria.

—Yo no podía hablar acerca de la pérdida de nuestro hijo. Era demasiado doloroso. Pero quiero que sepas, Lexi, que a pesar de nuestras diferencias, si tenemos otro hijo yo estaré contigo todo el tiempo.

A Lexi se le hizo un nudo en la garganta y parpadeó para contener las lágrimas.

—Gracias —dijo en voz baja. Le creía. ¿Pero dónde la dejaba eso a ella? ¿Sería posible que Jake hubiera buscado a Lorraine sólo por el sexo, cuando ella perdió Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis interés? Eso explicaría por qué Jake no se casó con Lorraine. ¿Pero hacía eso que la traición de Jake fuera menor? No lo sabía y añadió—: Vamos. El pobre Luigi nos va a perder si no nos apresuramos.

—¿Estás bien? —le preguntó Jake poniéndole un brazo encima de los hombros.

—Por supuesto —respondió Lexi con una sonrisa. Sin embargo, aquella confesión la había conmovido más de lo que deseaba admitir.

Caminando siempre detrás del incansable Luigi, recorrieron las calles de la ciudad. Lexi estaba ensi mismada en sus pensamientos. Durante los últimos días ella había estado viviendo en una especie de adormilamiento sexual. Pero las palabras de Jake le habían recordado exactamente cuál era su compromi so. Él le había dicho que le debía un hijo, pero ella ha bía bloqueado aquel mensaje de su mente. Se hábia hecho a la idea de pasar unos cuantos meses con Jake hasta que a él se le terminara el deseo y después conseguiría la libertad. Pero de pronto ya no le pareció tan fácil. ¿Y si se quedaba embarazada y tenía un hija suyo? Lexi sabía que después de haberlo perdido ya nunca podría olvidarse de su propio bebé. Miro a Jake. Este estaba observando las cañerías de plomo de una de las villas y por un momento Lexi estudió sus facciones. Jake no era el tipo de hombre que la abandonaría con un hijo.

Conservaba lo que era suyo. Se estremeció ante la idea de pasar toda la vida al lado de Jake sin amor, sin saber jamás si podría confiar en él. Peor aún, ¿cómo se sentiría un niño criado en semejante ambiente?, se preguntó estremecida.

—¿Frío? —la pregunta de Jake interrumpió sus pensamientos.

—No, no —respondió Jake. Señaló la cañería de plomo y dijo lo primero que se le pasó por la cabeza—. Supongo que como estás en el negocio de la construcción, esto te resulta muy interesante.

—En realidad no. Mi negocio está ahora mucho más diversificado. Tengo muy poco que ver con la construcción. Después del desplome del mercado inmobiliario, hace algunos años, me dediqué a las finanzas.

—Finanzas... —pero ella recordaba que Jake era constructor.

—Sí, con la ayuda de nuestro amigo mutuo, Carl Bradshaw, y sus conexiones alemanas logré una buena cantidad de marcos alemanes cuando se devaluó la libra esterlina. Es sorprendente lo fácil que es hacer dinero cuando se tiene a una mujer bella y materialista como incentivo —comentó Jake en tono de burla.

Lexi deseó haber mantenido la boca cerrada. La insinuación estaba dirigida a ella. Por lo menos eso pensó y, en un impulso de sinceridad, le dijo: —Yo nunca quise tu dinero, Jake. Es más, jamás he tocado la cuenta que abriste a mi nombre desde que sali de Inglaterra.

—Sabes, casi te creo —Jake la abrazó—. Vamos, nuestro guía se escapa.

Inexplicablemente Lexi sintió el corazón más ligero cuando Luigi los llevó a la casa de los Vetti, una villa restaurada y casi intacta, famosa por sus pinturas y estatuas de tipo erótico. En pocos minutos Lexi pudo ver por qué. Se detuvo ruborizada al ver la estatua que estaba frente a ella. Escuchó la risa de Jake detrás, pero no se atrevió a volverse cuando Luigi comenzó a hablar: Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Este pobre hombre padecía una enfermedad muy rara, como podrán ver. Un estado de erección permanente. Muchos turistas masculinos me preguntan cómo se puede contraer esa enfermedad. Desafortunadamente no lo sé.

Jake se acercó a Lexi y la tomó de la cintura.

—Yo sí lo sé —le susurró al oído—. Lo único que un hombre tiene que hacer es permanecer cerca de ti, querida Lexi. Tú me mantienes en ese estado de manera permanente. «¿Yo y cuántas mujeres más?», se preguntó Lexi sintiendo una punzada de dolor y de celos.

—Jake —exclamó, pues podía sentir la excitación de Jake con demasiada claridad—. Hay gente a nuestro alrededor.

—Qué pena —Jake dejó escapar un suspiro exagerado y Lexi se apartó para seguir a Luigi.

Durante el resto del recorrido por la casa, Lexi casi no vio las maravillosas pinturas ni el hermoso jardín. Era demasiado consciente de la presencia de Jake. Él ya la había alcanzado y se acercó a ella.

—Estás muy callada —dijo él en voz baja mientras recorrían otra calle—. ¿Estás cansada?

—Sí; hace calor, y la gente... —se calló cuando Luigi se detuvo una vez más, dispuesto a enseñarles el anfiteatro.

—Luigi —intervino Jake—. Mi mujer está bastante cansada... Y hace mucho calor.

—Ya veo. Es la hora de la comida —repuso el guía y sonrió cuando vio la manera en que Jake rodeaba la cintura de Lexi con un brazo—. Creo que también van a disfrutar de una siesta. Como les dije antes, nada cambia. Uno se casa, hace el amor, cría niños...

La risa de Jake se mezcló con la de Luigi mientras éste los guiaba hacia la salida.

Lexi miró al guía y después a su marido; parecía feliz y despreocupado, feliz y muy masculino. ojos.

—Una siesta me parece una buena idea, querida — indicó Jake mirándola a los —Lo que tú digas —murmuró ella tímidamente.

Ya en el coche, Lexi apoyó la cabeza sobre el respaldo del asiento y cerró los ojos. Con la presencia cercana de Jake, que parecía muy concentrado en la carretera, la joven se quedó a solas con sus pensamientos y éstos estaban muy lejos de ser agradables.

No podía creer en su propia estupidez. Cuando Jake regresó a su vida por medio del chantaje, ella se repitió a sí misma que lo odiaba; sentía un fuerte resentimiento por la facilidad con que él podía llevarla a la cama. Pero al mismo Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis tiempo se felicitaba a sí misma por estar a la misma altura. Podía enfrentársele al mismo nivel sexual que sus demás amigas, y Lorraine en particular. Ahora se daba cuenta de su propia decepción.

Casada o no, cinco años de celibato debieron de indicarle algo. Ella no era el tipo de mujer que podía acostarse con un hombre por simple deseo, sin amor. Lo había amado como una quinceañera y todavía lo amaba.

—¿Quieres parar para comer? —la voz de Jake interrumpió sus pensamientos.

—No, gracias. No tengo hambre —respondió Lexi. Sólo quería regresar a la villa para encerrarse en su habitación. Necesitaba estar a solas durante un rato para poder analizar sus sentimientos y decidir qué iba a hacer después. Una sensación de desesperación se apoderó de su corazón. Tema miedo de revelar su amor a Jake y no sabía qué era lo que podía hacer al respecto.

Sin hablar atravesaron Sorrento y la carretera de Amalfi. Lexi miró a Jake. Tenía el ceño fruncido. Su alegre compañero de la mañana era ahora un hombre de expresión adusta y sombría.

Se dijo que Jake la deseaba, pero no la amaba. ¿Cómo podría vivir el resto de su vida con un hombre que no la amaba y en quien no confiaba?

Jake detuvo el coche ante la puerta de la villa. Antes de que Lexi pudiera quitarse el cinturón de seguridad él ya se había bajado; le abrió la puerta y se ofreció a ayudarla. Pero casi la sacó de un tirón del coche.

—Vamos —gritó Jake. La llevó a la casa y la hizo subir la escalera. Su enojo era perceptible en el aire.

