Conversando con el viejito pascuero

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CONVERSANDO CON EL VIEJO PASCUERO


CONVERSANDO CON EL VIEJO PASCUERO


El siguiente relato no está muy alejado de una experiencia real vivida por mi pequeño nieto “Vicente Alonso González Rojo”, conversando con el “Viejito Pascuero”. Quien escribe solo procuró hacerlo un poco más didáctico a fin de destacar algunos puntos importantes que todos debiéramos tener presentes con el propósito de recobrar el verdadero sentido de la Navidad Cierto día antes de aproximarse la Pascua, un niño junto a su madre entra a una gran tienda comercial o mall, y mientras la mamá comienza a mirar y a consultar sobre algunas cosas que tenía que comprar, el niño se detiene para mirar una especie de plataforma o tarima, la que se encuentra muy bien adornada con muchos paquetes de regalos y un gran árbol de pascua, con luces y adornos de colores. Sentado en un cómodo sillón al medio de esta plataforma se encontraba un caballero de lentes y medianamente gordo, de aspecto bonachón y muy abrigado con un traje entero de color rojo, un gorro de igual color de lana con un pompón blanco en la punta y un cinturón negro de hebilla grande e inmensas botas negras, con una abundante barba, bigotes blancos y una nariz roja y brillante.


El niño aprovecha entonces que su madre estaba ocupada en ese momento para acercarse a él, con la esperanza de poder hablarle y hacerle algunas preguntas que desde hace tiempo le daban vueltas en su cabecita. Y comenzó por saludar a ese señor de rojo, quien le miró y emitió una especie de risotada, algo así, como jo jo jo jo jo, ¿Cómo está mi niño le dijo? Su carácter era bastante amable, lo que sin duda fue inspirando lentamente la confianza en el niño, quien se fue acercando pausadamente, y aun cuando él ya lo sabía o al menos ya presumía quien era, le dice ¿Quién es usted señor? … ¿Cómo se llama?. El caballero lo mira, se acomoda en su sillón y solo dice mmmmmm, mientras se llevaba su mano derecha hacia su boca arreglándose sus blancos bigotes… bueno le dice al niño, yo tengo varios nombres, algunos me llaman Viejo Pascuero, otros Santa Claus, como también Papá Noé o San Nicolás, pero tú puedes llamarme como quieras señaló. Ah, bueno le dice el niño, le llamare entonces Don Santa o Viejito Pascuero, ¿le parece? ¡Si!, ¡Si! le respondió el caballero con una voz baja y algo gruesa pero en un tono muy afectivo, y luego continúa hablando. Bueno, bueno, y usted mi querido niño ¿Cuál es su nombre?, ¿qué edad tiene?, el niño


primero no responde, solo le mira tímidamente, un tanto retraído, pero luego a media voz dice, Vicente Alonso, ¿cómo? le pregunta de nuevo el Viejo Pascuero, entonces el niño saca la voz más fuerte, y con más confianza le dice yo me llamo Vicente Alonso. Bien , bien, Vicente Alonso le dice el viejo pascuero, ¿y qué edad tienes?, cinco años le responde Vicente, a lo que Santa Claus le sigue diciendo … a ver, a ver Vicente, ¿Qué quieres que te regale esta navidad?, la verdad es que frente a tan inesperada pregunta, el niño se quedó un instante callado y hasta se podría decir un tanto fascinado o perturbado, porque no esperaba que este señor le dijera algo así, más aun cuando a él nunca lo había visto, pero Vicente sí recordaba perfectamente al viejito pascuero, pues lo había visto varias veces, inclusive claramente se acordaba desde el año anterior, en fotos, tarjetas, dibujos, carteles y también en los programas de televisión, quien continuó hablándole muy cariñosamente diciéndole… tú ya has visto Vicente, todo el ajetreo que existe en esta tienda y en todos aquellos lugares a donde tu vayas dentro de la ciudad; supermercados, tiendas, ferias libres, bazares, mall y toda clase de establecimientos y negocios, en todas partes vas a ver regalos, regalos y


