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Contribuciones y Desafíos de la Comunidad Latinx en Kalamazoo

LA INSPIRADORA HISTORIA DE MARÍA ZAVALA Y SU COMPROMISO CON LA COMUNIDAD

Por Juan Martín Vélez Para New/Nueva Opinión
Nota del editor: Este reportaje forma parte de la serie Contribuciones y Desafíos de la Comunidad Latinx en Kalamazoo de New/Nueva Opinión. Subvencionada por la Kalamazoo Community Foundation.

Kalamazoo, MI -Creciendo en Texas, María Zavala no tuvo mucho. Sus padres eran campesinos que trabajaban en los campos de naranjos, recogiendo frutas para apoyar a la familia y yendo de estado a estado para buscar trabajo. Cuando una ola de frío mató a la mayoría de la cosecha en el valle del Río Grande (también conocido como el Río Bravo), Zavala y su familia se encontraron forzados a mudarse a Michigan. Su familia trabajaba recogiendo cerezas, fresas y otras frutas de clima templado, con el plan de regresar a Texas para que María pudiera terminar la escuela. Pero sin muchos recursos disponibles, la familia Zavala se quedó en Michigan, y María terminó graduándose de una escuela local en el norte de Michigan.

Animada por la consejera de la escuela de aplicar a Michigan State University, Zavala se unió al programa de comunicaciones. Volviéndose madre, se enfrentó con una variedad de retos balanceando a la vez a su familia y a sus estudios, e incluso le tocó salir de la escuela por un rato para cuidar a su hija. No obstante, pudo eventualmente regresar a sus estudios, y tras diez años finalmente logró sacar su diploma. “Es muy importante que la gente sepa que nunca se den por vencidas,” explica. “Siempre hay una oportunidad para conseguir lo que uno quiere.”

En su trabajo, María Zavala se enfrenta principalmente en reclutar e informar a miembros de la comunidad de los servicios disponibles en las organizaciones.
Foto: Jesús Grillo

Tras graduarse, Zavala se encontró trabajando en una variedad de organizaciones sin fines de lucro. Su trabajo se enfrenta principalmente en reclutar e informar a miembros de la comunidad de los servicios disponibles en las organizaciones en que ha trabajado. Después de 7 años, encontró una oportunidad de aplicar a un trabajo en Telamon, donde trabaja actualmente. La organización le dio la oportunidad de tener control sobre el contenido y la estrategia del programa, y se encontró a cargo de un programa que ayuda a familias hispanas en la región comprar casa, junto con programas para enseñar familias a hacer y balancear un presupuesto.

“Es un sueño que tienen muchas de nuestras familias,” nos cuenta. Eventualmente, se encontró trabajando como enlace entre Telamon y negocios, buscando oportunidades que la organización puede ofrecerles a ellos y a sus empleados.El trabajo de Zavala cubre tanto compañías grandes como pequeñas, ofreciendo servicios a clientes como empleados, estudiantes y becarios prospectivos. Por ejemplo, ayuda a las compañías a pagar a los becarios, por si acaso no pueden pagarles todo lo que les debe para los internados. “Por eso me gusta mucho el trabajo que yo hago,” dice. “Ayuda a los estudiantes a conseguir trabajos.” También ayuda a las personas a no solo buscar trabajos fuera del campo, pero también encontrar carreras en el campo que dan un grado elevado de estabilidad financiera comparado a trabajos campesinos tradicionales. Un servicio en específico que Telamon ofrece es ayudar a los campesinos a conseguir licencias y especializaciones para ayudarles a establecer sus propias fincas. Ofreciendo ayuda a clientes tan jóvenes como de 14 años, Zavala da oportunidades a trabajadores de campo que posiblemente nunca podrían haber logrado por su propia cuenta.

En Telamon se encuentran más mujeres que hombres, entonces Zavala no enfrenta tanto las barreras de género en su propio trabajo. No obstante, trabajando con compañías externas todavía presenta retos, sobre todo en casos involucrando a los directores u otras figuras de liderazgo. “Es un poco más difícil de quebrar esa mentalidad de que una mujer hispana no tiene nada que contribuir,” explica. Al hablar con ellos, típicamente vienen a entender los beneficios que una asociación Zavala y Telamon les puede ofrecer. También ha enfrentado dificultades hablando con gente con más educación, que pueden inicialmente asumir que ella no tiene nada que ofrecerles. De todos modos, a ella no le da miedo reunirse con directores o con gente con PhDs. “No tengo duda de lo que tengo para traer a la mesa,” nos dice.

A Zavala le gusta hablar con todo tipo de personas. Aunque los programas de Telamon requieren que uno tenga autorización para trabajar en los Estados Unidos para recibir los servicios, todavía está feliz de hablar con gente indocumentada para ayudar a miembros de sus familias, o para ayudarles antes de que tengan autorización oficial. “Muchos de los hijos de los que trabajan en los campos agrícolas podrían calificar para nuestros programas,” dice. “Podemos ayudarles a continuar sus carreras en el colegio, o en un internado.”

Personalmente, Zavala siente una pasión profunda por su trabajo. “Viene de mi familia, de mi papá y mi mamá,” nos explica. “A mí me gusta hacer lo que yo hago porque yo puedo ver los resultados de inmediato. Es el beneficio de que quiebran esa barrera de la pobreza.”

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