—¿Dónde está el fuego? —trató de bromear ella, pero al encontrarse con su mirada obtuvo la respuesta. El pulso se le aceleró.

—Ya lo sabes —repuso Jake levantando una ceja. Empujó a Lexi dentro de su propia habitación, cerró la puerta y se acercó a ella—. Luigi tiene razón. Nada cambia —añadió, a punto de besarla—. Tratas de escapar de mí una vez más y no lo voy a tolerar.

Lexi adoptó una expresión incrédula.

—A menos que esté soñando, aquí estoy —dijo en un intento por aparentar despreocupación.

—Físicamente sí. Pero mentalmente escapaste hace rato, cuando salimos de Pompeya —cerró los ojos, irritado—. Lo hiciste en Londres, escuchaste, estuviste de acuerdo conmigo y después desapareciste. Esos ojos inocentes se volvieron turbios.

Es como si una cortina se cerrara frente a tu mente, dejando fuera a todo y a todos.

Pero te juro que no voy a dejar que lo hagas otra vez.

—¿Por qué? —preguntó Lexi—. Hace algunos días tú me dijiste que lo único que te interesaba era mi cuerpo.

—He cambiado de idea —respondió Jake y la acercó más hacia sí para que ella sintiera su erección—. Quiero conocer todos tus pensamientos.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Tomarme a la fuerza no es la mejor manera de que yo te dé a conocer mi alma... aun cuando quisiera hacerlo.

Se dijo que sí deseaba hacerlo, se moría por decirle que lo amaba y por expresar sus emociones por completo, pero no se atrevía. Él la había hecho demasiado daño en el pasado. De pronto una idea acudió a su mente: seguramente era un paso en la dirección correcta el hecho de que Jake deseara conocerla mejor y profundizar la relación. Ella lo amaba y de ella dependía que aquel matrimonio pudiera salir adelante ganándose de nuevo el amor de Jake. Eso suponiendo que él fuera capaz de experimentar ese sentimiento.

—A veces dudo que tengas un alma —comentó Jake—. La única manera de llegar hasta ti es ésta — murmuró Jake justo antes de besarla.

Ella suspiró, y su aliento se mezcló con el de él. Sus lenguas se tocaron, bailaron, se retorcieron y Lexi sintió cómo caía una vez más en las profundidades del deseo, un deseo que sólo Jake era capaz de despertar en ella.

De pronto él se apartó.

—Desnúdate, Lexi —le ordenó mientras se quitaba la camisa y el pantalón corto—. ¡Vamos...! No tengo paciencia...

Lexi se quedó inmóvil mientras sus ojos recorrían su torso desnudo. Una extraña languidez flotaba en el aire y, como en un sueño, la joven hizo lo que él le decía, pero durante todo el tiempo lo observó a él mientras se bajaba los pantalones junto con los calzoncillos. Aun cuando Jake se le acercó y la apretó contra su cuerpo, Lexi no pudo apartar la mirada de su cuerpo musculoso. Sabía que debería sentir miedo. Había algo calculador en sus movimientos, pero no lo sentía. Lo amaba y lo deseaba.

—¿Por qué nos apresuramos, Jake? —preguntó Lexi con coquetería al tiempo que le acariciaba el cue llo—. Podemos seguir el consejo de Luigi y echar una buena siesta.

Aquello sorprendió a Jake, y sus labios esbozaron una sonrisa.

—Por Dios, Lexi, me confundes por completo — rió—. Pero no lo aceptaré de ninguna otra manera —la levantó en brazos y la llevó a la cama; luego se inclinó sobre ella.

Lexi sonrió, levantó una mano y le acarició el vientre plano, y más abajo, fascinada por la respuesta del cuerpo excitado de Jake. Él se movió encima de ella y durante todo el tiempo Lexi tuvo la sensación de que era seducida, dominada físicamente.

—Tú me deseas, no puedes evitarlo. Eres mía y sólo mía, Lexi —exclamó Jake y bajó la cabeza para chupar los rosados pezones, excitándolos. Luego deslizó una mano entre sus muslos, haciéndola temblar de deseo.

Lexi abrió los ojos al máximo y gimió. Ya estaba lista para él cuando Jake la penetró con una fuerza que la hizo estremecerse de placer. Por un momento él no se movió para hacerla consciente de su posesión. Lexi gritó su nombre. Al oírlo en sus

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https://www.facebook.com/novelasgratis labios, Jake perdió el control. Entonces, con los cuerpos bañados de sudor, los dos se movieron juntos hasta llegar a una culminación total.

Poco después Lexi gimió, pero seguía aferrada a Jake, negándose a moverse.

Por fin abrió los ojos y se encontró con que él la estaba mirando. Ella le sonrió con amor.

Jake se dejó caer de costado y apoyó la cabeza en una mano mientras una sonrisa aparecía en sus labios y un brillo en sus ojos. Con la otra mano le acarició los senos.

—No me costaría mucho trabajo convertirme en adicto a las siestas —comentó Jake con calma—. Pero en estos momentos necesito comer.

Aquellas no eran las palabras de amor que Lexi es peraba, pero eran un paso en la dirección adecuada, pensó con un rayo de esperanza en su corazón.

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Capítulo 9 LEXI salió a la terraza y bajó a la piscina. Llevaba un pequeño bikini negro, una holgada blusa de color rosa y una bolsa a juego. Todo el conjunto era un regalo de Jake. Se quitó la camisa y se acostó en una tumbona. Sacó de su bolsa unas gafas de sol y se las puso; entonces se echó el cabello a un lado y trató de relajarse.

El calor era casi insoportable. Contempló el jardín y la hermosa vista. Jake se había marchado después de una comida informal en la cocina. Dijo que tenía algunos asuntos que atender.

Al día siguiente, se cumplían dos semanas exactas desde que Lexi se fue a vivir a la villa. Aquella mañana, mientras revisaba su diario, de pronto se dio cuenta de algo; su período llevaba una semana de retraso. Trató de decirse que eso no tenía importancia. ¿Qué significaba una semana? Pero para una chica que jamás se había retrasado ni un día, excepto cuando se quedó embarazada, aquella semana comenzaba a cobrar proporciones gigantescas.

De manera instintiva se llevó una mano al vientre. Siempre había deseado un hijo, después de aquel aborto desafortunado, pero dadas las circunstancias...

Inquieta, se puso de pie, se quitó las gafas oscuras y si lanzó de cabeza a la piscina. El contacto del agua fresca fue un alivio para su cuerpo. Nadó un poco y después flotó de espaldas y dejó que su mente vagara por el pasado.

El día anterior Jake la había llevado en su lancha a Capri. Pasearon por el pueblo y Jake la hizo entrar en infinidad de boutiques elegantes e insistió en comprarle gran cantidad de ropa: entre otras prendas, el bikini que llevaba en ese momento y un elegante vestido, según él, reservado para un compromiso muy especial que tendría lugar aquella noche. «¡Otro de sus secretos!», pensó con una sonrisa.

Su relación sexual transcurría sin problemas. Jake le hacía el amor todos los días. Algunas veces en la cama de ella por las noches, otras junto a aquella piscina.

Su pasión era insaciable.

Desde el viaje a Pompeya, cuando Jake le habló acerca de la pérdida de su hijo, entre los dos parecía haberse creado cierto entendimiento. Sostenían largas e interesantes conversaciones acerca de la música, las artes y la política italiana. Lexi comenzaba a convencerse de que su plan para recuperar el amor de Jake empezaba a tener éxito, excepto por el hecho de que por las mañanas jamás se despertaban en la misma cama. Lexi no se atrevía a preguntar por qué. No estaba muy segura de que fuera a gustarle la respuesta.

