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El programa CAMP de la WMU ofrece oportunidad universitaria para trabajadores agrícolas
from Ed.484
Encontrar un lugar: Entrevista con Liliana Salas, directora del Campus Assistance Migrant Program (Programa de Asistencia a los Migrantes) de Western Michigan University

Lily Salas y Marisol Robles.
Foto: Jesús Grillo, New/Nueva Opinion
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Por Martín Vélez
Kalamazoo, MI - Establecido en 1972 por el Departamento de Educación de los Estados Unidos, el College Assistance Migrant Program (Programa de Asistencia Universitaria a los Migrantes), o CAMP, asiste a los estudiantes con raíces en las comunidades de trabajadores de temporada o migrantes a completar sus primeros años de estudio en las instituciones de educación superior. Desde el 2012 y después de varios esfuerzos por la administración de establecer el programa, se ha ofrecido el programa en la Western Michigan University (WMU) para todos los estudiantes que lo necesiten, ayudándoles a establecerse dentro de la universidad y planear sus carreras hacia el futuro.
New/Nueva Opinión tuvo la oportunidad de entrevistar tanto a la directora actual del programa, Liliana Salas, sobre la experiencia de los estudiantes inscritos, y los planes y metas para el futuro, así como a Marisol Robles embajadora del programa CAMP y estudiante de pregrado en la WM.
Liliana Salas, nació en Michoacán, México, llegó a Michigan en el 97, cuando tenia 9 anos de edad, tiene una Licenciatura en Psicología y una maestría como Trabajadora Social.
N/N.O.: ¿Cómo se establece CAMP en la WMU?
Liliana: “Este programa nacional se estableció para ayudar a los hijos de los migrantes, porque vieron que había muchos estudiantes que se salían de la escuela y no tenían la oportunidad para seguir adelante”.
“Aquí en la WMU, Diana Hernández, quien trabajaba en la oficina de asuntos multiculturales, quiso traer este programa y aplicó por la subvención que maneja este programa durante ocho años seguidos, y siete de los ocho años lo negaron. Hay otro programa de CAMP en la Michigan State University, pero más allá de esos dos programas, no hay ninguno en el estado ni en los estados que están a nuestro alrededor.
N/N.O.: ¿Cuántos estudiantes al año atiende CAMP?
Liliana: Básicamente nos dan la subvención para 40 estudiantes al año durante cinco años.
Contamos con cuatro personas de trabajo profesional, la directora, la persona que hace el reclutamiento, la coordinadora y nuestra administradora.
También contamos con varios estudiantes, como Marisol, quien es una de nuestras embajadoras. Ellos nos ayudan a guiar a otros estudiantes de una manera que le llamamos “peer-to-peer” y en otras áreas administrativas.
La subvención nos permite que les demos a los estudiantes una beca para costos de la universidad, una beca para los libros y también les damos una mensualidad, digamos, un cheque mensual para sus gastos personales. También les hacemos seguimiento académico, los apoyamos, los guiamos, ayudamos en clases, les damos apoyo cuando entran en la universidad para que sepan como movilizarse dentro de la ésta.
N/N.O.: ¿Siempre está lleno el cupo? ¿Dices que son 40 por año?
Liliana: Por año, sí. No siempre–este año vamos a tener alrededor de 23 estudiantes y más que nada es por resultado de la pandemia. El año pasado tuvimos 39 y cuando se terminó el primer semestre, se salieron como cinco. El año antepasado servimos 43–depende del año. A veces tenemos más, a veces no tenemos los 40.
N/N.O.: ¿Cómo es el proceso de reclutamiento?
Liliana: José Alexis Mejía, coordinador de Outreach & Recruitment (Alcance y Reclutamiento) se desplaza hasta las escuelas secundarias, en comunidades y en otras áreas de educación a presentar el programa. Por ejemplo: hemos ido con el Concilio, hemos ido a eventos de donde están trabajando directamente con los trabajadores agricultores y les pasamos información a ellos y también hemos tenido clientes que vienen directamente.
N/N.O.: Usted dijo que por promedio se admiten 40 estudiantes al programa. ¿Cómo considera la eficacia de la difusión que han hecho en la comunidad, teniendo en cuentas esos números? ¿Ustedes creen que se podrían servir más aplicantes a través del programa?
