CANTONALES
Machala, miércoles 6 de marzo del 2013
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Los cardenales exigen saber la verdad antes de entrar en el cónclave
Antes de esconderse para el mundo, Benedicto XVI dejó dicho que el informe sobre los escándalos del Vaticano que encargó a tres cardenales octogenarios solo podría ser conocido por su sucesor. Pero ¿cómo elegir un nuevo papa sin saber el calado y la naturaleza de los males que aquejan a la Iglesia? Durante la primera congregación preparatoria del cónclave, en la que han participado este lunes 142 de los 207 que forman el colegio cardenalicio, se han empezado a escuchar las primeras voces de inquietud. El primero en expresar sin rodeos la preocupación creciente ha sido el cardenal Raymundo Damasceno, arzobispo de Aparecida y presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil: “¿Por qué los cardenales que somos los consejeros más próximos al Papa no podemos tener acceso a dichos documentos?”. Pero no ha sido el único. También un cardenal mayor de 80 años —y por tanto sin derecho a voto— ha confiado a la agencia Reuters que es indispensable conocer la verdad de lo que sucede en la Santa Sede antes de encerrarse en la Capilla
Sixtina. Según la prensa italiana, el informe sobre el caso Vatileaks fue determinante en la renuncia de Joseph Ratzinger y refleja las luchas por el poder y el dinero que libran algunos miembros de la curia. Brasil, que conoce bien su papel de potencia mundial emergente, no se conforma con tener más peso en los foros políticos y económicos internacionales, también en los que se debaten los asuntos de la Iglesia. Para algo es el país con más católicos del mundo. Así que los cinco cardenales brasileños que participarán en el cónclave ya se han hecho notar pidiendo explícitamente conocer los documentos secretos sobre los escándalos vaticanos. Además de preguntarse retóricamente por qué los cardenales no pueden tener acceso a una información tan sensible, el presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil añadió de forma tajante: “Creo que es justo y necesario que los cardenales tengamos esa información antes de elegir al sucesor de Benedicto XVI”. El cardenal Damasceno informó de que, además de los brasileños, “todos los demás car-
denales desean conocer ese informe secreto”.
lián Herranz— que elaboraran un informe secreto con toda la verdad sobre Sus palabras fueron re- el asunto. La investigación, frendadas por el cardenal de la que fue teniendo inde Salvador de Bahía, Ge- formación puntual Beneraldo Majella Agnelo, un dicto XVI, no se incorporó veterano de los cónclaves: al juicio en el que se con“¿Por qué no se nos ha en- denó —con penas simbólitregado aún ese documen- cas— al mayordomo y a un to secreto? Yo quiero cono- informático amigo suyo. cer su contenido... Todos Tampoco se llegaron a colos cardenales quieren”. El nocer los verdaderos moticardenal que, bajo anoni- vos por los que fue expulsamato, informa a la agencia do de manera intempestiva Reuters insiste en esa teo- el anterior presidente del ría. No hay que olvidar que, banco del Vaticano, Ettore desde hace más de un año, Gotti Tedeschi. Los cardeel Vaticano viene siendo nales consideran ahora que golpeado por un escándalo la lectura del misterioso intras otro. Tras la difusión forme secreto puede ayude la correspondencia se- darles a establecer el perfil creta de Benedicto XVI — del papa que ahora necesita aquellas cartas en las que la Iglesia. se hablaba de conspiraciones para matar al Papa, Por supuesto que, ofide sucios juegos de poder cialmente, no se sabrá nada entre altos cargos de la cu- de nada. Tras la primera ria, de corrupción y hasta reunión del colegio cardede conductas contrarias al nalicio, el portavoz del Vasexto mandamiento—fue ticano, Federico Lombardi, detenido, encarcelado, juz- se negó a especular sobre si gado y condenado Paolo los cardenales tendrán o no Gabriele, el mayordomo acceso al dichoso informe, del Papa. Aunque el otrora pero sí admitió como “norfiel Paoletto fue declarado mal” que algunos quieran el único culpable oficial, conocer detalles de la siJoseph Ratzinger encar- tuación del Vaticano. Las gó a tres cardenales de su llamadas congregaciones confianza —Jozef Tomko, generales tienen por objeSalvatore De Giorgi y Ju- tivo fijar el calendario del
cónclave, discutir sobre la situación de la Iglesia e ir fijando posiciones ante la elección del nuevo pontífice. En la primera reunión participaron 142 cardenales, de los que 103 son electores —menores de 80 años—. Solo ellos podrán entrar en la Capilla Sixtina. Hasta ahora, para elegir a un nuevo papa había que esperar al menos 15 días después de la muerte —o la renuncia— del anterior. Pero antes de marcharse a Castel Gandolfo, Ratzinger publicó un Motu Proprio —documento papal— según el cual se podría adelantar el cónclave siempre y cuando todos los cardenales electores estuvieran en Roma. Los electores son 117. Según señaló el padre Lombardi, entre los que faltan por llegar se encuentra el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Dos de los electores han renunciado,
