CINCO SIGLOS DE MISTERIOS
De su vida se sabe muy poco, y de sus cuadros no hacen más que surgir preguntas. ¿Quién fue ese pintor cuyas visiones celestiales e infernales siguen subyugando a los 500 años de su muerte? Una exposición en su ciudad natal y otra, ampliada, que podrá verse este mes en El Prado intentan iluminar la cara oculta del genio.
Texto de Felip Vivanco
| 24 | MAGAZINE | 1 DE MAYO DEL 2016 |
S
ouvenirs. El taller que perteneció a uno de los grandes maestros de la pintura universal hace cinco siglos es ahora una tienda de recuerdos cuyo letrero de plástico se ha medio despegado del cristal. Suerte que el artista, petrifica do en su estatua, está de espal das a la casa verde de tres pisos y no ve cómo pasa la gloria del mundo ni se percata de que en el que fue su castillo de enso ñaciones las camisetas se venden a cinco euros y los zuecos en miniatura a euro y medio. Hoy en día, no hay nada de misterio en el 29 de la plaza Markt, el lugar donde se agigantó uno de los gigantes más misteriosos de nuestra era. Los interrogantes acrecientan el magnetismo de un pintor del que nos han lle gado muchos nombres y un solo rostro. ¿Qué sabemos de Jeroen van Aken, alias Jeroen Bosch, alias Hieronymus Bosch, alias el Bosco? Muy poco. Casi nada. Ni cuándo nació (¿1550? ¿1556?), ni cómo vivió, ni en qué año se casó, ni cuántos cuadros llegó a pintar, ni qué hizo en los pri meros 20 años de su vida, ni si viajó. No, tampoco puede de
jarle flores en su tumba. Nadie sabe donde está enterrado. No hay ningún documento que demuestre que el autor del célebre tríptico El Jardín de las Delicias saliera alguna vez de los límites de su ciudad, s’Her tongenbosch, alias Den Bosch, alias Bolduque, situada en la provincia holandesa de Braban te del Norte (al sur del país), donde este año, todo el año, ha tocado la lotería: si hay algo probado y documentado, es que el Bosco, autor de apenas dos docenas de pinturas y de no más 20 dibujos, murió hace 500 años y su funeral se celebró en la ca tedral de San Juan. En los últi mos años, los expertos han rastrillado al milímetro sus pai sajes celestiales, terrenales e infernales, estos últimos de una violencia surrealista y sangrien ta que hoy, tal vez, ni se tolera rían en la gran pantalla. Los especialistas han descubierto, interpretado, ligado cabos y encontrado nuevos ovillos. ¿Quién era Jerónimo? ¿Un hombre supuestamente devoto, pero secretamente herético? ¿Un pintor que pintó menos cuadros de los que se le atribuyen y de legó en sus aprendices del taller? “En los últimos años hemos descubierto muchos detalles del pintor, y algunos de los as pectos de su obra se pueden ver con una nueva luz. Sabemos que ni era un hereje ni un loco, y no, no tomaba drogas”, afirma muy serio a Magazine Jos Koldewej, profesor de arte de la Univer sidad de Nimega (Holanda) y responsable académico de Pro yecto Bosco de Investigación y Conservación. Stefan Fischer, una de las máximas autoridades sobre el pintor holandés, completa: “Mu chos intérpretes han querido ver al Bosco como autor fuera de la ley, vanguardista hereje o miembro de una sociedad se creta. (Todas ellas son) inter | 1 DE MAYO DEL 2016 | MAGAZINE | 25 |