En una conversación con una amiga residente en la ciudad condal, me explicó que ella no concebía la ciudad sin gente pidiendo o durmiendo en las calles. La sociedad ha perdido todo tipo de empatía, viendo la necesidad o el dolor ajeno como algo cotidiano e incluso necesario. En su esfuerzo por no participar emocionalmente en las vidas que nos rodea, se ha deshumanizado por completo a esas personas, convirtiéndolos en poco más que mobiliario urbano. La situación económica actual, sumada a una grave crisis de valores por parte de un gran sector de la sociedad ha agravado ésta situación, donde muchas personas pierden sus casa y se obligados a recurrir a la calle como medio de subsistencia. Ésta intervención pretende escenificar esa situación, colocando a personas desempeñando literalmente esa función. Personas convertidas en objetos, y que permanecen impasibles al mundo.
Escultura a la mendiga. Ésta mendiga apareció una mañana sentada a la entrada de una iglesia en la ciudad de Barcelona, no se conoce autor y fué colocado sin consentimiento ni previo aviso, pero este molde de escultura es respetado por los vecinos y turistas que pasan por allí. Como si formara parte de lo sagrado, como si la mendiga estuviera adosada a las paredes de la iglesia.