Liliana: Sí, definitivamente sí, porque en promedio él – Alexis – está trabajando con algunos 80 estudiantes, ha habido años que ha tenido aplicaciones de hasta de 200. Si tuviésemos capacidad para servir a más estudiantes, le serviríamos a más, porque lo que él hace, lo que hacen los reclutas de los programas de CAMP, no lo hacen con ese mismo nivel de intensidad otros reclutas de la universidad. Podríamos servir más si hubiera más fondos.
N/N.O.: ¿Cuáles son los requisitos que deben tener los estudiantes para poder aplicar al Programa CAMP?
Liliana: Puede ser que el estudiante trabajó por mínimo de 75 días en los últimos dos años en la agricultura como de temporada o trabajo de migrante, o que los papás hayan trabajado en la agricultura por 75 días. Definimos trabajo de temporada como alguien, por ejemplo, que vive en Kalamazoo y ha trabajado en un vivero por tres meses en los últimos dos años. Eso es trabajo temporal, que nada más se hace en esos tres meses y cuando terminan ese trabajo de los tres meses, buscan otro trabajo o tal vez no están trabajando. Trabajo de migrante sería, por ejemplo, una familia de Texas viene a trabajar acá, ya sea en un vivero o en una ranchería o en algún otro tipo de agricultura, y cuando termina la temporada se van a otro estado o se regresan a Texas.
N/N.O.: ¿Hay requisitos de ciudadanía?
Liliana: Sí, tienen que ser residentes permanentes o ciudadanos porque son fondos federales. Cuando hay estudiantes que tienen DACA o son indocumentados, trabajamos con ellos para darles otros recursos en la universidad, pero no podemos darles el mismo servicio de CAMP.
N/N.O.: De muchas maneras, en estos últimos años, el clima para los migrantes, sobre todo los migrantes hispanos ha sido difícil. ¿Cómo en CAMP han enfrentado esta situación? ¿Creen que los solicitantes están prevenidos al acercarse a ustedes?
Liliana: Sí, ha sido a nivel de estudiantes, de padres de familia y también empleadores. En los últimos años no necesariamente nos han abierto las puertas fácilmente. Si hay alguien en la comunidad que tiene a un hijo o hija o sobrino aquí en la universidad y le cuentan a alguien más sobre CAMP, ellos lo refieren a nosotros para que hablemos con ellos y nos mandan sus estudiantes.
También hemos tenido que cambiar nuestros términos, a veces no decimos migrantes, a veces decimos “seasonal workers” (trabajadores de temporada), “agricultural workers” (trabajadores agrícolas), o “workers with high mobility” (trabajadores con alta movilidad), porque hay personas que escuchan “migrant workers” y luego piensan que son personas indocumentadas. Incluso aquí en la universidad, hemos tenido que hacer algunos cambios.
N/N.O.: ¿Han experimentado esos juicios por parte de la administración universitaria?
Liliana: No, la administración universitaria ha sido genial en estos años, de hecho, nos han dado una beca para los estudiantes que es usada para la vivienda.
N/N.O.: ¿La diversidad del cuerpo estudiantil es tomada en cuenta cuando consideran a los solicitantes?
Liliana: No necesariamente, la mayoría de nuestros estudiantes son latinos. Hemos servido un porcentaje que no son latinos y el otro 99% son latinos. Este es nuestro año número 10, en los últimos nueve años casi la mayoría han sido latinos. Nuestros estudiantes después, cuando terminan con CAMP, se van a otras organizaciones y ellos mismos nos ayudan a reclutar también porque hablan de que tan bueno fue CAMP por ellos y eso anima otros estudiantes a inscribirse.
N/N.O.: ¿Cómo crees que los estudiantes de CAMP enriquecen la experiencia en la universidad? ¿Cuáles voces creen que adicionan estos estudiantes y cómo ayudan a que la universidad sea un lugar más inclusivo?
Liliana: En primera instancia creo que ofrecen visibilidad, ya que a veces no pensamos en la comunidad de migrantes de trabajadores de temporada en agricultura, a menos de que hayamos experimentado algo que nos abrió los ojos a esa comunidad. Pero en sí, no pensamos quién está cultivando nuestras frutas y verduras, no pensamos en el trabajo de la industria láctea, o en la pesca, etc.
Cuando nuestros estudiantes están aquí, nuestro programa empieza a dar esa visibilidad de que hay personas que están trabajando en estas condiciones ahorita mismo. Ya sea un día extremadamente caliente de verano o un día extremadamente frío en el invierno, hay personas afuera trabajando.
Además de dar esa visibilidad, la mayoría de los estudiantes son bilingües, entonces tienen la capacidad de poder entrar a otras clases de español aquí dentro de la universidad, u ofrecer una perspectiva diferente por las experiencias que han vivido.
“Yo también fui migrante, entonces ahora que soy directora ofrezco esta perspectiva que es diferente, empezando con que no siempre vienen con la identidad de ser estudiantes primero, a veces vienen con la identidad de que “tengo que ayudar a mis papás para poder sobrevivir o tengo que cuidar a mis hermanitos, tengo otras responsabilidades en casa que son tan grandes que me preocupan y tengo que pensar en ellos primero y no siempre pensar en clase o qué voy a estudiar o a dónde voy a salir”. También, como decía anteriormente, empiezan a hacer parte de diferentes organizaciones, como por ejemplo Latinos Student Alliance, a las fraternidades, y han fundado otras organizaciones, como en el Colegio de Negocios, fundaron una organización cultural.
Marisol Robles quien nació en Indiana, pero graduada de las escuelas públicas de Hartford, MI, actual estudiante de pregrado en la WMU y Embajadora del programa CAMP, nos dice “Aquí dan mucho apoyo, en términos que entienden todas esas situaciones, que, si no existiera el programa, yo no estaría segura si hubiera estudiantes que me entendieran. Dentro de este programa uno puede encontrar muchas diferentes relaciones donde uno puede platicar con otro estudiante. Yo nunca había conocido un estudiante que entendiera lo que uno ha vivido. Es ahí donde uno se conecta y empieza a ayudarse mutuamente más y más.
Marisol estudia Interdisciplinary Health Services (Estudios de Salud Interdisciplinarios) con un enfoque en Estudios como Asistente Médico. ¿Cuál es la meta de Marisol? “Mi meta es ser una asistente médica en el hospital después de mi pregrado, pero para llegar a eso debo tener una maestría y llenar una solicitud en la Physician Assistant School (Escuela de Asistentes Médicos).
N/N.O.: ¿Cómo llega Marisol al Programa CAMP?
Yo encontré el programa de CAMP por que José Alexis fue a mi escuela. Él nos habló del programa y presentó todas las ventajas y oportunidades que tiene. Después de eso, a mí me interesó mucho.
Marisol: También uno no sabe si sí va a poder atender el colegio. En ese momento uno piensa “se oye muy bien las ayudas que ofreces” pero después se pone a pensar “la universidad es muy cara, tiene uno también su familia, si se viene uno al colegio, tienes que dejar sus papás” y todo eso.
Yo soy la menor de todos mis hermanos. En parte yo siempre he querido hacer mi vida porque mis hermanos ya están grandes, y ellos ya están haciendo la vida de ellos, pero yo veo que para mis padres era más duro que me dejaran ir, por ser la menor, aunque mis padres siempre me han apoyado. Hubo un punto cuando yo estaba en la secundaria que yo no sabía si iba a poder estudiar porque estaba teniendo problemas financieros y estaba aplicando a diferentes universidades. Muchas universidades no más estaban ofreciéndome préstamos y tenía básicamente que sacar esos préstamos.
“Para mí, eso era una cosa en la que yo no quería meterme a los 18 años y agarrar deudas y todo eso”.
N/N.O.: ¿Cuál ha sido su experiencia con CAMP?
