Nexo Deluxe Edición 29

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Desde 10 de Octubre hasta 23 de Octubre de 2009 |

AQUÍ Y AHORA

Como en familia

Marcelo Koth, en el papel del que se hace Es uno de los actores de “En familia”, la obra dirigida por Falabella y que vio la luz el sábado pasado en Bahía. Pero antes que eso, es el Marce, el kiosquero de mi barrio, un tipo que te atiende mientras se canta un tango. Por Agustín Hernandorena ahernandorena@periodicoatico.com.ar

Siempre quisimos romper con el prejuicio del artista como un ser separado de la vida práctica. Marcelo viene gritando como un loco y le mete un hachazo a las barreras que separan al arte de la vida misma. Un día mientras le pedía una Tarjebus, por lo bajo, me dijo: “Hago radio”; lo escuché, ahí rompí esa barrera. No para de hacer chistes, se ríe solo; por ahí entrás y está bailando o gritándole a Víctor Hugo, te sale con frases que te dejan mas helado a las 7 de la mañana, te hace esperar porque no se quiere perder la noticia o desafía a los proveedores, incluyéndote en la cuestión. Tiene 39 años, una mujer (Karina) y dos hijos, hizo radio y es el kiosquero de mi barrio. De estas y otras cosas, responde Marcelo Koth, el Jorge Acuña de “En familia”. [El punto de darse cuenta] Estimo que el darte cuenta que sos actor es el ultimo eslabón de la cadena, la cual tiene un ascendente familiar, que te lleva a realizar esta actividad; por otro lado ¿quién no fantasea de chico con ser actor, cantante o bailarina?, bastaba con tener una abuela condescendiente en sus dichos, y eso resultaba “agorero”. Pero creo que la fortuna juega un papel preponderante, muchos comienzan esta actividad y abandonan en la mitad del camino, porque se dan cuenta que no es lo que quieren; en cambio otros, como en mi caso, comienzan para “hacer algo distinto”, o por recomendación de algún especialista, y terminan enganchándose en proyectos importantes que van mas allá de las expectativas por uno creadas. Yo me inicié en esto como complemento de una terapia familiar. Me recomendaron realizar una actividad en conjunto con mi hijo, así llegamos a Artestudio, él ingresó primero. Ahí Facundo Falabella, director de la compañía, me invitó a presenciar una clase, diciéndome “vení, sin compromiso; si te gusta te quedás. Aunque yo sé que te va a gustar”. Y así fue. Marzo ‘08 fue el inicio, octubre ‘09 nos encuentra estrenando una obra. [Inicios] En noviembre del año pasado,

realizamos una muestra, mi primer encuentro con el escenario, con el público, desarrollando las primeras técnicas aprendidas, modismos pertinentes al teatro; teatro como arte, como disciplina. Recreás, formás, hacés creíble un personaje, mediante el cual, el público, transita por una historia. Ahí, entiendo que es donde te das cuenta cuándo y por qué llegaste al teatro. El antes queda marginado por el presente, ya que el futuro no lo conocemos... con respecto al vínculo con el teatro, como tal, cero. De hecho practiqué la negación a esta actividad desde la ignorancia. La influencia genera que se entienda que para ser actor hay que estar “loco”, o te dicen: “Yo no me animaría a hacer lo que vos hacés”. Hoy

por hoy, todo eso quedó descartado y tal vez, los que “hacemos teatro” estemos locos... Aunque pensándolo bien, habría que analizarlo (risas). [La cosa de hacer teatro] Es un trabajo; tiene día y horario para los ensayos, y si faltás, tiene que ser con aviso. Cualquier laburo que se precie de tal, mínimamente, tiene esas exigencias. Yo, en la actualidad, lo tomo como un hobby, responsablemente, pero hobby al fin. Ya te comenté que entré en esta actividad como complemento de una terapia familiar y es una herramienta importante para canalizar todos los problemas que van surgiendo en lo cotidiano. Sentir y hacer sentir que sos otra persona, que vive una historia diferente a la tuya, sirve y mucho. Después de cada ensayo llego a casa más liviano, con otra perspectiva de las cosas, con otro aire, más fresco. Particularmente me genera muchas ganas. Ganas de todo, todo lo que se te ocurra, todo. Te das cuenta de que si sos capaz de meterte en la vida de un personaje, la realidad en la que estás sumergido puede resultar menos complicada de lo que la complicás… ¡Guarda! No soy hipócrita, vivo en este bendito país, las cosas no me resbalan porque hago teatro, no me hago inmune a nada, ni a nadie. Pero esta actividad me ayuda a no sufrir por cosas triviales. No me sirve flagelarme porque perdí el bondi y llegué tarde al laburo, de todas maneras llego tarde. Eso si, me hago cargo y pido las respectivas disculpas. Soy independiente laboralmente hablando. No tengo un jefe que me presione, pero eso no quita mi responsabilidad en la vida. Tengo una familia que mantener y me debo a ellos. Todo eso hace que entienda al teatro como un laburo, como un hobby, como terapia, como medio canalizador de los problemas diarios. Si observás bien, hay un actor en cada uno de nosotros. El estar arriba de un escenario, creo, que no hace la diferencia. Desde que amanecés, hasta que te acostás, estás actuando y no te das cuenta. [Una búsqueda o varias] Sobre todo, pasarla bien. Facu siempre recalca que esto es un juego, entenderlo así, facilita las cosas. Podés entrar y salir de un personaje con naturalidad. A algunos este ítem nos cuesta más que a otros, pero si lo tomás así, como un juego, jugás. Todo va mas allá de lo que uno ve en cada presentación, estimo que lo primordial que se busca es dejar un mensaje. En cualquier nivel. [Trabajo/actuación] Vos entrás a mi negocio y siempre me vas a encontrar con buena onda. Primero, porque vivo de esto y merece que así sea. Si no te brindo un “buen día” y una de mis mejores sonrisas, no vendo.; y si no vendo, no llego a fin de mes. De todas maneras me cabe demostrar esta actitud. Entonces, entrás y me encontrás bailando, cantando, hablando con la radio; siempre fue así. Ahora tengo herramientas que me ayudan a explayarme más. Y si se quiere,

