Cine de Culto

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índice - Culto-INculto: Los circulos cerrados del cine de culto (Frank Paliz)................................................................................... 4 - SINOPSIS ClAsicos de culto y serie B de todos los tiempos ....................................................................... 8-9 - SINOPSIS Ciencia ficcion ............................................................................................................................................................... 12 - SINOPSIS Psycho Killers .............................................................................................................................................................. 13 - PERFIL DE RUSS MEYER: PECHOS, NALGAS AND ROCK AND ROLL .................................................................................................................16 - SINOPSIS Zombis y chupasangres .......................................................................................................................................... 18 - SINOPSIS La selva de cemento ............................................................................................................................................... 19 - PERFIL DE ROGER CORMAN: TO B OR NOT TO B .......................................................................................................................................... 22 - SINOPSIS Cultoerotica ................................................................................................................................................................ 24 - SINOPSIS Criaturas malignas ............................................................................................................................................... 25 - SINOPSIS Culto contemporAneo .......................................................................................................................................... 26 - PERFIL DE JESÚS FRANCO: ....................................................................................................................................................................... 28 - Vida y muerte del zombie segun George Romero (Alexis Moreano)...................................................................................... 30 - Hollywood y el otro (Jerry Carlson) ........................................................................................................................................... 34 - Las confesiones de Moon Rider (Francisco X. Estrella) ....................................................................................................... 36

Curaduría de la muestra MADE IN USA: Miguel Alvear y Francisco X. Estrella Producción general: Mariana Andrade Coordinación: Carla García y Wendy Aguilar Editores: Miguel Alvear y Francisco X. Estrella Colaboradores: Alexis Moreano B. y Jerry Carlson Invitado especial: Jerry Carlson Sinopsis: Francisco X. Estrella, Miguel Alvear, Rocío Carpio Diseño y diagramación: Miguel Alvear y Diego Terán Ilustraciones, Portada: Diego Terán Impresión: Abilit email: abitil2003@yahoo.com Imágenes de afiches de cine cortesía de “FILM POSTERS EXPLOITATION” (Nourmand y Marsh. Evergreen, 2005) OCHOYMEDIO EDITORIAL Septiembre, 2011


CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO CULTO INCULTO CULTO


“No es una buena idea mostrar cine de culto porque aquí no hay gente culta”

Culto INculto. Los círculos cerrados del cine de culto. Frank Páliz

Vendrán ustedes y me dirán: ¿y qué diablos es el cine de culto? Yo responderé: el cine de culto es una obsesión mas no un género. Como se dice por ahí: no se sienta un director a planear y concebir un filme de culto, no despierta un día y, después de besar a la esposa, le dice: “voy a hacer un filme de culto y ojalá me salga bien”.

Las películas de culto se hacen a sí mismas con el pasar del tiempo y por el afán de sus seguidores en convertirlas en algo grande, imperecedero, cuando quizá no lo sean tanto. Se ha dicho que las películas de culto son rescatadas por pequeños grupos de cinéfilos que con el transcurrir del tiempo consagran estos

¿De dónde son estas cintas, a qué género u oficio cinematográfico corresponden? Suelen ser películas que tratan temas —y formas— subvalorados en la escena de la gran distribución y las grandes estrellas, pero que también suelen ser despreciadas entre los círculos del cine de arte y autor. Porque, en definitiva, los temas más caros a los filmes de culto son definitivamente los temas menores y oscuros que van del terror más sangriento a la zoofilia, de los zombies a lo macabro, de las invasiones extraterrestres al porno ligero y aun al hardcore. Temas ‘inferiores’ y escabrosos + producciones realizadas con cierta licencia creativa y técnica impensable en producciones de gran presupuesto, pueden alumbrar una 4

filmes por la devoción que ponen en adorarlas, por las obsesivas sesiones en las que ven y vuelven a ver esos

película con posibilidades de culto. Le harán falta a esta hipotética cinta, nada más, nada menos, que el grupo de seguidores casi aberrante. En alguna parte de la Red leí que un cultor despreciaba alguna película de David Lynch, Ereaserhead creo, y la expulsaba de la noción de culto aduciendo que se trataba de una película de cine de arte. El impase me llevó a pensar que quizá este aficionado estaba siendo demasiado estricto a la hora de marcar el terreno: al no ser un género o una corriente cinematográfica sino el resultado de la cinefilia de los espectadores, el culto puede trasladarse y abarcar varios géneros, tendencias, corrientes. Lo que marca el rasgo de una película de

filmes, como si se tratase de una espiral de delicado enloque-cimiento (que en verdad lo es).

culto es la evolución que se ha operado en el comportamiento de aquellos grandes afectos a una cinta. Ni siquiera la definición de producción barata vs. producción millonaria de grandes estudios puede descartar a una película cuando un grupo de seguidores la cuida como si se tratase del becerro de oro. Esto puede ocurrir con una película como American Psycho de Mary Harron, por ejemplo, filme de gran presupuesto que con el correr de los años se ha convertido en una película de culto, de la misma forma que la novela en que está inspirada, la famosa homónima firmada por Bret Easton Ellis lo ha hecho. ¿Qué tiene ésta película que la convierte en una de culto?


American psycho tiene seguidores febril y enloquecidamente atrapados por su trama e iconografía, por los personajes, el guión y el mundo que representa. Si en la sala de cine encuentras a un espectador que recita los diálogos de un filme sin equivocar palabra alguna como si elevara una oración al Altísimo, como me ocurrió a mí cuando vi American Psycho con un tipo de la fila contigua, es probable que te encuentres frente a una película de culto. Ese día, al escucharnos, ambos compartimos algo cercano a una epifanía: no estábamos solos.

Los círculos cerrados compuestos por gente definitivamente enganchada con un producto son los que definen y a la final dirimen qué mismo es el culto. Al respecto, puede inferir usted, que el culto no solo es una enfermedad gratamente cinematográfica sino que se extiende a la literatura —qué agradables libros de culto son La Venus de las pieles o Historia del ojo—, a la vida cotidiana, al consumo, más que a las otras artes.

currencia que un grupo de espectadores acusan por un filme, aún cuando éste haya sido rodado hace mucho o pueda considerarse una pieza de museo. El culto es irremediablemente fanático, uno de esos fanatismos laicos que tanto bien y tanto encanto proveen a la cultura urbana contemporánea. Porque en la reiteración de cierta ritualidad ofrecida por un filme puede hallarse una buena cantera para el desarrollo extremo de la creatividad: el descubrimiento y el cuidado del detalle No quiere decir esto que cualquier pelícu- puede ser el mejor caldo de cultivo de un la muy apreciada sea un filme de culto. El mundo extremadamente subjetivo, indiculto se basa en la repetición, en la re- vidual y, por lo tanto, artístico.

BBB Es cierto que el cine de culto crece en los territorios siempre fascinantes de la serie B. ¿Y qué es la serie B? Son filmes que no están reglamentados en torno de las exigencias y pautas del cine de estrellas brillantes, técnicos caros, sistemas de distribución complejos, amplias campañas de mercadeo y merchandising. Por definición una película de serie B es una película cuya producción es relativamente modesta y sobre la cual la incidencia del Gran Sistema de Hollywood sobre sus formas es menor.

Al respecto cabe recordar que grandes directores han dado sus primeros pasos en la arena de la serie B. Gente como Cecil B. de Mille, John Ford o David W. Griffith, y que también los estudios de Hollywood han comenzado produciendo serie B (lo que ocurrió con la Columbia Pictures) o que otros debieron dedicarse a ella una vez que sus años de gloria en las grandes superproducciones remitieron (Universal o MGM). El gracioso y grandioso Guillermo Cabrera Infante nos recuerda que por una razón

Culto Y SERIE B no completamente elucidada las décadas del 40 y el 50 fueron las más brillantes para la serie B en cuanto a alcances y productos dignos de recordación. En esa época las películas B (complemento del plato fuerte de una sesión doble, esas sesiones que ya no existen) fueron muchas, tan buenas o mejores que las grandes superproducciones. Los rellenos embellecían las salas como el mejor original.

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En ese contexto grandes directores fulguraron en el sistema de la serie B, directores que a su vez se convirtieron en iconos sea de la producción incendiaria de Hollywood, como en el caso de Don Siegel (Motín en el pabellón 11, Baby Face Nelson), o en leyendas del cine de autor de todo tiempo como Stanley Kubrick (valga recordar sus magnas producciones adornadas con la B de boxeo, El beso del asesino y Asesinos. También la serie B de la época de oro acogió los brillantes rostros de Marie Windsor o Carole Landis, damas que se convirtieron en los bellos y malvados ojos de las películas de segundo orden de la década del 40 y 50, de la misma manera que directores emblemáticos y quizá hoy en

Si

día olvidados imprimieron su sello característico a este desván del gran sistema: Jacques Tourneur en los cuarenta o Jack Arnold, Phil Karlson, Irving Lerner, Irving Kershner, Richard Fleischer en los cincuenta, confirieron carta de legitimidad a la serie B.

a ello sumamos el encanto de títulos como Un

nombres hay que ratificar que reincidentes de este tipo de

casado en apuros (“Up

cine como un Vincent Price han

in Mabel’s room”), Getting Ger-

compartido calidad de esce-

ter’s Garder, La mujer pantera

nario y platós (calidad precaria,

(“Cat people”) con Nastassja

es de suponer) con sujetos que

Kinski en el protagónico y con

darían el temerario y lento salto

alguna cancioncilla de David

al estrellato total. Hablo de ac-

Bowie extraída de su famoso

tores como Jack Nicholson o

Let’s Dance en la banda sono-

Susan Sarandon a quienes uno

ra), Caminando con un zombi,

puede descubrir no sin asom-

El hombre leopardo, El hombre

bro, y acaso rubor, en las pro-

increíble de Jack Arnold hasta

ducciones

llegar a la consagración abso-

Roger Corman o en The Rocky

luta de la serie B de esos tiem-

Horror Picture Show respectiva-

pos, La invasión de los ladro-

mente.

desquiciadas

de

nes de cuerpos, el subsistema de Hollywood había alcanzado su mayor fulgor.

Si

la serie B ha estado poblada por grandes

Acaso no haya espacio de mayor emancipación, ni siquiera en el del cine de arte. Y esto porque en la serie B se trabajaba quizás sin la vigilancia de los estudios pero con presupuestos menores coo para rodar Titanic o una de Terrence Mallick.

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No es raro por ello que un director como Steven Spielberg hubiese hecho sus pininos y desarrollado sus virtudes —y defectos— rodando cuando era joven cintas de serie B.

amado Cabrera Infante, cuando dice que la década de los sesenta fue deficitaria en ese sentido, basta ver la filmografía de Roger Corman para desmentirlo) y su refugio inmediato y más seguro fue la televisión, la pequeña Si con el tiempo la serie B se fue haci- película, la película menor que es la de endo menos brillante e imaginativa (y en serie B ha conocido grandes nombres esto no estoy nada de acuerdo con mi en años posteriores.


John Carpenter alcanzó una de ellas en su Assault on Precint 13 y si de ahí elaboramos una lista con los felices aciertos de la serie B podremos llenar, si no las páginas más refinadas, sí las más divertidas de la historia del cine contemporáneo. Si con la crisis de la gran producción de estudios iniciada a fines de la década del setenta y el progresivo asalto de la producción independiente que desarmó a las grandes majors como se desguaza a una fábrica en crisis, el cine de serie B conoció su ocaso y definitiva muerte y hoy en día no se puede hablar más, en los Estados Unidos al menos, de la producción de cintas de serie B. Queda para el cinéfilo su aroma rupestre diseminado en el inconsciente dominado por la fábrica de sueños.

No de otro modo puede entenderse la gran influencia que ha tenido este cine en cineastas contemporáneos nutridos en el consumo alucinógeno y afrodisíaco de puro cine, gente como Gus Van Sant, Quentin Tarantino o Brian de Palma que han rodado películas como Mi Idaho privado, Jackie Brown o Sisters, verdaderos homenajes, cuando no pastiches, parodias, sátiras y calcos de lo mejor de la serie B. O el recientemente fallecido Raúl Ruiz, que nunca negó la influencia que en su impresionante filmografía tuvo la estética B que consumió de niño en helados cines del sur de Chile, llevándole incluso a colaboraciones con el mismísimo Roger Corman.