Marisol: Empecé a conocer el programa de CAMP en la escuela cuando José Alexis fue y explicó sobre el programa, me acuerdo que yo platiqué con mis padres–ellos no estaban seguros de ciertas cosas y yo tampoco estaba segura- entonces José Alexis se comunicó con ellos. Él hizo que ellos se sintieran seguros de que CAMP estaba aquí para apoyarnos, que ellos nomás nos querían ayudar y que podían confiar en ellos. Como padres, yo pienso que quieren lo mejor para nosotros. Después de eso, estuve pensando, “a lo mejor sí puedo ir allí”. Y después de que me aceptan en la universidad y el programa, “¿Ahora qué voy a hacer?” “¿Qué quiero estudiar
El programa de CAMP hace workshops donde traen diferentes presentadores de diferentes carreras y “así pueden abrir nuestros ojos en todas estas oportunidades que uno ni sabe, ni tiene idea de que existe”. Además, en el primer semestre se tiene que hacer una clase de La experiencia del primer año, y se hace con un profesor que está involucrado en CAMP. Los Profesores conocen muy bien a los estudiantes. “Ellos entienden nuestro background, de dónde venimos y todo eso. Mi instructora era Ms. Diana Hernández. Ese primer semestre me acuerdo del apoyo que ellas nos ofreció y cómo nos hacía motivar, fue algo que en verdad me dio un impulso hacia el futuro y me hizo ver que gente que quiere que tengamos éxito. También mis padres, ellos no saben mucho del colegio y cómo es toda la educación superior. No entienden todo lo que hay. A veces fue difícil comunicarme con ellos de ciertas cosas.
Me acuerdo de que era muy estresante llenar lo del FAFSA, yo tenía que llenar todos los papeles porque mis papás no hablaban inglés, pero en CAMP hacían un taller de trabajo donde nos ayudaban a llenarlo y después vi que no era tan difícil como uno pensaba, pero es porque uno tiene los recursos para que sea más fácil, y ellos nos apoyaban en todo eso.
N/N.O.: Marisol, Háblanos de tu experiencia como hija de padres trabajadores migrantes agrícolas
Marisol: En la escuela había muchos trabajadores temporales. Mis padres, ellos también fueron trabajadores temporales, mi mamá todavía lo es, pero mi padre ya se retiró. Como mencioné que yo era la menor de todos, siento que a mí no me tocó tan duro como a mis hermanos mayores, pero ellos vinieron cuando-- Creo que también en los 80s, a California primero, y después iban a diferentes estados. Cuando yo nací en Indiana, después encontraron aquí en Michigan una casa, y ya nos quedamos en Michigan, pero ellos todavía trabajan como trabajadores agrícolas de temporada. Aparte de eso, apenas estoy comenzando a vivir, ¿cierto?

N/N.O.: Muchos de los estudiantes que participan en este programa son estudiantes de primera generación, que sus papás nunca han ido a la universidad o no tienen ningún tipo de preparación. ¿El programa CAMP cómo ayuda a estos estudiantes a integrarse con la experiencia universitaria?
Liliana: El proceso de reclutamiento y registro, Outreach Recruit Enrollment, tiene muy claro eso, porque lo conocemos de primera mano. Los papás de los que trabajamos aquí no fueron a la universidad. Sabemos que va a haber muchas preguntas. Sabemos que a veces los papás no van a saber qué preguntar y venimos preparados para eso.
Ofrecemos a los padres de familia información acerca de cómo va a ser el proceso, cómo pueden motivar a los estudiantes. Cosas como el solo hecho de saber de qué si los estudiantes no les contestan al teléfono no es porque estén en peligro o no estén haciendo nada, es porque están en clase, están en grupos o están en la biblioteca.
Todo empieza con el reclutamiento y la explicación de qué es la universidad. Porque a veces cuando ellos ven un gasto de $15,000, dicen, “No, $15.000. No puedes ir, porque no ganamos eso en una temporada”. Ya es cuando nosotros explicamos, “Existe la ayuda federal, existe esta otra ayuda, existe la ayuda de CAMP”. Después de eso, la integración a la universidad comienza con la orientación, porque ellos vienen antes que los demás estudiantes para empezar a conocer el campus, para conocer cuál es el sistema de los autobuses, para empezar a hablar con otros estudiantes y para hacer amistades.
N/N.O.: Desde una perspectiva cultural, ¿Cómo ayuda CAMP a los estudiantes a sentirse en casa y aceptados? ¿Ustedes cómo tratan de incluir experiencias hispanas en el proceso de integración de los estudiantes al ambiente de WMU?
