Es posible leer en este trabajo una interpretación del artista acerca del concepto de la Historia. Pero esa interpretación es visual, y Noé logra mostrar el cuerpo de la historia, una corporalidad que no elude las heridas, los tajos, el caos, el torbellino
y la espiral como figuras de su propio devenir. Así, encontramos que las obras, lejos de brindar alguna respuesta tranquilizadora, en verdad nos interrogan, generan problemáticas fundamentales sobre nuestras formas de pensar y percibirnos como
sujetos de esa historia. Incluso Noé asocia ese aparente caos a los procesos sociales
que son considerados en ebullición, y a los que algunos intentan frenar imponiendo
un orden, ignorando que el proceso vital mismo requiere de una constante transformación.
Al ser interpelados por las obras, deberíamos abrirnos a la posibilidad de ese fluir permanente, a su movimiento perpetuo, a un cúmulo de preguntas.
¿Estamos tratando de entender qué es el caos porque no podemos definir qué es el
orden?