ObraEmergente#1 Presentación (otoño2018)

Page 1


** Una obra es un trabajo, una faena, un ejercicio, una construcción que cuando brota, nace, asciende: “emerge”, generando una necesidad... (Es, justamente de esa premura que surge esta página.). Así como en “Redención”, de Claudia Alvarez Pitamiglio la “emergencia”, impulsará al artista a la culminación de su obra; esta compiladora siente brotar esta edificación de Difusión Cultural a la cual se lanza. Desde ya están invitados a sumarse a este viaje de palabras e imágenes bordadas de forma imprescindible **“Estudio preliminar de Maxs Emst y Leonora Carrington” acrílico sobre lienzo/ Claudia A. Pittamiglio


Claudia A. Pittamiglio Sin TĂ­tulo / Tinta resistente. Tinta china y tempera blanca


Claudia A. Pittamiglio

Sin TĂ­tulo / Tinta resistente. Tinta china y tempera blanca


Xime de Coster Al carajo

"qué es el silencio? Si aúlla solitaria la multitud en la sala de los nichos. Yván Silén

Has escrito y no te han sacado los ojos no te han amputado las piernas no te han olvidado lejos, allá, en el desierto?

Entonces, querido, no has escrito nada.

Oh... la opulencia lúdica de los seres razonables... El Virgilio de los diletantes.... si hubieras escrito algo ya no tendrías piernas ya no tendrías ojos ya estarías en un volcán de lava, a tus pies.


Tus peces, mis peces son sólo pescados y te sojuzgarán hasta matarte, si es necesario en el extraverso que se esconde en la metalengua.

La cueva, el hueco, los agujeros, son, al final, el sitio más respirable. (la merced del octavo día sólo es un tentempié en las rodillas de un loro)

La repetición inacabada de su hartazgo no deja, señores, de ser rutina.

La finalidad de ser un prohombre resta la dignidad de quien sufre la poesía. El otoño de un verbo en infinitivo no hace del verbo un otoño más rentable.

La suscripción a los brazos de mil musas no avala una inspiración duradera no acredita al limbo de los sueños


no otorga ni da beneficios no exime al poeta de la hoja en blanco no es perpetuidad satoriana no es amor, ni siquiera un placebo.

Es el miedo de no ser nada y vencerse a sĂ­ mismo en una hoja haciendo sapuko.

Pero tu letra, mi letra sĂłlo es un ejercicio de mierda en la insolencia de los que "escriben" Seleccionado para ser censurado, y en el peor de los casos para hacer de ti un oprobio.

Pero la lengua daga no se dejarĂĄ vencer por chetos recalcitrantes, egos desmedidos, promiscuos de la palabra o resentidos sin talento. Esos, que juzgan y analizan resignificando malamente como si las tumbas mataran a los vivos.


Tu tumba me tumba, pero no llega a tumbarme con su refrito de graaaaandes escenas.

Porque al amputarme y al quitarme los ojos y al abandonarme sola en un manicomio vacĂ­o me has dicho que existo paralelamente (por suerte) a tu verbo subjuntivo.

Y me dejas inamovible danzando entre caimanes fruta sincera de la pasiĂłn entera entre cientos de caras que tu jamĂĄs has visto



Claudia A. Pittamiglio ยกNos conocemos? / sangina sobre papel caballito


Sin tĂ­tulo / LĂĄpiz blando y tinta china sobre pape Claudia A. Pittamiglio


Susana Páez

LA DEL ESPEJO Llegará una noche, saldrá del espejo. Yo sabré que es ella, tendrá mi mirada Le daré mi mano, ella sus muñones, calmará el frío, el que siempre tengo. Le daré la mano y por el espejo desandando iremos lo poquito hecho. Le daré la mano y por el espejo iniciaremos el corto camino de regreso Entonces nadie me verá Entonces a nadie veré Ella tendrá mis ojos,


mi pelo, mis manos, no le tendré miedo, yo ya sé quién es. Soltaré su mano, se irá con mis ojos, mis manos, mi pelo, ni corazón roto, mis piernas, mis pies inútiles cargas en este viaje. Entonces alguno abrirá la ventana venderá el espejo quemará mis naves y no habrá después.

BARRO El otoño cruje bajo mis pies. Miro al cielo y beben mis ojos la lluvia hasta emborracharlos y desbordar porque no sé llorar. La lluvia de mis ojos corre buscando el mar con un barco de papel de los de antes, los de mi infancia, los que no hay, tropieza en el barro y mis palmas palpan su suavidad sucia y plena, golpean y entonces llueve el charco en mis ojos que se pegotean en el barro porque yo no sé llorar. Mis dedos cavan la masa blanda que embadurna mi pelo y mi cara. No veo y yo sólo quería llorar. Mi cuerpo ahonda la blandura del fango no respira tal vez muera pero no importa porque no sé llorar. Empujan mis dedos la ternura del lodazal y cuando encuentran agua mis palmas golpean salpican y mis ojos vuelven a beber, y veo pero no importa porque no sé llorar. Bebo lodo lamiendo larvas buscando nada porque yo no sé llorar.


VAMPIRO Conocí un vampiro triste y desolado cuellos blancos blancas niñas no buscaba ni podría hallar Un domingo de mentiras huecas de fiestas aztecas celebró un ritual bebió sangre de la vieja herida endometrio inútil que fluyó otro mes nunca supo el vampiro viejo que sangre de bruja es poción letal que un demonio bate oculto en la sombra para que siniestras mujeres morenas lleven al abismo de arterias enfermas coágulos cual flores negras de dolor asfixia muy lenta pobre vida eterna del triste vampiro con estaca golpeado burlado e insomne por madre natura es hijo inocente


que busca retazos de aquel endometrio que nunca lo amó. GINEBRA Alfa de Centauro tu luz da la vida que canta en la magnolia. Alfa de Centauro pozo nocturno crucifica mi espera cuatro años de luz Alfa de centauro ginebra y fuego portazo en la noche lágrima convulsa enebro y el fin.


Lily Gar

Nocturno1


Nocturno2


Nocturno3


Giros


Hugo Giovanetti Viola NIÑO CON LA ÑATA APOYADA EN EL SEXO DE LA DIOS (REINVENCIÓN DE UN ROMANCE JUVENIL DE JUAN CARLOS ONETTI)

FOLLETÍN SABATINO para Andrea Moreira, José Luis Machado y Federico Rodrigo

de chiquilín te miraba de afuera / como a esas cosas que nunca se alcanzan la ñata contra el vidrio / en un azul de frío que sólo fue después viviendo igual al mío

ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO

En mi vida secreta / te vi esta mañana / te movías tan rápido no soy capaz de dejar de agarrarme al pasado y te extraño tanto / y no hay nadie a la vista / y todavía estamos haciendo el amor en mi vida secreta. Sonrío cuando estoy enojado / engaño y miento hago todo lo que tengo que hacer / y me las arreglo. Pero sé lo que está bien y sé lo que está mal / y moriría por saber la verdad en mi vida secreta. Aguantá, hermano, aguantá / agarrate fuerte, hermana por fin recibí las órdenes / me iré cuando amanezca / me iré al atardecer me moveré entre las fronteras de mi vida secreta. Miraste la página / te dieron ganas de llorar.


A nadie le importa si la gente vive o muere / y el traficante quiere que pienses que todo es blanco o negro / pero gracias a Dios eso no es tan simple en mi vida secreta. Me muerdo el labio, compro lo que me digan / desde el último éxito hasta la sabiduría ancestral pero siempre estoy solo / y mi corazón es como el hielo / y hace frío y está lleno de gente en mi vida secreta. LEONARD COHEN

seré tu espejo, reflejaré lo que sos por si acaso no lo sabés seré el viento, la lluvia y el crepúsculo la luz que da en tu puerta y te enseña que llegaste a casa cuando creas que la noche cayó sobre tu mente que por dentro sos retorcido y desagradable dejame que te enseñe que estás ciego por favor bajá las manos porque yo te veo me cuesta creer que no te des cuenta de la belleza que hay en vos pero si no lo sabés dejame que sea tus ojos una mano en tu oscuridad para que no tengas miedo LOU REED

Nadie puede saber cómo sé lo que sé porque me lo mandaron y además lo busqué. LOGION APÓCRIFO


EPISODIO 1: NOVIA

Caramelo

Un atardecer de agosto de 1942 el Pibe Maggi atravesó taconeando eufóricamente la humareda del café Metro y puso sobre la mesa donde lo esperaba Maneco Flores Mora un ejemplar de la revista Apex y otro de José Artigas, primer Estadista de la Revolución: -Estamos matando, hermano. Acabo de pasar por Preparatorios y ya los tiene un pueblo. Pero la sorpresa me la llevé con la flaquita María Esther, que quería a toda costa que le vendiera El pozo y terminé prestándole el que me dedicó Onetti cuando nos trajo Mascarada. -¿La María Esther Gilio? ¿Pero qué edad tiene? -Ella canta 16 -mojó un terrón en el café recién servido el muchacho que estaba a punto de cumplir los 20. -Pero a quién va a joder. -Si tiene 14 es mucho -reprodujo Flores Mora el parsimonioso ritual de apertura del yesquero ya definitivamente impuesto por Onetti entre sus adoradores. -Y quiere leer El pozo. -Y está hecha un caramelo. Mama mía. Una Bette Davis capaz de hacer babear de verdad al pobre Linacero. -Ayer me lo crucé en la esquina de Reuter y me explicó que está escribiendo 1000 palabras por día para terminar el novelón sobre el fascismo que piensa presentar a un concurso el primero de setiembre. Aquí ya van varias noches que ni siquiera cae a llevarse garrones al mueble. -A lo mejor anda precisando otra especie de Ester -se le hincharon de picardía las córneas al futuro doctor Maggi.


-¿Vos decís? -A los twenty uno se pone canchero de verdad, botija. Vas a ver cuando te lleguen. -Canchero puede ser. Porque vos a los 15 años ya eras el más conchero de los dos turnos del Liceo Francés, loco. -Hacemos lo que podemos -empezó a lengüetar otro terrón el Pibe. ¿Sabés que tengo la corazonada de que esta flaca es capaz de desmomificarle el piturifismo raté al maestro? -¿Y qué tal el cuento que nos trajo? -Es una cosa angélica, a lo Paco. Con una minita que se salva milagrosamente de emputecerse y se llama María Esperanza. Aunque al final te quedás con la espina. -Mirá vos la María Esther -se distrajo Maneco contemplando la última raya de oro que derramaba desde la Plaza Libertad sobre el humazo bamboleante del Metro. -Siempre fue un caramelo. Y yo que no me animaba a junarla demasiado porque me sentía un sátiro.

Socorro

Aquella tarde Onetti pidió para salir un rato antes de la agencia de noticias porque llevaba meses sin visitar a Torres, pero al bajar del tranvía en Agraciada y Tapes se desvió un par de cuadras en dirección a la zona portuaria. -Dame la mano que los arcángeles me están mostrando la cruz, madre -murmuró al pararse para sacar un cigarrillo frente al templo de la Virgen del Perpetuo Socorro.


Después contempló a Venus que parecía crujir entre el anaranjamiento de aquel veranillo donde las yemas ya anunciaban la reverberación de los frutales y de repente escuchó llegar una voz infantil desde la esquina: -Mientras recorres la vida / tú nunca solo estás / contigo por el camino / Santa María va. Entonces el hombre uniformado por una gabardina detectivesca y un gacho que le abismaba la miopía de murciélago cruzó hasta la vereda de Jujuy mientras oía entreverarse el estribillo con el enervamiento del pajarerío: -Ven con Nosotros a caminar / Santa María ven / ven con nosotros a caminar / Santa María ven. Onetti demoró dos cigarrillos en descubrir una surrealista mancha blanca incrustada en la copa de una higuera del gran baldío que permitía entrever casi completamente el Cerro y al final se animó a preguntarle a la cantante: -Pero qué hacés allí, si se puede saber. -Me estoy casando -se asomó entre las hojas una chiquilina de mirada más serena que divertida. -¿Y de dónde sacaste esa canción? -¿No sabés que esto se canta al final de la misa? -Lo que nunca había visto es un traje de comunión con una cola tan larga. -Es el traje que usó mi abuela para casarse -graznó sonriendo la novia escondida. -Ella es muy petisa. Yo lo robo del baúl pero no se dan cuenta. ¿Te gusta? -Es muy hermoso.


-Gracias. ¿A vos te gusta casarte? Entonces el hombre se dio vuelta a observar el templo aterciopelado por la horizontalidad crepuscular y se fue saludando a la infanta con un brazo tristísimo.

Cuadras

María Esther entró al café adultizada por un maquillaje jolivudense, tacos muy altos y una boina escocesa con bufanda al tono: los cigarrillos de las primeras mesas se torcieron unánimemente hacia su agitación bronquítica y ella tuvo que fabricarse una visera para localizar a sus amigos en el fondo del humo. -Coño -sacudió un brazo Maggi para llamarla. -Mirá la sirenita. En este momento le das 19 por abajo de la pata. -Pero si se volvió un hembrón. -No me puedo quedar mucho rato porque mi novio me espera en la puerta del cine a las nueve y media -puso el ejemplar de El pozo entre los pocillos la muchacha que se ceñía las curvas huesudas con una gabardina de cuello alzado a lo Michèle Morgan. -Me parece que alguien te estuvo llenando la cabeza con la amoralidad y la degeneración de Periquito el Aguador -frotó el falso Picasso de la tapa el Pibe. -Te arrepentiste rápido. -Me lo devoré mientras caminaba las treinta cuadras que hay de Preparatorios a mi casa. Es una porquería maravillosa. -Merde -chifló con una cadencia piropeadora Maneco. -Y vos sos una típica nena onettiana desde que entraste al liceo. Los viejos que te habrán esperado en la esquina desenvolviendo chocolatines.


-Bueno, por lo menos a ustedes los de cuarto los alboroté a todos -carcajeó María Esther. -¿Te gustaría conocer a Onetti? -hizo una seña circular para pedir tres pocillos el muchacho de grandes dientes cancheros. -Anda medio enloquecido terminando una obra maestra, pero admiradoras de tu edad no encuentra todos los días. -Pero decile que tengo 17. -No hay problema. A él le gusta la gente mentirosa. Mañana es mi cumpleaños, aunque podríamos arreglar para vernos aquí mismo este sábado. Yo paso a verlo al trabajo y te lo confirmo por teléfono. Y después que la infanta desapareció filtrándose campaneantemente entre la intelectualidad de córneas ya muy inyectadas Flores Mora murmuró: -Me la tirás desnuda frente al fuego en una cabaña de troncos y se la chupo hasta asfixiarme.

