Revista Equinoccio 2019

Edición VI Revista Equinoccio - primer semestre 2019

Fantasmas de agosto Página 11

Lengua e inclusión: visibilizar a la mujer como “sujeta” política Página 37

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Revista Equinoccio Edición VI Primer semestre de 2019 Edición Eduardo Pulido García

Diagramación y diseño Nayibe Rivera Fernández

Portada Embrión Técnica: acuarela Dolly Fernández Valencia

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Precio sugerido: $5.000 Escríbenos a reviequinoccio@gmail.com

Exordio  

Fe de aciertos Nota editorial

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Fantasmas de Agosto. Por: Edgar Eduardo Pulido García

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La red de memorias que conectan al campesino con la tierra. Por: Jessica Lorena Galvis Morales

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Tierra del Zipa. Por: Paula Andrea Arcila Jaramillo

Entre líneas I por Eduardo Pulido

Apuntes al margen 

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Estamos hechos de olvido: Funes el memorioso y la ciencia de la percepción.

Por: Daniel Ramírez Orozco Artificios de la identidad: una mirada desde los objetos en El baile (2006) de Irène Némirovsky. Por: Rosalía Osorio

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Lengua e inclusión: visibilizar a la mujer como “sujeta” política. Por: Milena Henao

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Los espacios del alma y las apariencias del cuerpo. Por: Gustavo Osorio

Entre líneas II por Lina Benjumea

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Itinerario

Trashumancias

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Frankenstein, o la ciudad mutante. Por: Cristhian David Torres Díaz

Entre líneas III por Lina Benjumea

Conticinio 

Analfabeta. Por: Edgar Auntá

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Ovnipuerto. Por: Thanairy Álvarez

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Una duda a la vez. Por: Hannis Vanessa Vaca.

Los ojos celestes. Por: Johans Gabet

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Poemarios 

Laura Mónica Velásquez Hoyos Mateo Quintero Segura

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Edgar Auntá

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Exordio

Fe de aciertos Hay una delgada línea que separa una revista policrómica de una revista fragmentaria. Siendo así una revista con la pluralidad de propuestas estéticas e intelectuales como la nuestra se bate número a número entre ser una composición variopinta y estética o una colcha de retazos.

Creemos (con obvias cargas subjetivas) que en esa contradicción nos acercamos cada vez más a la primera, con la claridad de que esa proximidad se presenta siempre como una asíntota.

Entregamos a usted este nuevo número de la revista equinoccio, sea el juez que dicte si nuestra ruta es o no la correcta.

Comité Editorial Revista Equinoccio

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Nota Editorial El continuo devenir del escritor A pasos distantes se asoma quien escribe y se pregunta por lo que no ha pasado o lo que se niega a suceder, quien escribe es la voz de las verdades que se entierran o se silencian con un disparo; aquí la labor imperiosa del escritor es ser la sombra recurrente de las realidades dispares, como es el caso de un cuento en el cual su personaje “Sabía demasiado”, o cuando el escritor revela que la ciudad se transforma en una especie de criatura inconmensurable al estilo de Frankenstein.

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Porque estas realidades dispares, en las cuales los medios convencionales de comunicación relatan una historia que se jacta de vulgar conveniencia, aparece el escritor que susurra que estamos hechos de olvido, ya que “lo que vemos no es una reproducción sino una reconstrucción.”

En este sentido, quien escribe reconstruye la realidad y le da un nuevo sentido a lo que percibe, ya que imagina posibles escenarios o se adelanta a hechos futuros, o

determina una nueva corriente de la física, mientras su ciencia es ficción.

Quien escribe se asemeja al doppelganger, camina en medio de una sociedad en la cual otra imagen aparece a su lado. Se evoca la imagen de un doble, que actúa en dos vías opuestas, y aquí al parecer somos el doble que camina al lado de lo superfluo, somos quienes narran otras realidades, otras perspectivas que sugieren un efecto de choque para una cultura acompasada de flores.

Sin ánimo de ofender al escritor, el doble, el “escribidor” aquí presente, se jacta de opinar sobre lo que no es debido, habla de lo que supone, de lo que imagina o hipotetiza, presenta un orden alterado de su realidad porque tiene un espacio en el cual es libre para pensar. Por eso, sean bienvenidos a este espacio de escritores poco convencionales, autónomos, que caminan al lado de las historias veraces para darles otra perspectiva.

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Trashumancias

Fantasmas de agosto

POR: EDUARDO PULIDO

En la región de Sumapaz, en una gran casona del municipio de Pandi, vereda La Loma, el 12 de agosto de 1965 hacía las 7:00 de la noche llegaron cuatro hombres vestidos de policía, sometieron a todas las personas que se encontraban en ella, realizaron una infructuosa requisa en cada resquicio del lugar. Luego, hacía

las 10:00 de la noche, encerraron a los cuatro hijos pequeños junto con su madre doña Belén Leguizamón, en un cuarto tras un viejo pórtico de madera, cociendo las armellas con alambre.

Mientras tanto, se llevaron amarrados con lazos a Don Francisco Rivera Morales, un hombre de 50 años, robusto 11

como es natural a los hombres del campo, de tez profundamente trigueña y de mediana estatura, hombre de familia, padre de 8 hijos, dirigente campesino y cofundador del sindicato agrario de Pandi.

Iban acompañándolo en esa peregrinación luctuosa: Adelmo Rivera Leguizamón de 20 años de edad, el único de sus hijos mayor de edad que se encontraba en la finca con él y Buenaventura Mayorga, trabajador de la finca y fabricante artesanal de fuegos pirotécnicos.

Uno de los policías -recuerda Eugenio Rivera-, le gritó a la familia que se hallaba encerrada detrás del pórtico: -Vayan mañana a buscarlos a la cárcel, que es una orden del Alcalde llevarlos presos.

Pasados unos minutos, se escuchó una ráfaga de disparos de fusil cerca. Eugenio que tenía por esos días 12 años gritó: -¡Los mataron!

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Mientras su hermana Carmen de 14 años lo conminaba a calmarse diciéndole que no fuera escandaloso, que eso no podía ser: -Habrán hecho los tiros al aire para asustarlos.

A las 5 de la mañana del 13 de agosto, la familia atrapada tras el pórtico logró liberarse dañando el marco de una diminuta ventana adyacente a la puerta, el pequeño Eugenio se coló por ella, y deshizo la alambrada dejando libre a la familia encerrada, hecho esto salió con prisa hacia la cárcel en el centro del pueblo con la intención de tener noticias acerca del paradero de su padre y de su hermano. En la estación afirmaron desconocer lo ocurrido la noche anterior.

Salió de nuevo hacia su casa con la corazonada de que sus

“...una muerte que se hará cotidiana en los años venideros, junto con el destierro, la cárcel y la resistencia.”

gritos la noche anterior eran certeros. Al volver, a unos metros de su casa, en un promontorio cercano a una cañada al costado de la carretera, se hallaban los cuerpos inertes de don Francisco Rivera Morales, Adelmo Rivera Leguizamón y Buenaventura Mayorga.

En una sola noche la familia Rivera perdió dos de sus miembros por cuenta de las balas que tienen tallado en su casquillo acallar a quienes se oponen. Dos víctimas de los millares que engrosan el listado inefable del conflicto social armado, una muerte que se hará cotidiana en los años venideros, junto con el destierro, la cárcel y la resistencia.

Muertes que todavía prevalecen obstinadas en la memoria de los sobrevivientes en forma de fantasmas de agosto, que, pese a todo, siguen tejiendo en sus palabras utopías.

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La red de memorias que conectan al campesino con la tierra

POR: JESSICA LORENA GALVIS MORALES

Historia de las margaritas, la última finca de la familia Morales Gutierrez 1 introducción La historia de Colombia está marcada por una serie de redes que narran historias ya sean paralelas o aisladas sobre el 14

estado de una ciudadanía cambiante, obligada por la violencia del contexto a dejar sus tierras y a adaptarse a nuevos contextos donde se conjugan la urbe y lo rural, todo ello, bajo el influjo de una de las migraciones más grandes de América Latina, denominada desplazamiento que ha

determinado una historia compleja para el ciudadano errante, para el campesino aferrado a la tierra o para el indígena aferrado a sus costumbres. En esta medida cabe resaltar que el presente texto ha de encomendarse a la vivencia cercana de los abuelos de la autora y de la transformación de su vida a partir de este curso de sucesos que hacen de la migración una realidad latente en los individuos y en las comunidades.

Pensilvania, punto de encuentro de una realidad cercana.

1.1.

Alrededor de 1958, en el municipio de Pensilvania, ubicado al oriente del departamento de Caldas, se encuentra un corregimiento llamado Arboleda. En este escenario de una geografía accidentada y rica para la producción de café y demás alimentos se encontraron Luis Ened Morales proveniente de Pensilvania y Silvia Gutiérrez procedente de Salamina, ya que la bisabuela de Silvia había enviudado. Para la época Silvia

tenía 17 años y según las costumbres ya estaba demasiado mayor y no se había casado, por lo cual se desposa con Luis que tenía en esa época 27 años; con 10 años de diferencia, pero con el mismo espíritu de lucha y aventura decidieron migrar a una vereda llamada Alejandría, en el corregimiento de Arboleda.

En esta vereda vivieron aproximadamente 15 años y tuvieron 11 hijos, la actividad económica a la cual estaban inscritos era la producción y recolecta de café, para esta época la familia vivía bajo la modalidad de subcontratación o dicho coloquialmente “de agregados”.

Es importante determinar que en este momento la producción de café era uno de los centros económicos más destacados del país y que el departamento de Caldas tenía un alto impacto en esta actividad.

En búsqueda de mayor progreso y para protección de sus 5 hijos menores que aún no se habían casado decidieron migrar a El Anime, Caldas. En este sector estuvieron provistos 15

de luz eléctrica y de un medio de transporte más cercano (La Chiva), que les permitía salir una vez por mes al municipio de Pensilvania, para mercar, ir al médico y para los actos religiosos de esta devota y católica familia (como son el bautismo, confirmación y matrimonios de parientes).

Después de 10 años de vivir en esta propiedad, que si era suya, tuvieron inconvenientes con sus

“La familia Morales Gutiérrez se vio obligada a vender las pocas pertenecías que tenían a un personaje peculiar llamado Sofonías” vecinos que se dedicaban a la delincuencia común (robo de ganado y extorsión), y fueron amenazados por los mismos para guardar silencio o desplazarse de allí, la familia Morales Gutiérrez se vio obligada a vender las pocas pertenecías que tenían a un personaje peculiar llamado Sofonías, para poder comprar una finca en Piedritas, Valle del 16

Cauca, latifundio que un familiar le había ofrecido a Luis.