Las cosas podrían ser peores, pensó Lexi, aunque él la había hecho enfadar a causa de su coche. Jake se había encargado de llevarlo de vuelta al hotel, pues le dijo que de ninguna manera iba a permitir que ella condujera aquel «vejestorio», que de todas maneras pertenecía a la empresa hotelera. Muy bien podía haberle dicho que no podía salir sola, pero tenía que admitir que Jake la había sacado a diario. La había llevado a Sorrento, a Napóles y a algunas de las islas más pequeñas, donde se habían divertido mucho. Jake era un buen compañero cuando quería serlo, pensó Lexi, pero Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis el problema de siempre era Lorraine. Aquella mujer se pasaba la vida llamando a Jake y él siempre corría a verla. Lexi sabía que era por asuntos de negocios, y en realidad ya no pensaba que Jake siguiera relacionado afectivamente con Lorraine.

Pero la sospecha acerca de aquella relación no dejaba tranquila a Lexi. Había algo...

—Aghhh... —gritó Lexi un segundo antes de sumergir la cabeza bajo el agua.

Una mano le apretaba el tobillo y tiraba de ella hacia lo profundo del agua. De pronto, se encontró arrastrada de nuevo hacia la superficie.

—¿Por qué has hecho eso? —preguntó Lexi al ver el rostro risueño de Jake. Él la agarró por la cintura, le rozó los labios con los suyos, sonrió y dijo: —Parecías tan relajada flotando en el agua mientras que yo he pasado las últimas horas sufriendo de calor mientras conducía por Nápoles... Cuando te vi desde la ventana no pude resistir la tentación.

—Villano —replicó ella y le arrojó agua a la cara.

Jake saltó hacia atrás y la soltó, y Lexi rió al ver su expresión de sorpresa.

—¿Quieres jugar duro, nena? —exclamó él antes de ponerle las manos sobre los hombros y sumergirla de nuevo.

Lexi permaneció dentro del agua y buscó las piernas de Jake. Entonces emergió a su espalda, le rodeó el cuello con los brazos y trató de tirar de él hacia atrás. Pero con su fuerza superior, Jake la volteó por encima de su cabeza de modo que cayó de espaldas.

—¿Suficiente? —la retó en broma, tirando del broche frontal de su bikini.

—¡Bestia! —gritó Lexi y trató de salpicarlo una vez más. La risa de los dos resonó en el aire hasta que Lexi se dio cuenta de que Jake agitaba la parte superior de su bikini por encima de su cabeza. Entonces cruzó los brazos sobre el pecho.

—¡Degenerado! Devuélvemelo.

Jake dio un grito y se abalanzó sobre Lexi. Abrazados, los dos se hundieron hasta el fondo de la piscina. Cuando salieron de nuevo a la superficie, él tenía ambas piezas de su bikini en las manos.

—¡Los trofeos del ganador! —gritó de manera triunfante.

Lexi lo miró directamente a los ojos y el corazón se le encogió. Lo amaba tanto...

Jake debió de descubrir algo en su mirada, porque pronunció su nombre, inclinó la cabeza y le rozó los labios con los suyos.

Desnuda en sus brazos, Lexi le rodeó el cuello con los brazos y lo besó. Sintió la fuerza de su excitación entre sus muslos. Sólo la tela del traje de baño de Jake evitó que se completara el acto que los dos deseaban con desesperación.

—Jake, no podemos —gimoteó Lexi.

—Sí, podemos, Lexi. Confía en mí.

—Nos vamos a ahogar.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Sólo en nosotros mismos.

Lexi sintió cómo Jake se bajaba el traje de baño. Se aferró a sus hombros cuando él la penetró con un movimiento rápido.

Lexi jamás había sentido algo tan erótico en toda su vida. La ingravidez que proporcionaba el agua, el contraste entre el calor del sol y la frescura del líquido sobre la piel desnuda, la fuerza de Jake se combinaban para tejer un tapiz de erotismo que culminó en el éxtasis.

—No nos hemos ahogado —murmuró ella todavía agarrada al cuello de Jake, que la levantó y la sentó en el borde de la piscina para después subirse él también y dejarse caer de espaldas, con los pies todavía en el agua.

—Me prometí a mí mismo que lo intentaríamos antes de marcharnos — comentó él jadeando y se puso de pie—. Ha sido todavía mejor que en mis fantasías.

En ese momento, Lexi recordó que estaba desnuda, por lo que dobló las rodillas y se las abrazó.

—¿Marcharnos? ¿Cuándo tienes que irte?

Lexi levantó la mirada y le pareció ver cierto dolor en sus ojos.

—Nosotros —subrayó la palabra— nos vamos el lunes. Tengo que estar en Londres para una junta por la tarde. Pero por ahora te sugiero que vayas a arreglarte.

Tenemos que salir dentro de una hora.

—¿Así sin más, sin mayores explicaciones? —exclamó Lexi. Se puso de pie, caminó hacia la tumbona y se puso su camisa.

—No hay nada que discutir... tú eres mi mujer y vas a donde yo vaya. No trates de crear problemas, Lexi.

—No lo hago —repuso ella con calma—, pero me gustaría que me mantuvieras informada. Es mi vida con la que juegas —y en su corazón se preguntó cómo era posible que pudieran hacer el amor y al minuto siguiente comportarse como dos desconocidos.

—Te preocupas demasiado —se acercó a ella y deslizó los labios por su frente— . Y ten la seguridad de que no estoy jugando. Jamás he sido más serio en toda mi vida. Pero hablaremos después de la fiesta.

—¿Fiesta?

—Vaya, se supone que era un secreto, pero la vista de tu cuerpo siempre me afecta el cerebro. Ahora vete mientras yo nado un poco —la hizo volverse y le dio un azote—. Hablaremos más tarde.

Lexi se puso furiosa. Entonces giró sobre sus talones y antes de que Jake se diera cuenta, lo empujó al agua. Fue una caída muy satisfactoria. Lexi levantó una ceja y dijo: —Que nades a gusto —y corrió hacia la casa.

Más tarde, luciendo su nuevo vestido, de un tono verde intenso, Lexi entró en el salón. Ya no se sentía tan valiente.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Se detuvo nada más entrar. Jake estaba apoyado en la chimenea mientras examinaba algo que sostenía en una mano. Llevaba una chaqueta de noche de color crema, una camisa blanca de seda y una corbata azul que hacía juego con el fajín.

Lexi estaba fascinada.

—Estoy lista —dijo con dificultad y vio cómo Jake levantaba la mirada de lo que tenía en la mano. Él no hizo ningún intento por disimular su mirada de admiración. Pero Lexi no era consciente de la imagen que ofrecía y la insistencia de Jake comenzaba a molestarla.

—He dicho que...

—Te he oído —la interrumpió él—. Realmente te has convertido en la mujer más seductora que jamás haya tenido el placer de ver —y rió al ver cómo Lexi se ruborizaba.

—No creo que todavía seas tan tímida —comentó Jake mientras atravesaba rápidamente la habitación—, aunque debo admitir que el rubor te sienta bien —y le tomó la mano.

Lexi reaccionó ante ese contacto como si recibiera una descarga eléctrica.

—Quiero darte esto —la voz de Jake la hizo volver a la realidad a tiempo para ver cómo le colocaba un anillo de oro incrustado de diamantes en el dedo anular.

—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Lexi al ver aquella joya junto al sencillo anillo de oro. Se dijo que debía de haber costado una fortuna.

—Porque es necesario en la esposa de un hombre de mi posición. Y como descubrí muy pronto, un simple anillo no era tu estilo, ¿verdad?

Lexi lo miró sin decir nada. Pensó en la facilidad con que Jake podía herirla, pronunciando una sola palabra.

—¿Bueno, te gusta, querida Lexi?

—Es precioso, gracias —respondió ella, recelosa.

—Tan graciosa y tan amable... —de pronto Jake la abrazó y besó con ternura—.

Lo siento, Lexi, me juré que esta noche me guardaría mis comentarios cínicos. Esta noche es tuya —le besó una mano—. Olvida lo que he dicho antes. Te he comprado el anillo porque quiero que lo tengas. Lo ocurrido hace cinco años no fue culpa tuya.