EL FUTURO y mas alla del infinito

BBB Imágenes y una estética emblemática e inconfundible han marcado al cine contemporáneo y han sido obra del cine de culto. Muchas de esas definiciones se recogen en esta programación que presenta películas como la desquiciada Barbarela del francés casado con Brigitte Bardot, Roger Vadim, Glen o Glenda o Plan 9 del espacio exterior del insufrible y bastante inepto gran director de serie B —todo un icono de este cine— Ed. Wood Jr.; Flamingos rosados, una jugada del mal gusto y la coprofagia hoy en día filme de culto-culto-culto en vivo del señor John Waters; o la Masacre de Texas de Tobe Hopper, verdadero canto al asesinato, la salsa de tomate en el papel de “Sangre” y las motosierras de todo calibre y caballos de fuerza que en el mundo han sido.

Decorados de cartón y piedra, historias desquiciadas, actores dispuestos a mucho cuando no a todo, temáticas extremas e in extremis, solemnidad por los suelos e irreverencia en todos los puntos de la pantalla identifican al cine de culto con gran presencia y uniformidad. Un cine de solitarios que bien podría ser el ejemplo de lo que se esconde por debajo del establishment del espectáculo y que es por fuerza… horroroso. Bienvenidos.

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CLASICOS DE CULTO Y SERIE

El valle de los placeres “Beyond the valley of the dolls” 1970, 109 min.

Director: Russ Meyer Guión: Russ Meyer y Roger Ebert Con: Dolly Read, Cynthia Meyers, Marcia McBroom.

Punto límite: cero “Vanishing Point” 1971, 99 min.

Un grupo femenino de rock de un pequeño pueblo del midwest se traslada a Los Angeles en busca de fama y fortuna. La tía millonaria de la líder del grupo introduce a los jóvenes en la escena farandulera de Los Angeles donde brillan personajes excéntricos, mujeres de pechos robustos, el alcohol y un amplio surtido de estupefacientes. Gracias al auspicio de un famoso productor musical llamado Z Man (en el tercer rollo descubrimos que en realidad es mujer) el grupo es un éxito inmediato. Sin embargo, como suele acontecer con los elegidos de Hollywood, la fama tiene un precio. Tras una serie de fracasos comerciales atribuidos a su incapacidad de sintonizar con una cultura en cambio radical, la Fox invita a Russ Meyer -director independiente que tenía fama de crear éxitos taquilleros con bajos presupuestos-, y al crítico de Chicago Roger Ebert a escribir un guión que operaría como una pseudo parodia de El valle de las muñecas (Mark Robson, 1967). Según Ebert, al finalizar la escritura ambos quedaron con la sensación de que habían puesto

Kowalski es un chofer que trabaja en una empresa de traslado de autos. Su último encargo es llevar un Dodge Challenger blanco desde Denver, Colorado, hacia San Francisco, apostando a que es capaz de hacerlo en 15 horas. Así se embarca en una travesía de velocidad y persecuciones de las que sale bien librado gracias a su pericia como conductor. Kowalski fue piloto de carreras, veterano de la Guerra de Vietnam y hasta policía. En su acelerado trayecto es alentado por Super Soul, un dj negro y ciego, que conduce un programa de radio y de paso le ayuda a evadir a la policía, pues simpatiza con eso que él llama “el último héroe americano”. Vanishing Point es una Road Movie por excelencia que tiene parentesco con otros filmes contemporáneos como Easy Rider (1969) y Bullitt (1968). Su guión fue escrito por Guillermo Cabrera Infante bajo el seudónimo de Guillermo Cain,

en marcha una gran travesura que nadie detendría. El guión contiene una colección de diálogos de mal gusto y clichés del cine americano, en una historia que comienza como una comedia musical y pasa por todos los géneros del cine basura, incluyendo el melodrama, el sexploitation, la ópera rock, la telenovela, el cómic, llegando a un clímax sangriento que parodia anticipadamente el gore de Martes 13, y un final moralizante al más rancio estilo Hollywoodense. Según varios críticos, esta película recoge de manera brillante el espíritu de una época de ingenuidad e ilusión juvenil, de sexo libre y psicodelia química, que probablemente empezó a terminar con los asesinatos del clan de Manson, a los que Russ Meyer alude directamente en el final de este filme. La película, de relativamente bajo presupuesto para Fox, y alto para Meyer, funcionó muy bien en la taquilla pesar de la censura X que se le otorgó (M.A.)

como una alegoría de la contracultura norteamericana. Sin embargo, el filme no pudo salvarse –en su tiempo- del halo comercial que le envolvía ya que el Dodge Challenger que tantas pasiones ha desatado en cinéfilos, fue simplemente una estrategia de marketing de la Chrysler y los estudios Fox. Tarantino –fan confeso de este filme- le rinde tributo en su película Death Proof: Zoe en la que una de sus protagonistas está obsesionada con este auto. Un dato extra: La escena en la que una chica interpretada por Charlotte Rampling jalaba dedo a Kowalski y tenía sexo con él fue eliminada por ser considerada “confusa: por la Fox. Como buen filme de culto, una versión para TV -corregida y aumentada- se hizo en 1997 con Viggo Mortensen como Kowalski. El espíritu rebelde original se perdió, pues el buen Viggo viajaba desesperado por ver el nacimiento de su primer hijo… (R.C.)

Director: Richard C. Sapharian Guión: Guillermo Cabrera Infante y Barry Hall Con: Barry Newman, Cleavon Little, Dean Jagger

Invasión de los robacuerpos “Invasion of the Body Snatchers “ 1956, 80 min.

Director: Don Siegel Guión: Daniel Mainwaring. Basado en la serie ilustrada de Jack Finney Con: Kevin McCarthy, Dana Wynter, Larry Gates

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El joven médico Miles Bennell (Kevin McCarthy) llega al pueblo americano de Santa Mira, donde se constata un extraño caso de psicosis colectiva: las gentes aseguran que sus parientes y amigos han sido suplantados por impostores idénticos a los originales en aspecto y recuerdos, pero fríos y sin emociones.
El problema parece resolverse cuando los mismos ciudadanos afectados por la histeria vuelven a la normalidad de un momento a otro, con una pizca menos de humanidad. Miles y su novia Becky Driscoll (Dana Wynter) descubren que algo duplica los habitantes de Santa Mira mientras duermen. Miles, Becky y otros pobladores aún normales descubren que se trata de vainas extraterrestres caídas del espacio exterior, que calcan a los seres humanos dormidos más cercanos. Tras un angustioso escape frustrado, solo quedan Miles y Becky enfrentando a los vegetales de aspecto humano, quienes les anuncian que la humanidad entera será sustituida por una nueva especie superior. Pronto partirán de Santa Mira camiones cargados de vainas “roba-cuerpos” que invadirán América y el mundo.
Miles y

Becky huyen perseguidos por los hombres-vaina en la piel de algunos viejos amigos. Cuando Becky se duerme y es duplicada por una vaina cercana, Miles huye de esa malvada copia vegetal y logra salir a la carretera.
Nadie está a salvo de los ladrones de cuerpos. 
 Adaptación de una novela de Jack Finney, la película se honra con una trama espectacular que es la primera en asumir el tema de las invasiones en la sombra, en las que el suspenso se sobrepone al terror en una película de ciencia ficción. Naturalmente, solo un ciego no lo vería, los buenos muchachos productores de Hollywood impusieron al director Siegel el final feliz de la cinta, frente a un original final más abierto con el protagonista gritando como un loco en medio de la autopista e intentando alertar a la gente sobre el peligro. Si tenemos una deuda con la banda sonora, hemos de agradecer a Carmen Dragon, quien pega a las imágenes una música digna de ser temida (F.E.).


E B DE TODOS LOS TIEMPOS

El beso mortal “Kiss me deadly” 1955, 106 min.

Director: Robert Aldrich Guión: A.I. Bezzerides, basado en la novela de Mickey Spillane Con: Ralph Meeker, Albert Dekker, Paul Stewart

La máscara de la muerte roja

“The masque of the red death”

Una mujer (Cloris Leachman) corre despavorida por una carretera oscura. Se para frente a un auto para detenerlo con su mismo cuerpo pero elconductor, Mike (Ralph Meeker) se muestra molesto e insensible con aquella mujer a la que claramente le ocurre algo terrible. No obstante, él decide ayudarla aunque se abstiene de preguntar. Ambos son capturados a los pocos minutos . lla mujer es asesinada y Mike logra sobrevivir. Ella le hereda el misterio de su muerte y Mike, que es un investigador privado dedicado a chantajear infieles, empieza a seguir la pista del crimen, descubriendo que el secreto que guarda la misteriosa mujer es tan grande que quien lo revela, muere o es asesinado. Basado en el bestseller de Mickey Spillane, El beso mortal es un clásico del cine negro de serie B que utiliza un auténtico ‘Mcguffin’ –un elemento dramático que empuja la historia pero no tiene mayor relevancia–: un cajón de contenido misterioso que será retomado en filmes como Pulp Fiction (Taran-

En el siglo XII un pequeño pueblo está siendo asolado por una epidemia producida por “La Muerte roja”. La gente noble del lugar se refugiará en el castillo del Principe Próspero (Vincent Price), seguidor de Satanás que se divierte organizando espectáculos macabros. Sus súbditos le temen y obedecen cada una de sus excentricidades. En uno de sus paseos nocturnos, el príncipe acude a una de las aldeas cercanas y toma prisioneros a dos hombres y a una joven mujer a la que intenta fornicar. Ella deberá decidir cual de los dos hombres vive y cual muere. El uno es su padre y el otro es su novio... Director: Roger Corman Guión:Charles Beaumont y R. Wright Campbell. Con: Vincent Price, Hazel Court, Jane Ashertle, Dean Jagger

btino,1994) y Ronin (Frankenheimer,1998). A medida que la trama avanza el contenido secreto se va volviendo más crucial. De hecho, durante años se especuló sobre el final, ya que para su exhibición comercial fue recortado. No fue sino hasta la comercialización de la versión completa en DVD (2001) que se reveló algo del misterio… Otro elemento que llama la atención es la construcción del rol de Mike, que rompe la empatía típica entre el personaje del detective y el público. De hecho, fue intencionalmente construido como una especie de materialista burgués a quien sólo le interesa su propio bienestar. Como lo describe la mujer (Christina) en una de las primeras escenas, “es un tipo que no da, sólo toma”. De ahí que la tensión sexual generada por el desfile de mujeres que se rinden a su atractivo, no termine resolviéndose (R.C.).

En compañía de la espectacular Hazle Court, Vincent Price en el papel de Próspero da vida al malvado por excelencia, al perfecto canalla hijo de perra. Basada, como es obvio, en el relato de Edgar Allan Poe, en medio del cual Roger Corman introduce fragmentos de otros cuentos del mismo autor bostoniano. El tacaño Corman se rodeó para rodar esta película de un equipo técnico y actoral de primer orden, buenas carnes (las de Hazel Court, quien ya había aparecido en Premature Burial, 1962, y The Raven, 1963, del mismo Corman), excelsa interpetación (a cargo del inigualable Vincent Price) y una fotografía del Averno a cargo del futuro director Nicolas Roeg, que expone una cromática teatral e impregnan al filme de una inquietante atmósfera de terror a pesar de los sets acartonados y las actuaciones sobre encendidas (F.E)

1964, 89 min. “Tras discutir sobre el suicidio de un conocido travestido, un inspector de policía busca una explicación en la consulta de un psiquiatra familiarizado con el fenómeno. El psiquiatra le cuenta dos historias. Glen va a casarse con Bárbara, pero antes debe encontrar la manera de contarle que no puede resistirse a vestirse de mujer. La otra historia es la de Alana, quien decide convertirse en mujer con ayuda de la cirugía (www.peliscutres.wordpress.com).

Glen o Glenda “Glen or Glenda “ 1953, 70 min.

