Misioneros Nº 223

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EDITADA POR LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS

Nº 223 M A R Z O AÑO 2022

TERCER MILENIO


Nº 223. MARZO, 2022

TERCER MILENIO EDITA OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS C/ Fray Juan Gil, 5 28002 - Madrid Tfno: 91 590 27 80 Fax: 91 563 98 33 E-Mail: dir.nal@omp.es http://www.omp.es

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en este número... IGLESIA A FONDO El sábado 12 marzo la Iglesia española celebra el 400 aniversario de la canonización de san Francisco Javier, todo un gigante en la historia de la Iglesia misionera y patrono de todos los misioneros.

16 PRIMER PLANO

Tras varias décadas donde los golpes de Estado en suelo africano parecían cosa del pasado, en poco más de un año se han sucedido seis en cinco países del continente.

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INFORME La pandemia mundial causada por el coronavirus no solo ha dejado millones de muertos, también ha desatado una crisis social y económica que ha acentuado las desigualdades ya existentes.

32 y además... 7 TRIBUNA

Una vida compartida

12 EL OBSERVADOR LÍBANO - VATICANO FILIPINAS - HAITÍ

22 ASÍ VA EL MUNDO VENEZUELA - AFGANISTÁN MYANMAR - ETIOPÍA

38 ENTREVISTA

P. Tomás García, misionero mercedario en la Rep. Dominicana

42 ANIMACIÓN MISIONERA 45 AYUDAMOS A... Sudán

48 CULTURA

Estreno de la película Llegaron de noche

54 EN EL OBJETIVO 56 MISIÓN VIVA Juan Lozano Belmonte, misionero claretiano en Honduras y Rusia


EDITORIAL

Una oportunidad para la paz

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a paz bien merece una oportunidad. Es suficiente ver y oír cómo, con un explícito y doloroso realismo, ha descrito el papa Francisco “los ríos de sangre y lágrimas” que la invasión del territorio ucraniano por tropas rusas está ocasionando. Y también ha querido advertir el Santo Padre de que nadie trate de disfrazar esta malévola actuación de “operación militar”, cuando se trata, llana y abiertamente, de una “guerra que siembra muerte, destrucción y miseria”. Estamos, sin duda, como ha dicho el Papa, ante una “locura”, que genera solo “crueldad”. Para comprobarlo, basta con ver cómo las ciudades son asediadas y bombardeadas indiscriminadamente, dejando al paso de las bombas un reguero de muertos; en muchas ocasiones, niños, mujeres y ancianos, porque en las guerras siempre los más débiles son los que sufren y padecen las peores consecuencias. Basta con comprobar cómo el establecimiento de corredores humanitarios no es tal, porque no permiten la entrada de alimentos, medicinas, agua y bienes de primera necesidad, y cómo, además, se han convertido en ocasiones en ratoneras, al no ser respetados los alto el fuego cuando se ha intentado la evacuación de la población civil. Basta, por último, con asomarse al pánico y la desesperación de los millo-

nes de refugiados que este conflicto está generando. Llegados a este drama humano, conviene poner de manifiesto, como ha hecho el Santo Padre, que “quien hace la guerra se olvida de la humanidad; no parte de la gen-

morar un pasado glorioso, pero inviable si no se pisotea la independencia y el derecho a decidir de otros pueblos, y recurriendo, además, a la liquidación de todo ápice de disidencia y a la censura de cualquier voz discrepante; y ello,

La guerra siempre supone una derrota para la humanidad, y más cuando se libra por motivos totalmente injustificados. te, no mira la vida concreta de las personas, sino que antepone los intereses partidistas y el poder. Se entrega a la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada de la voluntad de Dios, y se distancia de la gente común y corriente, que quiere la paz”. Y, aunque no se dan nombres, cualquiera puede, sin mucha imaginación ni dificultad, encajar un perfil de mandatario en esta descripción. Por más que se quiera justificar esta acción bélica, no hay razón alguna para lanzar una invasión militar contra un Estado independiente, democrático y soberano con bombardeos indiscriminados, amenazando con el uso de armamento nuclear, sin ningún respeto del derecho internacional y atentando contra la libertad y los derechos humanos. Y menos, cuando estas acciones criminales se comenten en pos de un ultranacionalismo que aspira a reme-

con el fin último de aferrarse a un poder que no se quiere abandonar. La guerra siempre supone una derrota para la humanidad, y más cuando se libra por estos motivos y en estas circunstancias. Por eso, como rezaba la canción de John Lennon, démosle una oportunidad a la paz. Ella se lo merece por el bien de la humanidad. Para poner fin a esta guerra, pero también a otras, como, por poner algunos ejemplos, las de Yemen, Siria o Etiopía, a las que, por desarrollarse en contextos más alejados y porque nos afectan menos, no prestamos la necesaria atención. “¡Que callen las armas!”, clama el Papa. “Dios está con los que hacen la paz, no con los que usan la violencia. Porque quienes aman la paz [...] repudian la guerra como instrumento de agresión contra la libertad de otros pueblos y como medio de solución de las controversias internacionales”.

EDITA Obras Misionales Pontificias DIRECTOR NACIONAL OMP José María Calderón DIRECTOR Alfonso Blas DISEÑO Antonio Aunés COLABORADORES Rafael Santos, Francisco José Pérez Valero, Dora Rivas, José Beltrán, José TERCER MILENIO Carlos Rodríguez, José Ignacio Rivarés, María Ángeles Castillo, Asier Solana, Israel Íñiguez, Leticia Lanoix, Alberto Bravo, Modeste Munimi, María Jesús Sahagún, Juan Lázaro Sánchez ARCHIVO FOTOGRÁFICO Antonio Aunés, Rafael Santos, Ana Fernández FOTOGRAFÍAS Efe, 123RF SUSCRIPCIONES Roberto Murga DEPÓSITO LEGAL M-48558-1999 ISSN 1695-1034 IMPRESIÓN Gráficas Dehon. PP. Reparadores. C/ La Morera, 23-25. Torrejón de Ardoz, Madrid. Tfno: 91 675 15 36


Card. Carlos Osoro

frasesy yflashes

Arzobispo de Madrid, en sus 25 años de ordenación episcopal Un recuerdo especial para nuestros misioneros, los sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas y laicos que escucharon aquí, en está Iglesia particular, aquellas palabras de Jesús en su corazón: "Id por el mundo entero y anunciad el Evangelio". Gracias por vuestro testimonio; con vuestra vida expresáis que la Iglesia es una, santa, católica y apostólica.

Jesús Hortal, SJ Misionero en Brasil

Hna. Francisca López Castillo Hija de Cristo Rey, misionera en Perú Cómo me gustaría ver al Papa en persona y decirle tanto bien que está haciendo OMP desde que comenzó la pandemia en 2020. Han sido cercanos y los misioneros nos hemos encontrado una familia en ellos.

Desde niño, cuando en casa teníamos suscripción a los Anales de la Santa Infancia, conozco las OMP. Ahora, con noventa y cinco años cumplidos, me alegra vuestro recuerdo desde la otra orilla del charco.

P. Paul Schneider

Mons. Ángel Floro Obispo emérito de Gokwe, Zimbabue

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Felicitamos a las OMP por sus "cumpleaños", sobre todo en el 400 aniversario de la fundación de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Y nos felicitamos todos por las maravillas que ha hecho en estos siglos.

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Misionero en Etiopía Ojalá mucha más gente escuche la voz de Dios, que nos propone dejarlo todo y seguirle. Solo así nos convertimos en alivio para la humanidad que sufre. Solo así descubrimos la alegría del Evangelio, resistiendo la diaria tentación de encerrarnos en nosotros mismos. Solo así llegamos hasta el final y llegamos a descubrir de veras quién es Cristo.