Tú eras muy joven y yo te empujé al matrimonio sin darte tiempo para pensar. Yo tampoco pensaba mucho entonces. Tenía treinta años, era mucho mayor que tú y debí hacerlo, pero te quería a ti. Te vi, te tomé y ni siquiera te compré un buen anillo.

Entonces, para acabar de estropearlo, rompí la promesa que te hice.

—No importa —murmuró Lexi. Se dijo que por fin él admitía que era el culpable de su separación; de alguna manera, aquello no la alegraba.

—Sí que importa. ¿Te das cuenta de que estas últimas dos semanas han sido lo más parecido que he tenido a unas vacaciones en toda mi vida? Tú tenías razón.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lexi esperó, segura de que en aquel momento iba a escuchar algo de vital importancia para su relación, pero en ese momento sonó el timbre de la puerta.

—Vaya, ya ha llegado la limusina. Continuaremos con esto más tarde, Lexi — dijo Jake. La tomó del brazo y la guió hacia el coche que los esperaba.

—¿Para qué un chófer? —preguntó Lexi cuando se acomodó en el asiento trasero del enorme vehículo, junto a Jake.

—Porque esta noche en especial, querida. Pienso beber champán y no quiero tener que enfrentarme con la carretera de Amalfi después de haber consumido varias copas.

La fiesta fue una sorpresa muy agradable para Lexi. Jake la llevó al vestíbulo del Piccolo Paradiso, pues le dijo que tenía que recoger algunos papeles con Lorraine; le comentó que, si quería, podía hablar un poco con Anna en la recepción mientras lo esperaba. Lexi ocultó su disgusto ante la mención de la otra mujer y, sin sospechar nada, se dirigió hacia la recepción sin prestar mucha atención al hecho de que las puertas del comedor estaban cerradas, cosa poco común. De repente las puertas se abrieron de par en par y una gran cantidad de personas salieron al vestíbulo, felicitándola. Jake también salió y la guió hacia el comedor. A la joven se le saltaron las lágrimas cuando vio el cartel que colgaba sobre la banda de música: Buena suerte, larga vida y muchas felicidades, Lexi.

Se vio rodeada de gente que la felicitaba. Todo el personal del hotel estaba presente, junto con los clientes. El champán corría a raudales y, para sorpresa suya, vio al señor Monicelli.

—¿Marco está bien? —le preguntó Lexi después de abrazar al anciano.

—Va muy bien gracias a su marido —respondió el señor Monicelli—. El matrimonio te sienta bien, Lexi. Estás radiante.

Anna tomó del brazo a Lexi y charló animada con ella. Franco, todas las camareras y empleados insistieron en felicitarla y Jake se mantuvo a su lado durante todo el tiempo.

Alguien le puso una copa de champán en la mano y, antes de que se diera cuenta, ya estaba en el escenario donde le entregaron una escultura de bronce con forma de una ninfa marina. El señor Monicelli pronunció un brillante discurso en el que alabó las cualidades de Lexi hasta hacerla ruborizarse.

Sosteniendo la estatuilla en sus manos, Lexi no podía hablar debido a la emoción. Cuando Jake la tomó de la cintura para expresarle su apoyo, la joven logró pronunciar un discurso de agradecimiento.

—Gracias a todos. Jamás olvidaré esto.

Jake la ayudó a bajar del escenario y ella lo miró con una pregunta en los ojos.

—¿Tú has hecho esto por mí, Jake?

—Tus amigos insistieron —respondió él.

—Pero, ¿y los clientes del hotel?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Yo les dije que el comedor estaba cerrado esta noche, pero que estaban invitados a la fiesta.

—Esto ha debido de costarte una fortuna — murmuró Lexi.

—Tú te lo mereces, querida Lexi —inclinó la cabeza y le mordisqueó el lóbulo de la oreja—. Para mí tú vales mil veces más que una fiesta; más tarde pienso demostrártelo de una vez y para siempre. Tenemos que dejar el pasado atrás, perdonar y olvidar. Basta de secretos, basta de camas separadas. Confía en mí.

La esperanza surgió en el corazón de Lexi y, al mirarlo, vio un brillo de ternura en sus ojos.

—Jake... —le puso una mano sobre el pecho mientras se preguntaba si sería posible comenzar de nuevo. «Sí», le decía su corazón.

—Más tarde.

—Alexandra —resonó una voz grave en el salón.

Lexi se volvió y se alegró al reconocer al hombre que la llamaba. Exclamó: —¡Alí!

El recién llegado vestía la ropa tradicional saudí y estaba flanqueado por dos guardaespaldas. El sheike de Oriente Medio. Se conocían desde que eran niños y después volvieron a encontrarse en el Piccolo Paradi so, donde Alí era un huésped de honor una vez al año, por lo general por primavera.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó Lexi cuando él la abrazó con cariño.

—Mi yate estará atracado en el puerto durante unas horas. Llamé al hotel para saludarte y me enteré de que estabas casada y de que te ibas. ¿Cómo has podido hacerme esto, mi pequeña Alexandra? ¿Y quién es el afortunado?

—Yo —dijo Jake.

Lexi hizo las presentaciones y miró a ambos hombres. Jake era muy atractivo, pero Alí, de la misma; edad que ella, era muy guapo; tan alto como su mari—do, tenía unos enormes ojos marrones y las facciones clásicas de un dios griego. Jake parecía furioso.

—Lo felicito, señor Taylor. Es usted un hombre muy afortunado. Y yo tengo la culpa por haber tardado tanto.

—¿Tardar tanto para qué? —preguntó Lexi y se sorprendió cuando Alí le entregó una caja forrada de terciopelo.

—Un regalo de boda, mi querida Alexandra. Que disfrutes de una larga y fructífera unión, aunque me habría gustado que fuera conmigo.

—Tonto —recordándose que Alí siempre había sido un gran bromista, abrió la caja. Dentro había una diminuta daga cubierta de piedras preciosas—. Es maravillosa, Alí. Gracias —exclamó, pero Jake no estaba tan contento.

—Mi mujer no acepta joyas de ningún hombre que no sea yo —comentó.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Así debe ser —repuso Alí con calma—. Pero si se fija bien en la joya, verá que se trata de un abrecar tas para recordarles a los dos que deben mantenerse en contacto.

Alí se marchó minutos después, seguido por sus guardaespaldas. Jake tomó a Lexi de la cintura y le comentó: —Ese hombre te deseaba a ti —la miró a los ojos—. Es uno de los hombres más ricos del mundo y tú has podido casarte con él.

—No seas ridículo —rió Lexi—. A Alí le persiguen las mujeres más bellas del mundo y eso le encanta, mientras que su padre se desespera deseando que llegue el momento en que por fin siente la cabeza. Es sólo un niño y le encanta bromear — entonces se llenó de valor y añadió—: ¿Es que no te has dado cuenta de que tú siempre has sido el único?

—¿Qué? —Jake la miró directamente a los ojos y lo que vio allí debió de convencerlo—. ¡Por Dios, Lexi! Escoges los lugares más inadecuados para hacer una confesión semejante. De verdad, tenemos que hablar —dijo y la abrazó con cariño.

Pero en ese momento apareció el señor Monicelli y a partir de ese momento todo transcurrió muy rápido para Lexi. Bailó con Franco y con muchos otros, pero después de cada baile allí estaba Jake para reclamarla.

En un momento en que se quedó sola, miró a su alrededor. Anna había sacado a Jake a bailar y trataba de enseñarle unos pasos en medio de la diversión general. Lexi sonrió y se dirigió al vestíbulo, pues estaba un tanto mareada por el ruido y el calor.

—¿Estás disfrutando de la fiesta? —Lorraine apareció detrás del mostrador de recepción—. Se supone que yo debería participar también, cuando Anna se acuerde de venir a relevarme, pero en realidad mezclarse demasiado con el personal no es bueno para el negocio.

—Fue idea de Jake —respondió Lexi de inmediato. Esperaba que la relación de Jake con Lorraine ya hubiera terminado. La actitud de su marido durante lodo el día indicaba esa posibilidad, por lo que no es taba dispuesta a dejar que Lorraine le aguara la fiesta.

