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Jimmy Carter: El Presidente de la Paz y la Soberanía que Marcó una Era
from Ed.571
Redacción - New/Nueva Opinión
El mundo despide a Jimmy Carter, el 39º presidente de Estados Unidos, quien falleció este domingo a los 100 años. Carter, un hombre cuya vida estuvo llena de contrastes y logros, dejó un legado que trasciende su tiempo en la Casa Blanca. Reconocido como el único presidente de Estados Unidos que nunca involucró al país en una guerra, su gestión fue un punto de inflexión tanto en la política interna como en las relaciones internacionales, marcando especialmente un antes y un después en la historia de América Latina.
Un Líder Inesperado
Nacido en 1924 en Plains, Georgia, en un contexto de segregación racial, Carter creció en un vecindario predominantemente afroamericano. “Todos mis vecinos, compañeros de juego y de trabajo en el campo eran negros, y así fue hasta los 16 años”, recordaba el expresidente, reflejando cómo esta experiencia moldeó su perspectiva sobre los derechos civiles.
Tras graduarse de la Academia Naval de Annapolis, Carter dejó su carrera en la Marina para rescatar la plantación de maní de su familia. Más adelante, desde su modesta casa en Georgia, cultivó su fe cristiana y su interés por el servicio público. Fue un político progresista para su tiempo, abogando por los derechos civiles desde la gobernación de Georgia, donde implementó medidas contra la segregación racial.
Aunque su candidatura a la presidencia en 1976 fue vista como improbable, Carter sorprendió al país al ganar las elecciones, capitalizando su honestidad y una imagen de hombre sencillo que contrastaba con el desprestigio generado por el escándalo de Watergate.
El Presidente de la Paz
En su mandato (1977-1981), Carter enfrentó una economía tambaleante y una crisis de rehenes en Irán que deterioraron su popularidad en casa. Sin embargo, fue un líder visionario en la política internacional. Su logro más destacado fue la mediación de los Acuerdos de Camp David, que trajeron paz entre Israel y Egipto, una de las mayores contribuciones a la estabilidad en Medio Oriente. “Mantuvimos nuestro país en paz. Nunca fuimos a la guerra. Nunca lanzamos una bomba. Nunca disparamos una bala”, afirmó Carter en 2015, recordando con orgullo su legado pacifista.
En América Latina, Carter marcó un hito histórico al devolver la soberanía del Canal de Panamá al gobierno panameño. Esta decisión, aunque controvertida en su tiempo, fue reconocida como un gesto crucial para reparar las relaciones entre Estados Unidos y sus vecinos del sur. Según Peter Hakim, presidente emérito del Diálogo Interamericano, “fue un momento coyuntural en las relaciones entre EE.UU. y América Latina”.
Además, Carter promovió los derechos humanos como eje central de la política exterior estadounidense, recortando ayuda militar a dictaduras y exigiendo avances en derechos humanos, una postura que influyó en la transición hacia la democracia en varios países de Sudamérica.
Una Derrota y un Renacimiento
Pese a su impacto global, Carter no logró ganar la reelección en 1980, siendo derrotado por Ronald Reagan. La crisis de los rehenes en Irán y la inflación desgastaron su imagen ante el electorado. Sin embargo, esta derrota marcó el inicio de una nueva etapa en su vida, que muchos consideran incluso más trascendental que su presidencia.
Regresó a Plains, donde fundó el Centro Carter junto a su esposa Rosalynn. Desde esta plataforma, se dedicó a la promoción de la democracia, los derechos humanos y la salud pública en todo el mundo. Su trabajo en la erradicación de enfermedades tropicales y su mediación en conflictos internacionales le valieron el Premio Nobel de la Paz en 2002.
Carter también fue pionero en la observación de elecciones y en la normalización de relaciones diplomáticas, incluyendo su histórica visita a Cuba en 2002, donde se reunió con Fidel Castro. Su enfoque en la resolución de conflictos y el desarrollo sostenible redefinió el papel de los expresidentes estadounidenses, inspirando a futuros líderes.
Un Legado Humano
A lo largo de su vida, Carter enfrentó desafíos personales con la misma resiliencia que demostró en la política. Superó un cáncer cerebral diagnosticado en 2015 y, en sus últimos años, optó por cuidados paliativos, una decisión que él mismo consideró una forma de dignidad en el final de la vida. En 2023, perdió a su esposa Rosalynn, con quien compartió 77 años de matrimonio y describió como “el pináculo” de su existencia.