TRIBUNA

Una vida compartida

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Por D. José María Calderón.

uizás los datos no son los más exactos en este momento, pero sí son aproximados y nos hacen tener una idea de la situación. Según me consta, el 68% de los misioneros españoles están en el continente americano. Lo que equivale a decir que unas 4.800 personas..., ¡que no es poca cosa! De ellos, 177 son sacerdotes de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA), pertenecientes a 50 diócesis españolas y presentes en 19 países de aquel continente. A esto podríamos añadir que, al menos, los tres países del mundo donde más misioneros españoles hay son de América: Perú, Venezuela y Argentina. ¿Por qué pongo estos datos? El día 6 de marzo, domingo, en España se celebra el Día de Hispanoamérica, una jornada misionera que depende de la Comisión Episcopal para las Misiones y Cooperación con las Iglesias de la Conferencia Episcopal Española. Y conviene que todos entendamos que tenemos que sentirnos orgullosos y responsables de la labor que estos hombres y mujeres, sacerdotes, religiosas, seglares y consagrados, compatriotas nuestros, están haciendo por llevar y mantener el mensaje de Cristo entre nuestros hermanos de América. El lema es muy oportuno: “Una vida compartida”. Los misioneros no van como extraños a un país nuevo para ellos. Se hacen parte de esa cultura, de esa forma de vi-

Director Nacional de OMP

da, de esos pueblos. No van de vendedores ambulantes, profesión muy digna, pero que nada tiene que ver con lo que estas personas hacen. Están compartiendo lo que son y tienen, lo que guardan en su corazón y en su alma. Están compartiendo su vida y, en muchos casos, como Cristo, están dejándose partir para entregarse por los demás, por aquellos a los que han sido enviados. Como san Pa-

tregar al Maestro. Ya nos lo indicaba el Antiguo Testamento: “Este es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por el pueblo” (2 Mac 15,14). Hacer cosas está bien, y habrá necesidad de hacerlas... En este año, además, celebramos el cuarto centenario de la canonización del gran Patrono de las Misiones, san Francisco Javier. Aprendamos de él a entregar la vida, a hacerse “todo para todos”

Los misioneros no van como extraños a un país nuevo. Se hacen parte de esa cultura, de esa forma de vida, de esos pueblos. blo, pueden decir: “Os queríamos tanto que deseábamos entregaros no solo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor” (1 Tes 2,8). Esto no significa perder la identidad propia; no significa rechazar lo que uno ha sido o ha vivido hasta este momento, su cultura y sus raíces. ¡No! Esto significa haberse encontrado con la oportunidad de poner lo que uno es y lo que uno tiene al servicio de los que el Señor ha puesto a su lado, de aquellos a los que el Señor le ha propuesto como hermanos. Por eso, tienen una forma pobre de entender la misión quienes la miran desde la sola perspectiva de “hacer cosas”. ¡No! El misionero no es quien hace, sino quien se entrega para en-

(1 Cor 9,22), para ganar, al menos, a unos pocos. Por eso, para nosotros, los cristianos que vivimos en España, esta Jornada es una bonita oportunidad de hacer un homenaje sencillo, sincero y cariñoso a estos misioneros de ahora y a todos los que han pasado anteriormente. Si este año de tantos centenarios hemos querido marcarlo con el lema de “A hombros de gigantes”, hemos de decir que la evangelización que hoy están realizando todos nuestros compatriotas en el continente hermano es gracias al trabajo que tantísimos misioneros previos realizaron desde que comenzó su evangelización. ¡Gracias, Señor, por la vida de estos hombres y mujeres, entregada, como la tuya, para llevar la Buena Nueva a todos los lugares del mundo! NÚM. 223, MARZO DE 2022

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IGLESIA A FONDO Rasgos de un misionero emblemático, en el cuarto centenario de su canonización

FRANCISCO JAVIER: MISIÓN Y SANTIDAD El peregrino español que mira por primera vez la fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús en Roma –Il Gesù– siente que algo no concuerda con sus expectativas. A su izquierda tiene a san Ignacio, con un libro en la mano –quizá los Ejercicios, o las constituciones– y con un pie sobre un pequeño monstruo de aspecto humano. Está venciendo a la herejía. A su derecha, Francisco Javier, en igual actitud, vence al paganismo, pero –y esta es la sorpresa– en su mano derecha no alza una cruz, sino una flor de bronce, quizá un lirio o una azucena. Javier se presenta al pueblo cristiano como un ejemplo para los jóvenes. Ellos son la esperanza de frutos futuros, como promete el símbolo de la flor. Los jóvenes eran, por tanto, los que debían tomar ejemplo de Javier. Escultura de san Francisco Javier en la fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús en Roma

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e vuelta de su viaje a Turquía, hace solo cuatro años, el papa Francisco hablaba así a los jóvenes en la plaza de San Pedro de Roma; era el 3 de diciembre de 2014: “[Me dirijo] en especial a vosotros queridos estudiantes: que el vigor espiritual de Javier os estimule a tomaros en serio la fe en vuestra vida”. Hay algo de eternamente juvenil en Javier, algo de perennemente dinámico en el universitario de París, libre y difícil de domar (como decía Ignacio de Loyola), que se impuso desde el comienzo a la imagen de aventajado estudiante de la Sorbona, a la de miembro de la alta nobleza navarra, que se convierte y decide buscar la verdad y entregarla a otros como misionero de horizontes inabarcables. Hay algo de deportivo y siempre nuevo en Francisco Javier que nos hace proponerle como modelo de propagador de la Buena Nueva todavía hoy, con especial convicción. Quizá sea ese algo lo que movió a Pío XI a nombrarlo Patrono de las Misiones junto a santa Teresita del Niño Jesús. Habían pasado ya casi cuatro siglos desde su muerte: era el año 1927.

Conocer a Javier, canonizado el 12 de marzo de 1622 –se cumplen ahora también cuatro siglos–, no es difícil. No nos ha dejado un diario espiritual ni es autor de ningún “Libro de su vida”. Pero poseemos, gracias a Dios, gran cantidad de cartas suyas, rebosantes de enorme sinceridad, que transparentan su perfil de manera muy auténtica. Escribió instrucciones de utilidad inmediata, pero, sobre todo, empleó un estilo inconfundible que habla de cómo afrontar la vida. Podemos describir bien las cualidades que lo convierten en excelente modelo de identificación para nosotros, indecisos habitantes del siglo XXI.

Vocación misionera alegre

En la vida de Francisco Javier, encontramos una verdadera pasión por Jesucristo que le hace un loco por Cristo no solo por el anuncio de la fe, sino también por las necesidades de tantas personas. De este modo de ser se pueden entresacar varios aspectos: la consolación, la vinculación con otros, el discernimiento y el liderazgo cordial. Javier personifica una vocación misionera alegre. Ignacio hablaría de “consolación”. La tradición ha

querido que Javier, atravesando la Península Ibérica de este a oeste, camino de su nuevo destino en la India, se privase ascéticamente de pasar por el castillo familiar para dar un último adiós a los suyos y, con ellos, a su propia infancia y primera juventud. Se ha querido subrayar la renuncia como algo central en la vida del misionero. En este caso se trata de pura fantasía no escrita. En las cartas de Javier aparecen, naturalmente, “trabajos y fatigas, muchas noches de desvelo, hambre y sed, a menudo sin comida, en frío y desnudez”. Nunca, sin embargo, aparecen amargura ni desencanto. Escasas veces tristeza. Frecuentemente habla de consolación y de su fuente que surge de la devoción. Y se ha escrito recientemente que Javier va más allá, afirmando repetidamente que la satisfacción que recibe de haber realizado algo difícil o trabajoso, la alegría de haberse librado de una tarea que debía hacer, es menor que el gozo de cumplir con la voluntad de Dios: es la alegría de dar sentido apostólico a lo que hace. Pero Javier no era un hombre simple. Aquella “masa difícil de NÚM. 223, MARZO DE 2022

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trabajar” que encontró Ignacio en París exigió muchos años después continuo análisis y batalla interior para Francisco Javier. Esa lucha interior también se alimentaba con la derrota de su familia en Navarra, al perder la línea francesa del trono navarro que apoyaba su padre y la estirpe de los Jaso. Desde esta realidad vivida profundamente, Javier ha sentido y vivido la derrota, la herida de la pérdida social, el deshonor de ver la torre de su castillo desmochada. Si hay confianza y devoción profunda en Javier, no se trata de un optimismo defensivo que oculta la realidad. Jamás fue hombre frívolo ni, lo que sería su dramático opuesto, ciego fanático que ama el peligro y el riesgo, deslumbrado por sus propias ideas extremas. En su descripción de lo que espera a los que vienen a la misión de Asia, no ahorra una gota de realismo. Los misioneros van a encontrar dureza, no lo duden. Así lo comunica a sus compañeros de Goa, en una carta que citaré más de una vez. Y añade: “No os digo estas cosas para daros a entender que no es leve 18 misioneros

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y suave el yugo del Señor; porque si los hombres se dispusiesen en buscar a Dios, tomando y abrazando los medios necesarios para ello, hallarían gran suavidad y consolación en servirlo...”. Javier encuentra consolación en el trabajo porque su dedicación a él forma parte de su íntima identidad, y ser misionero ha dejado de ser algo que él hace, para ser algo que él es. Con un lenguaje de hoy podemos decir que Javier ejemplifica al hombre que vive la alegría madura del que trabaja día a día identificado con su labor y superando las cicatrices del pasado personal o familiar. Javier es modelo de identificación, sumamente actual, para el que quiere vivir una vocación misionera en plenitud y con alegría.

