Sin Maíz No Hay País

Page 100

102

sin maíz no hay país

CAPÍTULO DOS

la introducción de semillas mejoradas y el uso intenso de insumos químicos: fertilizantes para los suelos, herbicidas para controlar las malezas y plaguicidas para eliminar plagas y enfermedades (como el folidol contra el gusano cogollero del maíz). Inicialmente, estas técnicas se orientaron a los cultivos de riego para obtener altos rendimientos. El maíz se empezó a sembrar como cultivo intensivo con riego, sobre todo en Tamaulipas, el Bajío (Michoacán, Querétaro y Guanajuato) y los valles irrigados de Sonora, Sinaloa y Guerrero, o bajo temporal favorable en Jalisco y Veracruz. Pero algunas de esas prácticas, junto con los apoyos oficiales otorgados, se extendieron, principalmente a partir de la década de los sesenta, también a la milpa en tierras de temporal. Los fertilizantes, herbicidas y plaguicidas se difundieron durante los años setenta y ochenta en casi todos los sistemas de milpa de todas las regiones del país, hasta en los más recónditos sistemas de roza, tumba y quema. La política oficial le declaró la guerra a la milpa: los apoyos estaban condicionados a los paquetes tecnológicos que incluían semillas mejoradas, fertilizantes, herbicidas y demandaban monocultivo, en aras de un mayor rendimiento, sin considerar los efectos ambientales ni las tradiciones gastronómicas de cada región. Programas tristemente célebres, como el de tierras ociosas, se aplicaron en contra de las prácticas de año y vez, impulsando un cultivo continuo que empobreció las tierras y ni siquiera aumentó los rendimientos. La deforestación de las selvas para la introducción de monocultivos y ganadería fue apoyada por los sucesivos gobiernos hasta la época del presidente Salinas. El resultado inmediato fue un aumento notable de los rendimientos, pero que con el tiempo empezaron a menguar. De acuerdo con las cifras oficiales, los rendimientos promedio de grano fueron mayores bajo riego (3.2 ton/ha) que en tierras de temporal (1.63 ton/ha), pero se quedaron muy por debajo del potencial. En Estados Unidos, por ejemplo, se logran 15 o más ton/ha. En algunos sistemas tradicionales que operan bajo condiciones de humedad (como las chinampas o el marceño) pueden cosecharse cinco o más toneladas por hectárea. En las cifras de rendimientos oficiales, además, sólo se toma en cuenta el grano, pues no entran en la contabilidad la extracción de elotes y las otras partes de la planta que se usan sobre todo en zonas de temporal, como la espiga, las hojas verdes, el tallo, etc. Tampoco se contabilizan los rendimientos de otras plantas que se cultivan en asociación en muchas milpas de temporal, como el frijol, la calabaza, los chiles, los quelites… ¿Cómo comparar el rendimiento de una hectárea de monocultivo de maíz con los múltiples aprovechamientos de una hectárea de milpa?


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.