—Sí, lo sé. Él me pidió que lo organizara todo. Pero personalmente me parece una pérdida de dinero. Le dije que era un tonto, pero todos los hombres lo son. ¿Por qué me voy a preocupar? Me paga muy bien para que haga lo que él quiere.

—Jake es un hombre muy generoso —afirmó Lexi. No le gustaba la mirada de Lorraine cuando ella la miró a los ojos.

—¿Qué hay de ti, Lexi? —preguntó Lorraine—. Eres muy bella. Tú y yo pudimos ser buenas amigas si no hubieras constituido una amenaza para mi posición en la compañía —le puso una mano en el hombro y le clavó ligeramente las uñas—.

Eres inteligente pero tienes un fallo... eres el tipo de mujer que necesita de un hombre. ¡Qué desperdicio! Jake sabe que eres una cazafortunas. Al final se deshará de ti y yo, su mano derecha, todavía estaré allí.

Lexi dio un paso hacia atrás. «¡Lorraine como amiga! Esta mujer debe estar loca...», pensaba.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Basta, no voy a hablar de mi marido contigo — se negaba a dejar que aquella mujer la molestara. Aquella era su noche y Jake era suyo. Se dio la vuelta y añadió por encima del hombro—: Enviaré a Anna.

Se dijo que era extraño, pero aún antes de que conociera la relación que mantenía con Jake, aquella mujer siempre la había disgustado. Lexi se dirigió hacia la fiesta, pero de inmediato Jake apareció a su lado.

—¿Qué te estaba diciendo Lorraine? —le preguntó—. ¿Te ha molestado?

—No más que de costumbre. Incluso quería que fuéramos amigas. ¿Puedes creerlo? —preguntó riendo, pues no quería que Lorraine le echara a perder la noche.

—Ella te ha tocado —los ojos de Jake se fijaron en la marca que Lexi tenía en el hombro—. ¿Te ha hecho daño?

El tono duro de su pregunta la hizo levantar la mirada.

—No, por supuesto que no. No me ha pegado por estar contigo —respondió Lexi con tono bromista.

—Me da la impresión de que Lorraine no va a seguir trabajando para mí durante mucho más tiempo — comentó con enfado. Entonces —guió a Lexi hacia la pista de baile—. Empiezo a preguntarme si...

—¿A preguntarte qué? —preguntó Lexi e interiormente se alegró ante la idea de que Jake y Lorraine se separaran.

—Me pregunto si debería cantarte una serenata — y comenzó a entonar una canción.

Lexi se dio cuenta de que Jake había cambiado de tema a propósito, pero no le importaba y se echó a reír cuando él la hizo girar y girar entre sus brazos.

—Eres un cantante horrible.

—Lo sé, pero hay algo que sí hago bien... —comentó él con voz sensual.

La orquesta comenzó a tocar una melodía romántica y los dos se movieron lentamente por la pista, fundidos en un solo cuerpo.

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Capítulo 10 POR fin los invitados comenzaron a marcharse, y Lexi dejó escapar un suspiro de alivio. —Necesito ir al tocador —le dijo a Jake, apartándose de sus brazos.

Pero cuando atravesó el vestíbulo, Anna la llamó.

—¿Quieres llevarte tus cintas ahora, Lexi?

Lexi había dejado sus cintas favoritas en la habitación de Anna cuando la compartió con ella durante una semana. Siguió a su amiga por el pasillo hasta que llegaron a su dormitorio.

Diez minutos más tarde, Lexi se dirigía hacia el vestíbulo con la caja de las cintas bajo el brazo. Se sentía triste por tener que dejar a sus amigos, pero intuía que, en compañía de Jake, lo mejor estaba aún por llegar.

Entonces se detuvo y abrió mucho los ojos. Se llevó una mano al corazón, aterrada. Al final del pasillo vio a una pareja abrazándose. El hombre estaba de es— paldas a ella, a Lexi no le cabía la menor duda de que se trataba de Lorraine y de Jake. La joven dio media vuelta y corrió de regreso por el pasillo con los ojos llenos de lágrimas.

Se apoyó en una pared y respiró el aire tibio de la noche. Entonces se irguió y miró a su alrededor. Se encontraba en el aparcamiento de los empleados.

Temblaba a pesar de que la noche era cálida. Se dijo que había sucedido una vez más. Una vez más se había permitido confiar, amar, había deseado la luna. Y por unos momentos llegó a pensar que la tenía a su alcance. ¡Era una estúpida! Todas sus esperanzas y sus sueños habían explotado como un globo.

Lexi permaneció inmóvil durante un buen rato y por fin echó a andar a ciegas.

Sólo sabía que tenía que escapar. Entonces lo vio. Su pequeño coche estaba aparcado junto a la entrada. Intentó abrir la puerta y lo consiguió. Se sentó al volante y comprobó que la llave de encendido seguía en su lugar.

Puso en marcha el motor, pisó el embrague y metió la primera. Pero de pronto la puerta se abrió de golpe, una mano dio vuelta a la llave apagando el motor y otra echó el freno de mano.

—No lo harás.

Lexi volvió el rostro lleno de lágrimas ante aquella orden y vio a Jake; tenía fuego en los ojos.

—Bájate ahora mismo —le ordenó.

—Déjame sola —gritó Lexi y comenzó a sollozar.

—¿Te escapas para encontrarte con tu amigo el árabe?

«Típico de Jake echarme la culpa a mí», pensó Lexi.

—Déjame, no me toques, te odio... —gritó tratan do de liberarse—. Déjame ir, salvaje.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Nunca —de inmediato Jake se metió en el coche—. Si te vuelves a acercar a ese árabe otra, te mato —gritó.

—Yo no escapaba para encontrarme con Alí, escapaba de ti —gritó Lexi.

—¿Esperas que me lo crea? —gruñó él mientras se calmaba. Encendió el motor.

——¿Qué crees que estás haciendo? Este es mi coche. Tu limusina te está esperando afuera.

—¿Y arriesgarme a que desaparezcas otra vez? De ninguna manera, Lexi.

Lexi le lanzó una mirada de odio y trató de hablar, pero el coche se puso en marcha de repente y ella cayó sobre Jake. La tensión era palpable. La joven observó que se dirigían por la carretera de Amalfi a una velocidad para la que aquel coche no había sido diseñado. Permaneció en silencio, aterrada.

Jake la llevaba de regreso a la villa, eso era obvio. Podía obligarla a quedarse, a amarlo. Eso ya lo hacía y jamás iba a cambiar, aceptó Lexi con tristeza. Hasta aquella noche ella había pensado que quizá fuera posible salvar su matrimonio. Pero ahora sabía que se había estado engañando.

Miró a Jake; su perfil parecía tallado en piedra. Lexi se despreció a sí misma por reconocer que era un hombre formidable en todos los aspectos. Pero ni siquiera Jake podía vigilarla durante todo el tiempo. Ya llegaría la oportunidad de su huida. No le quedaba otra alternativa.

Las enormes verjas de la villa se abrieron delante de ella y Lexi dejó escapar un suspiro de alivio; podría respirar de nuevo, el terrible trayecto había terminado. Pero el alivio le duró poco, ya que Jake se bajó y la sacó a ella con violencia.

—Yo puedo sola —exclamó Lexi, liberándose y salió corriendo hacia la casa y la seguridad de su habítación. Sin embargo, nada más entrar en el vestíbulo. Jake la alcanzó.

—¿Qué estás tratando de hacerme, Lexi? —gritó él y la hizo girar en redondo.

—¿Yo, Jake? —preguntó ella.

—Sí, tú. ¿Quién más hay? «¡Lorraine para empezar!», casi gritó Lexi, pero sin esperar su respuesta Jake la levantó en sus brazos y la llevó directamente al salón. Ella se defendió y lo golpeó en la cabeza y en la espalda.

