Domingo 29 de marzo de 2020. Culiacán, Sinaloa
NOROESTE.COM
Coronavirus: ¿vamos mejor que España? ADRIÁN LÓPEZ ORTIZ alopez@noroeste.com
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asta ayer 28 de marzo España registraba 72,248 casos confirmados de Covid-19 y 5,690 fallecidos para una tasa de letalidad de 7.8 por ciento. En cambio en México, al día 28 de marzo se registraron 848 casos confirmados y 16 fallecimientos. La tasa de letalidad del Covid-19 en México es de 1.89 por ciento hasta ahora. Una pregunta recurrente sobre el avance de la epidemia en México es si las autoridades del país están actuando correctamente, midiendo bien los contagios e implementando las medidas de distanciamiento social necesarias para impedir que la epidemia detone y sature los hospitales. El distanciamiento social o “cuarentena” ha probado ser la única acción que contiene la epidemia a nivel mundial. Al éxito de esta estrategia se le denomina popularmente “aplanar la curva”, es decir, se busca que la epidemia se vuelva más lenta para acumular la menor cantidad de casos posibles en un periodo corto de tiempo. El subsecretario López-Gatell ha insistido en que ese es el objetivo de la política de salud federal: que el sistema de salud pueda
atender a los enfermos que requieran hospitalización. He venido trabajando un comparativo entre España y México para saber únicamente si estamos aplanando la curva o no y con la consideración de que el primer caso en España se presentó el 31 de enero, mientras que en México eso sucedió el 27 de febrero. España lleva 58 días lidiando con el coronavirus y México apenas 31. Es decir, México va prácticamente un mes atrás
que España en la evolución de la epidemia. Rea l icé u n análisis con un escenario donde grafiqué la curva de España por 40 días desde el caso 1 y agregué los datos de México con los 31 días acumulados desde el caso 1 también. Luego proyecté los 9 días faltantes con la tasa de crecimiento más reciente en México (18 por ciento). La gráfica es la siguiente:
En ella se puede notar que México empezó a registrar decenas de casos a partir del día 15, mientras que en España eso sucedió hasta un mes después del caso 1. Este comportamiento puede deberse a la detección más temprana de casos importados, como señaló el representante de la OMS en México, Jean Marc Gabastou en entrevista con El País: [México] “Tiene establecimientos, tecnología de muy alta calidad y personal muy preparado. La capacidad de reacción fue inmediata, tiene uno de los laboratorios de más calidad en la región y en el mundo, y fue el primer país en
OPINIÓN
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implementar el algoritmo para el diagnóstico completo”. La gráfica también nos arroja que al día 40 México podría tener más de 2 mil casos más que España si mantiene el crecimiento mostrado hasta ahora. Sin embargo, en ese punto en España la tasa de crecimiento de la epidemia era superior al 40 por ciento diario y en México la tasa actual es menor (22 por ciento). México todavía no llega todavía a ese punto de maduración, pero esta semana es clave para saber si el país logrará reducir el crecimiento de los casos para que la proyección ca mbie. Pero a juzga r por el enérgico llamado a quedarse en casa del Dr. López-Gatell el día de ayer, tiene sentido pensar que estamos por ver el punto de inf lexión de la curva mexicana. Para bien o para mal. De verdad espero que la estrategia del gobierno mexicano funcione: aplanar la curva para que los hospitales no revienten, ganar tiempo para equiparlos lo más posible y ejecutar las medidas de mitigación y distanciamiento social en lugar de realizar más pruebas. Si estamos subestimando el contagio lo sabremos muy pronto y no habrá ma nera de esconderlo porque los enfermos saturarán las salas de espera de los hospitales. Ojalá no sea así. Cuidémonos todos.
Qué irresponsables
KRATOS JUAN ALFONSO MEJÍA LÓPEZ
FAN N IA C AD ENA
juanalfonsomejia@hotmail.com Twitter: @juanalfonsoML
Aprender... en tiempos de coronavirus
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a Secretaría de Salud será quien dicte los tiempos de regreso a la normalidad escolar. Habremos de estar atentos en todo momento, porque todas las contingencias se resuelven a partir de pequeños episodios; la resolución de esas pequeñas coyunturas son determinantes en la evolución de la historia en su conjunto. En términos educativos, la fecha señalada hoy en día para el regreso escolar es el 20 de abril. Cuando todo esto termine y hayamos derrotado al coronavirus, habremos de resumir la experiencia ganada a partir de este episodio internacional, con consecuencias muy precisas para el sistema educativo sinaloense. Les comparto algunas de ellas a la luz de nuestra actualidad. Primero, nuestro sistema educativo presenta fragilidades que son urgentes atender. El tiempo de la educación es siempre el presente. Resulta difícil atender en ocasiones la infraestructura escolar y dejar de lado las plantillas escolares, lo mismo que la formación de los docentes o la actualización de las normales. La educación ha demostrado ser en más de una ocasión el mejor instrumento para edificar una sociedad más justa e incluyente. Necesitamos cada vez más escuelas que desafíen su contexto y hagan posible que más niñas, niños y jóvenes rompan el ciclo vicioso de “origen es destino”. ¡NUNCA MÁS! De ahí mi