Luna

Onetti llegó a la casa de Torres García mientras una gigantesca luna naranja se levantaba sobre el encrespamiento cercano del Prado. -Ahora faltan tres minutos -gritó en ese momento el frágil viejo melenudo que sostenía un reloj de cadena bajo la luz que derramaba en la vereda a través de una reja constructiva. -Lo que pasa es que este Horacio sigue emperifollándose en el baño -se quejó Manolita a las corridas.


-A ese Horacio lo estampo contra la pared y se le chorrearán los sesos como a Sancho Panza -pegó un salto muy cómico el maestro, que estaba acompañado por un asustadísimo muchacho que Onetti no conocía. -Pero cómo le va -se le verticalizaron complacidamente las tablas del sobretodo azabache a don Joaquín cuando vio al visitante. -Me he preguntado tanto por usted y llega justo cuando nos pasan a buscar para que dé la conferencia en Humanidades. ¿Es que ha estado malo? -No. Es que durante los fríos me estraga un vicio que suele ser definido como la madre de todos los Pérez. -Ah, la pereza -le relampagueó una carcajada rabeleisiana a Torres García, que se puso el reloj en el bolsillo antes de señalar a su acompañante: -Pues hoy tengo el placer de presentarle a un nuevo integrante de mi taller que es colega suyo: el literato Guido Castillo. Él dirigirá nuestro órgano programático, el Removedor. Y mientras veían estacionarse al coche de Leborgne el muchacho se abalanzó a apretarle la mano con devoción al hombre jeangabinesco: -Tengo pensado escribir un artículo sobre El pozo. -Parece que a don Joaquín se le dulcificaron los ímpetus trepanadores -se sacó el gacho Onetti para reverenciar a Manolita y a sus tres hijos, que se codeaban admirando la imponente floración de la luna. -Pues cuando Torres brinca ya es muy buena señal -pareció tintinearle la tercera orilla de la boca a la pequeña mujer dueña de una frescura desprovista innatamente de una edad definible. -Porque siempre termina cayendo en su polvo enamorado y santas pascuas. ¿No le apetece concurrir a una tertulia el sábado?


EPISODIO 2: TORRENTE

Barbarie

Ángel Rama llegó del cine a medianoche y fue directamente hasta la mesa donde Paco Espínola estaba leyendo con una voz más empapada por el dolor que por la caña: -Cuando lo sepultamos no querían abrir el cajón, para que no lo besara. ¡Avisen, canejo! ¿Porque estuviera así? ¿A m’hijo no lo voy a besar? Alcé la tapa… ¡Pobrecito!, estaba… estaba… ¡ah! Lo besé como nunca. Yo creo que si lo besé alguna vez fue cuando muy gurí… ¡Pucha, es que somos una manga’e bárbaros! Reservaos, secos con la mujer, con los hijos. Nos da como una vergüenza cuando sentimos que vamos a ser blandos… ¿no halla? A lo mejor se creen que no los queremos. Siempre con sequedá, sin mostrarles los dientes nunca… El pobre quién sabe qué se creería. ¡Pucha, qué bárbaros! Esa noche el máximo juglar del café Metro tenía como único oyente al poeta Pedro Piccatto, que se hinchó de odio mientras el recién llegado estropeaba la lectura con el largo chirrido de una silla. -Siga, maestro. Por favor -se animó a agarrarle el codo el futuro pope transnacional al hombre con corbata palomita que ya acababa de cerrar inapelablemente Raza ciega. -Parece mentira lo que uno aprende al releerse -cabeceó Espínola, encajando otro cigarrillo en una de sus boquillas irisadas. -Yo recién me doy cuenta que con este cuentito hice un modesto aporte a la satinación del ser nacional. -Lástima que el ala que le falta a nuestra barbarie ilustrada esté demorando tanto en crecer -vació su caña el hombrecito de facciones


angélicas y una doble joroba tan monstruosa que parecía inventada para una película. -Acabo de ver Casablanca y decidí inscribirme en los cursos de arte dramático -anunció el adolescente ya semicalvo, buscándose en el gran espejo empañado como si todavía no pudiese aceptar del todo su androginia condenada para siempre a la irradiación de una rimbombancia inocua. -¿Vio, don Paco? -clavó un dedo Piccatto en el ejemplar de Raza ciega. -El pitirufo no nos da pelota. Tenía razón el Aguador cuando decía que a estos plumíferos de watercló ni siquiera les importa que haya cámaras de gas para cocinar judíos. -Mi madre apenas terminó la escuela pero siempre me dice: A vos te va a salvar la amargura, por lo menos. Y cuando Rama alzó un perfil ofendidísimo para empezar a defenderse Espínola lo hizo callar con más piedad que rabia: -Si querés aprender algo de verdad empezá por escuchar con respeto a los que sufren, charabón desplumado.

Guerras

La comitiva de los Torres fue traída en dos coches desde la Facultad de Humanidades, y Guido Castillo se quedó acompañando a Manolita y a Ifigenia mientras preparaban el café para llevar al taller donde se reunían hasta la madrugada a polemizar sobre la Segunda Guerra Mundial y el aquelarre criollo que provocó la aparición del Primer Manifiesto Constructivista en la península endémicamente traidora rebautizada como la toldería de Tontovideo por Julio Herrera y Reissig a principios de siglo.


-Hoy en la Facultad sentí como si fuéramos una patrulla de apóstoles acorralados en una catacumba y les puedo asegurar que cuando salga el Removedor mis insultos tronarán igual que bazookas -gruñó el futuro docente-faro que a los veinte años ya era capaz de citar a Dante en italiano y a Virgilio en latín. -Es que hay que reconocer que Onetti tenía cierta razón aquella noche del 34 cuando nos aconsejó no vaciar los baúles y enfilar hacia tierras más hospitalarias -se puso a contemplar la hinchazón del filtro la muchacha ya poseída por un quemante rictus de solterona. -¿Usted sabe quién era el periodista anónimo que le hizo este reportaje a mi marido en el primer número de Marcha, Castillo? -sacó una revista de la biblioteca pintada con colores puros la mujer de apacible invencibilidad. -Fue en el año 39, cuando la Asociación de Arte Constructivo se hundía entre los aplausos de los Yagos que echaron a correr el rumor de que Torres no sabía dibujar del natural y por eso inventaba laberintos geométricos. -Es que yo a Marcha recién empecé a leerla el año pasado. -Pues el periodista era Onetti -le rebrilló un enamoramiento divertido a Ifigenia. -La noche que se quedó sin comer jamón porque yo resulté la elegida para salir a comprárselo. ¿Quién iba a sospecharle esa caballerosidad? -Y cuando le preguntó a mi marido si no pensaba que en otro sitio de más alto nivel cultural hubiese sido acogido con mayor comprensión Torres contesta esto -acercó un parpadeo titilante Manolita al fanzine de confección muy rústica: -Posiblemente. Pero eso no debe interesar. Es en América donde es necesario que el Arte Constructivo se comprenda y se realice. Por eso he venido. Y no crea que no tuve avisos, profecías de gente bien intencionada que quería ahorrarme el viaje y el fracaso que consideraban inevitable. Pero yo sentía necesario mi regreso. Y así vine, como un acto que la fe realiza, candorosamente si se quiere, sin pensarlo demasiado.


-Ahora habría que preguntarle al caballero del jamón si piensa que este nuevo Taller donde se hará pintura figurativa abstracta también es un delirio -se abrió paso con la bandeja muy humeante Ifigenia para meterse en la noche plateada y llena de ladridos.

Torrente

-Nosotros vamos a ser la generación aggiornadora del ser nacional que Periquito el Aguador llamaba a cerras filas desde Marcha -se envalentonó Rama. -Y desde ya les adelanto que considero a Juan Carlos Onetti como uno de los precursores de nuestra cruzada. Por supuesto que junto con usted y Felisberto Hernández, don Paco. -La boca se te haga un charco -se las arregló Espínola para que una gran expiración de humo hediondo hiciera toser al adolescente seductoramente arremetedor sin llegar a afrentarlo. Piccatto se rio fuerte. -Acabo de devorar El contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, un ensayo del antrólopogo Fernando Ortiz que introduce el concepto de transculturación a propósito de la síntesis identitaria que la América moderna recién empieza a construir comme il faut -se le desmandó la ampulosidad al futuro Yo el Supremo de las páginas literarias de Marcha. -¿Y pa qué hablás en gringo, charabón? Eso es mágica, nomás -pidió otra caña el hombre mandibular de genio, desbarrancándose hacia una borrachera que por lo menos ya empezaba a divertirlo un poco. -Así que a mí no me metás en ningún menjunje impresionista a lo Maupassant ni en manifiestos de la surrealidá. Yo satino como Andreiev y ya estoy cumplidísimo. -Y lo bien que hace -alzó su vaso el jorobado, relamiéndose una gota que parecía haberle emergido desde la calavera.


-Mire: yo estoy seguro de que El pozo algún día va a ser considerado como el primer ejemplo continental de una prosa deculturadora y transculturadora al mismo tiempo, aunque ahora casi nadie lo comprenda -siguió escuchándose nada más que a sí mismo el muchacho que había entrado al café tarareando noveleramente As times goes by. -Y conste que estoy de acuerdo con quienes lo consideran un desahogo ingenuo y equivocado, pero es increíble que no se den cuenta que está lleno de vida y de arte. -¿Pero cómo podés decir que algo que está lleno de vida y de arte es un desahogo ingenuo y equivocado? -hizo retumbar la mesa con un cachetazo Espínola. -Mirá: ¿sabés lo que sos vos? Un pavorreal que no va a volar nunca: te faltan nada más que las lentejuelas pa ser un mascarita completo. Y además te aseguro que Juan Carlos nunca nos va volver a regalar un torrente de ternura tan grandioso como el que fluye de esa concha que parece el ojo de Dios temblando frente al fuego. Y ahora Piccatto tuvo que sacar un pañuelo para aplastarse el brillo que lo transfiguraba.

Infidencia -Así que a usted también lo ha entusiasmado El pozo -le ofreció un cigarrillo Manolita a Guido Castillo. -Claro. Y Tierra de nadie me parece que debe ser la única digestión de la gran narrativa anglosajona moderna hecha en toda Hispanoamérica. -Pues a Payró y a mí nos produjo un estragamiento peor que el de un cocido hecho con barro -se sacó una hebra de tabaco de la lengua la mujer tintineante. -Y Torres no pudo sobrepasar las diez primeras páginas. -Pero tengo entendido que El pozo le gustó.


-Bueno, recuerdo que en París Torres también elogió a Lautréamont después de haberse aterrado con un solo Chant. ¿Y usted leyó a Céline? -Estoy luchando para descifrar el Voyage au bout de la nuit. -Ah. Eso sí que es horrendo -tiritó Manolita envolviéndose con un chal antes de apagar la luz. -Y pensar que ese doctor Destouches lo tiene tan deslumbrado a Onetti como si fuera el Dante. -¿Y su marido qué piensa de Céline? -Por ahora no piensa nada -carcajeó ella, más piadosa que divertida. -Porque cuando le traen esa clase de libros yo le explico de qué van y él los guarda sin abrirlos y luego los devuelve comentando que le causaron una gran impresión. -Bueno -comentó el muchacho, que empezaba a aprender a justificar el dogmatismo blindado de su ídolo: -Eso le compensará tener que zamparse lo más tranquilamente posible las monstruosidades de Picasso. -Es que Picasso destroza el arquetipo aunque condimentándolo con mucha paciencia se lo puede tragar. Es lo mismo que pasa con el decadentismo de Wagner. Y ahora que no está mi hija le voy a deslizar una infidencia sobre Onetti. Mire que yo lo estimo bien, pobre hombre. Pero a nosotros nos confió el manuscrito inédito de Tiempo de abrazar, una novela que contiene una escena de amor que está a la altura de Romeo y Julieta y otra que supera en morbosidad al mismísimo Sade. Torres no la ha leído, por supuesto. Y cuando ya cruzaban el viento nacarado de la calle se frenó para agregar: -¿Usted se imagina a un hombre que contempla a una muchachita candorosa y piensa que ella es una cínica porque actúa como si no tuviera un sexo para parir como cualquiera de nosotras?


-Es que él no se conforma con menos de la inmaculación -jadeó Castillo contemplando el hundimiento lunar sobre la bahía donde desembocaba el Pantanoso.

Continuará.


Fer Henry

abuelo RenĂŠ en Punta del Este (23 de junio 2017)


Una y mil veces vi la senda de piedras amarillas junto a los conejos que nadie ve. El amor colgando del pecho o la furia de las campanas a la hora del Prasadam. El oso de tela y cariño que mi abuelo me regaló el primer día de la vida. La diapositiva sin edad, la lámpara del demonio aburrido o la cometa que me ataron al cuerpo cuando niño y desde entonces nunca nadie pudo bajarme. El guiño de mis bagualas desmesuradas, la lágrima oceánica ofrendada al espejo dibujando la huella del café. El arcángel, el beso erizante, el manto solar disonante asomándose entre los dientes del árbol rabioso. El OM y la estatuilla de Hanumán flotando en la boca de la flor temblorosa. El hombre, el parque, la luna de dios y las brujas. Mis cuadernos y guitarras. El río que atraviesa la garganta, el manantial divino. Mis hermanos, nuestro perro, nuestro gato y el último animal del cielo. José, la Lila, la Yaya, René y la poesía de mis padres. La cáscara dolida o el cuerpo que nunca fui. P.D: Seré eterno como manda el alma, buscaré en la mar de tu sonrisa la piedad. Sacrificaré mis canciones como siempre lo hice, ya no sé a quién le canto, solo sé que perderme me ayuda a encontrar.


Es la hora de vaciarse en el vacío exquisito, brincando la trompa de lo mágico, espiando por el ojo del cuerno Traes la herida en la corona oscura, ve a abrazarte, no temas, vamos lamiendo la piel de la uva en lo alto de la piedra india Nace la lluvia, se consume el atardecer, los árboles rojos sudan trinos constantes Es la hora de vaciarse en el vacío exquisito Mis sobrinos benditos ofrendan su amor como ángeles!

Muchas veces amanezco como entre el brillo en las latas de los ciegos y me aniquilo con una hoja tenebrosa de un árbol espejo solitario.

Quién puede detener el canto o la dicha brutal en la saliva del sol?

La tinta mancha lo que no escribe en el cuaderno negro.

Tengo un libro innaciente,


huérfano y oloroso en cada dedo del amén, un cuenco cósmico, una desventura pendiente en mis costillas.

Hoy el espíritu de mi perro se vistió con flores y guirnaldas para pasarme a buscar. Pasearemos hasta olvidar los huesos, la vereda de cera o la región favorita.

