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VANITAS: TIEMPO, MUERTE Y VANIDAD
Por Damián G. Ricardo Lic. En Psicología Bs. As. Argentina
Freud en “De guerra y muerte” (Freud, 1915/1992) propone un camino: “«[memento mori] Sivisvitam,paramortem» Si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte” (pág. 301).
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Quiero compartir con el lector algunos fragmentos del proceso de uno de los capítulos de la tesis doctoral que estoy realizando: Autopsiapsicológica:Estudiossobrelanaturaleza muerta. Este breve ensayo tiene la intensión de introducir al lector general en el análisis de una obra del género denominado vanitas.
El concepto de vanitasen el arte tiene su apogeo en el siglo XVII, se refiere a la idea de que todo en la vida es efímero y transitorio, y que, por lo tanto, la búsqueda de la felicidad a través de bienes materiales y placeres mundanos es en última instancia vana y fútil. La vanitas se manifiesta a través de la representación de objetos simbólicos, como cráneos, relojes de arena y flores marchitas, que recuerdan la fugacidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. La etimología de vanitas proviene del latín vanitas, vanitatis, que deriva del adjetivo vanus que significa vacío. Como se verá en la composición de la obra, la palabra vanitas procede de un pasaje del Eclesiastés, Vanitas vanitatum, omina vanitas (Vanidad de vanidades, todo es vanidad).
El Autorretrato con vanitas alegórico de David Bailly es una obra fascinante que tuve la posibilidad de apreciar el 18 enero de 2019 en el Rijksmuseum de Ámsterdam en los Países Bajos. Es un óleo sobre tabla que fue pintado por el gran pintor contemporáneo de Rembrandt, pero un gran desconocido para el público en general. Bailly pintó esta obra en 1651 a los 67 años.
Elegí esta obra porque es una pintura del siglo de oro neerlandés singular que desafía las categorías estéticas de su época: ¿es un retrato, un autorretrato, una vanitas? Es todo eso y mucho más. Impresiona por la calidad y la cantidad de elementos alegóricos que posee, que son el sustento del artículo que quiero compartir con el lector, para deleite y el intercambio de miradas.
Composición y análisis
Bailly pintó este autorretrato con un intrigante juego con el tiempo. De joven nos mira mientras nos muestra sosteniendo en su mano su propia imagen en la adultez. El papel en la parte inferior derecha dice en latín proveniente de Eclesiastés: vanitas vanitatum et omnia vanitas (vanidad de vanidades, todo es vanidad). Todo se olvida: “su mujer Augusta van Swanenburg aparece representada varias veces. Su retrato ovalado es una continuación del autorretrato de Bailly. Vuelve a figurar en un dibujo trazado sobre el revoque de la pared del fondo. Es un alarde de ingenio, el pintor trazó un vaso de vino de manera que la luz reflejada por el cristal encuadrase en su ojo izquierdo” (Tamara, 2013).
Entre los elementos dispuestos en la mesa se pueden observar un reloj de cadena y un reloj de arena. Los relojes indican el paso inexorable del tiempo: Cronos devorándonos como a sus hijos. El reloj de sobremesa o de pared, así como cualquier instrumento que marque el tiempo indican un estatus de nobleza y riqueza. El reloj de arena significa el paso del tiempo desde un principio, si tiene en bulbo superior casi lleno de arena representa el inicio de la vida, con menos de la mitad de arena en la parte superior representa la edad adulta y con poca arena significa que falta poco para el final de la vida. En el contexto funerario el reloj con una hora determinada establece “la hora fatal”. En este caso, el reloj de arena evidencia que el pintor ha vivido más de lo que le queda de vida.
La vela humeante sobre la mesa significa que la llama de la vida o el fuego sagrado se ha apagado. Las velas constituyen un símbolo habitual, el mensaje depende del estado del pabilo: cuando se encuentra encendida significa que la vida aun transcurre, la cera de la vela va marcando cuánto queda para el final de la vida. Cuando se encuentra humeante, como en este caso, la vida acaba de extinguirse. Es el momento justo donde adviene la muerte y se retrata en ese instante. Finalmente, cuando la vela se encuentra apagada la vida se ha extinguido, sea porque ha llegado a consumirse totalmente, sea porque ha sido cegada violentamente, como se puede ver en la pintura.
La calavera sin la mandíbula inferior es un símbolo de los más obvios de la mortalidad humana, también puede estar acompañada de otros huesos como húmeros o tibias. También hace referencia a la igualdad: una vez despojados de los símbolos terrenales hasta la piel que recubre. Los esqueletos enteros también suelen aparecer para recordar lo perecedero de la vida. La presencia de este elemento torna la obra de un carácter mórbido y hasta ominoso dependiendo la composición, es una referencia directa a lo macabro.