[FECHAS]

Este proyecto colectivo debutó con éxito, el sábado pasado en Colon 80. El 17 y el 31 de octubre, y el 14 y 28 de noviembre, y hasta una posible fecha en diciembre, todas estas fechas con lugar a confirmar, son las siguientes arremetidas. Recomendamos revisar la Agenda de Nexo.

mejor. Aparecen muchos mecanismos de la actuación, manejás la forma en que hablás, que te parás. Esas formas varían según a quien tenés enfrente. Si es cliente, es de una manera, y “vendés”; si es proveedor, te sirve para conseguir alguna oferta que te reditúe tanto a vos como a la clientela. Pero mas que nada, esos mecanismos le ayudan al “otro”. Podés ser confesor de alguna travesura infantil como, también, psicólogo de la abuela jubilada a la que no le alcanza para los remedios. Yo siempre digo que voy a escribir un libro con las historias que se viven dentro de mi negocio. Como todo “boliche” de barrio, existen un millón. [La radio con amigos] El programa se llamó “Lo que hay”. Lo hice con dos amigos-amigos. Digo esto porque entiendo que nuestra relación perdura, porque no nos estorbamos. Estamos en las buenas y en las malas, y si bien pasan días y hasta meses sin comunicarnos, somos los primeros a quien acudimos ante la necesidad. Somos como el martillo del colectivo, viaja siempre, pero solo se usa cuando se necesita, ¿entendés? Uno de ellos es mi compadre, padrino de mi nene más grande, Fabián Ramos. Y el otro, es un gran ensayista, si se permite el término, ya que escribe, y muy bien, Pablo Giacomelli. Lo iniciamos en una FM, que no sé si existe aun, FM Power, de ahí pasamos a la Mega (Bahía Blanca). Lo fuerte del proyecto se dió ahí, a tal punto que se lo confundió con un programa bajado de la señal directa de Buenos Aires. Un programa de interés general, para someterlo a una clasificación, porque tenia de todo un poco. Lo destacado del programa fue el comic-oral Hombreman, invención de Pablo. Un superhéroe que estaba lejos de serlo, se lo confundía con esa cualidad por su nombre: Roberto Hombreman. Mi participación estaba dada en la conducción del programa, y hacia las veces de Hombreman, es decir le ponía la voz al personaje. Terminamos con un paso fugaz por Malvinas Rock, hasta que los auspiciantes se dieron cuenta, y se terminó (risas). No, en realidad abandonamos por cuestiones laborales. [“En familia”: el debut] El debut genera,

todo lo que cualquier debut puede generar. Expectativa, ansiedad, adrenalina elevada, cosquilleo en la panza. Tengo que aclarar

que la terapia me enseñó a manejar el tema del nerviosismo, es decir, que no estoy nervioso; aunque si tengo un baño cerca es mejor (risas). Pero por sobre todo genera una gran responsabilidad. Estar frente al público no es algo de todos los días, mas cuando sabés que van a verte toda clase de espectadores; desde el que conoce y entiende de teatro, hasta el que quiere innovar con una salida distinta. El abanico es amplio y eso cuantifica la responsabilidad. Mi personaje dentro de la obra es el padre de la familia. Un tipo totalmente distinto a mí, así que tuve que jugarlo. Fue un trabajo importante, de hecho, Facu me cambió la interpretación varias veces, hasta llegar a ser el “Jorge Acuña” necesario para la obra. Todo lo novedoso provoca vaivenes no considerados. Por suerte, el director, me fue llevando con paciencia y tranquilidad. Como te decía anteriormente, la premisa es entender que esto hay que tomarlo como un juego; de esta manera lo hicimos y pudimos encontrar el personaje. Fue un gran desafío para mí este “Jorge Acuña”, más que nada porque hasta que no acepté la esencia del personaje, no lo pude soltar arriba del escenario. Obviamente, para entender lo que expreso tienen que ver la obra. Trabajar colectivamente está muy bueno. Tengo que destacar que a este grupo, no hay con que darle. Desde el principio se formó una estructura muy compacta. En muchos aspectos se ve la mano del director, pero en general se percibe el respeto por el otro; uno es desde el otro, tengo que afirmar que yo no hubiera alcanzado desarrollar mi personaje si no fuera por ellos. La obra está dada para que la realice un grupo, así es que había que construirla, de este modo: en grupo. Desandamos un proceso muy rico en su contenido; imagináte que para recrear una historia, lo primero que tiene que funcionar es la confianza; y esto se dió sin forzarlo. Quiero decir, nadie se sintió más que el otro, al contrario. Hay gente con experiencia en teatro dentro del grupo, y esto no modificó nada; se trató de nivelar para arriba. Cada uno entendió cuál y porqué era importante el papel que le tocó. Fueron apareciendo las exigencias, y al mismo tiempo se superaron, apoyándose con el otro, no en el otro. Insisto, sin la compañía de todo el grupo, no se hubiera logrado mi versión de “Jorge Acuña”.


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