El mapa del cruce de los Andes. Iconografía e historiografía. Catalina Valdés Historiadora del arte
Si me desvalijo un poco del maldito correo, voy a remitirle un pequeño croquis de la cordillera y sus caminos. San Martín a Tomás Guido, 14 de junio de 1818.
Bartolomé Mitre Plano del Paso de los Andes (detalle) en Historia de San Martín y de la emancipación americana. Buenos Aires: Félix Lajoaune editor, 1890. Segunda edición corregida; tomo I, lam. VII. Biblioteca Nacional de Chile, Santiago.
Si nos propusiéramos hacer una lista iconográfica del Paso del Ejército libertador de San Martín por la Cordillera de los Andes ordenada de modo cronológico, las primeras imágenes debieran ser los mapas que trazó a fines de 1816 el oficial José Antonio Álvarez Condarco (Tucumán 1780 - Santiago 1855) con el objeto de fijar los detalles de los pasos cordilleranos que conectaban Mendoza y Santiago, respondiendo con ello a una orden del general José de San Martín (Yapeyú 1778 - Boulogne-sur-Mer 1850), líder del ejército revolucionario que se aprestaba a combatir a las fuerzas del imperio español que aún dominaban la Capitanía General de Chile. Los historiadores que han relatado la misión de Álvarez Condarco –con mayor o menor talento para introducir anécdotas vivificantes-, destacan una condición de particular interés para pensar dichas imágenes: los croquis fueron trazados una vez hubo finalizado la travesía, valiéndose su autor nada más que de su memoria visual. “Sin hacer ningún apunte, pero sin olvidarse de una piedra”, fue la orden de San Martín, según el relato de Bartolomé Mitre1, a sabiendas del riesgo que corría su plan –y la vida del dibujante- en caso que este fuera descubierto por soldados del bando español portando croquis de los pasos cordilleranos. Los mapas debían registrar los pasos habilitados entre las sucesivas cadenas de montañas, el estado de los caminos, las fuentes de agua, los ríos y los despeñaderos, las postas y guardias; debían ser dibujos trazados a partir de la experiencia de haber recorrido los lugares, valiéndose de las herramientas que disponía este ingeniero especializado en explosivos y armamentos y secretario personal de San Martín; “Era precisamente la memoria local la gran facultad de Álvarez Condarco como ingeniero: San Martín lo notó con su gran penetración en sus excursiones por la cordillera, y con su habilidad para aplicar las cualidades de cada hombre, había llegado el momento de utilizarla.”2 Esta condición de mapa mental y croquis efímero hace imposible incluir esta imagen en la lista iconográfica del Paso de los Andes, sin embargo, es posible hacerlo de forma indirecta, recuperando un mapa producido hacia finales del siglo que, de alguna manera, contiene los dos croquis mencionados. Se trata de una cromolitografía incluida por el mismo Mitre en el referido libro, como parte del capítulo XIII “El paso de los Andes. Año 1817” (lámina n. VII del libro): “He tenido ocasión de consultar todos los inéditos concernientes a las campañas de San Martín. Entre ellos, señalaremos el croquis trazado a pluma que llevó Soler en su pasaje por los Patos; el itinerario de Las Heras por Uspallata […]”3 Dos escalas de la historia se encuentran en este punto: la historia patria compuesta por Mitre se apropia de aquella efímera memoria de lugar, fijando la experiencia del pasado en un relato que busca recrearla y convertirla en gesta. El historiador contaba con los documentos (literalmente, puesto que los poseía)4 y reveló las fuentes de la lámina con la que ilustra el capítulo. Al hacerlo, es como si se trasladara al lugar de los hechos en un viaje en el tiempo de más de setenta años. Narración y síntesis se conjugan en esta imagen, que a su vez compendia dos modos de representación: el plano y el paisaje. A esto se suma la descripción escrita. ¿Cómo es el lugar que construye Mitre con estos elementos? 77