Se observa una flor abierta y un pimpollo delante, ambos de un tenue color rosado que hace juego con el cristal púrpura de la copa vertida. Sobre el margen derecho, un ramo de las mismas flores en un florero, decaídas, aunque conservando su color, aun no se han caído sobre la mesa como las anteriores. Las flores muestran la belleza y su perfume que agrada a los sentidos, pero que tiene una duración limitada, una existencia breve y una fragilidad extrema. También pueden representarse flores marchitas, como símbolo de la vida extinta, pero en este caso la flor ha sido cortada y aún se encuentra fresca, mostrando su delicado color, pero ya sin agua, lo que acelera su proceso de degradación. De las esculturas de acuerdo al propio criterio del autor de este escrito, se puede interpretar que la imagen de cuerpo completo podría corresponder al mártir San Sebastián. Si bien no se observa claramente si tiene las heridas de las flechas, la composición de la obra parece corresponder a dicha iconografía. San Sebastián era un soldado romano converso por elección ejercitaba su apostolado de forma encubierta. Cuando es denunciado al emperador Máximo le dio a escoger entre su función militar o su fe cristiana. La elección del santo enfureció al emperador que ordenó desnudarlo y atarlo a un poste (claramente se puede ver en la pequeña escultura, con el paño de pudor) para lanzarle una lluvia de flechas. El mártir logra sobrevivir y vuelve a la corte para reprochar su paganismo. El emperador ordenó que lo lapidaran y arrojaran su cuerpo a la Cloaca Máxima de Roma. La escultura parece representar el momento en que el santo se desata de la clásica posición en que se lo representa con las manos atadas por encima de la cabeza. Dentro de la iglesia San Sebastián ha trascendido como el santo protector de la peste. Sin embargo, era también la posibilidad de los artistas (pintores y escultores) de representar el cuerpo masculino bajo una sensual desnudez. Tal es así que a finales del siglo XIX se transformó en icono de la cultura homosexual. Un pionero en este sentido fue Oscar Wilde cuando en 1877 presenció extasiado El martirio de San Sebastián, pintado por Guido Renni en el Palazzo Rosso de Génova: “un niño castaño encantador, con el cabello crujiente y los labios rojos” (Sesé, 2020). Actualmente constituye un símbolo homoerótico para el colectivo LGBTI+. Este santo encierra a su vez un símbolo más de las vanitas: en algunas representaciones como ésta se encuentra atado a un tronco de un árbol (apenas perceptible en la pintura), el árbol talado representa una vida truncada antes de tiempo.
Los libros representan el conocimiento, el saber y la ciencia que, para el cristianismo, resultaban pecaminosos si no estaban orientados al conocimiento de Dios. En general remiten a libros viejos, deshojados con bordes gastados y doblados, sin embargo, en este caso los libros parecen estar intactos. Pueden ser de eruditos científicos o historia, que marcan el carácter profano del conocimiento excesivo. También pueden aparecer en el mismo sentido elementos científicos de precisión, medición, mapas o instrumentos de ciencia. En igual medida pueden aparecer gafas para indicar la relación con la lectura y representa la fatuidad de la vida intelectual y el saber científico.
La flauta, el hombre en el retrato con el instrumento de cuerdas, así como la paleta de pintor, el tiento de apoyo que sostiene con la mano derecha, los retratos y las esculturas, forman parte de la voluptuosidad pecaminosa que posee el goce artístico al estimular los sentidos.
Flotando etéreas se pueden observar tres burbujas. Desde los pintores flamencos del siglo XVII, las pompas de jabón son símbolos de la fugacidad de la vida. Es igualmente importante la física detrás de la refracción de la luz y su implicancia con lo real, tema de gran importancia en ese siglo.
Por último, el collar de perlas, las monedas que por su diseño podrían ser Escudos o Coronas algunas de oro y otras de plata, resultan símbolos relacionados con el deseo de ser alabado por los símbolos de riqueza (Museu Nacional D´art de Catalunya, 2015).