más regalos, y eso que estos regalos son para la Navidad y para eso aún falta tiempo ¿no te parece?. Entonces el niño se atreve a seguir hablando y le pregunta, ¿Porque hay tantos regalos en todas estas partes, cuando no es necesario?, ¿y eso porque lo preguntas? le responde el Viejo Pascuero, pues se supone le dice Vicente, que tu Santa Claus, ¡perdón Don Santa!, los traes desde el polo norte, dentro de una gran bolsa de color rojo y arriba de un trineo tirado por animales, ¿creo que se llaman renos?, así es, justamente Vicentito dice Santa Claus, y en el polo norte tengo un inmenso taller en donde fabricamos todo tipo de juguetes y regalos con ayuda de muchos amigos llamados duendecillos, pero muchas veces debo viajar tan rápido que no alcanzo a llevar regalos para todos y a todas partes, de ahí que necesito que me ayuden. Claro le dice Vicente, por eso que cuando nació el niño Jesús, eran tres las personas que lo fueron a ver y le llevaron regalos. ¡Ah ¡sí! Respondió el viejo Pascuero, eso fue ya hace mucho tiempo; Gaspar, Melchor, y Baltasar, ellos fueron mis antepasados, quienes en ese tiempo tuvieron que viajar lentamente y atravesar todo un desierto arriba de sus camellos viniendo desde


el lejano oriente para ver y celebrar el nacimiento del niño Jesús, ¡Sí ya se!, los tres reyes magos agrego entusiasta Vicente Alonso, ¡si justamente! le afirma el Viejito Pascuero; Gaspar le llevaba el incienso, Melchor la mirra que era un especie de perfume y Baltasar el Oro.Pero no entiendo le dijo Vicente, ¿Por qué en ese tiempo el regalo era solamente para el niño Jesús y hoy en cambio todo el mundo recibe y hace regalos? En mi familia, por ejemplo, no solo yo recibo regalos, también mis tíos, mis padres y hasta mis abuelitos reciben y hacen regalos para Navidad. Eso se debe le respondió el viejo pascuero a que la tradición o la costumbre ha ido cambiando a través del tiempo. Entonces lo que se hace hoy día ¿es incorrecto?, pregunta Vicente, ¿por qué preguntas eso? Le dice Santa Claus, porque yo he visto responde Vicente que ahora mucha gente recibe regalos y algunos muy caros y otros más baratos, pero lo malo de todo sigue diciendo Vicente, que yo he sabido que hay también muchos niños y personas grandes que no reciben regalos, lo que es muy injusto ¿no le parece Don Santa? ¿Por qué sucede eso? le sigue preguntando Vicente. Ah, ah, balbuceo con una leve carraspera el Viejito


Pascuero, sintiéndose al parecer un poco incómodo y pensando rápidamente qué responder. Luego trata de explicarle a Vicente que él hace todo lo posible por ir a todos lados y llevar regalos a la mayor cantidad de niños y personas que más pueda, pero como ya te dije, son muchas las personas y a veces no alcanzo a hacerlo, por eso le dice a Vicente tengo que viajar rápido, y en lo posible volar en mi trineo de día y en la penumbra de la noche, iluminado solamente por la luna, y apurando a mis nueve Renos. Oye viejito Don Santa, le dice Vicente Alonso, (ya entrando más en confianza) ¿Cómo lo haces para ir dejando los regalos en cada casa?, ¿Cómo sabes qué regalo te pidió cada niño o cada persona? Y ¿Cómo lo haces para no equivocarte de persona? ¡Ah, Ah¡… dijo de nuevo Santa Claus, con calma Vicente, con calma, no te apures tanto, eso es muy simple, las personas y en especial los niños me escriben una carta, mucho antes que sea Navidad y yo las abro y las leo atentamente, y reviso mi lista que tengo con niños que se han portado bien y otra lista de niños que se han portado mal, ¿y cómo sabe eso? le pregunta intrigado Vicente Alonso, es que yo los observo desde lejos durante gran parte del año, utilizando un gran telescopio que tengo, ahí