Mientras que la trama de la película se sitúa en el terreno inestable de la identidad sexual, el director Edward Wood Jr. parece además padecer en carne propia una crisis de identidad cinematográfica. ¿Qué estoy viendo?, se empieza a preguntar el espectador en los primeros 10 minutos. ¿Es esto un documental educativo, una historia de

detectives, una parodia o un pastiche posmoderno? ¿Qué carajos hace Drácula (Bela Lugosi) en esta historia? Talvez lo más transparente de este film sean las intenciones de Wood por promover la aceptación de la homosexualidad. Su gesto está cargado de una sabrosa ingenuidad y una tremenda confusión que hacen de este film un manifiesto prehistórico de las causas GLBT, salpicadas con moralina y culpa católica. Sin duda el filme provocará la risa repetida de quien lo vea y lo cautivará en varias estupendas secuencias de montaje y sobre imposiciones al mejor estilo del cine de los 30. En algunas de ellas, seguramente filmadas sin ninguna conexión con la trama, aparece Bela Lugosi como una especie de entidad sobre natural que se mofa de los imponderables de la imperfecta raza humana. ¿Qué más se puede decir? Ed Wood es Ed Wood (M.A.).

Director: Ed Wood / Guión: Ed Wood /Con: Ed Wood, Bela Lugosi, Lyle Talbot 1953, 70 min.

Director: Ed Wood Guión: John De Bello, Costa Dillon, Stephen Piece Con: David Miller, George Wilson, Sharon Taylor Ataque de los tomates asesinos

“Attack of the killer tomatoes”

La trama de esta película es muy simple: los tomates de Estados Unidos se convierten en asesinos sedientos de sangre. Sin discriminar atacan a amas de casa, policías, ancianos, niños… Para combatir esta amenaza al american way of life, el Presidente de EEUU nombra una comitiva de agentes especiales que finalmente descubren un arma letal contra los vegetales rebeldes. En los anales de la historia del cine esta película debe ser de las peores 10. A pesar de ello Ud. se encontrará riendo a carcajadas. Prohibida para mayores de 99 años (M.A.).

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Basada en la historia de Martha Beck y Raymond Fernández, dos asesinos en serie de los cuarentas, y con música de Mahler y una narración al estilo documental, The honey moon killers (“Los asesinos de la luna de miel”), fue el primer y último film de Leonard Castle, supuestamente uno de los favoritos films americanos de Francoise Truffaut (afiche de la colección Nourmand).

Russ Meyer había producido en los 60 una serie de películas de bajo presupuesto en las que exponía su obsesión por la violencia, las máquinas y los pechos. Vixen (1968) -posiblemente su mejor film- recaudó más de 2.000 veces su costo original. Esto llamó la atención de los ejecutivos de la Fox que lo fIcharon para que escriba y dirija El valle de los placeres (1970).

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CIENCIA FICCIÓN

ALIEN RAYO GRAVEDAD CERO UFO OVNI

El plan 9 del espacio exterior “Plan 9 from outer space” 1959, 79 min.

Director: Edward D. Wood Jr. Guión: Edward D. Wood Jr. Con: Gregory Walcott, Tom Keene, Bela Lugosi.

Barbarela “Barbarella” 1968, 98 min

Director: Roger Vadim Guión: Terry Southern y Roger Vadim. Con: Jane Fonda, John Phillip Law, Anita Pallenberg

El recuperador “Repo man” 1984, 92 min

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Director: Alex Cox Guión: Alex Cox Con: Harry D. Stanton, Emilio Estévez, Tracy Walter

Una pareja de extraterrestres vestidos con calentadores brillantes deciden –en su noveno intento- acabar con la raza humana porque representa una amenaza para el universo. El plan maestro consiste en revivir a los muertos para que acaben con los vivos (!). Felizmente un equipo de policías torpes pero valerosos, y un piloto de aviación cuya esposa casi sucumbe al plan de los alienígenas, logran detenerlos. Antes sin embargo, los invasores han logrado convertir en zombis al jefe de la policía, a un jubilado de la tercera edad (Bela Lugosi) y a su esposa. Concebida alrededor de filmaciones inconexas que poco antes de su muerte Ed Wood hiciera de Bela Lugosi -el legendario actor de películas de vampiros a quien admiraba desde niño-, Plan 9... ha sido llamada la “mejor-

peor película de todos los tiempos”. Una serie de desatinos de dirección, diálogo, escenografía y la ausencia total de lógica narrativa, se conjugan en el candor y entusiasmo de un elenco de ‘cromos’ (incluido el legendario sueco Tor Johnson y la tenebrosa Vampira) y un director que logró financiar su filme con el dinero que ofreció un pastor bautista con la condición de que actores, técnicos y director, se bautizaran. Al final de la experiencia hilarante que resulta este film, uno no puede si no estar de acuerdo con el consejo del renombrado autor Ado Kyrou (Surrealisme au cinema): “Señores, aprendan a ver las peores películas ya que en ocasiones son sublimes” (M.A.).

Barbarela (Jane Fonda) es una agente de la República de la Tierra enviada tras la búsqueda del científico Duran-Duran, que ha escapado con el rayo positrónico. A causa de ciertos desperfectos en su nave, Barbarela se estrella en el Planeta 16 y es atacada por una extraña tribu de niños caníbales, siendo rescatada por el lugareño Mark Hand (Ugo Tognazzi). Siguiendo la etiqueta y costumbres de la Tierra, Barbarela decide agradecer a Hand ofreciéndole sexo mediante una píldora que expande la mente y provoca elorgasmo. Sin embargo Hand decide hacerlo a la vieja y sudorosa usanza. Extasiada con la experiencia, Barbarela continúa su búsqueda y termina en los laberintos que rodean a la misteriosa ciudad de SoGo. Allí encuentra al angel ciego Pygar (John Phillip Law), quien la llevará a SoGo. Encontrará que la ciudad esta regida por la despiadada Reina Negra (Anita Pallenberg) y construida sobre un lago de plasma viviente que se alimenta del mal.

No pasará mucho tiempo antes de que Barbarela descubra que Duran-Duran es ahora consejero de la Reina, y que planea un golpe de Estado. Aliándose con la revolución, la agente intentará anticiparse a Duran-Duran y acabar con las fuerzas de la Reina Negra, descubriendo que la mejor arma con que cuenta para obtener sus fines es el sexo.

Oto (Emilio Estévez) es un adolescente confundido de Los Ángeles que tras perder su empleo en un supermercado, consigue trabajo en una empresa de recuperación de auto impagos. Sus mentores son un grupo de personajes excéntricos obsesionados con su trabajo y con su propia filosofía sobre los misterios de la vida. Uno de los autos que deben recuperar tiene en la cajuela una sustancia radioactiva que pulveriza a quien la abre. Hay una recompensa de $20,000 por este Chevy lo que desata una cacería en la que compiten Oto y sus secuaces, una banda de ladronzuelos punkis, unos agentes cazadores de alienígenas y los recuperadores de la competencia.

El recuperador es una película emblemática del punk norteamericano (que no es lo mismo que el punk inglés) con un tinte de ciencia ficción barata. Al mismo tiempo que la cinta se regodea en el nihilismo californiano de principios de los ochentas, esta cruzada por música del underground angelino de la época.

Producto de las relaciones íntimas entre el director Roger Vadim y la protagonista del filme, una bien despachada y desvestida Jane Fonda, Barbarela está basada en la novela de un desconocido Jean Claude Forest y en los cómics sucedáneos. Se trató de una ambiciosa producción italofrancesa que, además de su estética de cómic y su descomunbales sets artificiales, consagró bajo gravedad cero, uno de los estriptís más famosos del cine (F.E.).

Alex Cox trabajó como recuperador de autos antes de graduarse de director y generó una tira de comics del mismo nombre. Su obra más sonada luego de El recuperador fue Syd y Nancy en 1986 (M.A.)


psycho killers

ESCALOFRIO MENTE DIABÓLICA MÁQUINA SANGRE HORROR

Retrato de Enrique, asesino en serie

Una mujer yace sin vida sobre la yerba. Un hombre paga su desayuno mientras coquetea con la camarera de un restaurante. Así empieza el recorrido de Henry (Michael Rooker), un asesino en serie que va dejando un hilo de sangre por las calles de Chicago. Las mujeres son sus víctimas favoritas. Las observa, persigue y finalmente asesina. Su derrotero cambia cuando conoce a Becky Tracy Arnold) , hermana de su compañero de piso y ex colega de la prisión, Otis (Tom Towles). Con ella desarrollará una fría empatía cercana al amor, aunque sin dejar de ceder a su instinto. Dado que Otis es básicamente un pervertido, pronto se convertirá en la dupla criminal perfecta de Henry...

1970, 109 min

Director: John McNaughton / Guión: Richard Fire y John McNaughton Con: Michael Rooker, Tracy Arnold, Tom Towles.

“Henry, portrait of a serial killer”

Hermanas “Sisters”

1973, 93 min

“Bring me the Head of Alfredo Garcia” 1974, 112 min

Harry, retrato de un asesino en serie, es un híbrido entre un road thriller y un filme de horror. Debido a sus escenas violentas fue censurada, recortada y estrenada cuatro años después de su filmación. Finalmente su versión completa se pudo conocer en 2003 cuando se puso a la venta el DVD con la versión original (R.C.).

Danielle (Margot Kidder) conoce a Philip (Lislen Wilson) en un show de televisión tipo “cámara oculta” en el que finge ser ciega mientras se desviste en un camerino. Esto a modo de señuelo para saber si el hombre es un mirón o no. Al salir del set, ambos se van a cenar y duermen juntos. Al día siguiente, la hermana gemela de Danielle, Dominique (Margot Kidder) al parecer está de visita en la casa… Philip es asesinado... Desde el edificio de enfrente, una periodista (Jennifer Salt) lo ve todo. Inmediatamente alerta a la policía pero su versión es ignorada, pues tiene fama de inventar cosas. Danielle niega a los investigadores que tiene una hermana, mientras su ex marido (Charles Durning) ayuda a encubrir el crimen. Grace, la mujer fisgona, decide investigar por su cuenta hasta llegar a la verdad: Dominique y Danielle son hermanas siamesas separadas hace poco tiempo.

En Hermanas, Brian de Palma retoma el voyerismo como uno los temas centrales de su filmografía. De hecho, el filme es un claro homenaje a La Ventana indiscreta (Hitchcock, 1954), al incluir como parte central de la historia a una mujer que mira un asesinato desde la ventana de en frente. Pero también hay referencias a otros filmes de Hitchcock con escenas absolutamente fieles a sus atmósferas y tramas: El cuerpo escondido en el sofá recuerda al cadáver en el baúl de La cuerda (1948) y la enajenación mental de Danielle, es muy cercana a la de Norman bates en Psicosis (1960). No es coincidencia tampoco que para esta cinta haya convocado a Bernard Herrmann, el compositor de la música de Psicosis.

Un poderoso hacendado mexicano (Emilio Fernández) monta en cólera al descubrir bajo el método del interrogatorio que su hija ha sido embarazada por un tal Alfredo García. La exorbitante suma de dinero que ofrece por la cabeza del futuro padre pone en movimiento a un ejército de mercenarios. Y también, casi por casualidad, a un barman muerto de hambre llamado Benny (Warren Oates), un hombre cínico y de vuelta de todo, que descubrirá en pocos días que aún quedan cosas capaces de emocionar y destrozar su curtido corazón. ¿Alguien podrá en realidad conseguir esa cabeza en clave de western?

Un Sam Peckinpah decepcionado del sistema de estudios de Hollywood decidió emprender una modesta coproducción entre México y los Estados Unidos de América. Esto, que en términos políticos podría ser pensado como la unión entre el agua y el aceite, dio a Peckinpah la oportunidad para rodar un filme en el que la desesperación y el desprecio por la vida son temas centrales. Acostumbrados a la extrema violencia de los filmes de Peckinpah, se descubre en el interior de este filme un trasfondo filosófico y algo triste. Es de agradecer la presencia del famoso Indio Fernández, uno de los últimos arquetipos del macho nativo al estilo mexicano. Un filme vilipendiado que se agiganta con los años. (F.E.)

Director: Brian de Palma Guión: Brian de Palma, Louisa Rose Con: Margot Kidder, Jennifer Salt, Charles Durning

Quiero la cabeza de Alfredo García

John McNaughton, director del filme, recibió originalmente dinero de los productores para hacer una película de horror con monstruos y grandes cantidades de sangre, pero $110.000 no eran suficientes. Por ese motivo decidió hacer un retrato libre de Henry Lee Lucas, un verdadero asesino en serie de los años setenta, tras ver el capítulo de una serie televisiva en el que hablaban de él. Para poder abaratar costos, McNaughton usó como actores a amigos y parientes, e incluso utilizó a una misma persona representando a tres cadáveres diferentes.

