Revista Nuestro Agro MAYO 2018 N°294

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¿Quiénes tienen la culpa del atraso en los tambos? Por Miguel Ángel Ruiz Díaz Director de Nuestro Agro mruizdiaz@nuestroagro.com.ar

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as conclusiones a las que arriba el informe elaborado por el INTA luego de realizar una encuesta en tambos de las cuatro provincias más productoras de leche, arroja una serie de datos de gran contundencia en cuanto a la realidad en la que se desenvuelve la actividad de este sector. Sin desconocer las dificultades que suele enfrentar particularmente la producción de leche –clima, precios, mercados, economía interna, etc- el escenario en el que se desenvuelven los tambos, deja mucho que desear. Lo que este informe del INTA transmite con números elocuentes puede asustar a quienes desconocen en su totalidad el desenvolvimiento de la producción de leche. Pero para los actores del sistema –instituciones gremiales, productores en general, asesores, industriales y funcionarios entre otros- no son desconocidos los datos que se difunden. Lo que ocurre es que la amplitud de la información reunida permite realizar un amplio análisis y debería ser disparador de un debate y sinceramiento del sector para definir el futuro de los establecimientos, de su viabilidad en el tiempo. Seguramente más de un productor que se sienta involucrado en lo que refleja este relevamiento lo termine cuestionando tratando de contradecir los datos y buscando culpables por fuera de su establecimiento. Es decir, se trata de la clásica reacción humana de no reconocer o asumir responsabilidades cuando en realidad, el principal factor que determina el éxito de una empresa o actividad es el responsable de quien conduce y decide. La historia de nuestra lechería es extensa, ha transitado caminos sinuosos con acciones gremiales muchas veces extremas con la debilidad de que nunca los productores lograron conformar una única entidad que los representara. Los profundos cambios tecnológicos producidos en la década de los ’90 fueron positivos para que nuestra lechería pasara a ser conocida en el mundo. Los procesos de manejo fueron los más revolucionarios al margen de la tecnología de ordeño, diseño de instalaciones funcionales,

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enfriamento en el tambo y exigencias de una mejor calidad de leche. Pero no todos los productores se adaptaron o directamente se resistieron a los cambios y por esos tiempos cientos de tambos cerraron. Los efectos fueron parecidos en el resto del mundo. Sin embargo, lo que siempre cuestionó el productor fue el "precio" de la materia prima sin prestarle atención a los nuevos protocolos de trabajo, de buscar eficiencia en cuestiones clave para bajar costos y generar sustentabilidad en el tiempo. Nuestro Agro nació en ese pleno proceso de cambio y en cientos de artículos que se han escrito está contada gran parte de esa historia. Se visitaron tambos de todos los estratos y quedó comprobado que aquellos que aceptaron la transformación productiva hoy son tambos sustentables que aún siguen creciendo. Mejorar siempre es posible, pero si permanentemente se buscan excusas, causas y culpables, seguramente esos argumentos de "no hacer nada" y quedarse en el tiempo no tienen justificación alguna. No se trata de negar las incertidumbres en la que se vive en este país tremendamente oscilante. Cada cambio de gobierno significa un golpe de timón de 180 grados. Eso no ocurre en los países que crecen. Y con esos contrastes deben manejarse las empresas, y las del sector agropecuario son las más vulnerables. No obstante los productores argentinos han aprendido mucho y son innovadores y es un reconocimiento que se debe hacer. Pero no todos tienen la misma actitud y se han resistido a transformarse esperando alguna ayuda salvadora de los gobiernos de turno. Eso no ocurrirá, y quedó marcado a fuego que en el mejor momento de "bonanza de precios" en el mundo, el gobierno "nacional y popular" de aquel entonces se ensañó con el sector productivo agropecuario produciendo un lamentable atraso tanto en volúmenes de producción como en desinversión y atraso tecnológico. Por lo tanto, las conclusiones de este informe del INTA invita a reflexionar en profundidad dónde están las causas y responsabilidades del atraso que se observa en un alto porcentaje de tambos que aún funcionan pero que tienen un alto riesgo de desaparecer. Una técnica del INTA (ver nota aparte) Laura Galtaldi que se desempeñó en este estudio, reconoce que han existido problemas de rentabilidad y financieros para que el productor mejore sus estructuras, pero reconoce que "en las falencias de instalaciones también encontramos que hay márgenes de mejoras", contando que hay tambos -12%- con 30 años de antigüe-

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dad totalmente obsoletos. Pero más grave aún es que el talón de Aquiles de muchos productores es el manejo reproductivo, sólo un 64% realiza inseminación, muy pocos hacen saneamiento de Brucelosis y Tuberculosis y tienen altos niveles de mortandad tanto en crianza (11%) y en vacas adultas (6,8%) con un descarte del 16,4% y reposición del 23,4%. Además sólo el 30% realiza control lechero oficial, lo que permite suponer que en muchos tambos se desconocen los niveles productivos por vaca, justamente un punto clave para mejorar la rentabilidad. Otro aspecto que sobresale en el manejo del tambo es la ausencia de gestión, de llevar controles, de anotar, de analizar costos y tener un balance mensual. En todas estas labores como también es el manejo de las pasturas y la alimentación en general de los rodeos, no es competencia del gobierno de turno. Es absolutamente personal y empresarial. Debe ser la organización de los productores la que se ocupe de debatir con las autoridades las políticas de mercados, de precio, de comercialización. Por lo tanto, el gran problema del sector será superado con gestión tranqueras adentro, no importando el sistema de producción, si es pastoril, mixto o con confinamiento total. La región permite amplia flexibilidad para producir leche. Mientras tanto, con crisis o sin crisis, el mundo sigue cambiando y sacándonos ventajas, dejándonos fuera de competitividad.


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