Lo pernicioso del acontecimiento es que el familiar que le ofreció dicho terreno a esta familia sabía que Piedritas era una zona roja. Es decir, después de 4 años de vivir allí fueron desplazados por el co nf li c to ar mad o (enfrentamientos entre las Farc y los paramilitares) y debieron irse a Pereira donde vivían la mayoría de sus hijos que ya se habían casado y tenían familia, y ya para la época de los noventas en Colombia, la cantidad de desplazados por la violencia era abismal.

Por causas asociadas al destino, lograron vender a un precio efímero la tierra de Piedritas que tuvieron que abandonar forzosamente, recogieron los pocos recursos que tenían y con ayuda del Gobierno (Incora) por su condición de desplazados compraron una finca llamada Las Margaritas, ubicada en la vía que va al pueblo de Belalcázar, Caldas. Desde el 2000 hasta el año 2018, vivieron esta querida

familia en la finca que les dio la tranquilidad y el bienestar hasta el fin de sus días.

1.2. La bonanza del café como

motivación de movilizarse

En los años 60, en el departamento de Caldas, la bonanza del café como parte fundamental de la economía nacional, permitió a la familia Morales Gutiérrez, inscribirse en dicho contexto a través de la recolecta del mismo, ya que los pocos recursos con los que contaban no les permitía conseguir una propiedad para su propio disfrute. La condición de sub-contratación en el campo (también conocida como “agregado”), que es aún muy común en zonas rurales del país, le permitía en un primer momento, migrar a la familia a las zonas de cosechas; de allí que en poco tiempo pudieran obtener un terreno propio que les ofrecía un techo y comida.

La tragedia y la odisea para la familia Morales Gutiérrez (y muchas más familias del mundo), es tener que

abandonar luego de mucho esfuerzo y sacrificio aquello que se considera propio y que el conflicto armado, entendido como una condición social, política y cultural que se dio o aún se da en nuestro país durante aproximados 60 años; conlleva a pensar lo que alguna vez el abuelo Luis en forma anecdótica comentó: él era conservador y su querida

“no sólo fue el desplazamiento, una motivación para la migración en esta familia” esposa liberal, que no supieron como terminaron juntos, mientras llegaban las noticias por radio o con el chisme del pueblo sobre las muertes y enfrentamientos entre dos bandos que lo único que tienen de diferente es el color del pañuelo.

Pero no sólo fue el desplazamiento, una motivación para la migración en esta familia, además, estaba la imposibilidad de ofrecer a 17

sus hijos algún nivel educativo, por lo cual debieron optar por enviarlos con familiares (tíos, primos, escuelas agrarias) a los pueblos cercanos a su domicilio como Pensilvania en una primera instancia y Pereira como segundo destino. En este tránsito de los hijos más pequeños ocurrió un fenómeno social y cultural que es digno de mencionar: ya que Luis consideraba que a las hijas mujeres no se les debía dar estudio porque eso significaba perder el dinero invertido en ellas cuando se casaran, Silvia

“...Silvia en su bienhechora libertad comenzó a tener su propia huerta y sembrar café” en su bienhechora libertad comenzó a tener su propia huerta y sembrar café, y a venderlo para poder mandar a sus hijas a estudiar en el pueblo y así permitirles otra posibilidad de vida.

Construcción de redes culturales a partir de la vida de 1.3.

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los Morales La familia Morales Gutiérrez, siempre se distinguió por su capacidad para entablar buenas relaciones sociales con sus demás congéneres, en el contexto rural, orbitaba estas relaciones con la ingesta de licor en los pueblos o las fiestas hasta el amanecer en las fincas con los demás trabajadores al son de un buen bolero y de aguardiente.

Ya que por condiciones de violencia y seguridad, se vieron obligados a abandonar su tierra y establecer un nuevo tipo de identidad y nuevas relaciones sociales, esto les permitió a pesar de la tragedia construir nuevas redes, que fueron extendiéndose a lo largo de sus vidas y que se erige en recuerdos y memorias de una familia amada y querida que en las mañanas en una finca cerca de Belalcázar se levantaban desde las 3 de la mañana a tomar los “tragos”, dar de comer a las gallinas, recoger el café cuando había cosecha, moler el maíz para las arepas, hacer hojaldres y buñuelos mientras esperaban la llegada

de algún forastero para ofrecer algo de agua panela y en los festivos esperar a los nietos que llegaban para contemplarlos como un paisaje, el paisaje de un amanecer renovado y nostálgico.

pero también el lugar soñado de un niño que se maravilla con la esencia del mundo, que es un paisaje donde pueda explorar tranquilo y caminar con confianza.

Ya en la finca “Las Margaritas”, la última de sus fincas, lograron vivir con tranquilidad y seguridad, seguían las fiestas en el pueblo y las celebraciones en navidad con la familia mientras la finca ofrecía en las noches un cielo estrellado, el lugar perfecto para un astrónomo,

Finca “Las Margaritas”, Belalcázar, Caldas.

(Derechos de Autor, Jessica Galvis, 2015)

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Tierra del Zipa

POR: PAULA ANDREA ARCILA JARAMILLO

En tus parques hay una pretensión de modernidad que no puede ser. La lentitud y la memoria aunque miradas de reojo son la lógica de la tierra de la sal. Los carros van despacio y dejan que los peatones crucen lento las avenidas. No hay andenes, solo bolardos que golpean las canillas de los descuidados. Al llegar a ti se siente el frío del cerro que cae sobre la sabana.

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Se erige pronto la estatua del Zipa Tisquesusa ofrendando a la montaña, lugar de pagamento para visionar el territorio Muisca. Su cuerpo musculoso, cabello largo, pies y manos adornados de brazaletes tallados con figuras de memoria antigua, las mismas de los sellos y husos de las mujeres hilanderas. Su corona de sol, una manta, un taparrabo sostenido por dos discos de oro

en los flancos de sus caderas, y el frío que baja por la montaña.

El Zipa mira fijamente la vasija de barro que lleva en sus manos estiradas, llena de sal vigua, virgen. El oro blanco.

“El Dorado, Bachué y Bochica, memoria que late en los nombres de algunos lugares de Cundinamarca...”

La escultura del Zipa labrada en bronce envejecido, como detenido en el tiempo desde su creación misma, es símbolo de una historia perdida en fragmentos, en rumores que se escuchan sobre Chiminigagua, El Dorado, Bachué y Bochica, memoria que late en los nombres de algunos lugares de Cundinamarca (comarca del cóndor, según su origen quéchua), que recuerdan cosmovisiones atenuadas por el cristianismo y catolicismo. Chía (Tierra de la luna), Iguaque, Anapoima, Noaima, facatativá, Cajicá (fortaleza de piedra), Bacatá o bogotá (límite de la labranza), bituima (nuestro

boquerón), Soacha (sol barón), Subachoque (frente de trabajo), Sesquilé (agua caliente), Zipaquirá (pie del cerro del Zipa).

Aunque en tu tierra habitaron distintos pueblos como los Panches y Sutagaos, —en constante conflicto con los Muiscas—, son los últimos a quienes más recordamos por su lengua, el muiscubum, la orfebrería y alfarería, algunas huellas de su pensamiento religioso, y por supuesto, la tradición salinera.

La comunidad Chiquicha era el punto central del comercio donde llegaban tus caminos de sal. En la Colonia los españoles continuaron explotando la riqueza del territorio con la fuerza de los nativos poseedores de la experiencia y sabiduría salinera. La sal hacía parte del tributo —junto con el aguardiente y el tabaco— que las capitulaciones comuneras lograron abolir el 8 de julio de 1781. — “Yo diría que con la sal de Zipaquirá fue bautizada la república”, dice forjada en una placa la frase de Lleras Camargo en tu calle, a razón de que la sal “financió las 21

campañas libertadoras de Nariño y Bolívar que llevaron a la independencia de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela”, dicen los historiadores. Así fue como nuestra gente fue liberada y a la vez esclavizada por la sal.

La tradición salinera Muisca desapareció con la llegada de los españoles y el método impuesto por Humboldt. Los muiscas tomaban el agua salada que emanaba de la tierra, la cocinaban en vasijas de barro hasta que se evaporaba el agua, luego quebraban los recipientes y extraían los panes de sal que luego truequeaban en el mercado y ofrendaban a sus dioses.

La estatua del Zipa Tisquesusa fue en tu suelo construida, al lado de la estación del ferrocarril, por Antonio frío, y hace parte de la gran obra “El sendero de los Zipas”, un camino de memoria por los hombres que gobernaron desde 1450 el territorio: Meicuchuca (1470), Saguanmachica (1470-1490), Nemequene (1490-1514) y Zaquesagipa (1538).

Dicen 22

algunos que la escultura costó algunos miles de millones de pesos de los cuales los gobernantes sacaron su propia tajada.

“Los que conocen las triquiñuelas de los poderosos no quieren la estatua del Zipa, sin embargo, allí está, bella e imponente, y ¿qué sería de ti sin su memoria? “

Los que conocen las triquiñuelas de los poderosos no quieren la estatua del Zipa, sin embargo, allí está, bella e imponente, y ¿qué sería de ti sin su memoria? Llegar a un pueblo de Colombia en donde es el Zipa quien se erige y no la estatua de Bolívar frente a la iglesia católica implica un cambio en la visión de ciudad.

Qué capítulos de la historia se trazan en tus calles, cuáles quieres reconocer y qué otros borrar, a cuáles les das mayor importancia, qué memoria de la tierra tienen los que te habitan:

¡Zipaquirá, territorio de Bacatá gobernado por el Zipa, hijo de la luna (chie)!

Un zipaquireño que camina la calle del tren dice al mirar la imponente escultura —“esa que usted ve ahí, costó mil millones”; pero nadie parece saber quién fue Tisquesusa, el último cacique de Bacatá que gobernó 24 años (1514-1538) hasta que su muerte dada por un soldado español le cedió el trono a Zaquesagipa, su hermano, cuando llegó Gonzalo Jiménez de Quesada. Mucho menos los viandantes se preguntan qué lleva el Zipa en sus manos estiradas hacia el cerro, ni qué significó la sal vigua, sal virgen que hoy con el proceso de industrialización subsiguiente al método de Humboldt y la producción desaforada no tiene el valor de los tiempos prehispánicos.

Me espera ahora el camino por

“Siento un cúmulo de historia bajo mis pies en la roca salina, me acerco a la catedral.”

