Por Johan Ramírez / @ramirezjohan
Burbujas,
infaltable bendición
La hora del brindis es momento cumbre en toda fiesta de boda, por lo tanto escoger la bebida perfecta no es cosa ligera. Aquí algunas consideraciones que quizá le resulten útiles al momento de decidir Las burbujas son sinónimo de celebración y alegría. Donde ellas bullen no debería rondar la tristeza. Por eso la champaña -bebida únicamente producida en la región francesa de Champagne- es invitado de honor en toda fiesta de boda. Su presencia le añade el toque justo de glamour y sofisticación a ese momento tan especial. La elegancia de la botella, su brillo, la efervescencia del líquido en la refinada copa larga, su suavidad en el paladar, todo en conjunto lo hacen protagonista de la noche. No en vano está concebido para acompañar sin falta momentos verdaderamente especiales en la vida. No obstante, mucha gente también opta por cavas, proseccos o espumantes, y es perfectamente válido, pues ofrecen básicamente las mismas bondades, sólo que no cuentan con la Denominación de Origen por ser producidos en otras regiones. En Venezuela se pueden conseguir varios tipos de champaña, pero principalmente cuatro marcas dominan el mercado, y son Moët Chandon, Pommery, Veuve Clicquot y Dom Pérignon. Usted no tiene porqué elegir una de estas. Al contrario, una buena recomendación antes de inclinarse por alguna es comprar varias marcas e invitar a un grupo muy íntimo de amigos y familiares para catarlas. Posteriormente, y por votación democrática, tomen una decisión. Independientemente del resultado, entiende que en este tema de la champaña no hay verdades absolutas, de manera que uno puede amar tal marca mientras otro no, sin que ello implique que alguno de los dos esté equivocado. Lo que nunca -¡nunca!- se debe hacer es ofrecer dos tipos de champaña en una misma fiesta. Si elegiste Moët, por ejemplo, no ofrezcas Pommery a mitad de la noche, ni viceversa. Isabel Layrisse, gerente de marcas de Francisco Dorta, dice: “Tal vez los novios deseen servir dos champañas pensando en la variedad, pero el mensaje que reciben los invitados es: No me alcanzó el presupuesto”. En todo caso, cuando se mezclan dos licores (llámese vodka, whisky o champaña) el resultado al siguiente día siempre es malestar y dolor de cabeza. Sin duda, una recomendación final es buscar el apoyo correcto. Hoy en día hay decenas de empresas dedicadas a la organización de eventos, así como tiendas especializadas en el tema de licores, donde encontrará asesores de ventas dispuestos a ofrecerte la guía oportuna.
208 OD NOVIAS
PARA LLENAR EL CARRITO A continuación una guía de las champañas que se pueden conseguir en el mercado venezolano: Krug Rosé: elegante, súper exclusiva, de color rosado (Precio referencial: 6.000 Bs.) Cristal: amarilla y refinada, con intenso sabor a frutas cítricas (Precio referencial: 4.000 Bs.). Dom Pérignon: distinguida, de gran renombre y tradición (Precio referencial: 3.300 Bs.) Laurent Perrier Rosé Cuvée: de sabor afrutado y color salmón. Para acompañar aves, carnes y quesos tiernos (Precio referencial: 1.600 Bs.). Moët Chandon Brut Imperial: color rosa, de fuerte aroma, muy fresco y agradable (Precio referencial: 1.000 Bs.). Veuve Clicquot demi/sec: amarillo brillante, muy balanceada entre lo dulce y lo ácido (Precio referencial: 800 Bs.). Taittinger Brut Reserva: de espuma persistente y color brillante (Precio referencial: 800 Bs.). Pommery Brut: delicada y de finas burbujas (Precio referencial: 700 Bs.). G.H. Mumm Cordon Rouge Brut: de color dorado y suave aroma (Precio referencial: 500 Bs.).
MATEMÁTICA PURA De una botella de champaña, cava, espumante o prosecco salen entre siete y ocho copas. Para el brindis debes estimar la asistencia aproximada de 3/4 del total de tus invitados, pues no todos llegan desde el inicio de la fiesta. Entonces calcula una copa para cada uno, con un ligero margen de error. Para el resto de la recepción puedes considerar que 40% de los invitados preferirá no cambiar de bebida. De manera que, sobre la base de ese porcentaje, puedes sumar unas cinco copas por persona, a razón de una copa por hora. La cifra obtenida, más lo relativo al brindis inicial, te servirá para prever el número de botellas que necesitarás. Cuenta aparte merecen el whisky, vodka o vino que también desees ofrecer.
MÁS ALLÁ DE LA CHAMPAÑA Cada día son más las parejas que prefieren optar por bebidas distintas a la champaña. Isabel Layrisse explica que no es sólo debido al costo del producto. “Es también porque la champaña se reserva para momentos especiales, muy íntimos, con un grupito de amigos o familiares cercanos para que puedas disfrutarlo, pues en una fiesta con mil personas, es muy probable que 80% no se entere de lo que está tomando”, agrega. En este sentido, los espumantes, proseccos y cavas son excelentes alternativas. Son tan elegantes como un champaña, con burbujas finas y abundantes, delicados en la boca, sofisticados, de botellas muy hermosas, y cuestan la mitad. “A veces es mejor dejar la champaña para el día del matrimonio civil, porque te reúnes con un grupo muy allegado y eso lo hace especial. Pero en la recepción de la boda eclesiástica, cuando puedes tener cientos de invitados, no quedas mal sirviendo un buen cava”, señala Layrisse, quien lleva quince años trabajando en este complejo mundo de los licores.