veo si ese niño se merece o no que le lleve el regalo que quiere, porque tu comprenderás pues Vicentito que a los niños que se han portado mal, no sería justo que yo les lleve un regalo ¿no crees? Ah, ¡claro!, respondió un tanto indeciso y algo perturbado Vicente, pero hay una cosa mi pequeño le dice Santa Claus, en este último tiempo, además de trabajar duro haciendo juguetes y toda clase de regalos, y recibiendo millones de cartas, me he sentido muy cansado pero por sobre todo muy preocupado y con mucha pena, ¿pero por qué le pregunta Vicente?, ¿sabes por qué Vicentito? le responde Santa Claus, porque la mayoría de las cartas que me llegan, que como ya te dije son millones, la mayoría solo hablan de los regalos que quieren, unos más caros y otros más baratos como tu bien decías, pero casi nadie, o son muy pocos los que hacen notar el verdadero sentido de la navidad, pues en esta celebración no solo se trata de recibir y hacer regalos, ni de andar corriendo de un lado para otro, eligiendo, comprando y vendiendo muchas veces a última hora, obsequios bellamente empaquetados, haciendo fiestas que tampoco son a veces muy sanas y olvidándose que la principal celebración del día de Pascua y de la Navidad representa al nacimiento del


niño Jesús en la antigua ciudad o Portal de Belén, siendo hijo de José y de María, y habiendo nacido en un humilde pesebre, ¿Qué es un pesebre? le interrumpe de inmediato Vicente, ¡ah!, un pesebre es un lugar de refugio que utilizaban en esa época los pastores para proteger a sus animales, del frío y de la lluvia, le dice Santa Claus, y luego prosigue, un lugar en donde guardaban sus ovejas, bueyes, asnos, cerdos y otros animales, le comenta Santa Claus, y luego continúa, pero Vicente, ese fue un hecho histórico religioso muy importante y que debe motivar a todo el mundo cristiano a la reflexión, a la unión familiar, a la paz, a la fe, a la oración y a la esperanza de un mundo mejor, en donde exista armonía y una sana convivencia entre las personas, sean estas familiares o no familiares, todos tratándose como verdaderos hermanos. A todo esto Vicentito, ya sentado en la piernas del viejito pascuero, escuchaba muy atentamente y en silencio, sin decir nada, solo se limitaba a meditar así mismo, susurrando muy bajito, ¡por eso que el niño Jesús aparece como un bebe en una cuna hecha de paja, rodeado solo de animales y acompañado de sus padres!, y luego alza su carita y mirando al Viejo


Pascuero le dice, la verdad Don Santa, que no te entiendo mucho lo que tú me estas contando, pero le pediré a mi mamá y a mi papá que me lo expliquen de nuevo, pero ahora te haré otra pregunta. Yo he visto por televisión que en aquellas casas que tienen chimenea, tu entras por ella, por el techo o tejado, ¿Cómo lo haces para no quedar atascado?, porque…. Vicente se queda entonces ahí callado con claras muestras de vergüenza por lo que le iba a decir…luego continua… ¡porque tu estas bastante gordito!. El viejo Pascuero de nuevo se ríe socarronamente, jojojojojo, ah ya, eso en estos tiempos casi ya no lo hago, puesto que las casas de hoy muy pocas tienen chimeneas, aunque antiguamente yo solía entrar también en forma de humo a través de cualquier agujero que tuviese la casa, así tengo que hacerlo por ejemplo en el sur de Chile, en donde las chimeneas son mucho más pequeñas y sirven para las cocinas a leña y cuando no puedo entrar por otro lugar, por alguna puerta o alguna ventana, debo hacerlo por ahí en forma de humo, entonces entro silenciosamente para que nadie note mi presencia, y sin hacer ruidos dejo caer suavemente los regalos al pie del arbolito de pascua que por lo general se hacen para Navidad en


