Baldomer Gili Roig y la fotografía

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como hemos visto, la mayoría de las veces que una publicación o revista publicaba una imagen suya se trataba de una fotografía tomada por él con las mismas intenciones publicitarias59. Finalmente, justo es decir que muchas de estas imágenes del pintor constituyen hoy en día un rico testimonio no sólo de su trayectoria, sino de todo el ambiente artístico de una época, puesto que permiten adentrarse en todas las interioridades del taller del pintor (núm. cat. 29) o en espacios emblemáticos de la vida cultural barcelonesa, como la ya citada Sala Parés (núm. cat. 32), el Real Círculo Artístico (núm. cat. 55) o el Palacio de Bellas Artes (núm. cat. 31)60. La afición a la fotografía La noche del 16 de junio de 1909 se estrenaba en el Teatro Apolo de Barcelona La Canción de la Ninfa, un “capricho cómico-lírico en un acto y dos cuadros” que había escrito el mismo Baldomer Gili Roig61. Esta comedia lírica, muy al estilo de los hermanos Quintero, es un ejemplo claro de su polifacética personalidad, así como de sus dotes como dramaturgo, disciplina artística por la que ya de muy pequeño reconocía su inclinación y que dio lugar a numerosas composiciones, la mayoría de ellas inéditas y que se conservan en su archivo personal62. Después de leer la obra, escrita con un irónico sentido del humor propio de su alegre carácter, cualquiera puede darse cuenta de que La Canción de la Ninfa está llena de referencias autobiográficas o, cuando menos, que refleja muy bien su universo particular. Baste decir que el protagonista de la opereta es un pintor rico, Darío Blanco, que en el primer acto aparece en su estudio, y en el segundo se desplaza a pintar a una playa de un pueblo de la costa guipuzcoana. Es evidente que se suele escribir sobre aquello que mejor se conoce y los escenarios y situaciones de la obra mantienen evidentes puntos de contacto con la vida del artista: el mismo perfil de pintor, el trasfondo del taller del artista, los viajes a Hondarribia para practicar la pintura a plen air... Si nos fijamos en el segundo cuadro, varios personajes entran y salen del marítimo escenario mientras el pintor intenta pintar un retrato de un viejo lobo de mar. Serapio, un burgués barrigón conocido del pintor y su joven

Como en el caso del reportaje que le dedicó la revista Blanco y Negro (núm. 1732) del 20/07/1924, donde aparece el pintor en el jardín de su estudio de Barcelona, su modelo y la tela pintada.

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60 En este sentido, en el archivo se conserva una serie de retratos que bajo la etiqueta “Amigos y conocidos” incluía algunos retratos de amigos artistas de Gili Roig que todavía falta identificar. 61 La obra se estrenó y publicó con el pseudónimo de Emilio Roig y música de Pedro E. de Ferrán. ROIG, E. La Canción de la Ninfa. Barcelona: Librería Española, 1909.

“[...] siento comenzó de manifestar aquellas aficiones al Arte de Talía, reveladas en mi infancia paralelamente a las pictóricas fueron sin duda mal sofocadas, pues en el transcurso de mi existencia y en distintas ocasiones han hecho acto de presencia, siendo mi distracción favorita organizar compañias de aficionados, construir teatritos, escribir i representar farsas [...]”. Baldomero Gili Roig. Datos biográficos, pág. 4. En relación con esta actividad teatral, hay que señalar que ha aparecido toda una serie de fotografías en el archivo que estaban agrupadas bajo la denominación “teatro”, las cuales, a manera de cuadros vivos (tableaux vivants), parecen descomponer la acción de algunas obras dramáticas, desconocemos si del mismo Gili Roig, en varias tomas fotográficas. Estas fotografías tienen una puesta en escena muy similar a sus apuntes fotográficos relacionados con la ilustración, muchas veces están protagonizadas por el mismo artista y son tomadas todas desde el interior del estudio del pintor.

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