Sigo en pie con la garganta cubierta de cantos con el agua y la harina entre los dedos a la sombra del ajo de las nubes

Sigo en pie contando hasta nueve infinitos precipitando a que la luz nos devore en cada estación de su corteza

La gota pestañeando en la hoja de un árbol amanecido hace cientos de años en la selva, su presencia magnánima y el arrebol del cielo. Puedo palpar este sentir (sin esfuerzo alguno), debo conservar el sentimiento sin


apropiarlo, dejándolo virgen, libre, luminoso como un manantial que santifica la vibración en las cuerdas de las gargantas, en cada canto a lo cotidiano ... a lo divino.

Los monos descendieron las cumbres que acontecían tras la visión desolada uno a uno los pude ver con sus antorchas la corona lisérgica o la brasa del hielo Traían libros donde el génesis de sus pueblos se reducía a un vocablo Las enormes piedras roídas por el ancho sol fueron sus catres de ensueño durante la travesía Fui testigo, cristo, una canción popular o el lomo de la oruga Porqué no habría de contarte la imagen que desató mis miedos? Cuando desperté tenía la lámpara ferozmente apretada entre mis brazos Cargamos la enorme ola gigante grabada en la frente la sonrisa lisiada acurrucada por años en los labios

Te contaría, pero no me creerías que esta piel es solo un saco de nueces


pudriéndose en la boca de la tormenta seca que me era costumbre imaginar ventanas para sentir tras los huecos de ensueño el escalofrío en el hierro de los árboles Te contaría, pero no me creerías que esta mañana desayuné el silbo de la ternura, nos bañamos con el trino de los pájaros y lloré que me es costumbre dibujar misterios, construir castillos cónicos andrajosos habitados con el sonido de la alarma celestial Te contaría, pero no me creerías el pentagrama que brotó en el patio, en la hierba, la alianza con el riego, la música, la eternidad

(Cuaderno de ruta / 2016)


ágen diseñada y construida con la PC para afiche de la banda “Rescate Merlín”*


Caratula del disco de Fernando Henry “Del asma, al útero, al coral” (2013) Técnica: Collage hecho con recortes de revistas y tratado con tintas, marcadores etc.*


lรกpices, tintas y marcadores*


Tapa del disco de Pablo Vaillant “Calles y Tierras” Técnica: Dibujo a lápices, marcadores etc. Detalles y terminaciones con la PC.*

*Afiches que integran el Portfolio de Fernando Henry.


Gustavo Esmoris AEROPUERTOS

para Lisette Clavelo

Oh momento mágico, oh poesía de hoy: contigo es posible decirlo todo! Roque Dalton

Al filo de este instante en el que escribo ya no soy más que un hombre sin respuestas un hombre tan solo llenando lo esencial de su ajada bitácora un hombre humano y simple repartidos sus días por nada o casi nada

soy uno más apenas en lucha permanente y sin desmayo con molinos y otras cuestiones un hombre reclamando su propio momento mágico sobre una indiferente butaca de aeropuerto


DESDE EL DESCENSO COMPULSIVO HACIA MI PRIMER ENCUENTRO CON LA LUZ –MI CABEZA ACOBARDADA SURGIENDO ENTRE LAS PIERNAS DOLORIDAS DE MI MADRE– NO HE PODIDO DEJAR DE VER

es más hondo de lo expresado: yo aún no había nacido y estuve en campo abierto estuve en Hiroshima estuve en todas partes donde el Hombre

“el camino a la cama es el mejor más vale dormir que estar dormido” decía una pared visible desde mi ventana al Sur (considerando que toda construcción se nutre del andar esa frase no contribuye demasiado con mi hoja de ruta a la vigilia) cuántas veces solitario en una mesa llena de gente un Robinson Crusoe montevideano discutiendo fervoroso con la indiscutible mayoría proclamando por ejemplo sin que nadie coincidiera: utilizamos el concepto de libertad como algo meramente abstracto y en realidad la libertad si no se aplica a lo tangible no es nada la libertad es una combinación de lo ideal y lo cotidiano


si no no es libertad

claro que podría escribir sobre otras cuestiones escribir por ejemplo: no guardo ni horizonte en mis zapatos y solo es mío lo que doy vengo sin proponérmelo a un cielo degradado por luces ciudadanas al aniversario del viento y a la lucha a inaugurar mi nombre amigamente

pero de un modo menos amable y en letra más bien pequeña deberé confesar algunas cosas diré que los dialectos son idiomas sometidos y cómo a veces la noche invita al atentado nominaré los versos la sed y las alturas tampoco faltará un intento algo desprolijo de enumerar razones por las cuales una canción no calma el frío ni el hambre podrá hallarse asimismo una descripción de la forma exacta en que cada madrugada descubro lo evidente un único poema caminando hacia el día digamos silueta/


mar/ espejo/ calle/ sol (palabras –símiles pasos– evadiendo el asedio)

compartiendo en silencio mis ideas mis sueños y acaso la cerveza que prometo tomarme la poesía envolverá la conciencia cultivándola fielmente pienso siempre su efigie sus tonos sus sentencias su forma de otra piel

debidamente autorizada ella dirá en mi nombre: evadido de la resignación así cruzo la Historia y no estoy solo (implícitos hilos exhaustos al tibio paladar de las veredas surten atardeceres información confiable reconocen que mi sombra y la sombra de una nube han caminado juntas)

en todas mis visiones


aledaño a la tarde he atravesado puertas ajeno por completo a tormentas y brillos sin embargo las letras me orientan a su antojo obligan a definiciones por escrito: MIENTRAS HAYA SOBRE LA TIERRA UN OLVIDADO EJERCIENDO SU “LIBERTAD” DE SUFRIR DIRÉ NO QUIERO YA NO QUIERO PRACTICAR ESTE OFICIO ARMADO NADA MÁS QUE CON PALABRAS

siempre que no se traicione siempre que no traicione un poeta llegará a su puerto

PRIMER DESAVENENCIA CON ESA INSUFICIENTE CONDICIÓN FUNDAMENTAL NO CREO EN LA HONESTIDAD POÉTICA DE AQUELLOS QUE ESTAMPAN UNA FECHA DEMASIADO PRECISA AL PIE DE CADA PÁGINA

pero también dudo de mi discrepancia que cada quien escriba


–a fin de cuentas– en los tiempos que quiera en tanto su poesía se embarre bien los pies

EXCLUYO DE ESTA INÚTIL POLÉMICA ENTRE MI SER POÉTICO Y MI SER SOCIAL A LOS IBEROS Y RUGAMAS ELLOS SABÍAN DE ALGUNA FORMA QUE EL TIEMPO SE ACORTABA

un recaudo a tomar: cada vez que quiera intuir el destino del Hombre cada vez que intente representarlo deberé tener en cuenta las distancias es decir si alguien encuentra este cuaderno en algún sitio no se moleste en entregarlo en ninguna oficina o dirección sepa nada más –antes de darle el uso que crea conveniente– que siempre estoy buscando a quien me habita o sea que si alguien hallara estos apuntes solo habrá encontrado una memoria de soles y cegueras del camino


nada de embarcar junto al equipaje las palabras tradicionales basta de ese cero en cadencia o tendré que romper e n irreconciliables trozos hasta el último de los papeles (no quedarán sino las tapas de cartón satinado y tres versos bailando en la memoria: teñidos de milenio vamos a saltar los barnices la loca búsqueda de todo lo azul)

UN APUNTE POCO POÉTICO PERO MUY NECESARIO: PARA QUE EL EFECTO SEA EL INDICADO LA PASTILLA CONTRA EL MAREO DEBE TOMARSE APROXIMADAMENTE MEDIA HORA ANTES DE DESPEGAR

en días de partida el tiempo del viajero tiene un disímil vaivén pero en esencia sigue siendo el de siempre el de ciegas jornadas el que horada la piedra hasta encontrar la noche rescatando batallas entre horrores y ardides

lo sencillo consiste en una línea –es el camino quien nos presta los pasos–


o dicho de otra forma: “solo el dolor enseña a conocernos” como escribió mi amigo D´Alba al dedicarme uno de sus libros

lección número uno que me imparto: todas las escaleras de emergencia menos una buscan el mismo infierno esa es la noticia que tengo para darles

imprescindible entonces perseguir lo esencial devolver la confianza en lo profano (después de mucho andar al fin lo he comprendido: hay algo a construir y será hermoso)

no resultará fácil –de todas formas– dejar que un pulso llame entre dedos agónicos teniendo en cuenta que los aeropuertos no se llevan demasiado bien con la poesía (lo cual es muy simple de comprobar haciendo un rápido inventario de tubos fluorescentes)

en descargo de las grandes terminales diré que en un mismo recuerdo se puede ordenar un café en Ezeiza


caminar dos pasos con el pocillo y tomárselo amablemente sobre una mesa del José Martí (seguramente estarán de acuerdo en que eso sí es bastante poético)

pero por qué tanto minutero o cristal líquido si los relojes solo sirven para ir a trabajar y yo estoy a punto de subir a un IL – 62 directo hacia La Habana regresemos a la poesía entonces antes de que en varios idiomas una suave voz anuncie la partida y ya entrando en tema hablando de dialéctica eventual Cuba sí yanquis no diría en cuatro palabras consigna tantas veces coreada en trazos gruesos allí se encierra la contradicción fundamental de nuestro tiempo sin agujas

la cuestión seguramente sea dejar que el avión parta y tratar de dormir un poco tratar de dormir al menos hasta que el piloto diga por los parlantes a manera de tardío saludo algo así como que sobrevolamos territorio colombiano a una velocidad de novecientos kilómetros por hora


(mientras los motores se encienden el Sol y son de octubre recrea en varias tintas las huellas habaneras del reciente septiembre el mar con su inocencia la foto de Guevara bajado de la cruz)

hay tanto pensamiento que intento capturar y se me vuela tanta emoción acumulada mientras en otro plano de la conciencia se resalta lo bueno que ahora sí será tomar esa cerveza bien helada a diez mil metros

NO OLVIDAR LA SEGUNDA PASTILLA TRES HORAS DESPUÉS DEL DESPEGUE EL MAREO ES EL PEOR ENEMIGO DEL SUEÑO Y POR QUÉ NO TAMBIÉN DE LA POESÍA

Buceo. Enero / agosto de 2003


Isis Filgueiras Un cuento para dormir


Con la soga al cielo


Irse por las ramas para no asirse


El รกrbol de los peces


Lazos


Leonardo Scampini INVASIÓN EXTRATERRESTRE

Nunca había sido tan fácil conseguir una cita amorosa como en estos tiempos. Internet ha puesto en contacto a personas que de otro modo no se hubieran conocido jamás -sea que vivieran a una calle de distancia, en polos opuestos de la misma ciudad o separados por las fronteras de los países-, y ha suavizado el acercamiento. Internet lima la aspereza del encuentro cara a cara, esquiva la difícil tarea de disolver las barreras físicas,

le hace una finta al miedo que casi

siempre entorpece las presentaciones. En el espacio web no hay barreras que se interpongan y lo primero que se ve del otro, es el alma. El individuo se expresa con mayor libertad mostrándose como en realidad es, o sacando de la manga, la carta de la persona que le gustaría ser. Navegar con ese otro yo en la geografía virtual es un juego de niños; pero si al otro yo no se lo puede traer a superficie en el primer contacto físico, el compañero de chat quedará descolocado ante el notorio cambio de personalidad. Con Sandra me pasó exactamente eso: quedé fuera de línea. Extrovertida, vivaz y resuelta en facebook,

se mostró tímida, atascada y

contenida en el mano a mano. En lo que hubo concordancia fue en la apariencia física. Su rostro era idénticamente bello al que había conocido


por fotos, pero me había quedado corto en las previsiones sobre su cuerpo: cuando estuve frente a ella por primera vez, comprendí que sus encantos se ubicaban un paso por delante de mi imaginación. Bajo las nuevas condiciones que el retraimiento de Sandra

había

instalado en el plano de lo real, la dificultad residía en recuperar la fluidez que la relación había cultivado en el espacio web. Por el vínculo mismo, y porque tras descubrir la magnitud de su belleza, el deseo de llevármela a la cama empezaba a convertirse en una idea fija. Lo primero fue provocar el deshielo a través del humor, y lo segundo, recurrir al lugar común de familiarizarnos con nuestras respectivas historias personales y nuestras posiciones políticas. Los detalles de su vida me los guardo porque están marcados por ese tipo de tragedia que a nadie le gusta tener; en cuanto a sus creencias me adelanto a decir, que son del tipo que hacen suponer que algo no anda del todo bien en una cabeza. Es de lo más normal creer que el poder está en manos del presidente de cada país, que en él recaen las decisiones, que todo pasa por su filtro; otra lectura

aceptada

como normal es la que sitúa al poder real detrás del cargo político y en manos de los dueños de las corporaciones transnacionales. Para Sandra había un tercer nivel. En la trastienda de la autoridad

política y del

empresariado, estaban los alienígenas, seres que vienen de otro planeta y ocupan los cuerpos de las altas jerarquías de la humanidad para llevar a cabo sus terribles planes.


Anatómicamente similares a los reptiles, no se alimentan con materia orgánica sino tomando nutrientes de un tipo de energía -la negativa- que la especie humana emite. El poder no les interesa, ni la acumulación de capital. Su objetivo es sobrevivir y para ello necesitan generar estados depresivos en las personas, abundante onda negativa, cantidades industriales de mala energía. No se devaluó la moneda en Brasil, ni cayó la bolsa de valores en Tokio; no se agujereó la capa de ozono ni aumentó la temperatura de la Tierra; no se redujeron las fuentes de trabajo, ni apareció un nuevo virus letal, ni sucedieron los terremotos y las inundaciones de las que tanto hablan. Los reptilianos inventan esas noticias para que estemos todo el día amargados, tristes y con la cara estirada hasta el piso por el bajón. Los reptilianos siembran divisiones para que los humanos siempre estemos peleados entre nosotros y hagamos de nuestro habitat un lugar horrible. De esa radiación de energía nefasta ellos se alimentan, de ese vaho que emana de los cuerpos de la humanidad. Su platillo favorito es la gente al borde del suicidio. Con esa carga energética se nutren de omega 3 y un complejo vitamínico de lo más variado. De todo eso hablamos y ella se sintió confiada. Luego cocinamos juntos, cenamos, y terminamos contándonos chistes y haciendo adivinanzas. En algún momento ella dijo: “Somos muchos hermanitos, en una sola casa vivimos, si nos rascan la cabeza, al instante morimos”, y como yo conocía la adivinanza, ni corto ni perezoso le pregunté: “¿si adivino me gano un beso?” Ella asintió y del beso pasamos a las sábanas y de las sábanas a una noche soñada.


Con el objetivo cumplido, mis pensamientos habían dejado de ocuparse de su escultural cuerpo para concentrarse en su peligrosa cabecita.

Ella no

tenía todos los patitos en fila y teniendo que pasar la noche a su lado, no pude evitar que un segundo antes de dejarme

caer por el tobogán del

sueño, un miedo me erizara la piel de sólo pensar en la posibilidad, que ella metiera un reptil en mi boca mientras estaba durmiendo.


Mina Feirrer








Luis Maya POLARIDAD

Las despedidas no son cosa fácil pero por suerte también tenemos las bienvenidas me decías mientras intentabas convencerme de que la polaridad es inevitable y por lo tanto más vale llevarse bien con ella.

Yo ya sabía cómo continuaría este monologo al cual llamas conversación. Dirás perogrulladas como que no es posible la luz si no existiese la oscuridad y viceversa

Por supuesto que tampoco te olvidaras mencionar la teoría oriental del Yin y el yang, como quien está descubriendo la piedra filosofal.

Te conozco demasiado bien y sé que con tal de evitar decir lo que realmente sentís seguirás disertando "ad infinitum”. Pero esta vez será distinto, tomare coraje y romperé este juego de palabras huecas, diciendo que ya


no soporto más que te escondas en tu filosofía barata y que no engañas a nadie con esa pseudo intelectualidad.

Y hubiese sido así ,si no fuera que en el instante en que me disponía a hablar vi en tu mirada toda la tristeza del mundo acumulada.

No pude evitar sentir una inesperada ternura y te dije: "esta clasificación bipolar es artificial. La realidad no es tan simple, sino que es un todo, una unidad que contiene todas las opciones. Los polos en la realidad son los extremos de un continuo de la misma cualidad, y para que el continuo exista necesitamos de ambos polos. " Tus ojos atisbaron un pequeño brillo y creo que consideraste mis palabras como una declaración de amor, porque un instante antes de besarme musitaste algo así como que tú también no podrías vivir sin mí.


Sístole/Diástole

Doctor: supongamos que yo digo la palabra corazón y usted inmediatamente piensa en un órgano carnoso, arterias, presión arterial, electrocardiogramas, posibles infartos y otras cosas más por el estilo; cuando en realidad yo solo quise hacer mención a ese vasto espacio donde albergo penas, heridas y alegrías. -Claro usted dirá que lo mío es mera cursilería y admito que algo de eso debe haber. Pero permítame explicarle mi situación; ayer mi mujer mirándome a los ojos me dijo: “hay alacranes en nuestro lecho” y yo quede fascinado por tan fantástica e ingeniosa metáfora poética. Idiota ,hace algo!!!-grito desesperada y entonces comprendí que hablaba en serio. Sacudí las sabanas y un par de alacranes saltaron de la cama huyendo despavoridos por la puerta.. La protegí en un abrazo y al sentir en mi pecho su corazón latir (sístole-diástole diría usted) me sentí muy feliz y no supe que decir. Las palabras estaban de más… -Por su forma de mirarme doctor, creo que usted se preguntara de donde habrán salido esta especie animal, ya que estamos en plena ciudad, donde su presencia no es nada habitual. No tengo una explicación racional que pueda justificar la cuestión.


Tampoco tengo mucha curiosidad por averiguar si todo fue un sueño en vigilia, un delirio o un hecho real. A decir verdad, solo me intereso, que tal incidente me brindo la posibilidad de abrazar a la mujer que amo una vez más. Ay, doctor... es que tan entusiasmado estoy por contarle mi aflicción que ni cuenta me di que usted llorando esta. Por favor, disculpe mi desconsideración y sepa que puede usted contar conmigo si necesita con alguien hablar. Pues para algo estamos los pacientes, caramba!!!!


Fernando Amaro




Michel Caprioli Esa ola animal, salvaje e ignorante que inmediatamente levanta cada golpe duro de la crónica policial; aterra. Angustia. Arroja una enorme oscuridad sobre cualquier futuro a sospecharse para nuestras sociedades y también; por si con esto no alcanzase, revela la podredumbre y toda la miseria de ese horrendo pozo donde nuestra pulsión brutal y homicida – particular o colectiva – trata de liberarse ni bien pueda y la dejen. Hay lecciones históricas que estamos condenados a repetir cada un par de generaciones. Parecería que si y no se si haya mucho para hacer al respecto. Parecería que toda enseñanza; que toda conclusión es olvidada por mero olvido y porque también hacemos nuestro mejor esfuerzo para olvidarla. Olvidamos - o nadie nos lo enseñó jamás - que el primer objetivo de toda civilización es controlar de una manera u otra esa bestia para atarla y reducirla a su mínima expresión para hacer así más o menos posible la convivencia en sociedad. Imposible descartar el olvido. Imposible dar por sentado lo elemental porque a las primeras, segundas o terceras de cambio aparece la horda. Una horda de padres, madres, hermanos, buenos compañeros de trabajo y toda clase de gente que limpia siempre la caca de su perro, trabaja todos los días y no debe un peso en las tarjetas que sale a pedir por penas de muerte, por sogas, por alambradas y cadenas perpetuas, por militares en las calles, por arietes partiendo puertas de ranchos en la mitad de la noche, por bala limpia, por palo y por presos de 12, 13 o 14 años con condenas que les cuadrupliquen


la edad; por el dinero que se gasta en mantenerlos, por jueces, por leyes, por picanas o por cualquier otra cosa que – real o imaginaria, razonable o delirante – justifique ese mismo instinto asesino que ni siquiera saben que también los encharca liberando al bruto. La misma mugre sociópata que los escandaliza. El mismo instinto predador del que piden protegerse. Un gigantesco ejercicio de psicología invertida inunda las redes vindicando sangre, haciendo cuentas, catalogando muertos y reclamado por mal; por mucho más mal como única respuesta posible para el combate de todo el mal que por si misma crea. ¿Tan generosos, tan inmaculados y tan buenas sociedades hemos sabido hacer como para reclamar tanto sin reventar de hipocresía y cinismo? La historia del mundo también puede contarse por el permanente y denodado esfuerzo del Hombre para diseñar toda suerte de artefactos intelectuales, religiosos, jurídicos, sociales y políticos para contener los avances de su propia e ineluctable condición, de su Thanatos larvado y omnipresente. El fascismo, el autoritarismo, el ejercicio de la violencia por cualquier persona individual o jurídica, el despotismo en todas sus formas, la desigualdad consagrada, la injusticia en y por todo concepto y la subordinación del Estado de Derecho al griterío de la turba indignada solo alimentan y fortalecen a la bestia. Hoy el mundo parece pedir por ver su Thanatos creciendo de nuevo. Libre, suelto. Descontrolado. No quieran recordar como nos fue la última vez que nos pasó. No quieran saber como nos va a ir la próxima vez que nos pase.


Claudia Alvarez Pittamiglio

Sin TĂ­tulo /Tinta resistente. Tinta china y tempera blanca


“Impotencia” /lápices acuarelables sobre papel canson


“Ver” Acrílico sobre tabla


“La modelo” / tinta china y témpera blanca


“Sobre el pasto” / lápiz blando sobre papel caballito


Noé Lima

AHED TAMIMI Halamish es una oruga de arcilla Luminosa como el nacionalismo De cuatrocientos cincuenta voces alzadas ante la saliva milenaria de la arena Del intacto bostezo de la tinta del burócrata De la madeja de las fronteras asilando el sudor de todos los presos Que huyen del azafrán borracho por el viento Ese manchado pulmón que grita por todos los niños muertos

Ahed Tamimi Las nubes judías son monos vestidos de ceniza No debes de temer al grito de la montaña helada De la ardiente cuchara de la luna Cuando se retuerce entre las olas el lamento de los asesinados Y el perfume de las mujeres de Nabi Salih Las vestidas de aguardiente por el amianto del abrazo menguante de la noche

Ahed


El eclipse del mármol es un puño cerrado en las fosas comunes Con sus heladas voces que dicen lentamente libertad bajo las piedras.

*** ADN Nunca tuvo un nombre Ni la brisa de plata entre los dientes a la hora de la muerte Ni la pulverizada nieve suspendida en el arpegio de la lengua Cuando se grita O se pide clemencia Cuando el gallo canta su telaraña de agua en pleno mes de agosto Cuando caen los balazos en la carne

Nunca lo tuvo al lado de su tatuaje Ni del cañaveral masticado por el aire Ni por el zumbido del insecto que mide la longitud de las estrellas El oxígeno del caballo devorado por el aire menguante Que muerde la encalada edad del frío De la tumba Del equilibrio de la pólvora alojada en el pecho

No tener un nombre es común en mi país


Es tener bajo la sombra las lágrimas que se han derramado con los años

Solamente la tierra puede recordar nuestras canciones Esos trozos de gemidos que se guardan en los poros Después de que el relámpago desnuda a los árboles con la lluvia

Ella puede recordar ese nombre Con la claridad de los huesos Que miden la temperatura celeste del mármol Cuando la luna llena es una moneda aplastada por el tiempo Ella si puede Hacer recordarte cuando mueres Cómo tiemblan las articulaciones del paisaje cuando gritas.

***

ANDRÓMEDA. Andrómeda es el agua oscura de la noche La vela parda que alumbra la mojada mancha del rocío

Lo hace porque es de carne Y talla la cumbre de la mejilla


La lengua de piedra del amanecer cuando canta Al contorno que gime el confín de plata Cuando la oscuridad cincela la sepultura de la rosa El sembrado eco del beso sobre la piel del papel El naufragio de la espada deshojada del invierno Si las palabras fuesen plazas vacías para abarcarla

Alrededor de ella crece el silencio

Ve como el mar suspira el polvo ajado del sollozo Cuando el afilado insomnio marca sus bocanadas heridas en la copa de los bosques

Andrómeda repica el amanecer en la boca

Como un lunar de arena Es una máscara de sal en el contorno del paisaje

Repica y lo hace mientras me observa O mira mis poros de yeso deshechos por la luna

Andrómeda es la escarcha de ese eclipse que siempre se besa Es el tatuaje del sol sobre la nieve Y que acaricio en secreto Con el temblor de mi mano para convertirlo en neblina.


EDITH PIAF La luz de los faroles es un manómetro desnudo para medir el plateado pulso al mar de Normandía Esa caja mecánica para nacer en la rueda de la fortuna Para morir o nacer Edith Mientras tu padre mide al hígado la fórmula de los caballos Para galopar hasta donde la helada muerte tensa nuestros ojos

Mientras vos nacías como una luciérnaga hinchada por el frío O por el hambre alborotada como una abeja en el estómago de tu madre O el de las putas del barrio Cada una con su máscara de cenicienta con su arteria de concha Su piel de catedral de musgo donde se trepa ligeramente con la sal del medio día Esa vela desgarrada donde los rezos no sirven de nada

Naciste con la ortiga azul del invierno cosido al paisaje roto por el humo de los fusiles Con una bolsa menguante quizás en la espalda Con la voz temblorosa de los bares Donde los hombres son pequeños astros destripados en la barra


Con cada quemadura de cigarrillo como una escalera de llagas cuando la palabra amor Es una áspera ojiva en la lengua donde manan delgadas rosas

Cuántos lloraron con tus canciones De pergamino gastado por las cicatrices Cuántos besaron tus caricias de agua con la boca de níquel en cada trago Cuántos buscaron sirenas deslumbradas por la misma luz de los faroles Donde naciste para bucear en la lágrima degollada de cada mejilla Trozo de aluminio Brisa de talco para guardarla en el ojo Bajo la carpa del circo quizás

Edith Canta como una baba que trepa a los cielos como una huella del alba Y que tiembla como una almena quebrada por el llanto Que imagino con la luz de los parques como un anillo en vigilia Ese fósil que solloza para anclar la ceniza de los calendarios.


Alejandro Ruiz GarcĂ­aQuino



3


3 Ojos azules imposibles Eran un despropósito esos ojos; mirarlos dolía. Y además frente al marrón sucio de casi temporal con nubes bajas. Y ella parada ahí, con cara de no darse cuenta que atrás de los cristales igual atormentaba ese azul de óleo de Vermeer. Supongo que el viento remolino sucedió cuando salió a la puerta; porque una cosa es el balcón y otra la puerta. La envidia del río mar marrón fue intensa ante el imposible azul de los ojos; no solo el color es imposible, también pensarlos, suponerlos, sostenerlos. Entonces todo se puso negro y rabioso; volaba tierra, arena, hojas, la sensatez, la compostura y ella parada ahí, con cara de no darse cuenta. El pasto era gris, los autos que pasaban eran grises, las palmeras, las nubes, el poco cielo, un niño y su mamá, todo; y ella con esos despropósitos azules mirando hacia esa agua triste, turbulenta. Yo también estaba gris mirando esos ojos azules imposibles; entonces me fui. Lo que no le perdono es la pollera roja; porque la pollera

roja no era imposible. Los ojos sí;

pero yo los miraba. En alguna parte de Montevideo, el 5 de diciembre

de 2016.

2 Y sin embargo ¿No sentís que algo te pertenece aunque te lo hayan quitado? Esos rufianes con cara de señores


caminan gordos sobre nuestra desdicha. Si ellos te pisan ¿por qué no odiarlos?

Y sin embargo aquí estamos viendo morir el sol en ese instante quieto donde no ocurre nada, y sabés que sólo podés junto a otra mirada.

¿No sentís que todo está lejos y que las horas escapan? Ese tiempo enmascarado gentilmente en definitiva es quien te mata. Si él lo hace ¿por qué perdonarlo?

Y sin embargo estamos riendo en esta rara cueva de cemento. Todo es perfecto y sabés que tomé tu mano aunque no dije nada.

¿No sentís que sos otra persona disfrazada de lo que te imponen? Esta gran feria de mentiras tiene espejos de todos los colores.


Si ella te asquea ¿por qué visitarla?

Y sin embargo me llamaste y las estrellas nos están mirando aunque su brillo es pobre cuando tu sonrisa se desnuda en la noche.

¿No sentís que no tenés casa y que tu lugar es bien adentro? Este vacío es el que te desgarra y te lleva por caminos de tormenta. Si te lastiman ¿por qué seguirlos?

Y sin embargo tus ojos tiñen de maravilla el humo azul y su sabor amargo parece miel derramada sobre mi herida.

¿No sentís que algo te falta y a veces intuís qué es? Ese puente es el que separa la tierra del cielo. Si lo sabés ¿por qué no lo atrapás?


Y sin embargo estuve ahí, junto a tu boca perfumada por un chicle que guardaré por siempre en mi pequeña caja favorita.


