La erudición flotante & la hybris

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maba “ El Anzuelo” , y allí íbamos a dar toda la collera, o nos poníamos a investigar todas las teorías económicas des­ de Adam Smith, pasando por Keynes, llegando hasta Mandel, y la onda era descubrir las contradicciones del Kons­ tantinov, que las había. Todo eso en el sótano de Derecho que era donde quedaba entonces la biblioteca de Economía. Bueno, cito todas estas cosas porque en ese clim a, secretamente, fui escribiendo los poemas que publiqué en mi primer libro En los extramuros del mundo. A ellos les debo en parte toda la onda temática, la onda romántica de los estudiantes provincianos que viven en pensiones oscu­ ras. Tal vez a Ud., Dr. Luchting ( o al amable lector), no le interesen estas cosas, pero con esta confesión construyo un contexto vital necesario para la inserción del texto, des­ de ese punto de vista. Una serie de hechos ( “ el azar de la historia” ) me pusieron en contacto con la gente de Hora Zero, al finalizar el verano de 1970. La cosa fue así: cerca de las 12 de la noche, en la sala “ Perú” de la Biblioteca Nacional, yo me encontraba leyendo Las Comarcas, de Juan Gonzalo Rose, cuando por un golpe del destino (y de mi intuición) me encontré después de tres años con mi viejo amigo José Mario que sacaba apuntes de la Guerra del Pa­ cífico para alguna tesis (él había abandonado la Villarreal, y en ese entonces se mantenía con lo que ganaba por re­ dactar toda clase de monografías y tesis para alumnos sin tiempo o desaprovechados). Nos sorprendimos, nos abraza­ mos, maravillados de nuestro destino, pero él se sorprendió más cuando descubrió que el libro que yo leía era poesía. Me preguntó qué relación le encontraba a la economía con la poesía, y si finalmente había decidido elegir el camino de la poesía: sí, sí, sí, compadre, sí, hay un deleite rilkea110 en esencializarse a través de la escritura. Escribir había sido siempre para m í un acto secreto, casi inconfesable. Ahora era la segunda vez que con un poco de rubor confia­ ba a alguien esto ( la primera se lo había dicho en un arran­ —

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