Código Vida. Edición Nº61

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18 HOMENAJE

JUNIO DE 2013

H O M E N A J E Kakenya Ntaiya Una niña que exigió educación

¿

Te has detenido a pensar en la oportunidad que constituye tener acceso a la educación? Hay lugares donde ni siquiera es posible plantearse esa posibilidad. Algo así ocurre en Kenia (África), un país pobre donde las mujeres no tienen casi derechos. En esa sociedad nació Kakenya Ntaiya, una joven que decidió un futuro distinto, no sólo para ella, sino también para las mujeres de su comunidad. Para miles de familias en Kenia, siete vacas son más valiosas que una niña. Esas vacas -una dote nupcial típica en la cultura masai- resultan tan tentadoras que la mayoría de los padres en las zonas rurales deciden que la educación de sus hijas termina y su vida de matrimonio empieza a los 13 años. Tradicionalmente, este evento es precedido por la circuncisión genital femenina, una mutilación que sigue siendo un misterio para las niñas, hasta el momento en que se realiza. Cuando Ntaiya tenía cinco años, sus padres anunciaron su compromiso matrimonial con un vecino de seis años de edad, y todo lo que debía hacer desde ese momento era prepararse para ser la mujer perfecta a la edad de 12 años. Su día comenzaba a las 5 de la mañana, ordeñando las vacas, cocinando para sus hermanos, recolectando agua y leña. “Como mi madre era mujer, todo en mi familia pertenecía a mi padre. Pero cuando fui a la escuela, tuve un sueño. Quería convertirme en maestra.” Ntaiya negoció con su padre que

de graduarse, trabajó en la ONU, pero tenía presente el llanto de las niñas y sabía que debía hacer algo. Volvió a la aldea cumpliendo su promesa de ayudar, y las mujeres del lugar vieron la necesidad de crear “una escuela para niñas", porque nunca había habido la posiblidad de una. Las personas de la aldea donaron el terreno y actualmente 125 niñas jamás serán mutiladas.

sólo se circuncidaría si se le permitiera terminar la enseñanza secundaria, después de la circunsición. Le dijo: "Voy a pasar por esta ceremonia sólo si me dejas volver a la escuela". Si ella huía, su padre quedaría estigmatizado entre las otras familias, así que aceptó su petición. A Ntaiya se le practicó sin anestesia, con un cuchillo viejo y oxidado, la eliminación del clítoris. Su sueño se llevó a cabo, después de su graduación, envió una solicitud y fue aceptada en la Randolph-Macon Woman's College, en Lynchburg, Virginia. Y nuevamente, cuando los hombres de la aldea se enteraron de que una mujer tenía la oportunidad de ir a la universidad, todos dijeron que

era una pérdida de oportunidad para un hombre. Ntaiya decidió hablar con el jefe de la aldea quien finalmente convencido y la respaldó para que pudiera ir con la condición de ayudarles cuando volviera. Cuando llegó a Estados Unidos descubrió muchas cosas. La ceremonia que atravesó cuando tenía 13 años se llama mutilación genital femenina y es anticonstitucional en Kenia. Aprendió que no debía cambiar ninguna parte de su cuerpo para obtener una educación y que no debía ser abusada sólo por ser mujer. Cada vez que ella volvía, veía que las hijas de sus vecinos se estaban casando, las estaban mutilando. Luego

TODO EL MUNDO NECESITA AUMENTAR SU FE

L

a fe puede volver a escribir su futuro. “Lo único que se interpone entre un hombre y lo que quiere de la vida a menudo es simplemente la voluntad de tratar de hacerlo y la fe de creer que es posible” Richard De Vos. La fe es como una linterna, no importa lo oscura que parezcan ser las cosas, le va a ayudar a encontrar lo que busca.

“Todo mañana tiene dos asas, nosotros podemos tomar el asa de la ansiedad, o podemos tomar el asa de la fe”. Southeran Baptist Brotherhood Journal. El lamentarse mira hacia atrás; la preocupación mira alrededor; la fe mira hacia arriba. Los grandes líderes casi siempre son personas de gran fe. Dios tiene

algo para el hombre que pide con fe. Su vida se va a agrandar o achicar en proporción a su fe. Piense como un hombre de acción y actúe como un hombre de fe. La oración es pedir que llueva; la fe es llevar un paraguas. Para ser una persona de logros, primero tiene que ser una de fe. John Maxwell

Ntaiya está completando su doctorado en educación en los EE.UU. y dirige la escuela para niñas que ha puesto en marcha en su ciudad natal. La Academia de Ntaiya para Niñas (Kakenya Center for Excellence) se encuentra en un marcado contraste con otras escuelas rurales locales, donde las aulas están desbordadas con 70 niños por profesor. La asistencia es obligatoria hasta el sexto año, pero en una cultura que considera la educación de las niñas como una mala inversión, ya que la mayoría se casarán a los 13 años, los profesores se centran en los niños. No es sorprendente que las niñas sean tímidas en la sala, con miedo de competir, levantar la mano o buscar ayuda. Muchas repiten año tras año, se dan por vencidas, y abandonan los estudios. Kenia tiene exámenes nacionales para todos los estudiantes de octavo grado. Aquellos que tengan una mejor calificación ganan la entrada a las escuelas secundarias superiores, mejorando aún más sus posibilidades de cupos limitados

en las universidades. Junto con el fomento del rigor académico, su escuela estimula las habilidades de liderazgo. “Después de unos meses aquí, se convierten en personas completamente diferentes”, observa Ntaiya. “En ese entorno, las chicas lideran, toman decisiones, hablan, y ganan confianza. Son inteligentes y prósperas. Ellas sólo necesitan una oportunidad”. Un curso de salud da a las niñas la información sobre las circuncisión, las consecuencias de las relaciones sexuales y los embarazos precoces, el VIH / SIDA y sus derechos personales. La escuela ya ha intervenido – con ayuda de las autoridades- para evitar una circuncisión a petición de una estudiante de cuarto año. Ntaiya ha proporcionado becas para las niñas que viven en extrema pobreza y alto riesgo del matrimonio infantil. Hoy en día se centra en completar las aulas y la construcción de dormitorios para que las estudiantes de aldeas distantes pueden ir a la escuela. “Muévanse, porque mientras cambien el mundo, cambien su comunidad, creemos que estamos impactando a una niña, una familia, una aldea, un país a la vez. Si Uds. lo hacen, y yo lo hago, ¿acaso no estaremos creando un mejor futuro para nuestros hijos, para sus hijos, para sus nietos? edition.cnn.com / ted.com / ted.com


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