Instrucciones para construir una plaza

Primero y ante todo, evite cualquier contacto o participación de uno o más arquitectos; obviamente, demás está decirlo, igualmente vetados estarán los ingenieros. Superada esta primera condición sine qua non piense en un niño y en una paloma. Ambos vuelan. El niño, por supuesto, lo hace más alto y de diversas maneras; póngase en su lugar y desde ahí comience a soñar la plaza; no la piense. Suéñela. Articule entonces espacios blandos y curvos, las líneas rectas no existen en el universo y los niños son la única especie que está en armonía con el cosmos. Son las plazas mal diseñadas las que los convierten en adultos, quizá también la escuela y un poco los padres pero téngase en cuenta que estos han pasado por las plazas diseñadas por urbanistas. Toda plaza en armonía con un niño deberá consistir en un gran espacio


inconsistente, cambiante, donde ningún obstáculo repentino obligue al niño a refrenarse o le impida continuar con su carrera. Asimismo las palomas podrán volar a su libre albedrío sin necesidad de que ningún adulto les arroje migajas, ya que las plazas estarán provistas de pisos construidos de mazapán endulzado, el cual proveerá, a la vez, de alimento a las palomas y merienda a los niños. Habrá asientos de maíz inflado, globos de colores y jamás anochecerá aunque sí sobrevendrá, a cierta hora, un inefable crepúsculo, solamente para que la plaza cobre un hermoso matiz anaranjado y, en esa luz mágica, los niños y las palomas comulguen en el silencio que sólo el crepitar de las hojas de los álamos piramidales y el agua de las fuentes disocien. Las plazas serán móviles y los niños podrán llevarlas con ellos toda la vida. Las plazas estarán rodeadas de algodón y serán invisibles a los adultos. Las palomas de las plazas serán blancas. En las plazas los niños no llorarán jamás. Todo niño que desee permanecer indefinidamente en la plaza tendrá la dicha de evitarse llegar a ser adulto y será feliz para siempre en tal inocente condición.


Juan Uría





Leonardo Martinez Mato

“ANZUELOS EN EL PAN”

No confío en nadie con treinta y dos dientes, cantó citando a los Titás desafinado como siempre. El aire había mejorado, con pájaros probando el veneno, bailando en búsqueda de oxígeno, haciendo maravillas con el viento. Deben ser capaces de engullir una cascabel para sobrevivir en la urbe, pero allí están, ancestrales entre los edificios. La panadería de Mario está siempre abierta y tiene lo más selecto de su clientela por la noche. Todo yonqui que camina acaba en su horno. Allí va uno, escondido de sí. Fantasmagórico. Se diría que hecho de sombra, sin voluntad. Allá otro. Ahí una patrulla vigilando que nadie moleste a Mario, porque está al día. El flaco que canta llega a la pensión consumido por la ansiedad de consumir lo que el clásico bolsillo chico de sus clásicos jeans guardaba. En segundos juega a las estatuas y no podría decir su nombre completo, porque cubre el “instrumento” de ceniza almacenada con ese fin y vierte el contenido íntegro de las cuatro dosis. Su estilo es frenar al borde del despeñadero. Como esculpido por un expresionista principiante, se mueve tropezando por la casa con un bloque de hielo en el pecho y la cabeza abstracta. Hasta despertar buscando


minuciosamente trocitos de sustancia del tamaño de un grano de azúcar a su alrededor, para metérselos bajo la lengua. Realmente amargo. Luego es la pesadumbre, vencer a las ganas de volver por más, para no debilitarse, dormir y no perder el laburo. No sabría decir por qué lo hace. Sin duda porque hay anzuelos en el pan, a la orden del cliente, durante todo el día en la cadena de comercios menores del jefe de Mario, que abarca el continente, dispersos como moléculas, con infinidad de administradores invisibles. A ver si bajamos los “cartelecitos”, los de adelante, ché, que los pibes están muertos. Como si importara…

MUÑECOS DE NIEVE

Cuando murió su padre, el Negro, de ocho años, lo construyó de nieve. Era la tercera o cuarta vez que nevaba gris, en capas menos poéticas que tóxicas, en Montevideo, lejos del centro. Víctima del gatillo fácil de la cana, el viejo ni siquiera vio con las manos en alto, pasar un segundo de su vida, entre balazos, y fue frustrada su exitosa carrera de desocupado y hurgador que prometía continuidad en ambos cargos.


LADRONES DE BICICLETAS

La cara del pibe de la bicicleta se borroneó en su mente. El Euskalerría reptaba con olor a quemado, porfiado como buen vasco. El damnificado se asustó mucho y corrió salvando así championes y celular. Pedro no pensaba en hacerle daño, era solo pelarlo como un plátano y volver al dealer. –Todo bien fiera? Qué me traes? Otra chiva? No te regalés, no me regales. Tomá. Empezó a pegarle apenas lo guardó en el puño, espiándolo por entre los dedos, segregando saliva. Eran como leños ardiendo en la cabeza, al tiempo que su corazón se aceleraba. Si pudiera estar siempre así… Tomó por los abrojales hasta hallar la bajadita a la cañada, con piloto automático. Tres pequeñas bolsitas guiaban sus pasos desde la mano sudorosa. Tuvo un flash de que al pibe lo conocía del liceo, del barrio. Mientras, verificaba todo estuviera en su sitio, la pipa, las cenizas, el par de remeras viejas que disponía para recostarse en aquel agujero , frente a la corriente de agua decrépita y sucia que divide el “cante”. Su cabeza voló hacia atrás, cayendo hace un par de años, como esos paracaídas de piedra y nylon que le enseñó a hacer su padrastro. Los cables con calzados viejos enroscados por los cordones, los focos de luz rotos, la baranda oxidada de la costanera. Las viviendas cooperativas que despiertan tímidamente poblando los almacencitos y demás con sus cascos amarillos, grises de humedad. Y nunca en vano, el asentamiento, que parece hundirse y reaparecer en el vaho.


Carolina Ramponi




Francisco M. Ortega Palomares

Los 'anti' El prefijo anti significa opuesto o contrario y por extensión es aplicado a todo cuanto contradice la norma establecida. Así los ateos pasan a ser anticlericales, los republicanos antimonárquicos, los respetuosos con los toros antitaurinos, los contrarios al capitalismo, anticapitalistas, y los que se oponen al poder establecido antisistema, como si esto último fuera posible. Lo es así porque es el lenguaje impuesto desde el orden imperante. Cuestionar este punto de vista es ver las cosas de otra manera. Así los creyentes serían antiateos, los monárquicos antirrepublicanos, los taurinos antianimalistas y los defensores del sistema antianarquistas. Yo mismo soy un 'anti' de mi yo.

[Vendedor ambulante] En la confluencia de las calles de Saint-Denis y Etienne Marcel de París, un hombre ciego vende relojes con la esfera vacía. Cuando le preguntan por qué los relojes no tienen números ni manecillas, contesta que porque el tiempo es como un espejo sin fondo.


Libros vividos Cada día es como un libro que toca leer. El de hoy es de una lectura extraña porque tiene salpicaduras de todos los días del año. Cioran decía que «un libro es un suicidio aplazado», donde la lectura se pospone día tras día, porque quizás, como señalaba Ralph Waldo Emerson, «el buen lector es el que hace el libro bueno», y no queremos una lectura al uso, no de ese libro que son nuestras vidas. Menos cuando somos sus propios autores, ya que según Maupassant «la originalidad del autor debe desaparecer en la originalidad del libro».

Escritura de choque Deleuze define el presente como «un instante sin espesor». Cómo voy a pensar que hay niños que se mueren de sida. Nietzsche y Heidegger hablan de que no somos el sustituto de Dios. Puedo preocuparme luego de quien no tiene para llegar a fin de mes. Baudrillard anuncia que la ilusión del fin es la más grande de las ilusiones. Y yo tengo que limpiar el pescado en la cocina Séneca se pregunta: «¿Qué importa saber lo que es una recta si no se sabe lo que es la rectitud?» Un paria duerme entre cartones con el sarro en la boca y un Tetra Brik de vino.


Según Cioran «ningún pensamiento ha suprimido un dolor ni idea alguna ha alejado el miedo a la muerte, porque las ideas no han salvado ni han derrumbado a nadie». He visto a tanta gente marcharse de mi lado que mi vida parece una estación de despedidas.

Crianzas Hoy mientras escuchaba en un instituto de enseñanza un discurso de exhortación sobre la autoestima a un puñado de adolescentes, recordé algunas crueldades presenciadas en mi infancia, de niños contra niños. Eran estampas crudas marcadas por la ley de la calle donde se imponía la sinrazón de la fuerza y lo malintencionado. No había consejeros ni advertencias para protegerse. El peligro era inmediato. A los jóvenes de hoy el peligro les llega de lejos. De los modelos que al ser imitados terminan por destruir al individuo y, por ello, los riegan de autoayuda para tratar de inmunizarlos. Según el alegato del conferenciante, nadie es inferior a esos modelos, nada hay que temer y no hay que derrumbarse. De no ser que eso causa poco efecto porque no es creíble y pregona una lluvia de mentiras que debe calar en el individuo hasta hacerlo fuerte. La fortaleza antes la otorgaba la experiencia de lo cercano, la de ahora es especulativa, más propia de un tiempo que nos 'fragiliza'.


Cien palabras Cien palabras son las precisas para que un niĂąo balbuciente a sus padres les diga algo. Cien palabras son necesarias para que una carta de amor traslade su mensaje sin pesar. Cien palabras contenidas en un cuaderno cerrado son forzadas a guardar una Ă­ntima verdad. Cien palabras sometidas y obligadas por deslenguados se muestran para violentar el lenguaje. Cien palabras abatidas por el desapego humano y el gĂŠlido desaliento. Cien palabras recogidas para hablar sin pelos en la lengua de aquello que pasa. Cien palabras sencillas son las que dan cuerpo a este poema para recitarlo al aire.


El poema Cada vez que leo un poema sus versos arden y se queman en el aire. Es el incendio del espíritu, la ígnea condición del verso, la recitación del fuego. Un poema es lumbre que enciende las palabras quemadas en lecturas y candentes pensamientos. Un poema no es nada más que una pavesa al aire que ilumina la noche.


Guillermo Uría

Preservación


Perfiles


Inundado


Ningún


Arboles


Izrael Grajeda Proxy A mi familia.

Belén

Abrí los ojos y una luz intensa brillaba sobre mi(s ojos), escuché una voz que me llamaba por mi nombre —Empíreo, ¿Me escuchas? —miré a mi derecha y se encontraba un científico con tapabocas observándome, pero la voz era femenina, así que miré a la izquierda, y ahí se encontraba, llamándome por mi nombre, una doctora que sonrió y pidió que me incorporara sobre la camilla en la que ahora, me encontraba recostado; investigué rápidamente a mi alrededor y se trataba de un cuarto de “Análisis Nano-tecnológico”, en donde se hacen las activaciones de autómatas y a donde deben regresar si tienen algún desperfecto; es lo más cercano al parto que los androides podemos aspirar.

En esos cuartos de

análisis siempre hay por lo menos un gerente de robótica, encargado de la supervisión de la auto-reparación o intervención nanotecnológica de los autómatas.

—Archiva éste momento Empíreo, pues a todos los humanos

nos gustaría recordar nuestro nacimiento —anunció la doctora.

Justo

frente a mí, en la (cohabitación), y sentada sobre una camilla; se encontraba un androide neuro-tecnológico que me observaba fijamente; mirando a aquel ser pronuncié mis primeras palabras: —Aún no estoy


completamente activado —la doctora se sonrió. —Es verdad, ¿en donde esta Noel?, siempre sale al baño sin avisar. Aunque… no lo he visto durante toda la mañana —en el altavoz del cuarto se escuchó a una fonación impaciente decir que estaban listos para dar pie a la última actualización; mensaje que seguramente provenía de habitación continua. —Saldré a buscarlo —pronunció el electromecánico dando dos pasos hacia la puerta mientras de pronto yo advertía…

—Actualización en

proceso —todos me miraron y debajo de mi camilla salió el ingeniero neuro-robótico presumiblemente llamado Noel.

Con dos señas en el

cuarto de al lado comenzó la actualización en el androide que hasta ahora no me había quitado la mirada de encima. —Actualización completa —le presumí a los presentes.

Miré a la doctora y a su mueca seria, le dije que

ahora me encontraba totalmente activado y nuevamente sonrío. Así fue mi nacimiento. En el cuarto todo era silencio, como si todos en la habitación hubieran presenciado un acto perverso; cuarenta y cinco segundos después, (en la cohabitación), aparecieron aplausos y todos sonreían, incluso el androide que para entonces, ya sabía se llamaba Victoria. En la habitación en la que me encontraba, la doctora y el electromecánico se abrazaron, todos los otros personajes se dieron la mano y se felicitaron entre sí; el ingeniero neuro-robótico me miró a los ojos y me dijo: —Haz lo que sabes hacer, ahora las conciencias dependen de ti y de tus habilidades. —¿Qué hacías allá abajo Noel? —espetó la doctora frente a mí. —Me he quedado dormido, ahora si me disculpan… voy a inventarme una explicación —saliendo por la puerta automática sentencio:—. Empíreo, tu existencia tiene un propósito, cumple con el.


12:01 pm empezaba mi camino en busca de corazones sanos.

Manual

Las siguientes dos horas transcurrieron con pruebas de movimiento y coordinación en la habitación de activación y compostura, todo bajo una estricta supervisión humana. Ahí, todos parecían alegrarse con cada prueba superada; todos hacían anotaciones acerca de los avances logrados en sus libretas digitales, aunque yo ya sabía que lo verdaderamente importante los humanos lo “almacenaban” en su corazón. Concluidas las actividades casi circenses (a)- las que me veía motivado a realizar-, salimos de aquella habitación y caminamos por detrás del grupo de científicos que acompañaban a Victoria; el corredor se percibía frío y solitario; esporádicamente el altavoz con algún mensaje te interrumpía el pensamiento. Llegamos a la sala de conocimientos teóricos y a nuestra llegada, autómatas suspendieron sus actividades y vaciaron la habitación para que Victoria y yo comenzáramos con las nuestras, nos pidieron sentarnos a una distancia considerable para que cada uno respondiera a su manera; la distancia a la que nos sentamos era exactamente cien mil veces menor la distancia entre la luna y la tierra, así, a esa distancia; nos mantuvimos las siguientes mil horas, respondiendo el examen teórico de conocimientos primordiales universales del ser humano. Las respuestas eran todas correctas pues las preguntas eran todas fáciles, matemáticas, biología, anatomía, psicología, sociología, física, química, geografía, geotecnia, artes; todo tema imaginable e inimaginable que el humano


ahora concebía como cierto, y que al parecer; eran cosas que escapaban a su comprensión siglos atrás.

