ODV Aniversario 2010

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Carolyn M U R P H Y

EN LA EDAD DE LA BELLEZA

LA VIDA ES PERFECTA, ¿NO? AHÍ ESTÁ CAROLYN MURPHY COMO PRUEBA ABSOLUTA: RADIANTE UNA TARDE DE VERANO EN LOS HAMPTONS, ENVUELTA EN UNA BLUSA Y FALDA BLANCA DE LANVIN, EL PELO RUBIO TOMADO, LA PIEL IMPECABLE, LOS OJOS AZULES Y EL MAQUILLAJE INVISIBLE; SENTADA EN EL LIVING DE LA CASA DE AERIN LAUDER, LA HEREDERA DE LOS COSMÉTICOS POR MANUEL SANTELICES

SÍ, LA VIDA ES PERFECTA, piensa uno mientras Carolyn -rostro exclusivo de Estée Lauder y una de las modelos más conocidas y mejor pagadas del mundo-, habla sobre su régimen de belleza. Vitaminas B12, huevos Omega, yoga, caminatas por los cerros, natación, surf…van apareciendo los secretos y, aunque la lista es larga, la suma de ellos no alcanza a explicar cómo esta mujer, a los 38 años y con una hija, mantiene un aspecto que haría llorar de envidia a una jovencita de 25. La modelo no necesita decir nada para promocionar productos de belleza. Su cara es suficiente. Pero eso no significa que no tenga nada que decir. Sería imposible encontrar una mujer que, enfrentada a la prensa, hable más extensa y abiertamente sobre su vida y su carrera. Todo, desde su severa familia militar a las dificultades que incluso una mujer como ella tiene para encontrar una pareja adecuada, es materia abierta a la discusión. La vida se ha encargado de abrirle los ojos y la mente. A los 25 años, cuando estaba en el momento más alto de su carrera, se enamoró y se mudó a Costa Rica con su ya ex marido -el padre de su hija Dylan-. Vivió ahí de la forma mas rústica y simple, dedicando la mayor parte de su tiempo al surf, un deporte que la apasionaba hasta hace poco, cuando después de un aterrador accidente, lo abandonó. “Cuando cumpla setenta, espero estar viviendo en un bosque y con mi pelo hasta la cintura”, dijo hace un tiempo a Esquire. “Espero estar escribiendo allá arriba,

Octubre • Noviembre 2010

en mi casa en el árbol, y tener una pareja a mi lado. Voy a tener un catamarán cerca y andaré desnuda todo el tiempo”. El 2001, dice, llegó a un momento crítico. Después de trabajar con los mejores fotógrafos y las marcas más exclusivas del mundo, de portadas en Vogue de Francia y Estados Unidos, y de decenas de desfiles y campañas, su carrera pareció estancada. Estaba con una hija recién nacida, tramitando su divorcio, viviendo en una casita en el campo al norte de Nueva York y pensando qué hacer con su vida. Fue entonces cuando sonó el teléfono con la oferta del imperio cosmético. “Fue uno de los mejores momentos de mi vida”, asegura, aunque su propia filosofía de belleza está lejos de ser la tradicional. “Mi abuela siempre me decía que la belleza no depende tanto de la cara, sino de la actitud de cada uno. Si te pasas la vida triste, quejándote todo el tiempo, serás siempre fea. Si por el contrario estás contenta con tu vida, vas a ser bonita. Esa es una lección que he tratado de enseñarle a mi hija”, cuenta la modelo. MANUEL SANTELICES: ¿Cuándo te diste cuenta que eras bonita? CAROLYN MURPHY: de adolescente, fui siempre la patito feo. Mis dientes eran horribles, era muy delgada, usaba anteojos ópticos y no tenía novio. Era muy nerd, me encantaba el colegio y mi papá, que era un militar muy estricto, nos obligaba a mí y a mis hermanos a tener siempre buenas notas. A menudo pensaba, ¿por qué

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