Vinculado a otros

Javier personifica una vocación que sabe anudar profundos lazos afectivos. ¡Ay del que camina solo! No llegará lejos el incapaz de traspasar los límites de su propia piel y no sabe sentirse cómodo perteneciendo a algo mayor que él mismo.

Javier era hombre de grupo, amigo apasionado de sus amigos. Cuenta haber recortado con esmero las firmas de las cartas que recibía de sus compañeros repartidos ya por el mundo, y que las colgaba al cuello, sobre su pecho, cariñosamente, en una pequeña caja, como si fueran reliquias. Lo escribe así desde Amboina el 10 de mayo de 1546: “Y para que jamás me olvide de vosotros [...] tomé de las cartas que me escribisteis vuestros nombres, escritos por vuestras manos propias, [...] y los llevo continuamente conmigo por las consolaciones de que de ellos recibo”. Javier, fiel colaborador de Ignacio desde que este decidió rodearse de un grupo de seguidores (no olvidemos que fue su primer secretario), habla con pasión de sentirse perteneciendo a un grupo de amigos en el Señor. Solo un corazón que ha dado y recibido afecto profundo será capaz de soportar con garbo la soledad. Estando en Sao Tomé de Meliapur, en 1545, podrá meditar si volver a la India o seguir hasta Malaca: “Si no fuesen navíos portugueses este año a Malaca –di-


IGLESIA A FONDO

sioneros prometidos al rey de Portugal para las comunidades de la India. Estando Bobadilla, uno de los dos seleccionados, seriamente enfermo, hay que encontrar un sustituto. Ese mismo día Ignacio se decide: “Maestro Javier, ya habéis oído, [...] ni maestro Bobadilla puede ir ni el señor embajador aguardar a que sane: esta es vuestra empresa”. Y la respuesta de Javier llega sin sombra de duda: “¡Pues, sus, heme aquí!”. En los años que le quedaban de vida, y hasta su muerte a las puertas de China doce años después, nunca daría un paso atrás. Javier sabe establecer vínculos afectivos que comprometen con seriedad trascendente. cen que decía– iré solo en algún navío de moros o de gentiles”. Solo no, porque el que ha tejido en su vida auténticos vínculos de afecto nunca va íntimamente solo: “Así, acabo sin poder escribir el grande amor que os tengo a todos en general y en particular; y si los corazones de los que en Cristo se aman se pudiesen ver en esta presente vida, creed, hermanos míos carísimos, que en el mío os veríais clarísimamente...”. Y lo que él vive lo desea a los compañeros que siguen, y desean seguir, su misma senda. Escribiendo a sus compañeros jesuitas residentes en Goa desde Kangoshima en 1549, lo formula con estas palabras: “Os ruego mucho que entre vosotros haya un verdadero amor, no dejando nacer amarguras de ánimo. Convertid parte de vuestros fervores en amaros los unos a los otros, y parte de los deseos de padecer por Cristo en padecer por ese amor mutuo...”. En 1542 decía así a su inolvidable padre Ignacio: “Cuando llegaba a los lugares no me dejaban los muchachos ni rezar mi oficio, ni comer, ni dormir, sino que les ense-

Discernimiento ignaciano

ñase algunas oraciones. Entonces comencé a conocer por qué de los tales es el Reino de los cielos...”. La sensibilidad hacia la necesidad de los otros no se improvisa, como no se improvisa la empatía. Javier es un ejemplo vivo de amor apasionado que lleva al compromiso. Conviene recordar la escena en que dio su sí a emprender el largo peregrinaje sin retorno que le llevaría desde Roma hasta la isla de Sanchón. El 15 de marzo de 1540 van a salir para Lisboa los dos mi-

Javier personifica una actitud de discernimiento constante. En la Iglesia en salida de la que continuamente habla el papa Francisco, es imprescindible vivir en discernimiento. Discernir es buscar para encontrar lo que Dios pide. Javier, escribiendo a los jesuitas de Goa, les inculca que trabajen sin pausa para moldear el propio espíritu y procuren hacerse un ánimo escuchador de Dios más que del propio egoísmo: “En las cosas pequeñas, los que viven con deseos de servir a Dios deben trabajar, humillándose mucho, [...] haciendo grandes y muchos fundamentos en Dios [...] desconfiando de sí con mucha humildad y fortificando sus ánimos, confiando mucho en Dios, pues ninguno es flaco cuando usa bien de la gracia que Dios nuestro Señor le da”. La recomendación de Javier es procurar salir de la zona de confort, para ser más libres en la escucha de lo que Dios quiere. Esto significa cultivar la vida interior sin descanso. Javier muestra una mentalidad sumamente práctica: NÚM. 223, MARZO DE 2022

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IGLESIA A FONDO

pone sin dilación sobre la mesa las grandes cuestiones que afronta, busca opiniones e información, analiza razones y argumentos, ora y decide. A veces sabe que eso significa poner en riesgo la propia vida. Pero ¿qué es eso, la vida, si es el precio que pide Dios? “Todos los mercaderes portugueses que vienen del Japón me dicen que, si yo allá fuese, haría mucho servicio a Dios nuestro Señor, más que con los gentiles de la India, por ser gente de mucha razón. Paréceme, por lo que voy sintiendo dentro de mi ánima, que yo, o alguno de la Compañía, antes de dos años iremos al Japón, aunque sea viaje de muchos peligros, así de tormentas grandes y de ladrones chinos que andan por aquel mar a hurtar, donde se pierden muchos navíos”. Dirige estas palabras, desde Cochín, el año 1548 a los amigos que quedaron en Roma. Quizá esté insinuándoles que necesita su ayuda para discernir la oportunidad de una misión tan arriesgada. Él, hasta que no vea todo claro, seguirá orando. Así lo dice poco después al mismo Ignacio. “Aún no he resuelto si yo mismo iré al Japón con uno o dos de la Compañía [...] lo cierto es que iré o enviaré otros. En la actualidad me estoy inclinando a ir yo mismo. Pido a Dios me inspire con toda claridad lo que sea más de su agrado”. “Recemos juntos para que toda la Iglesia reconozca la urgencia de la formación en el discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario”, decía el papa Francisco el 2 de marzo de 2018 en su “Vídeo del Papa”. Y continuaba: “Discernir, de entre todas las voces, cuál es la voz del Señor, cuál es la voz de Él que nos conduce a la Resurrección, a la Vida, y la voz que nos libra de caer en la «cultura de la muerte»”. Javier vivió ese 20 misioneros

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discernimiento desde la persona de Ignacio de Loyola, que le guió en los ejercicios. De esta manera, trataba de discernir con transparencia y gran sentido religioso en las complicadas tareas misionales que vivió desde 1540 a 1552.

