EL DESARROLLO DE LOS NUEVOS ENVASES ACTIVOS CON NATAMICINA PARA CONSERVAR ALIMENTOS
Desde hace diez años, las investigaciones sobre nuevos materiales de envase para alimentos se han focalizado en alargar la vida útíl y mantener la frescura del producto envasado durante el máximo de tiempo, y en encontrar nuevos materiales provenientes de fuentes alternativas a derivados del petróleo para minimizar el impacto ambiental de los envases.
Para alargar la vida útil de los alimentos desde su lugar de almacenamiento al de consumo final se han desarrollado los denominados envases activos, a los que se añaden sustancias antimicrobianas y antifúngicas, como la natamicina para impedir al máximo la contaminación del producto envasado, sobre todo para aquellos de mayor valor añadido o de menor vida útil.
Y por la parte de los envases de materiales alternativos, los materiales de origen orgánico, como el quitosano que deriva de la quitina, el segundo polisacárido más abundante en la naturaleza después de la celulosa, son los que mejores resultados parece que obtienen, además de materiales derivados de maíz, trigo y otros como la caseína, la proteína de la leche.
Parece que en lo que todos están de acuerdo es en que se obtienen los mejores resultados de la fusión de nuevos materiales con los aditivos naturales. Por ejemplo, para alargar el tiempo de almacenamiento de fresas silvestres se ha estudiado una cobertura de quitosano asociado con nisina, natamicina, granada y extracto de pepitas de uva.
Las ventajas de los materiales orgánicos para envases es que son mucho más rápidos en biodegradarse e incluso comestibles en forma de cubiertas invisibles que recubren cierto tipo de alimentos, así se aplica el quitosano ya mencionado antes.