uno por enfermedad -—el indonesio Julius Darmaatmadja— y otro —el británico Keith OBrien— por un asunto más doloroso para la comunidad católica. Antes de cada reunión preparatoria, los cardenales tienen la obligación de jurar ante un crucifijo y con una mano sobre la Biblia que mantendrán el secreto de todo lo que allí se hable. Un hermetismo que hoy ha intentado saltarse un espontáneo que se ha presentado disfrazado de obispo. Una cruz demasiado grande y una sotana demasiado corta lo han delatado enseguida. Al margen de la anécdota, el próximo cónclave reúne, si cabe, una importancia mayor que los anteriores. No se trata solo de elegir un buen pastor para los católicos, sino también de enviar al mundo una señal de cambio, de propósito de enmienda. El Papa será el mensaje
El escándalo del cardenal O’Brien sacude los preparativos del cónclave Los tres sacerdotes y el ex sacerdote que denunciaron el acoso sexual del cardenal escocés Keith O’Brien se consideran “reivindicados” por la confesión que este realizó el domingo pasado. Keith, que fue apartado por el Papa después de que trascendieran el acoso que cometió en los años ochenta, ha admitido en una nota que su conducta sexual “ha estado por debajo de mis estándares como sacerdote, arzobispo y cardenal”. Según la BBC, O’Brien se enfrenta ahora a una investigación del Vaticano. Catherine Deveney, la periodista que publicó la noticia del acoso del car-
denal el 24 de febrero en el dominical The Observer, ha hablado con los cuatro denunciantes. En una entrevista en el programa Today de BBC Radio 4, la periodista asegura que los sacerdotes tienen sentimientos encontrados tras las declaraciones del cardenal, que debido a sus denuncias tuvo que retirarse semanas antes de llegar a la jubilación y por lo tanto no podrá asistir al cónclave que ha de elegir al sucesor de Benedicto XVI. “Hay obviamente tristeza por Keith O’Brien como persona, pero esto no era solo acerca del Keith O’Brien hombre sino del Keith O’Brien cardenal”, ha explicado De-
veney. “Hay por lo tanto una mezcla de tristeza, un poco de alivio porque se sienten reivindicados y quisiera decir que ha habido también un poco de indignación por tener que haber llegado hasta aquí”. “Uno de los individuos afectados ha dicho que haber ido contra el cardenal mismo como individuo habría sido como intentar atravesar corriendo un muro de ladrillo”, añadió. La periodista insistió en que los cuatro denunciantes no han actuado contra O’Brien por ánimo de venganza. “Estos son hombres espirituales. Lo que quieren no es destruir la Iglesia, sino conseguir que como con-
secuencia de esto la Iglesia católica sea abierta y transparente”, aseguró. Sin embargo, y a pesar de la renuncia-cese del cardenal, la Iglesia ha parecido actuar constantemente a contracorriente. Aunque las denuncias de estos sacerdotes llegaron al Vaticano en noviembre, no actuó hasta que estas fueron difundidas por los medios hace poco más de una semana. Y O’Brien negó inicialmente los hechos y su marcha no se decidió hasta que el caso empezó a tener un gran impacto mediático. El cardenal, además, en sus disculpas del domingo pasado no deja claro que estas estén
dirigidas directamente a los cuatro sacerdotes. En esa nota, que se puede interpretar como una confesión del cardenal, este dice: “En días recientes, ciertas acusaciones que se han hecho contra mí me han convertido en un personaje público. Al principio, su carácter anónimo y su naturaleza no específica me llevaron a negarlas. Sin embargo, quiero aprovechar esta oportunidad para admitir que ha habido tiempos en los que mi conducta sexual ha estado por debajo de los estándares que se esperan de mi como sacerdote, arzobispo y cardenal”. “Ante aquellos a los que he ofendido, me disculpo y les pido su perdón. Me dis-
culpo también ante la Iglesia católica y el pueblo de Escocia. Ahora pasaré el resto de mi vida en retiro. Nunca más formaré parte de la vida pública de la Iglesia Católica de Escocia”, añade. Los tres sacerdotes y el ex sacerdote le acusan de haberles hecho proposiciones sexuales indeseadas cuando eran jóvenes sacerdotes o seminaristas, en los años ochenta. Uno de ellos dejó el sacerdocio al saber en 1985 que O’Brien había sido nombrado obispo, por entender que eso le dejaba bajo su autoridad y a su merced porque le hubiera debido obediencia.