Desarrollo BICENTENARIO COCHABAMBA 14.09.2010
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NUEVOS BARRIOS LA DINÁMICA DE LA LUCHA DE RICOS Y POBRES POR OCUPAR ESPACIOS EN LA CIUDAD // JVR
Los pagos del Inca en este valle y la herencia desde la época de Tiwanaku Tupuraya, Muyurina, Queru Queru y gran parte del norte fueron los lugares apetecidos por las civilizaciones anteriores a la época colonial debido a su generosa fertilidad.
Los barrios nuevos en Cochabamba pueden clasificarse como privilegiados, porque son una especie de complejos privados que tienen todos los serviciios básicos, además de una serie de comodidades y lujos, que por lo general se han acomodado en el norte de la ciudad. Y los barrios pobres, cuyas máximas aspiraciones consisten en el acceso a servicios básicos como el de agua potable, alcantarillado o seguridad ciudadana, y que por lo general son asentamientos irregulares. Si bien existe un buen número en la zona norte, también es un hecho comprobado por las autoridades que estos avances sobre áreas verdes se han detenido, aunque no se han eliminado. Entonces la zona sur de la ciudad es el objetivo de las familias jóvenes y de los inmigrantes, que llegan hasta la ciudad con la esperanza de lograr un techo propio. Según datos de la misma Alcaldía de Cercado, en los distritos del sur existen decenas de barrios nuevos, reconocidos o no, por el municipio, que actualmente conforman el eje de explosión demográfica más elevado de todo el municipio, sus proyecciones en cuanto a población hacia el final de esta década superan con creces las del resto de los barrios, de tal modo que los futuros núcleos urbanos se encuentran en estos asentamientos, y en la medida de la falta de atención, desarrollarán con la capacidad de batirse ante la adversidad, pero también con la consecuencia de la falta de control y seguridad ciudadana, tal como ocurre en los barrios marginales de las ciudades grandes del mundo. Tanto al sur como al norte, los barrios que diariamente luchan por alcanzar condiciones básicas de vida, se encuentran prácticamente consolidados, a pesar de la irregularidad que pueda caracterizar a algunos. Desde la Alcaldía se ha reconocido ya que en el mediano plazo debe pensarse en sacrificar las denominadas zonas agrícolas, especialmente en el distrito 9, pero también a nuevos centros urbanos dentro de la ciudad.
w JOEL VERA REYES textos + foto Opinión
La llegada de Tiwanaku al valle de Cochabamba, a partir de la información proveniente de la evidencia arqueológica, señala una antigüedad considerable que remonta las primeras fases de su existencia hasta los 400 y 100 años antes de Cristo, según los estudios que el antropólogo Denis Ricaldi realizó en los últimos años. La misma fuente señala que la motivación por la anexión de esta región a la dinámica tiwanacota fue el acceso a recursos que en su espacio original eran escasos, o inexistentes. En ese orden, el bien más preciado para la ocupación de estos espacios es el maíz, cuyo consumo pese a la abundancia en ese momento, estaba casi totalmente restringido a fines rituales o religiosos, pues no tenía importancia crítica en la dieta de las personas frente a otros productos agrícolas como la quinua, que se producía en cantidades importantes en las cercanías de la gran urbe. Es posible reconstruir idealmente las condiciones en las cuales Tiwanaku llega al valle de Cochabamba. Este ejercicio se realiza a partir de la observación de los patrones que establecen los incas, para establecer el Tawantinsuyu y en consideración de lógicas que compartían los seres humanos que habitaban el mundo andino. Tiwanaku llega al valle, negocia su acceso con los grupos que ya estaban presentes, a partir de
pactos y establece relaciones de reciprocidad. En el tiempo su influencia en términos de cultura y religión se hicieron mayores, esto último es patente en los intercambios manifiestos en cerámica, textiles y utensilios, que pueden encontrar en enterratorios de los grupos humanos con los cuales Tiwanaku realiza intercambios. Para entender la trayectoria temporal de las poblaciones que ocuparon el valle de Cochabamba, es importante esclarecer el papel que desempeñó la entidad política Tiwanaku. En los estudios existe relativo consenso respecto a la composición de la población originaria del valle. El Valle Bajo, está ocupado por Cotas, Cavis y por una importante población de Urus. Estos últimos habitaban lagos, lagunas zonas anegadizas muy frecuentes en todo el valle de Cochabamba. El Valle Alto estaba ocupado por Cotas y Chuwis, naciones cuya presencia en la zona señalaba una gran antigüedad. En el valle también estaban presentes naciones o reinos aymaras, cuyas cabeceras o capitales se encontraban en el altiplano, distantes a cientos de kilómetros. Los Sora son una de estas naciones, de hecho sus segmentos o ayllus menores (Paria, Tapacarí, Sipe Sipe y Caracollo) tenían territorios continuos desde el altiplano hasta el Valle Bajo (Sipe Sipe). El valle de Cochabamba forma parte del Tawantinsuyu durante el gobierno de Tupaj Yupanqui. De acuerdo a las lógicas
andinas de ocupación del espacio, trasladó Cotas y Cavis al valle de Sacaba y Mizque y Pocona, al parecer este movimiento de “gentes” tuvo como motivaciones el acceso a recursos estratégicos y para fines militares. LA INVENCIBLE 2.750 La década de los 70 se inició con la conquista de la Cota 2.750, límite de construcción hacia el norte de la ciudad de Cochabamba, que en teoría demarca el inicio del Parque Nacional Tunari y que no pudo imponerse a los apetitos por consolidar la vivienda en áreas generosas y con una panorámica envidiable. Sin embargo este límite ha quedado hoy en la anécdota, toda vez que varias urbanizaciones y barrios han prosperado por sobre el límite. Ya sean los barrios populares como Villa Moscú, El Frutillar, Temporal, Mesadilla, o los exclusivos como las Lomas de Aranjuez, que están en el límite de lo permitido, o los asentamientos irregulares, que en la zona del parque, entre Sacaba y Tiquipaya, superan los 70 y alcanzan más de 2.000 familias que viven en situación irregular, el crecimiento al norte de la ciudad no ha cesado merced a la dejadez de las autoridades. Sin embargo se ha incrementado dramáticamente en la zona sur, donde se calcula que más de una decena de miles de personas inician cada año nuevas viviendas, en sitios regularizados o no.