Liderazgo cordial

Javier personifica un modo de liderar con corazón. Cuando, poco después de su muerte, el 17 de febrero de 1553, el buque Santa Cruz llegaba a Malaca trayendo el cuerpo de Javier, la población salió a recibirlo con inusitada solemnidad. Cuando más tarde fue trasladado de Malaca a Goa, la población entera salió a aclamarlo, y hasta hoy

lo venera como al gran señor que ve en él. Son reacciones llamativas, que hablan de Francisco Javier como un gran líder, además de como un gran santo cristiano. Había partido hacia la India revestido del cargo de nuncio de Su Santidad. Pocos años después, Ignacio lo nombra provincial de la India, ya provincia independiente. Pero la labor misionera exige algo más que un mero liderazgo formal. Se trata de responder y dar cuenta de la responsabilidad que recibe, no desde el voluntarismo, sino desde la amabilidad. El desempeño de esos cargos supuso para Javier el aprendizaje de un modo peculiar de ejercer la


autoridad, que lo convertiría en verdadero líder. Exigente y responsable, pero cordial y sumamente humano. Se han sintetizado sus características con calificativos de gran fuerza: “Líder de rostro alegre, no avergonzado ni severo, afable y benigno, con amor y gracia, cuidando la amistad, con palabras mansas y de amor, con abrazos de vez en cuando, sin romper con las personas [...] hacerse amar, esa es la labor del líder”. Vale la pena citar aún una carta que dirige a Ignacio, que lo echa de menos en Roma, y en que se atreve a sugerirle cómo debe ser una persona que tiene responsabilidades sobre un grupo: “El que hubiereis de mandar, padre mío, para que tenga cargo del colegio de Santa Fe de Goa, y de los naturales de la tierra estudiantes, y de los de la Compañía, es necesario [...] que sea afable y apacible con los que conversa, y no riguroso, usando los modos que pueda para hacerse amar, principalmente de los que ha de mandar, así naturales indios como de los de la Compañía, [...] de manera que no

sientan en él que por temor servil se quiere hacer obedecer...”. Mediaba el siglo XVI cuando Javier escribía estas palabras. Ante la rebeldía protestante, había sido testigo de una reacción brusca en que se imponía la claridad y la vuelta al orden. Y en ese medio proclama con valentía su deseo de líderes que, en rigor, podemos llamar no autoritarios. De nuevo aquel misionero al que acuden confiadamente los muchachos de las costas indias y respetan antiguos jerarcas del imperio de las islas orientales, el Javier que se cartea lo mismo con el rey Juan III de Portugal que con sus antiguos compañeros de estudios en París, es figura inspiradora que invita a comportarse, cuando se está investido de alguna forma de autoridad, como jefe muy liberal y muy humano. Nuestra misión se ha hecho difícil y nos encontramos en un mundo plural, como conoció Francisco Javier, pero, a la vez, donde lo religioso es irrelevante. Carecemos hoy del apoyo social de otras épocas, y ello nos obliga a recuperar con urgencia credibilidad, a presentar ante el mundo un rostro atractivo, y a revisar una historia de fe con pecados y limitaciones. Deseamos con fuerza que el mensaje de que somos portadores no se reciba con sumisión simplista, sino que se interiorice con profundidad y suscite nuevos testigos que continúen la tarea, que sea consolación y discernimiento, que sea vinculación y liderazgo cordial. Necesitamos, cómo no, aclarar nuestros objetivos y nuestras estrategias. Y seguimos precisando con insistencia modelos de identificación, precisamente en el aniversario de su canonización en 1622. ANTONIO J. ESPAÑA, SJ Provincial de la Compañía de Jesús NÚM. 223, MARZO DE 2022

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PRIMER PLANO GOLPES DE ESTADO EN ÁFRICA

VUELTA A LAS MALAS

COSTUMBRES

¿Está África retrocediendo a los años 70 y 80 del pasado siglo, cuando se multiplicaban las asonadas militares? Tras varias décadas en las que los golpes de Estado parecían cosa del pasado, en poco más de un año se han sucedido seis en cinco países del continente: Chad (20 de abril de 2021), Malí (24 de mayo, pocos meses después de otro golpe, en agosto de 2020), Guinea-Conakry (5 de septiembre), Sudán (25 de octubre) y Burkina Faso (24 de enero de 2022). A esto hay que añadir una misteriosa toma de poder fallida en Guinea-Bissau, el 1 de febrero, por parte de soldados asociados al narcotráfico.

L

a Unión Africana, en su reciente Asamblea General celebrada el 6 de febrero, expresó su inquietud: “El resurgimiento de cambios anticonstitucionales y el terrorismo, que gana terreno en zonas del continente hasta ahora libres de esta plaga, son nuestras dos preocupaciones principales”, declaró su pre26 misioneros

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sidente Mussa Faki Mahamat. La Unión Africana, desde 2003, sigue una política de tolerancia cero hacia tomas de poder por la fuerza y ha suspendido sucesivamente a Malí, Guinea-Conakry, Sudán y Burkina Faso. No llegó a hacerlo en el caso de Chad, donde no todos vieron claro que se tratara de un golpe de Estado en toda regla cuando,

tras la muerte violenta del presidente Idriss Déby, este fuera sucedido por su propio hijo, también un general, quien se puso al frente de una Junta Militar. Las naciones africanas que han sufrido golpes de Estado recientemente tienen varios problemas en común. Todas ellas se encuentran en el Sahel, una inmensa y paupérrima zona que, durante los últimos años, ha sufrido el empuje del terrorismo islamista. En Malí, Guinea Conakry y Burkina Faso, sus dirigentes civiles, elegidos en las urnas, han sido incapaces de proporcionar condiciones de vida decentes a sus ciudadanos, y han fracasado de forma rotunda a la hora de garantizar la seguridad. Grandes zonas del norte y el este de Malí están hoy bajo control efectivo de milicias yihadistas, y las comunidades locales no tienen más remedio que llegar a acuerdos


Paul Henri Damiba

con ellas, pago de impuestos incluido. Lo mismo ocurre en el norte de Burkina Faso. Los militares, en ambos países, arrastraban una enorme frustración al no contar con medios adecuados y sentirse abandonados por sus Gobiernos. Baste este botón de muestra: en un ataque perpetrado en la ciudad de Inata, el pasado 18 de noviembre, los terroristas mataron a 50 gendarmes en apenas una hora. Fue la gota que colmó el vaso del hartazgo de las fuerzas de seguridad. A esto hay que añadir que, en ambos países, la población civil no tenía ya ninguna confianza en sus líderes, a quienes veía más preocupados en enriquecerse con prácticas corruptas que en proporcionar servicios públicos básicos. Esto explica que ambos golpes de Estado fueran saludados con manifestaciones a favor de los militares en las ciudades malienses y burkinesas. En Chad y

Sudán, en cambio, donde la gente vive desde hace décadas bajo sendos regímenes militares, las protestas tomaron un cariz muy distinto y miles de ciudadanos salieron a la calle para pedir que los soldados devolvieran el poder a los civiles. En el caso de Sudán, a pesar de numerosas muertes causadas por las fuerzas del orden, los manifestantes no han cejado en su empeño y han seguido saliendo casi a diario desde octubre del año pasado.

Burkina, Guinea y Malí

He estado en Burkina Faso tres veces, entre 2018 y 2021. Siempre me llamó la atención escuchar a personas, sobre todo jóvenes, que, a pesar de haber participado en la revuelta popular que expulsó del poder al militar Blaise Compaoré en 2014, expresaban que su país necesitaba una autoridad castrense fuerte para solucionar el problema del yihadismo.

Compaoré quiso cambiar la Constitución para seguir en el poder tras 27 años. Instauró un régimen autoritario, pero muchos burkineses de a pie recuerdan que, por lo menos, el país gozaba de seguridad. El antiguo presidente mantuvo al Ejército débil, pero creó una potente guardia presidencial y una eficiente red de información de seguridad. Esto, unido a contactos informales con los extremistas islámicos, consiguió mantenerlos a raya. Las cosas se precipitaron después de su caída y, en 2015 y 2016, los terroristas multiplicaron sus ataques e incluso llegaron a causar numerosos muertos en atentados en la capital, Uagadugú. Solo el año pasado los ataques yihadistas acabaron con la vida de unas 1.500 personas en zonas del norte del país, donde hay ya un millón y medio de desplazados internos. La brecha de desconfianza entre el presidente Roch Marc NÚM. 223, MARZO DE 2022

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Christian Kaboré, reelegido en 2020, y su Ejército se ha agrandado cada vez más. Sorprende poco que, finalmente, el pasado 24 de enero, tras un confuso domingo de intensos tiroteos en la capital, los militares anunciaran que se habían puesto al frente del país para, según manifestaron, salvarlo de la inseguridad. El nuevo hombre fuerte, el teniente coronel Paul Henri Damiba, era el coordinador de las operaciones antiterroristas en el norte y ha prometido que acabará con los yihadistas. Fue nombrado presidente el 12 de febrero. Los golpistas fueron recibidos con manifestaciones populares de apoyo en la calle, por civiles que llevaban mucho tiempo desconfiando de sus políticos. Las circunstancias de la asonada en Guinea-Conakry son distintas. Allí, el 5 de septiembre, el coronel Mamady Doumbouya derrocó al presidente Alpha Condé, de 83 años. El país no ha conocido 28 misioneros

