OTR-El Revolucionario Nº85

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Organización de Trabajadores Revolucionarios

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OTR

Elecciones en EEUU

Disputa por la continuidad en el gigante del norte En una reñida elección, el bipartidismo norteamericano se enfrenta para ver quien se hace cargo de mantener la dirección de un modelo que, en lo esencial, comparten tanto demócratas como republicanos.

E

n pocas partes del mundo es tan evidente, como en Estados Unidos, que en la disputa presidencial se dirime el reparto de poder entre los grandes baluartes de la gran burguesía. Tanto el sostén material de los candidatos y sus partidos, como la orientación política de ambos dejan en claro su comunidad de intereses en las cuestiones de fondo, más allá de matices secundarios. En primer lugar, porque, tanto demócratas como republicanos son el producto directo del financiamiento del gran capital yanqui. De hecho algunos estudios consideran que, aún en medio de la grave crisis internacional, el gasto de campaña en estas elecciones alcanza los 6.000 millones de dólares (un 20% más que la campaña anterior) Figuras como Jeffrey Katzzenberg (productor de Hollywood) o George Soros, junto a empresas del nivel de Microsoft y Google son algunos de los más destacados grupos que están sosteniendo la campaña demócrata de Barack Obama. A su vez pesos pesados como Sheldon Adelson (una de las personas más ricas de EEUU, a cargo de los casinos Las Vegas Sands Corporation) o Paul Singer son millonarios aportantes a la campa-

Mitt Romney y Barack Obama.

ña conservadora de Mitt Romney. Hay bancos como el rescatado Goldman Sachs, que decidieron aportar sus millones a ambos candidatos. Todo este despliegue, es potenciado por el hecho de que la justicia levantó en 2010 las restricciones formales para el aporte de privados a las campañas, al tiempo que no exige que se revelen las fuentes de donde provienen(1). Además de que ninguno ha dado ninguna perspectiva sólida para enfrentar la crisis ni el importante desempleo, la afinidad entre los dos candidatos sobre los ejes directrices de la política gubernamental norteamericana se ve claramente en su defensa del lugar de EEUU como gendarme mundial que debe sostener una política exterior agresiva, entrometiéndose en los asuntos del resto del mundo cada vez que lo consideren útil para los intereses yanquis. Ambos candidatos defendieron abiertamente esa posición en el último debate televisivo, realizado en Boca Ratón, Florida. Allí, tanto el líder demócrata como el republicano apoyaron al estado genocida de Israel como su aliado y defendido y criticaron la autonomía nuclear de Irán, tema sobre el que se disputan quién debe ser más agresivo. Del mismo

Romney y Obama se saludan tras uno de los debates televisivos.

modo, ambos reivindicaron la orientación norteamericana en Siria, planteando que EEUU debe impulsar el armamento de los grupos opositores para tumbar a Bashar Assad y conseguir un gobierno de "amigos" de Estados Unidos. Del mismo modo, coincidieron en los trazos principales sobre su política de ocupación imperialista sobre Afganistán, Irán y Pakistán. Poca distancia podía encontrarse entre las afirmaciones de Obama sobre el carácter “indispensable” de EEUU para el ordenamiento del mundo, ufanándose de la muerte de Osama Bin Laden, con los planteos de Romney sobre la “fortaleza” de EEUU que, según el republicano, le plantean “una responsabilidad y un privilegio de defender la libertad y los principios fundamentales” como "la libre empresa" en el planeta(2). También los dos partidos de la burguesía yanqui reivindican, aunque haciendo poca mención, el uso de los aviones no tripulados llamados “drones” cuyos efectos vienen siendo aterradores. Según informes citados por Amnistía Internacional con unos 300 ataques este sistema ya ha asesinado a

entre 500 y 800 civiles, incluidos 176 niños. Y todo esto al tiempo que se mantiene abierta la base militar Guantánamo, el centro de detención y tortura más famosos del mundo; se sostienen los tribunales militares de excepción y se despliega la tortura en Afganistán y demás lugares donde EEUU interviene militarmente. Así, con un entendimiento en temas nodales, los candidatos de los dos grandes partidos antipopulares se alistan para definir las elecciones el martes 6 de noviembre, sabiendo que llegan con encuestas que prácticamente los presentan empardados con alrededor de 47 puntos cada uno. Allí, los apoyos más evidentes, como los de varios dirigentes latinoamericanos que reivindican la gestión del asesino Obama, no son tan significativos como aquellos que pueden definir la disputa. Así, por ejemplo, el apoyo de último momento del alcalde de New York, Michael Bloomberg, el artífice de la “tolerancia 0”, al candidato demócrata, puede ayudar a orientar la balanza. Al cierre de esta edición, ambos candidatos están embarcados en una feroz compaña en los dis-

tritos más significativos, y la ascendencia de Obama sobre estados clave como Florida y Ohio amenaza con dar el triunfo al demócrata por un margen estrechísimo. Sea como sea, es evidente que se está disputando la administración de un régimen basado en el consenso bipartidista tradicional norteamericano, defensor número uno del capitalismo a nivel mundial. Como expresaba recientemente Juan Gelman, “Sea Mitt Romney o sea Barack Obama, el tercero y último debate entre ambos candidatos a la presidencia de EE.UU. sobre política exterior ha mostrado que poca o ninguna diferencia hay entre los dos en esta materia: Washington continuará con su política de guerra destinada a dominar el mundo entero y con las políticas internas necesarias para ello”(3). … NOTAS: 1) “¿Hay realmente elecciones en Estados Unidos?”, Leandro Morgenfeld, Marcha, 2/11/12. 2) “Obama y Romney, con leves desacuerdos en política exterior”, David Brooks. Rebelión, 25/10/12 3) “Gane quien gane”, Juan Gelman, Página 12, 3/11/12


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