—¡Bájame! —gritó Lexi y Jake lo hizo, pues la dejó caer en el sofá.

Nunca le había visto tan furioso y trató de bajarse la falda, que se le había subido hasta los muslos.

—No te molestes —Jake se sentó junto a ella en el sofá, impidiéndola incorporarse. Sus ojos brillaron como dos llamas azules—. Te la quitaré en un momento —la aprisionó con su cuerpo—. Si esta es la única manera en que puedo tenerte, entonces que así sea... —y la besó salvajemente. Con una mano le arrancó el corpiño del vestido mientras enterraba la cara en su cabello.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lexi se revolvió, tratando de rechazar aquel ataque. De repente dio un grito cuando la boca de Jake encontró un pezón. Descargó muchos golpes sobre su espalda, pero para su horror sintió que sucumbía bajo sus caricias.

—No, no —con un esfuerzo final intentó empujarlo—, No voy a permitir que me hagas esto. No lo haré, te juro que no —gritó una y otra vez moviendo la cabeza de un lado a otro—. ¡No! No...

—Basta, basta, lexi.

La voz de Jake penetró en su mente y se dio cuenta de que estaba libre. Él estaba sentado a un lado del sofá, con expresión sombría.

—Tranquilízate. No te voy a atacar, aunque eres la mujer más compleja y exasperante que he conocido. Quiero algunas respuestas y las quiero ahora —le subió el corpiño cubriéndole los senos—... sin distracciones.

Lexi respiró profundamente, pues comprendió que el momento de la verdad había llegado.

—Yo creía que desde la visita a Pompeya tú y yo habíamos llegado a un cierto entendimiento, a un compromiso, y esta noche ya estaba seguro de ello. ¿Me equivocaba? —preguntó Jake.

—No —murmuró Lexi.

—¿Entonces por qué has intentado escapar una vez más? —estaba furioso—. Mi primer pensamiento fue que te ibas tras el árabe. Pero cuando regresábamos a casa en el coche, me di cuenta de que me había equivocado. ¿No es así?

—Sí —confirmó Lexi en voz baja.

—Durante cinco años creí que eras una cazafortu—nas de la peor clase. Me dije que me alegraba haberme librado de ti, pero eso no evitaba que te deseara. Entonces, cuando me entere de que el hotel donde trabajabas estaba en venta, vi la oportunidad perfecta de recuperarte, pero bajo mis condiciones, y la aproveché. Te tendría de nuevo en mi cama, como mi esposa y bajo mi control —declaró Jake—. Me dije que no me importaba tu ambición. Ya era lo suficientemente rico como para poder satisfacerla.

—Vaya, gracias —comentó Lexi.

—Guárdate tu sarcasmo, Lexi, todavía no he terminado —repuso Jake—.

Durante las dos últimas semanas me vi obligado a aceptar que estaba equivocado.

Descubrí que jamás tocaste tu cuenta de Londres y que realmente trabajabas para ganarte la vida; no era solo un pretexto para conocer a hombres ricos. Si embargo, tú me dijiste que me dejaste por dinero. Vi con mis propios ojos cómo Alí, uno de los solteros más ricos del mundo, babeaba por ti y, sin embargo, tú pensabas casarte con Dante, un hombre al que yo podría comprar mil veces —le acarició una mano y tocó el anillo nuevo—. No me gustan los misterios. Quiero respuestas y pronto.

—Quizá no te abandoné por dinero —era lo máximo que Lexi estaba dispuesta a reconocer después de haber sorprendido a Jake con Lorraine una vez más.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Sé que hace años yo te traicioné, Lexi, y rompí mi promesa, pero pensé que me querías lo suficiente y que eras lo bastante madura como para comprender — Jake se pasó una mano por el cabello. Jamás pensé que huyeras entonces o ahora.

Hablame, Lexi, explícamelo.

Lexi lo miró fijamente. Jake ya le había dicho eso antes y ella no había sido capaz de comprender su razonamiento. Quizá porque pensaba que no podía querer a un hombre tan falto de moralidad.

—Comprendo que no debí escapar —trató de levantarse, pero Jake la obligó a sentarse una vez más.

—No irás a ninguna parte hasta que aclaremos esto por completo. Díme por qué escapaste no una sino dos veces —le preguntó.

—Si me hubiera quedado en Inglaterra, me habría podido divorciar en pocas semanas. Me arrepiento sobre todo de eso, además de haberte conocido —miró a Jake directamente a los ojos.

—Eso lo dudo mucho —respondió Jake—, pero sigue, esto comienza a ponerse interesante.

«Interesante...», repitió Lexi en silencio. Jake le había destrozado la vida y ahora tenía la audacia... De pronto todo su dolor y toda su ira brotó de golpe.

—Yo era una tonta inocente cuando me casé contigo. Sabía que deseabas tener Forest Manor, pero mi error fue creer que me deseabas más a mí. Descubrí la verdad aquella noche en el apartamento de Londres. Realmente fue algo muy irónico; durante semanas padecí una fuerte depresión después del aborto, pero aquella mañana el doctor Bell me convenció de que debía superarla —miró a Jake si verlo realmente—. Tomé el tren en Londres sintiéndome feliz por primera vez en mucho tiempo, con mi pasaporte en el bolso; y soñando con celebrar nuestro aniversario de bodas en París.

La única reacción de Jake fue apretarle la mano animándola a continuar.

—Pero al llegar te encontré a ti con tu amante, casi desnudos, discutiendo con toda calma sobre cómo le dirías a tu pobre esposa que habías roto tus votos matrimoniales, que deseabas recuperar libertad y que yo me conformaría con el dinero.

Jake echó la cabeza hacia atrás.

—¿Tú qué? —exclamó Jake, pero Lexi ignoró aquella pregunta.

—Por supuesto que dije que aceptaría el dinero. Todavía me quedaba algo de orgullo, aunque no el suficiente como para brindar por tu futura felicidad. ¿Pero sabes cuál fue la verdadera ironía de esa situación? —preguntó Lexi riendo con amargura—. Yo hubiera vendido la casa por el valor de las deudas de mi padre sin pensarlo dos veces. Contrariamente a tu idea de que soy una mujer ambiciosa, yo jamás he deseado ser rica. Como verás, nuestro matrimonio era totalmente innecesario.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Se hizo el silencio y Lexi pudo escuchar el sonido del reloj sobre la chimenea. Ya eran casi las dos. La expresión de Jake había sido casi cómica si el momento no hubiera sido tan tenso. Tenía la boca abierta y parecía completamente confundido.

—Y en cuanto a tu último intento de reconciliación, Luigi tiene razón. Nada cambia. Esta noche os vi a ti y a Lorraine abrazados y comprendí que, por mucho que aprecié la amistad del señor Monicelli, no estoy dispuesta a sacrificar mi vida siguiendo adelante con nuestro matrimonio.

Jake le soltó la mano y la agarró por los hombros. La miró directamente a los ojos como si nunca la hubiera visto antes, cuando habló, lo hizo como si le costara un gran esfuerzo pronunciar cada palabra.

—¿Debo entender que tú me dejaste porque pensaste que sólo deseaba tu casa y que mantenía relaciones con Lorraine? ¿Lo he entendido?

—Así es —respondió Lexi.

—Por Dios. Sabía que teníamos que hablar, pero jamás pensé que era eso lo que tú suponías. Qué opinión tan baja debes de tener de mí... —la voz grave de Jake se hizo más profunda—. Te has equivocado en todo, Lexi.

—No lo creo.

Trató de incorporarse, pero Jake no la dejó. La levantó en brazos y la sentó en sus piernas como si fuera una niña pequeña, sujetándola por la cintura.

—Suéltame.

—Quédate quieta y escucha por una vez en tu vida —le exigió Jake, pero al mismo tiempo, con un gesto cariñoso, le apartó un mechón de cabello del rostro—. ¿Recuerdas esa noche, cuando llegaste al apartamento?

—Sí —respondió Lexi con tono cortante, preguntándose cómo podría olvidarlo.