todas las casas, adornado y con luces de colores, similar al que esta acá, ¿lo ves?... Ah ¡si!, le respondió ligeramente Vicente y con un entusiasmado tono, que interrumpe al Viejito Pascuero, para contarle que el año pasado él mismo ayudo a sus padres en su casa a adornar el arbolito de pascua, y le dice entonces, ¿sabe Don Santa?...¡yo fui el encargado de poner la estrella en lo más alto del arbolito!. Ah, ah, ¡qué bien! Le dijo el viejo pascuero, y luego le dice, ¿sabes Vicente lo que significa esa estrella? ¡No!, le respondió Vicente! .. Esa estrella es una especie de réplica o para que me entiendas mejor es como una copia de esa gran estrella que apareció en el cielo cuando el niño Jesús iba a nacer, y entonces sirvió como guía o mejor dicho como un punto de referencia para que los tres reyes Magos, mis parientes antiguos sobre quienes ya conversamos antes, pudiesen encontrar la dirección exacta en donde estaría el niño Jesús y llevarle así sus regalos. Ahora es distinto Vicente, los regalos puedo dejarlos también dentro de un gran calcetín de lana rojo hecho especialmente para esta ocasión e igualmente adornado y pegado al interior de la puerta de ingreso de la casa. Oye Santa le interrumpió Vicente ¿sabes? ¿y si te encuentras con


una casa en donde no hay ventanas, o puerta, o no hay arbolitos de pascua, o bien se te han terminado los regalos que traías para repartir? ¿Qué haces entonces? … De nuevo Santa Claus, se siente perturbado ante tal pregunta y no hallando qué responder de inmediato, agrega, en esos casos mi querido Vicentito, tendría que hacer lo que ya te dije, pedirles a todas aquellas personas de buena voluntad, que se unan, que se junten y formen grupos solidarios para que me ayuden a adquirir regalos y entregárselos especialmente a todos aquellos niños con dificultades económicas, a los ancianos y a los enfermos. ¿y a los niños que se han portado mal? pregunta apuradamente Vicente, ¿no merecen recibir regalos? A lo que Santa Claus le responde de inmediato, y sin titubear, la verdad es que no debieran recibir regalo alguno, pero como existe algo que se llama “espíritu navideño” , que es una especie de ambiente de paz, armonía, concordia y de alegría para todos, en donde junto con el espíritu solidario y fraterno, también existe la compasión y el perdón que el niño Jesús nos da, especialmente a los niños, entonces aquellos que se hayan portado mal, igualmente pueden recibir su regalo, siempre y cuando prometan que nunca más se van a portar mal, que van


a ser obedientes y respetuosos con sus mayores, con sus padres, que van a ser estudiosos , se coman toda la comida y por sobre todo, que no sean peleadores con sus amiguitos o compañeros y familiares. ¡Ah,! exclamo Vicente ya más tranquilo. Por eso que es muy importante que todo el mundo me ayude con los regalos y así poder recuperar ese hermoso “espíritu navideño”, que ya he tratado de explicarte y que lamentablemente se ha ido perdiendo o tergiversando con el transcurrir del tiempo, aclaro el Viejo Pascuero, organizando grupos de solidaridad, apoyo y de colaboración con el fin de llevar a aquellas personas más necesitadas; la alegría, la fe y la esperanza, en especial como ya te dije Vicentito a esos niños y personas más desposeídas, a los ancianos y a los enfermos y también en algunos casos a aquellas familias que pasan algún mal momento, llevándoles un pequeño presente, un juguete, alguna golosina, remedios o alimentos. Vicente Alonso escucha atentamente y aunque no entiende del todo lo que el viejito Pascuero o Santa Claus trata de explicarle, se queda aparentemente preocupado pensando, qué triste que pueda pasar eso, pero hoy mismo le contare a mis padres, para hacer eso que ha dicho el Viejito


Pascuero. En ese preciso instante escucha sobresaltado la voz de su mamá que le dice….. ¡ya Vicentito, vamos!. Chao Vicentito le dice entonces el Viejito Pascuero, … ¡pero espera!, ¡te olvidaste de decirme que regalos querías!, le grito, a lo que Vicente da vuelta la cara y le responde con voz fuerte, ¡no se preocupes Don Santa, yo le mandaré una cartita!, luego se da media vuelta y va corriendo hacia Santa Claus , para despedirse, y abrazándole le dice respetuosa y cariñosamente al oído, ¡no te preocupe Viejito Pascuero que yo te voy a ayudar para que en esta Pascua podamos recuperar ese espíritu navideño! Finalmente, Vicente comienza a alejarse lentamente tomado de la mano de su madre, mientras se escucha en el ambiente de ese gran centro comercial, la siguiente melodía que a continuación los lectores podrán ver y escuchar.


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