Los Almohades

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HUELVA ALMOHADE EN LAS FUENTES ESCRITAS

de los de las principales ciudades andalusíes. No obstante, ello no excluye la existencia de determinadas figuras individuales que tuvieron un papel de primer orden en los ámbitos académicos y culturales de alAndalus y que, justamente por ello, desarrollaron sus carreras fuera de su territorio de origen. Por lo que se refiere a la cronología, existe un desequilibrio muy evidente entre la época almohade y las anteriores, ya que es a aquélla a la que pertenecen la mayor parte de los personajes registrados. El número de alfaquíes y ulemas documentados respecto a las épocas emiral y califal es realmente exiguo, mientras que, en cambio, la cifra se incrementa en la etapa siguiente, correspondiendo la mayor parte al período comprendido entre los años 549-660 H/1154-1262, con 37 personajes, es decir, casi la mitad de los registrados en total68. Aunque en esta mayor existencia de personajes incide, sin duda, la superior disponibilidad de fuentes, no cabe duda, además, de que ello indica que fue en la época almohade cuando la actividad de los hombres de religión alcanzó mayores cotas de desarrollo, haciendo de Niebla un centro de relativa importancia dentro del ámbito intelectual. Otra característica del mundo de los hombres de religión es la formación de linajes cuyos miembros se dedican a las funciones propias de dicho colectivo durante generaciones. En el caso iliplense hubo al menos tres de estos linajes, de cuyos primeros miembros tenemos noticia a partir del siglo XI, aunque su apogeo se sitúa, precisamente, en la época almohade. El primero es el de los Ban@-l-‰add, de quienes conocemos a nueve miembros69, el segundo los Sak@níes, de quienes disponemos de biografías de once miembros70 y al que las fuentes caracterizan en términos muy elogiosos71, y el tercero el de los Ban@ ‘Ufayr, sobre el que no estamos tan bien informados, disponiendo de biografías de cinco de sus miembros. El estudio de las distintas funciones desarrolladas por los hombres de religión vinculados al ámbito iliplense durante la época almohade exige tener en cuenta una cuestión elemental, concerniente a la propia trayectoria vital de los biografiados, ya que buena parte de ellos desempeñaron sus carreras en otros núcleos urbanos, una vez superada la fase inicial de su formación intelectual. Para prosperar en sus conocimientos y alcanzar cotas intelectuales y profesionales más altas se veían obligados a salir de Niebla, que era un centro de entidad cultural secundario. El foco de atracción predominante fue siempre Sevilla, tanto por su condición de centro de actividades intelectuales de primer orden en al-Andalus como por su gran proximidad geográfica a Niebla, a lo que se añade la fuerte capacidad de atracción que implicaba su condición de capital política durante la época almohade. Es significativo que la mayor parte de los miembros de los dos principales linajes de hombres de religión iliplenses, los Banu-l-‰add y los Sakuníes, viviesen y desempeñasen su actividad profesional en Sevilla. Asimismo, tenemos constancia de que otros sabios y letrados desarrollaron sus vidas profesionales en distintos lugares de al-Andalus, como Córdoba, Granada, Valencia, Jaén o Murcia, o bien se asentaron en otras zonas del mundo islámico, tanto en el Magreb (Túnez, Marrakech, Fez) como en Oriente. La importancia de este fenómeno, que afecta a buena parte de los hombres de religión de los que tenemos noticia, obliga a distinguir entre la actividad llevada a cabo por intelectuales de origen iliplense y la desarrollada en la propia ciudad de Niebla. Por el contrario, es escaso el número de ulemas procedentes de otras zonas que se asentaron en Niebla. En definitiva, estos datos obligan a admitir que Niebla era punto de partida de los intelectuales originarios de dicha ciudad, pero no un foco de atracción cultural para ulemas y alfaquíes de otras zonas.

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