Hermanas es el punto de partida de varios hitos en el cine de De Palma: fue el proyecto más ambicioso en el inicio de su carrera y consolidó su nombre en el medio. Fue la primera vez que utilizó el split screen o pantalla dividida, lo que se convertiría en una de las marcas registradas de su estilo (R.C.).

Director: Sam Peckingpah / Guión: Sam Peckingpah, Gordon T. Dawson. Con: Warren Oates, Isela Vega, Robert Webber

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A la izquierda el fiche original de She mob (“Pandilla femenina”), en la que un a pandilla de lesbianas asesinas escapan de la cárcel y secuestran al novio de una mujer acomodada. Según el autor Son of Cathode, algunas escenas bordean en el porno duro y otras son totalmente ingenuas, a lo Ed Wood: “La falta de oficio mostrada en este film resulta en una mezcla entre película de Warhol y las películas caseras de un alcohólico... She mob contiene quizás algunos de los senos más horrendos en la historia del cine”.

A la derecha el afiche de El ataque de la mujer de 20 metros (diseño de Reynold Brown) en la que una ama de casa, desesperada y abusada, tras contactarse con un alienígena crece y destruye todo lo que se cruza en su camino... Es el antecedente de varios remakes más recientes. con mujeres enormes. 15


RUSS MEYER: Russ Meyer nació en Oakland, California (1922). Empezó a hacer películas con una cámara que su madre le regaló cuando era adolescente y continuó con su afición c u a n d o fue reclutado por el ejército como camarógrafo en la Segunda Guerra Mundial. En ese entonces, los camarógrafos de guerra eran entrenados por los mejores técnicos de Hollywood antes de ser enviados a combate. Russ Meyer fue asignado al batallón comandado por el General Patton y filmó algunos de los documentos más impactantes de la Segunda Guerra. Según cuenta la leyenda, Meyer conoció a Hemmingway en un pueblo de Francia y este le introdujo a la matrona local con quien perdió su virginidad a la edad de 23 años. Terminada la guerra, Meyer buscó trabajo como camarógrafo en los estudios, cosa improbable sin los contactos adecuados en los sindicatos. Fracasó en el intento y pasó a dirigir películas industriales de las cuales rápidamente se aburrió. Dejó de filmar tornillos y fue contratado por Hugh Heffner (el fundador de Playboy) como fotógrafo de mujeres con poca –o nada- de ropa. Según Dan Kahn, editor de varios filmes de Meyer, este ‘pasó de filmar tuercas y pernos, a fotografiar senos y nal16 gas’. Sus dos aficiones

pechos, nalgas & rock and roll!

–la fotografía y los pechos voluptuososfinalmente se habían encontrado. En 1952 se casó con la exuberante Playmate Eve Turner, quien co-produciría algunas de sus películas. Sin embargo Meyer nunca abandonó por completo la fotografía. Suyas son las imágenes inmortales de Anita Eckberg, Cleo Moore y June Wilkinson. Lo que separa a Meyer de otros directores independientes de su época es quizás su perfeccionismo fotográfico. “Para el todo en el cuadro tenía que estar en perfecto foco”, dice Roger Ebert, con quien Meyers escribió para la Fox el guión de El valle de los placeres. Aparte de filmar y dirigir muchos de sus filmes, Meyer metía cuchara en todos los aspectos técnicos y estéticos. Si bien el ‘look’ de sus películas era clásico, en la edición siempre introducía ritmos inesperados y poco convencionales que recuerdan a cierto cine soviético. Algunos críticos atribuyen el frenetismo de sus cortes a que al no trabajar con actores profesionales (como bailarinas de strip tease), debía cortar las tomas para ocultar errores. A esto hay que sumar que Meyer detestaba que sus personajes parpadeen y cortaba justo antes de que cierren los ojos.

Russ Meyer en un ilustración de Stanley Chow.

Esta práctica se convirtió en una de las marcas de su estilo y la mantuvo cuando más tarde en su carrera trabajó con actores formados.


En 1959 Meyer dirigió su primer filme de sexploitation, The immoral Mr. Teas (“El inmoral Sr. Teas”), con un presupuesto de US$25,000. Según el crítico Roger Ebert, esta película inició un nuevo género en el cine: el skin flick (la película de ‘piel’). Nunca antes se había mostrado con tanta desvergüenza tal cantidad de cuerpos desnudos en mutuo deleite. La película recuperó un millón de dólares, cantidad considerable en 1960. Siguieron luego una serie de títulos B para los drive in, incluyendo las célebres Faster, pussycat, kill, kill! (1965, con la célebre Tuna Satana), Motor psycho (1965), y otros clásicos de la comedia soft core como Wild gals of the naked west (1962) y Heavenly bodies (1963).

una boca abierta; y Más allá del valle de las ultra-vixens (1979), “un un entretenido bodrio voyeurístico que puso punto y final a la carrera de Meyer como director cinematográfico”. (Miguel Alvear)

Vixen (1968) terminó por consolidar su estatus como director taquillero. Se trata de una travesura erótica –soft core de alto impacto- que incliye elementos de suspenso y una diatriba que enfrenta a defensores del capitalismo y comunismo. Vixen fue producida con $72,000 y recuperó 6 millones! Esto no podía pasar inadvertido y los ejecutivos de Fox lo llevaron a Hollywood, no como camarógrafo, si no como director/productor. De su breve estancia en los estudios salieron El valle de los placeres (1970) y Los 7 minutos (1972), esta última un intento fallido por sacar un estilo más convencional y conservador que decepcionó a su fanaticada.

Fuera de los estudios Meyer contraatacó con una serie de éxitos memorables, manteniéndose fiel a su interés por la glándulas mamarias, el sexo, el travestismo, la violencia y el melodrama: La serpiente negra (1973), un film que mezclaba sexualiFotografía de Russ Meyer dad y terror con el protagonismo de la rubia Anouska Hempel; Supervixens (1975) en la que la aparición de Shari Eubank dejó más de

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ZOMBIS Y CHUPASANGRES

colmillos escalofrio lujuria

El ansia

“The Hunger” 1983, 97 min.

Director: Tony Scott Guión: James Costigan, Ivan Davis, Michael Thomas. Basado en la novela de Whitley Strieber Con: Catherine Deneuve, David Bowie, Susan Sarandon

Amanecer de los muertos “Dawn of the dead”

1978, 126 min

La chica muerta “Dead girl”

2008, 101 min

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Director: Marcel Sarmiento y Gadi Harel Guión: Trent Haaga Con: Shiloh Fernandez, Noah Segan, Candice Accola

Miriam Blaylock (Catherine Deneuve) es una vampiresa tan bella como una princesa antigua, tiene más de cien años de edad, colecciona arte renacentista y posee el ”Ankh”, símbolo egipcio de la inmortalidad. Miriam es una vampiro intemporal residente en Manhattan, una mujer bendecida con la belleza y maldecida con su sed de sangre. Ha usado sus encantos por siglos y sobrevivido gracias a su eterno alimento. Su secreto es una mezcla de sadismo y amor espiritual, al que están atados todos sus amantes, víctimas del ansia que les produce la relación con Miriam. Un día -en otro siglo- se le ocurre morder a John (David Bowie) y se convierten en la pareja perfecta de vampiros con vida eterna. Sin embargo John empieza a envejecer. Miriam descubre en la televisión a Sarah Roberts (Susan Sarandon), doctora en medicina que ha escrito un libro sobre el envejecimiento prematuro.

Rodada por Romero 10 años después de su anterior película, la que desató la locura zombi (La noche de los muertes vivientes), esta versión empieza como si la anterior no hubiera acabado. Esta vez los protagonistas son Peter (Ken Foree) y Roger (Scott Reiniger), una pareja de militares encargados de aniquilar a una turba de zombis que se han tomado un complejo habitacional en Pittsburg. Las cosas no salen bien y para salvar sus pellejos encuentran el escondite perfecto: un gigantesco mall –el paraíso del consumidor- donde podrían vivir por el resto de sus vidas.

Con sus artes negras la atraerá nada más y nada menos para que sea su nueva compañera en la vida eterna. Dirigida por Tony Scott y basada en la novela de Whitley Strieber de 1981, esta película llevaría a la casi proscripción de Hollywood de su director. Con una escena lésbica entre la Deneuve y la Sarandon verdaderamente imperdible y la estupenda canción de Bauhaus, Bela Lugosi’s dead en los créditos de apertura. Inmediatamente deudora del formato vídeo clip y de comerciales londinenses, El ansia es también una película muy cercana a Blade Runner, dirigida por Ridley Scott, hermano de Tony, director de este filme (F.E.).

Lamentablemente para ellos un grupo de motociclistas forajidos ha tenido la misma idea y deben enfrentarlos al mismo tiempo que a millones de zombis que han olfateado su carne fresca… Esta obra maestra de Romero combina un guión sólido de aventura y heroismo con personajes complejos y el gore explícito del género. La analogía entre los zombis de ojos vidriosos y los clientes del mall americano queda bastante clara. Los personajes comentan que seguramente los zombis luchan tanto por entrar al mall “porque este fue seguramente un lugar importante en sus vidas” (M.A.).

Director: George A. Romero Guión: George A. Romero Con: David Emge, Ken Foree, Scott H. Reiniger.

Rickie (Shiloh Fernández) y JT (Noah Segan) son dos adolescentes que un día deciden visitar un viejo sanatorio abandonado después de clases. Allí son testigos de un hallazgo macabro: una joven atada y desnuda cubierta con un plástico, aparentemente viva. Luego de los dilemas morales –sobre todo de Rickie- sobre qué hacer con la chica deciden mantenerla allí en secreto. Pronto JT decidirá usarla como esclava sexual, sólo para descubrir que la muchacha es inmortal. A partir de allí, el secreto será revelado a un par de compañeros más, pero las cosas irán complicándose hasta convertirse en un sangriento enredo. Deadgirl, el primer filme en conjunto de Marcel Sarmiento y Gadi Harel, es el amasijo de un drama adolescente y un filme gore de zombies. La intención de ambos

directores fue mezclar el aire del cine ochentero juvenil, el cine japonés de horror y los clásicos de muertos vivientes, lo cual, pese a los tres años que lleva de filmada, la han convertido en un clásico contemporáneo de género. Harel y Sarmiento con este filme hacen realidad el sueño de su adolescencia: crear juntos una cinta de horror. Ya desde esas épocas jugaban con su cámara y grababan ensayos de filmes sangrientos. Películas como Outsiders (1983), de Francis Ford Coppola Over the Edge (1979) de Jonathan Kapla y Rivers Edge (1986) de Tim Hunter , fueron las responsables de su existencia. Todas, claro, apelan a conflictos adolescentes algo cruentos alrededor de un crimen. Nada nuevo (R.C.).


LA SELVA DE CEMENTO

sangre

Los amos de la noche “The Warriors”

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mugre

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mugre sangre

Los amos de la noche trascurre en un Nueva York despostillado, en el ocaso de la era hippy, una época en que los asesinatos a líderes raciales estaban todavía frescos en la memoria, mucho antes del 11 de Septiembre y de la ‘regeneración urbana’ instituida por las autoridades republicanas en los años 90. Durante sus primeros dos fines de semana en cartelera se ubicó en el puesto número uno de asistencia. Sin embargo fue retirada de las salas debido a rumores de que provocaría enfrentamientos entre pandillas rivales. Quienes la vimos en el 80 no la hemos podido olvidar. Los amos de la noche se convirtió, gracias a la censura, en una película de culto. En el 2005 salió a la venta un video juego (“The Warriors”) y el director Tony Scott (director de El Ansia, inlcuida en esta muestra) anunció para el 2012 un remake que se filmaría en Los Ángeles con alrededor de 5,000 pandilleros (M.A.).