La Catedral de Sal. Juego al turista que mira. Subo un cerro que comienza en el museo arqueológico donde se encuentran las piezas de 14 culturas prehispánicas. Siento un cúmulo de historia bajo mis pies en la roca salina, me acerco a la catedral. El oro blanco de los muiscas, la imposición colonial, el trabajo de miles de obreros criollos, el sudor de esclavos, los pasos de miles de turistas extranjeros vienen y se agolpan en mi cabeza. Entro, sus paredes muestran los primeros vestigios salinos como estalactitas, sal blanca y húmeda; luego, los socavones, cada uno una estación del viacrucis, estatuas de santos, y el olor de la sal húmeda que pica en los ojos. Trabajo de mineros que durante meses solo vieron la noche. Algo se pinta de un halo de hipocresía, la majestuosidad en el subsuelo, lo bello y lo sublime a costa del trabajo incansable en esta inmensa roca, a costa de los derrumbes, de la luz y de la vida. Adentro la representación, una vez más, del camino tortuoso de Jesús hacia la muerte.

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“Paso por túneles que fueron creados con laboriosidad hiriendo la tierra, no como lo hacían los muiscas” disfrazados de mal gusto). El viacrucis parece cada uno de los círculos del infierno de Dante —pienso—, donde los mineros como visitantes de otro mundo, en la oscuridad pagaron su pena. Paso por túneles que fueron creados con laboriosidad hiriendo la tierra, no como lo hacían los muiscas, esperando que el agua salada se asentara y se cocinara en el barro la salmuera. Hoy con el método de fracking podemos disfrutar de la sal refinada que esparcimos sobre nuestros alimentos, sin recordar que cada grano era oro.

Pocas tiendas a la salida de la catedral de sal venden bolsitas de una sustancia gruesa granulada, como una piedra, grisosa, que llaman sal vigua, lo más 24

parecido a la sal de los muiscas.

—“Mami esa sal es muy medicinal, hasta para el dolor de muela usted se pone un pedacito y se lo cura”, dice doña Ema.

Entre Líneas I

(En algún lugar entre los santos, aparece una simulación de la leyenda del dorado que usa como personajes maniquíes

Eduardo Pulido 25

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Apuntes al margen

Estamos hechos de olvido: Funes el memorioso y la ciencia de la percepción POR: DANIEL RAMÍREZ OROZCO

Hay una oración en Funes el memorioso que me resultó intrigante desde el primer momento en que la leí: “el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido” (Borges, 2014:882). Fuera de contexto no parece gran la gran cosa, pero, como es usual en los cuentos de Borges, un fragmento que resulta sencillo a simple vista puede contener grandes implicaciones filosóficas. En este caso la oración expresa una concepción sobre la percepción del presente que de hecho cobra bastante sentido a la luz de algunos estudios científicos realizados décadas después de la publicación del

cuento.

Es decir que probablemente estamos ante uno de esos casos en el que la intuición literaria se adelanta al descubrimiento científico.

La literatura y la ciencia son muy distintas, podría decirse que hablan idiomas diferentes.

Es a eso que se refieren los matemáticos Edward Kasner y James Newman (2007), autores de Matemáticas e imaginación (libro para el cuál Borges escribió una reseña y un prólogo), al decir que el lenguaje científico busca describir con una sola palabra “lo que el literato expresaría en media página”(24). A pesar de 27

“la ciencia ficción trata de dar apariencia científica a lo fantástico, al menos según el entendimiento de Ítalo Calvino”

esto, no es inusual que ambas terminen cruzándose.

Por ejemplo, la ciencia ficción trata de dar apariencia científica a lo fantástico, al menos según el entendimiento de Ítalo Calvino, quien en su libro de cuentos Las cosmicomicas hace lo opuesto: tratar de dar una apariencia fantástica a la ciencia.

Así mismo, la divulgación científica suele apoyarse en recursos literarios para poder comunicar ideas complejas al público no especializado.

El hecho de que la ciencia y la literatura sean diferentes no implica que se repelan o que no tengan nada que aportarse nada entre sí, Borges es una prueba de ello. Sus escritos no pueden catalogarse como 28

ciencia ficción ni tienen nada que ver con Las cosmicomicas de Calvino. Sus cuentos y poemas están más inclinados a la especulación filosófica que a la ciencia, y sin embargo, sus obras son de hecho bastante citadas por los científicos. Así lo indica el doctor en física Alberto Rojo: “en trabajos científicos de la Web of science hay más de 4000 citas de Borges; citas científicas, no literarias. Ahora hay como una fiebre de esto” (2017). El propio Rojo es autor de un libro titulado Borges y la física cuántica, y no es la única obra de este tipo: también está Borges y la matemática, de Guillermo Martínez; Borges y la ciencia, de Lucila Pagliai; Borges

y la memoria: un viaje por el cerebro humano, de Rodrigo

Quian Quiroga, y una enorme cantidad de artículos de temática similar disponibles en la red.

Varios autores coinciden en que esta popularidad tiene una explicación: que Borges piensa menos como un narrador y más como un matemático. De esto dan cuenta tanto Guillermo Martínez en Borges y

la matemática como Ernesto Sabato en su breve ensayo

“no es descabellado presumir que Borges haya planteado un concepto que años después encontraría apoyo en la ciencia...”

Geometrización de la novela. No profundizaré en ello porque lo que pretendo hasta ahora es mostrar que no es descabellado presumir que Borges haya planteado un concepto que años después encontraría apoyo en la ciencia sino que, por el contrario, ya es bastante común. Lo que voy a describir no es revolucionario, pero sin duda es interesante.

Funes el memorioso es un cuento publicado en 1944 dentro del libro Ficciones. El autor lo refiere en el prólogo como una metáfora del insomnio, dado que cuando no podía dormir se ensimismaba en largos recuerdos que lo llevaron a concebir la trama de un hombre que es incapaz de olvidar y es abrumado por la

vastedad de su memoria. A grandes rasgos, el cuento habla sobre Ireneo Funes, un hombre de Fray Bentos que tras caer de un caballo y quedar “tullido” adquiere una memoria tan increíble que le permite incluso aprender latín en una tarde y recordar cosas tan específicas como “las formas de las nubes australes del amanecer del 30 de abril de 1882”. El momento del accidente que lo dota de tal habilidad es descrito de la siguiente manera: “Al caer, perdió el conocimiento; cuando lo recobró, el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas y más triviales. (…)

Ahora su percepción y memoria eran infalibles”.

Lo que me resulta llamativo del fragmento anterior es que el golpe de la caída haya alterado al mismo tiempo su percepción y su memoria. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Teniendo en cuenta que la narración y el propio título resaltan ante todo la cualidad de “memorioso” de Funes, podría decirse que el autor considera que la mejora en la percepción es un aspecto 29

resultante de la impresionante memoria adquirida tras el accidente. Mi interpretación de hace unos años, cuando realicé las primeras lecturas de este cuento, era que estos pasajes expresaban la idea de que hay una suerte de desfase temporal entre la realidad y nuestra percepción.

“...nuestra memoria es tan desastrosa que hasta ese recuerdo instantáneo se nos presenta invadido por los agujeros del olvido”

rellenarlos con el material de la subjetividad. Es decir que en últimas no podríamos acceder al presente tal cual es y que de alguna manera vivimos en el pasado. Un poema titulado G.A Bürger, publicado en 1977, 33 años después de la aparición de

Funes el memorioso, confirma

que la interpretación aquí esbozada no se aleja de la concepción que Borges tenía del presente: “Sabía que el presente no es otra cosa Que una partícula fugaz del pasado Y que estamos hechos de olvido”

El presente es algo tan efímero que casi no existe, pasa tan rápido que no podemos seguirle el ritmo. Esto nos condena a vivir no el presente verdadero, sino en el recuerdo del pasado inmediato. El problema parecería ser que nuestra memoria es tan desastrosa que hasta ese recuerdo instantáneo se nos presenta invadido por los agujeros del olvido, razón por la cual nos vemos obligados a 30

El caso de Funes, sin embargo es diferente, pues su mente no admite el olvido ni de los más mínimos detalles, de manera que, si lo que percibimos no es más que un recuerdo, es normal que para el memorioso la visión del presente esté tan llena de detalles que resulte abrumadora: “nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes, todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra” .

“Todas estas ideas me parecieron alucinantes, una muestra del ingenio y erudición que tanto admiro en la obra de Borges.”

Todas estas ideas me parecieron alucinantes, una muestra del ingenio y erudición que tanto admiro en la obra de Borges. A pesar de ello, no veía en ellas más que un pensamiento poético, un buen ejercicio literario, pero nunca consideré que aportara algo a la comprensión de la realidad.

Esto cambió hace unos meses, cuando me topé con los conceptos de “efecto flash-lag” y “fenómeno phi”, entonces me pareció que lo planteado en Funes el memorioso podría tener sentido a la luz de la ciencia.

En el año 2000, los investigadores Eagleman y Sejnowski publicaron un artículo científico titulado

Motion

integration

postdiction in visual awareness, en el cuál pretendían dar una explicación al “efecto flash-lag”.

Este último es una ilusión visual que consiste en lo siguiente: imaginemos un video de un niño lanzando una pelota y en un punto de la trayectoria de esta aparece un flash circular en apenas un fotograma. Lo que se percibe es que cuando el fugaz circulo aparece, la pelota está un poco adelante de él, pero al verificar fotograma por fotograma se revela que en realidad el flash está en el mismo punto que la pelota, ocultándola durante el único fotograma en el que hace presencia. Esto quiere decir que realmente no pudimos haber visto la pelota y el flash al mismo tiempo, aunque eso sea lo que nuestra percepción nos presenta.

El “fenómeno phi” resulta más extraño y contraintuitivo que lo anterior. El filósofo de la ciencia Daniel Dennett (1995) lo enuncia de la siguiente manera en su libro La conciencia

explicada:

En el caso más simple, si dos pequeños focos,

and

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separados por no más de 4 grados de ángulo visual, se encienden por un breve espacio de tiempo en una rápida sucesión, parecerá como si un único punto luminoso se moviera hacia adelante y hacia atrás.

“El asunto se tornó más interesante con los experimentos que los psicólogos Kolers y Grünau realizaron en 1976.”

En otras palabras, cuando dos círculos muy cercanos situados en unos puntos A y B comienzan a aparecer y desaparecer alternadamente, el cerebro lo interpreta como un solo objeto que se mueve rápidamente de A a B. El asunto se tornó más interesante con los experimentos que los psicólogos Kolers y Grünau realizaron en 1976.

Ellos quisieron probar qué ocurría cuando los círculos parpadeantes eran de colores 32

diferentes. Supongamos que el círculo del punto A era azul y el del punto B era rojo. Lo que los investigadores encontraron fue que las personas seguían viendo un solo objeto moviéndose entre A y B, con la diferencia de que en esta ocasión percibieron que el circulo azul cambiaba a rojo a mitad de camino, antes de llegar al punto B. Esto resulta increíblemente extraño puesto que implica que las personas veían el color rojo antes de tiempo. El experimento se repitió varias veces cambiando los tonos de los círculos, pero el resultado siempre fue el mismo: el color del círculo en el punto B era percibido antes de que apareciera.