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hasta ahora la plaga del terrorismo yihadista, pero el descontento popular se explica por la ineficacia de un mandatario que llevaba once años en el poder y que, en 2020, modificó la Constitución para poder presentarse a un tercer mandato. El país produce enormes cantidades de oro y cobre y es el segundo productor mundial de bauxita (por detrás de Australia), pero los beneficios de estos recursos no llegan a la población, que es una de las más pobres de África. Nada más tomar el poder, los militares prometieron el regreso al orden constitucional en un breve plazo de tiempo, pero las cosas van muy despacio: baste pensar que la Asamblea Nacional de la Transición, que tiene como tarea asegurar la vuelta a un régimen civil, celebró su primera sesión a primeros de febrero. Los militares intentan controlar a esta institución y siguen muy presentes en todas las esferas de la vida pública,

dando a entender que no tienen mucha prisa en dejar el poder. Malí parece ser la incógnita más complicada en esta ecuación. Los militares de este país han destituido a un presidente civil en dos ocasiones en menos de un año. En agosto de 2020, el presidente Ibrahim Boubacar Keita fue detenido y obligado a dimitir. Tras varios meses de tensiones entre el nuevo Gobierno civil de transición y la Junta Militar dirigida por el coronel Assimi Goita, en mayo de 2021 los soldados detuvieron al nuevo presidente Ba N’Daou y al primer ministro Moctar Ouane. Después de que Malí fuera suspendido de pertenencia a la Unión Africana, Goita anunció la celebración de elecciones en febrero de 2022, pero a finales de año incumplió su promesa y las retrasó hasta 2026. Los países del bloque regional de África Occidental, la CEDEAO, no aceptaron este nuevo calendario e impusieron duras sanciones,


PRIMER PLANO

que incluyeron la retirada de sus embajadores, el cierre de sus fronteras y la suspensión del comercio con Malí, excepto los productos de primera necesidad. En la capital, Bamako, han tenido lugar numerosas manifestaciones populares de apoyo a los militares, lo que se explica por la enorme frustración de la población, sobre todo los jóvenes, no solo por la pobreza y el hartazgo de la corrupción de dirigentes civiles, sino, especialmente, por ver que la lucha contra el yihadismo no da los frutos deseados, a pesar del despliegue de las fuerzas armadas apoyadas por contingentes internacionales de Francia, de la Unión Europea y de la ONU.

Francia pierde, Rusia gana

El futuro de estas misiones militares exteriores está cada vez más en la cuerda floja. Los golpes militares en Burkina, Guinea y Malí han venido acompañados de una explosión de sentimientos

hostiles hacia los socios internacionales, sobre todo Francia y Naciones Unidas. La CEDEAO ha sido también blanco de las iras de muchos malienses, por haber impuesto sanciones muy duras contra el Gobierno militar. Sus detractores acusan a esta organización de ser un instrumento al servicio de Francia, el antiguo poder colonial. Una buena parte de la propaganda antifrancesa circula a gran velocidad por las redes sociales, que difunden informaciones falsas, pero que calan en el imaginario popular, para el que resulta fácil creer en teorías conspiratorias; sobre todo, la que asegura que Francia aprovisiona a los yihadis-

su fin a mediados de 2014, con la transferencia de la fuerza francesa a los cascos azules de la MINUSMA. Ese mismo año, Francia desplegó la Operción Barkhane, que, en colaboración con los Ejércitos de varios países del Sahel, ha intentado contener la amenaza terrorista en el norte del país. Este despliegue francés ha sido apoyado por otra operación –llamada Takuba– de la Unión Europea, que comenzó en 2019, formada por 14 países, sobre todo escandinavos y del este de Europa, que aportaban en cada reemplazo unos 900 soldados encargados de tareas logísticas y médicas. Hay también una misión militar de la

tas a escondidas para, supuestamente, perpetuar la inseguridad y así poder explotar mejor los recursos naturales. En Malí ha habido varias misiones militares internacionales durante la última década. Francia intervino primero en 2013, cuando, bajo la Operación Serval, envió tropas de élite que consiguieron detener el avance de los yihadistas desde el norte hacia la capital, Bamako. Esta intervención llegó a

Unión Europea, conocida como EUTM, compuesta por 1.000 soldados –de los cuales la mitad son españoles–, que proporciona entrenamiento y asesoramiento técnico al Ejército maliense. En junio del año pasado, el presidente francés Emmanuel Macron anunció la reducción de tropas francesas de sus bases militares del Sahel africano, hasta dejarlas en septiembre a la mitad: de 5.000 soldados que ha tenido NÚM. 223, MARZO DE 2022

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PRIMER PLANO

hasta ahora, a unos 2.500. Y el pasado 16 de febrero, Francia y la Unión Europea decidieron retirar todos sus efectivos de Malí para instalarse en otros países. Se trata de una operación que llevará varios meses. Esta decisión preocupa a países socios de la zona, como Senegal, Costa de Marfil y Benín, a los cuales una disminución de los militares franceses puede hacer más vulnerables frente a los terroristas, que operan en una vastísima zona imposible de controlar en su totalidad. El deterioro de la imagen de Francia en estas naciones no ha dejado de crecer. En noviembre del año pasado, un convoy militar francés fue bloqueado durante varios días en Burkina y en Níger, después de que se extendiera en

Soldados desfilan ante el féretro del presidente Idriss Déby, en Chad

las redes sociales el rumor de que se dirigían a aprovisionar de armas a los yihadistas. Y en febrero, la Junta Militar que gobierna Malí expulsó al embajador francés, como protesta ante unas declaraciones del ministro de Exteriores JeanYves Le Drian, quien acusó a las autoridades malienses de ser un 30 misioneros

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“poder ilegítimo”. Los hechos contradicen los eslóganes de la propaganda antifrancesa, como el que 53 soldados galos hayan muerto en operaciones militares (la cifra de víctimas mortales entre los cascos azules de la MINUSMA es superior, con 159 muertos) y el que estas hayan infligido

cuantiosas pérdidas en las filas islamistas, como ocurrió el pasado 11 de febrero, cuando aviones franceses destruyeron una columna de yihadistas en la frontera entre Burkina y Benín, matando a 50 de sus militantes. Este ambiente cada vez más hostil está en el origen de la decisión francesa de retirar a todos sus soldados de Malí y llevarlos a Níger. A esta retirada se ha sumado la fuerza europea de Takuba, después de que las autoridades malienses obligaran a un nuevo contingente de soldados daneses a abandonar el país, lo que provocó que Suecia y Noruega decidieran no enviar sus tropas, ante la falta de claridad sobre los términos de la cooperación con el país saheliano. Y el futuro de la EUTM pende de un hilo, porque los Gobiernos europeos no están dispuestos a seguir formando a los soldados malienses, si estos van a pasar después a estar bajo mando de mercenarios rusos.


campañas de desinformación y contratos bastante opacos de explotaciones mineras”. Varios cientos de mercenarios del grupo de seguridad privado Wagner operan ya en el norte de Malí en apoyo de su Ejército. Y el peso de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU reduce considerablemente el margen de maniobra de la MINUSMA. Wagner también está presente en Guinea-Conakry. Allí el antiguo presidente Alpha Condé se benefició del apoyo político de Rusia, que ahora ofrece también su respaldo a los militares en el poder, a cambio de un acceso casi ilimitado al sector minero.