Parte de la famosa trilogía producida entre las paredes de la Factory de Andy Warhol y compuesta por Flesh (1968) y Heat (1972), Trash es un icono generacional para la cultura gay entre otras cosas porque lleva en la pantalla a Joe Dallesandro y construye un retrato de la cultura underground con desmesuradas dosis de espontaneidad. Desnudos, penes en escena, cuasi orgasmos, inyecciones de heroína y la cruda pobreza de los protagonistas fueron registrados con una cámara 16mm y dos luces de ferretería. Trash fue filmada los días sábados de cada semana durante varios meses. Entre semana Morrisey revisaba las toas y decidía qué es lo que filmaría el sábado siguiente.

En Trash Morrisey sigue con su cámara las tribulaciones anticlimáticas de Joe (Joe Dallesandro), un junky en constante búsqueda de su siguiente dosis que consigue financiar su hábito mediante pequeños robos y gracias a contribuciones de mujeres que lo meten al departamento con la esperanza de recibir sus favores sexuales. Durante buena parte del filme la cámara embelezada de Morrisey recorre el cuerpo desnudo de Joe. Sin embrago la droga conspira contra sus posibles erecciones y todas las damas y caballeros que se cruzan en su camino quedan tristemente insatisfechos. En un giro irónico y tremendamente crítico con el sueño americano, Joe y su conviviente travestido deciden adoptar un hijo indeseado y formar una familia “respetable”. El siguiente paso es aplicar a los fondos de ayuda social (M.A., F.E.).

Esta película fue filmada con aténticos bichos raros y ese es justamente su atractivo, para quienes gustan de los bichos raros. Lo que sucede en la película sucede en la realidad, y esa es quizás su cualidad más redentora. Si los acontecimientos en la película fueran recreados sería simplemente depravada y asquerosa. Pero como son llevados a cabo por personas reales la película adquiere un estatus documental extraño. Uno se ve tentado de alabar este filme siempre y cuando tenga un estómago de hierro para hacerlo. Yo he logrado abstenerme.

más asquerosa con vida”. Una esquina esta tomada por un travestido llamado Divine, su trastornada madre y su hijo que mantiene relaciones sexuales con gallinas. En la otra esquina están el Sr. y la Sra. Marble que se dedican a secuestrar hippies y los mantienen encadenados con el fin de regalar su descendencia a las lesbianas del mundo.

Director: Walter Hill Guión: David Shaber y Walter Hill. Basado en la novela de Sol Yurik Con: Michael Beck, James Remar, Dorsey Wright, Brian Tyler

“Trash”

1970, 110 min

Director: Paul Morrisey Guión: Paul Morrisey Con: Joe Dallesandro, Holly Woodlawn, Geri Miller

Flamingos rosados “Pink flamingos” 1972, 93 min

Director: John Waters Guión: John Waters Con: Divine, David Lochary, Mary Vivian Pierce

mugre

Una calurosa noche de verano en un parque del Bronx se reúnen las pandillas más violentas de la ciudad de Nueva York. Han sido convocados por Cyrus, un carismático y mesiánico líder que propone mantener una tregua y juntar fuerzas para tomar el control de la ciudad. En medio de la euforia, Cyrus es asesinado y el perpetrador apunta el dedo acusador a los jóvenes Warriors, una pandilla interracial que ha venido al encuentro desde Coney Island, al otro extremo de la Gran Manzana. Todas las pandillas de Nueva York -y la policía-, intentan cazar a los Warriors quienes deben desplegar todo su ingenio y artes de combate para llegar a salvo a su refugio.

1979, 92 min.

Basura

sudOr

La trama se enfoca en la rivalidad entre dos facciones por el título de “Persona

Flamingos rosados apela a una parte de nuestra psicología en la que somos adolescentes sueltos en una feria de freaks con los bolsillos llenos de dólares. Morimos por ver el show con nuestros panas para pasar de listos en el colegio el lunes siguiente (Roger Ebert).

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Afiche dise帽ado por Alan Aldridge para la distribuci贸n inglesa de Chelsea girls (Andy Warhol 1966). Aldridge fue enjuiciado penalmente por las autoridades londinenses que prohibieron su exhibici贸n. 20


El legendario p贸ster original del cl谩sico de Ed Wood, Plan 9 del espacio exterior (1959). 21


ROGER CORMAN: Si hay algo que identifica por lo bajo al señor Roger Corman es que se trata de un tacaño sin perdón pero con mucha suerte. Muchos de los grandes directores y actores de Hollywood forjados en los setenta —y estoy hablando de los grandes: Scorsese, Coppola, Peter Bogadanovich, Dennis Hopper, Jack Nicholson— desarollaron su oficio en la factoría de Corman, el consumado mandamás de las películas de serie B en la década del 60, pero Corman, reacio a cumplir con sus obligaciones laborales osaba decir: “si supieran lo que están aprendiendo conmigo, ellos deberían pagarme”. Más allá del Código del Trabajo hay que decir que aunque Corman no les hiciera un favor a esos jóvenes con talento sí les permitió contar con las mejores condiciones para comenzar a rodar. Y esas condiciones no solo significaban contar con platós, guionistas e infraestructura de trabajo sino con la inestimable conducción del mismísimo maestro de las historias baratas, el señor Corman. Como gran parte de los buenos cineastas de culto, la de Corman es una amplia filmografía con algunas producciones basadas en cuentos de Edgar Allan Poe, todas ellas caracterizadas por la precisión en la dirección, las bajas pa-

to B or not to b

siones deslizándose sobre las rocas del deseo, la manufactura barata y las estupendas actuaciones de actores por nacer a la vida del estrellato o que simplemente terminaban sus días en la serie B (léase Ray Milland o Jack Nicholson). Su adaptación de La caída de la casa de Usher, por ejemplo, es de los mejores manjares apetecidos en celuloide. La máscara de la muerte roja, un verdadero clásico de las películas de segundo orden, es la película de Corman escogida para honrar Made in USA. Corman adaptó también libremente a Poe en The Little shop of horors (“La pequeña casa de los horrores”, 1960), preciosa y tonta producción en la cual se sospecha que el autor de una serie de crímenes —¡que de verdad lo es!— es un bulbo tuberculoso que vive en una floristería, lugar por el que pasa un Jack Nicholson jovencísimo con una buena dosis de su ya clásica cara de orate. De las producciones baratas de Corman a las grandes marquesinas en color oro y plata había solo un paso que Nicholson lo dio con firmeza en las producciones de Corman.

Vincent Price y Roger Corman, decapitado.

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“Una de las peores cosas que puedes hacer es tener poco dinero y tratar de hacer un film que parezca hecho con mucho. Así es como se hacen las películas malas.”

Había pasto para toda esta fauna. Corman aprovechó las dotes actorales de Vicent Price, Peter Fonda o Bruce Dern. Todos ellos parecen marcados con una buena pátina de producción de segunda a ser exhibida en un autocine californiano. Corman ha provisto de una ‘marca de fábrica’ a quienes han trabajado a sus órdenes, así como en tiempos más recientes lo ha hecho David Lynch: preservar y explotar el aura de rebeldía, inconformidad y desbocada libertad que caracteriza a estos actores. Es lo que ocurre con el veterano Ray Milland, en El hombre de la mirada de rayos X (1963) una farsa cruel y terrorífica de lo que puede llegar a pasar si un hombre transgrede las leyes de la visión y alcanza a tener una mirada que traspasa ropas, paredes y estructuras. Una pequeña película maestra que es un híbrido entre la teoría del científico loco y la tragedia calvinista que puede llevar al desquiciamiento a quien la ve. Sostenida en la estupenda actuación de Milland, el filme es sencillamente un clásico de los clásicos de la serie de las series, la serie B.

de extraterrestres y el cine hot, no podría ser de otro modo al estar ante tal angelito. Si navegó con soltura entre los géneros como cualquier tirano de la serie de bajo presupuesto, sus hijos y sobrinos vendrían a nutrir con solvencia las listas de las recaudaciones taquilleras y las obras maestras que verían la luz en una década tan gloriosa como la de los setenta. Además de Coppola o Scorsese, gente como Ron Howard, Jonathan Demme, James Cameron, John Sayles, o Robert De Niro se criaron a la vera del singular Corman.

Exitoso y con talento, Corman no pudo reprimir su vanidad y tituló su autobiografía con el revelador nombre (propenso a la envidia o a convertir a su autor en objeto de secuestro), “Cómo realicé un centenar de películas y nunca perdí un centavo”, en la que da cuenta de su aventura fílmica por los terrenos de la producción de categoría, la producción y dirección de atrevidas cintas de serie B. bien ha hecho la Academia de Hollywood en honrarlo con un premio especial, un reconocimiento pleno al piCorman no solo fue un director de calidad ex- rata de los piratas del cine, el señor Roger Corman. traña y dudosa (esto de dudosa, de acuerdo con A sus pies, Su Graciosa Majestad Mister Corman los parámetros que hacen de la serie B lo que es, (Francisco X. Estrella). un tipo de cine con los valores trastrocados) sino también un prolífico productor que trabajó a las órdenes (y por el dinero que le reportó, claro está) de más de trescientos filmes. No fue ajeno Corman al vampirismo, las invasiones 23


CULTOEROTICA

SEXO NOIR EXPLOTACION BIZARRO

Las pieles de Venus “Venus in Furs” 1969, 86 min

Director: Jesús Franco Guión: Jesús Franco, Milo G. Cuccia, Bruno Leder, Malvin Wald Con: James Darren, Maria Rohm, Barbara McNair, Klaus Kinsky.

Flesh Gordon 1974, 92 min

Director: Michael Benveniste y Howard Ziehm Guión: Michael Benveniste Con: Jason Williams, Suzzane Fields, Joseph Hudgings

Jimmy (James Darren), un trompetista de jazz, descubre en las olas de una playa en Estambul el cuerpo sin vida de una joven mujer. Recuerda que la noche anterior la vio en la fiesta de un playboy millonario donde fue testigo de como un frupo de los invitados la abusaba brutalmente. Muy confundido Jimmy se muda a Río de Janeiro donde encuentra el amor de Rita, una joven cantante mulata que le ayuda a recuperar su equilibrio emocional y su pasión por la música. De pronto aparece en escena Wanda (María Rohm), la sensual mujer asesinada. Jimmy la persigue obsesivamente sin importarle – y sin saber- si esta viva o está muerta. Franco inició el guión alrededor de una conversación que tuvo en una boite de París con el trompetista Chet Baker quien aseguraba que durante sus

Tras cerca de cuatro años de producción, Flesh Gordon fue finalmente estrenada en Nueva York en 1974. La producción de esta película es una verdadera historia épica que incluye episodios de locura, deudas, un escuadrón de la policía confiscando todo el negativo con contenido de sexo explícito, y varias visitas del productor Howard Zheim a la corte para pagar fianzas bajo amenazas de arresto. Parte de los problemas se debieron a la cantidad de efectos especiales que esta película contiene. Al no tener un presupuesto generoso, recurrieron a jóvenes como Mike Minor, Greg Jein y John Dykstra, que trabajaron con técnicas artesanales de animación y modelaje de sets. Más adelante varios de ellos desarrollarían sus conocimientos con mejores resultados (y billete) en películas como Star Wars, Xmen y El hombre araña. Muchos de los sets fueron construidos con vasos, sábanas y otros implementos de uso doméstico. Los productores habían formado en la década del sesenta una compañía de cortos pornográficos de bajo presupuesto que se proyec-

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solos de trompeta viajaba a otros mundos. En el guión original Jimmy era un trompetista negro modelado en Miles Davis. Sin embargo los productores obligaron a que el trompetista sea blanco ya que para ellos el público estadounidense no estaba listo para digerir la visión de un hombre de color en la cama con una despampanante rubia blanca. En los carteles promocionales la película prometía sexo-sexo-sexo. Quienes la vean esperándolo saldrán decepcionados ya que Franco y los productores evitaron a toda costa las tijeras de los censores norteamericanos. A pesar de ello, la sensualidad magnética de María Rohm hará erizar algunas pieles (M.A.).

taban en los cines del Hollywood strip. Como el negocio era bueno decidieron pensar en grande y no no se les ocurrió mejor idea que parodiar el clásico de ciencia ficciónn Flash Gordon añadiendo contenido porno. Casi todas las escenas de sexo real que se filmaron quedaron fuera del corte final, pero el filme abunda en cuerpos expuestos y revuelques eróticos. El emperador Wang (William Hunt) del planeta Porno ha decidido disparar su rayo sexual sobre la Tierra provocando verdaderas orgías en todo el planeta ya que todo aquel que es tocado padece incontenibles ansias de cópula. Flesh Gordon (Jason Williams), el Dr. Jerkoff (Joseph Hudgings) y Dale Ardor (Suzzane Fields) dejan la Tierra en una nave fálica para detenerlo. Hacia el final deben derrotar al Dios Porno, un gigante monstruo que susurra constantemente todo tipo de obscenidades. Lamentablemente Gordon y sus secuaces logran destruir la pistola del sexo y todo vuelve a la normalidad (M.A.).