Es claro que el cerebro no tiene como predecir que el segundo círculo tendrá un color diferente, por tanto, la única explicación para este fenómeno es que la percepción consciente se genere de manera retrospectiva.

Esa es la conclusión a la que llegan Eagleman y Sejnowski en su estudio. Sus datos apuntan a que nuestro sistema visual no registra la realidad en directo

“Se demostró que la percepción de un evento puede verse afectada por los sucesos de los 80 milisegundos posteriores.” como si se tratara de una cámara de televisión, sino que, en lugar de eso, la percepción es retrasada mientras se realiza una integración de la información y se reconstruye el momento presenciado, por ponerlo de alguna manera. Se demostró que la percepción de un evento puede verse afectada por los sucesos de los 80 milisegundos posteriores. Esta es la razón por la que en el “efecto flash-lag” y en el “fenómeno phi” los a c o n t e c i m i e n t o s aparezcan ante nuestros ojos en un orden diferente al acontecido en la realidad objetiva. El presente está unos pasos delante de nuestra conciencia, apenas agarramos un distorsionado recuerdo.

No carece de sentido comparar esta integración de información

que realiza el cerebro para mostrarnos lo que tenemos alrededor en cada instante con la naturaleza de la memoria.

Por una parte, como ya se mencionó unos párrafos atrás, nuestro sistema de percepción no es como una cámara: lo que vemos no es una reproducción sino una reconstrucción. Con los recuerdos sucede lo mismo.

El psicólogo Daniel Simons explica que “no disponemos de un sistema de formación y almacenamiento de un registro preciso de lo que experimentamos” (2011).

Cuando recordamos, el hecho debe ser reconstruido por la mente, ello lleva a que muchos elementos se vean modificados y terminemos con una imagen errónea de lo que sucedió. Así pues, nuestra imagen del presente tiene una naturaleza algo similar a la de un recuerdo, tal y como se sugiere en Funes

el memorioso.

Hay que guardar las debidas proporciones, desde luego.

Quizá a lo largo del texto me haya tomado unas cuantas licencias retóricas que a un científico versado en el tema le parezcan inexactitudes. Un 33

neurólogo o psicólogo probablemente no diría que “estamos hechos de olvido”, pero desde una perspectiva literaria hay que admitir que es sorprendente que Borges, sin el propósito de hacer ciencia ni nada parecido, armado ante todo con su imaginación, haya concebido una historia cuyas implicaciones coincidan tan bien con lo que los científicos habrían de vislumbrar décadas después. Bien lo decía Einstein: “La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado y la imaginación circunda el mundo”.

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Artificios de la identidad: una mirada desde los objetos en El baile (2006) de Irène Némirovsky POR: ROSALÍA OSORIO

El brillo de una lámpara en el rostro de un hombre aunque tiene la intencionalidad de dar claridad a la imagen, puede confundir a quien mira con atención de imprevisto. ¿Qué sucede cuando la función de una cosa se transforma en aquello que no se tiene en mente? La familia Kampf podría dar cuenta de esto desde el tintineo de la araña de cristal de la sala de estudios hasta los pequeños timbres agudos del reloj en un salón vacío. Los objetos tienen una función que inevitablemente se asocian con las necesidades de quienes los usan, sin embargo, lo interesante se encuentra

cuando permiten inferir rasgos de la personalidad y –al tiempo acompasan con las circunstancias emocionales como es el caso de la señora Kampf- en el que las cosas (los objetos), desde esta perspectiva, la hacen la señora Kampf.

Un brazalete de diamantes en el brazo ponen en relieve un concepto de poder tomado desde el dinero, así como unas tarjetas con dragones chinos en bronce dorado muestran quiénes deben ser aceptados para tomar aquel brazo en saludo.

Todo esto surge de una idea única en la que la clase alta es aceptada y que contrasta con 35

“Los objetos son un referente de la representación del vacío, por ejemplo, de una persona que se mira a sí misma pero sólo encuentra ausencia…” las ojeras de una niña de catorce años que mira a su madre, pero no la reconoce. Los objetos son un referente de la representación del vacío, por ejemplo, de una persona que se mira a sí misma pero sólo encuentra ausencia –ese límite existente de la identidad cuando no se diferencia lo que se es, de lo que se quiere ser- y que finalmente guardan una estrecha relación con el ritmo de los personajes, es de este modo en que Antoinette gira el taburete frente al piano con desinterés y hastío mientras observa un jarrón amarillo que también está vacío por dentro.

En últimas, El baile de

Némirovsky (2006) es una de las novelas cortas más fascinantes de la Literatura Contemporánea.

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Lengua e inclusión: visibilizar a la mujer como “sujeta” política POR: MILENA HENAO

Vivimos en una sociedad en la que el conocimiento avanza a pasos agigantados.

La globalización y la tecnología han conllevado a cambiar muchas de las relaciones sociales tradicionales. Eso hace que inevitablemente la lengua se renueve de manera constante, porque el uso de la misma es renovado.

Por ello, nos encontramos, casi que a diario, con formas que resignifican nuestra visión de mundo. El qué apalabramos y el cómo apalabramos se están modificando continuamente con neologismos derivados de palabras, del acuñar de

sustantivos propios en comunes, de préstamos lingüísticos o incluso del uso errado. Esto hace más evidente que la lengua es un ser vivo que es transformado por sus hablantes.

En un contexto en el que mujeres han luchado por replantear las relaciones tradicionales a las que han sido sometidas por un sistema patriarcal, reivindicando el rol femenino, ha sido necesario resignificar la lengua para visibilizar esos nuevos roles a los que se enfrenta la mujer desde el siglo pasado. Muchos sustantivos sólo se empleaban 37

en el género masculino, más por cuestiones sociales que gramaticales¹. Ahora es más común hablar de juezas, obispas, árbitras, arquitectas, médicas, pilotas, lideresas, presidentas y hasta de sicarias.

a la necesidad de nombrar el presente no le alcanzaron las normas dictadas para el español hablado por los más cultos en España Esas formas conllevan a variar la norma, la cual es regulada, en el caso del español, por la Real Academia Española, institución que surgió hace tres siglos con el fin de mantener la unidad lingüística, que en un inicio fue elitista, conservadora, normativa y eurocentrista y que antes del boom de la información realizó pocas

1. De hecho, apenas iniciando este siglo las mujeres que egresamos de la Universidad Tecnológica de Pereira tuvimos el derecho a recibir nuestro diploma con la profesión en femenino, antes de eso eran licenciados o ingenieros.

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actualizaciones a la gramática, se ha visto en la obligación de pasar de lo prescriptivo a lo descriptivo, con una perspectiva panhispánica, porque a la velocidad y distancia de las comunicaciones y a la necesidad de nombrar el presente no le alcanzaron las normas dictadas para el español hablado por los más cultos en España.

Por eso la RAE se ha encargado de recoger las palabras que, como autoridad lingüística, considera que son usadas comúnmente y que no están en el Diccionario de la lengua española para nombrar al mundo actual, p a ra incorporarlas al inventario del léxico “legalizado” del español.

No obstante, muchas palabras que usamos cotidianamente no se han registrado en este diccionario, sin que ello les quite validez para comunicar.

Es común que cuando se normalizan esos conceptos empleados por los hablantes del “lenguaje ordinario”, muchos ponen el grito en el cielo, porque les resulta difícil adaptarse a los cambios ya que

“...aunque durante siglos para referirse a hombres y mujeres se empleaba el masculino como género no marcado” todo tiempo pasado les parece mejor. Y, especialmente, en lo que hace referencia a un lenguaje inclusivo², al cual minimizan con la feminización de oficios, cargos o profesiones, sin aceptar que, aunque durante siglos para referirse a hombres y mujeres se empleaba el masculino como género no marcado, según la norma impuesta por hombres, hoy en día, muchas mujeres ya no quieren estar detrás de ellos.

Darío Villanueva, director de la RAE, en entrevista realizada por El País, afirmaba que el problema es confundir la gramática con el machismo, y si

2. Cuando la RAE hace referencia al lenguaje inclusivo solo lo reduce al ámbito del género, aunque la inclusión abarca la lucha contra fenómenos como la discriminación étnica, física y cognitiva.

bien la lengua no es la machista, presentar alternativas a una lengua cuyas normas han sido escritas por hombres, es el medio que emplean quienes buscan equidad y no sólo de género.

Dentro de esos modos de nombrar lo femenino y lo masculino, son diversas las maneras que se han empleado para que el rol femenino quede explícito puesto que para ello no funciona el masculino como género no marcado, el cual defiende con vehemencia la RAE, la cual, a través de sus

“olvidando que es el uso el que determinará si es válido o no un lenguaje” académicos, se ha manifestado en contra del lenguaje inclusivo, defendiendo la tradicional norma, olvidando que es el uso el que determinará si es válido o no un lenguaje que no “esconda” a la mujer en lo masculino.

El desdoblamiento del lenguaje 39

“El símbolo arroba o de la letra equis son otras tendencias, muy criticadas porque no funcionan en la oralidad”

El símbolo arroba o de la letra equis son otras tendencias, muy criticadas porque no funcionan en la oralidad. ¿Cómo decir verbalmente niñ@s o todxs?

ha sido el más criticado, no sólo por la Institución. Los lingüistas³ más normativos que pragmáticos no aceptan este recurso que alarga discursos. Y si se tiene en cuenta que el principio fundamental de una lengua es la economía lingüística (decir mucho con pocas palabras) es comprensible su rechazo.

Además que ilógicamente usan primero el sustantivo masculino.

3. Desde que uso las gafas de la perspectiva de género, siento que el género marcado es insuficiente para señalar la presencia de lo femenino. En el caso del sustantivo plural lingüistas no me resulta evidente la presencia de las lingüistas. Pese a que la palabra termina en a, no se trata de género femenino, porque el sufijo es –ista para ambos géneros, para determinar si es uno u otro, se emplea el artículo. Por eso me parece interesante la propuesta de un género neutro, en vez de uno marcado.

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También se ha propuesto emplear sustantivos colectivos.

El problema: no siempre el sustantivo hace referencia a las personas (la niñez o la infancia son sustantivos abstractos que no se refieren a niñas y niños) y no siempre hay sustantivos para hacer referencia a lo femenino y a lo masculino.

Hay quienes han propuesto el femenino como género no marcado.

Quizá la tendencia más transgresora porque quiere ir en contravía de lo que durante siglos ha sido construido y aceptado socialmente.

Desde lo pragmático considero que cuando en un grupo participen más ellas que ellos, el género no marcado podría ser femenino. Al fin de cuentas ¿quién hace la norma?

