Del castigo del Brujín y la aventura de Cubilete
Brujín marchó cabizbajo. Iba muy enfadado. Se mordió los labios. ¡Qué rabia! ¿Por qué no saldrá nunca bien el primer encantamiento? —Mangas Anchas tiene razón. Hay que prepararse mejor. El trabajo del brujo no es un juego. Es algo más. Brujín se encerró en el rincón del castigo. Al fondo se veía una bola de cristal. Una obra inmensa. Pensaba un chorro fortísimo de luz. Giraba como los faros de los puertos. Su luz casi cegaba a Brujín. No le llegó a deslumbrar, pero sí a adormilar.
31