CRIATURAS MALIGNAS

CRUJIDO DIENTES SALIVA AULLIDO El director de cine de aventuras Carl Denham (Robert Armstrong) arma una expedición para rodar una película en parajes nunca antes vistos. Antes de su partida consigue a la joven desamparada Ann Darrow (Fay Wray) como protagonista, ya que su actriz principal ha desertado. El capitán y la tripulación conocen hace tiempo a Denham y le tienen confianza, pero no saben cuál será su paradero. A mitad de la travesía, Denham revela su destino: la isla de Cráneo, en mitad del Pacífico, King Kong cuyo trayecto está designado por un mapa que posee el director y que está basado en el testimonio de algunos nativos del lugar. Se trata de 1933, 100 min una civilización perdida en la que pretende encontrar y filmar a King Director: Merian C. Cooper y Ernest B. Schoe- Kong, una criatura mosntruosa y mítica que nadie conoce. En la isla dsack los nativos ven a Ann, blanca y rubia, y deciden ofrecerla en sacrificio Guión: James Ashmore Creelman y Ruth Rose Con: Fay Wray, Robert Armstrong, Bruce Cabot a Kong. El enorme simio la rapta y la tripulación del barco va en su rescate. El segundo a bordo John Driscoll (Bruce Cabot) logra liberarla,

pero él y sus hombres son perseguidos por Kong. Denham aprovechará la situación para capturar al simio gigante y exponerlo como atracción en Nueva York, donde espera recaudar millones de dólares.

Seth Brundle (Jeff Goldblum) es un científico involucrado en el estudio y desarrollo de máquinas teletransportadoras. Seth pretende que todo cuerpo pueda trasladarse de un lugar a otro en décimas de segundo a través de unas cápsulas que desintegran la materia y la vuelven a reintegrar en otro lugar. Su obsesión por querer transportar objetos y animales aumenta. Tras una serie de intentos fallidos y luego exitosos, Seth decide teletransportarse a sí mismo, pero no se percata que una La mosca mosca se introduce en uno de los aparatos y le transmite sus genes. “The fly” Al principio, se ve muy complacido con su nueva condición: desarrolla 1986, 96 min increíbles habilidades atléticas, e inclusive puede tener sexo durante Director: David Cronenberg Guión: Charles Edward Progue y David horas, pero con el paso del tiempo va desintegrándose: su mente y su Croneberg. Basado en un cuento de George cuerpo van mutando. Su cuerpo se tornará irreconocible y su final será, Langelaan Con: Jeff Goldblum, Geena Davis, John Getz como el de cualquier insecto, incierto.

Si en los años 50 el científico loco era una consecuencia directa de la guerra fría entre los States y Rusia en La mosca ya no hay condena para el científico loco. Un filme lleno de imágenes grotescas que dan cuenta de la pasión morbosa de Cronenberg por la carne, mientras más barato el kilo, mejor. Con la cooperación del maquillador Chris Walas —quien osaría dirigir más tarde La mosca II, como si hacer volar una mosca fuese solo cuestión de make up—, La mosca sigue siendo una elegía de sexo y muerte a la manera Cronenberg. Con compasió o sin ella, dos constantes en el cine del revulsivo y genial canadienese (F.E.).

Piraña

Al puro estilo de mala actuación, sangre y gritos de Roger Corman (productor el filme), Piraña es también una re-ambientación de una de las mejores películas de terror animal de la historia del cine: Tiburón (Steven Spielberg, 1975). Sin llegar ni de lejos a recrear la impecable cinematografía de suspenso de Spielberg, Dante consigue no obstante memorables escenas de desmembramiento humano, pánico y algunos guiños que comentan sobre el género mismo.

1978, 94 min Director: Joe Dante Guión: John Sayles, basado en una historia de John Sayles y Richard Robinson Con: Bradford Dillman, Heather Menzies, Kevin McCarthy

Una incansable investigadora privada (Heather Menzies) busca a dos adolescentes perdidos en una montaña de Texas. Durante su pesquisa consigue el apoyo de un recién divorciado (Bradford Dillman) que vive refundido entre botellas de licor. Ambos llegan a una estación científica del ejército donde –como si el napalm no hubiera sido suficiente –, un

científico loco ha creado una especie de piraña asesina para destruir el sistema fluvial de Vietnam del norte. Sin saberlo la joven investigadora libera las pirañas al río y el desastre se desata. Mientras, en un campamento de verano río abajo, un instructor intenta que la hija del alcohólico supere su fobia al agua diciéndole que los peces son inofensivos: “Nosotros comemos pescado. Ellos no comen humanos”. Pues qué equivocado está el señor! El alcohólico y la investigadora tratan de advertir a la humanidad sobre el inminente festín que tendrán las pirañas, pero todos sus gritos caen en oídos sordos. Al increpar a un coronel sobre porqué crían estos animales si la guerra de Vietman ya terminó, este responde: “Seguramente estamos por empezar otra guerra”. Este sí tenía razón (M.A.). 25

“Piranha”

Sinónimo de cine de monstruos, King Kong también es el filme de los mundos perdidos. En esencia, la antecesora más gloriosa de Jurassic Park. Una película que es fruto de su tiempo, entre otras cosas por llevar en su celuloide a la que se convertiría en la chillona más famosa de la historia de este oficio: Fay Wray. Un filme espectacular y algo burdo magistralmente dirigido por la pareja de misteriosos (desde sus nombres) Merian C. Cooper & Ernest B. Schoedsak, que parecerían sacados de la misma isla de Kong, el filme conserva su aura de clásico. Otro homenaje, y uno de los más antiguos, al rascacielo número uno de la ciudad número uno: el Empire State Building en Nueva York (F.E.).


culto contemporaneo

EXCESO FALTA MISTERIO PLAN MACABRO FALSO

Juego macabro “Saw”

2004, 103 min

¿Hasta que extremos llegarías para salvar tu vida? Obsesionado con aleccionar a sus víctimas sobre el valor de la vida, un psicópata-asesino en serie secuestra a personas de moral ambigua (todos seríamos candidatos) y les obliga a participar en juegos macabros cuyo desenlace es mantenerse con vida o encontrar su muerte.

Si no lo hace su esposa e hija morirán. Tapp (Danny Glover), un policía demente descubre que ambos son víctimas del buscado asesino psicótico Jigsaw. Los rehenes encuentran dos sierras incapaces de cortar sus cadenas pero lo suficientemente afiladas para serruchar sus propias canillas… ¿Lo harán?

Adam (Leigh Wannell) un joven fotógrafo y Gordon (Carey Elwes), un cirujano exitoso, despiertan encadenados de los tobillos a unas tuberías en un sótano inmundo. Entre ellos yace el cuerpo inerte de un hombre que se ha volado la tapa de los sesos. No saben porqué ni cómo llegaron a ese lugar, pero pronto descubren las instrucciones del juego: Gordon debe asesinar a Adam en menos de seis horas.

Si es capaz de sostener la mirada através de escenas de horror y sangre, Juego macabro le ofrecerá además un ‘guión perfecto’ que lo mantendrá especulando hasta el final sobre la identidad del asesino y la posibilidad de que los rehenes logren escapar. Como es usual con los ‘guiones perfectos’, el más mínimo resbalón puede borrar con el codo lo que escribió la mano (M.A.).

La película del ya legendario y veterano en ese entonces David Lynch, nos muestra a Fred Madison (Bill Pullman), un saxofonista de free-jazz que vive frustrado en compañía de su voluptuosa mujer Renée (Patricia Arquette). Una mañana Madison recibe por interfono un extraño mensaje, “Dick Laurent está muerto”, y a partir de ese día comienza a recibir filmaciones del exterior e interior de su casa, incluidas algunas en las que aparece Renée. La última cinta que recibe le muestra a él. Fred, descuartizando a su esposa. Efectivamente la mujer es asesinada y Fred es culpado por el crimen y condenado a muerte. Mientras se espera la ejecución de Fred, un vigilante descubre que en la celda de seguridad del condenado aparece en su liugar un sujeto que no es Fred. Se trata de Pete Dayton (Balthazar Getty), quién había desaparecido tiempo atrás. Los guardias de seguridad, conmocionados por el hecho y sin poder entender cómo Fred ha podido escapar de la celda de seguridad y a su vez cómo Pete ha podido entrar en ella, se ven en la obligación

de liberar a Pete, ya que no ha cometido ningún crimen. Pete regresa a su vida cotidiana como mecánico de un taller mientras dos detectives de la policía siguen intentando resolver el misterio.

Director: James Wan / Guión: Leigh Whannell Con: Leigh Wannell, Cary Elwes, Danny Glover

Autopista perdida “Lost Highway” 1997, 134 min

Director: David Lynch Guión: David Lynch y Barry Gifford Con: Bill Pullman Patricia Arquette, John Ruselius

Spinal tap

“This is Spinal tap”

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Spinal Tap es un falso documental y una sátira picaresca sobre una ficticia banda de rock. Marty DiBergi (Rob Reiner) es un director que intenta contar el regreso a las tablas de su banda favorita de Metal. Marty tiene acceso total y logra capturar el día a día de las decadentes estrellas de rock en una gira esforzada y con cero glamur. Casi todo lo que puede salir mal, sale mal. Hay conciertos cancelados, parlantes dañados, o conciertos sin un solo pelagatos. Al final les contratan para abrir ara un show de marionetas en un parque de diversiones y la banda se encuentra al borde del rompimiento definitivo.

2004, 82 min Director: Rob Reiner Guión: Christopher Guest, Michael McKean, Harry Shearer, Rob Reiner Con: Rob Reiner, Michael McKean Christopher Guest

Basada en la colección de cuentos de Barry Gifford -”Gente nocturna”-, Autopista perdida cuenta con la estupenda fotografía de Peter Deming en la que se aprecia la notable influencia del cine negro y un recurrente homenaje a Kiss Me Deadly (Robert Aldrich, 1955). Con su habitual gusto por la música de penetración, Lynch colabora con Angelo Badalamenti en la banda sonora agregando el contingente de Nine Inch Nails (en ruidos y efectos); el tema Eye de los Smashing Pumpkins; Insensatez de Antonio Carlos Jobim, Song for the Siren, de This Mortal Coil y una versión de Doc Pomus a cargo de Lou Reed, titulada This Magic Moment, conjugando una totalidad de extraordinarios momentos de terror gótico y sonido (F.E.).


Afiche de la versi贸n checa de Barbarela, por Kaja Saudek.

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Jesus Franco

(a.k.a. Jess Franco, Clifford Brown, James P. Johnson, Jess Frank...) Hoy en día no puede contarse la historia del demencial Jesús Franco sin mencionar al menos el nombre de su ya legendario sobrino, el novelista Javier Marías Franco. Cuenta Marías que su atrevido tío vivía por aquellos años en París —estamos a fines de la década de 1960— y que su aura de pornógrafo, excesivo y lujurioso no solo era conocida en España como un secreto a voces sino que se había diseminado por todos los países de Europa que le habían permitido rodar sus sicalípticos filmes: Holanda, Alemania, Inglaterra y otros. El “joven Marías”, cual quedaría grabado su nombre, al menos el de las épocas juveniles, ansiaba escribir una novela ambientada en los Estados Unidos de América pero huyendo de los métodos naturalistas y sin paradoja alguna, había preferido París en lugar de tomar un avión a América, pues parecía ser la París de esos años un muy buen lugar para ver cine, cine norteamericano. A final de cuentas tenemos a un Marías de menos de veinte años que ha huido a París — sus padres conocen a medias de su partida— y malvive en la ciudad comiendo pan con mostaza, casi siempre sin salchicha, en un apartamento abarrotado de revistas eróticas dispuestas en lindos estantes que su tío Jesús atesora y acumula con fervor. En ese entorno nada santo Marías se alimentó de trigo y celuloide para componer la primera entrega de su magna obra, Los dominios del lobo. Al parecer don Jesús Franco es un hombre que no puede dormir sin la luz encendida, costumbre que le viene desde chico, algo que contrasta notablemente con su dominio del contraluz y la oscuridad en sus filmes, en todos los géneros. Y es que Jesús Franco, el director por excelencia del cine de culto en España y acaso en toda Europa, ha transitado por casi todos los géneros cinematográficos, del terror a la ciencia ficción, de la aventura al musical, de la comedia al policial, de la mamarrachada al porno. Su sobrino Javier lo llama “el rey de las películas basura, aquellas que son tan malas que ya son buenas”, lo que quizá define tan bien a su querido tío, de la misma manera que al cine de culto en general. Estupendo, demencial, son adjetivos muy usados a la hora de definir la filmografía (más de 200 títulos) de este español gozador, divertido y nada serio, cuyo nombre recién comienza a recuperarse en España y en otras latitudes.