Quien parece estar ganando en esta situación es Rusia que, desde hace pocos años, busca implantarse en países africanos, aprovechando situaciones de crisis de seguridad (Libia, República Centroafricana, Mozambique, Sudán...). Como afirma el analista político Joseph Siegle en su informe Foresight Africa 2022, a diferencia de otros países europeos y asiáticos, “en África, Rusia no invierte en desarrollo económico y comercio, sino que busca expandir su influencia con armas, mercenarios,

Está por ver si, dentro de pocos años, los mismos malienses o burkineses que han recibido estos recientes golpes de Estado con júbilo seguirán con el mismo entusiasmo, o si, por el contrario, empezarán a culpar a los militares, si ven que estos tampoco consiguen terminar con el terrorismo. Si uno mira los últimos 75 años de independencias africanas, es difícil encontrar un solo ejemplo entre los hombres uniformados que haya tenido éxito como dirigente político. JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ

Árbol sin raíces profundas

S

olo dos países africanos pueden estar orgullosos de haber contado desde su independencia y sin interrupciones con una democracia multipartidista: Senegal y Botsuana. A partir de la década de los 90 del pasado siglo, se abrió un atisbo de esperanza al emprender otras naciones la senda democrática, en muchos casos por presiones de los países donantes, que veían que dictaduras y regímenes militares solo traían más pobreza. Tres décadas después, hay que mirar el panorama actual con cautela: muchas sociedades africanas son, sobre el papel, democracias multipartidistas, pero funcionan más de facto como regímenes de partido único, en que la oposición está perseguida y los presidentes acumulan décadas en el poder. Muchos de ellos han aprovechado sus mayorías parlamentarias para cambiar la Constitución y eliminar los límites de mandados presidenciales. Así lo han hecho 13 dirigentes desde 2015, en lugares como Costa de Marfil, Guinea-Conakry, Ruanda y Burundi. Otros, como Uganda, Gabón, Camerún y Congo-Brazzaville, realizaron este cambio anteriormente. El club de países donde la democracia goza de buena salud (Senegal, Ghana, Botsuana, Namibia, Sudáfrica, Zambia, Cabo Verde, Mauricio, Níger...) parece cada vez más reducido, y algunos de ellos, como Benín, República Democrática del Congo y República Centroafricana, están tomando giros muy autoritarios. NÚM. 223, MARZO DE 2022

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INFORME

El coronovirus no solo ha dejado seis millones de muertos por causa directa de la enfermedad. De la mano, ha provocado una pandemia social y económica que ha herido a miles de personas, tal y como certifican los hombres y mujeres de fe que llevan adelante proyectos pastorales de evangelización en los países menos desarrollados: "O mueres de Covid o mueres de hambre".

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“C

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uando tienes a una joven de 18 años a tu cargo, porque su madre ha rehipotecado una y otra vez la vida de las dos para que su hija vuelva a ponerse en pie, lo de menos es la pandemia”. Magdalena Ribas no habla con resignación, sino con esa impronta de quienes han hecho de su vocación como consagrados una opción preferencial por los pobres, a la que no frena ni un virus ni la pobreza ni lo aparentemente imposible. Lo extraño sería lo contrario en una comboniana de largo recorrido en el continente negro. No en vano, ha entregado más de 30 años de su vida en el Chad como directora

del hospital Saint Joseph y, desde hace tres, se encuentra en Togo. Esta enfermera mallorquina llegó a su actual destino apenas un año antes de que el coronavirus irrumpiera y echara el cerrojo en todo el planeta. Lo justo para integrarse en su comunidad, conocer la lengua, los espacios, y empezar a poner rostro a sus vecinos. Y si aquel marzo de 2020 marcó un antes y un después en el día a día de cualquiera, más aún para los misioneros. Ellos y ellas han visto de nuevo cómo el mundo marcha a distintas velocidades a la hora de luchar contra el Covid19, sufriendo una vez más con su pueblo ese frenazo habitual a los


Magdalena Ribas

bienes de primera necesidad, traducidos en esta ocasión en mascarillas, test de detección, vacunas...; pero también, la posibilidad de sustento cotidiano o el acceso a la educación. Así lo certifica el informe más reciente de Intermón Oxfam, que describe cómo los diez hombres más ricos del planeta han duplicado su fortuna, mientras que los ingresos del 99 % de la población mundial se habrían deteriorado a causa de la pandemia. Y va más allá: la riqueza de una pequeña élite de 2.755 milmillonarios ha crecido más durante la pandemia de Covid-19 que en los últimos 14 años.

Viviendo el Evangelio

Con estos datos sobre la mesa, a pie de obra Magdalena no se acaba de creer que Odette haya podido literalmente ponerse en pie, después de que una desafortunada caída la dejara completamente inmovilizada y con nula capacidad para recuperarse. Al menos, desde las carencias hospitalarias de África. Para acceder a la operación, necesitaría cinco millo-

nes de francos, lo que equivale a 8.000 euros. Toda una vida, o varias, para un togolés, sobre todo, teniendo en cuenta que el ingreso medio diario de cualquier hogar es de 200 francos, unos 50 céntimos de euro. “Su madre vendió todas sus posesiones en dos ocasiones en el plazo de tres años. Estaban desahuciadas por todos. De hecho, yo las recogí en la calle”, recuerda la religiosa, que no puede ocultar su emoción cada vez que visibiliza el momento en el que se reencontró con ella hace unas semanas, avanzando pasito a paso con sus muletas. Además, mano a mano con otra congregación, han conseguido buscarle trabajo a su madre y pagarles una habitación para que al menos tengan un techo. “No hemos actuado de manera distinta a como lo haría Jesús. Él se encontraba con las heridas de la gente y no miraba para otro lado. Es más, dejaba todo lo que tenía que hacer para curar al paralítico,

devolverle la vida a la hija de Jairo, compadecerse del ciego... Esa ha sido y es nuestra manera de luchar contra la pandemia y sus consecuencias entre nuestros vecinos”, comenta, a la vez que subraya que no sabe anunciar la Buena Noticia de otra manera que no sea “con el Evangelio en la mano, no explicado de palabra, sino vivido”. Y lo hace, como cualquiera de las Hermanas Misioneras Pías Madres de África, en la periferia de las periferias. En su caso, en una parroquia de Lomé, la capital de Togo. “Estamos con los más pobres entre los pobres, especialmente mujeres que lo han perdido todo”, explica sobre el medio centenar de personas vulnerables a las que diariamente hacen un acompañamiento integral. Una cercanía personal que ni tan siquiera puNÚM. 223, MARZO DE 2022

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I N F O R M E M I S I O N E R O S C O N T R A L A D E S I G UA L D A D

do frenar el cierre de fronteras y de toda actividad económica, social y eclesial que marcó el inicio de la pandemia. “Al echar la vista atrás, recupero cómo todos estábamos aterrorizados por el peligro que suponía una enfermedad que estaba provocando miles de muertos en Europa, y nos preguntábamos qué pasaría con nuestras familias, puesto que no es extraño que 15 personas vivan amontonadas en una habitación”, apunta Magdalena sobre los primeros tres meses de encierro. En ellos, al menos, intentaron proveer de comida y medicinas de urgencia a los más allegados. “Recuerdo una de nuestras pocas salidas, a celebrar la Pascua en la iglesia de los combonianos. Nos dejaron participar solo a nosotras, con la condición de estar cada una en una esquina. Aquello fue muy triste”, reflexiona respecto a un confinamiento que permitió que no se dispararan los contagios, a lo que ayudó el aislamiento exterior. “Podíamos compartir lo poco que teníamos nosotros y estar presentes. Al menos, conseguimos que nuestros vecinos no murieran de hambre antes que de Covid”. Es lo que sentencia sobre una primera oleada llevadera en comparación con lo que estaba por venir en julio de 2021, cuando de nuevo se impusieron medidas severas por la variante india, a pesar de que ya comenzaron a llegar vacunas, respiradores y PCR, gracias a la ayuda de países como Francia y Bélgica. Tras un nuevo respiro, el aterrizaje de Ómicron y una mutación brasileña volvió a frenar todo intento de recuperar esa nueva normalidad pandémica. De hecho, aunque el aeropuerto se ha abierto a los vuelos internacionales con un riguroso protocolo de entrada que la propia misionera comboniana ha experi34 misioneros

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mentado, las fronteras terrestres continúan clausuradas, con las consecuencias que eso tiene en el acceso de productos provenientes de Ghana, Nigeria o Burkina Faso. “En todo este tiempo, las iglesias han sido y son punto de mira del Gobierno. Y eso que hemos implementado todas las medidas de prevención exigibles, como lavado de manos, autogel y mascarilla, teniendo en cuenta, además, los medios limitados con los que contamos”, relata sobre toda una labor de intendencia que se ha hecho posible gracias al voluntariado de los propios católicos. De hecho, las limitaciones de aforo les han llevado a reducir de 700 a 150 feligreses el aforo en cada eucaristía. “Hemos acabado apostando por misas al aire libre en nuestros porches. Los domingos, en cuanto se cuentan 100 personas, comienza una eucaristía para el grupo, con una media de 15 al día”, explica. La citada fiscalización se ha topado en estas últimas semanas con la reacción del arzobispo emérito de Lomé, Denis Komivi AmuzuDzakpah. Y es que las autoridades públicas pretendían llevar a cabo un nuevo cierre de los templos. El pastor se adelantó a la medida, reuniéndose con los responsables de otras confesiones, que han ejercido su presión para evitarlo. Por eso, ella confía en poder celebrar con cierta tranquilidad los 150 años de fundación de su congregación. “Podemos decir, sin presumir, que la Iglesia está al lado de la gente, defendiendo sus derechos y, sobre todo, su dignidad. No hablo solo por mí, sino por tantos sacerdotes y religiosos, y también por la propia gente, que ha sumado, con su paciencia y su compromiso, a continuar con la vida”, se resta importancia Magdalena. Sin embargo, es consciente de que

Camille Sapu


unos y otros “necesitan de tu fuerza, de tu ayuda y de tu ánimo para seguir adelante”.