—Yo te pregunté si habías escuchado toda nuestra conversación y tú respondiste que sí.

—Escuché lo suficiente. Y también vi que esa mujer llevaba puesta mi bata.

—Simplemente porque, como recordarás, caía una terrible tormenta aquella noche y los dos estábamos calados hasta los huesos. No hay forma de que yo pueda mantener relaciones con Lorraine; su preferencia está centrada en las mujeres.

Siempre ha sido así.

—¿Qué? —exclamó Lexi mirando a Jake directamente a los ojos. No bromeaba; hablaba en serio—. ¿Piensas que me voy a creer que Lorraine...? En París, cuando yo te pregunté si habíais sido amantes tú te reiste, pero yo jamás comprendí el chiste.

—Exactamente. Debí decírtelo, pero consideré que los gustos sexuales de Lorraine eran un asunto personal suyo.

—Pero te oí cuando le decías a Lorraine que ibas a romper tus votos matrimoniales.

—No, Lexi. Tú me oíste decir que iba a romper la promesa que te había hecho, pero es obvio que no escuchaste la primera parte de la conversación. Eso no tenía Escaneado y corregido por Hilda

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https://www.facebook.com/novelasgratis nada que ver con nuestro matrimonio, pero de todas maneras no habla muy bien de mí.

Lexi se puso tensa por temor a lo que Jake fuera a decirle.

—Yo te prometí que cuando tu casa se convirtiera en un hotel, siempre tendrías un hogar allí. Desafortunadamente no era posible.

Lexi.

Inexplicablemente una llama de esperanza se encendió dentro del corazón de —¿Y qué más? Sigue.

—El mercado inmobiliario se había desplomado y yo tenía todo mi dinero invertido en el proyecto de Dockland. La única buena noticia era mi reunión con el señor Stewart, el americano con quien cené la noche que perdimos a nuestro hijo —la abrazó con fuerza por un momento—. Me dolió mucho más de lo que tú piensas, Lexi.

—Creo que después de la visita a Pompeya, sí lo sé —le confesó ella.

—Bueno, pues esa noche al señor Stewart le en cantó el hotel, pero él no quería alquilar las habitacio nes sino que deseaba comprarlo todo de inmediato. Al principio yo me resistí. No me atrevía a discutir conti go cuando estabas tan enferma y deprimida. La noche en que nos encontraste a Lorraine y a mí, estábamos hablando sobre la venta de Forest Manor. Era necesario vender algunas de mis propiedades y el hotel era la más fácil; tenía la oferta sobre mi escritorio. No podía negarme. Pero eso significaba romper la promes; que te había hecho. Me sentía como un traidor, pero no ha bía otra salida.

Lexi abrió mucho los ojos al darse cuenta de la magnitud de su error. No pudo encontrar palabras para expresar sus sentimientos. Creía a Jake. Todo tenía sentido.

Ella se había convencido a sí misma de que Jake había roto su juramento matrimonial y de que deseaba el divorcio, cuando la realidad era que tenía miedo de decirle que sus negocios andaban mal y que se veía obligado a vender Forest Manor. Quizá si no hubiera estado tan deprimida por el aborto, ella habría reconocido los indicios; en realidad él le había indicado de muchas maneras que los negocios andaban mal, y después ella se había encerrado tanto en su dolor que no le había hecho caso.

—Cuando creí que tú pensabas romper tus votos matrimoniales —reflexionó Lexi—, en realidad te referías a la promesa que me hiciste de conservar la casa —la enormidad de su error era demasiado grande como para asimilarla tan pronto—. ¡Cinco años! — entonces otra idea acudió a su mente—. La deuda de mi padre. ¿A cuánto ascendió por fin?

—No tienes por qué saberlo —repuso Jake con firmeza.

—Por favor. Si vamos a salvar nuestro matrimonio, entonces es necesario que seamos sicneros el uno con el otro.

—La verdad —dijo Jake con los ojos brillantes— es que yo haría cualquier cosa por salvar nuestro matrimonio, Lexi —añadió y le dio un beso en los labios.

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https://www.facebook.com/novelasgratis La joven sintió que se relajaba por un instante, pero de inmediato se puso tensa cuando Jake mencionó la cantidad.

—¡Dios mío! ¿Tanto?

—Sí, pero no te preocupes. Ahora ya puedo pagarlo con facilidad, pero entonces era un verdadero problema. Por eso, cuando esa noche tú me dijste que lo habías escuchado todo y que estabas de acuerdo, yo me sentí feliz de que no te importara perder la casa y sugerí un brindis para celebrarlo. No me lo creía cuando dijiste que te llevarías tu parte del dinero y que no querías volver a verme. Por unos segundos creí que sí eras la cazafortunas que Lorraine me había dicho que eras antes de que nos casáramos, y te grité. Pero eso no duró mucho. Pensé que volverías conmigo. Me dije: ten paciencia, ella todavía está deprimida, déjala que se tome unas vacaciones. Cuando por fin comprendí que te había perdido, decidí que Lorraine había tenido la razón durante todo el tiempo. Tú no eras más que una cazafortunas.

Lexi vio la expresión de dolor del rostro de Jake y levantó una mano para acariciarle la mejilla.

—A mí no me importaba el dinero ni tampoco la casa. Tú eras lo único que me importaba, Jake. Yo te amaba, tú eras mi vida. Habría vivido en una tienda de campaña si tú me lo hubieras pedido —Lexi no se daba cuenta de lo que le estaba confesando.

—Hablas en tiempo pasado, Lexi —repuso Jake y le levantó el rostro—. Yo te quiero. Siempre te he querido. Los últimos cinco años han sido un infierno sin ti. ¿Me darás otra oportunidad para tratar de ganarme tu amor? Por favor, Lexi.

La chispa de esperanza que había saltado en el Corazón de Lexi se convirtió en una llamarada de felii 1 dad. Pero todavía había una duda.

—¿Y Lorraine...? Esta noche la vi en tus brazos, ¿Estás seguro de que...?

—Esta noche, en la recepción, cuando os vi juntas y me di cuenta de que Lorraine te había puesto la mano encima... —Jake frunció el ceño—. Ella te hizo daño y eso no lo voy a tolerar. Seré sincero y diré que cuando ella te miró, vi en sus ojos algo que me provocó los mismos celos que cuando te vi con Dante y me pregunté cómo pude ser tan estúpido.

—¿Quieres decir que le gusto a Lorraine? —preguntó Lexi.

—No lo sé, pero no me voy a arriesgar.

—Pero tú más o menos admististe que ella era tu amante cuando insististe en que reanudáramos nuestro matrimonio.

Una sonrisa burlona apareció en el rostro de Jake.

—Defensa propia. No me siento orgulloso de mí mismo, pero cuando te vi con Dante decidí dejarte pensar que así era. La verdad es que tú eres la única mujer con quien he hecho el amor durante los cinco últimos años.

Lexi sintió que el corazón le latía acelerado. Jake viviendo en celibato durante cinco años era una revelación extraordinaria.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Pero... yo te vi besarla, Jake...

—No —negó él—. Pero déjame hablarte de Lorraine, para que no te quede ninguna duda. Por mucho que valore las habilidades profesionales de Lorraine, de ninguna manera, voy a permitir que te haga daño.

—Yo nunca le caí bien a Lorraine, pero ella tampoco me hizo ningún daño.

—Tienes demasiado buen corazón —Jake le dio un beso en la frente—. Y yo dejé que la compasión y una estúpida culpa de adolescente me cegaran ante el carácter obsesivo de Lorraine.

Lexi se puso tensa ante la palabra «culpa». Volvió a preguntarse si Jake tuvo algo que ver con Loríame alguna vez. Estaba segura de que aquella mujer deseaba a Jake, aunque ella misma no lo supiera.