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Amante de la magia, negra por supuesto, y del vampirismo, rojo por supuesto, Jesús Franco ha llevado a la consagración a sus dráculas personales y a sus magos Fu-Manchú. La primera película de Franco que vi fue precisamente una versión de Fu Manchú, Fu Manchú y el beso de la muerte, una versión en la que su gusto por lo sombrío siempre mezclado con el impudor, el chiste grotesco o absurdo y la piel brillaban como en ninguno de sus pares. No por otra razón don Jesús ha sido consignado por el Vaticano como uno de los directores de cine más peligrosos del mundo y de la historia, junto con su coterráneo Luis Buñuel. Franco, por virtud propia, ha quedado proscrito para el cine de culto y cultivo. De faz ya de por sí intrigante (se dice que guarda parecido, Dios no lo permita, con mi adorado y enigmático actor Peter Lorre, el protagonista de M., el vampiro de Dusseldorf, de Fritz Lang), Franco usó gran número de apelativos, quizá con el ánimo de escapar de sus inquisidores ibéricos que siempre lo persiguieron con la efigie de la madre de Dios en una mano y el crucifijo en la otra. Si a algún curioso espectador le hace gracia, aquí les va una lista, condensada por supuesto de seudónimos de nuestro director: Jess Frank, Jess Franco, Joan Almirall, Rosa María Almirall, Clifford Brawn, Clifford Brown Jr. (¡qué buen nombre éste), Juan G. Cabral, Betty Carter, Candy Coster, Terry De Corsia, Rick Deconinck, Raymond Dubois, Chuck Evans, Toni Falt, Dennis Farnon, Jess Franck, J. Franco, James Franco, Jesse Franco, Jess Franco, Jesús Franco, A.M. Frank, Adolf M. Frank, Antón Martín Frank, Jeff Frank, Jess Frank, Wolfgang Frank, James Gardner, Manfred Gregor, Jack Griffin, Robert Griffin, Lennie Hayden, Frank Hollman, Pablo Villa y un glorioso etcétera.

Prolífico y desquiciado, pero no tanto como Ed Wood, se dice que los productores de Jesús Franco estaban más preocupados por conseguir empleo en sus películas a todas sus amantes que vivieran en Roma a un paso de la casa de Sergio Leone, quien quizá insufló a Franco su buen oficio. Se destaca también en don Jesús el haber recuperado para la gran pantalla a algunos actores en vías de extinción (o de estirar la pata, cinematográfica se entiende), como Jack Palance, Alan Sanders o Christopher Lee, o de haber tenido entre sus filas, algo que no le deseo a nadie: al demoníaco Klaus Kinski. Gritos en la noche (1961), una obra maestra del cine fantástico de España, El secreto del doctor Orloff (1964), Miss Muerte (1965), una de sus mejores películas, Necronomicón (1967), La Venus de las pieles (1969), versión libre del clásico, también de culto, de Sacher-Masoch, Los ojos siniestros del doctor Orloff (1972), Justine (1979), Sadomanía (1981) son unos pocos filmes que hacen delirar a los seguidores de Franco, director que tuvo ojo privilegiado y talento para despertar el interés por el esoterismo y la demonofilia a través de sus películas. Un ángel del mal, bendito sea él, don Jesús (Francisco X. Estrella).

ENLACES DE INTERES: www.duendemad.com 29 www.franconomicon.wordpress.com


Y rasguña las piedras:

Vida y muerte del zombie según George A. Romero Alexis Moreano B.

Fotograma de La noche de los muertos vivientes. El zombie es uno de los monstruos más populares de la historia del cine, y probablemente también el más menospreciado. Durante largas décadas, el “cine de zombies” fue mirado con particular desdén por críticos y estudiosos del cine, a pesar de las notorias calidades de varias películas tempranas. No es sino hacia mediados de la década pasada que el subgénero consiguió realmente suscitar el interés de especialistas y académicos, y que algunos de sus realizadores más talentosos empezaron a beneficiar de un sincero, aunque tardío, reconocimiento institucional. Entre éstos últimos, el más emblemático e influyente es sin duda el cineasta estadounidense George A. Romero, cuya Noche de los Muertos vivientes (1968) no sólo contribuyó como ninguna otra película a popularizar y a dignificar un género malquerido (y que por entonces llevaba tiempo mostrando claros signos de agotamiento), sino que prácticamente lo reinventó. Padre indiscutido del zombie moderno, Romero ha devenido con el pasar de los años (y seguramente a pesar suyo) una suerte de modelo 30 canónico con el que un sector de la crítica tiende a comparar toda

la producción posterior (y anterior). Romero es el primero en presentarnos al zombie con un realismo de tipo documental: los muertos han salido de las tumbas, han invadido nuestro mundo, la cámara los registra. Romero no nos explica qué los revivió ni por qué están aquí; se contenta con mostrarnos que aquí están, y que una vez que su mundo y el nuestro pasan a ser el mismo, ya nada puede ser igual. La morfología contemporánea del zombie (ese grotesco montón de carne y vísceras animadas) es principalmente a Romero a quien se la debemos . Así como también es suya la caracterización de la criatura como una figura explícitamente política: el zombie romeriano, en efecto, no sólo saca a la luz sus tripas, sino que deja ver por igual su condición de apestado de la sociedad. Con Romero, desde Romero, el zombie pasó a ser apreciado como una figura de la alteridad radical por excelencia. Pero el zombie no se limita a su variante romeriana, y sus funciones simbólicas y metafóricas no son nunca tan claras e inequívocas (tampoco en Romero) como quisieran creer los panegiristas de la criatura.


Fotograma de La noche de los muertos vivientes. Según el crítico Jean-Baptiste Thoret, especialista del cine estadounidense reciente y coordinador de un volumen colectivo consagrado a la obra de Romero, el zombie constituye nada menos que una “metáfora límpida y permanente de una nación (los Estados Unidos) en plena desagregación, acechada por el retorno de lo reprimido” y “obsesionada por la cuestión del Otro y la definición del Mal”. A fuerza de querer “dignificar” a la otrora vilipendiada criatura, apreciaciones

como ésta parecieran pasar por alto que el carácter contracultural, la dimensión reflexiva, no son cualidades inherentes a la figura del zombie, sino propias a ciertos tratamientos específicos de la criatura – que son además extremadamente minoritarios en el género (las películas de zombies, por si hubiera que recordarlo, son predominantemente reaccionarias en términos de orientación política). No: el zombie no es una figura “crítica” per se ni puede ser en modo alguno una “me-

táfora límpida” de nada, y mucho menos “permanente”. Porque el zombie es, si algo, una figura eminentemente plástica, maleable a voluntad, siempre cambiante y abierta a significaciones dispares, divergentes y hasta contradictorias. En su cruda simplicidad, el zombie es una figura compleja. Y sobretodo, es una criatura fantástica plenamente inscrita en la cultura popular, a la que pertenece y que de ella hace lo que bien le plazca.

El problema, pues, no es tanto que críticos y estudiosos del cine no hayan tomado al zombie suficientemente en serio si no, por el contrario, que se lo tomen demasiado en serio. Vista la tendencia creciente a la “dignificación” de la criatura, más vale tener presente una premisa: desde un punto de vista estrictamente genérico, quienes descalifican al cine de zombies por considerarlo una expresión particularmente indigente de la cultura popular, tienen razón.

Y tienen razón por el simple hecho de que, en la inmensa mayoría de los casos, estas películas son unos bodrios indefendibles, realizadas por aspirantes a cineastas sin ideas ni talento visible, y claramente destinadas a fanáticos incondicionales o descerebrados. Todo quien pretenda interesarse “seriamente” por el cine de zombies no puede pasar por alto esta simple constatación: las más brillantes expresiones del subgénero brotan en un lodazal lleno de mierda.

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Que se pueda ver a los muertos-vivientes de Romero como una alegoría de las masas alienadas y desposeídas, y más generalmente a la obra del cineasta como una crítica desencarnada del sistema capitalista, no es sólo legítimo sino prácticamente inevitable (Romero no es precisamente un cineasta “sutil” en este sentido). Lo interesante, sin embargo, es que el carácter realmente político de la obra de Romero es indisociable del sistema estético y simbólico en que se enmarcan sus ficciones. Sistema que opera a la manera de un juego de espejos deformantes, y fundado en el principio de la reversibilidad de la mirada. De ahí que las criaturas de Romero no difieren esencialmente del zombie genérico: son monstruos singularmente repulsivos, amenazantes, torpes, desprovistos de individualidad, de voluntad y de motivaciones, que se desplazan mecánicamente y siempre en grupo, como animados únicamente por la inercia y por el hambre. Romero no busca pues “humanizar” al zombie para que nos reconozcamos en él (al contrario, exacerba sus rasgos monstruosos). A decir verdad, a Romero no parece interesarle filmar a los zombies, y por ello se contenta con presentarlos en su forma más esquemática y recurrente. Lo que realmente le interesa, es filmar a los hombres que los sobreviven o que los combaten, y mostrar película tras película que, en condiciones de acecho, éstos últimos se revelan a la postre más bárbaros, más rapaces, más egoístas, más inhumanos en suma que el monstruo, su Otro absoluto.

Pero si los muertos de Romero todavía parecieran en ocasiones dar signos de buena salud, hay que reconocer que su legado forma ya parte de la historia del cine y que poco o nada de innovador o de interesante siquiera se puede esperar de sus innumerables derivaciones. El zombie, tal como lo redefinió Romero, no sólo que cada vez da menos para pensar sino que ya ni siquiera asusta (en el mejor de los casos hace reír). Dignificado, plenamente legitimado, el zombie ya no es de mal gusto ni motivo de vergüenza. Ya no es ni underground ni jodón ni subversivo. El zombie es chévere y decir que a uno le gustan los zombies es cool. Y para colmo de males, con la

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explosión reciente de películas gore-trash de consumo masivo, la criatura está perdiendo incluso a su público históricamente más fiel: los adolescentes lobotomizados de tanto mezclar metal con canguil. Viejo, cansado, de pronto serio y con cada vez menos amigos, el zombie de Romero sigue siendo el patrón, el modelo dominante, pero ejerce su autoridad con un pie de nuevo en la tumba. Para todo amante del género, lo razonable en tales circunstancias es echarle un buen empujón que lo mande de una vez por todas de vuelta a de donde vino. Ya se levantará de nuevo, para qué preocuparse.


Afiche de Freaks (Tod Browning, 1932), distribuida por el productor Dwain Esper.

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el otro del otro el otro del otro el otro del otro el o otro del otro el otro del otro el otro del otro el otr otro el otro del otro el otro del otro el otro del otr Hollywood y el otro: tendencias en el cine de culto estadounidense Jerry W. Carlson

Birth of a nation, de DW Griffith.

Within our gates, de Oscar Micheaux.

