





En un bosque encantado, vivían muchos animales de colores brillantes y divertidos.
Había conejitos saltarines, pájaritos cantarines y ositos cariñosos



Cada uno de ellos tenía algo especial que los hacía únicos, pero también querían ser amigos y jugar juntos.
Un día, llegó al bosque un nuevo amiguito: era un pequeño caracol de colores brillantes pero con una concha un poco diferente


Al principio, algunos animalitos se sorprendieron y no sabían cómo acercarse al caracolito.








Pero pronto, se dieron cuenta de que era amigable y quería ser parte del grupo.





Los animalitos decidieron invitar al caracol a jugar y descubrieron que, aunque era un poco más lento que ellos, podía divertirse de muchas maneras.
Juntos, jugaron a esconderse entre las hojas, cantaron canciones alegres y exploraron el bosque en busca de aventuras.




Con el tiempo, el caracol se convirtió en uno más del grupo, y todos aprendieron a valorar sus diferencias y a ser amigos sin importar cómo se vieran.








Descubrieron que la verdadera magia estaba en la diversidad y en aceptarse unos a otros tal como eran.
Desde entonces, en el bosque encantado, reinaba la alegría y la amistad entre todos los animalitos, grandes y pequeños, rápidos y lentos, de todas las formas y colores.




Juntos formaron un hermoso arcoíris de amistad que brillaba en el corazón del bosque, recordándoles que la inclusión y el amor son los ingredientes más importantes para una vida feliz.

AMISTAD AMISTAD





Y así, vivieron felices para siempre, celebrando su diversidad y amistad cada día.
