Ecos de la Independencia Nacional en Oaxaca Texto: Rubén Vasconcelos Beltrán (+)
D
on Miguel Hidalgo y Costilla al escuchar al alcaide de Querétaro, Ignacio Pérez y al capitán Aldama, quienes le transmitieron el mensaje de la corregidora doña Josefa Ortiz de Domínguez informándole de que la conspiración había sido descubierta y al no encontrar otra alternativa, no le queda más que decir a sus compañeros: “¡Vamos a coger gachupi-nes!” Los feligreses llegaron al templo de Dolores aquella madrugada y al concluir la misa Hidalgo los reúne en el atrio invitándoles a ir en pos de la Libertad y la Independencia de estos territorrios, nadie estaba preparado para una empresa del tal naturaleza salvo al-gunos soldados criollos que desde hacía tiempo manifestaban su inconformidad por la forma de gobierno, el despotismo y la falta de oportunidades, pues unos gozaban de grandes privilegios, lo más vivían en extrema pobreza. Aquellos primeros campesinos, peones, artesanos, pronto sumaron miles, y al grito de “¡Viva la América! ¡Muera el mal gobierno!” marcharon bajo las órdenes de los Aldama, los Allende, Mariano Matamoros, Mariano Jiménez y otros, dirigiéndose primeramente a San Miguel el Grande, pasando por Atotonilco, en donde tomaron el
estandarte de la Vir-gen de Guadalupe como su guía y conductora; ya nada los detenía, llegaron a Celaya, Guanajuato, Querétaro, Valladolid, Acámbaro, Tarandacuao, Maravatío, Toluca y al Monte de las Cruces, pero las cosas no fueron fáciles pues al saber del levantamiento las autori-dades virreinales tomaron de inmediatos sus providencias movilizando a sus mejores hombres para someter a los insurrectos. El 29 de octubre, en Morelia, la antigua Valladolid, don Miguel Hidalgo ordenó que no se mencionara más el nombre Fernando VII, pues deseaba que el país fuese libre sin la pre-sencia de ningún extranjero que pudiera intervenir en el gobierno; proclama la abolición de la esclavitud, el pago de tributos y otras gabelas e impuestos a las castas, esto lo colo-ca como el primer hombre del continente americano que se atrevió a tomar tales medi-das, adelantándose a Abraham Lincoln, quien proclamó la independencia de su patria cuarenta y ocho años después. Como sabemos, la campaña iniciada por don Miguel Hidalgo y Costilla duró muy poco tiempo, pues el 17 de enero de 1811, los insurgentes fueron derrotados en Puente de Calderón,
desbandándose el ejército; Hidalgo salió para Aguascalientes, Zacatecas, y tomó el camino de Salinas, el Venado Charcas, Matehuala y Saltillo, dirigiéndose a los Estados Unidos, pero él y sus hombres fueron aprehendidos el 21 de marzo de ese mismo año en las Norias de Baján (Acatita de Baján), siendo llevados a Chihuahua tanto Hidalgo como Allende y Jiménez, en donde fueron juzgados y sentenciados a morir fusilados el 30 de julio de 1811; una vez ejecutados, a los tres se les cortó la cabeza que en jaulas de fierro fueron colocadas en los ángulos de la Alhóndiga de Granaditas de Guanajuato, para escarmiento de todo aquel que participara en la insurrección. La noticia del levantamiento de don Miguel Hidalgo cundió por todos los rumbos, pero además, algunos personajes fueron enviados a promover las nuevas ideas y los grandes propósitos de estas acciones, así a finales de 1810, llegaron a Oaxaca Miguel López y José María Armenta, los cuales pronto fueron descubiertos, aprehendidos, encarcelados, juzgados y sentenciados a morir colgados en las canteras de Jalatlaco el 31 de diciembre de aquel año, una vez ejecutados sus cuerpos fueron mutilados y las cabezas puestas en es-
Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense. OAXACA PROFUNDO PAG. 2