Nacer es comenzar a morir
Lo que ustedes llaman morir es acabar de morir, y lo que ustedes llaman nacer es comenzar a morir, y lo que ustedes llaman vivir es morir viviendo. Y los huesos, es lo que la muerte deja de ustedes y lo que queda en la sepultura. Es lo una vez hecho. Si comprenden esto, cada uno de ustedes tendría, todos los días, un espejo de la muerte en sí mismo, y ustedes verían también, al mismo tiempo, que todas las casas están llenas de muertos, que en vuestros lugares hay tantos muertos como personas, y que ustedes no esperan la muerte, sino que la acompañan y la disponen perpetuamente (Deleuze G., pág. 230). Las vanitas son el recuerdo de esta disposición perpetua. Por extremos opuestos, el mensaje de las vanitas obtiene el mismo resultado que la moral estoica, desde el carpe diem de Horacio hasta la categoría del memento mori. Todos ellos parecen pertenecer al mismo campo semántico sobre la muerte: elpasoinexorabledeltiempoynuestrapropiafinitud.
Fuentes:
Tamara, M. (2013). Vanidad (Autorretrato) David Bailly. Obtenido de Pinturas de varias épocas: https://pinturasepocas.blogspot.com/2013/12/vanidad-autorretrato-david-bailly.html
Deleuze, G. (2006). Exasperación de la filosofía. El Leibniz de Deleuze. Buenos Aires: Cactus.
Cementerios de Venezuela
HISTORIA DESDE 1875 -1904

Por Gladys Araujo Ruiz Licenciada en Empresas Turisticas Caracas. Venezuela
En Caracas capital de la República de Venezuela, se encuentra el principal cementerio del país, el “Cementerio General del Sur”
Se inaugura un 5 de julio de 1876 por presidente el General Antonio Guzmán Blanco; ubicado en el final de la avenida principal del Cementerio con calle El Degredo en la Parroquia Santa Rosalía, al oeste del Municipio Libertador, en el Área metropolitana de Caracas o Distrito Metropolitano de Caracas. El 09 de junio de 1982 por ordenanza municipal es declarado Monumento Histórico Nacional, por el gran valor histórico y cultural.
¿Como nace el Cementerio General del Sur?
La ciudad de Caracas tiene la necesidad de tener un lugar en condiciones higiénicas para sepultar a sus familiares. Es por ello que el presidente General Guzmán Blanco exhorta al gobernador de la capital el General Lino Duarte a llevar a cabo esta misión, este en compañía de su secretario Miguel Caballero recorren la ciudad, tomando en consideración un terreno denominado “El Rincón del Valle”, es entonces que el 13 de julio de 1875 se comienza a construir por el Ministerio de Obras Publicas de la época, el campo santo. La responsabilidad de la construcción y obras estarán bajo un grupo denominada La Junta Fomento integradas con Carlos Arvelo, Juan Bautista Picard, Guillermo Espino y el Ingeniero Muñoz Tebár.
El 3 de Julio 1876 el presidente Guzmán Blanco decreta abierto el cementerio, pero es el 5 de julio de 1876 que se inaugura solamente con la presencia de las autoridades gubernamentales, diplomáticas y eclesiásticas.

Las primeras inhumaciones se llevan a cabo el día de 10 de julio del mismo año de su apertura: un músico de la banda de Caracas Sr. Bonifacio Flores, José Conrado Olivares y el general Guillermo Goiticoa.
El campo santo de Caracas, es una gran reliquia patrimonial arquitectónica con invalorables estilos arquitectónicos, con mausoleos y panteones que lo convierten en un Museo Escultórico.
En el podemos encontrar los restos de personajes notables y próceres tales Armando Reverán, Raimundo Andueza Palacio, Juan Pablo Rojas Paúl, Miguel Otero Silva, Carlos Delgado Chalbaud, Martín Tovar y Tovar, Juan Antonio Pérez Bonalde, Anacleto Clemente Bolívar, Rómulo Gallegos, Aquiles Nazoa, Andrés Eloy Blanco.
Es de hacer notar los monumentos funerarios especiales como: de la Familia Caldera, el Panteón de los Bomberos, el Panteón del Presidente Isaías Medina Angarita o el Mausoleo de Joaquín Crespo.
La responsabilidad de Cementerio Municipal está bajo la tutela Fundacaracas, fundación del gobierno del Municipio Libertador de Caracas, con la supervisión de Fundapatrimonio e Instituto de Patrimonio Cultural.
Actualmente el Cementerio General del Sur, se encuentra en plena recuperación de sus instalaciones por mal estado, inseguridad, vandalismo, profanación de tumbas, brujerías y prostitución acarreando que el pueblo caraqueño vaya abandonado sus deudos y el campo santo.
Es por ello que las autoridades gubernamentales y IPC (Instituto Nacional Patrimonio), se está avocando a su rescate.
Desde este momento estaremos presentando una serie de artículos de los distintos cementerios en Venezuela y el mundo.
Fotógrafos