Recientemente, se está usando (como criticando) un género neutro especificado por el

morfema –e.

Obviamente académicos y académicas no aceptan el uso de un “académiques” para especificar que se trata de ambos géneros y no únicamente del masculino.

Porque aunque la RAE defiende obstinadamente el género no marcado, reconoce que en ciertos contextos se hace necesario mencionar explícitamente lo femenino,

A la tristeza o el amor no les interesa si son sustantivos abstractos masculinos o femeninos. aunque eso signifique ir en contra de la economía lingüística. Otra falla que encuentro en esta, es que para emplearla es necesario diferenciar entre sustantivos y sujetos políticos. A la tristeza o el amor no les interesa si son sustantivos abstractos masculinos o femeninos. A la hembra de águila o de búho no las agobia ser nombradas con un sustantivo epiceno, el cual no permite su feminización.

Esto se debe a que solo son

sustantivos, políticos.

no

son

sujetos

Para concluir, quiero señalar que es probable que surjan otras propuestas para buscar inclusión desde la lengua y también será probable que sean rechazadas por los académicos y por quienes le temen al cambio. Lo que sí es cierto es que es urgente apostarle al lenguaje inclusivo.

Quizá sea la mejor manera de tener comunicaciones asertivas que nos lleven a convivir mejor en sociedad. Seguramente la RAE, lingüistas y acérrimos defensores de la gramática prescriptiva seguirán jugando a “prohibir” los modos transgresores para generar inclusión, pero mientras los hablantes sientan la necesidad de visibilizar la presencia de lo femenino, la gramática tendrá que ser flexible y admitir que el género no marcado sea reemplazado por uno neutro.

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Los espacios del alma y las apariencias del cuerpo POR: GUSTAVO OSORIO

Lo más curioso de la fachada de cualquier construcción es que nunca se parece a sus adentros. La relación que existe entre los objetos que decoran los interiores con esa de los que adornan los exteriores es difícil de distinguir. La única conexión entre la apariencia externa y la interna yace en las puertas y las ventanas, espacios mínimos que tras un solo paso o una sola mirada nos proyectan a otro lugar; y sin embargo, siempre guardamos en nosotros expectativas frente a lo que podríamos o no encontrar dentro de ellos.

Hemos aprendido a crear relaciones implícitas entre lo externo y lo interno, muchas de estas desarrolladas a la par con nuestro sentido estético, nos 42

fiamos de un sentido primario, un juicio que no es otro que el de relacionar lo bueno a lo bello y lo malo a lo feo. Idea heredada en gran medida de la lógica griega y después alimentada por la religión descendiente de Cristo.

“El legado transmitido por Platón aún es evidente, aunque guarda las dimensiones del cambio.”

El legado transmitido por Platón aún es evidente, aunque guarda las dimensiones del cambio. Las ideas de la proporción y la armonía como

características de lo bello, y en su contraparte como características de lo feo, habitan todas las esferas de nuestra vida. Son parte de un herencia social que nos ayuda a ejercer criterios sobre cada uno de nuestros sentidos, y la literatura como expresión de estos se ha acercado también a estás concepciones. En Dr. Jekyll y Mr. Hyde como en Memorias de subsuelo hay dos claros ejemplos de las relaciones entre apariencia y ser.

La noción de la oposición parece ser natural en nuestra manera de percibir el mundo, estamos acostumbrados a definir contrarios desde conceptos tangibles, como el blanco y el negro, a intangibles, como el amor y el odio. Quiero encaminar, entonces, esta idea que ya nos es familiar y llevarla hasta el Doppelgangers o “el doble que camina a tu lado”, lo significa primero reconocer un mundo por fuera de la persona, y segundo uno que constituye a la persona misma.

Por eso son importantes las

obras mencionadas con anterioridad, porque permiten ahondar sobre ambas nociones.

Se trata de reconocer las dualidades presentes por fuera de la persona misma y las dualidades de la personalidad para en concreto llegar a comprender que lo externo es gran medida metáfora de lo interno.

“Jekyll es un hombre alto y de rostro impecable, de ánimo alegre y la mayoría de las veces festivo” El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde es un libro conocido, pero vale la pena hacer énfasis en ciertos aspectos, recordar además que es esencialmente la historia un burgués con conocimientos en química que ejecuta un proceso de alquimia que deriva en dos seres que viven en oposición tanto por su físico como por su actuar. Jekyll es un hombre alto y de rostro impecable, de ánimo alegre y la mayoría de las veces festivo, mientras que Hyde es bajo, de piel rugosa, callado y poco 43

sociable. En cuanto Memorias de subsuelo su personaje principal es un ser en camino a ser huraño, aunque no osa admitirlo en totalidad, sufre de una gran decadencia por su condición económica y sus odios reprimidos derivados de las etiquetas sociales. Las relaciones entre los personajes de ambas obras por sí mismos no son dicientes, y muchas veces poco fáciles de discernir.

Sin embargo, una vez se hace una apertura sobre los espacios que habitan, si es posible hablar de similitudes marcadas.

“los juicios estéticos son heredados, y corresponden a nociones culturales” Ya había mencionado antes que los juicios estéticos son heredados, y corresponden a nociones culturales. En el caso de estas dos obras hay una influencia marcada de lo gótico y del realismo, así como del advenimiento industrial y las nuevas visiones de ciudad. La construcción de los entornos no olvida a la de los individuos.

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La plenitud de las relaciones de la ciudad y los personajes está en las correspondencias de sentido entre las descripciones de un hogar y la actitud de una mucama, el color de la fachada de un edificio y la apariencia de un dueño, las paredes mohosas y las ropas desgarradas, cada espacio habitable es también una expresión de un ser que le habita.

A pesar de que mi parecer no sea el de poner ideas en la mente de los autores, estas formas de asociación entre el desarrollo estructural de la ciudad y el de los personajes tiene obediencia con el sentido estético y moral de lo feo y lo bello. Por ejemplo, uno de los momentos célebres de Memorias del Subsuelo es el discurso sobre la decadencia humana el que se entrega una mujer por prostituirse. En este el personaje principal hace una asociación de la decadencia de la mujer y los lugares en los cuales se prostituye, entre más agotado y desgastado sea su semblante, peor serán las camas, las paredes y los clientes. Le explica a Lisa, prostituta con la cual se ha

acostado, que la belleza irá cediendo con el tiempo, así también llegarán las enfermedades, y la decadencia del cuerpo significará la de los lugares, pasará de casa en casa, todas peor que la anterior hasta llegar a la Plaza de Heno, lugar donde el día anterior han sacado una prostituta muerta por la sífilis y los golpes de los hombres.

Otro monólogo importante es el de Jekyll al final del libro de Robert Louis Stevenson, en este confiesa varias de las razones que le llevaron a la creación de Hyde y los sucesos subsecuentes a esto, uno de los cuales es la escogencia de un lugar para que su contraparte pudiera habitar la ciudad sin crear revuelo en su propio hogar. Soho fue el lugar seleccionado, una zona de la ciudad de Londres de no más de 2 kilómetros cuadrados que para la época era lugar para prostitutas y juegos de azar. No hace falta decir que la inmediaciones eran por tanto poco gratas, y la mayoría de las veces en el libro se describen como oscuras y poco agradables.

Pero este no es el único lugar en que Hyde es relegado a un espacio cuestionable. Al inicio del libro Utterson y Enfield tienen una discusión sobre la naturaleza de Hyde, entre las cuales resalta el hecho de que las únicas veces que lo han visto entrar o salir de un lugar haya sido por la puerta de la bodega (Cellar door) en el callejón.

“Por otra parte, en el libro de Dostoievski se puede notar que las vestimentas de los hombres están relacionadas de igual manera con los lugares que habitan.”

La contraparte de estas percepciones está, por ejemplo, en la casa de Jekyll, única de la cuadra que todavía conserva aires de gran lugar, mientras que las demás demuestran rasgos evidentes de decadencia. Por otra parte, en el libro de Dostoievski se puede notar que las vestimentas de 45

los hombres están relacionadas de igual manera con los lugares que habitan. Uno de los ejemplos más claros es la cena en honor a Zverkov, la preocupación principal del narrador no está en el precio de su participación, sino en que su ropa no devele la condición económica de la cual sufre. La etiqueta social nace a raíz de las nociones estéticas. Es claro de las relaciones de bien y mal no corresponden a la naturaleza del ser sino a la apariencia del mismo. Un crimen por tanto sólo puede ser cometido por un arrabalero o por alguien que en su semblante tenga “la firma del diablo” como le dice Utterson a Jekyll al hablar de Hyde.

concepto en su definición explícita no exista. Es decir, hay un “otro” que nos habita en la medida de que estamos permeados por la cultura de la cual hacemos parte, pero también lo hay cuando existe una presencia diferente a la nuestra que habita espacios y nos reconocemos de alguna manera en ellos, aún sin nuestra presencia.

Quizá no de manera explícita se pueda hablar de estas influencias como un Doppelganger, pero es mi parecer que son esas herencias culturales las que permiten deformar la realidad de esta manera y no de otra. En un sentido literal no son muestra del concepto alemán, hay que acudir a un sentido metafórico para hacer una asociación, pero esto no quiere decir que el

Esta idea de que hay algo o alguien que siempre nos está acechando no es única del libro de Stevenson, se puede encontrar en muchos otros como Frankenstein, El Vizconde

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“...se puede hacer perceptible la idea de un ser físico que angustia la presencia y la existencia de otro.”

Demediado, El hombre duplicado, William Wilson, El hombre que perdió su sombra, El inquilino o muchos otros libros de autores y épocas variadas. En todos, además, se puede hacer perceptible la idea

de un ser físico que angustia la presencia y la existencia de otro. Para Jekyll es Hyde, para el personaje de principal de Memorias del subsuelo son los muchos seres que pueden develar su condición de miseria, como lo hizo Liza al visitarlo. Su Doppelganger es diferente al de los demás, para él no es una sola persona la que le intranquiliza, son todos aquellos que pueden dotarse de superioridad ante él.

Lo cierto es que todo lector puede encontrar mucho más de lo aquí dicho, la estética del crimen, podría ser otro de los argumentos a explorar, y uno que también me ha llamado la atención en el caso de Hyde, puesto que no solo se trata de un asesinato sino de uno de especial brutalidad, comparado con el de un simio, quizá un intertexto con Asesinato en la Calle Morgue de Edgar Allan Poe, texto que se publicó 40 años antes; o podría ser una manera de justificar la naturaleza desenfrenada de la contraparte de Jekyll, algo que solo un ser de aspecto apócrifo pudiera hacer. También sería posible hablar del desarrollo

“...como lo bello y bueno está marcado por el progreso económico, y como lo feo y malo tiene una asociación directa con las condiciones de pobreza” industrial y como la ausencia de luz eléctrica deviene condiciones de terror. Son muchos los caminos que se pueden tomar para analizar o comentar una obra, a mi por el momento, me han interesado las relaciones estéticas que hay entre la arquitectura y los personajes, como lo bello y bueno está marcado por el progreso económico, y como lo feo y malo tiene una asociación directa con las condiciones de pobreza.

