Benjamín Franklin Rawson. Historias, costumbres y retratos.

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do uso del color por Rawson. Las clasificaciones de los géneros pictóricos ubican a la representación de los sectores populares en el costumbrismo, aunque como en este caso se observe la precisión fisonomista del retrato. La principal innovación de Rawson es en las llamadas pinturas de costumbres, que ocuparon los últimos años del artista. La más conocida de ellas es La cometa, donde Rawson marca la percepción que poseía de las actitudes infantiles. Solamente se equipara la escena de vida doméstica a Patio porteño de Pueyrredón, pero sin duda la obra de Rawson es superior plásticamente, con los tres trenzados en lucha, mientras otros remontan la cometa, que da el título a la obra, y la robusta señora da una reprimenda al niño travieso. Si en la pintura de historia había logrado dominar la expresión dramática en los rostros necesaria para la consolidación de un discurso político, ahora logra cambiar el registro para expresar lo pasajero, lo circunstancial de la vida. Un artista que había aspirado a la consagración de la pintura de historia, sin percibir que la adquisición de estos vastos lienzos era sólo posible desde la institución del museo nacional que, aún, no se había conformado, comprendió que al finalizar la guerra civil se abría el paso para la representación de lo doméstico. Una escena de costumbres tiene también una veta humorística: una joven apaga la vela, con la sonrisa cómplice de un niño, a un viejo que está leyendo el periódico La Tribuna, el plano rebatido de la mesa, con su paño verde, captura la mirada con los objetos aislados y las sombras: el estuche, el costurero, el candelabro, el libro. Otra, de actual paradero desconocido, es un joven sacando una partícula del ojo a una muchacha, que Trostiné relaciona con los grabados populares ingleses54. Si Ignacio Manzoni había potenciado el gusto por la pintura de costumbres, en su caso a la manera flamenca, la relevancia de Rawson es que resuelve “nacionalizar” el género. La culminación de la pintura de género de Rawson son dos obras complementarias: El enfermito y Madre e hijo. La primera conocida desde el pionero artículo de Fernán Félix de Amador y elogiada como una cumbre de la pintura de costumbres por Trostiné55, responden con más certeza a la denominada pintura de género. Son escenas de ternura que relatan una pequeña historia al mirarlas reunidas, más cuando se ha querido ver en estas dos obras un retrato de Paz Mendieta y de su hijo, muerto en la niñez. Tienen, tal vez, la condensación simbólica de su vida. Así, al finalizar, encontramos al mejor Rawson, aquel que puede utilizar sus conocimientos adquiridos en composición y colorido para representar un fragmento de la vida sencilla, aislado de una historia que continuaba con sus turbulencias. Benjamín Franklin Rawson falleció en su casa de Flores, pueblo de las afueras de la ciudad Buenos Aires, víctima de la epidemia de fiebre amarilla de 1871.

54 Trostiné, op. cit, p. 46. 55 Fernán Félix Amador, “El pintor Benjamín Franklin Rawson” en La Prensa, 9 de julio de 1939. Trostiné, ibídem. 37


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