Un problema más

Precisamente esa alegría del Evangelio inagotable es la que ha irradiado en todo este tiempo Camille Sapu, superior de la Provincia de África de los Sagrados Corazones, con presencia en República Dominicana y Mozambique. Al religioso el coronavirus le recluyó en Kinshasa. Allí, un total de 16 hermanos, distribuidos en tres comunidades –dos de formación y una apostólica–, están al servicio de siete centros educativos, cuatro parroquias y una capilla. Frente al férreo control de Togo, las autoridades congoleñas se vieron desbordadas, prácticamente desde el inicio, por la supervivencia de la ciudadanía. “Al principio, el Estado clausuró los colegios y nos pidió que los alumnos se quedaran en casa. Así fue durante meses, pero sirvió de poco, porque nuestra vida es en la calle y las casas no tienen las condiciones mínimas para quedarse dentro. Salir a la calle no era una opción, sino cuestión de supervivencia económica. Aun así,

mirando atrás, todo el mundo hizo lo que buenamente pudo para contener los contagios, y hoy se puede decir que aquello fue una medida salvadora”, comenta este sacerdote, que, como educador, sí ha visto cómo se han perdido prácticamente dos años de formación para los niños y jóvenes. “Ni el teletrabajo ni la enseñanza on-line son posibles. Aunque hay familias con ordenadores o dispositivos móviles, no se pueden conectar todo el día a la red, porque nosotros compramos la conexión por tiempo, y eso es inasumible”, apunta. “Aunque hubo muertos por Covid –rememora–, las cifras continúan sin ser tan alarmantes como la gente que fallece diariamente por la malaria, el sida o el hambre. Es un problema más; por eso el miedo no fue tan grande. De hecho, quizá por este motivo la fuerza moral del congoleño se robusteció y nos salvó de caer en una depresión general”. Esta inyección de esperanza se justificaba, además, por una mortalidad que no se ha disparado, pese a la falta de recursos sanitarios. “Hay que tener en cuenta que algo tan básico en Europa como el jabón de manos aquí no es ni mucho menos habitual en una casa; esto ha hecho entender que, incluso sin lo más básico para protegerte, se ha salido adelante”, apostilla este misionero, que no descarta que la medicina natural también haya contribuido a aliviar los síntomas. Ahora, cuando todavía no han dejado atrás la oleada provocada por Ómicron, Camille asegura que el ritmo vital es “casi normal”: “Lo estamos tomando como una gripe más, aunque el Gobierno no baja la guarNÚM. 223, MARZO DE 2022

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I N F O R M E M I S I O N E R O S C O N T R A L A D E S I G UA L D A D

dia”. Todos estos elementos han hecho que la vacunación no haya tenido una gran acogida, ahora que sí cuentan con suficientes dosis. Así, se calcula que solo estaría vacunado un 30 % de la población, aun cuando el pasaporte Covid se exige para entrar y salir del país. De hecho, Camille comenta que los propios congoleños ironizan a propósito de la calidad de los sueros: “Cuando trajeron cloroquina en la primera oleada, a pesar de su dudosa efectividad, los políti-

Emili Berbel

cos se la repartieron y no llegó a la población. Ahora que la vacuna puede ser para todos, no hay políticos que se la hayan puesto, por lo que la gente no se fía, bajo este argumento: «Si verdaderamente es eficaz, ellos se la habrían puesto los primeros y no habría para nosotros»”.

Un escenario diferente

Este escepticismo también se ha colado en Camerún. Lo certifica Emili Berbel, religioso de los Hijos de la Sagrada Familia, destinado 36 misioneros

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en Yaundé: “Han llegado a regalar entradas gratis para el primer partido de la Copa de África, y ni con esos incentivos se ha disparado la vacunación”. De hecho, hoy por hoy apenas se usan mascarillas en el día a día, más allá de los actos oficiales, y, por tanto, se da por superada la pandemia. Con esas, han vuelto al mismo ritmo apostólico y celebrativo que cuando llegó, hace cinco años, a una misión que acaba de ponerse en pie con el impulso de su compañero de fatigas, Josep Maria Juanpere. Actualmen-

te, Emili es el pastoralista del Colegio San José, el centro diocesano que el arzobispo ha confiado a los herederos del carisma de san José Manyanet. Además de dar catequesis en la parroquia, también coordina un ambicioso programa de apadrinamiento, que actualmente sostiene a 97 chavales. “Los mercados están repletos, las misas están llenas y el concepto de distancia social no existe”, comenta con naturalidad, consciente de que el escenario es diferente al de otros países del entorno y de Europa: “Para nosotros ya ha quedado atrás aquel tiempo de anular actividades; los meses sin misa presencial, celebraciones on-line...”. Tanto es así que los propios cooperantes sanitarios españoles, que en estos meses les han acompañado, se han quedado sorprendidos y han experimentado en primera persona el bajo índice de contagios. Este escenario le ha hecho preguntarse en más de una ocasión


Un impacto "devastador" entre los más vulnerables

M

por qué Camerún podría parecer un oasis frente al coronavirus: “Es verdad que no se puede afirmar nada con contundencia y que son teorías vagas, pero muchos coinciden en señalar a la genética de la población, además de a remedios tradicionales, como el jengibre”. De ahí el auge del negacionismo y de los antivacunas: “Las sospechas globales aquí se han reforzado con la brujería y el esoterismo. Además, la percepción de una reducida mortalidad con respecto al mundo desarrollado ha hecho que muchos cameruneses sigan con su vida normal. Si no hay muertes, no hay miedo”. Así, las cifras oficiales hablan de solo 5.000 muertos en dos años por la enfermedad, pero no hablan de cuantos se han quedado en la cuneta por esos efectos secundarios que van más allá de lo sanitario, sepultando las oportunidades de “los últimos de la fila” para salir adelante. JOSÉ BELTRÁN

ás allá de los fallecimientos, las heridas que deja tras de sí la pandemia en los países en vías de desarrollo son más que preocupantes. Solo

pecialmente con los más vulnerables en Argentina, Colombia y Perú, los países donde más creció la pobreza, que tiene rostro eminentemente de mujer y de niño.

encuentran al margen de la sociedad", ha denunciado el observador permanente de la Santa Sede, Janusz Urbanczyk, durante este encuentro, celebrado el pasa-

en el continente americano, se calcula que cinco millones de personas más han entrado en situación de pobreza extrema en el último año, superando ya los 86 millones de habitantes en esta tesitura de abandono. De hecho, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe advierte de que el coronavirus ha supuesto un retroceso de 27 años en la lucha contra la desigualdad, cebándose es-

De ahí que sean constantes las llamadas de la Iglesia para dar un vuelco a estas cifras. El SOS más reciente es el que se ha lanzado en el seno del Foro Económico y Medioambiental de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). "Debemos buscar soluciones creativas e innovadoras que mejoren la vida de las personas, especialmente de aquellas que se

do mes de febrero en Viena. "La pandemia –denuncia el sacerdote– ha tenido un impacto devastador en el mercado del trabajo, y ha afectado de manera desproporcionada a aquellos que viven en situaciones precarias o en los márgenes de la sociedad, como los migrantes, las mujeres, las personas con discapacidad y aquellos que trabajan en el ámbito de la economía informal".

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conectad@s

JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO También tienen su sitio de honor en las redes. Más, en esta jornada especial. Para ellos es el tríptico #EnfermosMisioneros, una invitación a sumarse a los misioneros a través de la oración y el ofrecimiento.

VÍCTIMAS DE LA TRATA No hay hashtag como #Oremosjuntos. Esta vez, por las víctimas de la trata, "un crimen que afecta mayoritariamente a mujeres y niñas". Hay que eliminar las desigualdades. El Papa dixit. FRANCISCO - Instagram @Franciscus

#HOMBRESDEFUEGO Desde México con amor, una carta en forma de tuit: "Nuestra vocación está con los dichosos del Reino". O sea, los pobres, los pequeños, los perseguidos, los que sufren, las víctimas". Pura vocación.

