MIGUEL BURGOA VIDELA. Invenciones modernas.

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La importancia adjudicada a los envíos del SNBA, con su media de dos trabajos por certamen, parecía insumirle gran parte de su tiempo, con la toma de apuntes al aire libre y la recreación de sus invenciones en el taller. Los concursos de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, repetían trabajos ya vistos en el SNBA. En su última muestra en 1934, a ocho años de la segunda de la AAA, mostró sólo dieciocho piezas. Los viajes a Europa en 1931 y a Brasil en 1932, pudieron ser condicionantes de baja o nula producción. Recién en 1933 las cosas parecieron normalizarse. Concretamente lo que aumenta el volumen de su producción son las tablas y telas de 15 x 20, universo imposible de cuantificar. Se trató de un mundo privado que él mantuvo en parte alejado de la mirada pública. La división entre el artista de los Salones y el pintor viviendo en la naturaleza que encontraba en la ciudad, lo mantiene inexplicable y difícil de interrogar en los lugares habituales utilizados para sus colegas.

Formación y carrera pública Entre 1914 y 1919 –o, entre 1912 y 1916 según el diccionario biográfico de Kraft- Burgoa viajó a Europa. En Madrid estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La experiencia no fue muy buena. En 1938 en una entrevista, le confesaba a José León Pagano que se había formado solo: “Tuve como única guía la naturaleza, sus formas, su expresión, su misterio”.11 Las lecciones en el taller de Manuel Villegas en la Academia parecen no haber tenido consecuencias. Sin embargo, su estadía madrileña lo puso en contacto con trabajos de artistas locales que le sirvieron para el armado del modelo de representación que luego él fue perfeccionando y haciendo propio. Puede pensarse en los paisajes de Mallorca de Joaquín Sunyer, como el del Museo de Arte Moderno de Barcelona, así como en las vistas de la campiña de Joaquín Mir con sus explosiones de color en pinceladas fragmentadas, por ejemplo, en su Huerto o La vaca y la encina del Museo de Arte Moderno de Madrid, con sus verdes, amarillos y rojos entre flores silvestres y la encina acompañada por una tupida arboleda, o El arroyo del MNBA. La mayor cercanía aparece con el catalán Sebastián Juñer Vidal, miembro de la bohemia de Els Quatre Gats de Barcelona. Su Cala verda muestra el mismo mundo de ensueño de algunos de los parques del argentino. La mezcla de colores, la atención puesta en la vegetación, la atmósfera azulada envolviendo el paisaje, son todos elementos compartidos.12 Otro artista que parece clave para el argentino fue Darío de Regoyos, muerto en 1913, reconocido en círculos de ciudades tan diversas como Barcelona, Bruselas, París, Bilbao, Madrid. Dedicado en especial al paisaje, las vistas de la naturaleza se multiplican en el pintor desde sus inicios. Interesado por los campos de cultivos y caminos rurales alrededor de las ciudades y por las representaciones urbanas de edificios, calles, mercados y plazas, su estilo, resultado de un cruce entre local y francés, dio origen a obras de mezcla que se entienden dentro del modernismo singular español. Sobre su última etapa guarda múltiples relaciones con las obras del argentino realizadas en su etapa central de producción. Regoyos parece haber sido otro de los referentes que Burgoa incorporó a su caja de herramientas para una memoria futura, cuando en su porvenir él mismo fue transformándose en un artista moderno.13 Los contactos con sus pinturas pudieron ser fluidos tanto en París como en Madrid, Regoyos a su muerte era un figura de renombrada trayectoria con presencia en galerías y colecciones en España, Bélgica, París y Alemania.14 11   José León Pagano. El Arte de los Argentinos. Buenos Aires, Edición del autor, 1938, Tomo II, p. 305. 12   Véase imágenes en J. F. Rafols. Modernismo y modernistas. Barcelona, Editorial Destino, 1949; Jorge Larco. La pintura española Moderna y Contemporánea. Madrid, Ediciones Castilla, 1964, tomos II y III. 13   Darío de Regoyos fue un pintor que gozó del privilegio de pertenecer a algunas de las colecciones más influyentes en el medio porteño. Figuras tan dispares como Alfredo González Garaño y Andrés Garmendia Uranga tuvieron óleos de su autoría.

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14   Para consultar cuerpo de obras de Regoyos véase Darío de Regoyos 1857-1913. La aventura impresionista, catálogo, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid, 2014.


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