compromiso con el Gobernador Quirino Ordaz Coppel, porque hacía mucho que no se daba esta batalla. Segundo, las circunstancias actuales le imponen un nuevo desafío al sistema escolar: ¿cómo evaluar? En tiempos inéditos, evaluar a los alumnos como comúnmente lo hacemos sería insensato. Nuestras maestras y maestros se han esforzado mucho para buscar acompañar a sus alumnos en este momento de “escuela en tu casa”. Sin embargo, plantear un escenario de exigencia bajo condiciones normales sería insensible de nuestra parte. Las madres, padres o tutores también hacen un gran esfuerzo para que sus hijos “no se atrasen”, pero las condiciones en los hogares son extraordinarias. Tenemos que ser flexibles. A los docentes y directivos educativos, tanto como a los padres de familia les digo: GRACIAS. Gracias porque a través de su esfuerzo generamos esperanza, al tiempo que mandamos un mensaje de serenidad social al conjunto de nuestros hogares. Hasta hoy no éramos conscientes, pero nuestras escuelas son un termómetro social y hoy comprendemos que la escuela somos nosotros, no unos ladrillos. Que la determinación por acompañar los sueños de nuestros hijos y nuestros alumnos no permita que nuestros hogares se inunden de stress y tensión. Este
Amor en tiempo de coronavirus ALBERTO KOUSUKE alberto.kousuke@uas.edu.mx
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menos que seas un Otaku, seguramente el aislamiento social ya ha empezado a afectar tu estabilidad mental. Un Otaku es un espécimen joven obsesionado con las computadoras o aspectos de la cultura popular. Dicha obsesión resulta perjudicial sobre su vida social ya que suele vegetar en aislamiento. A la mayoría de nosotros la soledad no nos sienta bien. En esta situación, nuestro cuerpo empieza a evocar sentimientos desagrada-
bles. Esto es una respuesta adaptativa (como la sed o el hambre) que nos motiva a buscar interacciones sociales justo como el hambre nos incita a procurar comida. Nuestro cerebro tiene un circuito encargado de regular nuestra conducta motivacional y emocional, el sistema límbico. Este circuito cerebral evoca emociones como estrés y ansiedad en situaciones que no favorecen nuestra sobrevivencia (hambre, soledad, etc.) con el fin de incitarnos a la acción y perpetuar nuestra existencia.
no es el objetivo. Tercero, como Secretario de Educación Pública y Cultura en Sinaloa (SEPyC) me siento privilegiado al poder reconocer a cada uno de nuestros docentes y directivos. En tiempos de incertidumbre, los maestros y maestras han puesto literalmente “el pecho” para procurar el aprendizaje básico de cada gra-
do y asegurar, en medio de las diversas realidades, que todos sigan en la escuela. Desde SEPyC estaremos atentos para priorizar la carga académica si así llegara a requerirse, además de distribuir actividades para el aprendizaje en apoyo a docentes y familias en circunstancias desconocidas hasta ahora. Como corolario me quedan
dos inquietudes sobre las que tendremos que seguir reflexionando: la profundización de las brechas sociales generadas por las inequidades del sistema en todos los niveles, así como el impacto de esta coyuntura para todos aquellos que viven necesidades educativas especiales. Tenemos tarea. Que así sea.
Los humanos somos animales sociales, necesitamos convivir con otros miembros de nuestra especie para sobrevivir. De hecho, las personas con relaciones sociales débiles son 50 por ciento más propensos a morir que aquellos con conexiones sólidas. En otras palabras, ser solitario es tan letal como tomarse dos litros de refresco de cola al día. En una situación como esta pandemia, en la que se requiere reducir o eliminar el contacto directo con otros humanos, el aislamiento, y la falta de actividad física puede alterar nuestras mentes. De acuerdo con un estudio publicado en The Lancet hace un mes, los principales síntomas durante una cuarentena por una pandemia son estrés, depresión, confusión, ira, miedo, y abuso de sustancias (https://doi.org/10.1016/S0140-
6736(20)30460-8). Asimismo, reportan que el 29 por ciento de los pacientes que estuvieron en cuarentena con el coronavirus del año 2003 sufrieron de estrés postraumático. La intensidad de estos síntomas dependen en gran medida de la personalidad. Una persona extrovertida tendrá más dificultades para adaptarse al aislamiento que un introvertido. Por otro lado, quedarse encerrado 24/7 con otros seres humanos también tiene sus consecuencias. En situaciones de confinamiento extremo las personas suelen sentirse atrapadas, esto dispara respuestas de defensa y ansiedad. Solemos reaccionar emocionalmente y automáticamente cuando estamos ansiosos, esto se transfiere a nuestras interacciones con las otras personas que compar-
ten nuestro espacio. Esto puede escalar a respuestas defensivas recíprocas. En ambas situaciones, para aquellos que tenemos la fortuna de permanecer en cuarentena, la OMS recomienda mantener contacto indirecto con las personas más allegadas, realizar ejercicio, desarrollar una rutina de actividades, enfocarse en lo positivo, y ayudar a nuestro prójimo (en la medida de lo posible). Pocos mexicanos han sido infectados con el SARS-CoV-2, y menos aún han sido diagnosticados con Covid-19; no obstante, todos estamos propensos a sufrir los estragos del aislamiento social. Esta pandemia no es una carrera, sino un maratón. Debemos de prepararnos y tomar medidas para que esta situación no dañe nuestro cuerpo y mente.