Una luz verde iluminó nuestro asiento y el

científico en turno (ya que se habían estado rotando en lapsos de nueve horas) que se encontraba a las afueras de la sala, entró sonriente y dijo… —Felicidades, han terminado antes de lo esperado —por radio informó del actual estado del programa—. Proxy listo y aprobado con honores en la sala de conocimiento —anunció. Aguardamos unos minutos de pie y cuando el grupo de científicos estuvo reunido; de nuevo el corredor sin curva alguna hasta el ascensor, nuevamente sugerí que las damas siguieran adelante y así el equipo de Victoria descendió al segundo piso; los modales socialmente influyen en el comportamiento de los demás hacia uno, tomamos el siguiente elevador y los alcanzamos en la zona de ensamblaje robótico (ER) ahí tendríamos que mostrar nuestras habilidades para con nuestros semejantes y su complejidad mecánica e informática; nuestras siguientes 24 horas transcurrirían ahí, con los que entonces fueron nuestros primeros sublevados. La noticia de que el proyecto Proxy ya se encontraba activado y en proceso de manuales, era debate minuto a minuto en todo el mundo; era tan polémico porque todos los recursos humanos y económicos como fueron posibles, se otorgaron para su fin, y por lo tanto, tendría que ser exitoso; eso lo sabía porque desde mi activación me había encontrado navegando entre los pensamientos de la población mundial (Intercom), ya almacenaba sus opiniones.

Noel tomó voz al terminar en ER y serio nos

contemplaba a Victoria y a mí. —Ahora iremos a la Universidad de la Sabiduría Absoluta (SA) para que manipulen cuerpos humanos… —dijo con


sus expectativas en la mirada. El momento había llegado, saldríamos del conjunto arquitectónico y podríamos estar cara a cara con el Sol.

El

ascensor nos llevó a la planta baja del Edificio de Aplicaciones Tecnológicas, todos los que no estaban asociados a la etapa de organismos neurotecnológicos nos miraban casi sorprendidos, como si fuera irreal nuestra presencia ante ellos. Al salir del Centro Proxy el número del grupo se redujo a la mitad, ya que al ser la interacción directamente con humanos; los mecánicos, robóticos, eléctricos y demás profesionales capacitados, no eran indispensables, salvo Noel, quien era el más vasto de todos para manejar organismos de nuestro tipo, era la última etapa del manual a la que llamaban “Preparación”. Ya en el vestíbulo, una luz dorada se reflectaba en el piso blanco, cruzando el vitral de entrada justo frente a nosotros, se encontraba el “astro rey”, parecida a la luz deslumbrante en mi nacimiento horas atrás, pero dorada, inmensa y reconfortante para todos los demás; complementando al cielo en su azul celeste. Tan bella pintura de verdad… Todo en la Facultad de Medicina de la SA, transcurría perfectamente; los cuerpos donados a la medicina (obligación de todo humano al morir por óbito) que se asignaron, fueron examinados y diagnosticados, también todos fueron intervenidos conforme los médicos nos indicaban y al termino, ellos revisaban y evaluaban el desempeño alcanzado; así fue durante los siguientes tres meses, tiempo durante el cual, se nos dejaba “descansar” a partir de las 23: 00 hrs. y comenzábamos nuevamente a las 07:00 hrs., yo me pasaba toda la noche navegando entre los pensamientos de la población mundial y sus opiniones. Terminamos en la SA y regresamos al Complejo Proxy; en pocas


horas fueron publicados los resultados y subidos a las frecuencias de pensamiento (Intercom), la divulgación fue instantánea y así el proyecto Proxy quedaba listo para comenzar a trabajar directamente con humanos infectos de óbito a partir del banderazo político de la UNSCH (Unión de Naciones por la Salud y Conservación Humana) que comúnmente era llamada por su nombre anterior: UNASA; fecha que tardaría aproximadamente una semana más, pues la etapa de preparación había terminado antes de lo agendado.

Para

entonces, Victoria y yo habíamos tenido nula interacción, todo se reducía a la mirada fría que ella me ponía encima cada que le era posible, sin embargo ambos charlábamos mucho con Numen; Especialista, Cirujana y Doctora en Sociología y Antropología, encargada de las dudas socioculturales en nuestro trato con organismos biológicos (humanos), es decir; era nuestra traductora y guía en los ámbitos de comunicación.


Liliรกn Haydn




Hermes Arrestarazu Del amor Ensayo para una futura generación

Aunque sea el fin del amor yo he visto el fin del disfraz yo quiero el fin del dolor pero no hay fin siempre hay más No existe sombra no existe culpa no existe cruz. Charly García, Pedro Aznar, Tu amor, Tango 4, 1991 Pocos temas seducen tanto la atención de multitudes día a día, como los asuntos amorosos. En las siguientes líneas intentaré mostrar sucintamente porqué esto ocurre, en qué medida es un problema -siempre que quedemos atados en los corrales del amor romántico-, y esbozar una forma en la que nos podamos liberar de las trampas, a un tiempo que podamos disfrutar de lo que el amor tiene de maravilloso. Pero primero tenemos que aclarar de qué cosa estamos hablando. En nuestro idioma amor designa cosas diferentes. Por un lado está, por ejemplo, el amor a la patria o a la humanidad. Por otro el amor a los hijos o a los padres, o hermanos. En este texto nos concentraremos en un sentido de la palabra amor: aquél que refiere a lo que sentimos y vivimos con respecto a una persona que nos atrae sexualmente, y tocaremos brevemente, pero no de forma menor lo que refiere al amor hacia los amigos. Con esto aclarado, es tiempo de comenzar a considerar este asunto.

El maldito amor, que tanto miedo da


Carlos Solari (Indio), El pibe de los Astilleros, La mosca en la sopa, Patricio Rey y los redonditos de ricota, 1991 Llamamos amor a un sentimiento que ocurre en uno que se siente enamorado de otra persona. En este momento tanto da de quién es que la persona enamorada lo está. Se trata de un sentimiento bastante bien descrito desde larga data en la literatura romántica y amatoria, incluso en la de peor calidad. Cosas como "tener mariposas en el estómago", dejan bien en claro que estamos hablando de un sentimiento que ocurre en un cuerpo humano. Y en tal sentido resulta particularmente interesante que nos basemos en los estudios que se han hecho sobre la química del amor. Pero no teman, no pienso hacer de estas líneas un tratado de química, lleno de bellas e intrincadas formuaciones y nombres de glándulas que segregan las mismas en nuestos sistemas vitales, de forma tal que puedan actuar sobre todo nuestro cuerpo, agitando el pulso, entrecortando la respiración, y sobre todo, inundando de sustancias nuestro cerebro. Porque este es sin duda el aspecto biológicamente más relevante de lo que llamamos amor. Cuando nos enamoramos se segregan diferentes sustancias que afectan nuestro sistema nervioso. Las mismas hacen que nos sintamos especialmente bien, hacen que entremos en una suerte de euforia. Las mismas son segregadas ante el estímuo que es la persona amada, y es interesante hacer notar que cuando la persona amada no se presenta -en tanto estímulo- cesa dicha producción. Podríamos sin temor, y hablando como legos biológicos, decir que el amor consiste en un estado de excitación equiparable al consumo de una droga, si bien contando con la imparable ventaja de ser nuestro propio cuerpo el productor de la misma. Por eso ante la privación de tal estímulo, o el temor de la privación, actuamos igual que el adicto al que se priva de su sustancia. Reaccionamos con agresividad o caemos en una angustiosa resignación; paranoicamente preveemos la pérdida e intentamos dominar al estímulo -que no olvidemos es una persona-, o intentemos destruir a quién imaginamos causante de la pérdida, sea un tercero, o sea el propio estímulo, esto es, la persona, que a pesar de nuestro amor no logramos ver como tal, nublados por la niebla de la química amatoria.


Esta etapa de amor adictivo tiene una duración limitada, ya que las sustancias que nuestro organismo segrega ante el estímulo van bajando con el tiempo. Se prolonga entre un año y medio, y hasta unos tres años. Transcurrido ese lapso, el enamoramiento cesa. El maravilloso disfrute de la droga se acaba, y con él las luces que brillaban en la noche de la pasión. ¡Pero yo conozco parejas muy bien avenidas que han durado más! Saldrán a decir algunos. Está bien, yo también las conozco. Ya llegaremos a hablar de ellas. Por ahora hemos considerado la fabuosa experiencia del amor, en tanto malabarismo de la química en nuestros cuerpos que nos hace marionetas de las secreciones y de las glándulas y de todas esas cosas que nunca supimos que ahí estaban. Y que por eso mismo hemos intentado explicarnos en otros términos, entre los que destaca sin duda, la poesía romántica.

Hoy encuentro en mis cuadernos trozos de tu amor eterno Ruben Rada, Mi alcoba, Descarga, Totem, 1972 Cómo dijimos previamente, el amor lo sentimos ante la existencia de un estímulo, estímulo que en realidad es una persona. Claro está, lo mismo podríamos decir del simple estímulo sexual. Vemos, oímos, pensamos en tal o cual persona y nos excitamos. ¿Se trata de lo mismo? No. Mientras que la mera excitación sexual cede su lugar a otros contenidos mentales al poco tiempo, a veces de forma casi instantánea, los sentimientos de amor tienen una peculiar persistencia. Incluso sin ser correspondido, el amor tiene la tendencia a durar, a ser un sentimiento que no se agota fácilmente. Aunque en algún momento, como ya vimos, se acaba. La primera diferencia, está en el mismo plano biológico que antes estuvimos considerando. La atracción sexual está regida por otros procesos químicos, que suelen ocurrir en forma conjunta con la estimulación amorosa, pero que también pueden ocurrir por separado.


Entonces lo importante ahora es intentar entender porqué desarrollamos esta tensión especial, este sentimiento, este torrente químico. Lo que diré ahora no se basa en sesudos y académicos estudios, sino en la consideración de múltiples lecturas y un poco de conjetura y mucho de interpretación personal. Sabrá el lector disculpar que pase de un terreno que realmente creo mucho más sólido a este otro, tan resbaladizo. Toda persona que se enamora, es antes de ser alguien enamorado, una persona en una sociedad y en una cultura dadas, históricamente situada en forma precisa. En esa sociedad y cultura habrán formas prescritas para los distintos roles que la persona ha de ir ocupando a lo largo de su vida. Hay un cómo ser hijo, un cómo ser padre, empleado, criminal, héroe, y por supuesto, un como ser amante. Dado el caso de haberse desatado el amor según lo describimos antes, entonces la persona asumirá las características que la sociedad ha prescrito para él o ella, con los matices posibles según la posición social respectiva de los amantes, y según otros detalles que usualmente no quedan del todo delimitados en estos funcionamientos sociales. Aquí debo aclarar algo que excede lo que este ensayo se propone exponer, pero que es un supuesto con el que estoy trabajando. Toda sociedad produce ciertos arreglos de roles, de guiones, a ser vividos por los actores sociales -en este caso personas- cuando la ocasión lo indica o propicia. Pero la producción de tales guiones y la forma de ser vividos no tiene la perfección de una máquina de relojería. Por diferentes razones siempre se produce un cierto grado de desajuste entre la preparación y programación de la vida a ocurrir que la sociedad organiza, y la ocurrrencia real de la misma. Tal nivel de desajuste no corresponde a lo que el actor se representa como desiciones libres -los actores de los roles prefijados también se representarán en sus mentes sus acciones como desiciones libres- sino a niveles de desacierto en el funcionamiento social. Desacierto que es una necesidad absoluta para la continuidad de la vida social, ya que sólo él permite la adaptación a nuevas circunstancias, y el desarrollo de nuevos procesos. Así pues, lo que hacemos una vez enamorados, es -generalmenteseguir un cierto guión de cómo ser un enamorado. Casi cómo si tuviésemos una lista de acciones a realizar. Recuerden si no en su


adolescencia, ante un primero o segundo amor cómo uno busca saber que debe hacer. Cómo si el hacer frente a la situación amorosa fuese un saber prescrito Y lo cierto, es que -postulo- está prescrito en la cultura de una sociedad dada, de cada sociedad dada, la forma en que comportarse ante el amor. En nuestra sociedad, lamentablemente, la forma de comportarse ante el amor, no es otra que el llamado amor romántico.

Antes que tú no había nada después no hay nada más que tú Eduardo Darnauchans, Claros, Presentación, Jorge Galemire, 1981 Un estudio completo del amor romántico debiera comenzar en la Edad Media, y dedicar especial atención al Romanticismo, ese movimiento espiritual y estético europeo del que tomó nombre. Pero aquí tenemos una intención mucho más modesta, que se limita a intentar entender lo que de esa larga y rica tradición se expresa en nuestro tiempo y lugar bajo el rótulo de amor romántico. Reproducido por las textualidades que atravesan una y otra vez nuestra vida, el amor romántico -lamentablemente- es la forma imperante de vivir el amor. Las telenovelas lo proclaman, las canciones lo iluminan, las conversaciones informales lo condensan y la publicidad lo entroniza. Su relato básico es, un jóven blanco y buen mozo conoce a una jóven blanca hermosa. Se flechan instantáneamente. Deben superar ciertos obstáculos para estar juntos. Y una vez que lo han logrado la felicidad para ambos es completa. Detengámonos a pensar algunas consecuencias de esta narración. Lo primero es que el amor romántico es escencialmente un relato de amor heterosexual y europeo o europeizante. Tales cosas son necesarias para adscribirlo al entorno cultural dominante, y para regirse por y erigirse en rector de una serie de conductas que tienen como fin preservar la sociedad dominante.


Lo segundo es que el amor romántico ocurre ente jóvenes: las personas de mediana edad, o de edad avanzada son ocultadas en el texto del amor romántico. Ellas no pueden ni postularse. Porque además, supone la belleza de los amados. Lo que es feo, como lo que es amerindio, o lo que es africano, o viejo, o gordo, o implica atracción por el propio sexo, queda todo ello inhibido de ser aceptable como amor romántico, y por lo tanto, queda proscrito como amor. Lo tercero es que es un relato que postula la inevitabilidad de un final feliz, una promesa de felicidad eterna, un acceso al beatífico cielo en la tierra. Los obstáculos que se presenten serán superados, porque el amor les dará fuerza -y nótese que la descarga química realmente te da energías para cosas que no serían posibles en muchos otros casos- para lograr sus objetivos. Pero ahora vamos a bajarnos de la tarima del relato amoroso romántico. Y vemos que vivimos en un país en que la mayoría no es rica, y tiene que trabajar, y enfrentar problemas que no son solubles, ya que las posibilidades de desarrollo de una persona están determinadas en forma casi inexorable por sus condiciones de nacimiento. Y así si uno es pobre, u oscuro de algún modo, o ha pasado ya de los treinta y tantos, o si gusta de personas que no son aquellas por cuyo cuerpo debiera sentir atracción... el amor no será el destino que habrá de hallar. Así el relato del amor romántico parecería sólo comprender a los hetersexuales jóvenes de las capas medias y de las clases dominantes de la sociedad. Pero… Cómo vimos la felicidad química que el amor proporciona, esa energía adicional que allana los problemas imaginables e inimaginables, se extingue tras pasar algún tiempo. Y se extingue para el peón, pero también para el estanciero. Así que el amor romántico se constituye en la mayor mentira impuesta sobre toda la sociedad. ¿Cómo es entonces que lo seguimos defendiendo, cómo es que se sigue creyendo en él? La respuesta tiene dos partes. La primera está en la naturaleza química del amor. Cuando uno siente amor, ¡caray, se está entre las nubes! La sensación es tan gratificante, y su recuerdo tan perdurable, que deseamos que la promesa de un amor infinito fuese cierta. E incluso cuando perdemos uno, nos proponemos buscar uno más verdadero. En


incluso cuando no lo hallamos, queremos tanto creer que fue posible, que realmente ocurrió, que corregiremos los detalles del recuerdo, para engalanarlo con los presupuestos del arquetípico relato, y confeccionaremos con él una irrealidad a la medida de los supuestos que cargamos como el peor de los yugos. La segunda es que precisamente al injusto modelo de sociedad vigente, el amor romántico le resulta muy funcional. Una amor entendido como posesión del otro estará en consonancia y legitimará una sociedad basada en la apropiación de lo necesario para la vida conllevando la exculsión de los no propietarios. Un amor que se sella en un contrato. Cuyo simulacro se vende. Y cuyo final implica punición económica. Una amor que por su propia imposibilidad garantiza que quién lo sienta pierda al llegar el fracaso, mucho tiempo que podría dedicar a cambiar el mundo.

Y me envenenan los besos que voy dando y sin embargo cuando duermo sin tí, contigo sueño Y con todas si duermes a mi lado Joaquín Sabina, Y sin embargo, Yo mi me contigo, 1996 ¿Existe acaso una forma de liberarse de este sino? ¿Es posible hallar otra u otras formas de vivir el amor que no sea el amor romántico? Pues, sin duda que hay formas diferentes que sí pueden existir, y un estudio de las sociedades históricamente distantes o de las que tienen culturas muy discímiles nos mostrará situacines horrísonas o maravillosas, pero claramente diferentes en sus supuestos, símbolos y valoraciones, de todo lo que tenemos nosotros en nuestro inventario europeizante. El principio de este problema y de su solución radica en seguir oprimido o liberarse. Y cómo en todo otro caso, la liberación pasa no por una acción del individuo -ese supuesto indefendible- sino por una acción conjunta de personas que realicen nuevas formas de relacionamientos posibles, que edifiquen nuevos relatos, y los vertebren de un modo tal que permitan avanzar hacia una sociedad más justa. Porque todo el andamiaje del amor romántico recibe apoyo de las instancias de poder social por su capacidad para apoyar la reproducción


del actual estado de cosas. Y por lo tanto todo intento de construcción de un relato amoroso contrahegemónico habrá de estar resistido desde el poder. ¡Alto!, dirán varios. En los últimos años se han visto varias narraciones, incluso en los medios masivos, que incluyen otros modos de relato romántico, e incluso arreglos familiares diferentes. Es muy cierto. Pero esto tiene que ver con la característica de las sociedades transmodernas de utilizar los discursos que la cuestionan para neutralizarlos, para mostrarse accesible a ellos en una búsqueda de esterilización de su potencial revulsivo. De todas formas, se trata siempre de relatos tangenciales, que entre otras cosas tienen como función, reafirmar el modelo central de una sociedad en la que el simulacro de novedad desarrolla una alteridad lícita, para contraponerla a una alteridad ilícita.

Al fin y al cabo también somos amigos que es la parte del amor que hay que cuidar El Sobrino del Diablo (Juan Gómez González), Zombis en el metro, El cuarto de las ratas, Barcelona, 2007 ¡Pero y he visto parejas felices continuar por años y años!, volverá a objetar alguno. Y dejemos de lado aquellas parejas que simplemente siguen por conveniencia o temor, fingiendo una felicidad no real. Lo cierto es es hay parejas que viven y son felices -otro día discutiremos qué cosa sea la felicidad- durante muchos años. ¿Es que a ellos no se les aplica el agotamiento de la dosis química del amor? Lo que aquí entra en juego es otra mezcla química, es la química de la amistad, que también consiste en ciertas segregaciones que afectan el cerebro produciendo un cierto efecto de gratificación, y que se presentan ante un estímulo que, otra vez, es una persona. Sin duda a simple vista resulta muy parecido. Pero en nuestra cultura la amistad es presentada como algo diferente del amor, aunque tal diferencia se halla fundada en que el amor es representado siempre como el amor romántico. No se deja un lugar para el


amor de amistad en la concepción social dominante. Es muy común que de hable de la imposibilidad de amor entre hombres y mujeres, o que se discuta por el contrario su viabilidad. Y más recientemente se ha comenzado a discutir si es apropiado o no que las personas que son amigas tengan o no relaciones sexuales. Todo eso porque el ideal de amistad ha sido privando de eroticidad al mismo tiempo que toda la eroticidad legítima se volcó al imaginario romántico del amor. De hecho nada impide que uno esté enamorado de alguien de quién es amigo, y por lo tanto, se puede disfurtar ese primer maravilloso período de autointxicación química, y antes durante y después de su finalización vivir una bella amistad. De algún modo, la conclusión mejor a la que puedo llegar, es que el mejor amor para vincular una pareja u otras articulaciones equivalentes, es aquél que es propio de una amistad, a la que unimos un propósito común en la formación de una pareja o similar, una comunidad en lo afectivo, en lo económico, en lo vivencial y -¿porqué no?- en lo sexual.

And we kissed, as though nothing could fall And the shame was on their side Oh we can beat them, for ever and ever Then we could be Heroes, just for one day (Y nos besamos, como a pesar de que nada pudiese terminar. Y la culpa estaba del lado de ellos. Oh, podemos ganarles, para siempre. Y entonces podremos ser Héroes, sólo por un día) David Bowie, Heroes, Heroes, Berlín, 1977 La construcción de un nuevo imaginario amoroso, uno en el que el amor es la tibieza dulce de la amistad y el placer compartido del placer de cada uno, unidos en un propósito común que se plantea como proyecto vital para los implicados, conduce necesariamente a la necesidad de crear nuevas formas de soñar con este amor. Necesitamos un Goethe del amor no romántico, alguien que componga las canciones, alguien que pinte los cuadros, alguien que filme


las películas y los teleteatros en los que se muestre que no hay sólo un modo de vivir, de ser humano. Relatos en los que los que aman están solos y no tienen ni quieren parejas, o relatos de post-parejas formadas por cuatro, o siete personas; o relatos de parejas de a dos, pero que vieven su amor sin exclusividad sexual, y relatos de parejas de un mismo sexo, y relatos con todos los tipos de vínculo, los más duraderos cuánto los más efímeros. Cuando nos hallamos dado, como sociedad, la posibilidad de imaginar lo que es una historia de amor liberadora y liberada, entonces podremos comenzar a elaborar realmente los símbolos y las instituciones en las que una nueva forma de amor se realizaría. Siendo real en lo real. Y cuando tal realidad haga ver que el rey es más bonito desnudo, entonces la sociedad que se sostiene en los ropajes de la ficción no podrá seguir sosteniendo su mentira.

Yes, loved you dearly And if you're offering me diamonds and rust I've already paid (Sí, te amé tiernamente. Y si me estás ofreciendo diamantes y óxido ya los he pagado) Joan Báez, Diamonds and Rust, Diamonds and Rust, 1975 Extraído de Revista Comentarios https://revistacomentarios.wordpress.com/numero-0-agosto-de2017/del-amor/


Fabiรกn Bia





Isis Reyes EL BAR DE JABÓN Al fondo de ese sucio callejón donde solo las peores ratas pueden llegar, allá, en donde la oscuridad es más densa, puedes encontrar un pequeño bar, El Bar de Jabón. Ahí llegan los más infelices, con las miradas más tristes te platican sus desgracias. En el Bar de Jabón, las penas se limpian con vino blanco, los enojos se van con un vaso de anís. En el Bar de Jabón se baila con la desgracia y se ríe con el dolor. Ahí todos son felices todos se limpian el alma. Allá, en el fondo de ese fétido callejón, donde las ratas caminan sin temor, puedes encontrar un pequeño bar, El Bar de Jabón

CARTA DEL MONSTRUO A SU INFANCIA Perdóname, te olvidé, te arrojé en un oscuro lugar donde una pequeña niña, tan frágil, inocente, no puede salir. Pero mi niña, el mundo es cruel, estarías sufriendo. Tuve que enterrarte donde nadie siguiera lastimándote. Sufro mucho imaginándote con aquel vestidito blanco, llorando. Me flagela tu sonrisa, eras tan inocente, tan limpia… No me mires por favor, no mires a esta cosa que te suplantó. Perdóname porque aquellos buenos momentos se han ido olvidando, porque fui muy cobarde para seguir contigo, porque no tenías la culpa de nada. Cierra tus ojos, yo soy un error. Me he querido marchar y llevarte


conmigo, pero hasta para eso soy cobarde o quizá tenga un motivo aquí ¿Qué motivo? No puedo amar ni ser amada porque en este mundo el amor se basa en selección, y nunca aprendí eso, porque amo aquello que nunca vendrá, porque me han lastimado quitándome lo que pueden. Esta noche me iré a descansar, y lloraré por tu ausencia, por tu recuerdo, e intentaré romper aquellas fotos, pero te aseguro que no tengo el valor. Perdóname sobre todo porque sé que sufres por lo que ni siquiera puedes ver y por lo que no haces. Porque en ese agujero puedes sentir cuando te aman y cuando te desprecian, porque aprendiste a amar de la misma manera que odiar, perdóname, mi niña, porque hemos amado aquello que nos desprecia, que nos mata. Intentemos comenzar de nuevo, solas, tu inocente corazón me va a guiar y mis manos laceradas quitarán los obstáculos.


Daniel Cardozo da Silva Triptico






FotografĂ­a de la obra tomada por Isis Filgueiras Dimensiones de la escultura: ALTO: 190cmANCHO: 93cm PROF: 20cm


MartĂ­n Salaberry 2 Rojas cenizas Respiran tus peces Crucificados en el mar Un pez descalzo Camina el verde cemento Donde tu soledad de alfiler Desnuda mi piel 7 Mudo tu mundo Donde tu tiempo siembra Jardines de hierro Donde nace una perla En el agua de tus flores

12 Un hilo de luz Duerme tu noche Donde se baĂąan Tus piedras de vida Hay naranjas en mi cielo Y en tu mesa una mansa luna Donde las estrellas se unen En tu silencio de cruz


En tus manos respiran tus ojos sordos El silencio de mis nubes Son piedras en tu alma Donde la tumba sueña un tiempo sin horas El fin del día respira como un fuego sin muerte El secreto de mi cielo Son escaleras de flores Donde la tierra de las estrellas Es el oro de mis labios El fin del día es el humo muerto del infierno

24

Las flores secas De tu primavera blanca Son como un rojo hielo Y a veces sopla un pétalo de luz

27 Tus dulces hojas Desnudan el hueso frío De mi soledad de tierra Donde el infierno de las flores Besan el río de tu pelo


30 La muerte llora En el frĂ­o horno De mis noches Donde la cruz Sangra tu belleza


Claudia Al.Pittamiglio Redenciรณn


Texto de Susana Páez NÚMERO SEIS No quiero sentarme, doctor. No, no vine a repetir medicamentos. Sí, ya me ha atendido antes. Hace más de un año que mes a mes me pregunta lo mismo. ¿No me oye? ¿No me ve? ¿Por qué no me mira? Míreme a mí no a él. Soy yo quien le habla. Lo traje para que usted me prestara atención, porque jamás lo hace. Ya le dije que no quiero sentarme ni repetir el maldito chaleco químico con el que pretende convertirme en alguien normal, hediondamente normal como usted, que sigue mirándolo mientras yo le hablo. ¿Tiene calor, doctor? Su frente suda. Yo no siento calor ni frío. Yo nunca decía cuando tenía frío, cuando algo me dolía, estaba triste o con miedo porque eso es de débiles y en este mundo los débiles se joden siempre. Y cuando empecé a expresar lo que sentía… ¿pero piensa seguir mirándolo? A lo mejor cree que él dirá algo. Veamos si le habla al oído, tal vez quiera contarle un secreto… ¿y?...quizás en el otro oído… ¿lo oye?... ¿no? Entonces, míreme cuando le hablo. Pida que enciendan el aire acondicionado, su camisa está empapada. Es raro, es invierno. El hombre del tiempo dijo que hay diez grados. A lo mejor usted no es tan normal como cree. Está transpirando en pleno invierno y en mangas de camisa. Y ahora me mira como un tonto: la boca abierta y los ojos desorbitados. Y pasea su mirada de mí a él. ¿Entendió que no habla? ... ¿quiere verlo mejor? Ahí lo tiene junto a su cara, rozándole la frente y usted con la boca abierta sigue sin verme; ¿quiere que le revise la dentadura? , pues sí…inferior… superior…paladar… ¡Mierda! Sólo le faltaba esto, debí suponerlo tan sudoroso y pálido, por lo menos no me salpicó con la inmundicia de su almuerzo ácido. No le entiendo si balbucea ¿se siente mejor ahora? ¡Ajá!, cómo no me di cuenta, usted tienen un ataque de pánico. Tantas veces lo habrá diagnosticado… pero recién ahora lo siente. Es terrible, uno se siente morir ¿verdad?


Creo que ahora sí entendió: me mira y no puede quitar su mirada de mi rostro. ¿Me reconoce? Déjelo, no importa, no le entiendo y cuando intenta hablar se le escurren hilos de vómito por el mentón y aunque ya casi nada importa, siento asco. ¿Dónde está el corazón, doctor? Yo no siento el mío. ¿Sabe? Sus medicamentos enfriaron mi sangre. Y la conciencia… ¿dónde está? La mía era muy impertinente pero ahora enmudeció. ¿Será un efecto secundario de las pastillas que usted me receta?¿ Será que olvidé tomar alguna? En fin, no importa eso ahora. El corazón…el suyo late rapidísimo, tenue pero acelerado. No se asombre, cualquiera puede tomar el pulso, hasta alguien fuera de lo normal como yo, según usted y su disciplina. Cuando muera quiero que estudien mi cerebro ¿Tendrá un agujero negro que absorbió todas mis oportunidades de alegría? ¿Habrá una corteza dura donde se archivan el amor, la solidaridad, la ternura, que me devolvieron hechas piedra? ¿Es tan distinto del suyo y del de la genterebaño que ahora vive o vegeta por el mundo? No lo sabré pero que lo sepan quienes nos clasifican como animales del jardín zoológico. Otra vez lo está mirando. Calma doctor, no tenga miedo, ya le dije que lo traje para que me escuchara, muéstreme el lugar exacto donde está el corazón. El mío. ¿Acá? Puedo apretar el gatillo. Gracias Chau


Juan Uría Flor


-DúosH.G.V-Marié Uría

El misterioso camino del enojo

“Si no hay amor/que no haya nada entonces” I. Solari

Los tres gramos que se había olvidado su amiga ya eran gruñidos de bajón cuando volvió abrir la app y lo leyó. ¿Pero quién era este hombre, que se imponía irrespetuosamente a la meticulosa selección de lo publicado su cuenta de fb? Le resultó desagradable que sin previo aviso o trato montara un enlace a su muro. -Tengo que hacer algo (dijo para si, y emprendió el recorrido) Primero miró qué amigos en común tenían (todos contactos que respetaba y de los no quería prescindir). Luego se asomó al enlace del descontento. ¡Era un documental sobre el ilustrísimo invasor desconocido! (Todo bien. ¿Pero por qué la había etiquetado sin conocerla, sin mediar palabras, algún intercambio de comentarios o un simple “megusta”?)