Liliana: Nuestra meta no es solo servir la comunidad latina, porque somos un programa de migrantes, pero la mayoría de nuestros estudiantes son latinos. Hemos tenido eventos donde servimos comida mexicana, porque sabemos que en la universidad no se sirve comida mexicana en los comedores. También hemos tenido karaoke donde ponemos música en español, mantenemos contacto con el Concilio para llevarlos al Día de los Muertos. Los hemos invitado a la gala que tiene el Concilio. También invitamos a otros profesores o personal de la universidad que son latinos para que ellos también puedan ver a otros mentores de la universidad.
N/N.O.: ¿Después de que los estudiantes terminan el primer año, ustedes los guían para que ellos consigan las becas y continúen con el estudio?
Liliana: Sí, ahorita de hecho tenemos fondos de la Kalamazoo Community Foundation y de fondos privados. Les podemos ofrecer becas de esa manera también. De hecho, Marisol trabaja en eso. Les manda correos a los estudiantes informándoles, “Ya se abrieron las becas”, responde sus preguntas. Tal vez las becas no sean igual que cuando estaban en primer año de CAMP, pero pueden ayudar $500, $1.000, $300, una compra de libros. También les ayudamos a registrarse para sus clases.
N/N.O.: ¿La universidad tiene algún programa fuera de CAMP de ayuda a los indocumentados?
N/N.O.: Mirando hacia el futuro, ¿Ustedes cómo quisieran expandir el programa? ¿Cuáles déficits identifican que quisieran resolver? ¿Cómo quisieran llegar a más personas y ayudarles?
Liliana: Nos gustaría integrarnos más en la universidad, para tener más fondos y poder ofrecer más servicios a los estudiantes, y proveer fondos a más estudiantes. Nos gustaría tener un segundo o tercer año de apoyo, que tenga estructura, que no sea nada más que, “Ven cuando necesites ayuda”. Nos gustaría desarrollar más el área de carreras y profesiones e integrar lo anterior. Pero más que nada es continuar integrándonos con la universidad. Nos han dado un gran apoyo, nos integran en varias áreas. Cuando digo, “Integrarnos más en la universidad”, me refiero a recibir más fondos universitarios para poder utilizar los fondos federales en mayor capacidad.
Liliana dice “Mi papá ha sido trabajador migrante desde antes que yo naciera. Él ha trabajado en muchos estados, en muchas áreas. Digamos, en el algodón, en los chiles, en fresas, en los pepinos, en todo. Nosotros pudimos arreglar en los 80s. Mi papá ya estaba trabajando acá y consiguió una carta de su empleador, y nos arregló. Duramos, yo creo unos ocho o nueve años para arreglar. Yo estaba casi recién nacida cuando él empezó el proceso, y me vine a los nueve años.
“Crecí en Holland, Michigan, y cada noviembre nos regresábamos a vivir a Michoacán. Yo nunca pensé que iba a ir a la universidad, porque no veía la manera de cómo, pero tuve la oportunidad de entrar a un programa de TRIO Upward Bound, en el Hope College, en Holland. TRIO Upward Bound me cambió la vida, porque me ayudó a ver la posibilidad de que sí podría venir a la universidad, sí podía pagarla. En ese tiempo me ayudó a hacer las aplicaciones a diferentes universidades, y en ese tiempo estudié el programa de CAMP en Michigan State, y de ahí estuve en otro programa que se llama Ronald E. McNair Research Scholars. Ellos me ayudaron a entrar a una escuela privada. Me enseñaron ese proceso, me pagaron la aplicación, me prepararon para el GRE y entré a la escuela privada con el apoyo de ellos.
“Mi carrera siempre ha sido ayudar a estudiantes de primera generación o estudiantes que son migrantes. Porque esa fue mi experiencia personal, y yo quiero poder ayudar a otros de la manera que me ayudaron a mí. Porque si no hubiese sido por esos diferentes programas y las personas, y esencialmente la comunidad y ayuda de mentores que tuve alrededor mío, yo no hubiese podido graduarme, yo no hubiese podido ir a la universidad.
Ahora, he sido directora por los últimos cuatro años, tengo dos niños. Me casé con alguien que también fue migrante. Entendemos los ciclos, nos entendemos de esa manera.