barcos de armado En las tardes de lluvia, el tío armaba los barcos a escala de sus anhelos. “El barco de Drake y las galeras de Morgan” decía, “el astrolabio en su sitio para rodear las estrellas…” “Sir Walter Raleigh en sus galeras de cristal, camino del Orinoco, “las velas erguidas de la Santa María.” Y así juntaba las piezas sin reparar demasiado en las instrucciones. “Estas las gavias astilladas del abuelo de los abuelos” decía, “partiendo hacia el Dorado y las montañas”. Una distancia intraducible ensombrecía sus manos. En los ojos del tío la fugaz cartografía de los encuentros malogrados, y el viento. A su lado, entre cajas de armado o malecones de papel, el niño imaginaba sus futuros extravíos. Para Joaco
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Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural