Ficciones
Gabriel Saldías
"E s un mundo malo y oscuro el que te
Cómo ser Cydia LeGrange completa soledad, únicamente entretenida
espera allá afuera”, le decían los padres a la por las invenciones de su mente: caballeros pequeña Cydia LeGrange desde que apren- andantes tras las cortinas, durmientes prindió a hablar. El señor LeGrange, magnate cesas de alabastro en los múltiples sofás, enriquecido gracias a la producción de un murciélagos sobre los candelabros del tamanuevo tabaco supuestamente no nocivo para ño de África. En su imaginación sorteaba la salud, apretaba sus espesas cejas y mordía peligrosos ríos y se descolgaba de empinasu pipa de madera al hacerle esta adverten- dos riscos al tiempo que arreglaba su perfeccia. Su madre, la señora LeGrange, general- to vestidito rosa para la cena de esa noche. mente se conformaba con asentir cuidado-
La cena se servía en una quilométri-
samente cada vez que su marido movía su ca mesa solamente utilizada por los tres enorme dedo índice y señalaba por la ven- LeGrange, lo más distanciados posible unos tana. “Tras el cristal –advertía– la Tierra se de otros. Como si de un ritual se tratase, ha convertido en un páramo, sólo en casa padre, madre e hija acompasaban sus rigupodrás estar segura”.
rosos movimientos para que nunca un rechi-
Cydia aprendió a vivir el encierro como nar de cucharas o cuchillos estuviese fuera un reo acostumbrado a su celda tras un par de lugar. Una ópera del trivial comer que de décadas. Incuestionada, solía recorrer las duraba aproximadamente dos horas, tiempo mil habitaciones de la enorme mansión en en que la familia no cruzaba palabra algu22 www.preferirianohacerlo.com Febrero 2012