Es posible que este rasgo no pertenezca esencialmente a la industrialización, y que éstas relaciones se den solo en estos dos libros, aunque es dudoso y arriesgado asumirlo así. Sin embargo otros libros de la época no asocian de manera 47

tan directa estos aspectos, ni

Los miserables, Madame Bovary, Anna Karenina, Guerra y

“...pero siempre hay un ser habitado por otro que le angustia, y siempre hay lugares que son metáfora del cuerpo que los habita”

contrario, el lector se enfrente al libro de una manera diferente, y no pueda encontrar las relaciones que he hecho, lo que estaría además muy bien.

Lo que me dejaría en un gran problema, puesto a los ojos del otro mis argumentos no serían válidos, por eso, este ejercicio es a lo sumo mi lectura, mi puerta y ventana, mi lugar de encuentro con el libro.

de asociaciones estéticas, a lo sumo hacen lo contrario, exaltan el alma noble por sobre el dinero, o demuestran cómo el dinero no es condición de pureza.

Son demasiadas páginas por explorar, y muchos los encuentros y desencuentros con esta idea, pero siempre hay un ser habitado por otro que le angustia, y siempre hay lugares que son metáfora del cuerpo que los habita. Quizá en estos dos libros las relaciones entre la fachada y el interior de un hogar sean perceptibles, cumplan con las expectativas de quien los mira, que la puerta y la ventana solo sirvan como extensión de una condición ya anunciada; o suceda que, por el 48

Entre Líneas II

Paz o El monje hacen este tipo

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Lina Benjumea

Frankenstein, o la ciudad mutante

POR: CRISTHIAN DAVID TORRES DÍAZ

“La ciudad nos regaló un cielo neobarroco, y nosotros lo recibimos agradecidos”.

Mario Mendoza

La ciudad no consiste en una distribución de espacios rellenos de utilidades o funciones. El hombre no solo crea sitios para vivir, sino que le da sentido a sus construcciones. La arquitectura simbólica de la ciudad moviliza una gran energía social, o lucha por su resignificación.

La ciudad no es un objeto mitificado que opaque y suplante la realidad, así como tampoco las metáforas la explican completamente. Por el

contrario, es la concreción de mundos dispares que se mezclan y se funden en un espacio específico, donde se derivan los estigmas y los estereotipos con su realidad histórica y cotidiana.

Es por ello, que la ciudad se descubre en las relaciones de contacto, de creatividad y de innovación. Un espacio onírico, el lugar privilegiado donde se forjan valores que brindan una imagen de una realidad subterránea y marginal.

Las ciudades del siglo XIX se desarrollaron bajo la mirada del progreso, la promesa de un paisaje que da la bienvenida a los ciudadanos de a pie. Paris, como el ejemplo de la urbe moderna, la ciudad libertad, construida y re-construida en el sueño de artistas, literatos, 51

poetas, pordioseros, prostitutas e inmigrantes, sirvió como punto de encuentro de ciudadanos que buscaban un mejor futuro. Sin embargo, su influencia sirvió para que las ciudades del mundo, en especial las latinoamericanas, transgredieran la visión del vencido¹ y tomaran parte como ciudades polifónicas, ciudades múltiples que coexisten y dialogan entre sí.

Este escenario reactiva a la ciudad como eje literario, en el que suceden las historias noveladas, pero también sobreviene como objeto de la literatura que permite apreciar los fenómenos de la vida urbana.

Las obras de antes de los años setenta tenían un origen narrativo en la ciudad o en las

1. Relatos indígenas que presentan hechos acaecidos desde poco antes de la llegada de los españoles. Son historias y testimonios de los hechos, acciones y repercusiones de la Conquista Europea en tierras Americanas, y que se fundamentaron en el modo en que los habitantes Americanos vieron e interpretaron el cambio de su mundo.

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“Simultáneamente, las ciudades Modernas están ocupadas no sólo por el hombre sino por una serie de símbolos, tecnologías y medios de transporte que la llevan a deshumanizar a sus habitantes...“ que, desde ésta, el autor se planteaba algunas ambiciones intelectuales, como es el caso de José Asunción Silva y la ciudad que encuentra refugio en la luminosidad de la noche, y Osorio Lizarazo con su ciudad empobrecida, desnuda, hostil y cansada. Lizarazo por su parte, permitió entender a la ciudad bogotana a través de “Casa de Vecindad” como aquel que sufre el no reconocer su propio hogar.

Simultáneamente, las ciudades Modernas están ocupadas no sólo por el hombre sino por una serie de símbolos, tecnologías y medios de transporte que la llevan a

deshumanizar a sus habitantes y a resguardarse entre edificaciones, iconos, y grandes maquinarias. De este modo, las ciudades modernas son concebidas como una: “metáfora de la decadencia, la inmensa criatura nacida del hombre que terminó derrotándolo”.

El simbolismo de la ciudad concierne a la significación que no obedece solo al proceso de significado y significante, sino, a símbolos, léxico y contexto.

Barthes denomina dicho proceso como “la definición esencial de los significantes” en la que las correlaciones no se pueden encerrar nunca en una significación. Aludiendo, que la semiología nunca postula la existencia de un significante definitivo. Lo cual quiere decir que los significados son siempre significantes para otros.

Dicha discursividad que presenta la ciudad constituye un colectivo de numerosos "yoes" que la transitan, la piensan y la dialogan. Si aplicamos estas ideas a la ciudad, la interpretación

metafórica que se pueda dar al decir “el lenguaje de la ciudad” comprendería las características que comparte con la diversidad de lecturas en la ciudad, esto, sin tratar de fijar los significados, puesto que resultarían extremadamente imprecisos y mutables.

“hay que ir más allá de la metáfora para hablar del lenguaje de la ciudad” Barthes advierte además, que hay que ir más allá de la metáfora para hablar del lenguaje de la ciudad, donde no implique un léxico entre significado y significante como estructuras fijas. Al contrario: el lenguaje de la ciudad como una serie de lecturas superpuestas, donde se precise descifrar la ciudad del extranjero que va de paso y del habitante de calle que nunca ha dejado el barrio.

Y en ese sentido, las dinámicas de las ciudades se reconstruyen a partir de los restos y las huellas que dejan la experiencia del habitar, del narrar, del 53

imaginar y de los significados compartidos. La arqueología simbólica de la ciudad tiene como protagonistas a sujetos concretos que usan y se apropian del espacio urbano de manera diferencial y singular.

Evidentemente, la percepción de la ciudad, entonces, no se efectúa en la imagen que recoge el ojo sino en la reconstrucción que hace la memoria a partir de las sucesivas imágenes aglutinadas, es decir, la identidad propia del espacio. Esto último lo entendía muy bien José Saramago, al construir su modelo de ciudad como un espectro ciego a la que sus habitantes “han olvidado” o “dejado de ver”.

Incluso, la percepción de la ciudad tomada con el cuento de Jorge Luis Borges “Funes el memorioso” como organismo vivo, compuesta de nervios y tejidos que está condenada siempre recordar.

Rara vez se habla del espacio como personaje sorpresivo, como narrador que desborda cualquier límite y presupuesto.

Se diría que la ciudad es el 54

texto vivido donde hay “sujetos -objetos” vivientes (antropomórficos), en el que se percibe una estrecha relación entre el cuerpo y la letra. Sin embargo, la ciudad en manos del poeta ha experimentado la marginalidad, el ruido, el humo y la contaminación producto de la cultura de la producción.

“los lugares comunes de la ciudad contemporánea son también los verdaderos mitos”

Tan problemático resulta abordar los límites de la ciudad desde el punto de vista físico o geográfico, como hacerlo desde una perspectiva ideológica y simbólica.

No resultaría redundante decir que los lugares comunes de la ciudad contemporánea son también los verdaderos mitos, apéndices de la cultura del simulacro, que describieron desde Barthes a Guy Debord pasando por Baudrillard.

El escenario urbano va más allá de la nominación de calles y bares, como si la descripción de esas pequeñas geografías develara una ciudad en toda su complejidad. Además, en dicho espacio, transcurren micro historias de hombres y mujeres, de amor y violencia, de reencuentro y de migración que develan la profundidad y las subcapas que tiene la ciudad como escenario para el anonimato.

La ciudad es, por otra parte, un texto inacabado, un territorio cruzado con la invención, lo ficticio y la memoria. La ciudad es en sí un gran relato, tupida red de narraciones que se entrecruzan y se bifurcan en un hipertexto al que se vinculan infinitas historias y metáforas, siempre renovadas y distintas.

Esto último lo expone Jaime Rodríguez, filólogo colombiano, en “Hipertexto, literatura y ciudad” al decir que: La ciudad se recorre como sinécdoque (se p e r c i b e fragmentariamente), metonimia (siempre se

siente que falta algo) y metáfora (nunca la ciudad es la misma) de los conceptos de narrador omnisciente, equisciente y deficiente, tan populares entre los críticos literarios y los profesores de literatura.

Esto último, se vuelve interesante para aportes investigativos sobre la lectura de “texto y ciudad”, pero que en terrenos de comprender el cambio y la re-significación de las esferas de sentido que se presentan en la ciudad por el paso generacional y literario, quedarían relegados al cliché del cuál la literatura contemporánea está repleta, en su sinfín de personajes “escindidos” “transitorios” y “extranjeros” en sus propias ciudades.

Mario Mendoza, alude a “los neo-nómadas urbanos” como personajes vagabundos y callejeros como en el caso del cuento de Alan Poe “El hombre de la multitud”, donde el protagonista descubre que es posible andar por la ciudad sin 55

ningún objetivo definido; o como el protagonista narrador de la novela Fredy Téllez, “La ciudad Interior”, que desarrolla hasta sus últimas consecuencias la metáfora; “escribir es como caminar por la ciudad”; o, las “seis imágenes góticas” de Rodrigo Argüello y la gran red semiótica para presentar la existencia de individuos que recorren un espacio tan cuadriculado como la ciudad sin n i n gú n ob j e t i vo determinado, liberados de las referencias y ataduras cotidianas.

Los aportes de estos autores coexisten para cifrar la invisibilidad y el anonimato de los espacios de la ciudad como imágenes de un mundo que de forma colectiva, lenta e incesante, se van construyendo y volviendo a construir desde el éxodo de la inmigración y el desplazamiento.

