foto: Samuel Hurtado
foto: Lucero Apolinares.
foto: Lucero Apolinares.
El arte lomográfico Contra lo que comúnmente se cree, los soviéticos siempre fueron buenos para idear artefactos de fácil producción, dirigidos a un amplio espectro de masas, de precios baratos, prácticos y, en inusuales casos, sofisticados. Sin embargo, dicha maquinaria podía a su vez presentar serias deficiencias técnicas, consecuencia de haber priorizado una construcción rústica pero eficaz. Lo curioso es que estas deficiencias hayan sido el germen creativo de una de las tendencias de arte fotográfico más interesantes de los últimos años, y una de las más frescas nacidas de las canteras de la extinta U.R.S.S.: la lomografía. Todo se originó alrededor de las pequeñas cámaras analógicas rusas Lomo LC-A (nombre proveniente de las siglas de sus fabricantes: Unión Mecánica Óptica de Leningrado), extendiéndose luego con los diseños provenientes de la patente Lomography.com. Las fotos obtenidas gracias a estos pequeños aparatos adquieren propiedades que, si bien podrían ser vistas como severos defectos de fábrica desde el punto de vista técnico o formal, guardan –según el ojo avizorasombrosas cualidades artísticas (sobresaturación de colores, imágenes desenfocadas y/o difusas, bordes con viñetas, efecto de ojo de pez, por mencionar tan sólo algunas). Tal es la experiencia creativa obtenida gracias a estas máquinas que, hoy en día, sociedades lomográficas se han expandido por no pocos países, con miembros dedicados a fotografiar ejerciendo un decálogo minimalista que prioriza la libertad, rapidez, y espontaneidad. ¿Se animan?
por Oliver Glave