El cine estadounidense siempre ha sido algo más que Hollywood. El nacimiento de una nación (“Birth of a nation”, 1915), la técnicamente brillante –y profundamente racista– película épica de DW Griffith, provocó la respuesta fílmica del director afro americano Oscar Micheaux, titulada Dentro de nuestras puertas (“Within our gates”, 1920) en la que presenta una mirada alterna e incluyente del ‘sueño americano’. En tiempos más recientes, películas independientes como De lado (“Sideways”) y Juno, han planteado un camino diferente al de franquicias como Harry Potter y A todo gas (“Fast and furious”). Dentro de muchas ‘otras’ películas que hay colaborado a conformar la noción de un ‘no-Hollywood’, se encuentras películas conocidas como ‘películas de culto’. Estas películas han estado con nosotros al menos desde la década de 1950. Los filmes que adquieren estatuto de culto son sorprendentemente diversos pero tienen siempre algo en común: una audiencia ávida es la que decide que una película es superior a la opinión de la crítica o del público general. Estos fans de élite alegan por el valor de su redescubrimiento y promocionan activamente sus puntos de vista. Su activismo incluye pedidos para que se sus películas favoritas se programen y proyecten, asistiendo repetidas veces a las funciones provocando –mediante la publicación de sus puntos de vista– que los outsiders reconsideren sus opiniones sobre tal o cual filme. Qué cinta deviene una de culto depende de las maneras cambiantes en que los espectadores acceden a las películas. Los drive in requerían un flujo constante de películas para copar sus 34

pantallas gigantes. Pero, entre las miles de piedras que traía el río, ¿se podían encontrar algunas preciosas? Los fans de Masacre en Texas y Piraña dirían que encontraron diamantes. La aparición del formato VHS propició un nuevo escenario para visionar películas y con él una demanda de títulos. Es así como Hambre Hambre y Las aventuras de Bookaroo Banzai encontraron una segunda vida en las tiendas de video. Al finalizar el siglo XX, coincidiendo con el éxito del festival de Sundance, se dio una explosión de festivales en todo Estados Unidos. Películas como Saw y Lost highway, más allá de su suerte en los circuitos comerciales, encontraron una nueva camada de apasionados entusiastas entre los cultos habitúes de los festivales.


otro del otro el otro del otro el otro del otro el ro del otro el otro del otro el otro del ro el otro del otro el otro del otro

Mientras que el estatus de culto para una película es creado por la oponión agresiva de un público cinéfilo dedicado, el tipo de filme que deviene en objeto de atención varía considerablemente. Generalmente, parecen haber tres amplias categorías. La primera rinde tributo a películas que han sido sentenciadas como ‘malas’. Ed Wood era notablemente inocente, apasionado, y simplemente incompetente como cineasta. Aún así, Plan 9 del espacio exterior desenmascara el profesionalismo invisible de Hollywood.

Noticia sobre la apertura de uno de los primeros drive-ins (cine para autos)

Mientras exista Hollywood, este seguirá produciendo sus propios ‘otros’. Algunos de ellos serán películas de culto. En ese sentido el futuro esta abierto para películas que desafían los límites del género, estilo, gusto y valor. Para las sociedades abiertas estos desafíos son positivos. Volver la mirada hacia uno mismo es una de las virtudes promovidas el cine de culto. Una segunda tendencia consiste en elevar películas de cali- De donde vendrá el próximo no es fácil de decir. Pero llegará. dad que han sido subvaloradas, posiblemente debido a sus Eso lo pueden dar por sentado. orígenes populares. La invasión de los roba cuerpos (“Invasion of the body snatchers”, Don Siegel, 1956) tiene un título que ciertamente atrajo adolescentes a los drive in. Además tiene alienígenas asesinos, aún si como lo descubre el espectador, estos permanecen fuera de campo. Pero sobre todo esta película ofrece una crítica a la pasividad y decadencia norteamericana en la era de un naciente consumismo y la histeria anticomunista de los años 50. El enemigopuede estar casa adentro, a pesar de que el afiche del filme indique lo contrario. Esto lo saben sus seguidores de culto. Al desplegar orgullosamente y sin sonrojos todos los e r ro re s posibles que puede cometer un director, la película es una lección abierta en dirección de cine. ¿Acaso el director no se dio cuenta de la catástrofe que tenía en ciernes? Su negación hace posible nuestro placer.

La última tendencia consiste en promocionar películas que se mueven en direcciones experimentales incomprendidas por el público o los críticos. La película Autopista perdida (“Lost highway”, David Lynch, 1997) desafía todas las nociones sobre las que se construyen los personajes de un filme. Este es un nuevo tipo de rompecabezas. El placer radica en tratar de resolver el ardid. Quienes esperan encontrar soluciones en esta película se ven defraudados. Quienes aman precisamente el proceso, la han convertido en una película de culto. 35


Las confesiones de Moon Rider Francisco (X Man) Estrella

Nocturno y canalla, pastoso y oscuro, delicuescente y bizarro, el cine de culto, por su naturaleza, convoca a la creación de rituales para su asimilación y goce. Por su condición a veces extravagante, una película de culto incita a adoptar una postura, a estirar la mano y tomar el antifaz que descansa sobre la mesa de noche y ponerse en guardia. Convenidos esos elementos, resulta interesante tomar nota de la confesión de una de esas rara avis que pueblan la madrugada del cine de culto. Presentamos aquí el manual de uso fehaciente y descarnado de un fanático animado y enloquecido por el culto, un ser que ha preferido que lo llamemos por su nombre secreto: Moon Rider

1.

Primera medida: la hora.

No existe, a mi juicio, mejor hora para ver cine en general que la noche, momento de concentración máxima, realización de la oscuridad, segundo de la soledad. No existe en consecuencia mejor hora para ver el cine oscuro por excelencia, el cine de culto, que la madrugada. Pasada la medianoche, en lugar de ser fiel al lugar común y ver una película convencional de terror, he insertado en el aparato una cinta de culto de Roger Corman o Jesús Franco o Russ Meyer y me he rodeado de los fantasmas que aún en nuestros días pueblan la madrugada de una ciudad. He podio disfrutar del culto en el cerrado silencio de la urbe, en el temor del corazón en la soledad y en la concentración máxima de las horas en que todos duermen, fornican o navegan en la ciudad de la fiesta y el desenfreno.

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2.

Segunda medida: la limpieza cinematográfica.

El cine de culto no es culto o no lo es tanto. El cine de culto es recurrente y obsesivo, creo, una enfermedad letal. Para ver una película de culto me he desprendido de lo didáctico, he aseado mi mente de cualquier influjo educado. Como apreciaban los surrealistas: he despreciado cualquier motivación venida de la cultura para promover el desenfreno de mi subconsciente. En consecuencia, he borrado de mi cabeza cualquier vestigio del cine “culto”, el gran cine, he borrado de mi cabeza las grandes nociones y me he sumergido en la iconoclastia. Abandoné de una vez por todas esa posesita, tan frecuente entre conocedores, de Only European Free Cinema, o taiwainés, iranio y japonés en lugar de europeo, que asoma por todo lado hoy en día.


3.

Tercera medida: las pistas.

Un espectador como yo ha aprendido a reconocer un film de culto y puede distinguirlo del que no lo es. Hay varias pistas que detallaré a continuación. La primera es la calidad: por lo general el cine de culto es más o mucho más barato que el cine comercial convencional. Ello se refleja en el gasto de realización: actores desconocidos, decorados precarios, tramas audaces o descabelladas, cinematografía dudosa o simplemente insoportable. Ojo: el culto pone de cabeza los valores convencionales del cine, de acuerdo con los cuales lo bello habita en lo perfecto. Una película de culto, por definición, es imperfecta y perfectible. El ojo del espectador la perfecciona y le da valor, y la recurrencia en su visionado le provee de notoriedad.

5.

Quinta medida: los complementos.

No soy igual a otro. Ocioso es decir que mi primer rasgo es ser extraño: no existe fan del culto que honre la compostura o lo sencillamente convencional. Quizá sea yo un ser tímido, un huraño, quizá un gran artista, pero definitivamente soy un raro. Por definición soy solitario y noctámbulo, un habitante de la madrugada. Oigo emisoras a la madrugada y vivo solo en mi apartamento semi-abandonado. Como comer cualquier cosa y siempre dejo regados los platos en el velador, en la cama, sobre el piso. Poseo un aparato de vídeo, comida a la mano, bebida a la mano, cigarrillos, sábanas mal planchadas y una amplia, amplia cama.

6.

Sexta medida: La repetición.

No se entiende el culto sin la repetición enferma de una cinta, una y otra vez. Me tiendo en la cama y veo este film una y otra vez, una y otra. En cada ocasión descubro algo nuevo, algo La trama de un film de culto por lo general es ambigua, pro- inesperado, una pauta, una pista. Cada vez soy más sagaz en caz, absurda y corrosiva. Si no cae rendido ante alguno de mi pesquisa, en la emoción que despierta en mi ojo ver una estos adjetivos, un film de culto quizá cuente el otro lado de película. Un film de culto me ata, es un amo insolente e imperla medalla de lo que nos cuenta una película convencional. turbable que me esclaviza sin inmutarse. Un American PsyEl culto se ha dado el lujo de contar la historia secreta detrás cho, una Noche de los muertos vivientes no me dejan respirar de la historia oficial. Hable sobre vampiros, zombies, porno, y debo regresar a por más, más desafío, más secreto, más zoofilia o aberraciones múltiples, el culto se diferencia por la experiencia. irreverencia en el estilo y la libertad de la trama. No espero encontrar en el cine de culto mayores enredos formales, mayores disquisiciones filosóficas o sintácticas: el cine de culto es claro, directo y conciso en sus anécdotas. Octava medida: Los amigos.

4.

Cuarta medida: la trama.

8.

No debo quedarme solo en el mundo a causa del culto: debo pensar en otros cultores, en esos que pueden ser misericordiosos en mi soledad. Clubes, cofradías, redes, concilios, conciliábulos muy pequeños, exclusivos y restrictivos me corresponden. El cine de culto niega lo masivo, lo concurrido, lo creado en serie, yo los niego. Con el fin de proteger esa naturaleza debemos crear y afinar sus ritos, extender sus redes y hablar, dado que el resto del tiempo deben callar.

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Sedes de MADE IN USA: Universidad de Cuenca Aula Magna Prohibido Centro Cultural, Cuenca Sala Pablo Palacio, Loja Auditorio Nelsón Estupiñán, Esmeraldas Salón de la ciudad, Santo Domingo MAAC Cine Guayaquil Teatro San Gabriel, Tulcán Centro Cultural Colibrí, Otavalo OCHOYMEDIO, Quito

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MADE IN USA tiene el patrocinio de la Embajada de los Estados Unidos en Quito y es producido por OCHOYMEDIO

Este evento es posible gracias al gentíl auspicio de: Universidad de Cuenca, Procine, IN arte Contemporáneo, Prohibido Centro Cultural, CCE Núcleo Loja, Cine Club Lumiere, Gobierno descentralizado de Santo Domingo, Espacio Vacio, MAAC Cine, CCE Núcleo Esmeraldas, Municipio de Tulcán, Municipio de Otavalo, Centro Cultural Colibri, Hotel Inca Real (Cuenca), Unipark Hotel. 39


La mayoría de las películas incluidas en esta muestra han sido muy poco vistas en el país. Cuando la estábamos tramando hicimos un sobre vuelo por la piratería local, quizás la fuente más importante de información sobre gustos y disgustos cinéfilos. Si algo no esta en la piratería quiere decir que nadie lo quiere. Queda claro entonces que el culto del cine que aquí presentamos es un culto de otros, un culto que no se ejerce desde aquí. “Culto... ¿son películas religiosas? ¿Películas ‘cultas’ de autor?”, me han preguntado insistentemente.

Además de ser producidas en Estados Unidos, aparte de haber logrado diferentes niveles de fanaticada en ciertos públicos -y el desprecio de otros-, ¿qué más tienen en común estas películas? ¿Será que tienen como marca algún exceso, un sobrante, algo que “se chispoteó”, que no se pudo contener? ¿O será más bien que todas sufren alguna carencia? ¿Falta de presupuesto, falta de excelencia, falta de aquello que el establishment del buen gusto detecta al instante?

El recientemente fallecido Raul Ruiz decía que nunca antes en la historia hubo un arte -el cine de Hollywood- en tanta sintonía con el poder hegemónico. Son tal para cual. Por eso agradecemos estos filmes con sobrantes y carencias, porque nos dejan ver las costuras y las arrugas de algo que quiso ser de otra manera. - Miguel Alvear

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