Es por ello, que la urbanidad nutre y fortalece los imaginarios, facilitando narrar desde la perspectiva del autorpersonaje, que desenrolla la madeja de su imaginación y 56

luego entreteje el hilo del relato recomponiendo la imagen de la ciudad en un tapiz de ensoñación y evocación, entre mythos y logos que conciben la ficción en la urbe y la urbe en la ficción.

La ciudad es eminentemente literaria. El poeta ve la ciudad como un laberinto de espacios que encierran una trama oculta, azarosa, más allá de los cableados, las conducciones de agua, y el alcantarillado que le permite identificarse con el paisaje acorde con sus estados de ánimo.

Barthes apuntó aquello de “leer las ciudades” en 1971, avisando a los geógrafos sobre las

“En ella convergen los silencios y las soledades, protegidas por altas moles de concreto, además de lo espléndido y lo mísero, la quietud y el caos…”

necesidades de buscar en la tradición literaria los datos necesarios para comprender la ciudad. Pero antes de Barthes, la poesía y la literatura ya se habían encargado de leerla a su antojo. Algo semejante ocurre, cuando se hace la distinción entre la ciudad antigua y la ciudad moderna. La primera tenía su canto apologético a los héroes, a las murallas, a sus maravillas. Mientras que la ciudad moderna convoca a la intimidad, encierra al poeta a retratar de manera más nítida su angustia y sus terrores interiores. La ciudad moderna asume los aspectos laberínticos que arroja el mundo, heterogéneos, donde cada espacio proporciona un sentido diferente, en términos de Marc Augé “espacios infinitos”, es decir, el transeúnte se apropia de la calle al salir de su caverna de intimidad. En ella convergen los silencios y las soledades, protegidas por altas moles de concreto, además de lo espléndido y lo mísero, la quietud y el caos, en un anonimato donde cada autor relata proyectando lo esencial, lo privado y lo público en un universo cargado de sentido.

Por lo tanto, los escritores y poetas se valieron del pretexto de la ciudad para invadir los espacios monótonos, imaginar cualidades de lo que siempre ha estado allí sin ser observado, leer las sendas y los bordes, los tendederos de ropa, los postes de luz y los charcos de agua para evocar una realidad completamente distinta a la establecida por la sociedad.

De hecho, hay escritores que han logrado una simbiosis tan perfecta con su ciudad natal o imaginada, que ya no es posible mencionar a uno sin evocar inmediatamente al otro.

Es el caso de Martin Adán y Barranco, Borges y Buenos Aires, Baudelaire y París, Kafka y Praga, Pessoa y Lisboa, Unamuno y Salamanca, García Márquez y Macondo, que forman, en efecto, una pareja indisoluble, unida para siempre por obra y gracia de la literatura.

Estos escritores han jugado con el espacio, lo han poetizado, y han visto en él una forma de romper con la cotidianidad, de 57

transformar lo común en símbolo, en detectar que las edificaciones olvidadas y devoradas por el tiempo, los bares y las cafeterías, funcionan c o m o m ú l t i p l e s interpretaciones de un espacio que puede ser releído y reinterpretado como expresiones de la realidad simbolizante y simbolizada.

“La visibilidad de la ciudad depende, en gran medida, de la capacidad creadora y sensible del autor para escuchar lo que la ciudad le susurra…”

Así mismo, la corporeidad de una ciudad viva y profunda, sólo es perceptible para los ojos de la literatura y la poesía, desligados de los análisis laboriosos y estadísticos que buscan a través de la experimentación, llegar a una verdad absoluta. La visibilidad de la ciudad depende, en gran medida, de la capacidad creadora y sensible del autor para escuchar lo que la ciudad 58

le susurra mediante sus espacios, sus colores, olores, y la comunicación que se entreteje entre NarradorEscritor para denotar lo no designado, la realidad que carece de nombre y desborda símbolos, nocturnidad y belleza.

De esta manera, el espacio, sin matices y neutral, se ve desbordado por la subjetividad del lector que ritualiza el espacio, lo inunda y sofoca de creencias sociales, estereotipos, y escenarios en los que la espiritualidad se somete a la decadencia del hombre. No en vano, la modelación urbana la construyen los escritores, los novelistas y, desde luego, los poetas. Son ellos los que configuran, siglo tras siglo, el imaginario colectivo de las gentes.

Otros escritores han detallado la ciudad dejándola plasmada en leves o en pesadas imágenes simbólicas las cuales establecen el imaginario y la identidad de ciudadanos por largas generaciones. Tal es el caso de Roberto Arlt con “Aguafuertes porteñas”. Arlt, reflejaba la “otra

realidad” de Buenos Aires, de espacios marginales y populares, en una cultura híbrida que le dieron una nueva configuración social y urbana a los relatos latinoamericanos sobre la ciudad.

Asimismo, Guillermo Infante Cabrera y su “Abundante, ruidosa y negra Cuba” personificada como una mujer a lo largo de sus relatos, pero en especial en “Tres tristes tigres” en las que parece que el espacio deja de ser espacio y toma posición como personajenarrador. Este escritor tematizó los prototipos de ciudadanos surgidos de esa nueva ciudad H a ban e ra, o bs erv an do , decodificando y ante todo, recordando en su calidad de exiliado, que la estética urbana ya no gira alrededor de tres o cuatro centros estratégicos, sino, que se levanta por encima de los límites invisibles que marcan los edificios, calles, parques, puentes, carreteras y la actitud acelerada de quienes conviven en sus entrañas, engullidos por sus espacios.

Es por tal motivo, que más que

un tema, o un escenario, algunas ciudades son en sí mismas un género literario, un espacio simbólico sobre el que el autor proyecta su memoria y reescribe su propia vida, de tal manera que la topografía se hace autobiografía y se convierte en una especie de espejo.

La ciudad se descubre como un territorio antropomórfico y nómada, la ciudad como Frankenstein, concepto tomado de la obra de Mary Shelley para

“conglomerado de diversos seres, de retazos incompletos, como monstruo incomprendido” situar el espacio como un conglomerado de diversos seres, de retazos incompletos, como monstruo incomprendido y noctambulo habita en un mismo cuerpo.

En consecuencia con lo anterior, la literatura presenta a la “ciudad oculta”, es decir, una nueva sensibilidad del subsuelo, 59

un espacio onírico y subconsciente en espera de que un escritor la redescubra y la haga aflorar, con espacios cada vez más escindidos y disociados de la trama urbana, como enclaves de la exclusión social (barrios cerrados y asentamientos informales) y la participación de actores marginados (vendedores callejeros, inmigrantes, prostitutas, asesinos) que socavan en los límites de comprensión a los que la semiología no llega, pero que la literatura sí.

Carlos Augusto Jaramillo, en “Narrativas Urbanas” un texto valioso, de gran diversidad de voces que pretenden descifrar la verdadera cara de la ciudad, explica que: La ciudad tiene caras ocultas que se niegan a ser descubiertas, las mejores historias provienen de los secretos que se logran descubrir y no de las cosas que otros quieren mostrar. Esas son las historias que deberían poblar nuestros 60

periódicos, nuestras radios, los televisores.

Beatriz Zuluaga en “Los Sueños metálicos” hablaba de la ciudad como “fantasma de cabeza de hierro” y su soledad frente a los hombres deshumanizadores, algo que materializa Aquilino Villegas en un gran poema titulado “La voz de la tierra” registrando con nitidez la tensión c a m po - ci u d a d , confirmando la percepción que se tiene sobre la ciudad como narrador vivo: “Labrador, estás solo; reniega de tus hermanos Que pueblan las ciudades; Esos, esos no saben servirse de sus manos…

Es híspidos montones Se arrastran gemebundos, Tras sucias vanidades, Y el tedio como un cáncer hirviendo de gusanos, Roe sus asquerosos corazones”.

Entre Líneas III

Lina Benjumea 61

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Conticinio

Analfabeta -¡Papá! hay un papel con una nota debajo de la puerta.

-Déjela encima del comedor mijo, que mañana apenas bajemos al pueblo preguntamos qué dice. ¡Tienen esta noche para irse hijueputas!

Decía la nota ensangrentada.

Edgar Auntá

OVNIPUERTO En La Sierra Bermeja, Puerto Rico, se llevará a cabo la construcción del primer ovnipuerto de dicho país. Esta construcción está liderada por el ufólogo Reinaldo Ríos, quien considera a la instalación como una de las más necesarias, en vista de que él y sus compañeros del grupo Estación Universo (personas, supuestamente, contactadas por seres extraterrestres) necesitan de un lugar seguro en el cual sus amigos espaciales, no especiales, puedan dejar sus vehículos de transporte sin incomodar ni alarmar a nadie. El

ovnipuerto, dicen ellos, estará disponible las veinticuatro horas del día de lunes a sábado ya que, como afirman los miembros del grupo Estación Universo, “los nuevos visitantes deberán comprender que el domingo es, tradicionalmente, el día del Señor, razón por la cual nosotros y todo el equipo que trabaja en la instalación nos disponemos a ver la televisión de mañana a noche sin molestar a nadie, para que después no digan que estamos tan locos como para no respetar el día de nuestro Señor”.

Thanairy Álvarez 63

UNA DUDA A LA VEZ Hicimos el amor, hicimos el amor en medio de la tristeza Bukowski Para: Mateo Quintero.

- ¡Ja, ja, ja! ¿Es en serio?

- ¿Que si es en serio? Como si no se notara. Él dejó un suspiro quieto en los labios para pensar en la fatalidad de la fantasía, mientras repetía para sí mismo las palabras que lo habían cobijado la noche anterior: Follar para luego discutir, discutir solo para poder follar, y fallarle así a los intentos de la rutina.

- Es que tengo en las manos una forma de detenerte en el tiempo, dame un beso de cinco minutos y te haré el amor tres horas – dijo entusiasmado mientras miraba el reloj en su muñeca, buscando en los minutos la manera de llegar hasta la comisura de sus labios.

- Entonces... ¿Sí es en serio?

- ¡Mujer! ¿Cómo desacierto contigo? – en ese momento 64

una carcajada rompió el silencio. Una de esas risas que solo escuchan los niños cuando están asustados-.

Estás invocando prófugos de la muerte con tu actitud- le dijo sonriendo para espantarle el miedo.

- ¿Qué fue eso? – preguntó ella.

- No sé... Te juro que estamos solos. Necesitaba hablar algo contigo. Ven – le dijo extendiendo su mano.

- ¿Cómo que no sabes? ¿No escuchaste ese ruido? Se supone que esta es tu casa. ¿Cómo no vas a saber lo que pasa en tu casa?

- Te digo que no lo sé. Necesito hablar algo contigo, - Pues no pienso quedarme aquí, a no ser que investigues ese ruido.

