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Sapiens: De aves a jaulas

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diez

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Hoy me levanto de mi pequeña cama. Como es costumbre, con esa sensación horrible en el pecho, aquella ave que se agita queriendo escapar de esta rara jaula de barrotes que no veo; y todo esto sucede al escuchar ese ruido incesante. Cuando me acerco lentamente y de manera cautelosa, la veo a ella escondida con un torrente que baña su rostro. Dudo sobre lo que siente porque esconde los ríos que salen de sus ojos cuando aterrizan sobre su manto. Antes sin su presencia, solo era un canto. Pero esto es aún más constante en nuestra jaula, somos tres aves enjauladas y lo curioso es que sabemos que por ser aves lo decidimos así.

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