Orígenes

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- ¡No; no digas eso! Te pondrás bien, ya lo verás. ¡Una niña tan bonita como tú no puede morirse! Tienes que vivir - luego le tomó la mano. Ofelia, estaba complacida de mirar la reacción de su hijo. Y apreciaba que la vida la hubiera puesto en una situación así para que él valorara las oportunidades que tenía. - Bueno, debemos irnos - le dijo Ofelia a Ytznel. - No mamá, yo no quiero irme. Quiero quedarme a acompañar a Paloma. - Está bien - contestó Ofelia sorprendida - ya conoces el camino, disfruta de su compañía. - Bueno Paloma, me dio mucho gusto conocerte. Y ya verás que pronto la vida te sorprenderá. - Muchas gracias señora - replicó apenas pudiendo hablar. - Te dejo a mi hijo. Y no te preocupes; tus papás y yo nos conocemos de toda la vida. Dios te bendiga y te devuelva la salud Paloma - luego salió. Ytznel estaba embelesado con la belleza de Paloma y atento escuchaba su vida, mientras que a él el aburrimiento se le había escapado y había perdido la noción del tiempo. Los padres de Paloma tuvieron que interrumpirlos por las medicinas que debía tomar y porque ya era medianoche; había que dormir. Esa noche Ytznel no podía dormir, su corazón latía entusiasmado por el amor, y su cerebro no dejaba de dar vueltas pensando en cómo ayudarla. Luego se quedó dormido. Al día siguiente se levantó muy temprano; se bañó se

cambió y se dirigió a casa de Paloma, la mamá de Paloma lo recibió y lo llevó a la habitación de su hija, quien dormía. Ytznel apreciaba su belleza embelesado cuando de repente sintió un escalofrió recorrer su cuerpo, las cortinas se agitaron por el viento y los perros de las casas cercanas comenzaron a aullar. Luego, justo a lado de la cabecera de la cama de Paloma, apareció la misma persona que Ytznel había visto en imágenes y al reconocerla se asustó. Luego se levantó y tomó de la mano a Paloma. -¡No se la puede llevar! ¡Ella es muy joven! - ¡Eso no importa! Cuando la cita llega, solo hay que cumplirla. - ¡Pero no a ella! ¡Mejor lléveme a mí! - ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! A ti. ¿Para qué? Si tu alma está vacía, de seguro te la pasarás lamentándote por lo que no hiciste en este mundo, en cambio ella está agradecida con todo y lo único que quiere es descansar. ¡Tú en cambio! ¡Mejor ni te digo! - ¡De verdad, por favor! Mejor lléveme a mí. - Está bien, te acepto la oferta. - Pero con una condición a cambio replicó Ytznel. ¡Que le devuelva la salud a Paloma! - ¡Ese no es problema para mí! Después de todo a ella no le había llegado su hora. ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! - luego desapareció. Ytznel quedó asustado y confundido. Por

SEPTIEMBRE 2011 NABUART 15


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