- Cuando dos personas hacen el amor, los muertos se aglomeran a observarlos y recordar así el placer, ese placer que ya solo pertenece a los vivos.

Los demonios se masturban y las brujas se sientan desnudas en sus

escobas, acariciándose el clítoris con la madera.

- Pero si nosotros no... - dijo ella titubeando.

- ¡Ellos ya están aquí! ¿Les vas a negar ese placer?

- Lo que dices es espeluznante.

Además, mis... muertos... ¿Pretendes acaso que yo...?

- Cariño – le dijo sonriendo- a tus papás no los hicieron rezando.

- ¡Por Dios! Pues eso lo sé. ¿Qué cosas dices?

- Sí, eso debieron decir cuando te concebían: ¡por Dios! – dijo para morderse los labios y precipitarse sobre ella. La tomó con sus manos y apretó ambas caderas, presintiendo un tímido clítoris bajo su pantalón-. Te digo que necesito hablar contigo; bueno, con ella -dijo con perversa intención al poner la mano sobre la entrepierna de su acompañante, quien le miraba estupefacta. Él no alcanzaba a adivinar si su mirada era producto del miedo o de una leve excitación.

Escucharon otra carcajada y se asomaron derechos dos pezones bajo su blusa. Era el miedo lo que la excitaba. Qué mujer tan extraña, pensó, ¿y

quién podría estar en casa? Una duda a la vez, se dijo. Pasó su otra mano sobre los despiertos pezones y la besó ignorando sus gestos evasivos y sus falsos comentarios de prudencia, que interrumpía con la lengua de sus besos y los gemidos secos que brotaban de ella cuando con especial crueldad la mordía bajo su blusa.

- Es que no puede ser en seriodijo ella, al apartar un poco su cara de la de él.

- ¡Ash! – respondió él, mandándose una mano a la cabeza -. Quería que esto fuera distinto, de verdad. Pero todo lo has evitado con insistenciaentonces se desprendió de ella y abrió la puerta: ¡Corre! - le dijo.

- ¿Qué? Estás loco. Así no lo hubieras dicho, me habría ido.

Me haces venir hasta aquí. ¡Quién sabe con quién más estás! Me dices... ¿Y ahora esto? Él se acercó a la cocina, tomó un cuchillo y repitió: - ¡Corre!

- Sé que no me harás nada, pero me estás asustando.

- Pensé que eso te excitaba. No haremos que se aglomeren los muertos en vano. Si no quieres 65

darles un placer, yo les daré otro: ¡Corre! Quiero verte entre la excitación y el pánico.

Alcanzarás el orgasmo y la muerte al mismo tiempo.

- Entonces era en serio.

- Sí... Vamos, corre. La alfombra es nueva. Sus pasos, antes confusos con el sonar de los búhos, regresaban a casa. Con

los pies fríos y fangosos, se sentó en el sofá y dijo: - Sí, era en serio, de verdad te quiero, pero ya no tiene caso.

Supongo que iré a revisar quién se ríe de mí en el tejado – y volvió a decirse: una duda a la vez.

Hannis Vanessa Vaca

Los ojos celestes - Estas fueron las palabras de ella:

Todo acto realizado por el ser humano es justificado y/o aceptado, si la palabra amor aparece de por medio. Tal vez se utilice esa palabra como una excusa para justificar nuestros errores. ¿Acaso un ser divino no sacrificó a su único hijo por amor?

Bueno sus palabras de cuando aún tenía algo de cordura, antes de…

-¿Suicidarse?

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- Emmm, si, de suicidarse. ¿Podría contarme un poco al respecto?

-Siempre lo he admirado…

- ¿A quién?

- A mi hermano. Él ha sido un gran artista.

Desde muy pequeño demostró una gran habilidad con el pincel, debió verlo, siempre sonreía cuando pintaba y más cuando la pintura terminaba en su rostro.

Lo que nunca nos explicamos fue su fascinación por los ojos, solo pintaba ojos. Ojos de diferentes colores y tamaños.

Buscaba los ojos perfectos.

Bueno con el tiempo fue una obsesión, pero él…

- Por favor, limítese a responder mis preguntas. ¿Quién es Ángela?

- Es, bueno, era mi mejor amiga.

-¿Qué relación tenía con su hermano?

-No lo sé. Luis y Ángela siempre se gustaron, pero jamás se presentaron como novios. Eso ocasionó una serie de problemas…

- Por favor, limítese a responder.

Cuénteme de nuevo lo que pasó.

- Mi hermano me había dicho que por fin encontró los ojos celestes que había estado buscando durante tanto tiempo.

Obviamente me emocioné y quería ir lo antes posible a su casa para ver su nueva obra de arte. Cuando entré, escuché muchos gritos los cuales provenían del cuarto de mi hermano, subí de inmediato. Al entrar al cuarto, lo vi manchado de sangre y a Ángela al frente suyo. Creí que estaba llorando. Abracé a Ángela, sostuve su rostro y quería limpiarle las lágrimas de sus ojos, pero ¡no tenía ojos!

Cuando dirigí mi mirada hacia él, él, él los tenía. Sonrió y me dijo: sentí miedo, pensé que no le gustarían, pero le gustaron, dijo que se los pondría ahora mismo. Saltó por la ventana y se fue. Ángela se suicidó varios día después, pero él…

-Lo sabemos, y lo estamos buscando. ¿Sabe a quién se refería?

- No lo sé. Hace muchos meses que no hablamos, pero me alegro por él, está feliz.

El hombre se dirigió a la salida y con suavidad cerró la puerta.

-¿Cómo sigue?- preguntó uno de los psiquiatras.

- Bien, supongo. ¿Doctor, cuando mejorará?

- No lo sé. Pero seguiremos con el tratamiento. ¿Cómo reaccionó cuando escuchó el nombre?

-No presentó ningún cambio dijo mirando al suelo- sigue pensando que Ángela es su mejor amiga y que tiene un hermano.

- Hoy tampoco se lo dijo. ¿Cuándo lo piensa hacer?

-¿Cree que es fácil para mí, doctor? Es mi mujer, mierda, cómo supone que se lo pueda 67

decir con tanta naturalidad como usted propone.

-Lo sabemos… es duro… pero…

-No, ustedes no lo saben.

Cómo quieren que le diga a mi esposa que Luis era nuestro hijo, que murió a los 8 años, y que ella es Ángela. Los ojos que tiene en estos momentos son los ojos que le quitó a Luis.

La odio doctor, debería morirse. ¿No puede… simplemente matarla?

-¿Cómo me pide eso? ¡Es su esposa!

-Mi esposa murió junto con Luis.

-Por favor, Enrique, váyase.

Dejando al doctor, Enrique salió del hospital con los ojos húmedos de dolor y asco hacia sí mismo. Nadie, con una cordura moderadamente estable, se alegraría de ver a su esposa con ojos ajenos, pero él se alegraba y pensaba que le quedaban mejor a ella, Luis jamás supo apreciar esos ojos.

Piensa en las palabras que su esposa escribió en aquella carta, se repudia a sí mismo al

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descubrir que cada vez que la visita, entiende un poco más aquellas palabras. Pero sigue teniendo la misma incógnita: ¿amor hacia quién? Tal vez amor hacia sí misma o hacia él.

Tal vez la presionó demasiado en su última discusión, en la cual le recalcaba lo inútil que era por ser ciega.

Se siente enfermo, pero le da igual, si los labios de los cuales se enamoró siguen trazando sonrisas angelicales, le daba igual todo. Conseguiría más ojos, solo por verla sonreír.

Johans Gabet

Letras Letras finas, delicadas y enamoradas.

Escribirán un poema con trozos de ternura.

poemarios

Letras melancólicas, alegres, soñadoras. Danzan y vuelan muy Alto.

Letras que te buscan en cada cosa, en cada ser.

En el viento y en el mar.

Letras que inspiran palabras hasta alcanzar rimas de amor.

Te Recuerdo En la soledad de la noche en el silencio más triste en mis sueños más profundos.

Te recuerdo más allá del horizonte en la flor, en el viento, en el esplendor del universo.

Te recuerdo en tu música, tu melodía, en la inmensidad del cielo en el jardín y en todas las rosas te encuentro. ¡Te recuerdo!

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Laura Mónica Velásquez Hoyos

Ojos en la penumbra Para Hannys, esa melodía Me encuentro en este instante en la perplejidad esencial que constituye el enigma del tiempo.

Si el pasado es memoria y el futuro un juego de la imaginación, ¿en qué naufragio ontológico me encuentro ahora?

El recuerdo del empedrado camino recorrido me fatiga; el futuro, debido a mi fangosa incertidumbre, se torna desalentador.

No me place pensar, mas mi naturaleza me impide el cese de aquel acto.

Me centro en el presente abstracto y hallo mi consuelo: unos ojos en la penumbra me sustraen del hastío.

Unos besos alicorados me transportan en un puente de pájaros hacia el tenue espacio que habita Dios, donde el tiempo no es preocupación y la eternidad es amplia y dichosa.

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Oscuridad erótica Inmaculada te muestras en un rincón oscuro bajo la turbia noche que nos cierne en un instante de misterio.

Agolpado por la sensación de muerte que florece como una primavera negra Cuando la ventana se convierte en sombre, mi mano sondea los obstáculos, y el tacto, mas no la vista, abre paso a mi conciencia, y, como un perro guía, ayuda a desentrañar el laberinto de tu cuerpo.

Agitado espera la decisión del contacto: la suavidad de mis dedos que palpan el seno de amor, hirviendo en su perplejidad.

Mientras los labios se unen en su humedad alicorada, yo, henchido y ciego de éxtasis, acaricio el pezón que apunta y me esclarece el insondable enigma, como un faro reluciente a un náufrago dichoso.

Mateo Quintero Segura 71

En nuestros pueblos El miedo tiene nombre Se levanta diariamente Viste su uniforme mortuorio Lustra sus botas y macana Se acuartela silencioso esperando el llamado a la violencia Se vuelve cientos Y sus pasos militares se hacen oír a la distancia.

Se hace humo y lágrimas Y se tiñe de escarlata Y así vuelve el miedo a su casa Y antes de entrar limpia sus zapatos En un bonito tapete que dice: hogar, dulce hogar.

En nuestros pueblos La esperanza tiene nombres Se levanta de madrugada Usa alpargatas y tenis Se descalza.

Viste de colores abigarrada

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Y sale sin camisa La esperanza grita y se rebela Se hace miles Y danza cacofónica en la tierra Porque tiene hambre y sed en la Guajira Porque tiene frío y noche en la sábana.

En la calle el miedo y la esperanza se encuentran Se miran de frente y chocan.

Entre el humo y las macanas La esperanza siempre sale herida, pero el miedo se desvanece de a pocos.

Edgar Auntá 73

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