OMP ESPAÑA Twitter @OMP_ES

LAS ARMAS NO SON JUGUETES Un día para recordar, y no olvidar, que "300.000 menores siguen siendo utilizados como soldados en las guerras y conflictos armados en la actualidad". ¿Objetivo? "Cambiar pistolas por libros".

MISIONEROS DEL ESPÍRITU SANTO Twitter @Misioneros_ES

MISIONES SALESIANAS Instagram @misionessalesianas

18 MANERAS DE SER La presidenta de Misevi, Idoia Makazaga, participó en un encuentro de 18 países para reafirmar el compromiso con la misión laica vicenciana. Unidos para trabajar la sinodalidad. Y esa etiqueta que tanto anima, #SomosMisioneros. MISEVI ESPAÑA Instagram @Misioneros_ES


AY U D A M O S A . . .

Sudán Casi 185.000 euros enviados

A

travesada por el fecundo Nilo, a cuyos márgenes tan grandes y milenarias culturas han florecido, está la República de Sudán. Nación que, de hecho, aunque no sean tan colosales como las de Guiza, tiene más pirámides que Egipto. Sudán dejó de ser el mayor país de todo el continente negro el 9 de julio de 2011. Ese día, la más extensa nación africana, que había llegado a la independencia el 1.º de enero de 1956, se partió en dos, 55 años después. Antes de eso, el país africano arrastró, durante 20 interminables años, dos guerras, que segaron la vida de medio millón de personas. Al cabo llegó –¡por fin!– la firma de la paz. El norte y el sur acordaron celebrar un referéndum decisorio para la separación o no del territorio más meridional. Fue en enero de ese 2011. Por abrumadora mayoría, ganaron los separatistas: el 98,8% eligió la escisión. Así nació, al norte, la nueva República de Sudán. Con casi 41 millones de personas, en su ma-

Mons. Luis Miguel Muñoz Cárdaba

yor parte musulmanes –sufíes y salafíes–, los católicos –el 2,92% de la población– son inmensa minoría: cerca de 1,2 millones de bautizados. También hay cristianos coptos, anglicanos y animistas. Unos y otros viven en los 1.851.353 km² que tiene la superficie del nuevo Sudán, semejante a la de casi cuatro Españas. En abril de 2019, el Ejército sudanés derrocó al hasta entonces presidente, Omar al-Bashir. La dictadura militar suspendió la Constitución. Se prometieron elecciones libres para dos años

después. Sin embargo, esa promesa sigue incumplida.

Un nuncio español

En Jartum, capital del Sudán norteño, donde el Nilo Blanco, procedente de Uganda, se abraza y funde con el Nilo Azul, que llega de Etiopía para atravesar Egipto y alcanzar su meta en el Mediterráneo, ha surgido una metrópolis cuya población ronda los 8 millones. La capital, propiamente dicha, tiene más de 2 millones. Aproximadamente, un centenar de los habitantes de Sudán son españoles. NÚM. 223, MARZO DE 2022

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Y, para más señas, uno de ellos es nacido en Vallelado, pueblo segoviano que, a caballo entre Íscar y Cuéllar, se asoma a las lindes con Valladolid, entre la tierra de pinares y las tierras de pan llevar. Su nombre: Mons. Luis Miguel Muñoz Cárdaba, joven arzobispo –56 años– que encabeza la representación diplomática del papa Francisco por partida doble: ante el Gobierno de Sudán y, también, ante el de la vecina Eritrea. Monseñor Muñoz Cárdaba, formado en la Universidad Complutense, donde estudió Derecho, pasó después al Seminario Mayor de Toledo. Al cabo, en 1992, el 28 de junio, víspera de San Pedro, fue ordenado sacerdote por su arzobispo, monseñor Marcelo González Martín. Pero su formación no acaba ahí. 46 misioneros

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De Toledo pasa a Roma. Allí, desde el Colegio Español, se hace doctor en Teología Dogmática en la Gregoriana. También obtiene la licenciatura en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. En 1994, es llamado a colaborar en la Secretaría de Estado del Vaticano. En 1999, ingresó en la Pontificia Academia Eclesiástica. Y en 2001, entró a formar parte del servicio diplomático de la Santa Sede. Un año antes, en 2020, regresó a Toledo para ser consagrado obispo por el cardenal y secretario de Estado vaticano Pietro Parolin. En la ceremonia que le convirtió en arzobispo de Nasai, el nuevo prelado utilizó una de las casullas del primado, fallecido en 2004. Don Marcelo también era castellano viejo, como él, que había naci-

do en Fuentes de Nava, villa de la palentina tierra de campos. Pocos meses antes, don Luis Miguel Muñoz había sido elegido para hacerse cargo de la doble representación diplomática de la Santa Sede ante Sudán y Eritrea. Y el joven legado papal aceptó el reto. No se amilanó, porque, a pesar de no haber trabajado nunca en África y de ser “diplomático principiante”, no lo era tanto. Que ya ha trabajado en siete nunciaturas distintas: Grecia, México, Bélgica, Italia, Australia, Francia y Turquía. A propósito de su nombramiento, monseñor Muñoz declaró: “Va a ser mi primera experiencia africana. Varios expertos en ese continente, me han «profetizado» que voy a llorar dos veces: al llegar y al partir de África”.

Generosidad misionera

De momento, monseñor Muñoz no llora, pero sí suda, porque en Sudán el calor aprieta. Y mucho. A pesar de todos los pesares, sigue entregado a su doble tarea, diplomática y eclesial. Entre sus muchas labores, ha escrito al director nacional de OMP


AY U D A M O S A . . .

en España: “Con su atenta carta, Vd. ha tenido a bien comunicarme que las Obras Misionales Pontificias en España han realizado una transferencia de 212.415,12 dólares a la cuenta bancaria de esta Nunciatura Apostólica, para atender las necesidades de la Iglesia en Sudán”. Traducido a moneda europea, esa cantidad equivale a 184.516,84 . Tal, la suma total de subsidios que la Iglesia de nuestro país, a través de la Obra de la Propagación de la Fe, entregó el pasado año 2021 a los obispos católicos de la República de Sudán. Así lo reconoce y suscribe el nuncio español. En la carta de agradecimiento que, el pasado mes de octubre –mes misionero por antonomasia– dirigió a don José María Calderón, director nacional de las OMP, el representante del Papa afirma también que, “sin duda, es admirable constatar, una vez más, la gran generosidad de los fieles españoles, que, a pesar de las dificultades causadas por la pandemia, han respondido de manera altruista y espléndida a la llamada de la Jornada Mun-

dial de las Misiones, manifestando una profunda sensibilidad misionera”. En su misiva, concluye: “Me complace asegurarle que estos subsidios ya han sido entregados a los diferentes obispos sudaneses para su distribución”. En efecto, esos más de 184.000 euros han tenido diversos destinos. Uno de ellos, la Conferencia Episcopal de Sudán, la cual ha recibido un subsidio ordinario de 9.381,54 . La diócesis de El Obeid –hoy ciudad de 400.000 habitantes, en el centro-sur del país–, nacida de la misión que pusiera en pie el santo misionero italiano Daniel Comboni (1831-1881), fundador de los combonianos, ha recibido tres entregas, que casi alcanzan los 63.000 (62.995,33 , para ser más exactos). Una parte, 26.554,98 , ha sido ofrecida como subsidio ordinario; otra, para ayudas diversas en la región de

Nuba; y la tercera, para subsidios de catequesis. Otra partida de los donativos españoles fue a parar a Jartum, donde tiene su sede la archidiócesis metropolitana. Con más de un millón de católicos, la pastorea monseñor Michael Didi Adgum Mangoria, junto a un equipo de sacerdotes diocesanos, religiosas y religiosos que trabajan en las 27 parroquias de la archidiócesis. Como la Conferencia Episcopal sigue siendo una para los dos países separados, la ayuda de los creyentes españoles ha hecho posible asimismo la renovación de la residencia de sacerdotes en los campos de refugiados de Sudán del Sur, en la ciudad de Kosti. Y también, la reconstrucción de los servicios de aseo en la parroquia de San Pablo que se levanta en ese mismo lugar. TOMÁS TAMARREDO

Si estás interesado en realizar un donativo, puedes hacerlo en el número de cuenta ES25 0075 0204 9506 0006 0866. También, accediendo a la página web www.omp.es y pinchando en la opción "Haz un donativo".

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