—Cuando tenía dieciséis años, Lorraine y yo estábamos en la misma clase. Ella no era mi amiga. Es más, su única amiga era una chica llamada Pat. Las dos eran muy atractivas pero nunca salían con chicos y, como lamentablemente sucede a esa edad, nosotros nos burlábamos de ella por su homoxesualidad, algo que ellas admitían abiertamente. También todos sabíamos que el padre de Lorraine era un alcohólico que la pegaba tanto a ella como a su madre. En más de una ocasión Lorraine se presentó en clase con un ojo morado.

—Pobre chica...

—Pues bien, años más tarde, me acordé de ella y de mis burlas de adolescente.

Lorraine me dijo que su amiga Pat había muerto meses antes en un accidente de coche y sentí mucha pena por ella. Además, yo acababa de tener una difícil experiencia con mi secretaria anterior, que al parecer estaba enamorada de mí. El curriculum de Lorraine no era maravilloso, pero por lo menos estaba seguro de que no se iba a pasar todo el día intentando seducirme, así que le di el trabajo. Desde entonces ella ha trabajado muy duro para mí. Pero esta noche me he dado cuenta de que debí sospechar algo hace seis años cuando ella trató de convencerme de que tú sólo buscabas mi dinero. Ella se había vuelto demasiado ambiciosa, o quizá posesiva sea una palabra más acertada, acerca de su posición en mi compañía.

Lexi sonrió ante la insinuación de Jake de que su secretaria se había enamorado

de él.

—Más tarde, cuando tú perdiste el bebé, debí haberla despedido. Pero con la clásica arrogancia masculina pensé que la comprendía. Pensé que, con un pasado como el suyo, era perdonable que se le olvidara el mensaje del hospital. La vida familiar no tenía ningún interés para Lorraine. Pero esta noche me pregunté cómo pude ser tan tonto. Nadie podría olvidar un mensaje de vida o muerte como aquel.

He llegado a la conclusión de que lo hizo a propósito. No sé cómo decirte lo mucho que lo siento, Lexi. Fui un idiota... — se interrumpió y añadió—: Lo que viste en el vestíbulo fue nuestra despedida, Lexi. Acababa de decirle quila iba a trasladar a nuestra oficina de Nueva York, y ella comprendió que era más una caída en desgracia que una promoción. Le sugerí que si no le gustaba debía buscarse otro trabajo y ella renunció. Me di cuenta de que durante estos años su eficiencia me había

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https://www.facebook.com/novelasgratis cegado hasta el punto de no ver que se entrometía. ¿Me crees, Lexi? —preguntó con urgencia.

—Sí. Sí te creo —le acarició los labios con un dedo y los ojos le brillaron de alivio y amor.

Pero Jake le tomó la mano y la sujetó contra su pecho.

—Hoy en Nápoles firmé el contrato para comprar de nuevo Forest Manor. De nuevo tendrás tu antiguo hogar, Lexi... cualquier cosa que desees. Si te quedas conmigo puedo hacer que me ames de nuevo, lo sé, si me das esa oportunidad.

Con los ojos húmedos por las lágrimas, Lexi lo miró.

—Eso no es necesario. Te quiero. Incluso cuando pensaba que te odiaba... te quería.

—Gracias a Dios —la besó, y después le sonrió con expresión maliciosa—. Creo que debo confesar que sí tenía otro motivo. Pienso que junto con el Piccolo Paradiso, tu casa puede ser el principio de una próspera cadena de hoteles contigo como administradora. Supuse que si no podía ganar tu amor, por lo menos me aseguraría de mantenerte a mi lado.

Lexi rió encantada.

—Te amo, Jake Taylor.

—Mi adorada Lexi —murmuró Jake—. Te amo y jamás te abandonaré, te lo juro. ¿Me crees, Lexi? ¿Confías en mí? Lo necesito.

—Sí, mi amor —tomó su rostro entre sus manos—. Y lo siento, Jake, porque todo esto fue por mi culpa. Si hubiera confiado más en ti, si te hubiera dado la oportunidad de explicarte, jamás habríamos desperdiciado cinco años.

—¿Entonces por qué estamos perdiendo el tiempo? —preguntó Jake, pero de repente Lexi lo detuvo.

De pronto le pareció imperativo que él supiera cómo se había sentido ella entonces.

—Creo que, como había perdido al niño, me sentía culpable; era un fracaso por el cual no tenía derecho a ser feliz. Estaba confundida y, cuando os encontré a Lorraine y a ti juntos, eso fue la gota que colmó el vaso. Durante mucho tiempo me dije que te odiaba — le confesó Lexi.

—No, Lexi. No debes pensar eso ni culparte a ti misma —exclamó Jake—. Si alguien tuvo la culpa, fui yo. Después de un par de meses decidí que eras una cazafortunas y que estaba bien sin ti. Cuando Cari Bradshaw me mostró tu foto, eso confirmó mis sospechas. Carl no me dijo que trabajabas en el hotel y yo pensé que estabas alojada en un hotel caro en busca de una pareja rica. Aun así, no pude resistir la tentación de llamar al hotel y preguntar por la señora Taylor. Cuando me dijeron que no había ningún cliente con ese nombre, supuse que te habías marchado poco después que Carl, persiguiéndolo, y eso me confirmó en mis sospechas de que eras una cazafortunas.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Pero tú me dijiste que sabías dónde estaba durante todo el tiempo.

—Bueno, te mentí en un intento por demostrar que no me importabas. Es más, no me atrevía a preguntar nada a Cari. Hace apenas diez meses él se casó y por fin tuve el valor de preguntarle acerca de ti; fue entonces cuando descubrí mi error y me enteré de que trabajabas en el hotel... De inmediato llamé al Piccolo Paradiso preguntando por Lexi Laughton. Luego volé a Nápoles y compré la villa...

—¿La compraste? Pero tú me dijiste que tu padre te la dejó...

—Te mentí. No quería admitir que en cuanto supe que estabas en Italia, compré una casa para estar más cerca de ti.

—Oh, Jake...

—Me repetía a mí mismo una y otra vez que no te amaba y que no valías la pena. Pero en lo más profundo de mi mente, durante todo el tiempo, deseaba tenerte junto a mí. No tienes idea de cuántas veces pasé delante del hotel esperando verte y diciéndome al mismo tiempo que te odiaba. Estaba decidido a hacerte pagar por todo el dolor que me habías causado.

—Por eso el chantaje —murmuró Lexi y la abrazó—. En realidad no te habrías echado para atrás en el trato con el señor Monicelli —lo besó con ternura.

—No —murmuró Jake contra sus labios—. Después de todo, él te mantuvo a salvo para mí. Pero estaba desesperado. Descubrí que tenías un novio, Dante; pensaba que me quedaba poco tiempo. El golpe final me lo llevé cuando me encontraba en América por negocios y recibí el fax de mi abogado, en el que me comunicaba que tú pedías el divorcio. Comprendí que tenía que actuar o te perdería para siempre.

—Eso no es posible. Te quiero demasiado.

—Ahora empiezo a creerlo, querida —se inclinó para besarla una vez más.

—Espera un momento. Tú hablas italiano. ¿Tu padre era italiano?

—No tengo la menor idea. Seguí un curso intensivo de italiano. Me dije que si tú amabas tanto Italia entonces también tenía que amarla yo. Si prefieres pensar que soy medio italiano, entonces eso soy.

—Con tal de que seas mío, no me importa, —Lo soy —Jake la abrazó—, para siempre Lexi ladeó la cabeza y fingió reflexionar.

—Me pregunto si querrías dormir conmigo, Jake —preguntó y esperó su respuesta.

—No me atrevía a hacerlo por temor a declararte mi amor, pero ahora pienso dormir, comer, beber contigo. Tal como me siento ahora, jamás te voy a dejar salir de mi cama.

La última duda de Lexi había desaparecido.

—Promesas, promesas —se burló ella.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —No te merezco, Lexi —murmuró Jake—. Eres hermosa por fuera y por dentro y te juro que ya nada ni nadie se interpondrá entre nosotros. Aquel guía de Pompeya no se equivocó al decir que nada cambia — continuó Jake—. Realmente nada podrá cambiar mi amor por ti.

Fin

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