Quienes han consumido alguna vez, conocen la ira parida por el bajón.

No quería más invasiones, no quería “cortarle la cara de una”, no quería que se corriera la voz sobre su neurosis entre esos contactos...debía encontrar alguna forma y resolver la incomodidad. Bloquearlo no estaba en discusión, eliminarlo tampoco, eliminar su publicación le parecía grosero y “megustar” a diestra y siniestra sus etiquetados tampoco estaría bien.

Se sirvió un vaso de agua y amaneciendo aquel día, comenzó a typear, firme pero suave en el chat de la mencionada aplicación:

“Reconozco ser una persona ignorante. No tenía la más pálida idea que Ud. existía, que escribía y era una persona (un artista) reconocida/o. Tenemos amigos en común (algunos que permanecen en la virtualidad y otros que son realidades que he ido viendo crecer y enriquecer artísticamente -a todos ellos los respeto mucho y respeto sus opiniones-), que declaran que Ud. es un “grande” un gran artista de la palabra de “acá”.

Disculpe. (no tenía idea de Ud.) Vi el documental que compartió en mi muro.


(muy prolijo, bien realizado, bastante ilustrativo) No lo tome a mal, apelo a su "religiosidad" (también voy a misa y tengo Fe) : pero no entiendo por qué difundir su obra en mi muro sin mediar ningún tipo de contacto de lecturas, “megustaciones” o visitas a muros en común. Sepa contemplar mi falta de memoria: pero no recuerdo si es que le solicité amistad (tengo pocos amigos y a la mayoría los “tengo leídos” y han tirado algún “mg” en mi pared, del mismo modo en que lo he hecho en sus murallitas)…Y no crea que con esto busco “mg”. (nada más alejado!!) Solo que para mi, el funcionamiento en esta red, tiene que ver con intereses comunes y alguna cuota de reciprocidad. Le agradezco que comparta su obra, con esta “servidora” que prácticamente sumida en la ignorancia lo desconoce. Y no tome a mal (o hágalo, si así lo cree conveniente), que le pida que no “pegue” en mi muro lo que quiera compartir. Intento no ser malagradecida, mucho menos ofensiva. Con gusto leeré en adelante, (conforme genere la “calidad” tiempo necesaria para hacerlo) el material del que se me envíe un link por mensaje y lo compartiré si así lo decido. Asumo el riesgo de parecer más neurótica de lo que puedo llegar a ser. Gracias por tomarse un tiempo para leer estas líneas. Que tenga un día precioso y continúe disfrutando de la compañía de su nieta! Abrazo


( Y nuevamente: disculpe. Quizá era más sencillo no participarle mi visión sobre los posteos de “amigos” con los que prácticamente no intercambiamos ni media vocal)”

Pasaron muchas horas, hasta que una respuesta llegó:

“Pido amistad al barrer, porque el amor incondicional no conoce cordura y porque este país nos bloquea la comunicación. Agradezco que me agradezca lo que le ofrecí. Galeano ganó fortunas por hacer payasadas que le festejaba la burguesía, porque era inocuo. Yo quiero morir pobre, pero tengo que existir. Y la Virgen sabe quién soy. Usted es muy misericordiosa y amable, pero se siente molesta al recibir amor. Eso es peligroso. No va a volver a pasar, y tampoco le va a volver a pasar con nadie, porque casi nadie regala su amor en este país del diablo. Un gran abrazo”

Masticó esas palabras mientras se cuestionaba si a debía olvidar tema o responder… hasta que se lanzó.

“Honestamente, no se si hago bien contestándole... pero lo siento

"necesario y saludable". Nadie discute sobre lo barato que pueden ser algunos escritors (la baldosa floja, y el lugar común siempre fue rentable para los que la ofrecen).

Quizá Ud. no me entendió, pero la Virgen (que también sabe de mi) si.


(no es soberbia, esa especie de “enfado” que muestra frente a esta especie de “contrariedad”, que representa la sinceridad “misericordiosa y amable” de mis palabras?) -“No va a volver a pasar, y tampoco le va a volver a pasar con nadie, porque casi nadie regala su amor en este país del diablo”-

En cualquier caso: no fue mi intención que se sintiera ofendido. Mi intención fue ser sincera y sentirme "libre al serlo" Ya ve: las intenciones no siempre cuentan (Ud. me publica amor, le digo que no me gusta el amor impuesto...El amor es como la Fe y recuerdo aquella frase que dice: “la Fe se propone, no se impone”.

No me retracto de lo que escribí (se del tono de mis palabras al escribirle -cansada, sin dormir y sincerísima). La polisemia aveces es una bala perdida. No se enoje con una desconocida que cruzó “al barrer” (no es sano, no nos hace bien, no estamos acá para eso) vuelva a disculparme abrazo”

Pasaron menos horas que la vez anterior, cuando llegaon las siguientes palabras:

“No estoy enojado y la sugerencia de mi eventual soberbia me hace preocuparme todavía más por la falta de autoestima que detecto en


algunas de tus valoraciones. Detecto la falta de autoestima femenina (que puede degenerar en paranoia y es un mal mundial, por culpa del machismo milenario) con el horror y la rapidez con que detecto al maligno. Esa minusvalidez psíquica me costó una muerte simbólica de la que tuve que resucitar pegando pedacito por pedacito. Ahora quiero decirte que te quiero” y darte la paz. Miles de personas reciben mis "imposiciones" de amor hace años. Y solamente dos veces hubo manifestaciones como la tuya. Evidentemente, tu alma es muy fina pero está en un estado de vulnerabilidad, insisto, peligroso. Y te aclaro que jamás sentí, en 67 años, que mi arte fuera imprescindible para nadie. Pero es Orden del Señor crearlo y repartirlo. Un abrazo.”

Algo le hacía ruido. Tenía que contestar.

“Interesantes valoraciones. (meditaré sobre ellas) También te doy la Paz. (pero yo no quiero: yo amo. Es a partir de ese amor que reconocí en el documental, que me atreví a expresar mis pensares). Otro abrazo para ti”

La respuesta casi no se hizo esperar.

“Yo también te amo”.


Caro Ramponi (una de las primeras)*


Caro Ramponi

*(una de las Ăşltimas)


-DúosMarcela Castro-Leonardo Martinez Mato Murakami

1 Guardián, no existís, tenés mucho que aprender de la verdadera "inteligencia" oriental. Estábamos conspirando en una plazuela con cierta amiga, y fue nombrar un par de veces a Murakami que la siguiente vez que miramos al costado teníamos seis nipones seis, haciendo de turistas... y qué bien les sale. Cuando era obvio que lo que hacían era espiar nuestra conversación que redefinía los destinos del planeta, otro plan de conquista abortado, la colcha de la lola !!! de aquí en más cada puñado de fingidos turistas de aquellos lares (sepanlón, ningún turista "oriental" es un turista) serán llamados "murakamis" .Lo más sorprendente fue que frente a los Murakamis había unas piedras, en cada una de ellas había personas sentadas. En el centro un barbudo, de pelo largo, armando un cigarro o un porro, no se distinguía bien. Los jóvenes acompañantes tocaban pshyco killers en la guitarra mientras pasaban la botella de cerveza. En ese momento tomamos conciencia de las cosas; Era Jesús con algunos de sus apóstoles del siglo XXI Al escuchar que hablaban en inglés, los


Murakamis en japonés, mi amiga y yo en español. Todos miramos al punto central donde surgió del suelo una gran torre.

2 Mucho accidente de tránsito mortal, ché, según la lógica oficial imperante, próximamente se sacarían las calles de las calles, pero no se ilusionen, las veredas serán para los automovilistas, que son lo que importan, el peatón pasará de tener 20 segundos para cruzar paranoico mirando el relojito del semáforo a tener que ser un experto en garrocha. un delirio sí, como si sacar la plata de la calle en lugar de los chorros, obligar a usar tarjetas de bondi con gps, extorsionados por la diferencia con el boleto normal, obligar a maestros y profesores a promover alumnos pésimos para hacer número, salarios menores que los alquileres de pocilgas, no lo fueran. entre mil ejemplos más que podrían darse. Ya entrando en el 2047 con muchísimo calor. Se tuvo que volver al principio, dejaron de usar autos, los accidentes llegaron a tal nivel que estaban prohibidos. Obviamente siempre alguno burlaba las leyes, pero cuando lo encontraban en auto era condenado a la silla eléctrica. No había lugar para estacionar y un espacio era lo más codiciado cuando aún se podían usar, pero todos estaban armados para matar a quien osara robar el que quedaba libre. Los peatones no caminaban , viajaban en globos de helio, idea que trajeron los Murakamis cuando llegaron como espías a nuestro país. Los pocos indigentes que no tenían su globo eran asistidos por el


gobierno que les prestaba unos de modelos más antiguos, pero a caballo regalao... Los chorros fueron reducidos por los murakamis que los hipnotizaron y se hicieron religiosos, seguían robando, pero solo diezmos y sin violencia. Y por último cómo cambió el sistema educativo! No existían los maestros y había una corte como la de La Haya, donde jueces con pelucas blancas determinaban el nivel de estudio del alumno. Y así sucesivamente, no fue en vano la llegada de los Murakamis, el día de la plaza llegaron para quedarse.

3 Ya lo habíamos conversado varias veces y nos carcomía la mente el pensar a qué vinieron, qué estaban haciendo, por què nos seguían. Tendríamos algo valioso para ellos y no lo sabíamos? Eso era imposible, somos gente común, no tenemos dinero, no tenemos poder, pero a esa altura sabíamos que ellos nos perseguían. Vimos pasar a uno encapuchado, hablando por celular y muy nervioso, por suerte no nos había visto y decidimos seguirlo sin que se diera cuenta y con mucho miedo a que nos estuvieran vigilando, si era así, eramos boleta. Llegó a un monumento de nuestra ciudad, tal vez el que menos se imaginan, el monumento al aguatero que está en una plaza de la calle Rivera, accionó un botón que se encontraba en el lado derecho y se abrió una puerta que lo transportó hacia algún lugar. Nos acercamos y comenzamos a tocar al aguatero, a tal grado que casi nos llevan presos pensando que teníamos alguna especie de fetichismo con la


pobre estatua. Cuando ya nos estábamos por dar por vencidos, se nos abrió el túnel y fuimos absorbidos como si la tierra nos tragara. Cuando llegamos al fondo, no había nadie, caminamos unos metros y nos encontramos con una máquina, que nunca habíamos visto, pero al seguir caminando notamos que era de clonación y de ahí surgían los Murakamis… Comenzamos a hablar en interjecciones, pero entendíamos lo que decíamos y escuchábamos, al espantar un cascarudo de mi sien topé con el borde de mi ojo, se había achinado, nos vimos como en un espejo, -parezco el chino Recoba! clamé de aquel modo entrecortado, nos reímos, pero por la sorpresa, luego llegó el "quienes somos ahora? y los nuestros?", fue decirlo cuando nos vemos, como eramos antes, sentados en un banco del parque, hablando de libros, rodeados por turistas japoneses, nos acercamos y juntamos con nuestro protoplasma primario, no salíamos del asombro, los murakamis inofensivos, fotografiando hormigas y tickets de supermercado, al grito de calo!, calo!, país calo! no hablaban del calor. pero sabíamos que solo nos distrajimos, al unísono caímos en que si la frase que llamó a los harukis fue "tan luego kafka para estar en la orilla", un flaco no paró de toser en un acento extraño a nuestro lado hasta que se fueron los murakamis, nosotros, los árboles, la estatua que dejó por fin la carga en el piso, los árboles, y el tiempo.


Hijo/ Tinta china y tĂŠmpera blanca sobre papel caballito Claudia A. Pittamiglio


Claudia A. Pittamiglio “El secreto”


Cadáver exquisito (selección de un grupo en Facebook) 1 Hay un monte de violetas colgando desnudo entre las plantas y no es poesía Hay una pluma que recorre en el tiempo todas las eras y no es poesía Hay una almohada donde viven nuestros monstruos y no es poesía Hay un baúl lleno de palabras perdidas y no es poesía Hay una lengua que calla lo que el espíritu grita y no es poesía Hay un desierto capilar en cada esqueleto que no abraza y no poesia Más no puedo pronunciar lo que es poesía, pues es todo lo que en mis labios habita.

Susana Páez, Claudia A. Pittamigio, Marcela Castro y Marié

2 Un golpe de viento abrió la ventana una ráfaga me despertó del letargo una brisa se posó sobre mi Sucumbí

Susana, Claudia, Marcela y Marié


Gracias a todos los Autores que me cedieron amablemente su trabajo para difundir. Gracias a Hugo Giovanetti y a Leo Martínez Mato por asomarme a los escritores Orientales contemporáneos y "hacérmela creer". Gracias a Claudia A Pitamiglio que me prestó sus Obras Emergentes, estuvo al tanto y me alentó, a Isis Filgueiras, que me prestó la foto de la portada y me confio parte de su mirada mágica. También gracias a Susana Páez (por las correcciones, que siempre vienen bien)y a Leonardo Scampini (por el apoyo y la paciencia). Gracias a Marcela Castro ya Lily Gar de la Atemporal, por su generosidad. Gracias a los que no me conocen, asalté, en estos pasillos virtuales para pedirles su trabajo y me dieron el SI. Gracias a Noé Lima, el padre de la metáfora (a quien todos debemos leer alguna vez). A mi amigote Izrael (¡perdón, por escribir mal tu nombre!). A todos y cada uno ...a Guillermo (Ups! Casi me olvido) y a Juan.

ObraEmergente, pretende continuar compilando/editando/apareciendo para DIFUNDIR aquello que considere imprescindible.*

Marié Uría (compiladora)

*El primer número de esta Compiladora, fue realizado entre diciembre 2017 y marzo de 2018.




Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.